Hay directores que tienen la desgracia de ser
recordados por solo una película, este puede ser bien el caso del recientemente fallecido
Josep Maria Forn. Solo hace falta mirar las noticias de la semana pasada donde
se titulaba que había muerto el director de La piel quemada, incluso su propio
nombre quedaba relegado por el del título en cuestión.
Forn comenzó su aventura cinematográfica en 1948
gracias a Ignacio F. Iquino como meritorio de rodaje, luego sigue
como ayudante de dirección, en el IMDB le encontramos ejerciendo esa función
con durectores como Jerónimo Mihura (Me quiero casar contigo, 1951),o con Francisco Rovira-Beleta (Once pares de
botas, 1954). También como supervisor de guiones de Apartado de correos 1001
(1950) o Hay un camino a la derecha (1953).
Tal experiencia le lleva a dirigir su primera película
en 1957 con el título de Yo maté, no he tenido la oportunidad de visionarla y
tampoco creo que sea fácil de encontrar. Su siguiente título al año siguiente es
francamente notable: Muerte al amanecer y también conocida como El inocente, la
tienen editada en DVD en una restauración que le hace justicia. El director adaptaba la novela de Mario Lacruz, del que
hablé en mi post sobre la película Gaudí. Era un film de aquellos con trama
confusa, llena de giros y con una excelente ambientación de aquella Barcelona
negra que tan buen cine proporcionó. Fue su primer filme con la productora Teide Films
que él había comprado y el rodaje estuvo lleno de problemas económicos y legales
Después de esta sigue con otras de las que tampoco he tenido la oportunidad de ver, se llora mucho
cuando alguien muere, pero poco se le reconoce en vida...Una de estas y que tiene muy buena pinta, ya
me permitirán la vulgar expresión, es la que dirigió en 1961 con guion de Rovira Beleta y
que se llamó La vida privada de Fulano de Tal con Fernando Fernán Gómez de
protagonista. A pesar de que incluso hasta escribí a la Filmoteca para ver si
la pasaban en el centenario de Rovira Beleta, da la sensación de ser un filme totalmente invisible
Sigue luego con películas de cine negro de aquellas
que la Betevé (la tele local de Barcelona) nos deleita los domingos: ¿Pena de
muerte’ (1961), Los culpables (1962), La ruta de los narcóticos (1962). En 1964 adapta una interesante obra de Alejandro
Casona, La barca sin pescador, que la rueda en Sant Pere Pescador, se ha podido
ver en Youtube a falta de que tampoco alguien la editara o nos la ofreciera por
televisión.
Pero es en 1967 cuando su nombre será recordado con La
piel quemada. Hablar de la película nos llevaría a otro artículo, ya conocen la
historia y aquella singular pareja compuesta por Antonio Iranzo y Silvia Solar. A pesar
de la fama, hubo en su momento división de críticas, incluso, según cuenta
Esteve Riambau en Antología crítica del cine español (p.643), un simulacro de
juicio en el desaparecido Cine Balmes de Barcelona donde el crítico Joan
Francesc de Lasa actuaba como defensor y el músico Joan Pineda como fiscal. El
director del cine tuvo que cortar la luz para evitar que el debate subiera de
tono tras la negativa de la escritora Maria Aurèlia Capmany a hablar
castellano.
La defensa de Lasa salió victoriosa y es un filme que
aun hoy en día causa debate, con un guion bien calculado y todo un documento
histórico de la época. Los hay que lo ven como una defensa de la inmigración andaluza y la defensa de una Cataluña acogedora, otros que los ridiculiza y que la imagen que se presenta de los catalanes es cerrada y prepotente...Estos debates no dejan de mostrar que es una gran película de la que siempre se puede sacar algo. Como curiosidad, fue el filme que ilustró un interesante debate sobre
Cataluña en el programa La Clave que contó ni más ni menos que con Jordi Pujol entre los invitados,
el cual felicitó al programa por su emisión.
Después de La piel quemada, el director probó con una
adaptación de la novela de Manuel de Pedrolo, La respuesta que la censura no permitió
estrenar y estuvo archivada hasta el 1976.
Ford dejó momentáneamente la dirección y fundó y presidió el "Instituto de cine catalán", aunque en 1979 logra un gran éxito de taquilla, no así de crítica con Companys, procés a Catalunya, algunos vieron una imagen no del todo objetiva, el director no quiso ofrecer una biografía completa de él, sino centrarse en sus últimos días. A pesar del
respaldo del público, no vuelve a ponerse detrás de la cámara. En 1987 es
designado "Director general de cinematografía" del "Departamento de cultura" de la
Generalitat hasta 1991 donde volvió a dirigir, esta vez con una inofensiva
comedia titulada Ho sap el ministre?, en 1998 vuelve con Subjudice, película que pocos
vieron, y luego volvió a acercarse a otro Presidente de la Generalitat con El coronel Macià. Se despidió con un documental en el 2015 que llamó El problema catalán.
Coincidí con él en varias presentaciones en la
Filmoteca, también el Texas en un pase especial sobre La piel quemada. Lo
encontré una persona afable, didáctica, respondiendo a todas las preguntas y
muy cercano. Personalmente, creo que Forn sería más reconocido si hubiera continuado
con ese cine de los 50 y 60. Eligió otros caminos y cada uno es libre de ello. Pero no cabe duda de que con su desaparición se nos va un
gran cineasta cuya filmografía ha de recordarse como es debido.
El pasado domingo la Trece emitía por enésima vez El turismo es un gran invento con
Paco Martínez Soria y me dieron ganas de revisarla, en los últimos tiempos ha
crecido el número de defensores de su cine, el crítico Fausto Fernández
escribía en el Twitter del pasado domingo que era “la película que mejor
describa a la España del boom turístico 60s y a las peripecias que hemos tenido”,
y en otro mensaje y refiriéndose a Don erre que erre exponía que “no sólo le
hace un guiño al dictador del momento (al nuestro), sino que construye una
comedia casi perfecta que no habría desagradado a Billy Wilder.”
Fuente: FilmAffinity
Yo no iría tan lejos, pero sí que en muchas "españoladas" en
general encontrábamos de forma implícita cierta crítica social que la censura ignoraba o pasaba por alto. Así que busqué mi DVD de la película y quise programármela
con otra complementaria como hace La 2 en "Historia del cine español", entonces me
vino a la mente El Baldiri de la costa, película protagonizada por Joan Capri y
dirigida por Josep Maria Font (no confundir con Forn) y que encontré en YouTube
en una copia no muy buena, pero que es la única manera de disfrutarla.
