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06/07/2023

La venganza (1958): El registro dramático de Carmen Sevilla

 




La muerte, por desgracia esperada, de Carmen Sevilla ha llevado a distintos programadores a ofrecer varias de sus películas estos días. No es bueno que el hombre esté solo, La fierecilla domada, El relicario o Enseñar a un sinvergüenza son algunas que tanto La 2 como Trece TV han rescatado.

Me uno a este recuerdo con La venganza de Juan Antonio Bardem, la elección de la actriz no estaba entre los planes iniciales de su director que quería a Haya Hararit (la recordarán por Ben-Hur), pero al no conseguirla, optó por una cara desconocida elegida a través de un concurso. Los productores tanto españoles como italianos (era una coproducción) rechazaron la idea y querían a una estrella, nombres como el de Virna Lisi, Lola Flores o Paquita Rico estuvieron en la baraja inicial, aunque el director finalmente se decantó por Carmen Sevilla, una elección que pilló por sorpresa ya que no contaba con tal registro dramático. Sin embargo, la actriz ya era lo suficientemente reconocida y no solo por sus papeles en películas folclóricas, acababa de rodar una de aventuras Los amantes del desierto (famosa luego al ser redoblada por Tip Y Coll en Asalto al castillo de la Moncloa de Lara Polop, lo que motivó una querella de ella), Don Siegel la dirigió en Aventura para dos y estaba rodando con Vittorio de Sica y dirigida por Javier Setó Pan, amor y Andalucía.


Con su elección Bardem pretendía varios objetivos, por un lado burlar la censura ya que la actriz para nada era considerada contraria al régimen y  por otro compartiría papel con Jorge Mistral, pareja cinematográfica con éxitos como El caballero andaluz o La hermana San Sulpicio. Ofreció una buena interpretación, aunque la crítica, como suele pasar en estos casos, no opinó lo mismo. Con el paso de los años se valoró más su trabajo.

Pero Bardem tuvo que autocensurarse más para poder dirigir La venganza, no se aceptó su primer título Los segadores por tener connotaciones sociales y recordar el himno de Cataluña, aunque nada tuviera que ver. Paradójicamente, el que posteriormente eligió era lo contrario que quería enfocar, una antivenganza. El metraje de Bardem llegaba hasta las 4 horas y los productores se negaron en rotundo. El argumento trata sobre Juan que sale de la cárcel por un crimen que no ha cometido, él y su hermana han jurado matar a Luis a quien consideran culpable de sus desgracias, entre ella y este surgirá una atracción. El otro protagonista era el italiano Raf Vallone, quien había trabajado con Sara Montiel en La violetera, por lo tanto el film tenía bastante atractivo para el gran público, además el actor tenía ya experiencia con el tema por haber protagonizado Arroz amargo

Narrada en el ambiente de los segadores castellanos, destacan escenas como el encuentro de las dos cuadrillas, las cuales cumplen con el rito tradicional de lanzarse mutuamente requiebros y agudezas en plan de competición. Por otra parte, son dignas de ver estas en pleno trabajo bajo el sol y cayendo el sudor en cruentas gotas, parece oírse el jadeo de los cuerpos sometidos a tal trabajo recio. La trama amorosa era más bien simbólica.

No cabe duda la intención documental realista que tenía y una reflexión mediante sugerencias o símbolos sobre la Guerra Civil y posguerra. Bardem tuvo que ambientarla en 1930 para evitar la prohibición y esperar la complicidad del público. Por otro lado, era una película reveladora de toda la plástica y dramatismo de los yermos, las llanuras, el cielo y el sol, junto con las gentes y los hombres de Castilla. Suponía un traslado al cine de la perspectiva y pintura que dieran los escritores de la generación del 98 especialmente, pero ahí también se reflejaba  el Salinas del 27 o el López Pacheco del 50 con su realismo socialista y crítico.

