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22/07/2022

Dragon Rapide (1986), de cuando el cine español pretendía ser objetivo



Aprovechando la efeméride y con el objetivo de reivindicar esta película algo olvidada, traigo esta semana Dragon Rapide (1986) de Jaime Camino. Sé que mis lectores son instruidos, pero para aquellos que navegando se encuentren esta página, siempre que Google quiera, y sean victimas de los planes de educación actuales, decirles que no les hablaré de una película japonesa de artes marciales ni nada parecido. El Dragon Rapide era un avión, concretamente un De Havilland (DH) 89, que financiado por Juan March vino desde Inglaterra y trasladó a Franco a Tetuán desde Las Canarias para ponerse al frente del ejército de Marruecos en lo que fue el inicio oficial de la Guerra Civil española aquel julio de 1936.

 Jaime Camino que tenía entonces en su haber tres grandes películas sobre el tema: España, otra vez, (1968),  Las largas vacaciones del 36 (1976) y La vieja memoria (1979), llevaba tiempo queriendo llevar este tema y como en 1986 se iban a cumplir los 50 años de aquello, recurrió a Román Gubern para que escribiera el guion y contrató a Ian Gibson para asesorarle. El director bien sabía porque había esperado tanto tiempo en llevarlo a la pantalla ya que provocaría controversias en una España que ya llevaba una década de transición.

 Así pues declaraba que: “creo que la gente va a recibir la película con expectación y creo que va a suscitar polémica porque sobre Franco cada uno tiene su opinión, para los que lo tienen sacralizado, será una sorpresa encontrarlo mucho más de carne y hueso. La gente de izquierdas maniquea, que aun piense en los buenos y los malos, se encontrará con que en el film es un personaje entendido, explicado, con todas sus dudas, que las tuvo”. Gubern sugirió y acabó aportando un personaje falso, el del periodista que tenía que empezar las vacaciones justo el 18 de julio, para “dar el contrapunto tierno y humano del lado de la República. Porque todo lo demás muestra el lado facha de la historia” declaraba. También saca a Pau Casals preparando un concierto en el Palau de la Música con un emotivo final.

    

 Llamó la atención que se viera el lado humano de Franco, a veces incluso con algún ligero toque de humor, como cuando su mujer pide que no sea muy ceñido el pantalón ya que lo hace gordo o cuando muestra su hartazgo con los gazpachos y que lo cambien por una tortilla. Hasta lo vemos en la cama hablar con su mujer y contarle que en París ha conocido taxistas que eran generales del zar y que no podía haber mayor deshonra…Precisamente para conocer más sobre esta vida anónima privada de él se contó con unos libros aparecidos entre 1936 y 1937, con las aportaciones de su primo Francisco Franco Salgado-Araújo (en la película interpretado por Pedro Díaz del Corral) y de su cuñado Serrano Suñer que se reunió varias veces con Gibson.

 Juan Diego volvió a ofrecer una actuación académica, Camino lo eligió y quiso que se reflejara su mirada, la cual describía como hundida, oscura y siempre mirando de lado, algo que el actor cumplió perfectamente. Igualmente tuvo que perfeccionar la voz, que la tildaba de barítono, pero atiplada, fue de sus papeles más difíciles y le ocasionó insomnio. Para el papel de Carmen Polo escogió a Vicky Peña , prácticamente desconocida en el cine, y que demostraba lo excelente actriz y todoterreno que era. 

 

 Entre los problemas de la película está que a pesar de la voluntad de querer explicar bien todo, problemas con la producción obligaron a reducir metraje, así sorprende que no salgan Gonzalo Queipo de Llano o el General Sanjurjo, pero creo que las críticas hacia la película que casi llegaron a decir que era una apología de él son muy injustas, vemos escenas de un Franco cruel cuando pide que se disuelva una manifestación a tiros o a cañonazos. Por lo tanto y a pesar de que el ritmo de la película es algo irregular, Dragon Rapide hay que revisarla, y ya no solo por lo que nos cuenta, sino por ver en el cine español una aproximación objetiva, respetando al público para que sea él quien verdaderamente juzgue, algo de lo que por desgracia siempre ha carecido nuestro querido cine, ya estuviéramos en la Dictadura como en Democracia.

