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30/03/2023

Milagro a los cobardes (1962) de Manuel Mur Oti

 


Tenía ganas de hablar de Manuel Mur-Oti en este blog, probablemente lo haga con una de sus películas menos conocidas, pero espero que sirva de curiosidad para adentrarse en quien fue uno de nuestros grandes cineastas, injustamente olvidado por las generaciones actuales. Su carrera empezó en 1949 con Un hombre va por el camino y su consagración llegaría en 1951 con Cielo negro inspirada en el cuento "Miopita" escrito en 1927 por el socialista de escuela krausista y exiliado republicano Antonio Zozaya.

A partir de ahí, encadena una serie de notables películas que en cualquier otro país serían catalogadas de clásicos, pero aquí ni siquiera han sido editadas, tan solo se pueden ver 10 en la plataforma FlixOlé de sus 17 filmaciones. En ellas aborda desde temas sociales, los celos o el mundo rural con una gran carga melodramática digna de los mejores, adopta la estética del western en títulos como Condenados, Orgullo o Duelo en la Cañada, sus inquietudes culturales también le llevaron a adaptar una libre adaptación de Fedra  que burló sabiamente a la censura.

Su cine no era de lo más taquillero y se vio obligado a bajar el listón, pero sin perder su calidad con la cámara, acercándose más a temas populares rueda El batallón de las sombras o La guerra empieza en Cuba, incluso va más allá y con ánimos comerciales rueda Pescando millones con los cómicos Zori y Santos, Una chica de Chicago, película en la que trata el tema del feminismo en contraposición con el mundo aldeano en un tono muy desenfadado.

Al director no le gustaba nada la deriva en que se estaba convirtiendo su filmografía y en 1962 quiso volver a la senda inicial con Milagro a los cobardes, basada en la obra La puerta giratoria del escritor Manuel Pilares que colaboró en el guion junto a Mur Oti, el cual declaraba que regresaba a un cine preocupado y plástico, del que se había alejado en anteriores aportaciones y que jamás a lo largo de sus trabajos se había enfrentado con un asunto de mayor hondura.

No era para menos, Mur Oti se enfrentaba a una realización con solo siete personajes reunidos en una modesta casa cerca del Calvario donde iban a crucificar a Jesús. Todos ellos tenían en común que habían sido objeto de sus milagros, pero sentían miedo por su destino, llegando incluso a renegar de él y considerarle que no era el Mesías.

Mur Oti vendió la película como la respuesta a la gran pregunta de por qué Cristo murió solo y abandonado de quienes solo habían recibido de él favores y beneficios. Pretendía ir más allá del cine comercial religioso y sus dos vías habituales, o bien peplums o el despectivamente llamado cine de estampita. El éxito por esos años de la obra de Diego Fabbri Proceso a Jesús (luego llevada al cine por José Luis Sáenz de Heredia), en la que un grupo de actores judíos ponía en escena cada noche una función en la que enfocaban si, desde un punto de vista jurídico, Jesús merecía condena o absolución, animó a desarrollar esta historia para acercar el cristianismo a ambientes más intelectuales y de izquierdas, aquel año 1962 fue el del inicio del Concilio Vaticano II.



El autor de la obra Manuel Pilares era minero como demuestra la multitud de sus poemas sobre ello o su obra en prosa Historias de la cuenca minera, pero estos apenas le daban para comer... En su habilidad en escribir guiones cinematográficos tuvo una salida, fue habitual con Fernán Gómez (La vida por delante, La vida alrededor), escribió la historia de una extraña película para lucimiento de Alfredo Kraus llamada El Vagabundo y la estrella (1960) e intervino también en la trama de Mi general de Jaime de Armiñán. Sobre la dudosa sintaxis del título que alguno se estará preguntando, hay la anécdota de que en un libro dedicado a Haro Tecglen le escribió que no mejoraba nunca las erratas porque en su caso mejoraban los textos.

El papel protagonista fue para Javier Escrivá, reciente aun su éxito interpretando al Padre Damián en Molokai de Luis Lucia, para el papel de su madre contó con la estrella Ruth Roman que recordamos especialmente por Extraños en un tren de Hitchcock, en su filmografía trabajó con grandes como Anthony Mann (Tierras lejanas), King Vidor (Más allá del bosque, La luz brilló dos veces) o Nicholas Ray (Amarga victoria) entre otros… Como curiosidad, la actriz se sintió muy satisfecha por trabajar con Mur Oti y la calificó como una de sus películas favoritas.