Ambas son estrenadas en 1968, fecha significativa, aunque
aquí se viviera de manera distinta, y en tales la temática es el auge del
turismo en los tiempos del 600. En El turismo es un gran invento, ustedes ya
sabrán la historia de memoria, un alcalde decide convertir su pueblucho en un
centro turístico para progresar y evitar que la gente joven se vaya a la ciudad.
Tras la apariencia de película de Martínez Soria se encuentran temas más
profundos como pueden ser la España vaciada de la que ahora se habla tanto, el
retraso cultural de la España rural y al plan del Desarrollo económico y social.
El guion es lo suficiente
habilidoso para ir metiendo en calzador tales asuntos, aunque superficialmente y siempre con las vestimentas de lo que era la españolada típica en la que no faltaban las chicas extranjeras ligeras de ropa, la música de García Abril, secundarios excelentes y el buen oficio de Lazaga que no llegaba al destape chabacano de los 80 y que aprovechó al máximo el tirón de Martínez Soria.
Manuel Fraga. Fuente: Wikipedia
Escrita por Pedro
Masó y el habitual Vicente Coello hay una clara referencia irónica a ese
Ministerio de la Información y Turismo que entonces presidía Don Manuel Fraga
Iribarne. En un momento del filme, tanto el alcalde como las fuerzas vivas se
atreven a ir a Madrid para reunirse con él ya que en un diario
dijo que no debería quedar ningún sitio sin ser zona turística.
Lazaga conseguía un producto divertido, simpático y
agradable de ver, lleno de contrastes entre esa vida de un pueblo de la España
profunda donde al médico solo le llamaban para prescribir las defunciones y que
estaba tan alejada de ese deseado “desarrollismo. La frase que suelta al
principio de “El pueblo es lo nuestro, aunque sea un asco” se matizaba después y
la ironía de la primera parte cedía a un sentimentalismo y a unas esperanzas que
el público más enterado se daba cuenta de que no llegarían.
Como suele ser habitual en el director, un prólogo resumía parte
de lo que nos quería mostrar con todo un festival de zonas turísticas y una voz
en off irónica, atención merecía esa pequeña aparición de Jesús Guzmán comiendo
una paella y a toda prisa ya que el turista tenía que aprovechar todos los
minutos posibles, ahí veíamos también referencias a las familias numerosas en
coche, a la arquitectura descontrolada y a esa España que progresaba “((El turismo) que ayer aunque ya estaba en el diccionario, nadie sabía
lo que significaba, entre otras cosas porque nadie quería hacer)
Fue otro gran éxito de taquilla, en su momento contó con 2.259.725
espectadores según la base de datos del Ministerio de Cultura.
Ese mismo año se estrenaba El Baldiri de la costa, suponía
el primer papel protagonista de Joan Capri, un magnífico cómico catalán, aunque
poco conocido en el resto de España. Compartía con Martínez Soria el hecho de
haber ya trabajado en bastantes películas, aunque de secundario, y participar
en un teatro popular querido por el gran público, pero menospreciado por la crítica. Sus monólogos han sido y son reivindicados aun, de él dijo
Fernán Gómez que el mejor cómico que había en España se encontraba en Barcelona
y era él, Julián Marías que escribió que se tenía que aceptar el diálogo
porque de monólogos solo aceptaba los de Capri o Joan Pla que lo incluyó en sus Homenots y dijo de él: "Sólo hay que tener ojos en la cara para ver que Capri es el
único actor real y auténtico que ha aparecido en nuestro país en los últimos
cincuenta años"
El abogado, el alcade y el notario. FilmAffinity
La película ya tenía cierta popularidad en Cataluña al haberse
visto en teatro, estaba escrita por Joaquim Muntañola, dibujante del TBO y autor
de otros éxitos como el “Ja tenim 600”, Pau Garsaball la había protagonizado.
Nada menos que Antonio Isasi-Isasmendi (Estambul 65, Las Vegas, 500 millones)
decidió que podía ser rentable en cine y la produjo. Estrenada el 12 de julio
del 68 en el Cine Novedades de la Ciudad Condal y en catalán, su éxito fue más
bien local, ya que en Madrid no llega hasta el año 72 y doblada al castellano.
El director alentado por los resultados, intentó que Capri siguiera en el cine y
rodó El abogado, el alcalde y el notario, pero esta pasó desapercibida y por desgracia el actor acabó siendo doblado en la versión castellana por Joaquín Díaz, la voz
habitual de Jack Lemmon, por lo que perdía su principal arma y no cuajó.
El Baldiri de la costa es una película que merecería ser
rescatada de ese olvido, hay una combinación de diversos tipos de humor, desde
el irónico al negro, pasando incluso por el surrealista…La crítica social se
muestra algo más explícita que en la de Lazaga, aunque pasadas por el tamiz de
lo cómico. El actor se dirige a menudo a la cámara como ese campesino que se convierte en alcalde de “Sant
Ciprià Sur Mer” y cae en la tentación de llenarlo de turistas. La película no esconde ni suaviza para nada su repulsa al boom turístico,
el tema más presente en el guion era el de la pérdida de la cultura propia con esa especulación inmobiliaria que incluía escenas notables como esa ventana tapiada, esa Tossa vista con rascacielos, la
referencia al polémico hotel Cap Sa Sala de Begur que provocó en su momento un impacto medioambiental, o el contraste de la vida tranquila en ese huerto que apenas tiene ya cabida...
Hotel Cap Sa Sal en la actualidad. Fuente: Wikipedia
No solo se centraba en la costa, también hay referencias a la
transformación que en esos años estaba sufriendo Barcelona con esos aparcamientos subterráneos en la Plaza Cataluña y el sinfín de obras inacabables. Otro aspecto tratado era el de la inmigración andaluza con más de un matiz, curioso papel el de Luis Ciges con diferentes empleos, entre ellos el de andaluz, cabe recordar que un año antes se había estrenado
La piel quemada de Josep Maria Forn (aquí no confundir con Font) y el guion lo aprovechaba.
Referencias también al divorcio, a la corrupción política, a los nuevos impuestos, al fútbol…En general, se puede decir que lo que se ataca es a esa
deshumanización en el que acaban las personas responsables de todo ello, en un momento se suelta la frase de que el turismo “beneficiará al pueblo, pero
no a los vecinos”
Resumiendo, dos películas que más allá de la comedia escondían
un mensaje que sigue siendo actual hoy en día, que el progreso sea para bien de todos y no solo de unos cuantos. Ese humor tan menospreciado en su día y calificado incluso de derechas, rancio y conservador se atrevió a cuestionarlo en los 60, algo que cierta clase intelectual que presume de ser tan social no se dignó y pasaba las vacaciones en esos hoteles y torres de lujo.