La pueden ver editada en DVD, aunque es probable que cueste encontrarla. Si no la tienen en la plataforma de RTVE PLAY.

https://www.rtve.es/play/videos/cine-de-siempre/dragon-rapide/6516727/

17/06/2022

Las mujeres de Enrique VIII (2): Ana Bolena (1920)

 




Seguimos con la entrega de las mujeres de Enrique VIII en el cine, y esta vez nos vamos al cine mudo y de la mano de Ernst Lubitsch. En 1920, un año después de satirizar la monarquía borbónica francesa a través de su filme Madame du Barry, volvió con esta Ana Bolena del todo espectacular producida por la UFA, la película no escatimó en gastos a pesar de que Alemania arrastraba las consecuencias de su derrota en la Primera Guerra mundial. Así pues,  durante el metraje podemos ver los gigantescos decorados que reproducían el Castillo de Windsor, la Torre de Londres o la Abadía de Westminster entre otros. Cabe añadir que hubo hasta 5000 extras…

 El director eligió a Emil Jannings como Enrique VIII quien volvía a ponerse a sus órdenes después de haber encarnado a Luis XV en la película anteriormente citada. Su interpretación fue tildada por el biógrafo del director  Herman G. Weinberg como "un monarca robusto y brutal, serio, y al mismo tiempo, un astuto diplomático, pero que trataba a las damas de la corte como un cerdo cruel” La película, a pesar de que pertenece al género histórico, no renuncia tampoco al sentido del humor con la que el director se caracterizaría años después, por ejemplo, el arzobispo de Canterbury aparece bajo una sombra en forma de arco gótico. Para Ana Bolena eligió a Henny Porten quien da al personaje un tono jovial en contraposición a la regia Catalina.


Este film estableció las bases del fluido estilo narrativo del cineasta según los críticos y se puede decir que anticipa muchas otras versiones, la descripción de los personajes y sus relaciones son tratados con toda la humanidad convencional, lejos del estilo acartonado en el que se movía el cine histórico. Se tuvo que contener el toque histriónico del actor para hacerlo más accesible según la voluntad de Lubitsch. Memorables escenas son la fiesta campestre o el viaje a Inglaterra de ella. También se dice de esta Ana Bolena que fue el filme que le había abierto las puertas a Hollywood. Otro elemento a destacar es el brillante ritmo musical como está ideada (recordemos que es muda, pero da la sensación como si estuviera rodando una opereta).

Sé que cuando hablo de una película muda bastantes pasáis de ello, pero creedme y dadle una oportunidad a esta película. En youtube está, aunque no en las copias que se merece.



05/10/2021

Claret, la madurez del actual cine religioso

 


Hace unos días, mientras repasaba los estrenos, di sorprendentemente con una de la que no había oído absolutamente nada, se trataba de Claret, la película, biopic del santo dirigido por Pablo Moreno, realizador especializado en cine religioso. Se tenía que estrenar el año pasado conmemorando el 150 aniversario de su muerte, pero por culpa del COVID hubo que esperar un año más.

Remarco lo de la sorpresa, pues siendo una película española, no hay apenas información de ella en programas de televisión ni de radio, salvo aquellos que sean religiosos o vinculados con la Iglesia como la COPE o la TRECE. He aquí un problema doble: por una parte, el de nuestros informadores cinematográficos que deberían, se supone, informar de todo aquello que se estrena, les guste o no. Y por otro lado, el del cine religioso que da la sensación de estancarse solo para un público creyente.

Más de uno me dirá  que este cine goza de buena salud, y de hecho con ciertos datos podrá corroborar su afirmación: Hay mucha más cantidad que en los tiempos que tales películas gozaron de una edad de oro, sin embargo, no logran la trascendencia de aquellas. Vidas de santos como las de San Juan Bosco o San Felipe Neri que van mucho más allá de su obra, han sido tratadas como anodinos telefilmes, pensados para ser exhibidos únicamente por televisión o en alguna sala parroquial. Resultan agradables e interesantes de ver, pero no van más allá de una realización plana que con el paso de los años acabarán olvidándose.

Un hombre para la eternidad  (1966) Fuente: Amazon

Atrás quedan esas grandes películas como Un hombre para la eternidad, Becket, Monsieur Vincent, Francisco, juglar de Dios, La pasión de Juana de Arco… que siguen visionándose en las principales Filmotecas y que son recordadas por distintas generaciones sin la necesidad de pertenecer a ninguna religión. Por tanto, acudí a ver Claret, la película con el miedo de encontrarme con los defectos que veo en este cine, aunque había algún dato que me llevaba a pensar que estaría por encima de la media actual.

