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27/01/2021

Adiós al productor Alberto Grimaldi

El pasado 23 de enero fallecía a los 95 años el productor Alberto Grimaldi, pero la cada vez más escueta información cinematográfica apenas habló de este a pesar de haber producido más de 80 películas en Europa y Estados Unidos durante cuatro décadas. Quizá algunos al leer el nombre de pasada se piensen que es Alberto de Mónaco o que tenía algún parentesco ya que comparte nombre, pero nada tiene que ver. Comenzó su carrera en España produciendo un western de Joaquín Luis Romero Marchent Cabalgando hacia la muerte, aunque su éxito le viene sobre todo en 1965 produciendo de rebote La muerte tenía un precio.

   

Leone que había conseguido un gran éxito con Por un puñado de dólares se peleó con la productora de esta “Jolly Films” y recurrió a Grimaldi para que le produjera su segunda película de la popular trilogía de la paella. "Jolly" denunció que la propiedad del personaje de Eastwood era de ellos, pero el tribunal resolvió que el personaje de Eastwood aquí no era el mismo y que la personalidad de este era de dominio público. 

 

Al año siguiente también le produce El bueno, el feo y el malo, sin embargo, Grimaldi rechazó producirle Érase una vez en América. Leyó el guion y escribió una larga carta a Leone en la que enumeraba los que, en su opinión, eran algunos de los defectos cruciales de la película: demasiado larga (habría durado cinco horas y los distribuidores estadounidenses la reducirían a dos); y el personaje de Robert De Niro era demasiado negativo para el público estadounidense (en palabras de Grimaldi, "¡viola a una mujer y mata gente sin razón!"). Exigió que se rehiciera el guion, algo que no consiguió como bien sabemos.

Grimaldi tuvo una relación de amor/odio con Federico Fellini, en 1968 le produjo su episodio de “Toby Dammit” en Historias extraordinarias y en 1969 le apoya en su Satiricón, dejándole mucha libertad creativa, algo que Fellini supo exprimir al máximo. Algunos críticos vieron en esto un fallo, pues creen que la película resultó demasiado excesiva. 

 

Aquel mismo año y después de estar ganando dinero con Spaghetti westerns como los que hizo con Lee Van Cleef (Oro sangriento) le financia a Pontecorvo Queimada con la que se pasó de presupuesto y cuyo rodaje fue conflictivo con las famosas peleas entre Brando y su director, aunque más tarde lo considerara uno de sus mejores directores. 

 

En 1971 inicia otra etapa con otro grande del cine italiano, Pier Paolo Pasolini con su “Trilogía de la vida” compuesta por El Decamerón, Los cuentos de Canterbury y concluyendo con Las mil y una noches (1974) no exentas de polémica en sus estrenos y teniendo que torear con la censura como cuando el fiscal general de Milán ordenó el secuestro del filme póstumo del polémico directror Salo o los 120 días de Sodoma, por considerarlo obsceno «en la expresión de los componentes figurativos y discursivos».


Dos semanas más tarde, el tribunal territorial milanés consideró al productor Alberto Grimaldi culpable de delito de obscenidad, y lo condenó a dos meses de arresto, confiscando el filme. Un año después el tribunal de apelación aceptó el recurso de Grimaldi y levantó el secuestro de Salo, pero con la supresión de cuatro secuencias de la película. Grimaldi recurrió y la tercera sección de lo penal del Tribunal Supremo italiano dictó que debía ser considerado como una obra de arte y como tal podría verse nuevamente en Italia sin ningún corte.

 No fue este el único problema que tuvo, en 1972 había producido la aun polémica El último tango en París, un tribunal de Bolonia acusó al director Bertolucci, a sus actores Marlon Brando y Maria Schneider y a él por realizar la película bajo el término “pornografía utilitaria”.Bertolucci, por ejemplo, perdió sus derechos civiles, incluso el derecho al voto. Finalmente fueron absueltos. 