Dicen las malas lenguas que en España se olvida fácilmente, pero que se entierra muy bien. Luis García Berlanga murió hace diez años y aquel día recuerdo que fue portada en la mayoría de la prensa y abriendo los telediarios de las cadenas que en la mayoría de las ocasiones olvidan su obra. Ahora tras este tiempo se le ha vuelto a recordar en algunas cadenas y seguramente el año que viene, si el virus nos deja en paz, habrá homenajes con su centenario.
Este blog quiere acercarse también a hacer un pequeño homenaje al gran director valenciano y para ello he pensado en hablar de su película Plácido (1961) podía haber elegido otras como El verdugo, Calabuch, La escopeta nacional, etc. Pero si voy a esta es porque supuso el inicio de una nueva etapa en su cine.
Sus primeras películas, no exentas de ironía también, eran más dulces, el director declaró que quería únicamente mirar la bondad del hombre a través de lo social y lo humano. De todas maneras, se pueden ver en ellas borradores de lo que será este cambio de rumbo, películas como Bienvenido, Mr. Marshall en su etapa con Bardem o Calabuch tenían un fondo dramático y una carga crítica no menos fuerte, pero por el contrario se acercaba a los personajes.
Berlanga que admiraba a Rafael Azcona y los guiones que había hecho para Marco Ferreri en El pisito y El cochecito comenzó a trabajar con él en el guion de Se vende un tranvía (1959) que tenía que formar parte de una serie que no vio finalmente la luz y Plácido sería su primera película juntos. “A partir de mi encuentro con Azcona, la labor crítica de mi cine es más eficaz e incisiva. De ahí que Plácido era para mí un título fundamental” (Berlanga)
Poco a poco van perfilando un guion que había sufrido varios cambios y junto con José Luis Colina y José Luis Font presentan un proyecto que llevaba el título de “Siente (a) un pobre a su mesa” que es aceptado por Jet Films, empresa catalana del exhibidor Alfredo Matas que iniciaba su carrera como productor. La censura obligó al cambio de nombre, aceptando finalmente el de Plácido, también se instó al director a cortar la escena del artista poniéndose la liga, a suprimir el plano de la señora moviendo la cabeza del moribundo para que dé su consentimiento en la boda "in articulo mortis" -aunque finalmente los responsables solo suavizaron el movimiento- y a modificar la secuencia del centinela “en el sentido de que se aclare que se trata de un cuartel y sustituir el santo y seña de España por otro.
Algún censor como Patricio Gómez defendía la prohibición del filme por suponer un ataque a la piedad tradicional de España, de hecho, la censura eclesiástica quiso que no sonara el villancico “Madre, en la puerta hay un niño” al final ya que veían un ataque a la obra caritativa de la Iglesia, por suerte no se les hizo caso y ahí sigue sonando. Final de Plácido:
El tema de la caridad y ver esta película como si fuera únicamente una crítica a la falsedad de esta, molestaba mucho a Berlanga qué insistía una y otra vez que era una anécdota, que lo que él quería poner de manifiesto era el problema de la incomunicación entre los seres humanos: “Habla de la incomunicación, pero no al estilo de Antonioni, sino la comunicación externa social”.
Efectivamente, ver Plácido supone ver a una serie de personajes donde todos aparentan hacerse caso, oírse y no decirse nada. Ningún lazo los une, pero todos van juntos a alguna parte.
Tendríamos por una parte a la aristocracia representada por la presidenta y su familia, a la burguesía con la familia donde se muere el pobre y al proletariado con Plácido y su familia. A ningún personaje de esta farsa se le tiene tiempo suficiente ante la cámara para que tengamos algo más que un apunte, excepto Plácido (Cassen en su extraordinario debut cinematográfico) que es tan pobre como sus futuros beneficiarios y trabaja directamente al servicio de los ricos o Quintanilla, “el de las serrerías” (López Vázquez), que solo va a la suya y le importa bien poco los problemas de la letra de Plácido y los pobres.Pero tampoco gozan estos dos de cierto cariño por parte de Berlanga y Azcona, todos tienen un rasgo negativo, nadie se salva.
José Luis López Vázquez decía que las películas de Berlanga son esperpentos no de la España de la época, sino de la España eterna. El director hablaba del “humor español, el de la picaresca española, desde Quevedo a Buñuel, pasando por Goya y Solana, todo señor que haya intentado diseccionar a los españoles, es decir, diseccionarse a sí mismo, ha tenido que recurrir por fuerza a esto que llaman humor negro”
.
Recuerdo la primera vez que vi Plácido y me llamó la atención que era una película sin apenas sol, vemos nublado, un ambiente frío y nocturno, luces artificiales, etc. El ambiente es desagradable, la mujer de Plácido trabaja en los urinarios públicos, el belén está encima del lavabo, la cesta en el inodoro, él se irá moviendo por la ciudad, pasando por el banco, el casino de la subasta, hogares que acogen a los pobres...En todos ellos veremos gente lamentable y repelente, aunque el humor irónico nos hará soltar una sonrisa y luego temblar parafraseando ahora a la revista "La Codorniz". La presencia de la muerte es constante a lo largo de la película, ya desde el principio con ese entierro que se cruza en la cabalgata o al muerto que ha de transportar en su motocarro. El día de Nochebuena se convierte en un día triste, esa caridad se convierte justamente en lo contrario y aunque Berlanga quiera reflejar más bien lo anterior, nunca escondió su odio hacia este tipo de campañas benéficas que seguía viendo actualizadas en los telemaratones que se dan en la actualidad.
El trayecto que sigue el cuerpo sin vida de Pascual, primero bajado del domicilio de los Helguera y luego elevado a su casa nos dice también algo más, una buena muestra de esconder a la censura la verdadera intención que es la de un homenaje enmascarado a la España defenestrada por la guerra: Vemos como parte del domicilio de unos republicanos, y pasa delante de una placa conmemorativa que evoca el emplazamiento del cuartel general de Franco durante la guerra civil y recala en los sótanos de un baluarte del ejército victorioso.
Este tipo de escenas que Berlanga y Azcona sabían tan bien hacer y pasaban inadvertidas, no solo a los censores sino al público en general, motivó que llegara un punto que se le eliminaran escenas sin ninguna razón, como la de un plano general de la Gran Vía madrileña en otra de sus películas.
Años después conoció al censor y le dijo: «¿Si hubiera sido otro el director..., pero tratándose de Berlanga quién nos podía garantizar que no ponía usted entre los peatones a un cura que entra en el Pasapoga?» (El Pasapoga era una sala de fiestas, luego discoteca de la popular calle madrileña).
La película fue rodada en Manresa, más de un vecino recuerda aun el rodaje, albergar tal obra maestra debería ser motivo de constante homenaje y así ha sido, aunque también ha habido y hay voces que no les gustaba que la película se hubiera rodado ahí por la imagen que podía dar la ciudad y que se reflejara la España profunda en sus calles, ya decía Berlanga que “la acidez de estómago no aparece hasta unas horas después de haber comido”.
