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20/02/2024

Centenario de Lee Marvin: La leyenda de la ciudad sin nombre (1969)

 



Un 19 de febrero de 1924 nacía en Nueva York el actor Lee Marvin y su centenario no podía pasar por alto en este blog, su fisonomía dura y glacial unida a un pelo blanco ya desde joven le caracterizó en personajes de violento, asesino, gánster o pistolero. Trabajó con grandes del cine como John Ford, Fritz Lang, Raoul Walsh, Don Siegel, Robert Aldrich, Stanley Kramer, Michael Curtiz, Richard Brooks, Richard Fleischer… A ellos se suma, entre otros más, Joshua Logan director de la Leyenda de la ciudad sin nombre (Paint your Wagon, 1969) de la que hablamos hoy.

El actor nos dio una serie de escenas en su filmografía difíciles de olvidar, aun nos duele ese café hirviendo que le lanza a Gloria Grahame en Los sobornados, cuando le tira a James Stewart el bistec de John Wayne en El hombre que mató a Liberty Valance o su enfrentamiento con Ronald Reagan en Código del hampa. Pero no todo son recuerdos malvados, tenía su corazón y cuando le tocaba ser más bondadoso le creíamos por igual, Marvin supo reírse de su encasillamiento, ya Ford en La taberna del irlandés nos lo pinta en aquella peculiar Nochebuena como el Rey de los EEUU, sus ganas de parodiarse tendrían en La ingenua explosiva (Cat Ballou, 1965) su recompensa en su doble papel como peligroso pistolero y en el de su ingenuo hermano gemelo, la Academia le concedió el Oscar y la cotización de Marvin subió.


Tal papel pudo influir para que finalmente Logan lo escogiera para La Leyenda de ciudad sin nombre, probablemente cuando citamos al actor nos acordamos muy especialmente de cuando canta (o susurra) “Estrella errante”, decía Jean Seberg, la protagonista, que era como escuchar lluvia gorgoteando por una tubería oxidada. Completaba el trío un Clint Eastwood aun muy asociado con los westerns de Leone, él mismo decía que lo que se estaba rodando era Cat Ballou 2 y viendo los problemas que tuvo Logan pensó que lo mejor era crear su propia productora Malpaso y empezar a dirigir.


La película era una mezcla de musical y western, aunque ninguno de estos dos se presentaba como ortodoxo, en cuanto al primero se estrenaban grandes éxitos como My Fair Lady o Sonrisas y lágrimas, pero también fracasos estrepitosos como La estrella o Hello Dolly. La Paramount arriesgó mucho al producirla y más contratando a Logan que acababa de rodar Camelot y que había sido un fracaso de público y hasta de crítica bastante injusto. En cuanto al segundo, a pesar de que la Academia se había decidido a premiar a John Wayne por Valor de ley aquel año, era indudable que la fuerza del spaghetti western italiano y las cada vez más abundantes desmitificaciones del género que Sam Peckinpah o el mismo Eastwood realizaría, acabarían dejando el western clásico ya como una reliquia.

Quizá por estas dos cosas y muchos otras, se dejó de lado lo que sería una adaptación fiel de la obra teatral estrenada en Broadway en 1952 y con música de Frederick Loewe y Alan Jay Lerner, el primero no quiso colaborar en las nuevas canciones que acabarían siendo escritas por André Previn, pero el segundo sería el productor y no se llevó nada bien con Logan, hasta tal punto llegaron las discordias que lo amenazó con sustituirlo por Richard Brooks. El director tenía claro y más tras Camelot, que no iba a haber la coreografía clásica, la cual se prescinde a lo largo del metraje y hasta se sustituye por todo un desfile de carrozas, lluvia y barro, primeros planos rodados desde el punto de vista de estas bajando a toda velocidad con lo que visto en una gran pantalla haría aumentar su atractivo. Las canciones no ralentizarían el ritmo narrativo y serían interpretadas por actores no cantantes, de ahí que rechazara la primera propuesta de Paramount de que fuese Bing Crosby el protagonista, el único profesional del género sería Harve Presnell que se luce en el número de "They Call the Wind Maria", aunque en el resto del filme su papel apenas tiene resonancia . Por otra parte, la mayor parte sería rodada en escenarios naturales.