Pablo Moreno lleva década y media dirigiendo, con la experiencia que ha ido adquiriendo mejora, no ya solo en el guion, sino en el aspecto técnico del que sigue habiendo carencias, pues ha de saber moverse con un presupuesto modesto. Muestra sensibilidad y atención con sus proyectos, creo que es conocedor de las virtudes y defectos del cine religioso y con Claret logra una madurez que puede ser el inicio de una carrera que le lleve, por fin, a superar esta barrera que se ha interpuesto entre este cine y la crítica.

Para empezar, la película logra ampliar el espectro de un círculo reducido de espectadores, y nos muestra la curiosa investigación que Azorín (Carlos Cañas) hizo del santo y todas esas biografías en el siglo pasado, que por intereses oscuros tergiversaron la vida de este y de la que el escritor también cayó en el error, no hablando como debiera de Claret en su libro La voluntad (1902). En 1938, supo rectificar en un artículo publicado en "La prensa" de Buenos Aires el 22 de mayo y vio las injusticias que se habían acometido contra él y que también era de aquella quimérica "Tercera España".

Fotograma de la película. Fuente: Claret La película
Así pues, entre este trabajo del escritor, el cual lo vemos cercano, mostrando sus temores a su mujer,
preocupándose por el "guerracivilismo" que se palpaba o charlando con su amigo Pío Baroja, se va intercalando la vida del santo, desde sus inicios en la rama del textil, para casi inmediatamente ya verlo con el hábito y fundando su congregación, años más tarde será nombrado Arzobispo de Cuba.

En esta etapa el director se detiene más tiempo, personalmente me hubiese gustado más una profundización de los primeros años, pero el biopic no permite pararse demasiado y una vez analizado todo el metraje se logra entender donde ha tenido que resumir para conseguir un metraje que sigue siendo generoso, pero equilibrado.

Vemos al Padre Claret siguiendo sus principios, lucha contra la esclavitud, encuentra enemigos incluso desde dentro, pero no le merman para nada, hay escenas bastante conseguidas y un esfuerzo considerable en el actor que lo interpreta, Antonio Reyes. Bien es cierto que no le vemos predicar mucho, en eso el Santo era todo un maestro, pero puede responder esa falta a no querer recargar el filme y hacerlo más ligero buscando más público, que el ritmo narrativo no cese, y buscando unas imágenes que valgan más que mil palabras.

Es precisamente ahí, donde uno se da cuenta de que esta vez no se ha hecho una película abusando de la tópica hagiografía, algo que sucede en otras actuales y que a veces hasta logra conseguir el efecto contrario de lo pretendido, sino que el propio espectador ya se va dando cuenta de quién era el Padre Claret y empatiza con él. Moreno logra un filme valiente en su terreno, sabiendo mezclar la objetividad con la emotividad, criticando donde debe, aun sabiendo que puede comportar algún malestar entre su público más ortodoxo. En todo el metraje podemos ver las luces y sombras de esa Iglesia que Claret quería renovar y que en más de una ocasión era y es incapaz de aplicar las palabras de Jesucristo de “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”

Fotograma de la película. Fuente: Claret, la película

La película aun se hace más interesante en el momento en que es llamado a ser el confesor de la Reina Isabel II (Alba Redondo), a esta la vemos retratada como infeliz, débil, desdichada, sola… Se nota que ha habido un gran trabajo ahí detrás de investigar y saber componer un perfil indicado, más de una escena resulta conmovedora como los diálogos que mantiene con el santo o cuando se moja en el mar, como símbolo de intentar encontrar una pureza, aunque su ropaje no se lo permita.

 Ingeniosamente, Pablo Moreno va trazando paralelismos entre aquel revuelto siglo XIX, las guerras carlistas, el liberalismo, etc. y el ambiente que generó la Guerra Civil del 36, el clímax va subiendo y la película crece. Es de agradecer, que no tome partida por ningún bando, ya digo que el director muestra, luego el público ya opinará, no hay el maniqueísmo tan pesado que suele tener el cine español ya sea desde un bando o desde el otro.

Así pues, el espectador atento conseguirá empatizar con el Padre Claret, perfecta la escena en su primer diálogo con la Reina, vemos claramente que es un trabajo que no desearía ni desea, pero ante todo está la obligación también de cumplir con lo mandado, y el de saber estar con la persona, sea un rey o un esclavo, y lo veamos con aura o sin ella.

Claret se ve obligado a acompañar a la Reina en el exilio, Azorín también tuvo que coger otro tren e irse, el director los empalma y ciertamente se nos pone un nudo en la garganta. Los paralelismos de tales acciones no dejan de ser una lección de historia y una reflexión del problema de las dos Españas que por desgracia sigue estando ahí.