En fin, Plácido es otra de las grandes muestras de este que homenajeamos constantemente los cinéfilos y los medios esporádicamente cuando hay alguna fecha conmemorativa.
El pasado miércoles fallecía el director de cine Francesc Betriu (Organyà, Lleida, 1940), un mensaje de la Filmoteca de Catalunya anunciaba la triste noticia que nos cogía por sorpresa.
Estudió en la Escuela Oficial de Cine, donde fue compañero de Víctor Erice, José Luis García Sánchez, Manuel Gutiérrez Aragón y Ángel Fernández Santos, y colaboró en "Fotogramas" entre 1963 y 1967. Hizo un documental de los Beatles que fue prohibido por Fraga Iribarne ya que no quería que hubiera mucha propaganda del cuarteto de Liverpool.:
“Rodamos con Pedro Costa toda la estancia de los Beatles en Madrid, la llegada al aeropuerto, la reacción de los fans, la actuación, incluso un plano de Ava Gardner y Donna Hightower juntas en el concierto. Era una producción de No-Do que debía durar media hora. Antes contactamos con Brian Epstein, el manager del grupo, que nos dio la autorización. Después, cuando estábamos montando el material, nos dijeron que Manuel Fraga Iribarne había dado la orden, sin haber visto el filme, de que ese material no fuera utilizado, quería minimizar el efecto Beatles en España. No-Do montó solo un minuto y medio, pero falseando la cantidad de gente en el concierto. La frase final de la noticia era que los Beatles habían pasado por España sin pena ni gloria.”
Dirigió dos cortos que le dieron cierto empuje para empezar a filmar largos, son Gente de Mesón (1969) y Bolero de amor (1971), con el primero gana la medalla de plata del festival de Bilbao y con el segundo es premiado por el Círculo de Escritores Cinematográficos, el festival de Cork (Irlanda) y el de Bilbao.
Iba a estudiar para farmacéutico por tradición familiar, luego se pasó a Ciencias Económicas y después a Ciencias Políticas porque para aquello había que ir a la capital y lo que quería era estudiar en la Escuela de Cinematografía. En una de las pruebas había que presentar un guion a partir de una noticia y fue suspendido, pero luego se encontró a Berlanga que le dijo que le había encantado lo que había escrito.
Betriu iba superando obstáculos y apostó por rodar su primer largo, Corazón solitario, del cual decía que sólo él creía en ella, pero su objetivo era hacer cine popular, no cine para minorías.
“'Corazón solitario', de 1973, es un filme casi invisible. Tenía que proyectarse en el festival de Venecia pero la copia no llegó a tiempo. En diciembre, tres meses después de la celebración del festival, me llamaron diciendo que les acaba de llegar la copia. Me la devolvieron a mí y durante años estuvo guardada en la farmacia de mi padre. Es la única copia que existe, muy castigada. Filmoteca de Catalunya ha asegurado que hará una reconstrucción del filme.”
La película ganó la carabela en el festival de Valladolid y sigue adelante.
En una entrevista con Ángeles Maso para "Revista de cinematografía" (17-V-1973) encontramos que quiere hacer una película con Alfredo Landa que sea un poco la explicación de los personajes cómicos que el actor interpreta, remarca que el guion ya está escrito. Probablemente parte de este se plasmaría años más tarde cuando adapta la novela de Raúl Núñez, Sinatra.
También comenta que quisiera hacer una película en Barcelona, pero que no hay industria cinematográfica organizada como tal, su objetivo era hacer una sobre el Paralelo, aunque no en el sentido nostálgico, sino referido a la realidad actual y que sería una historia colectiva.
Betriu en más de una ocasión decía que era un director difícil de catalogar, de etiquetar y que ponía nervioso a más de un crítico.
“El sector de la crítica que antes me reprochaba que hacía esperpento ahora juzga negativo el que me incline por otro tipo de género” dijo tras el estreno de Sinatra.
Y es que Betriu es uno de los directores más inclasificables que hemos tenido y sin duda más interesantes e inteligentes, merece ser otra B de los grandes. Pero tuvo que chocar con cómo está montada la industria en este país, a lo mejor en otros lugares sería un maestro, aquí en cambio tuvo que amoldarse a lo que había.
Decía que el cine no es una actividad unipersonal del director, que se trata de una industria y el hecho de crear una película depende tanto de la voluntad de este, como de los condicionantes externos: la censura las subvenciones, la producción…
Su fama llegaría con su segunda película, Furia española, que llegó a las pantallas con dos años de retraso por estar prohibida. Los dos guiones que presenta fueron prohibidos, pero a su amigo José Luis García Sánchez se le ocurre la idea de presentar uno con el título “ Una pasión azulgrana” que sí pasa el corte, pero Betriu rodó el prohibido y eso hizo que tuviera el dudoso y a la vez elogioso honor de ser el director de la película con más cortes de la historia, un total de 22.
Es una cinta popular como él quería, pero a la vez de autor que se interesa por ese submundo de las grandes ciudades, de las barriadas, en este caso el barrio chino barcelonés. Más allá del deporte rey, es la historia de unos seres marginados qué mediante la integración en el mundo del fútbol quieren olvidar su imagen y encontrar una nueva identidad. Protagonizada por Cassen, el cual buscaba una película que le devolviera aquella genial interpretación en Plácido, aquí hace de cobrador de una “golondrina”. (Para los que no sean de Barcelona, las golondrinas son embarcaciones turísticas que dan la vuelta por el puerto)
También la película chocaba con ciertos sectores nacionalistas. En una crítica publicada en el diario “Avui” el 29 de septiembre del 76 se puede leer lo siguiente y lo escribo en catalán para mantener la originalidad del texto, creo que más o menos se entiende: “Betriu, que és català, fa massa temps que viu allunyat físicament i moralment de les realitats de casa nostra (…). Betriu es mira les coses com si fos des del peu del monument a “El héroe de Cascorro” (…) La visió del poble barceloní és entelada per massa tòpics que no són precisament tòpics que ens pertanyin i ens caracteritzin. L´esquinçada de Betriu és una esquinçada perillosa. Deforma i enganya. Ha tirat al dret i la pilota no ha entrat a la portería”. JP (AVUI, 29-9-76)
Quizá quien escribe esa crítica no estaba acostumbrado a ver la Barceloneta, el Paralelo, la calle Robador, el barrio chino, la emigración, la pobreza, Betriu conocía bien la Barcelona de las postales y la no oficial, además de dejarnos ver personajes populares algo escondidos que nos retrotrae aquel documental que filmó Summers de Juguetes rotos, así pues vemos a Dolores Continente León, la anciana vendedora de lotería que vendía delante de El Molino y qué allá por el 1915 cantó cuplés en el Paralelo con el nombre de María Conti, podemos ver también a “La niña de Vallecas” que actuaba cada noche en la bodega Apolo. También vemos a Lázaro Escarceller como vendedor de cacahuetes (su oficio real) en las golondrinas qué más tarde se haría famoso en el programa de TV3 “Filiprim” con Josep Maria Bachs, el cual lo traería al “1,2,3 responda otra vez” y ganaría fama también como el abuelo en Makinavaja. La película también supuso el debut de Amparo Moreno, que trabajaba en El Molino, como viajera en la golondrina, etc.
