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05/11/2021

Aquel Museo de Cera o Museo Enrique Alarcón de Barcelona...

 

Fachada del museo. Fuente: Wikipedia

Volviendo otra vez a Barcelona, ya me disculparán los que no lo sean, tengo que hablar de una pérdida, no se asusten, no es humana, pero casi como si lo fuera. Y es que hace más o menos un año se renovó el Museo de Cera de dicha ciudad, aquel que el gran escenógrafo del cine español Enrique Alarcón montó en 1973 tras descubrir el edificio que lo alberga con aquel callejón al que supo ver un cierto aire misterioso con una placeta octogonal poco frecuente. Tal edificio de Elies Rogent era la antigua sede del Banco de Barcelona y filial del Crédito y Docks, forma parte del Patrimonio Arquitectónico Nacional y está catalogado como edificio de Interés Histórico-Artístico.

Alarcón contaba con 56 años cuando empezó esta aventura y ya contaba con una gran carrera, Rafael Gil le contrató para su Huella de luz y obtuvo el primer premio nacional de Cinematografía del Sindicato Nacional del Espectáculo a los mejores decorados, distinción que conseguiría en 14 ocasiones.

Enrique Alarcón. Fuente: Premios Goya
Trabajó con gran parte de los directores del cine español : Bardem, Berlanga, Neville, Ferreri, Forqué,
Saura, Nieves Conde, Rovira Beleta,  Orduña, Lucia, Ardavín, etc. Su gran talento le lleva a ser contratado por Samuel Bronston para Rey de Reyes y El Cid. Asimismo, también trabaja en otras películas internacionales como aquel fallido Cervantes de Vincent Sherman donde lo mejor, sin duda, era su decoración. Buñuel también se fija en él para Tristana y Ese oscuro objeto del deseo.

Entre sus aportes curiosos encontramos que cuando Rafael Gil le llama para La calle sin sol, este reconstruyó calles enteras del barrio chino barcelonés, así como en La guerra de Dios, que construyó todo un pueblo

Ese Museo de Cera de Barcelona tenia algo especial, no solo era ver figuras, sino fijarse en cómo las había situado, le daba un ambiente de realidad sin necesidad de que ninguna de estas te diera un susto como sucede con otros museos. Uno entraba y subía por aquella escalinata de mármol de Carrara, ahí dábamos con la "Sala del recital" donde Andrés Segovia, Pau Casals o José Iturbe nos obsequiaban con sus notas en aquella sala tapizada aun con la seda original entre pinturas murales, sillas isabelinas y un techo de madera policromada.

Luego uno iba paseando por las distintas salas y aparte de observar, recreaba esos tiempos, Don Quijote y Sancho Panza con la música de Falla del Retablo de Maese Pedro nos envolvían en una atmósfera que una vez acabada, servidor esperaba que volviera a encenderse para gozar de ella.

Excelente era también la sala principal con ese conjunto de arcos de acero remachado, ahí se reunían nobles, personajes públicos, reyes, plebeyos, el Enrique VIII que se exponía era como el símbolo del museo, siempre aparecía como logotipo. En los lados teníamos esas reuniones de intelectuales que parecía que estaban hablando, su colocación originaba ese efecto. Después teníamos un original "Salón del Tinell" que con una astuta utilización de espejos parecía el doble de grande.

Una sala del terror con efectos y con combinaciones de luz espléndidamente harmoniosos nos hacía pasar un mal rato, ahí veíamos a María Antonieta en la guillotina, a Chessman esperando en la cámara de gas, a Juana de Arco a punto de ser devorada por las llamas o a Séneca después de que le dieran cicuta.

Con el paso del tiempo, algunos con razón criticaron que el Museo de Cera no incorporase figuras nuevas, pero la falta de cultura reinante en este país echaba en falta más que nada una, la de Messi, ya daba igual todo lo demás, si no estaba el astro argentino, toda aquella escenografía era tiempo perdido. Aquel museo no se renovaba desde hacía tiempo, pero conservaba la esencia del creador.

Sin embargo, a pesar de esto, tenía su público e incondicionales, no es que fuera de los más vistos actualmente de la ciudad como el Picasso o el MNAC, pero si emblemático para los que hemos vivido ahí, aparte de ser como un viaje en el tiempo y los cinéfilos lo concebíamos como un homenaje a Enrique Alarcón. Llegó a tener hasta 200.000 visitantes, ahora se contaban con 80.000, cifra que no era despreciable

Tras unos problemas económicos en el 2019, la sociedad "Advance Leisure Services" se hizo cargo del museo y captó a varios socios entre ellos Toni Cruz, ex de la Trinca, que es el director creativo del espacio. Se invirtieron seis mil millones de euros y se renovó todo el edificio, el 4 de diciembre pasado volvía a abrir sus puertas. Este lo define como un museo del siglo XXI con interactividad, recreación de las escenografías de los personajes y alguna sorpresa. Ha incorporado a nuevos huéspedes como Leonardo Di Caprio, Rosalía y claro está, Messi. Entre sus declaraciones hay una que sorprende pues dice que el objetivo es contribuir a la recuperación de la Rambla.

