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29/06/2023

La comedia sexual de una noche de verano (1982)

 



Ahora que Woody Allen acaba de rodar la que probablemente sea su última película Coup de chance, miro con más entusiasmo, si cabe, su notable filmografía y ya que hemos empezado el verano me paro en La comedia sexual de una noche de verano (1982).

Pertenece este título a aquellos considerados como “menores”, en su momento la crítica la recibió mal, en el Festival de Venecia decepcionó, luego se mitigaron aquellos comentarios, pero el film no acostumbraba a se citado cuando se habla de él.

Sus enemigos siempre han dicho que se pasó la vida haciendo la misma película y no les falta algo de razón, pero el mérito estaba en conseguir que cada título se viera como diferente, con un atractivo particular para cada uno, fórmula que por otra parte utilizaba sabiamente Rohmer, nombre que no suele citarse entre las influencias del director neoyorquino, pero cuyo cine guardaba bastantes coincidencias.

La comedia sexual de una noche de verano se ambientaba a comienzos del siglo XX. Tres parejas se reúnen para pasar un fin de semana en el campo: la primera compuesta por un financiero de Wall Street (Woody Allen) que ha creado un invento para ver el más allá  y su mujer (Mary Steenburgen), que atraviesa un problema de insatisfacción sexual; un profesor de filosofía (José Ferrer) que solo cree en la razón y su joven prometida, una librepensadora (Mia Farrow); y la última, formada por un médico mujeriego (Tony Roberts) y su enfermera entendida en cuestiones de sexo (Julie Hagerty). Durante esos días alejados de la urbe saldrán recuerdos e infidelidades.

Bien, como verán, ninguna novedad aparente, pero sí que las había. Ya por empezar es la primera que Allen rodaba con Farrow, las comparaciones con Diane Keaton siempre fueron odiosas aquel año, tanto el director como ella supieron hacer frente a estas y olvidándonos de cómo acabó todo, fueron una de las grandes parejas del cine y eso se materializa en la cantidad de excelentes películas que rodaron juntos.

Por otra parte, Allen abandonaba su amado Nueva York para irse al “odiado” campo, pese a que nunca le ha gustado, conseguía toda una oda a este, bien es cierto que la formidable fotografía de Gordon Willis contribuía a ello. La luz se presentaba suave, sin un sol ardiente, más bien ya próxima al otoño. A ello le acompaña la música de Mendelssohn, aquí Allen abandonaba el jazz y entre otras utilizaba El sueño de una noche de verano basada en la obra de Shakespeare homónima más otros conciertos suyos.

En aspectos de producción era la primera que rodaba para la Orion Pictures tras no llegar a un acuerdo con la United Artists y retomaba de nuevo rodar en color ya que en las dos anteriores había utilizado el blanco y negro.

En 1982,  Allen ya estaba bastante asentado como gran director, pero aun le faltaban películas para ser considerado un clásico, cada estreno de él provocaba altas expectativas, quizá por ello esta Comedia sexual de una noche de verano decepcionara, las críticas más severas hablaban de superficialidad y gratuidad para resolver las neurosis de las tres parejas, aparte de encontrar ridículo el desenlace. Sin embargo, había unanimidad a la hora de hablar de la técnica que más tarde el director  dejaría algo de lado con su cámara en movimiento y como decía Carlos Pumares siempre incapaz de hacer por gandulería el plano/contraplano.

También se acusaba bastante de sufrir una "bergmanitis", la película estaba claramente inspirada en Sonrisas de una noche de verano de Ingmar Bergman y ésta a la vez influida por la obra de Shakespeare de El sueño de una noche de verano, de ahí la música antes citada. Cuando Allen consiguió contra todo pronóstico ser el gran triunfador en 1977 con Annie Hall, sorprendió al año siguiente con Interiores, un drama intimista trágico al estilo de los del director sueco. Luego volvió a su cauce maravillando a crítica y público con Manhattan, incluso que la gente aceptara aquel blanco y negro maravilloso, pero luego volvió a una obra personal, Recuerdos, donde remitía a otro de sus ídolos Federico Fellini y Allen hasta conseguía mofarse de sí mismo y hasta de quienes lo alababan. En su momento muchos no captaron esa ironía y esperaban que el siguiente filme volviera a ser como un Manhattan.