El crítico Antoni Kirchner definió a Betriu como "la viva representación del esperpento de tanta raigambre hispánica" tras ver la película.
A pesar de los problemas de la censura y de la productora Betriu siguió y no se echó para atrás y comenzó un nuevo proyecto: La viuda andaluza.
Se trataba de una adaptación muy libre de La lozana andaluza (1528) con guion suyo. El libro que fue tachado de inmundo y feo por Marcelino Menéndez Pelayo (en la película se le menciona) fue escrito por el clérigo Francisco Delicado en 1528 y Vicente Escrivá acababa de hacer una adaptación.
En los periódicos de otoño del 76 se podía leer el siguiente anuncio: “Productora de cine busca personas feas gordas o flacas de ambos sexos de cualquier edad que deseen intervenir en un próximo rodaje”.Betriu dijo que no buscaba monstruos, pero que si publicas un anuncio pidiendo gente para una película se presentan los que se creen guapos y así con este anuncio consiguió una gran riqueza de tipos.
La película que hay que contextualizarla en la época en que fue rodada, o sea, en plena transición, tiene a Bárbara Rey de protagonista, la cual se desnuda bastantes veces y a Paco Algora, actor habitual de ese cine en el papel del pícaro Rampín.
La película utiliza el castellano antiguo y se ve acompañada de canciones compuestas por Luis Eduardo Aute que personalmente creo que chocan un poco. Es una crítica social, una sátira burlesca irreverente de las instituciones, de la Iglesia, de las armas, de la sociedad en general, etcétera. Es muy irónica y alegre, tiene golpes escondidos bastante inteligentes como por ejemplo que el cardenal esté interpretado por Escamillo (Josep Pons Ortiz), actor del Molino, famoso por su humor homosexual. Aparece también un grupo de condecorados compuesto por concejales y por militares que curiosamente la censura no tocó. Otro momento impagable es que la viuda se aloja en el Ritz y en una de sus suites se hace un prostíbulo, ahí Bárbara Rey tiene una escena de cama nada menos que con Lázaro Escarceller, entre otros.
El crítico JF Valls dijo que “Betriu vehícula una enorme cantidad de pesadillas generacionales masoquismos, sadismos, en fin, todo lo que compone la represión cultural y política que nos ha tocado vivir en las últimas décadas”.
La película, al igual que Furia española, tuvo problemas con el productor, en este caso con Andrés Vicente Gómez, que dijo que la película se había pasado el presupuesto en un 40%.Un problema de retraso en los pagos a los extras levantó una cierta polémica en los diarios de la época.
Un momento clave en su obra es la realización de 'La plaça del Diamant', de la cual hace un guion cinematográfico que queda en un cajón y TVE decide hacerla en serie y presentarla en un concurso de subvenciones. Mientras, rueda otra genialidad, Los fieles sirvientes, donde el director, según cierta crítica, abandona el estilo feísta, pero sin abandonar su tono corrosivo y esperpéntico.
Debido a los problemas de las anteriores películas con los productores, aquí trabaja con una cooperativa que engloba tres productores asociados.
El director explicaba así la intención del filme: “En cierta manera he querido hacer una crítica a las personas que tienen la oportunidad de liberarse y que no aprovechan la ocasión. (…) He intentado retratar el mundo de los criados, su servilismo. Los criados no pueden compararse a los proletarios porque, a diferencia de estos, jamás pretenden rebelarse contra su señor. (…) No es una comedia, aunque tenga humor".
Betriu, nuestro más acreditado cultivador del esperpento, olvida aquí previas veleidades feístas para imponerse una mayor disciplina necesaria en este poco fácil terreno fronterizo entre la comedia satírica y el análisis social (José Luis Guarner, El Periódico, 30-V-80)
Y llega el momento de La plaça del Diamant, Betriu tenía un guion escrito con Benet Rossell en 1976 que debían producir Carlos Durán y Vicente Aranda, era un proyecto para largometraje y la historia concluía hacia 1946 con la primera comunión de los niños, no una década después cómo se acabó haciendo. “Me gustaría que el libro y la película fuesen complementarios. La persona que haya leído el libro que vea la película, y quien haya visto la película que lea y disfrute con la novela” dijo el director.
Merçè Rodoreda estaba de acuerdo con esta decisión. Después cogió el proyecto Pepón Coromina y en 1980 fue la primera colaboración entre cine y televisión, una serie de 4 episodios, pero también llegó a un acuerdo para explotar la versión para cine.
Betriu no quería recortar la serie, sino hacer un fin autónomo, mostró su disgusto con los cortes, había optado por una voz interior para equipararla a la primera persona de la novela, eso funcionaba bien en la serie, pero no en la película. Se quejaba también de que el personaje de Quimet queda muy desdibujado en el filme. Rechazó posteriormente hablar de la película y reivindicó siempre la serie.
La Plaça del Diamant era lo primero que Betriu quería hacer en su carrera de director, es su realización más popular y recordada, por suerte la serie se puede ver en el archivo de TVE, sorprendentemente no está editada en DVD, algo extraño, ya que la mayoría de las series de la tele pública lo están, la película se editó solo en castellano en su momento por Suevia Films. En su momento fue todo un fenómeno cultural, social y hasta político, en el barrio de Gracia participaron muchos vecinos como extras, Betriu había vivido en las afueras de Gracia y conocía bien el lugar.
El éxito le lleva a rodar una adaptación de la novela basada en la obra homónima de Ramón J. Sender, Réquiem por un campesino español. Del libro decía: “Casi parece la sinopsis de una película, es muy cinematográfico y además se trata de una gran novela. De la novela española más publicada después del Quijote porque “Réquiem…” sigue siendo libro de texto en las universidades norteamericanas”. No obstante, no quedó muy contento a pesar del interés de esta. Un absurdo lío con el título provocó una polémica, Pilar Miró entonces directora general del Instituto Nacional del cine anunció que retiraría la ayuda oficial para la presentación de la película en Venecia si ésta se presentaba con el título Réquiem por un campesino ya que un diario de Madrid lanzó el rumor de que TV3 había sugerido el recorte del título, o sea, la supresión de “español”. Betriu dijo que fue él quien lo suprimió y que la televisión catalana no había tenido nada que ver, que le parecía reiterativo el título completo y le preocupaba que las repercusiones de la polémica perjudicaran la carrera comercial del filme.
