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09/04/2024

Centenario de Stanley Donen: La escalera (1969)

 


Seguimos con la racha de centenarios míticos, esta vez le toca a Stanley Donen nacido un 13 de abril de 1924 en Columbia, Carolina del Sur (EEUU), su nombre va asociado principalmente al del musical como uno de sus grandes renovadores o al de la comedia, títulos como Cantando bajo la lluvia (codirigida con Gene Kelly), Indiscreta, Charada o Dos en la carretera forman parte de la historia, pero en este blog tengo tendencia a hablar de aquellas obras no tan conocidas o no muy valoradas.

Eli Walach y Milo O´Shea
(Fuente: Amazon)

Este es el caso de La escalera (1969) (Starcaise) en la que adaptaba una obra de teatro de Charles Dyer y que había sido producida por la Royal Shakespeare Company en 1966 y que contó entonces con Paul Scofield y Patrick Magee, dos años más tarde llegaba a Broadway esta vez interpretada por Eli Wallach y Milo O´Shea. En España, José Tamayo preparó una versión con Paco Rabal y Fernando Rey , los tres habían cosechado un gran éxito con el Becket de Jean Anouilh, pero no pasó la censura, al igual que la película de Donen que no se estrenó hasta 1976 en salas de las antes conocidas como de “arte y ensayo”

El film nos habla de la convivencia de una pareja homosexual: Charlie (Rex Harrison) y Harry (Richard Burton) llevan ya 30 años juntos y regentan una barbería de poca monta en Londres. El primero recibirá una citación judicial por haber atentado contra la moral al haberse vestido de mujer, el miedo a lo que le pueda suceder lleva a la pareja a analizarse y a quererse y odiarse por partes iguales.

Donen volvía a retratar una pareja como en Dos en la carretera rodada dos años antes, aunque en este caso que fuese una pareja gay motivaba un morbo especial y un tema tabú en aquellas fechas y que aumentaba al ver en pantalla nada menos que a estos dos actores, los cuales recibirían elogios o todo lo contrario. Es evidente que la forma de analizar un argumento así puede ser visto de distintas maneras y ser malinterpretada, suponía un riesgo para Donen llevarla al cine y que te llovieran críticas desde todos los lados, incluso las que consideraban el film como homofóbico.


 Uno de los que más cargó e influyó negativamente fue el crítico Roger Ebert que acaba de escribir muy bien sobre la anterior película de él, Bedazzled (1967), pero que aquí criticaba que Donen más que reflejar una película sobre homosexuales, hubiese accedido más a una película sobre Burton y Harrison en tales roles, calificó su interpretación de torpe, incluso las gesticulaciones del último las veía de tal manera que estaba queriendo decir que era tan heterosexual que no podía hacer de homosexual.

En mi opinión, La escalera, después de leer tantas críticas negativas (en el IMDB aprueba por los pelos con un 5,2), no está al gran nivel de su director, pero sí que es un film de esos que esconden mucho más de lo que en un principio pudiera parecer. A Burton y Harrison, más allá de ciertos tics y excesos verbales, me los creo y su ejercicio de metamorfosearse como esos seres limitados, decrépitos y temblorosos demuestran su categoría. Había que analizarlos como personas corrientes y eso es lo que pretendía Dyer con su obra, que los homosexuales fueran vistos como los demás, con todos las manías, defectos y virtudes que podía tener cualquier matrimonio convencional de entonces. Se nos ofrece toda una disección psicológica en sus personalidades que al espectador ya le tocará analizar y debatir.

Aspectos que llaman la atención son esos vendajes que lleva el personaje de Burton y que vamos sabiendo que es por la vergüenza que le da sufrir de alopecia, lo vemos calvo en algunas secuencias y con algún ridículo peluquín. Es un personaje el de Harry que esconde una represión ya desde la infancia, se muestra resignado, algo tímido, tiene a su madre enferma cuidándola en la habitación de arriba. En cambio el personaje de Harrison es más extrovertido, había sido hasta actor, nos muestra un anuncio que hizo y del que presume, pese a ello también esconde en su interior ciertas contenciones pasadas, es un personaje temeroso, no tan engreído como podría parecer. Probablemente, el lenguaje cinematográfico aquí empleado por Donen no facilita que lleguemos a conocerlos al 100% ya que se limita a trasladar solo el texto y se producen una serie de expectativas como qué le pasará en el juicio o la llegada de su hija que no vemos y provocan decepción.