Así pues Marvin cantaba, aunque recibiese esos “halagos” como el antes descrito por su compañera, pero su manera de interpretar la inolvidable “Estrella errante” contribuyó al éxito de esta. Eastwood no había cantado entonces y salía bastante bien parado como cuando hizo aquella de El aventurero de medianoche, con Jean Seberg al final cedió a los ruegos de Lerner y fue doblada por Anita Gordon. Creo que esta vez, pero no lo puedo confirmar, no se doblaron las canciones en la versión española, algo que sí pasó con Camelot, aunque sí José Guardiola la versionó con bastante éxito.

Otro aspecto era atraer a estos géneros un público antagónico, la casualidad quiso que al final Jean Seberg fuese la protagonista, papel pensado para Faye Dunaway, Mia Farrow o hasta Shirley MacLaine, la elegida fue Lesley Ann Warren, pero quedó embarazada y tuvo que rechazarlo, el contratar a Seberg hizo que ese “menage a trois” atrajera a los cinéfilos que por aquel entonces tanto le atraían las críticas de la Nouvelle Vague, curiosamente en Camelot también había uno y de los más famosos de la historia, pero ahí el no hubo la reacción esperada. La película también tenía que conseguir que la audiencia más recatada no se escandalizara por ello y de otros temas que van saliendo ( tema del “secuestro” de las prostitutas, el joven granjero que descubre el sexo…), de ahí la elección del escritor, dramaturgo y humanista Paddy Chayevsky, la sexualidad en el musical era algo hasta entonces impensable, él era todo un experto a la hora de hablar del sexo cotidiano en la televisión y su nombre tenía ya muy buena reputación  por el Oscar en Marty, luego lo recibiría por Anatomía de un hospital y Network. El hecho es que la historia podía ser vista desde dos puntos de vista distintos, por una parte un canto a la libertad sexual muy propio de esos años unido con el progreso, pero por otra parte que aquello solo conducía “a la nada” a no saber dónde iba uno como dice la letra de la primera canción, a que el mundo se dividía en los que van a algún sitio y a los que no y todo eso era castigado, ya nos lo advertía su predicador. Sin querer desvelar finales, digamos que hay todo un homenaje a Buster Keaton

Y en toda esa función, quien salía ganando a pesar de que Eastwood se fuera convirtiendo en una gran estrella y un excelente director y el encanto de la Seberg, era Lee Marvin, ya desde la primera secuencia cuando ha de acelerar el rezo por el hermano muerto de Eastwood para tomar posesión de esas tierras donde está apareciendo oro con ese guiño al de arriba o la manera que tenía de beber, enganchan. Mi plano favorito, aparte del famoso de la canción, es ese diálogo con ella una vez recién casados cuando la va a acosar y ella coge la pistola y le dice lo que piensa, aquel rostro de él dándose cuenta de lo que es y queriendo mostrarle sus respetos pocos actores sabrían resolverlo con esa naturalidad y sinceridad que un papel de estas características requería. Por eso he querido elegir esta película porque creo que es de sus mejores interpretaciones y un actor que podía hacer de todo tal y como antes he recordado en varias de sus películas, aunque pasen los años este Ben Rumson que compuso tiene una magia indescriptible, uno siente hasta piedad porque al fin y al cabo compartimos más de una cosa con él.

Para acabar conviene matizar un error que se produce al hablar de esta película como un fracaso, no lo fue, otra cosa es si compensó el alto presupuesto, pero eso ya es otra historia… Recaudó nada menos que 14.500.000 dólares de la época, en España tuvo la excelente cifra de 2.985.400 espectadores y hasta tuvo una reposición en Navidades del 79 también exitosa. Desgraciadamente, fue la última película de Joshua Logan, uno de esos nombres que algún día nos tendrían que explicar su ninguneo, por suerte críticos como nuestro admirado Jaume Figueras se han encargado de que lo valoráramos como merece.