Vino después Vida privada (1987) para televisión protagonizada por Héctor Alterio, Contaba con un guión desarrollado por Juan Marsé, Gustau Hernández, el propio Betriu, además de Jaime Gil de Biedma. “era algo que llevaba en mente desde hacía unos años, es una novela espléndida, muy actual. La primera razón para haberla adaptado es que soy un apasionado de ella, en el guion hemos sido fieles al espíritu de la obra, pero no miméticos y cosa rara, TVE no ha tocado nada” .Y en 1988 volvería al cine con Sinatra, adaptación de la novela de Raúl Núñez que trabajó también en el guion.
Betriu decía que “la depresión de este personaje y de toda la gente que le rodea, que en principio van en su ayuda (…) acaban atosigándole, aumentando su estado depresivo. (…) Es mi película más pesimista (...) “Sinatra es uno de estos personajes marginales que han estado fuera de la historia de la ciudad, y de la historia en general y que siempre me han interesado “
Para la película contó con las canciones de Joaquín Sabina, él quería que fuera el tercer guionista, sus canciones se amoldaban muy bien en la historia.
Recibida con tibieza tanto por la crítica como por el público, escribí de ella esto
Rueda también un capítulo de la ambiciosa serie Eurocops, "Cuellos blancos" en 1990, año que le hace volver al barrio de Gracia de Barcelona para rodar la versión televisiva de la novela de Marsé, Un día volveré. En esta ocasión fue una Gracia postiza de cartón piedra ya que la mayoría se hizo dentro de un decorado que diseñó el gran Gil Parrondo en el antiguo cuartel de la C/ Lepanto y que evocaba entre otros sitios el mítico Cine Rovira. La serie fue bastante maltratada por la dirección del ente que no creía demasiado en ella y se programó a una hora algo tardía. Se puede ver en el archivo.
Betriu no volvería a hacer cine hasta 1996, esta vez firmaría como Paco Betriu, y dirigió La duquesa roja, donde coincidiría con Andrés Vicente Gómez. La película con más aires berlanguianos que los suyos propios fue un fracaso, Betriu insistió una y otra vez en que se trataba de un sainete esperpéntico con ribetes de humor negro, que nadie buscara por tanto relación alguna con la biografía de la duquesa de Medina Sidonia, Luisa Isabel Álvarez de Toledo, que por otro lado ya había marcado distancias exigiendo que sólo Luis García Berlanga se atreviera a hurgar con una cámara en su vida
Betriu calificaba la película como de encargo y que había nacido mal desde un principio. Volvería, a pesar de esta mala experiencia, al año siguiente con Una pareja perfecta, adaptación de la novela Diario de un jubilado de Miguel Delibes con Antonio Resines y José Sazatornil, Saza. No consiguió tampoco que la taquilla funcionara y la crítica la rechazó. Según Betriu el guión era prácticamente exclusivo de Rafael Azcona ya que él solo había introducido algunas sugerencias relacionadas con el original literario. Para el director, la experiencia en anteriores trabajos de origen literario le lleva a considerar que la fidelidad al texto no es una cuestión fundamental, sino que es más importante la fidelidad al espíritu de la obra.
Participa luego en la creación de la serie para Tele 5, Petra Delicado, y en el 2001 vuelve al cine para hacer El paraíso ya no es lo que era, de nuevo con guion de Rafael Azcona y basada en un cuento de Carmen Rico Godoy, pretendía ser una vuelta a sus orígenes, pero pasó muy desapercibida y hace que abandone el cine durante 8 años.
En el 2009 cambia de registro, aunque sin olvidar sus temas y personajes marginados y rueda Mónica del Raval, film entre el documental y la ficción, la historia de una chica manchega que durante 20 años ejerció la prostitución en el barrio del Raval de Barcelona. La crítica, esta vez, vuelve a reconciliarse con él y la película consigue cierta resonancia, aunque lejos de aquel cine popular que quería, se trata de un film para minorías.
En el 2012 rueda El día que murió Gracia Imperio, se trata de un documental que indaga en la extraña muerte de la vedette Emilia Argüelles Catalina conocida como Gracia Imperio y su amante, hallados sin vida, en 1968, en Valencia. Con el pretexto de la historia volvía a interesarse por los personajes de variedades y a retratar la sociedad española de finales de los 60.
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El últimoaviador de 2019 fue su última película, se trata de otro documental que ha podido verse por televisión y del que prácticamente no hay información.
Betriu seguía con proyectos de cine experimental. Descanse en paz un director que fue uno de los grandes de nuestro cine y que tuvo que hacer frente a todo tipo de adversidades. Un premio Gaudí de la Academia Catalana fue su último homenaje a principios de este año, que el recuerdo y la revisión de sus películas siga. DEP.
Aunque a más de un lector de menos de 30 años le pueda parecer imposible, hubo un tiempo en que se podía visitar el Parque Güell tranquilamente, incluso entraban los coches y podían llegar hasta las tres cruces, la Sagrada Familia parecía que se iba a quedar solo con las ocho torres y poco se podía pensar que la Casa Batlló se podría visitar a un precio poco humilde.
Con la nominación de Barcelona en 1986 para albergar las Olimpiadas del 92 hubo un resurgir de la ciudad, mucho se comenta que descubrió el mar, pero también a Gaudí.
No estoy diciendo que no fuera nadie a sus monumentos, naturalmente que iban y eran iconos, pero no había esa fiebre que en las últimas décadas ha habido y que han obligado a medidas impopulares como hacer pagar para entrar al Parque Güell o los controles excesivos de seguridad que hay en la Sagrada Familia.
Sin duda alguna, Antoni Gaudí i Cornet fue un genio, pero como suele pasar en la vida, es mucho más apreciado por los de fuera que por los de dentro, ya se sabe aquello de que nadie es profeta en su tierra.
Esto pasó también en el mundo del cine, si preguntamos rápidamente películas de la vida de Gaudí lo más probable es que la gente se quede en blanco, aunque los más cinéfilos recordaremos un inquietante y extraño mediometraje de Manuel Huerga que se estrenó para inaugurar el segundo canal de la televisión autonómica catalana. Seguramente muy pocos citarán una película realizada en 1960, de hecho si vamos al IMDB no hay ni la nota que ponen los usuarios (al menos en el momento en el que estoy escribiendo), ya que se necesitan como mínimo 5 valoraciones, lo mismo pasa en el Filmaffinity, tampoco la hay.