La escalera rompía con ese optimismo tan propio del musical, aunque Donen lo comience con un número y a la mitad hablen de cierta escalera que hay que construir para subir al paraíso, referencia al número musical de Un americano en París de Vincente Minnelli. El esquema aquí seguido está más cerca de obras como ¿Quién teme a Virginia Wolf? Y es que en los 90 minutos de esta asistiremos a toda una serie de improperios y a una relación de amor/odio entre ellos, pero que a la hora de la verdad se necesitan.

El director también abandonaba el estilo de la comedia sofisticada elegante, estamos ante la incisiva visión de la vida matrimonial con sus relaciones crueles, la fidelidad, la soledad, la sumisión, la decadencia…Y todo ello rodado con la técnica del "feísmo", el colorido tan habitual en sus películas aquí es grisáceo, la fotografía apenas nos retrata el Londres más famoso y muestra una casa misérrima, los diálogos son agobiantes y malsonantes en bastantes ocasiones, apenas hay una música melódica bella tan habitual en anteriores obras…

Una de las mejores escenas es cuando Burton ha de subir a cuidar a su madre, se produce ahí también otra relación amor/odio, él la necesita y la quiere, pero no aguanta las inoportunas preguntas que le suelta, hay incluso un momento violento que es cuando le cambia el vestido sacándolo forzosamente por la cabeza, se suceden unos planos con el sufrimiento de ella. Hay otro contraste con la madre del otro personaje que la tiene ingresada en un hospital. Por otra parte, también se nos muestra un cambio de sábana en el que vemos la cama manchada por la orina, planos poco o nada habituales. No olvidemos también que estamos ante un análisis de una pareja cincuentona, de aquellas que ya no interesan, por lo tanto y a pesar de los errores del director al haber teatralizado demasiado y no haberle dado ese ritmo para que el espectador empatizara del todo, hay que aplaudirle y valorarle el atrevimiento que tuvo

Contar como anécdota final que la viuda de Richard Burton tuvo la película secuestrada durante bastante tiempo ya que no le gustaba la imagen que daba. Actualmente, La escalera no es un film fácil de ver legalmente, se editó en DVD por Resen en una copia no mejorada anamórficamente y no suele programarse, en Youtube de tanto en tanto se cuelga una copia. El fracaso de la película hizo que Donen tardara en volver 5 años y con otro fracaso El pequeño príncipe, luego vendría otro divorcio más con la crítica con Los aventureros de Lucky Lady (1975), la curiosa Movie, Movie (1978), la inclasificable Saturno 3 que hasta trató que no saliese su nombre y su canto de cisne con Lío en Río (1984) provocando otra controversia en la crítica que o bien recordaba demasiado aquel Donen brillante o tal vez consideraba que el paso del tiempo lo había avinagrado. 

08/02/2023

Té y simpatía (1956) de Vincente Minnelli: Excavando el cariño soterrado

 


Se puede ver estos días en la TCM una de las películas más desconocidas de Vincente Minnelli, se trata de Té y simpatía del año 1956 y rodada entre dos obras maestras como El loco del pelo rojo y Mi desconfiada esposa. Hacía mucho tiempo que no la visionaba, no la suelen emitir y en DVD la verdad es que no la recuerdo, aunque consultando doy con una edición del 2009 que no respetaba el formato original, por lo que debí pasar de comprarla.

La película empieza con un reencuentro de varios alumnos al cabo de un tiempo de haber acabado los estudios, entre ellos destaca la presencia de Tom Lee, un chico tímido que se apartaba de los gustos de ellos y que le habían apodado como “damisela”. La única persona que le transmitía cariño era Laura Reynolds, la mujer del profesor de deportes y ama de llaves de la residencia donde se hospedaba.


Té y simpatía adaptaba la obra de teatro de Robert Anderson estrenada en Broadway y dirigida por Elia Kazan tres años antes y que gozó de cierto éxito, el productor Pandro S. Berman no dudó en querer llevarla a la gran pantalla y se la ofreció a Minnelli con guion del propio autor, la adaptación se tuvo que suavizar para burlar a la censura, se conservó el mismo trío protagonista que en los escenarios: Deborah Kerr como Laura, John Kerr como Tom y Leif Erikson como el profesor de gimnasia. Resulta inevitable comentar que John Kerr no guardaba ningún parentesco con Deborah.