Por cierto, no me he olvidado, ahí va el "Wand´rin Star" genuino de nuestro homenajeado Lee Marvin y por partida doble

16/12/2021

Dos Fords navideños

 

Suelen preguntarme en estas fechas por recomendaciones de películas navideñas, pero que a la vez no lo sean, o sea que es como si me pidieran una comedia para reír, pero que no se notara el humor…Bueno, hay solución para todo, recuerdo que el pasado año les recomendé Ginger y Fred de Fellini, este año elegiré a John Ford.

Y precisamente escojo dos títulos con John Wayne de protagonista, uno de los cuales no lo suficientemente conocido, se trata de Tres padrinos (1948), basado en un cuento de Peter B. Kyne que Ford ya había adaptado en su etapa silente. En España no llegó a estrenarse, carezco de la información necesaria para saber exactamente cuáles fueron los motivos, pero probablemente al salir el tema del suicidio, la censura actuara. El doblaje que se efectuó es de 1984 y para un pase en TVE, posteriormente se pudo ver en las privadas y últimamente en algún pase en los westerns de la Trece.




Tres padrinos cuenta la historia de tres asaltadores de un banco, perseguidos por un sheriff, que se adentran en el desierto donde encuentran a una mujer moribunda a punto de dar a luz. Estrenada en 1948, año en el que realizó su más famosa Fort Apache, se le criticó cierta sensiblería en el tema, incluido todo un maestro libre de sospecha como José Luis Guarner la tildó de insulsa en el plano dramático.

Pero cada visionado trae sorpresas, y al no tener esa aureola de gran película, uno puede observarla y analizarla en busca de querer hallar más de lo dicho profesionalmente. Más que criticarle la densidad dramática, creo que falla algo en el hilo narrativo, pero que se ve compensado en el excelente trato pictórico consiguiendo escenas inolvidables y es que Ford al dirigir era como un gran pintor, en cada encuadre encuentras algo y al final qué más da si la historia falla al lograr captar su esencia 


Este cuento navideño, en el que es fácil hallar comparaciones entre los tres bandidos y los tres Reyes Magos, así como otros episodios evangélicos, tiene una fuerte carga de espiritualidad, recordemos que el salón que sale en el último tramo se llama “la taberna de la última oportunidad”.

Para todo aquel que diga que Ford está pasado de moda, decir que esta premisa argumental se halla en Tres hombres y un biberón y aquellas adaptaciones que luego la Disney hiciera. También en una película de animación japonesa reciente Tokyo Godfathers, que ya en su título lo homenajea.

 


El otro título, ya más conocido es La taberna del irlandés (1963). Aquí si que estamos en una película muy alegre, desenfadada, vitalista... Un Ford ya de su última etapa que rodó en plenas vacaciones y uno cuando la ve, se le va la imagen de hombre rudo que tenemos en mente de él.

Es inevitable la comparación con El hombre tranquilo, aquí también tenemos una pelea buenísima entre Wayne y Marvin que aunque se hagan daño, sabemos que son puñetazos sin rencor. Pero aquí no hay desplegada con tanta intensidad la nostalgia tan bien medida de aquella.

Ford aborda el tema de la mujer, algo que siempre levanta controversias, y diré aquello de que más de uno se fija demasiado en el árbol y no ve el bosque. Cierto que hay alguna bofetada, sin ánimos tampoco de ser un maltrato, sino englobada en un humor slapstick y más para parodiar el personaje masculino, además tenemos que tener en mente las  coordenadas temporales y sociales. ¿Qué les voy a decir? A Ford a menudo se le tacha de conservador, efectivamente lo era, pero qué me dicen ustedes de películas como Las uvas de la ira o Qué verde era mi valle, ojalá fueran así aquellos directores que tienen fama de lo contrario y han sido incapaces de abordar esas temáticas. Ford no era machista, sencillamente porque no tenía noción sobre qué se entiende por ello hoy en día, y era capaz de filmarte una película femenina como Siete mujeres, además el personaje de Elizabeth Allen que aquí se nos presenta tiene bastante profundidad.



La acción acontece en unas Navidades, donde los amigos ya retirados del Ejército pasan su tiempo en la taberna de Donovan, lugar donde discuten, pelean, se liberan de la monotonía de la vida tropical… Es entonces cuando llega esta bostoniana que busca a su padre y eso provocará una serie de problemas ya que tuvo mestizos con otra mujer.