Esta película la vi hace unos años por la Betevé (el canal municipal de Barcelona), en su momento me pareció más que correcta, muy bien ambientada y que profundizaba en el misticismo del arquitecto en contraposición a sus ideas de joven, la música de Xavier Montsalvatge ayudaba también en ello. Hace una semana la reencontré en youtube y la volví a ver, me pareció mejor que aquella primera vez, tiene algunas irregularidades en el guion, aunque no sé si es producto de alguna censura o de haber recortado metraje porque según veo hay varias duraciones establecidas, la que vi es de una hora y media, pero otras apuntan casi a las dos horas, por lo que es deducible que haya algún que otro tijeretazo.
Echo en falta por ejemplo más trama de la que hay en el momento en que Gaudi acepta dirigir las obras de la Sagrada Familia y más recreación de su obra arquitectónica, tampoco se cita nada sobre su catalanismo, algo lógico por el año en que se hizo, pero esto no empaña mi valoración global, creo que es una buena película sobre él y el actor Carlos Mendi está bastante creíble en el papel.
Me puse manos a la obra y quise saber quién era su director cuyo nombre no me sonaba de nada, Josep Maria Argemí, pero la información encontrada es escasa y hasta confusa.
Nace en 1920 en Sabadell y muere un año después de esta película en 1961, busqué en la hemeroteca de "La Vanguardia" el motivo de su fallecimiento, pero no sale la noticia. Removiendo información leo que produjo dos películas, una de Lazaga: El frente infinito (1959) y una de Julio Coll (1957): La cárcel de cristal. De la primera hay una copia en youtube entera, se trata de un Lazaga de esos “serios” sobre un sacerdote que ha de incorporarse a las fuerzas nacionales como capellán militar y que le provocará angustia el horror de la guerra. Es un filme interesante si se ve sin prejuicios ideológicos y tenemos a Marsillach haciendo el papel protagonista que tanto le gustaba hacer en aquellos tiempos, curiosamente la película en el Filmaffinity tampoco tiene nota, en el IMDB ya sale un 5,3 (Lo cual es mucho, pues mucha gente a este tipo de películas les pone ceros), pero vista solo por seis personas, o sea que otra película desconocida.
Peor suerte corre La cárcel de cristal de Julio Coll, invisible por la red, ya no hablo de TV ni de DVDs. En el IMDB no tiene nota y encima pone: “En este momento, se desconoce el argumento”, el reparto está encabezado también por Marsillach.
Estas producciones de Argemí son de ECA Films, su propia productora fundada a raíz de una mala experiencia que tuvo con la película La legión del silencio (1956), película que quería producir porque veía en ella un éxito seguro ya que era una fórmula como la de El Judas, pero finalmente fue Yago Films quien dio el dinero y Forqué y Nieves Conde los realizadores. Por cierto, no tuvo la resonancia de la película de Iquino y fue un fracaso estrepitoso en su día, en youtube la pueden ver.
Argemí decidió pasar a la dirección, además de producir y escribir sus películas, debuta con una adaptación de Pigmalion llamada Cristina que no convence y pasa inadvertida, en las páginas consultadas hay el error de poner que es de 1967 (ya hacía seis años de su muerte), es del 59. Tras el fracaso, no interrumpe el proyecto de realizar la vida de Gaudí, película que llevaba tres años preparándola según lo leído.
Cabe remarcar que Argemí la escribe con la ayuda del escritor y editor Mario Lacruz, que ya gozaba de cierta resonancia con su novela El inocente (1953), traducida a 8 idiomas y llevada posteriormente y de manera brillante al cine por Josep Maria Forn con el título de Muerte al amanecer (1960). Lacruz dejó toda una serie de obras inéditas que fueron descubiertas con su muerte en el 2000, en el 2004 se comercializa su libro Gaudí, una novela, hecha sobre la base del guion cinematográfico de la película.
Como he dicho anteriormente, poca información hay sobre el filme, en “La Vanguardia” del 23 de febrero de 1960 en las típicas entrevistas que hacía Manuel del Arco con la caricatura del entrevistado aparece una con Argemí, la cual comienza con una advertencia sobre “Los amigos de Gaudí” y que están temiendo la película, el director se defiende diciendo que “El señor Bergós, el más autorizado sobre la materia, lo llevo yo de asesor. Todas las advertencias que sobre el guion me ha hecho las he tenido en cuenta” (Bergós era un arquitecto, gran amigo de Gaudí y uno de sus discípulos más próximos, autor de la primera biografía sobre él). Aparte de esto, cita los dos libros sobre la vida del arquitecto catalán de Cesar Martinell y el de Bergós de los que ha partido para la reconstrucción biográfica, además de anécdotas y consultas con personas cercanas a Gaudí.
Remarca también que los personajes que hicieron daño a Gaudí aparecen con nombres cambiados y los que le ayudaron con verdaderos. Sobre las mujeres que aparecen, cita un “las habría” y se basa en dos de las que habla Bergós. Sobre el misticismo que aparece en su Gaudí da tres causas: “Los efectos que produce su forma de pensar equivocada sobre sus compañeros de juventud, el encargo de las obras del templo, que siendo un hombre considerado, precursor del funcionalismo, le lleva a estudiar liturgia y libros sagrados y la amistad entrañable con el obispo de Astorga, doctor Grau, natural de Reus”.
Argemí explica que lo que quiere es ir primero al Gaudí hombre, desde sus veintidós años hasta su muerte, y en segundo término al Gaudí arquitecto. Del Arco le hace una pregunta algo maliciosa cuando el director le dice que se ha gastado ocho millones de pesetas en el filme, entonces le pregunta si no hubiera sido mejor destinarlos para la construcción del templo, a lo que contesta: “Ocho millones de pesetas, de enterrarlos en el templo habría X metros más de la fachada de la Pasión, pero sin esta película, Gaudí y su obra continuarían en el punto de desconocimiento que están ahora”
Como vemos la ambición del director es fuerte, Del Arco acaba la entrevista con el deseo de que la gente vea la película y sobretodo “Los amigos de Gaudí” (Estos eran y son una Asociación creada en 1952 con plenas capacidades jurídicas y de actuación para proyectar al arquitecto en todas sus facetas).
La crítica que aparece en "La Vanguardia" el 24-9-1960, un día de la Virgen de la Merced, la patrona de Barcelona, por lo que deduzco que se estrenaría en plenas fiestas, es buena y se intuye en ella un realizador a tener en cuenta: “José María Argemí, que ya había apuntado estimables cualidades de realizador en otros films, se muestra en este mucho más seguro, y fluyente en el empleo de los medios cinematográficos, así como en la largueza de los elementos técnicos que ha puesto en juego”.