El resto del reparto lo componen Leo Anchóriz, habitual en producciones de serie B y con una fisionomía muy característica, el siempre excelente Carlos Casaravilla, el secundario Ricardo Canales, Manuel Díaz González habitual en los Estudio 1, Paloma Valdés que aquel año interpretó a la Magdalena de La venganza de Don Mendo de Fernán Gómez. La meticulosidad del director y tener bien claro que no quería nada de teatralidad en las actuaciones le llevó a que no oyéramos la voz original de ninguno, todos están doblados por grandes del doblaje.

Javier Escrivá en primer plano. Fuente: IMDB

Destaca la excelente banda sonora de un nombre algo olvidado en el cine, hablo de José Buenagú (O Buenagu) que es bastante conocedor de este mundo, recuerdo hace años haberle escuchado en la radio hablar de bandas sonoras, amolda perfectamente las notas en cada momento, a destacar el uso de las trompetas.https://www.epdlp.com/bso.php?id=16687 Su banda sonora más famosa fue la de El valle de las espadas (1963) de Javier Setó.

Y es que aunque Mur Oti nos sorprende, como suele ser habitual en su filmografía, con determinados planos, aquí hasta introduce la cámara dentro de una tinaja, sabe que la acción principal es la que no vemos, o sea, el paso de Cristo cargado con la cruz delante de la casa. Para que seamos copartícipes de la tensión por la espera, hace uso del ruido de afilar espadas primero, la hora sexta reflejada por el rayo del sol en el pozo, el ruido de una puerta giratoria (por lo que se ve, ya existían entonces...) y de la magnífica partitura. Resulta magistral el plano de la crucifixión a través de una sobreimpresión de imágenes, los ojos de Escrivá ocupando la pantalla entera y la de una mano en la que va clavándose un clavo con constantes golpes de martillo.

La escenografía encargada a Sigfrido Burmann está compuesta por un patio amurallado con el pozo mencionado y unas palmeras, un horno de pan en una esquina, un taller de carpintería, una sala a la que se llega subiendo unas escaleras de piedra y una cocina situada en un plano inferior.

La característica habitual del director de llenar de diálogos pasionales las tramas se da también aquí, por una parte tenemos el enfrentamiento entre madre e hijo y el romance secreto entre ella y el personaje que Jesús curó de estar endemoniado, lo que crea un clima muy angustioso en el que saldrán varios subtemas como la pérdida de la juventud.

No era una película fácil de hacer, a cualquier director poco capacitado se le hubiese ido de las manos y saldría desde un folletín hasta una reflexión pedante, pero Mur Oti sabe bien desviarse de la trama cuando conviene y volver a ella, utiliza las escrituras bíblicas tanto al principio como al final para cohesionar el conjunto y ser accesible a todo tipo de público, desde el más creyente al indiferente.

La película no tuvo mucho éxito y el director volvió a alejarse unos años del cine, regresó con una muy distinta con Joselito llamada Loca juventud con fines puramente comerciales, luego escribiría guiones para televisión. En el 69 se puso detrás de las cámaras con El escuadrón del pánico con el actor Leo Anchóriz del que hemos hablado, tardaría luego 6 años en volver con La encadenada otra película imposible de encontrar, se despediría con una magnífica obra Morir…dormir…tal vez soñar, esta sí que es posible encontrar en la plataforma FlixOlé.

Milagro a los cobardes se puede ver en Youtube a través de una copia de un canal religioso. No es posible asegurar que el vídeo funcione de aquí un tiempo mientras estén leyendo el artículo.


11/04/2022

El Judas de Iquino, más allá de una película religiosa.

 


Tiempo de Semana Santa y de tradiciones como las que hay en los pueblos catalanes de Esparraguera u Olesa donde vecinos del pueblo representan cada año la vida de Jesús en el teatro. La del primer pueblo quedó inmortalizada en el cine de la mano de Ignacio F. Iquino en 1952 con su película El Judas que contaba la historia de un individuo de malos sentimientos y peores acciones, dispuesto a todo con tal de satisfacer su avaricia y vanidad y que se mostraba descontento con el papel de Judas que le tocaba encarnar ya que él a toda costa quiere el papel de Jesús.