La película es un canto a la diversidad de creencias y razas. hay presente ese choque de civilizaciones con los recuerdos de la guerra. Los personajes presentados son ya más bien apátridas  e incluso hasta se podría hacer una lectura quizá arriesgada de encontrar así la felicidad con ese exilio del mar.

Ford rueda una misa del gallo en la que es imposible que uno no suelte una carcajada, especialmente en el papel de Marvin, actor que acababa de ser Liberty Valance y que aquí está simpatiquísimo jugando con ese tren eléctrico, así como Wayne. Creo que ya no hace falta que defienda que era un gran actor. En los secundarios tenemos a una siempre excelente Dorothy Lamour, actriz que merecería más recuerdo, o a un César Romero que borda su papel mezclando su cinismo con ese toque elegante

Son películas ambas que estaría bien analizar con más detalle en coloquios, en todo caso creo que se ajustan a lo que me piden y pueden pasar un rato de buen cine sin tampoco perder ese espíritu navideño.

 

27/05/2021

Tres grandes musicales de Joshua Logan

 

Seguramente, muchos de los jóvenes cinéfilos de hoy en día, no les diga apenas nada el nombre de Joshua Logan, es cierto que los que tienen más edad tampoco lo reivindicaron mucho.Un caso extraño,  uno de esos realizadores con una filmografía corta, pero interesante, llena de clásicos que en su día dieron bastante de que hablar. Picnic, Bus Stop, Sayonara, Fanny…Hoy voy a recomendar brevemente tres musicales que realizó y que son una delicia.

 Empecemos con Al sur del pacífico (1958), se trata de un musical de Rodgers y Hammerstein que el propio Logan montó en Broadway tras leer los relatos de James A. Michener. En la trama hay una doble relación sentimental: por una parte, la enfermera norteamericana (Mitzi Gaynor) que se enamora de un residente francés (Rossano Brazzi) de la zona; por otra, la nativa (France Nuyen) con un teniente yanqui (John Kerr). En ella, como ya adivinarán, se tratan temas como las relaciones interraciales y la denuncia de racismo en la sociedad estadunidense de la época, casi se diría que es una especie de continuación de su película Sayonara con Marlon Brando.



Es una película, que al igual que los otros dos musicales que citaré, tiene sus defensores y detractores, aunque en este caso la balanza se inclina más hacia el lado negativo. A Logan se le achacó un reparto con poco carisma y que no supieran cantar, que dejase la carga ideológica en un segundo plano, algo que suele suceder en todo musical donde la música es la principal protagonista, y que esos números rodados con esos filtros monocromos resultaran poco estéticos. A pesar de que dicen que fue un fracaso el filme, lo cierto es que fue de los más taquilleros de ese año. Logan, digan lo que digan, le dio gran vitalismo a esta obra, números como "There is Nothin Like a Dame” tendría que estar en cualquier antología del género, al igual que otras como “A Wonderful Guy “con gran ritmo y color o la curiosa
“Bali Ha´i”

 

 “Some Enchanted Evening”, el tema más lírico y bello con ese atardecer, probablemente el más famoso de la película

 .  

 Tras 8 años vuelve al musical con Camelot, sus detractores señalarán que es larguísima o que en ella hay una atmósfera de "hippismo" repelente, algo que molestaba mucho a la pareja Redgrave-Nero, cuando vinieron a Sitges en el año 87 dieron fe de ello. Sin embargo, sí había un trasfondo ecologista ya que los vestidos fueron confeccionados con tejidos naturales, algo que le acercaba más a la moda sesentera que a la Edad Media. De todas maneras, no creo que esto sea motivo para decir que la película ha envejecido mal, el musical de Frederick Loewe y Alan Jay Lerner tomaba como punto de partida la novela de T.H: White The Once and Future King que Walt Disney ya había adaptado para su Merlín, el encantador (1963) El hecho de ver un Camelot donde las letras de las canciones nos recordaban que las flores crecían en ramilletes, que el invierno estaba prohibido hasta diciembre o que la lluvia jamás caía antes de ponerse al sol, nos aproxima más bien a una atmósfera de cuento, más que de apología de ciertas modas pasajeras. 