Fotograma de la película (Fuente: Claret, la película)
Bienvenida sea esta Claret, la película. Ojalá nuestros tan queridos informadores cinematográficos le
hubieran prestado la atención requerida. Azorín, que fue también un gran aficionado al cine, supo rectificar, esperemos que sigan su ejemplo. Sin duda alguna cabe felicitar a Pablo Moreno por su trabajo a contracorriente y que nos siga deparando sorpresas en su cine, seguro que sí.

11/03/2021

Picazo y su San Juan de Dios: Cuando el director de La tía Tula quiso dejar de ser intimista

Carátula de la película

Aprovechando que el calendario del pasado lunes marcaba la onomástica de San Juan de Dios y ya que estoy en Granada y es su copatrono, aproveché para repasar la película que Miguel Picazo dirigió sobre su vida, y que como pasó con la mayoría de su filmografía, pasó inadvertida. Picazo, para quien que no le suene nada el nombre, fue quien realizó uno de los grandes logros de nuestro cine, La tía Tula (1964), sin embargo tres años después su Oscuros sueños de agosto no logró tener el mismo eco, en el guion colaboraba un aun desconocido Víctor Erice que tuvo mejor suerte y que con solo tres películas suele aparecer en las listas que tanto gustan de los mejores directores. 
 

 Picazo hizo dos más que el autor de El espíritu de la Colmena, un total de cinco para ser más claros, no cuento aquí sus realizaciones de televisión. Cuando se le cuestionaba por qué no fue más prolífico contestaba con un “pregúnteselo a los productores”. Una década después de su segundo filme, su nombre volvió a aparecer para llevar a cabo la vida de Juan Ciudad (canonizado como San Juan de Dios) y cuyo título sería El hombre que supo amar. En la rueda de prensa de la presentación y ante la pregunta de qué suponía esta película, contestaba con un simple: “Mi tercera película” y ante la insistencia de quien quería saber más añadía un “Ya es bastante”.

 No cabe duda de que Picazo tenía una personalidad muy marcada y en su obra siempre hallaremos algo. En este caso quiso quitarse la etiqueta de “director intimista” y abordar una producción compleja en la que se mezclaría la historia, la religión y una biografía de un santo. El germen de la película es la biografía que Josep Cruset escribió por encargo de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios “Una aventura iluminada” en 1957 y que recibió el Premio de Biografía Aedos. En una de las publicaciones que la Orden realiza en su “Archivo hospitalario” concretamente la número 5 del año 2007 se puede leer lo siguiente acerca de esta: “libro que, sin otro mérito que la más sincera sencillez, ha cumplido su más importante misión en el hecho de haber penetrado la figura de San Juan de Dios en los ambientes intelectuales, esquivos por principio a las vidas de Santos del viejo estilo”. 



Y así, efectivamente, el libro llegó a un intelectual como Picazo, persona que no se consideraba religiosa, pero que no se podía negar a la evidencia y el compromiso de la persona a la que iba a filmar. No obstante, el director no quiso seguir al pie de la letra el retrato de Cruset ya que entendía que estaba orientada por la Orden y siguió un guion de Santiago Moncada, conocido en el cine por su disparidad en temas, desde escribir Cuando el cuerno suena o La corrupción de Chris Miller, en teatro obtuvo un gran éxito con Violines y trompetas o Cena para dos

 Escogerlo significaba que estaríamos ante una hagiografía distinta a la que el cine español nos tenía acostumbrados y efectivamente así fue, la película no sigue el mismo patrón que las vidas de santos en grandes clásicos católicos patrios como Molokai (Luis Lucia), Rosa de Lima (José María Elorrieta), Isidro el labrador (Rafael J. Salvia) o Aquella joven de blanco (Leon Klimovsky) ni tampoco en el cine religioso como Balarrasa (José Antonio Nieves Conde), El beso de Judas (Rafael Gil) o Marcelino, pan y vino (Ladislao Vajda), películas en su mayoría, con algunas excepciones, subvaloradas más por cuestión de prejuicios y  enmarcarlas en una época concreta como el franquismo. 


Picazo aportó otro tipo de cine, él decía que cogiéramos todas las películas históricas antes de El hombre que supo amar y todas las que se hicieron después y viéramos la influencia que había tenido y en gran parte tenía razón, películas como La noche oscura (Carlos Saura) sobre San Juan de la Cruz o la televisiva Teresa de Jesús (Josefina Molina) estaban más cerca de Picazo que de las producciones anteriores. Picazo con su obra quería desmarcarse desde la misma música del inicio hasta el final del llamado “cine de estampita” y sus convicciones en más de una escena fueron llevadas extremadamente.Probablemente ese sea el principal problema de por qué no tuvo éxito. 