 

En 1976 volvió con Bertolucci para su Novecento, la publicidad del momento la califico como “la película italiana más cara y ambiciosa jamás realizada”. Un elenco internacional fue una de las exigencias del productor para vender la película a todo el mundo. Divergencias con las duraciones hicieron que entre los dos tuvieran sonados desencuentros. “Me cerró la puerta de la sala de montaje, excluyéndome del destino de mi película. A partir de ese momento dejó de haber diálogo entre nosotros y nos comunicamos a través de abogados. Para mí no quedaba otro camino que recurrir a los tribunales” 


Ese mismo año tiene otro roce como suele pasar con los grandes productores, dicho de paso, con Fellini y su Casanova que había sido rechazada por "Cineriz" y que gracias a la aportación económica de Grimaldi con 6.000 millones de liras se pudo hacer, pero durante el rodaje le reprochó la manía de reconstruir Venecia en Cinecitta que elevó los costos de la película a “niveles astronómicos”. Se peleó con Fellini y decidió suspender el rodaje. “El mío no es un contrato, es una sentencia. La mía no es una experiencia artística, sino una preparación carcelaria”, declara Fellini durante los meses de pausa.

   

No obstante, el amor/odio entre ellos dos tuvo un buen final al volver a reencontrarse en Ginger y Fred (1986) , película de la que hablé en este blog y que también tuvo una polémica cuando Ginger Rogers denunció el filme. Tras 16 años, Grimaldi se despidió del cine con Gangs of New York en el 2002 de Martin Scorsese. Con su muerte desaparece uno de los últimos grandes productores de la historia del cine y una forma de entender el cine cada vez más extinta. 

18/09/2020

Ha muerto el Cristo de Pasolini, Enrique Irazoqui

El pasado 16 de septiembre fallecía Enrique Irazoqui, a la mayoría no le sonará el nombre, no era un actor profesional, pero su nombre siempre irá unido al de Pasolini que lo eligió para hacer de Jesús en su El Evangelio según san Mateo. Mucho se escribió de la película en su época y el tiempo también la mitificó, no hace mucho que desempolvé el DVD que sacó Filmax y la película me decepcionó un poco, ya no tenía esa fuerza que años antes poseía, en parte por un mal montaje de escenas y la sensación de que Pasolini quería contentar a todos, a pesar de lo que dijera.

 Ahí tenía que haber aprendido aquellas palabras de Jesús de que no se puede contentar a dos amos, y es que la película decepcionó a las corrientes marxistas de la época, y la Iglesia más conservadora no le hacía mucha gracia que un director ateo y comunista hiciera esta película, comenzaron a originarse fantasías de si era una película irreverente, una propaganda de su ideología, que si mostraba a un Cristo homosexual, etc. Pasolini tuvo que aguantar varias protestas cuando la presentó en el Festival de Venecia, pero una vez exhibida tuvieron que callar. Y es que conviene recordar que el Evangelio de la película no era el de Pasolini sino el de Mateo, eso sí quitándole la santidad en su título, aunque en España se le volviera a canonizar en el título.

 La película no tenía guion, y el mismo director mostraba el Evangelio diciendo que este ya estaba ahí, todo el diálogo era de la Biblia, no había nada añadido, salvo la singularidad de su puesta en escena y el reparto formado por campesinos, comerciantes, camioneros, etc. Para el papel de Jesús pensó en Jack Kerouac, Allen Ginsberg, incluso Luis Goytisolo, pero se decantó por un estudiante de 19 años de Literatura española llamado Enrique Irazoqui. Era militante del PSUC desde 1963 y estaba en un sindicato progresista de estudiantes de la Universidad de Barcelona, naturalmente clandestino por aquellos tiempos y fue detenido en una manifestación a raíz de la condena a muerte de Julián Grimau. 

En 1964 viaja a Italia y no me queda claro cómo conoció a Pasolini ya que, según el IMDB, Irazoqui había escrito una tesis sobre la novela del director italiano “Ragazzi di vita” y estaba interesado en visitarlo, sin embargo, en una entrevista del “Vanity Fair” de hace pocos años dice que no sabía nada de él.  Su interpretación del mesías era totalmente diferente que la que habíamos visto en Rey de Reyes de Nicholas Ray con un Jeffrey Hunter con gran expresividad en sus ojos, afable y cercano o la de Max Von Sydow en La aventura más grande jamás contada de George Stevens algo más hierática pero sensible. Pasolini argumentaba que “El Cristo de San Mateo no puede tener un carácter afable, porque la afabilidad es típica de la burguesía”, de ahí esa inexpresividad del “actor” cuya fuerza estaba en las palabras del Evangelio, en la versión original tuvo que ser doblado. En España ese trabajo recayó en Simón Ramírez que lo hace extraordinariamente bien y que creo que ayudó mucho. De todas maneras, Pasolini que como todo intelectual, no cumplía a rajatabla sus propósitos, tampoco quería que su Cristo fuera un personaje Michelangiolesco en todo el metraje, le decía al actor que pensara en los “grises” cuando veía a los fariseos y así mostrar algo más de fuerza expresiva. El actor no quedó muy contento del rodaje ni de su relación con el director, aunque en sus últimas apariciones suavizaba sobre el tema.