Ángel Díaz, director del negocio declaró: “volverá a atraer al público barcelonés, como ocurría en los 70 y ayudará a que la Rambla vuelva a ser el lugar de ocio para barceloneses que era antes”

Desde estas líneas no puedo opinar qué me parece el nuevo museo, fui para visitarlo pero tras ver los precios a uno se le fueron las ganas: 22€, eso sí, me reiteró quien me atendió en la taquilla que si la compraba on line me costaba 20 tras afearle que antes el museo ofrecía descuentos a parados, jubilados, gente con discapacidad, estudiantes, etc. Algún descuento tiene, pero la verdad es que son de dudoso gusto, a la gente mayor solo les descuentan 3€, a la gente con discapacidad nada, salvo que uno vaya con silla de ruedas ya que especifican que no puede ver todo el espacio, en fin, lamentable,

Con esta política de precios, la verdad es que me negué a entrar y más sabiendo que aquel museo de Enrique Alarcón ya no sería igual. Ya digo que nada tengo en contra de cómo son las nuevas figuras, porque entre otras cosas no he podido visitarlo. Pero que por favor, no digan que esto recupera La Rambla a la gente de Barcelona. Si querían que la gente volviera, todos aquellos que hemos estado visitando el museo nos podrían haber hecho un descuento e incluso invitarnos para que viéramos el cambio, pero ante la deshumanización general que está afectando esta Barcelona tan acogedora en su día, lo mismo ni se les ha pasado.

Así que no me cabe otra cosa que lamentar la pérdida de aquel museo donde el maestro Alarcón nos enseñaba el arte de la escenografía, en sus películas podremos seguir deleitándonos con sus trabajos. Espero que el nuevo Museo de Cera funcione, pero para ello hay que poner en práctica las teorías y ser humanos, no vale ahí ser de cera.


25/03/2021

El Rey de Reyes de Ray

 


 

Tiempo de Semana Santa y la excusa perfecta para la revisión de algún que otro título de los llamados péplums bíblicos y entre ellos los de la vida de Jesús, películas que por otra parte son interesantes cualquier día del año. Entre todos, uno que cada vez que lo veo gana y ese  es Rey de Reyes de Nicholas Ray. A veces me da la sensación de quedarme solo con la elección, generalmente la crítica acoge el de Pasolini con pasión y acostumbra a subvalorar los demás, tampoco la Iglesia Católica parece gustarle mucho, para el responsable del Departamento de cine del Arzobispado de Barcelona, Mn. Peio Sánchez, la película de Ray es limitada, aunque peor es la valoración que le da a La historia más grande jamás contada de George Stevens que la califica de mala en el análisis que hace de Jesucristo en el cine en este enlace  

En un principio la superproducción de Samuel Bronston estaba pensada para, ni más ni menos,  John Ford, de ahí pasó a John Farrow que la titularía La espada y la cruz y planeaba solo usar las palabras de la Biblia, el guion resultaba imposible de filmar y ya no se supo más de él. Al final fue a parar a Nicholas Ray que al contrario de los directores mencionados no profesaba, al menos abiértamente, una religión, aunque sí se sabe que su padre era un católico que se había pasado al luteranismo.

 Pensó en varios actores para el papel de Cristo, un no muy conocido para el gran público Keith Mitchell parecía ser la primera opción, pero al no convencer a los productores se pensó en Christopher Plummer, Peter Cushing o hasta en Max Von Sydow que luego lo encarnaría en la de George Stevens. Por consejo de John Ford al final eligió a Jeffrey Hunter que ya había trabajado con Nicholas Ray en La verdadera historia de Jesse James, el actor tenía unos profundos ojos azules y esa mirada era la que quería el director mostrar en primeros planos. 

Antes de continuar conviene aclarar que Jesús en el cine salvo alguna excepción como la película muda que dirigió Cecil B. DeMille con idéntico título y alguna otra, no se le mostraba el rostro ya que se pensaba que podría ofender que fuese retratado y repercutoera negativamente en el filme, por ejemplo en Ben-Hur lo vemos de espaldas o mostrando la mano, o bien lejos para que no se vea. El tabú se rompe aquí y naturalmente hubo reacciones en contra, veían en Hunter una cara muy joven, incluso a la película en plan irónico  se la conocía como “Yo fui un Jesús adolescente” en referencia a toda esa saga de películas que mostraban a monstruos de la Universal en la época de tener bastantes granos. Sin embargo estas mentes más bien cerradas no tenían en cuenta que Hunter cuando empezó a  interpretarlo tenía 33 años ¿Les suena la edad? Pues sí, la misma de cuando Jesucristo fue crucificado, por tanto la polémica resultaba estéril. Hunter, por otra parte, se tomó el papel muy en serio, no quiso que saliera nada de su vida privada mientras durara el rodaje y llevó una nariz de masilla falsa, aparte de afeitarse todo el pecho.

   

Bronston no quería ninguna polémica que pudiese estorbar la reputación del filme y llevó el guion ni más ni menos que al Papa Juan XXIII el cual lo aprobó. También se quiso asegurar que no hubiera polémica con la comunidad judía  y se eliminaba toda alusión en que pudieran parecer los más malos de la película, algo que la censura española echó en falta en sus informes.