Temas como el adulterio, la prostitución, la homosexualidad, etc. resultaban aun demasiado morbosos de mostrar en la época y más en una película producida por la Metro en los 50, pero finalmente el guion reescrito con la inclusión forzada de un inicio y especialmente de un epílogo nuevo, obtuvo el "nihil obstat". En España tardó en estrenarse 12 años y las salas donde se vio eran aquellas que llamábamos de arte y ensayo, creo que incluso se pasó solo en versión original. Quienes la vean ahora, pueden escuchar un doblaje para una edición en vídeo del año 1987.  En el Reino Unido también estuvo prohibida.

Pero la obra teatral paradójicamente sí llegó a Madrid al Teatro Cómico y adaptada por Victoriano
Fernández de Asís, el cual declaraba en el ABC del 21 de abril de 1957: 


Fuente: ABC 21 de abril 1957
"Hay en Té y simpatía una censura larvada contra ambiente y métodos que no siendo nuestros no interesa destacar tanto como el problema del alma juvenil que empieza a dudar de sí misma por timidez e inexperiencia en un pequeño mundo escolar donde se cultivan con formas “sui generis” el mito del deporte y el de la virilidad. (…) En mi adaptación, y esto es lo único que me interesa subrayar de modo concreto, he tratado de traer a primer plano ese soterrado lirismo, soslayando acritudes o reiteraciones innecesarias para la ágil comprensión de los espectadores españoles superponiendo el madrigal a la anécdota y desentendiéndome de lo que casi es decorativo y ajeno a nuestra peculiar experiencia con la colaboración de artistas como Pastora Peña, Antonia Mas, Carlos Lemos, Antonio Prieto, Fernando Marín Calvo, un novel de ilustres apellidos y el director Alberto González Vergel, me atrevo a esperar que saldremos adelante en el menester de revelar a nuestro público la peripecia de unas almas perturbadas por déficit de amor, que es el aspecto esencial de Té y simpatía."


Sinceramente, estas palabras bien las podía haber pronunciado Vincente Minnelli, ya que lo que queda excelentemente reflejado es esa falta de amor, cariño y comprensión no solo en el protagonista, también en la mujer e incluso en el marido. Tom explica en un momento que la última vez que vio a su medre fue a los 5 años, y que había venido al mundo con el objetivo de que sus padres se reconciliaran, con pesar exclama lo duro que es fracasar ya de bien pequeño. En el personaje de Deborah Kerr (Laura) ve esa madre que no ha tenido. Ella, por otra part,e tuvo un primer marido con 18 años y ve en Tom el recuerdo de él. En esta relación afectiva se crea un mundo que puede ser interpretado como sincero o resultado de lo que pudo ser y no fue.

Por otra parte, el marido de ella se muestra poco sensible a todo lo que le pasa a Tom, incluso acepta que le linchen sus compañeros porque así se hará hombre, algo compartido por el mismo padre de Tom (interpetado por Edward Andrews, el inolvidable diplomático de Avanti de Billy Wilder.). No es muy afectivo con su mujer, tan solo espera que ofrezca té y simpatía a sus alumnos. El hecho de que Tom en un momento determinado prefiera ayudar a coser a las mujeres de los profesores en vez de jugar con sus compañeros desencadena que le llamen damisela y sea objeto de burla constante. Solo su compañero de habitación le defenderá, aunque cede e impone sus intereses personales, prefiere cambiar de habitación y compañero para no perder la capitanía del equipo del colegio.

Minnelli consigue un notable trabajo y si en la obra de teatro, Fernández de Asís nos hablaba de tratar de llevar ese “soterrado lirismo”, aquí el director lo expone casi desde el principio, algo que tiene aun más valor al ser decorado. Cada fotograma está cuidado, la paleta cromática tan característica en él nos regala escenas inolvidables... Ya esa ventana con la cámara acercándose y desatando el flashback (fíjense cómo va jugando con esta a lo largo del metraje), la puesta en escena, los contraplanos, esa Deborah Kerr  en contrapicado para resaltar su fuerza maternal, cómo la fotografía fuera de plano en ese espejo, algo que nos recuerda a Tú y yo o ese bosque que tanto ayuda a comprender la situación de ambos.

 

 No es una obra fácil, no desvelaré el final, pero no esperen un filme de violetas y caramelos, cada personaje sufrirá su desencaje en un mundo sin cariño donde no tienen cabida los que difieren de lo convencional.

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...