No fue así, y el nivel de La comedia sexual… no es el de Manhattan, pero no es ni mucho menos una película fallida, incluso estaría en mi opinión entre la lista de sus películas notables. Quizá, empezando por lo negativo, no utiliza demasiadas frases intelectuales de las suyas, opta por medirse y a la vez suaviza la acción sin por ello renunciar a sus temas. Es por ello que quien no aguante su cine y sus neuras le recomendaría que la viese ya que creo que la podrá aguantar bastante bien.

La comedia es agradable y más en estas noches de calor, al director le interesa reflejar ese ambiente bucólico, utiliza la magia de esas noches veraniegas con cierto aire melancólico para intentar creer en ese mundo que la racionalidad niega, quizá sea uno de los Allens con más fe de toda su filmografía, aunque aquí no se cita la religión salvo en una escena, más bien busca la reflexión sobre el existencialismo.

Aunque la película sea una comedia, no tiene tampoco momentos cómicos, aunque sí algunos tics, por ejemplo la aparición primera de Allen con su invento del pájaro volador y que se estrella fuera de plano nos remite a El dormilón. También utiliza la contraposición de personajes como el del profesor mientras canta y la mujer de Allen en la otra habitación intentando tener una relación sexual, algo que no consigue, aunque Allen defiende que no ha sido una guarrada porque ni siquiera se ha sacado la ropa.

 El personaje de José Ferrer sería el más interesante, una especie del Gunnar Björnstrand bergmaniano. Allen no tiene mucha piedad con él ya que sus ideas son puestas en cuarentena, algún día sería interesante recopilar todos los filósofos que han aparecido en sus películas y comprobar el tratamiento dado

Por otra parte, tenemos a un habitual en el cine de Allen, Tony Roberts que cumple a la perfección, luego sería Alan Alda quien haría este tipo de papeles, su pareja es Julie Hagerty, la protagonista de Aterriza como puedas, una de las comedias preferidas de Allen. Me gusta su actuación y me pregunto por qué no pudo hacer más comedias de calidad. Y sobre la primera aparición de Farrow, sin ser un papel para lucirse, cumple bastante bien, hay más química con él que con Mary Steenburgen, algo fría, aunque el guion está pensado así expresamente.

Les recomiendo su (re)visión y más si tuvieron en su momento algún reparo con ella, si pueden compleméntela con Sonrisas de una noche de verano y con la obra de Shakespeare, aunque sea una referencia vaga. La pueden ver en Filmin y está editada en DVD, aunque descatalogada a día de hoy.

02/09/2021

September, el Allen más pesimista

 

Carátula de September. FilmAffinity

Se acabó el agosto y llega septiembre, un mes tan odiado como amado, para muchos el inicio del año después de coger fuerzas. En cambio, otros comenzarán más fatigados y bastantes ni empezarán ni finalizarán nada .

Pensando en las incertidumbres que tal giro del calendario produce, me ha venido a la cabeza aquella película de Woody Allen que la tituló simplemente September y que es de las menos recordadas de él. Nos vamos a 1987, el director ya se había consagrado lo suficiente y estaba en una etapa creativa fuerte: La rosa púrpura de El Cairo, Hannah y sus hermanas, Días de radio…De pronto vino con esta película que desconcertó algo a sus seguidores, era algo así como cuando rodó aquellos Interiores en 1978 y que rompían absolutamente toda relación con la comedia.

Pero el director sabía que no podía tropezar dos veces con la misma piedra y a pesar de que September tiene muchos puntos en contacto con aquella, definía a la prensa su nuevo trabajo como “mucho menos cerebral y más cálido que Interiores, pero no tan amable como Hannah y sus hermanas”.

Fuente: Amazon

Esta vuelta a lo bergmaniano estaba envuelta también del teatro de Chejov del que Allen ya se había fijado vagamente en Hannah y sus hermanas con Las tres hermanas, aquí fija su mirada en La gaviota. La película era bien simple, solo seis personajes más los que aparecen para comprar esa casa de campo en la que no vemos ni un solo exterior, incluso todas las cortinas están echadas. Rodaba, pues, una especie de pequeña pieza de cámara con su toque particular.