Ray decía que no quería hacer una epopeya, sino una crónica que diera la impresión de verse por primera vez. Ray tenía en cuenta presentar a Cristo también como un rebelde en clara consonancia con los personajes de sus películas e intentar relacionarlo con el mundo actual,  el del hombre que se debate entre la contemplación y la acción y la profundización en ideas sobre el inconformismo, la libertad y la violencia. La tarea no era fácil, pero por ello encargó a Philip Yordan un guion hábil que lo conseguía, jugaba con la comparación entre Jesús y Barrabás, el primero como defensor de la paz y el segundo de la violencia contra la opresión y aplicar una teoría de que Judas no lo traicionó por dinero, sino por provocar una reacción y que pasara al lado violento. 

Ray Bradbury escribió la narración y Diego Fabri, quien fue secretario del Centro Católico Cinematográfico supervisaba los textos en relación con las Sagradas Escrituras. Fabri tenía buena reputación, había acabado de colaborar con Rossellini en El General de la Rovere. La adaptación de la versión española corrió a cargo de Enrique Llovet, quien seguiría colaborando con Bronston.

Muchos recuerdan la película por la presencia de Carmen Sevilla como María Magdalena, su relación con Ray fue excelente según se cuenta, se aprendió de memoria los diálogos en inglés y su voz no fue doblada en la versión original, ella misma fue a Hollywood a doblarse, aunque curiosamente en la versión doblada, María Luisa Solá le puso la voz. La interpretación suya no pasó desapercibida y la revista francesa "Cinemonde" le dedicó una portada. 

   

En el reparto encontrábamos muchos actores españoles, desde Conrado San Martín (Pompeyo), Gerard Tichy (José), Antonio Mayans (Juan), José Nieto (Gaspar), Rubén Rojo (Mateo), Félix de Pomés (José de Arimatea), Luis Prendes (Dimas, el buen ladrón), Rafael Luis Calvo (Simón de Cirene), Fernando Sancho (hombre endemoniado), Paco Morán (hombre ciego). También podíamos ver a Frank Braña, Cris Huerta o al mismísimo Paul Naschy si nos fijamos bien, incluso Fernando Rey interpretó el personaje de Abdul, pero el montaje final eliminó su presencia.

   
                                                  Paco Morán

Entre los nombres internacionales destacan Robert Ryan en el papel de Juan el Bautista, Harry Guardiano como Barrabás o Rip Torn como Judas. Personalmente siempre me ha llamado la atención la actriz que hace de Virgen María, una semidesconocida Siobhan McKenna que construye un personaje con mucha calidez humana y que siente una profunda inquietud por lo que va a suceder. Creo que de todas las actrices que han hecho este papel, ella es la que la captó mejor, ya sea por el guion, por sus dotes interpretativas o la dirección de Ray

El presupuesto se fue desbordando mientras se rodaba y Bronston necesitó más ayuda financiera, la MGM se interesó por la película, aunque exigió algunos cambios, más escenas de lucha que no fueron dirigidas por Ray sino por Charles Walters y el control del montaje final, asimismo se cambió el cartel, el cual recuerda al de Ben-Hur. De todas maneras, no se puede decir que en el resultado final no se notase la mano de Ray, escenas como el prólogo de la entrada de Pompeyo en Jerusalén, la muerte de Herodes, el sermón de la montaña, la última cena o la crucifixión llevan su sello, aparte del cromatismo tan recurrente en sus obras, ahí vemos la tonalidad roja de los romanos en contraste con la blanca

   

Volviendo al sermón de la montaña, el operador Manuel Berenguer se encargó de atar entre los olivos cables para que fueran pasando las cámaras, el travelling ya es una de las escenas más famosas de la historia. Los decorados corrieron a cargo del gran Enrique Alarcón, inolvidable el diseño de la mesa de la última cena. Entre los ayudantes de dirección estaba José López Rodero quien dirigió la secuencia de los monos en 2001, una odisea del espacio.

   

La película se rodó en lo que hasta hace poco eran los Estudios Buñuel en Madrid (Avenida de Burgos 7) y hoy son pisos de lujo (sic) debido a que TVE que los había utilizado desde el 88 y puso tal nombre decidió venderlos en el 2015. En su momento fueron los estudios más grandes de Europa, primero se llamaron Sevilla Films, Chamartín y luego Bronston al comprarlos el productor y rodar todas sus superproducciones. Es aquí donde se contruyó el templo de Salomón y todo el decorado que vemos, para los exteriores se utilizó la zona de La Pedriza en las afueras de la capital, el río Alberche pasó a ser el río Jordán 

Y claro está, no podímos olvidarnos de la partitura del gran Miklos Rozsa en la que resalta los aspectos místicos y no tanto en las marchas, para más de un crítico es su mejor obra. Como he dicho al principio, la crítica no fue muy justa, Bronston que estaba preparando El Cid y había contratado a Mario Nascimbene para la música lo despidió y volvió a contratar a Rozsa pues leía que en casi todas ponía que solo se salvaba la composición del maestro húngaro

 

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...