Otra frustración de su director fue rodar una trilogía sobre braceros, segadores y aceituneros, algo que no encontró financiación alguna, aunque con Los segadores, perdón La venganza, cumplía otro trio compuesto por su mirada en la ciudad: Muerte de un ciclista y en la provincia: Calle mayor.

El mensaje que se presentaba era el de la solidaridad, así se superaban conflictos como el de la huelga de los jornaleros enfrentados primero contra el amo de una rica hacienda y luego contra la mecanización del campo, tales temas no fueron cortados por la tijera del censor, aunque tal y como he dicho ya hubiera una autocensura también precedida por la frase inicial de “esta película simplemente pretende contar los trabajos y los días de una cuadrilla de seguidores”. Así pues, el tema de la venganza que llevaba el mensaje que había que olvidar viejos rencores para seguir adelante fue aceptado.

Sin embargo, La venganza no fue bien recibida por la crítica internacional, recordemos que entre sus enemigos tenía al mismísimo Truffaut y este ejercía una fuerte influencia entre colegas. Se le acusaba de ser poco original y no aportar nada nuevo, incluso obras anteriores en su día alabadas fueron puestas en entredicho. Se decía que Cómicos remitía a Luces de variedades de Fellini, Muerte de un ciclista a Crónica de un amor de Antonioni, Calle Mayor a Los inútiles también de Fellini y La venganza al El camino de la esperanza de Pietro Germi. Hasta el bello Technicolor aquí ofrecido fue duramente rechazado, una de las críticas comparó la imagen del sol con la de un huevo frito y que el director se vendía a la comercialidad dejando de lado su vena de autor.

El cine de Bardem fue decayendo desde entonces ya fuera por el tema de la censura y por cierto hartazgo, Sonatas aun tuvo peores críticas, A las cinco de la tarde fue un fracaso que le llevó a irse a Argentina a rodar Los inocentes (Crónica negra) en 1963, aunque ese año volvería a ofrecer sus cualidades en Nunca pasa nada, pero tampoco la crítica tuvo piedad y la bautizó injustamente como “Calle menor”

Mientras Bardem era menospreciado, todo lo contrario sucedía con Carmen Sevilla, la cual conseguía un pequeño papel, pero importante, el de María Magdalena en Rey de reyes de Nicolas Ray, no obstante como hiciera Sara Montiel, rechazó trabajar en Hollywood en un contrato que tenía con la Paramount y prefirió interpretar películas populares, a destacar sus colaboraciones con José María Forqué en El secreto de Mónica y en La cera virgen ya en la etapa final de su carrera donde supo reinventarse también con registros más dramáticos en una etapa tan complicada como la del destape. Tras su retirada del cine, tuvo otra etapa muy recordada de la mano de Valerio Lazarov que le ofreció presentar el "Telecupón" en Tele 5 y hasta que el maldito Alzheimer la anuló, estuvo presente en la pequeña pantalla presentando desde galas o el "Cine de barrio" en sustitución de José Manuel Parada.

Descanse en paz Carmen Sevilla, quizá una actriz no lo suficientemente reconocida al igual que como hemos visto con Juan Antonio Bardem, aunque por motivos diferentes.

25/03/2021

El Rey de Reyes de Ray

 


 

Tiempo de Semana Santa y la excusa perfecta para la revisión de algún que otro título de los llamados péplums bíblicos y entre ellos los de la vida de Jesús, películas que por otra parte son interesantes cualquier día del año. Entre todos, uno que cada vez que lo veo gana y ese  es Rey de Reyes de Nicholas Ray. A veces me da la sensación de quedarme solo con la elección, generalmente la crítica acoge el de Pasolini con pasión y acostumbra a subvalorar los demás, tampoco la Iglesia Católica parece gustarle mucho, para el responsable del Departamento de cine del Arzobispado de Barcelona, Mn. Peio Sánchez, la película de Ray es limitada, aunque peor es la valoración que le da a La historia más grande jamás contada de George Stevens que la califica de mala en el análisis que hace de Jesucristo en el cine en este enlace  