No creo que la película tenga una segunda lectura y analice la situación que se vivía por entonces con la muerte de Franco y la Transición, aunque siempre se puede encontrar un paralelismo, el director lo que quería principalmente era elaborar una película de una época determinada como se estaban efectuando en otros países. Personalmente me gusta a pesar de sus irregularidades, es un notable retrato de la España del Siglo XVI y más concretamente de esa Granada de moriscos conversos, una terrorífica Inquisición, una Iglesia palaciega, una medicina ignorante y la más pura miseria y nulos derechos de los mendigos que no notaban la caridad de las capas más altas, gente acomodada y de los religiosos.

La Inquisición en una de las escenas más crueles del filme

Precisamente al querer retratar cruelmente este mundo, la descripción que el director hace de Juan Ciudad (así se le llamaba antes de ser canonizado) tiene más fuerza, es la historia de un hombre que denuncia las injusticias de la sociedad de su tiempo y que se comprometió con los necesitados y desamparados en un Imperio que no veía ponerse el sol, pero que carecía de la caridad. En la película veremos en más de un momento cómo acusa a su Iglesia de la falta de esta y que estuviera más obsesionada con el poder. Los diálogos que mantiene con la jerarquía eclesiástica son convincentes. El retrato de la Inquisición es cruel, aviso de que más de una imagen puede herir al espectador, se nos muestra absolutamente todo, lo mismo que en las prácticas de la medicina supersticiosa. Picazo quiso rodar con “locos” de verdad en el Hospital Real, sus escenas cuando traen a Juan Ciudad ahí, recuerdan el tremendismo de Goya.

San Juan de Dios en el manicomio (Fuente: IMDB)

Pero no todo es truculento en el filme, hay escenas emotivas, la conversación final que tiene con el preso Yusuf que me recuerda ese diálogo de Jesús con Juan Bautista en Rey de reyes, en más de una ocasión lo veremos llevando al enfermo en los brazos, evocación del cuadro que se puede ver en el Museo de Bellas Artes de Granada de Manuel Gómez -Moreno y del cual hay una copia si visitan el Museo de San Juan de Dios en Granada ubicado en la Casa de los Pisa. También lo veremos quitándose sus ropas para tapar a enfermos, enterrando a un niño bajo una intensa lluvia, o escenas en las que habla con prostitutas, gente de mal vivir que nos recordará cuando Cristo también se acercaba a estas y era criticado, de ahí que podamos verlo como a San Francisco de Asís y ser un “alter Christus”, eso lleva a pensar en las películas que hicieron de él.

San Juan de Dios salvando del incendio a los enfermos del Hospital Real de Granada (Manuel Gómez-Moreno) Fuente: Museo Virtual de la Diputación de Granada)

Para el papel del santo, Picazo escogió a Timothy Dalton que está doblado por Francisco Valladares, y fue porque le recordaba su rostro a un busto de San Juan de Dios realizado por Alonso Cano . El actor se había especializado entonces en producciones históricas que también se apartaban del estilo más blanco de las anteriores, por ejemplo fue el rey de Francia Philip II en El león en invierno, el príncipe Rupert en Cromwell, Henry, Lord Darnley en María Estuardo, reina de Escocia. Del resto del reparto, excelentemente dirigido, destaca Antonio Ferrandis en uno de sus mejores papeles como el truculento director del manicomio, Dr. Cabrales, José María Prada que nunca fallaba y que aquí compone un Gran Inquisidor implacable, Queta Claver como Inés que desborda todo su carácter, una Ángela Molina como Jazmín, una de las hijas de Yusuf, que va adquiriendo protagonismo hacia la parte final, o un Juan de Ávila dubitativo que plasma perfectamente Alberto de Mendoza, aunque doblado por Benjamín Domingo.

Busto de San Juan de Dios (Alonso Cano) Fuente: Ceres-MCU

La película se estrenó tarde y mal, hay una fecha como la oficial (24-02-77), aunque parece que en alguna que otra ciudad se había visto antes, luego hay un reestreno en Madrid en agosto del año siguiente, como podrán observar una fecha “ideal” para promocionar la obra, no tuvo suerte Picazo que por aquel entonces batallaba también con los cortes de censura de su cuarta película Los claros motivos del deseo. No acabo de entender que siendo la película más cara del cine español hasta esa fecha tuviera esta malísima distribución.