Antes de seguir con la película, me permitirán que sitúe brevemente a su director del cual he tenido la oportunidad ya de hablar de él en este blog con La familia Vila. El IMDB nos indica 84 realizaciones, 104 guiones, 42 veces de productor, 16 de director de fotografía, etc. A pesar de todo su trabajo, Iquino es un nombre olvidado, poco reconocido injustamente, aunque por suerte algunos críticos le han sabido valorar su trabajo, caso de Àngel Comas en la excelente biografía que escribió (Ignacio F. Iquino, hombre de cine. Ed. Laertes, 2003).

Su primer largo es de 1936 con Al margen de la ley y su último de 1984 con Yo amo la danza, seis décadas que se dice pronto. Su cine popular empezó a llenar salas, títulos como Alma de Dios (1941), El difunto es un vivo (1941), El hombre de los muñecos (1943) Una sombra en la ventana (1945) o El tambor del Bruch (1948) le dieron nombre, aunque la crítica no fue su mejor aliada, desgraciadamente muchos de estos títulos son prácticamente imposibles de encontrar.

Como persona ambiciosa que era, crea sus propios estudios en el Paralelo de Barcelona en los 50 (Los IFI) y siempre presumía de que tenía calefacción, y añadía que no como los Orphea donde los actores se congelaban. Cuando empieza con la idea de hacer El Judas llevaba dos años con estos donde había llevado a cabo nueve títulos. Las cuentas no salían y necesitaba una película comercial y lo suficientemente atractiva para que se la declarase de Interés nacional. La idea de una película religiosa podía llevarle a conseguir tal propósito y más en un momento en el que coincidiría con el "Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona" de ese año 1952 y las negociaciones del Concordato con el Vaticano resueltas al año siguiente.

Aunque en un primer momento no se le concedió, finalmente sí “considerando sus calidades artísticas y técnicas y sobre todo por su contenido profundamente ejemplarizadora que exalta los principios del cristianismo. Para que no pase desapercibido el esfuerzo efectuado por la casa productora” decía el informe.



Antonio Vilar
El reparto de El Judas estaba encabezado por Antonio Vilar, galán de los 40 y 50 y como inspector tenemos a Manuel Gas, en el papel de Montserrat a María Rosa Fornaguera. El resto del reparto estaba formado por los integrantes del Patronato de “La passió” de Esparraguera, de la obra sindical “Educación y descanso” tal como nos indican los créditos, por tanto actores no profesionales y vecinos del pueblo. Para el guion recurrió a su paisano Rafael. J. Salvia que dirigiría grandes éxitos poco después como Aquí hay petróleo, Manolo, guardia urbano, Las chicas de la Cruz Roja, aparte de escribir los guiones de La gran familia, Atraco a las tres, Sor Citroen o Don Erre que Erre.

La película se estrenó el 23 de mayo de 1952, para aumentar la comercialidad se llegó a anunciar que sería la primera película que el Franquismo permitía que se hablase en catalán, algo que finalmente en Barcelona no fue así, aunque en determinadas localidades y especialmente en los tiempos de Semana Santa sí que se pasaba tal copia en la que el catalán se utilizaba para las conversaciones coloquiales. En los créditos iniciales de algunas copias, vemos que aparecían en esta lengua.

El Arzobispo de Barcelona, D. Gregorio Modrego recurrió al canónigo de la Catedral, el P. Ciprià Montserrat para aquello que tanto temían los directores de asesorar y controlar la película, repetiría con él después y con Pedro Lazaga en El frente infinito.


Si no fuera por la habilidad de Iquino y de Salvia, no se recordaría hoy en día El Judas sino como una película de las llamadas despectivamente de estampita, aunque también hay una buena dosis de títulos notables no reconocidos suficientemente, este tipo de cine envejecería pronto y le darían la espalda los mismos creyentes cuando el Concilio Vaticano II cambia el rumbo de la Iglesia y la España del 600 iba dejando las iglesias sin el fervor de antes.

 Pero la película tiene más, por una parte estamos ante un neorrealismo que aunque no hay que tomar al pie de la letra del italiano, sí que guarda coincidencias. Por una parte, ya hemos dicho que la mayoría de los actores no son profesionales, que casi todo está rodado en la calle, que tomando como pretexto la obra religiosa salen a la palestra temas sociales como la inmigración o la miseria. Incluso se puede ver como una película de cine negro con el protagonista al margen de la ley. Toda esa escena de los primos del protagonista que tienen que marchar por la estafa que les ha hecho con la piedra hasta recordaría a películas tipo Surcos.