En un principio la superproducción de Samuel Bronston estaba pensada para, ni más ni menos,  John Ford, de ahí pasó a John Farrow que la titularía La espada y la cruz y planeaba solo usar las palabras de la Biblia, el guion resultaba imposible de filmar y ya no se supo más de él. Al final fue a parar a Nicholas Ray que al contrario de los directores mencionados no profesaba, al menos abiértamente, una religión, aunque sí se sabe que su padre era un católico que se había pasado al luteranismo.

 Pensó en varios actores para el papel de Cristo, un no muy conocido para el gran público Keith Mitchell parecía ser la primera opción, pero al no convencer a los productores se pensó en Christopher Plummer, Peter Cushing o hasta en Max Von Sydow que luego lo encarnaría en la de George Stevens. Por consejo de John Ford al final eligió a Jeffrey Hunter que ya había trabajado con Nicholas Ray en La verdadera historia de Jesse James, el actor tenía unos profundos ojos azules y esa mirada era la que quería el director mostrar en primeros planos. 

Antes de continuar conviene aclarar que Jesús en el cine salvo alguna excepción como la película muda que dirigió Cecil B. DeMille con idéntico título y alguna otra, no se le mostraba el rostro ya que se pensaba que podría ofender que fuese retratado y repercutoera negativamente en el filme, por ejemplo en Ben-Hur lo vemos de espaldas o mostrando la mano, o bien lejos para que no se vea. El tabú se rompe aquí y naturalmente hubo reacciones en contra, veían en Hunter una cara muy joven, incluso a la película en plan irónico  se la conocía como “Yo fui un Jesús adolescente” en referencia a toda esa saga de películas que mostraban a monstruos de la Universal en la época de tener bastantes granos. Sin embargo estas mentes más bien cerradas no tenían en cuenta que Hunter cuando empezó a  interpretarlo tenía 33 años ¿Les suena la edad? Pues sí, la misma de cuando Jesucristo fue crucificado, por tanto la polémica resultaba estéril. Hunter, por otra parte, se tomó el papel muy en serio, no quiso que saliera nada de su vida privada mientras durara el rodaje y llevó una nariz de masilla falsa, aparte de afeitarse todo el pecho.

   

Bronston no quería ninguna polémica que pudiese estorbar la reputación del filme y llevó el guion ni más ni menos que al Papa Juan XXIII el cual lo aprobó. También se quiso asegurar que no hubiera polémica con la comunidad judía  y se eliminaba toda alusión en que pudieran parecer los más malos de la película, algo que la censura española echó en falta en sus informes.

Ray decía que no quería hacer una epopeya, sino una crónica que diera la impresión de verse por primera vez. Ray tenía en cuenta presentar a Cristo también como un rebelde en clara consonancia con los personajes de sus películas e intentar relacionarlo con el mundo actual,  el del hombre que se debate entre la contemplación y la acción y la profundización en ideas sobre el inconformismo, la libertad y la violencia. La tarea no era fácil, pero por ello encargó a Philip Yordan un guion hábil que lo conseguía, jugaba con la comparación entre Jesús y Barrabás, el primero como defensor de la paz y el segundo de la violencia contra la opresión y aplicar una teoría de que Judas no lo traicionó por dinero, sino por provocar una reacción y que pasara al lado violento. 

Ray Bradbury escribió la narración y Diego Fabri, quien fue secretario del Centro Católico Cinematográfico supervisaba los textos en relación con las Sagradas Escrituras. Fabri tenía buena reputación, había acabado de colaborar con Rossellini en El General de la Rovere. La adaptación de la versión española corrió a cargo de Enrique Llovet, quien seguiría colaborando con Bronston.