No quedó nada contento al acabar el rodaje y resulta que comenzó de nuevo, un lujo que ya se lo podía permitir, incluso cambió a varios actores: Maureen O ‘Sullivan (la madre de Mia Farrow en la vida real) era sustituida por Elaine Stricht, Denholm Elliot cambiaba el rol asignado y pasaba a ser el vecino que había encarnado Charles Durning, Sam Waterston sustituía a Sam Sephard que a la vez había reemplazado a Christopher Walken.

El director justificaba tales cambios al considerar que la película le había salido lenta, con diálogos aburridos y que la tensión solo aparecía al final. Pero tampoco quedó contento con esta versión y más de una vez declaró que la tenía que haber rodado una tercera vez.

 La comedia sexual de una noche de verano (1980)
FilmAffinity

Hay quien dice que Allen realiza la misma película siempre, yo matizaría que siempre expone el mismo fondo, aunque va variando la forma. Esta casa de campo ya no es la bucólica y soleada de La comedia sexual de una noche de verano de siete años antes, el director incluso aprovecha una tormenta para dejarles sin luz y resaltar aun más esas vidas sin norte, en September abunda el pesimismo, todos los personajes son fracasados.

Tampoco estamos en un apartamento de Nueva York y viendo sus calles, todo el metraje está acompañado de cantares de pajaritos, grillos, etc. algo artificiosos, pero que le dan ese toque de redundar en el intimismo. El piano y esas melodías maravillosas acompañan esos escasos 79 minutos de metraje en que no le faltan escenas brillantes como cuando esos compradores de la casa descubren a los personajes de Dianne Wiest y Sam Waterson besándose o esos diálogos irónicos como el que le lanza Denholm Elliot al fracasado escritor de que su obra es como la "Enciclopedia británica".

Los diálogos, sin embargo, no son lo densos que en un principio pudiera parecer,  es un filme bastante accesible y no reservado únicamente a seguidores del cine de arte y ensayo, incluso hasta podría gustar a quien se siente alejado de su obra. En el argumento toma prestada la famosa y trágica historia de la hija de Lana Turner, tema que también sería utilizado poco tiempo después por Pedro Almodóvar en Tacones lejanos.

La dirección de actores es excelente, aunque el personaje del escritor no acaba de encontrar su lugar, quizá por ello utilizó hasta tres actores para este. El mejor momento es el diálogo que tiene con Jack Warden sobre el sentido de la vida, le pregunta si hay algo más terrible que la destrucción del planeta, este le responde que sí, saber que no importa y que todo está hecho al azar, que se origina en la nada y desaparece para siempre, y que encima le pagan por probarlo.

Carátula (FilmAffinity)

El personaje de la madre encarnado por Elaine Stritch es el que más protagonismo tiene, ingeniosamente la cámara enfoca sus fotos antiguas entre botellas de alcohol, en una de las mejores escenas se mira ante el espejo reflexionando sobre la vejez y lo dura que es, sobre todo cuando se siente una con veinte años. El personaje de la hija encarnado excelentemente por Mia Farrow es uno de los más pesimistas que se hayan visto, totalmente falto de confianza, lleva encima la carga de lo que cometió en el pasado, hay un momento en que la madre le dice que viste como una refugiada polaca.

 Su contrapunto es el que interpreta Dianne Wiest, indecisa e insatisfecha sin saber tampoco cómo moverse en la vida. Tenemos también al gran actor Denholm Elliot que creo que está bastante desaprovechado como un jubilado profesor de francés, también con una visión amarga de la vida. Son pues, diversas personas que reaccionarán de distintas maneras ante los mismos acontecimientos y temas

 September en su momento la vio muy poca gente, se estrenó encima en vísperas de Navidades de ese 1987, tal vez la Orion pensó que era una buena alternativa al cine familiar de las fechas, Allen volvería al drama intimista con Otra mujer, aunque aquí la crítica le arropó más.

Como seguro que la música les encantará, decir que el tema principal que suena  se llama My Ideal interpretado por Art Tatum y Ben Webster y escrito por Richard A. Whiting, Newell Chase y Leo Robin. September está editada en DVD y en la plataforma Filmin se puede ver en la fecha que escribo esto.

My Ideal




El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...