 Tenemos un interesante comentario que hizo Irazoqui en una mesa redonda en Barcelona en el año 1965 y que recogió muy oportunamente Juan Francisco Torres el 16-9-81 en el desaparecido "Tele Express": “La película lo único que había hecho era cambiar la imagen física”, así de contundente se manifestaba Irazoqui que mostraba el fracaso de la intención del director: “Quiso política y socialmente romper moldes iconográficos para que el pueblo se viera obligado a replantearse sus conceptos religiosos. Creo sinceramente que no lo consiguió” Más adelante seguía con sus críticas y que lo rodado no era lo pensado: “Al principio pretendía filmar únicamente el texto humano, prescindiendo por completo de lo sobrenatural (…). Pasolini fue intercalando después los hechos sobrenaturales (…). La resurrección la repetimos veinte y pico de veces. No encontraba la manera de resolver la escena porque no la sentía. (…) Cuando la película estuvo terminada cortó muchos metros. Duraba cuatro horas y media. Fue un rollazo. Cortó las secuencias que mostraban una ligazón más estrecha al personaje con el público. Ahora el personaje ha quedado desligado de sus condiciones sociales”

Se nota en sus palabras el chasco que sintió, también hay que tener en cuenta la edad en que las pronunciaba, años más tarde seguía hablando de ello, pero con más moderación, a Irazoqui no le interesaba la imagen de Cristo ya que no creía en él y detestaba a la Iglesia Católica en España por su papel cercano al régimen, pero también reconocía que un marxista tiene el “sermón de la montaña” en su ideología. Pasolini, que además de cineasta era escritor y poeta, meditaba mucho y era normal que no se quedara con una idea inicial, no creo que hubiera traición alguna a sus principios, sentía una fascinación propia de una persona inteligente que no se deja llevar por prejuicios por la figura de Jesucristo, él decía: “Yo no creo que Cristo sea el Hijo de Dios, porque no soy creyente. Pero creo que Cristo es divino, ideal, que sobrepasa los límites de la Humanidad”. La elección de Mateo era porque lo consideraba el más revolucionario de los evangelistas, atacaba a los fariseos y a los ricos dando una dimensión social.

 Aunque se ha hablado de si la película fue prohibida en España, de si Irazoqui fue castigado por participar en una pelicula de propaganda comunista (?) esto no es así, se estrenó el 2-4-65 en Madrid y el 8-4-65 en Barcelona  , concretamente en el cine Alexandra, la reacción fue la que se podía esperar, no fue un éxito de taquilla ni mucho menos, pero reunió a un público intelectual considerable, fue apreciada por los católicos conciliares hasta el punto de tenerla como modelo. En más de una parroquia progre de la ciudad era habitual que hubiese un cinefórum sobre ella, de hecho la película empieza con una dedicatoria “a la querida, feliz y familiar memoria de su Santidad Juan XXIII”. Su supervisor general de la publicidad, Albert Armengol, explicaba en La Vanguardia del 9 de abril de 1994 que envió cartas a los prelados españoles ya que si 800 padres del Concilio Vaticano II la habían visto y aplaudido no había razón para que fuera anatematizada desde púlpitos y cartas pastorales españolas, pero solo recibió 7 respuestas y de estas solo una alababa la película, 5 la condenaban y la restante le enviaba un acuse de recibo.

 Irazoqui vivía retirado en Cadaqués desde hacía años, había ejercido docencia en Llançà, se había afiliado a Podemos en el 2014, pero se marchó rápido al ver la tibieza con la que trataban el tema del proceso independentista catalán, lo rechazaba completamente. He encontrado en YouTube y en TV3 unos videos que lo muestran más afable que en aquellas épocas convulsas y en las que cuenta anécdotas de la película y de Pasolini ya desde el punto de vista de profesor jubilado y no de estudiante activista, en eso se nota. Interesante personaje, también contradictorio como Pasolini sin que se dé cuenta y es que es imposible aferrarse a una única verdad, a una única ideología y a un único pensamiento. Con su muerte se habrá guardado muchas historias,pero por desgracia con poco público ya para saber escucharlas DEP Enrique Irazoqui.

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...