La crítica de entonces la trató muy mal, Fernando Trueba que en aquella época le gustaba imitar a Truffaut y ser el sepulturero del cine español tituló su artículo en "El País" (31-08-1978) como “Penosa superproducción” (sic). También se dice que dentro de la Orden de San Juan de Dios no gustó el enfoque de Picazo, a pesar de que durante el rodaje tuvo la supervisión de dos sacerdotes de la obra y recibió el visto bueno tras verla, pero la polémica que causaban las violentas imágenes provocó alguna que otra división. En el "ABC" del 5 -5 76, antes de que se viera en las grandes ciudades, un fraile de la Orden escribió una carta a Timothy Dalton alabando su actuación, copio un fragmento:

“Querido hermano , llevo 32 años practicando la doctrina de ese hombre que tú has encarnado y que quedará a perpetuidad en esta cinta. (…)me emocioné , gracias a ti conocerán el por qué existe un grupo de hombres que dejándolo todo siguen al que en Granada fue como la letra del disco de la misma: ¿un pillo, un loco, un santo? (...)

El DVD de esta la adquirí en "La casa de los Pisa-Museo de San Juan de Dios" de Granada porque apenas se podía encontrar en las tiendas de películas de Barcelona. En Youtube está entera en el momento en el que escribo este artículo, pero aparece y desaparece, por lo que mejor tenerla comprada.

 En fin, una película notable y de la cual también recomiendo que en su visionado observen como el director domina y enfoca las masas perfectamente, así como el retrato de los ambientes como ese mercadillo o la casa del noble. La fotografía es de Manuel Rojas, colaborador habitual en el cine de José Luis Garci y la dirección artística es de otro insigne nombre Eduardo Torres de la Fuente (El Lazarillo de Tormes, 1959). La música de Antonio Pérez Olea (Con el viento solano, 1966) es bastante singular y no acaba de amoldarse cuando se escucha por primera vez, pero está compuesta así expresamente para diferenciarse de lo que sería la partitura que uno está acostumbrado en este tipo de producciones. 

En el disco que se editó por Columbia de la música se incluían dos canciones del grupo Madroñal, aunque en la película no salen.  Pueden escucharlas en el siguiente enlace (si no pueden abrirlo, al leerlo desde un móvil, oigan la canción en el youtube que pongo a continuación) se dice que las letras están subidas de tono como el propio filme con versos como Granada cristiana, mora y medieval. Junto a cada iglesia se alza un lupanar…” 

http://lafonoteca.net/disco/el-hombre-que-supo-amar/

Portada del disco

 

 Miguel Picazo, como ya he dicho, se tomó demasiado en serio lo de realizar una película innovadora dentro del cine español, pero solo las personalidades valientes y con amor al oficio son capaces de llevar su ideal hasta el final, ojalá tuviéramos cineastas como él actualmente. Vean la película e incluso si no les gusta la primera vez, denle otra oportunidad, seguro que el juicio mejorará.

10/04/2020

La espada negra, la olvidada película de Rovira Beleta


Hará ya 12 años en el Facebook hice un grupo de homenaje al director Francisco Rovira Beleta, siempre lo he considerado un director infravalorado, aunque en los últimos años parece que se le recuerda algo más. En su centenario, la Filmoteca de Cataluña hizo un ciclo y estrenó un muy buen documental hecho por su su nieta

En este grupo reivindicaba que pudiésemos ver sus películas editadas en DVD, una de ellas era la olvidada "La espada negra" de 1976, film que el propio realizador tampoco le gustaba recordar.
Tal película fue emitida por "La clave" en el año 1991 en un debate sobre Isabel de Castilla, la selección de películas de tal mítico programa corría a cargo de Carlos Pumares.

Desde entonces apenas se había emitido.pero un pase en el ciclo antes mencionado me dio la oportunidad de verla en pantalla grande y me gustó. Hace una semana La 2 la recuperó en su espacio de cine español y esperemos que alguna plataforma ya la ponga de forma definitiva, estaba en la desaparecida Filmotech cuyas películas buscan cobijo. Por cierto, en abril la Filmoteca barcelonesa tenía previsto pasar el corto en 3D que hizo de "El lago de los cisnes", pero con el confinamiento habrá que esperar...

Mi crítica en Filmaffinity: https://www.filmaffinity.com/es/user/rating/285949/637777.html

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...