En Broadway, Camelot se estrenó el 2-12-60 y tuvo 873 representaciones, lo interpretaban Julie Andrews y Richard Burton, cuando Jack L. Warner decide llevarlo al cine se gasta 15 millones de dólares y quería a Julie Andrews, incluso se disculpó con ella por no haberla contratado para My Fair Lady.

   

 Pero el productor acabó cediendo a los gustos de Logan que pidió a Redgrave ya que daba una imagen más adecuada de mujer adúltera que no una monja como Andrews, según palabras de él. Para Lancelot se eligió a Franco Nero, un actor más bien limitado y más para este tipo de producciones, aunque superaba bien la prueba, entre otras cosas porque Logan sabía dirigir bien a los actores. Al igual que en South Pacific, se rodó en grandes exteriores, para nada tenía ese regusto teatral de otros musicales. Logan rodó en España, veía que los castillos de Inglaterra estaban en ruinas o tenían adiciones modernas, mientras que aquí se conservaban enteros los que fueron construidos en la Edad Media. Finalmente, Logan eligió el castillo de Coca y el Alcázar de Segovia.

   

 El resultado final fue un musical maravilloso, con grandes números como el inolvidable "If Ever I Would Leave You" que según cuenta Jaume Figueras se había hecho ya famoso en nuestro país porque se utilizaba en el programa de TVE "Reina por un día". Algo parecido sucedía con el "I Could Have Danced All Night" de My Fair Lady que era la sintonía del programa "Fantasía" de RNE. La canción ha tenido múltiples versiones y alguna que otra parodia.

   




 A Richard Harris la canción que más le gustaba era la de "How to handle a Woman", que la consideraba la creación más bella de todo musical.  

 Como solía ser típico en Loewe y Lerner, más de una canción era dialogada como este "What do The Simple Folk Do". No olvidemos tampoco el número de Camelot y la boda  

 Aunque la película no tuvo el éxito esperado porque según Warner el reparto no era lo suficientemente atrayente, a los productores poco les importó y dos años después Logan volvería con La leyenda de la Ciudad sin Nombre, otro musical de Loewe y Lerner, mi preferida entre las tres, fue su última película con solo 61 años, fallecería a los 79. Aquí sí que el reparto era popular, aunque el rodaje estuvo marcado por las diferencias con Lerner que además era productor ejecutivo y lo amenazaba con sustituirle por Richard Brooks (curioso nombre para un musical…) Ambientada en plena fiebre del oro, se trata de un musical vitalista y a la vez cínico que propone una divertida reflexión sobre las relaciones sexuales, la respetabilidad, el dinero, la amistad, el sentido de propiedad, las raíces de uno, etc. Inolvidable final que casi podríamos emparentar con el cine cómico.

Logan volvía a ofrecernos otro “menage à trois” como en Camelot, aunque aquí ella estaba casada con los dos protagonistas. Eastwood canta con su propia voz, aunque al actor no le gustó la película y la consideraba un Cat Ballou 2 por el protagonismo que tenía Lee Marvin, el cual conseguía un papel parecido a ese confeccionando un aventurero borrachín y jugador.

 Mención especial para Jean Seberg, que demostraba poder trabajar en comedias y romper ese encasillamiento de musa de la Nouvelle Vague. Si me preguntan cuál sería la única película que me llevaría a una isla, no tengo dudas de que sería esta, me hace sentir acompañado, me provoca sonrisas, veo además un western, una de aventuras, una comedia, sus canciones son pegadizas y de calidad…

 La película costó 20 millones de dólares que no pudieron recuperarse, pero con los años ha ido creciendo en prestigio, la canción "Wand´rin Star" fue número 1 en muchos países, incluido España donde José Guardiola popularizó una versión en español.

     

 Pero no hay que olvidar los otros números como el bellísimo “They Call the Wind Maria”, el bucólico "I Talk to the Trees” o el lírico "A Million Miles Away Behind the Door”, así como el rítmico tema del comienzo “I´am on My Way”  

 Si ustedes han tenido un mal día, están deprimidos, o simplemente quieren animarse más y de paso ver buen cine, opten por cualquier de estos tres musicales. Ya les aviso también, de que incluso, si no son muy aficionados al género, quedarán satisfechos.


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