Esta semana volvemos a los centenarios
y lo hacemos con alguien que casi los cumple en vida, se trata de Shahnourh Varinag Aznavourián Baghdasarian, más conocido por Charles Aznavour, cantante, compositor, actor, director,
diplomático y poeta francés de origen armenio nacido un 22 de mayo de 1924 en Saint-Germain-des-Prés,
(París, Francia). Tuvo el apodo de “El embajador de la chanson”, en la película
que traigo hoy no cantaba (de hecho en el cine poco lo ha hecho), pero sí tocaba el piano, se trata de Disparensobre el
pianista de 1960, el segundo largometraje de François Truffaut y de los menos
conocidos.
Fuente: Amazon
Ahí interpretaba a Charlie Kohler, antiguamente un gran concertista que trabaja ahora como pianista en un cabaret. Se las ha arreglado para ocultar a todos y mantener en secreto su misterioso pasado, pero, inesperadamente, aparece uno de sus hermanos pidiéndole ayuda. Truffaut como varios de los miembros de la "Nouvelle Vague" admiraba el cine negro estadounidense y quiso rendir homenaje a este, para ello adaptó una novela de David Goodis Down There, tal autor había sido llevado al cine varias veces, quizá la más conocida fue La senda tenebrosa (1947) de Delmer Daves, cuenta con títulos interesantes como Nightfall (1956) o The burglar (1957) de la que luego el cine francés haría un remake aquí conocido como El furor de la codicia (1971).
Si un año antes Truffaut asombraba a propios y extraños con Los 400 golpes, aquí sucedía todo lo contrario, la película apenas gustó, aunque era de las que más seguía el espíritu de la improvisación de la "Nouvelle Vague", no se le puede negar presentar un material que se alejaba de los estereotipos clásicos del género como esos gánsteres bastante chapuceros, torpes e incluso algo simpáticos en un principio o alejarse de la mujer fatal. Hay quien dice por ahí que Tarantino la tiene como referencia, pero dudo de la veracidad de tal afirmación ya que en una reciente entrevista trataba a Truffaut como un amateur muy torpe y lo comparaba con Ed Wood.
La verdad es que tal afirmación tampoco era tan gratuita, Tirez sur le pianiste es un film poco cuidado, aunque hay que tener en cuenta que esa “torpeza” está expresamente buscada y remarcada por lo que casi todo resulta paradójico. Ya el inicio del film nos conduce a una escena que no podía estar peor iluminada, de repente no vemos quién habla, quién corre, de pronto aparece un foco potente, una cámara nerviosa…Si no supiéramos que detrás estaba alguien como Truffaut pensaríamos que algún gracioso se había puesto a rodar... Pero poco a poco nos vamos adentrando en un filme 100% Truffaut cuando prácticamente todos los personajes empiezan a hablar de amor y el director recurre a esa ironía como cuando pone en boca de esos gánsteres que cuando se conoce a una mujer se deja de desearla, se sueña con verla partir y encontrarse solo, Aznavour entonces suelta una frase de su padre que decía que vista una ya se habían visto todas, lo que provoca una carcajada general.
Truffaut mostraba el personaje de Lena (Marie Dubois) con más personalidad que el de Aznavour, es más fuerte y animosa, exenta de sofisticación, aunque más que optar por un retrato psicológico de esta, prima ese sentido trágico de las relaciones imposibles, tema que perfeccionaría en siguientes películas. Por medio de flashbacks y una narración un tanto caótica se nos enseña el pasado de este Charlie Kohler que anteriormente había sido un importante pianista llamado Edouard Saroyan y la relación con su primera mujer Therese (Nicole Berger)
El espacio utilizado es imaginario, podemos pensar que son los EEUU o Francia, pero no faltarán esos paisajes nevados característicos en varias de sus obras, el propio director declaraba que se había inspirado en Jean Cocteau para llevar al límite su extravagancia y convertirlo en un cuento de hadas para adultos. Aquí, la verdad, me cuesta calificar así este film, sí bien lo conseguía en La sirena del Mississippi (con referencia incluso a la bruja de Blancanieves), aquí sería un esbozo. Viendo comentarios, encuentro que varios dicen que no saben muy bien lo que pasa en esta película y tienen toda la razón, cada vez que me enfrento a ella me pregunto si es un filme triste con episodios cómicos o un filme paródico con momentos trágicos. Pero, a pesar de ese aire gélido, tiene la misma sensibilidad que el resto de su obra y el mismo apasionamiento: ahí tenemos la escena del beso largo, casi a lo Hitchcock, contrapicados, planos como esos pasillos del hotel, luego retomados en La piel suave (1964), tomas psicológicas como ese dedo que va a pulsar el timbre, alguna que otra referencia a las migrañas (obsesión del director) o señalar la sensualidad de las manos.