Es también una película sobre el teatro y toda una síntesis de una manera de actuar, el protagonista a pesar de saberse bien el papel necesita recurrir a un antiguo actor que pasó a ser monje en el Monasterio de Montserrat. Este le dice que ha de tener empatía con la gente, aquí comienza su redención personal con el papel, no ya solo la de conseguir ser un buen actor.

Aparte de todos los temas, Iquino consigue también que el espectador sienta la película con emotivas escenas, los fragmentos de la obra dan pie a situaciones análogas en la acción de esta. Como suele ser habitual, Iquino muestra toda su sabiduría cinematográfica, tanto en la utilización de la luz, en los contrapicados y sabiendo sacar provecho de unos actores que parecen todos profesionales.

Con este filme, Iquino logra su mayor éxito y el apoyo de una crítica que salvo en otras contadas ocasiones le tendría en cuenta. El director estuvo tan satisfecho que repitió el esquema poco tiempo después con La pecadora (María de Magdala) en 1956 interpretada por Carmen de Lirio y contando con actores no profesionales de "La Passió de Cervera" mostrando también un paralelismo entre la protagonista y la obra en cuestión.

La película solo se puede ver actualmente en la plataforma FlixOlé. Merecería una edición de coleccionista en DVD, pero recurriendo al Evangelio ya sabemos que nadie es profeta en su tierra.

 

25/03/2021

El Rey de Reyes de Ray

 


 

Tiempo de Semana Santa y la excusa perfecta para la revisión de algún que otro título de los llamados péplums bíblicos y entre ellos los de la vida de Jesús, películas que por otra parte son interesantes cualquier día del año. Entre todos, uno que cada vez que lo veo gana y ese  es Rey de Reyes de Nicholas Ray. A veces me da la sensación de quedarme solo con la elección, generalmente la crítica acoge el de Pasolini con pasión y acostumbra a subvalorar los demás, tampoco la Iglesia Católica parece gustarle mucho, para el responsable del Departamento de cine del Arzobispado de Barcelona, Mn. Peio Sánchez, la película de Ray es limitada, aunque peor es la valoración que le da a La historia más grande jamás contada de George Stevens que la califica de mala en el análisis que hace de Jesucristo en el cine en este enlace  

En un principio la superproducción de Samuel Bronston estaba pensada para, ni más ni menos,  John Ford, de ahí pasó a John Farrow que la titularía La espada y la cruz y planeaba solo usar las palabras de la Biblia, el guion resultaba imposible de filmar y ya no se supo más de él. Al final fue a parar a Nicholas Ray que al contrario de los directores mencionados no profesaba, al menos abiértamente, una religión, aunque sí se sabe que su padre era un católico que se había pasado al luteranismo.

 Pensó en varios actores para el papel de Cristo, un no muy conocido para el gran público Keith Mitchell parecía ser la primera opción, pero al no convencer a los productores se pensó en Christopher Plummer, Peter Cushing o hasta en Max Von Sydow que luego lo encarnaría en la de George Stevens. Por consejo de John Ford al final eligió a Jeffrey Hunter que ya había trabajado con Nicholas Ray en La verdadera historia de Jesse James, el actor tenía unos profundos ojos azules y esa mirada era la que quería el director mostrar en primeros planos. 

Antes de continuar conviene aclarar que Jesús en el cine salvo alguna excepción como la película muda que dirigió Cecil B. DeMille con idéntico título y alguna otra, no se le mostraba el rostro ya que se pensaba que podría ofender que fuese retratado y repercutoera negativamente en el filme, por ejemplo en Ben-Hur lo vemos de espaldas o mostrando la mano, o bien lejos para que no se vea. El tabú se rompe aquí y naturalmente hubo reacciones en contra, veían en Hunter una cara muy joven, incluso a la película en plan irónico  se la conocía como “Yo fui un Jesús adolescente” en referencia a toda esa saga de películas que mostraban a monstruos de la Universal en la época de tener bastantes granos. Sin embargo estas mentes más bien cerradas no tenían en cuenta que Hunter cuando empezó a  interpretarlo tenía 33 años ¿Les suena la edad? Pues sí, la misma de cuando Jesucristo fue crucificado, por tanto la polémica resultaba estéril. Hunter, por otra parte, se tomó el papel muy en serio, no quiso que saliera nada de su vida privada mientras durara el rodaje y llevó una nariz de masilla falsa, aparte de afeitarse todo el pecho.