Muchos recuerdan la película por la presencia de Carmen Sevilla como María Magdalena, su relación con Ray fue excelente según se cuenta, se aprendió de memoria los diálogos en inglés y su voz no fue doblada en la versión original, ella misma fue a Hollywood a doblarse, aunque curiosamente en la versión doblada, María Luisa Solá le puso la voz. La interpretación suya no pasó desapercibida y la revista francesa "Cinemonde" le dedicó una portada. 

   

En el reparto encontrábamos muchos actores españoles, desde Conrado San Martín (Pompeyo), Gerard Tichy (José), Antonio Mayans (Juan), José Nieto (Gaspar), Rubén Rojo (Mateo), Félix de Pomés (José de Arimatea), Luis Prendes (Dimas, el buen ladrón), Rafael Luis Calvo (Simón de Cirene), Fernando Sancho (hombre endemoniado), Paco Morán (hombre ciego). También podíamos ver a Frank Braña, Cris Huerta o al mismísimo Paul Naschy si nos fijamos bien, incluso Fernando Rey interpretó el personaje de Abdul, pero el montaje final eliminó su presencia.

   
                                                  Paco Morán

Entre los nombres internacionales destacan Robert Ryan en el papel de Juan el Bautista, Harry Guardiano como Barrabás o Rip Torn como Judas. Personalmente siempre me ha llamado la atención la actriz que hace de Virgen María, una semidesconocida Siobhan McKenna que construye un personaje con mucha calidez humana y que siente una profunda inquietud por lo que va a suceder. Creo que de todas las actrices que han hecho este papel, ella es la que la captó mejor, ya sea por el guion, por sus dotes interpretativas o la dirección de Ray

El presupuesto se fue desbordando mientras se rodaba y Bronston necesitó más ayuda financiera, la MGM se interesó por la película, aunque exigió algunos cambios, más escenas de lucha que no fueron dirigidas por Ray sino por Charles Walters y el control del montaje final, asimismo se cambió el cartel, el cual recuerda al de Ben-Hur. De todas maneras, no se puede decir que en el resultado final no se notase la mano de Ray, escenas como el prólogo de la entrada de Pompeyo en Jerusalén, la muerte de Herodes, el sermón de la montaña, la última cena o la crucifixión llevan su sello, aparte del cromatismo tan recurrente en sus obras, ahí vemos la tonalidad roja de los romanos en contraste con la blanca

   

Volviendo al sermón de la montaña, el operador Manuel Berenguer se encargó de atar entre los olivos cables para que fueran pasando las cámaras, el travelling ya es una de las escenas más famosas de la historia. Los decorados corrieron a cargo del gran Enrique Alarcón, inolvidable el diseño de la mesa de la última cena. Entre los ayudantes de dirección estaba José López Rodero quien dirigió la secuencia de los monos en 2001, una odisea del espacio.

   

La película se rodó en lo que hasta hace poco eran los Estudios Buñuel en Madrid (Avenida de Burgos 7) y hoy son pisos de lujo (sic) debido a que TVE que los había utilizado desde el 88 y puso tal nombre decidió venderlos en el 2015. En su momento fueron los estudios más grandes de Europa, primero se llamaron Sevilla Films, Chamartín y luego Bronston al comprarlos el productor y rodar todas sus superproducciones. Es aquí donde se contruyó el templo de Salomón y todo el decorado que vemos, para los exteriores se utilizó la zona de La Pedriza en las afueras de la capital, el río Alberche pasó a ser el río Jordán 

Y claro está, no podímos olvidarnos de la partitura del gran Miklos Rozsa en la que resalta los aspectos místicos y no tanto en las marchas, para más de un crítico es su mejor obra. Como he dicho al principio, la crítica no fue muy justa, Bronston que estaba preparando El Cid y había contratado a Mario Nascimbene para la música lo despidió y volvió a contratar a Rozsa pues leía que en casi todas ponía que solo se salvaba la composición del maestro húngaro

 

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...