En el ABC no es tan entusiasta la crítica que firma Miguel Pérez Ferrero bajo el pseudónimo de Donald, aunque la acaba considerando correcta.
Creo que es una lástima que la película no esté ni editada, ni se vea en televisión y solo podamos recurrir a ella (y aun gracias) a una copia en youtube hecha en el formato 4:3 sin la mejora anamórfica, por lo que la veremos más pequeña. Y creo que la figura de Josep Maria Argemí, a pesar de su escasa obra, debería recuperarse, estamos ante otro director “maldito” que podía haber dado mucho de sí, muestras daba con este Gaudí. Aquí tienen la película completa y disculpen si en el momento en que leen mi artículo no estuviera, en youtube nunca se sabe.
Si me siguen por Facebook o en algún otro sitio, seguro que más de una vez les habré hablado de la película de animación española Érase una vez... (1950) sobre el cuento de La Cenicienta. En este film colaboró mi abuela en el equipo de los pintores, recuerdo que muchas veces me hablaba de ella y de las anécdotas que contaba Josep Escobar, que aquí se encargó de la dirección de animación.
Tal película no la he podido ver nunca, a pesar de que he escrito un montón de veces tanto a la productora Estela Films, a la Filmoteca Española, a la Filmoteca de Catalunya, etc. Solo hay una copia en B/N pues se utilizó en su época el procedimiento autóctono Cinefotocolor y el paso del tiempo la acabó descoloriendo.
En diciembre, la Filmoteca de Catalunya anunció en su programa que entre las películas que estaban restaurando estaba esta Érase una vez..., no era ninguna novedad la noticia, pues ya hace tiempo que me lo dijeron. El pasado 17 de febrero en el programa de TV3 "La gran il.lusió" que dirigen Esteve Riambau y Àlex Gorina se habló un poquito de ella, siendo lo más destacable que ya viéramos algunos fotogramas en color, lo que hace pensar que dentro de poco la podremos ver...
Sin embargo, me sentí mal al ver que no se citó a Josep Escobar, ya no sé si esto se debe a un mal tijeretazo, o a un error a la hora de escribir el guion del programa. ¿Se imaginan que me pongo a hablar de Dumbo y no digo Walt Disney? Sí citaron a Cirici Pellicer como crítico de arte, habría que especificar que él se encargó de la dirección artística, mientras el padre de los Zipi y Zape de la de animación. No fue el único dibujante que colaboró, ahí estaba el recordado Joan Ferrándiz por ejemplo.
Miquel Porter i Moix nos cuenta que las figuras de La Cenicienta y el Príncipe fueron diseñadas por Cirici y dibujadas por Ferrándiz, mientras que la gran mayoría de los otros personajes son creaciones de Escobar. Por lo que se puede ver y oír, se utilizó mucho folclore catalán y cultura popular, la película entre otras cosas fue calificada de "Interés nacional" por el propio gobierno de Franco y ganó la medalla de oro en el Festival de Venecia en su sección infantil-juvenil.
Estrenada el 18-12-1950 en Barcelona, y tres días más tarde en Madrid, la película tuvo la competencia de la versión Disney y esto la perjudicó enormemente, incluso no pudo registrarse con el nombre de La cenicienta ya que "Tío Walt" lo había hecho.
Esperemos que podamos ver esta película pronto, no ya solo en las Filmotecas, sino en DVD, y en más medios para que pueda llegar al máximo numero de espectadores. Y por favor, la próxima vez que hablen de ella, citen a sus dibujantes, ya sabemos que nadie es profeta en su tierra...
Corría el día de San Juan de 1996, por aquel entonces José Luis Garci presentaba la segunda parte de "Qué grande es el cine" dedicada al cine español en La 2 de TVE y que por una serie de discrepancias tuvo que dejar momentáneamente. Ese día proyectaban Vida en sombras de un para mí desconocido Llorenç Llobet-Gràcia que se había juntado con una serie de amigos como Serrano de Osma, Pedro Lazaga (que aparece de mago en la película), o del fotógrafo Salvador Torres Garriga. La película contaba con un gran reparto encabezado por Fernando Fernán Gómez, su esposa entonces María Dolores Pradera y entre los secundarios veíamos a la genial Mary Santpere o al siempre efectivo Fernando Sancho. Rodada en los estudios Orphea de Barcelona, tardó 5 años en estrenarse (18-5-53 en Barcelona y 15-7-53 en Madrid con escaso público).Me puse a verla y quedé fascinado.
Ya en la presentación intuíamos un filme especial, el de un cineasta que amaba el cine y que por una serie de desgraciados problemas económicos y familiares no pudo ver cumplido su sueño de realizador. Sin embargo, hay películas que valen por muchas y creo que esta de la que hablo es una de ellas. Quien la descubra no se quedará quieto, se pondrá a hablar de ella, a comentarla con sus amigos, a analizarla y sobretodo a evocarla.
La película que llegó a estar desaparecida, fue recompuesta en 1983 gracias al excelente trabajo de Ferran Alberich. Desde aquel pase en el programa de Garci se ha podido ver alguna madrugada y últimamente en el programa de "Historia del cine español".
El pasado mayo recibíamos la gran noticia de su comercialización en DVD, no era una edición cualquiera. A cargo de la empresa Intermedio se nos ofrece un lujoso pack que incluye la versión estrenada en 1953, el montaje previo a la censura de 1948, 22 cortometrajes amateurs del cineasta, un documental "Bajo el signo de las sombras", 111 minutos de extras y un librito de 74 páginas.
Y sí, nos temimos lo peor, que el precio sería caro...He aquí el problema, si bien es cierto que probablemente todo este trabajo vale eso, muchos de nosotros que pasamos dificultades para llegar a final de mes no podemos permitirnos el lujo de pagar casi 40 € por una película por mucho extra que haya.
Creo, personalmente, que aquí ha habido un error... No costaba nada haber editado una edición sencilla a un precio asequible y esta otra. Y que cada uno elija la que pueda.
Me temo que Vida en sombras caerá de nuevo en el olvido, cuesta mucho que la gente vea cine español. Yo he podido constatar que a pesar de los pases que ha habido, gente cinéfila no la ha visto nunca porque tiene el maldito chip de que el cine español de esa época tiene poca calidad y que solo las tres B (Bardem, Berlanga y Buñuel) son las que valen la pena. Vida en sombras sería una gran prueba para ver que hay bastante más que esos tres grandes nombres.
En fin, a ver si los Reyes Magos nos la traen, o ahorramos un poco cada mes...
Gracias por su atención y ya saben, vean las películas con sus títulos de crédito completos.