   

Bronston no quería ninguna polémica que pudiese estorbar la reputación del filme y llevó el guion ni más ni menos que al Papa Juan XXIII el cual lo aprobó. También se quiso asegurar que no hubiera polémica con la comunidad judía  y se eliminaba toda alusión en que pudieran parecer los más malos de la película, algo que la censura española echó en falta en sus informes.

Ray decía que no quería hacer una epopeya, sino una crónica que diera la impresión de verse por primera vez. Ray tenía en cuenta presentar a Cristo también como un rebelde en clara consonancia con los personajes de sus películas e intentar relacionarlo con el mundo actual,  el del hombre que se debate entre la contemplación y la acción y la profundización en ideas sobre el inconformismo, la libertad y la violencia. La tarea no era fácil, pero por ello encargó a Philip Yordan un guion hábil que lo conseguía, jugaba con la comparación entre Jesús y Barrabás, el primero como defensor de la paz y el segundo de la violencia contra la opresión y aplicar una teoría de que Judas no lo traicionó por dinero, sino por provocar una reacción y que pasara al lado violento. 

Ray Bradbury escribió la narración y Diego Fabri, quien fue secretario del Centro Católico Cinematográfico supervisaba los textos en relación con las Sagradas Escrituras. Fabri tenía buena reputación, había acabado de colaborar con Rossellini en El General de la Rovere. La adaptación de la versión española corrió a cargo de Enrique Llovet, quien seguiría colaborando con Bronston.

Muchos recuerdan la película por la presencia de Carmen Sevilla como María Magdalena, su relación con Ray fue excelente según se cuenta, se aprendió de memoria los diálogos en inglés y su voz no fue doblada en la versión original, ella misma fue a Hollywood a doblarse, aunque curiosamente en la versión doblada, María Luisa Solá le puso la voz. La interpretación suya no pasó desapercibida y la revista francesa "Cinemonde" le dedicó una portada. 

   

En el reparto encontrábamos muchos actores españoles, desde Conrado San Martín (Pompeyo), Gerard Tichy (José), Antonio Mayans (Juan), José Nieto (Gaspar), Rubén Rojo (Mateo), Félix de Pomés (José de Arimatea), Luis Prendes (Dimas, el buen ladrón), Rafael Luis Calvo (Simón de Cirene), Fernando Sancho (hombre endemoniado), Paco Morán (hombre ciego). También podíamos ver a Frank Braña, Cris Huerta o al mismísimo Paul Naschy si nos fijamos bien, incluso Fernando Rey interpretó el personaje de Abdul, pero el montaje final eliminó su presencia.

   
                                                  Paco Morán

Entre los nombres internacionales destacan Robert Ryan en el papel de Juan el Bautista, Harry Guardiano como Barrabás o Rip Torn como Judas. Personalmente siempre me ha llamado la atención la actriz que hace de Virgen María, una semidesconocida Siobhan McKenna que construye un personaje con mucha calidez humana y que siente una profunda inquietud por lo que va a suceder. Creo que de todas las actrices que han hecho este papel, ella es la que la captó mejor, ya sea por el guion, por sus dotes interpretativas o la dirección de Ray

El presupuesto se fue desbordando mientras se rodaba y Bronston necesitó más ayuda financiera, la MGM se interesó por la película, aunque exigió algunos cambios, más escenas de lucha que no fueron dirigidas por Ray sino por Charles Walters y el control del montaje final, asimismo se cambió el cartel, el cual recuerda al de Ben-Hur. De todas maneras, no se puede decir que en el resultado final no se notase la mano de Ray, escenas como el prólogo de la entrada de Pompeyo en Jerusalén, la muerte de Herodes, el sermón de la montaña, la última cena o la crucifixión llevan su sello, aparte del cromatismo tan recurrente en sus obras, ahí vemos la tonalidad roja de los romanos en contraste con la blanca

   

Volviendo al sermón de la montaña, el operador Manuel Berenguer se encargó de atar entre los olivos cables para que fueran pasando las cámaras, el travelling ya es una de las escenas más famosas de la historia. Los decorados corrieron a cargo del gran Enrique Alarcón, inolvidable el diseño de la mesa de la última cena. Entre los ayudantes de dirección estaba José López Rodero quien dirigió la secuencia de los monos en 2001, una odisea del espacio.