Aznavour compone un personaje inquieto y tímido, una de las mejores secuencias es cuando va a buscar libros para vencer este problema, los seguidores del director ya sabrán que le gusta mostrar librerías y muchos títulos, no faltan tampoco referencias a revistas culturales. Y luego tenemos la música, aquí con un papel primordial, pero no solo por la temática, sino porque fue el primer encuentro con George Delerue, recomendado por el productor Pierre Braunberger ya que Truffaut no podía contar con Jean Constantine (que le había compuesto el inolvidable tema de Los 400 golpes), por aquel entonces el músico solo había trabajado en unos cortos y esta colaboración significaría uno de esos grandes binomios musicales de la historia del cine. Delerue puso la música una vez ya terminado el rodaje con mucho sentido jazzístico como había hecho Louis Malle con Miles Davis en Ascensor para el cadalso (1958), se añaden también canciones como esa "Framboise" del cantante Boby Lapointe con sus calambures
Tirez sur le pianiste es pues una película curiosa en todos los aspectos para profundizar más sobre François Truffaut y es de las mejores apariciones de Charles Aznavour en el cine, Truffaut lo seleccionó tras verle en su primer papel protagonista aquel mismo años en El paso del Rhin de André Cayette, aquel año sería prolífico ya que lo dirigiría Jean Cocteau en El testamento de Orfeo y Denys de la Patellière en el alegato antibelicita Un Taxi para Tobruk cuya banda sonora fue un éxito al incluirse una versión del villancico francés Les anges dans nos campagnes adaptando la letra y que él mismo cantó llamándola La Marche des Anges.
Su carrera fue bastante irregular, Las alimañas (1965) de Pierre Granier-Deferre fue de sus mejores papeles, aunque es una película poco vista y conocida hoy en día, vendrían luego participaciones en producciones con repartos internacionales como Candy (1968) de Chistian Marquand, éxitos comerciales como Los Libertinos (1970) de Lewis Gilbert, la adaptación de la novela de Agatha Christie Los diez negritos (1974) o El asalto de los hombres pájaro (1976) de Douglas Hickox. De tanto en tanto se permitía un papel secundario en películas más de autor como El tambor de hojalata (1979) de Volker Schlondorff o reunirse con Chabrol en Los fantasmas del sombrero (1982). Es evidente que como cantante tendría más fama y reconocimiento, quizá otros "colegas" como Maurice Chevalier o Yves Montand lograrían mejor equilibrio entre ambos artes, pero no por ello hay que olvidarse del cine en el que participó, no tan revisado como debiera .
Este post es
el inicio de una serie que en semanas alternas iré dedicando a la temática de
la figura de Enrique VIII y sus mujeres. Y lo inauguró con la película de
1969 llamada Ana de los mil días dirigida por Charles Jarrot, la producción
corría a cargo del mítico Hal B. Wallis (Robín de los bosques, Casablanca, Duelo
de titanes…). Acababa de dejar la Paramount porque veía que no contaban con él e
ingresó en la Universal, el mundo del cine estaba cambiando, pero estos estudios seguían manteniendo el firme control del tipo de magnate tradicional, su jefe Lew
Wasserman prefería tratar con productores de la vieja guardia como él. Casi podríamos decir que fue uno de sus
últimos cantos de cisne, a esta siguió otra producción similar con el mismo
realizador: María, reina de Escocia (1971) que trataba sobre el conflicto de más de
20 años entre el personaje principal, la sobrina nieta de Enrique, y la reina
Isabel I, hija de Enrique y Ana Bolena.
Charles Jarrot
Wallis acabó
su carrera con una secuela agradable, pero fallida de Valor de ley: El rifle y la Biblia (1975).Seis años antes de Ana de los mil días, había obtenido uno de sus grandes
éxitos, no ya solo de público, sino de crítica, con Beckett dirigida por Peter Greenville. Aquí contrató a Charles Jarrot, bastante desconocido y una apuesta
arriesgada, pero sabía bien lo que elegía pues notable fue el trabajo. Desgraciadamente, no encontró el hueco merecido en posteriores producciones y pasó
a ser un artesano más, la Disney lo fichó para varios de sus títulos en el Reino
Unido en plena decadencia del estudio cómo El último vuelo del arca de Noé y Cóndorman.