   

La película se rodó en lo que hasta hace poco eran los Estudios Buñuel en Madrid (Avenida de Burgos 7) y hoy son pisos de lujo (sic) debido a que TVE que los había utilizado desde el 88 y puso tal nombre decidió venderlos en el 2015. En su momento fueron los estudios más grandes de Europa, primero se llamaron Sevilla Films, Chamartín y luego Bronston al comprarlos el productor y rodar todas sus superproducciones. Es aquí donde se contruyó el templo de Salomón y todo el decorado que vemos, para los exteriores se utilizó la zona de La Pedriza en las afueras de la capital, el río Alberche pasó a ser el río Jordán 

Y claro está, no podímos olvidarnos de la partitura del gran Miklos Rozsa en la que resalta los aspectos místicos y no tanto en las marchas, para más de un crítico es su mejor obra. Como he dicho al principio, la crítica no fue muy justa, Bronston que estaba preparando El Cid y había contratado a Mario Nascimbene para la música lo despidió y volvió a contratar a Rozsa pues leía que en casi todas ponía que solo se salvaba la composición del maestro húngaro

 

18/09/2020

Ha muerto el Cristo de Pasolini, Enrique Irazoqui

El pasado 16 de septiembre fallecía Enrique Irazoqui, a la mayoría no le sonará el nombre, no era un actor profesional, pero su nombre siempre irá unido al de Pasolini que lo eligió para hacer de Jesús en su El Evangelio según san Mateo. Mucho se escribió de la película en su época y el tiempo también la mitificó, no hace mucho que desempolvé el DVD que sacó Filmax y la película me decepcionó un poco, ya no tenía esa fuerza que años antes poseía, en parte por un mal montaje de escenas y la sensación de que Pasolini quería contentar a todos, a pesar de lo que dijera.

 Ahí tenía que haber aprendido aquellas palabras de Jesús de que no se puede contentar a dos amos, y es que la película decepcionó a las corrientes marxistas de la época, y la Iglesia más conservadora no le hacía mucha gracia que un director ateo y comunista hiciera esta película, comenzaron a originarse fantasías de si era una película irreverente, una propaganda de su ideología, que si mostraba a un Cristo homosexual, etc. Pasolini tuvo que aguantar varias protestas cuando la presentó en el Festival de Venecia, pero una vez exhibida tuvieron que callar. Y es que conviene recordar que el Evangelio de la película no era el de Pasolini sino el de Mateo, eso sí quitándole la santidad en su título, aunque en España se le volviera a canonizar en el título.

 La película no tenía guion, y el mismo director mostraba el Evangelio diciendo que este ya estaba ahí, todo el diálogo era de la Biblia, no había nada añadido, salvo la singularidad de su puesta en escena y el reparto formado por campesinos, comerciantes, camioneros, etc. Para el papel de Jesús pensó en Jack Kerouac, Allen Ginsberg, incluso Luis Goytisolo, pero se decantó por un estudiante de 19 años de Literatura española llamado Enrique Irazoqui. Era militante del PSUC desde 1963 y estaba en un sindicato progresista de estudiantes de la Universidad de Barcelona, naturalmente clandestino por aquellos tiempos y fue detenido en una manifestación a raíz de la condena a muerte de Julián Grimau. 

En 1964 viaja a Italia y no me queda claro cómo conoció a Pasolini ya que, según el IMDB, Irazoqui había escrito una tesis sobre la novela del director italiano “Ragazzi di vita” y estaba interesado en visitarlo, sin embargo, en una entrevista del “Vanity Fair” de hace pocos años dice que no sabía nada de él.  Su interpretación del mesías era totalmente diferente que la que habíamos visto en Rey de Reyes de Nicholas Ray con un Jeffrey Hunter con gran expresividad en sus ojos, afable y cercano o la de Max Von Sydow en La aventura más grande jamás contada de George Stevens algo más hierática pero sensible. Pasolini argumentaba que “El Cristo de San Mateo no puede tener un carácter afable, porque la afabilidad es típica de la burguesía”, de ahí esa inexpresividad del “actor” cuya fuerza estaba en las palabras del Evangelio, en la versión original tuvo que ser doblado. En España ese trabajo recayó en Simón Ramírez que lo hace extraordinariamente bien y que creo que ayudó mucho. De todas maneras, Pasolini que como todo intelectual, no cumplía a rajatabla sus propósitos, tampoco quería que su Cristo fuera un personaje Michelangiolesco en todo el metraje, le decía al actor que pensara en los “grises” cuando veía a los fariseos y así mostrar algo más de fuerza expresiva. El actor no quedó muy contento del rodaje ni de su relación con el director, aunque en sus últimas apariciones suavizaba sobre el tema.

 Tenemos un interesante comentario que hizo Irazoqui en una mesa redonda en Barcelona en el año 1965 y que recogió muy oportunamente Juan Francisco Torres el 16-9-81 en el desaparecido "Tele Express": “La película lo único que había hecho era cambiar la imagen física”, así de contundente se manifestaba Irazoqui que mostraba el fracaso de la intención del director: “Quiso política y socialmente romper moldes iconográficos para que el pueblo se viera obligado a replantearse sus conceptos religiosos. Creo sinceramente que no lo consiguió” Más adelante seguía con sus críticas y que lo rodado no era lo pensado: “Al principio pretendía filmar únicamente el texto humano, prescindiendo por completo de lo sobrenatural (…). Pasolini fue intercalando después los hechos sobrenaturales (…). La resurrección la repetimos veinte y pico de veces. No encontraba la manera de resolver la escena porque no la sentía. (…) Cuando la película estuvo terminada cortó muchos metros. Duraba cuatro horas y media. Fue un rollazo. Cortó las secuencias que mostraban una ligazón más estrecha al personaje con el público. Ahora el personaje ha quedado desligado de sus condiciones sociales”

Se nota en sus palabras el chasco que sintió, también hay que tener en cuenta la edad en que las pronunciaba, años más tarde seguía hablando de ello, pero con más moderación, a Irazoqui no le interesaba la imagen de Cristo ya que no creía en él y detestaba a la Iglesia Católica en España por su papel cercano al régimen, pero también reconocía que un marxista tiene el “sermón de la montaña” en su ideología. Pasolini, que además de cineasta era escritor y poeta, meditaba mucho y era normal que no se quedara con una idea inicial, no creo que hubiera traición alguna a sus principios, sentía una fascinación propia de una persona inteligente que no se deja llevar por prejuicios por la figura de Jesucristo, él decía: “Yo no creo que Cristo sea el Hijo de Dios, porque no soy creyente. Pero creo que Cristo es divino, ideal, que sobrepasa los límites de la Humanidad”. La elección de Mateo era porque lo consideraba el más revolucionario de los evangelistas, atacaba a los fariseos y a los ricos dando una dimensión social.

 Aunque se ha hablado de si la película fue prohibida en España, de si Irazoqui fue castigado por participar en una pelicula de propaganda comunista (?) esto no es así, se estrenó el 2-4-65 en Madrid y el 8-4-65 en Barcelona  , concretamente en el cine Alexandra, la reacción fue la que se podía esperar, no fue un éxito de taquilla ni mucho menos, pero reunió a un público intelectual considerable, fue apreciada por los católicos conciliares hasta el punto de tenerla como modelo. En más de una parroquia progre de la ciudad era habitual que hubiese un cinefórum sobre ella, de hecho la película empieza con una dedicatoria “a la querida, feliz y familiar memoria de su Santidad Juan XXIII”. Su supervisor general de la publicidad, Albert Armengol, explicaba en La Vanguardia del 9 de abril de 1994 que envió cartas a los prelados españoles ya que si 800 padres del Concilio Vaticano II la habían visto y aplaudido no había razón para que fuera anatematizada desde púlpitos y cartas pastorales españolas, pero solo recibió 7 respuestas y de estas solo una alababa la película, 5 la condenaban y la restante le enviaba un acuse de recibo.

 Irazoqui vivía retirado en Cadaqués desde hacía años, había ejercido docencia en Llançà, se había afiliado a Podemos en el 2014, pero se marchó rápido al ver la tibieza con la que trataban el tema del proceso independentista catalán, lo rechazaba completamente. He encontrado en YouTube y en TV3 unos videos que lo muestran más afable que en aquellas épocas convulsas y en las que cuenta anécdotas de la película y de Pasolini ya desde el punto de vista de profesor jubilado y no de estudiante activista, en eso se nota. Interesante personaje, también contradictorio como Pasolini sin que se dé cuenta y es que es imposible aferrarse a una única verdad, a una única ideología y a un único pensamiento. Con su muerte se habrá guardado muchas historias,pero por desgracia con poco público ya para saber escucharlas DEP Enrique Irazoqui.

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...