La película
es una adaptación de la producción teatral original de Broadway de 1948-1949
estrenada en Nueva York y que estuvo protagonizada por Rex Harrison y Joyce
Redman interpretando al rey Enrique VIII y Ana Bolena, respectivamente. La obra
estaba escrita por Maxwell Anderson que fue una pluma famosa en el mundo del cine,
su obra de María Estuardo fue llevada al cine por John Ford en 1936, otras a destacar
son La vida privada de Elizabeth y Essex, Cayo Largo, Juana de Arco, etc. Igualmente, escribió para Hitchcock el guion de Falso culpable y aparece no acreditado en el de Vértigo
o Ben Hur
Ana Bolena
fue reina de Inglaterra durante 1085 días, desde su matrimonio hasta su muerte:
dos años, once meses y veinte días, de ahí el título. Para el papel, Wallis escogió
a Geneviève Bujold tras no poder contar con Olivia Hussey. A pesar de que en el IMDB encontramos críticas de Richard
Burton hacia ella, fue una recomendación de éste, en una nota de EFE publicada
en la pág. 60 de "La Vanguardia" el 31 de mayo de 1969 leemos lo siguiente: “Richard
Burton descubre a una gran actriz. Richard Burton presentará al público en su
versión de Enrique VIII una nueva actriz en el papel de Ana Bolena, la
canadiense de origen francés Geneviève Bujold que la ha comparado con Vivien
Leigh:“es como una edición en miniatura de la inolvidable Vivien, tiene la
misma clase de sensibilidad nerviosa”. En
los estudios Shepperton de Londres donde ha comenzado el rodaje de Ana de los mil
días, la actriz de 26 años ha comentado que se sintió conmovida cuando Burton
la llamó para la película, ha interpretado hasta ahora solo papeles secundarios,
fue al verla en Isabel, película dirigida por su marido Paul Almond donde Burton
y el productor Hal Walis decidieron darle el papel de Ana Bolena”
Se llegó a
pensar incluso en Liz Taylor para el papel, pero por la edad no resultaba, la
actriz estuvo viendo el rodaje constantemente viendo a su marido, lo cual
provocaba malestar en Geneviève Bujold ya que se sentía menospreciada. Incluso
la Taylor tiene un cameo como una cortesana enmascarada que interrumpe las
oraciones de la reina Catalina interpretada por Irene Papas.
La actuación
de Richard Burton tuvo división de críticas, algunos lo vieron un rey demasiado
pequeño, probablemente porque tenían en mente el Charles Laughton de La vida privada de Enrique VIII o el Robert Shaw de Un hombre para la eternidad, llegó
a odiar tanto la película como su actuación, pero quedó asombrado cuando
recibió una nominación al Premio de la Academia como Mejor Actor, creo, por
otra parte, que muy merecida, pues es de sus papeles mejor medidos. E igualmente
Bujold vio cómo su interpretación, que transmitía la ambición del personaje así como la soledad y
desesperación posterior, era nominada. Aquel año la ganadora fue Maggie Smith por Los mejores
años de Miss Brodie, tenía bastante competencia, también estaba Jean Simmons
por la excelente Con los ojos cerrados.
Los 145
minutos de metraje pasan rápidos, el ritmo es excelente, casi no se nota su
procedencia teatral, cercano estaba el gran éxito del Romeo y Julieta de Zeffirelli
y el lenguaje cinematográfico vivaz predominaba, por suerte, en este tipo de
producciones que dejaban de lado actuaciones excesivas y un acartonamiento
desfasado. Atractiva visualmente, su dirección artística es maravillosa y
elimina cualquier barrera para que el espectador contemple esa corte tan
fastuosa como perversa y veamos también mucho más allá en cada personaje
dotándoles de una profundidad psicológica empática.
Podremos
contemplar el verismo en los escenarios ya que la película fue rodada en los
mismos lugares históricos donde transcurrió el drama, entre ellos los castillos
de Penshurst con su famoso jardín Tudor, el de Hever y el parque de Richmond,
todo con una música ambiental con la firma de George Delerue que había compuesto
poco antes la de Un hombre para la eternidad, encontraremos motivos renacentistas,
instrumentos de la época y hasta inclusión de baladas
El 24 de
febrero de 1970 se estrenó en el Reino Unido, en España el 17 de octubre del
año siguiente. la película llegó a tener 10 nominaciones a los Oscars, sin
embargo solo se llevó el de mejor vestuario. La película está editada en DVD y
Blu Ray.
Hoy vuelvo a repasar la música del cine y concretamente uno de mis favoritos, George Delerue. Su nombre va muy ligado al de Truffaut, formando uno de esos binomios que tan buenos trabajos ha dado como puede ser el de Blake Edwards-Henry Mancini o el de Steven Spielberg-John Williams.
Voy a citar solo 5 con la esperanza de que quien lo desconozca se aficione a él
5-A las nueve cada noche
La película de Jack Clayton se benefició de esta maravillosa música muy característica de él. Años más tarde Quincy Jones se inspiraria claramente al escribir la música de El color púrpura. Comparen:
4- Un hombre para la eternidad
Delerue también componía extraordinariamente la música de diversos periodos históricos, aunque no se le reconociera tanto, va ahí este grandioso tema de la oscarizada película de Fred Zinnemann
3-El día del delfín
Con este tema, Delerue gozó de mucha popularidad en los EEUU, hasta tal punto que le abrió las puertas a Hollywood. Hoy en día se recuerda más la partitura que la película de Mike Nichols
2-Ricas y famosas
Probablemente su tema más popular junto con "Magnolias de acero", todo un derroche de sensibilidad, elegancia y maestría en la película de George Cukor
1-El último metro
No podía olvidar el binomio Truffaut-Delerue en esta breve selección, la que quizá conoceréis más sea la de La noche americana, que hasta se utilizó en la 2 cuando se emitía un "making off", pero voy a elegir esta, un vals bello y pegadizo que emociona, y si veis la película aun más.