Hará cinco
años que empecé este blog y he procurado en más de una ocasión escribir sobre
películas poco reconocidas por la crítica o incluso desconocidas por una parte
del público, más aún en generaciones nacidas a partir de 1990. Cuando hablo de
estas, suelen ser obras que por una razón u otra me gustan, pero hoy traigo una que
no me convence a pesar de ser de John Huston, cuya filmografía me atrae, aunque no
me importa decir que tiene en su haber obras flojas, fallidas como este Bajo el
volcán del que hablo a continuación e incluso inaguantables.
La primera
controversia es el tema, tantas veces hablado de la adaptación cinematográfica
de novelas, todo se resume en que son dos lenguajes distintos y que el director
de cine lo que ha de procurar es trasladar su espíritu ya que, obviamente, es
imposible trasladar todas las hojas al celuloide. Bajo el volcán fue escrita
por Malcolm Lowry en 1947, tardó 10 años en acabarla, narra la jornada de un ex
cónsul británico en México, Geoffrey Firmin, durante el día de difuntos de 1938,
es un hombre alcohólico, desquiciado por los fantasmas de su pasado y que no ha
sabido encontrar el amor. Es un libro complejo que muchos compararon con el Ulises de Joyce. Con tal dificultad no es de extrañar que una
larga lista de directores no pudiese con ella, Buñuel la rechazó porque resultaba
complicado visualizar una historia que sucede prácticamente en el interior de
un personaje, Joseph Losey encargó a Cabrera Infante un guion, pero el escritor
contaba que acabó en un manicomio sometido a tratamiento de shock y sublime
ironía.
Entre la
rumorología se dice que hubo hasta 30 guiones para poder adaptarla durante
treinta años, parece que el primero que lo intentó fue el actor Zachary Scott,
Jorge Semprún intentó escribir un guion, en el prólogo de la edición de
Tusquets dice sobre Lowry que “su vida y su obra nos ayuden a destruir la funesta
concepción de la literatura como vocación de servicio: que nos ayuden a
comprender que un escritor no debe tomarse en serio […] que lo único que hay
que tomarse en serio es la literatura misma”, tal frase la podríamos aplicar también en el cine
y en cualquier arte. Incluso parece que hubo una oferta a Gonzalo Herralde,
pero este acabó haciendo la película Jet Lag. Finalmente, un estudiante de
literatura llamado Guy Gallo entregó un guion al productor Michael Fitzgerald y
este se lo enseñó a John Huston al cual le había producido su película Sangre
sabia, y este aceptó a sus 77 años y ya con problemas respiratorios debido a un
enfisema pulmonar.
Huston
estaba descolocando aun más a los críticos en aquellos 80, a la ya mencionada
Sangre sabia, se une un musical familiar Annie y un divertimento comercial
Evasión o victoria, realizar Bajo el volcán podía recuperar un nombre que
empezaba a ser menospreciado por la crítica. Se rodeó de un buen equipo, el
guiño a Buñuel y que no pudiera llevarla a cabo se materializa contratando a su
fotógrafo fetiche Gabriel Figueroa, intentó que Richard Burton la protagonizara,
pero este estaba con otros proyectos y recurrió a Albert Finney con el que
tenía una buena relación desde Annie y del que llegó a decir que había hecho la
mejor interpretación jamás vista. Para el papel de la ex mujer del cónsul
recurrió a Jacqueline Bisset y el del hermanastro a Anthony Andrews. Huston, que
había vivido en México largo tiempo, ya había rodado ahí, entre otras, El tesoro de Sierra
Madre y La noche de la iguana, conocía bien su cultura, de ahí guiños como el
contratar a Enrique López Tarso, el famoso Macario, cuya película comenté en este blog hace un año.
No cabe
duda de que a Huston le interesó el personaje por encontrar más de una
similitud en el tema del alcoholismo, él negaba que intentara autobiografiarse, aunque admitía que sus
experiencias le servían para dar más profundidad al personaje. Defendía que el
cónsul era un héroe y que su adicción a la bebida era un arma defensiva contra
los ataques e insultos a la sociedad y a la vida que le rodeaba. Ante ciertas
críticas por si estaba haciendo una apología del alcohol lanzaba un dardo: “¿No
se tomaría Dios una copa si echara una mirada a lo que ha creado?” Que la acción
ocurra el día de difuntos en México tiene su atractivo, como bien sabrán ahí es
toda una fiesta, ya los créditos iniciales filmados por Danny Huston (su hijo)
nos muestran ese mundo y la ambientación está conseguida, incluso hasta vemos
un fragmento de un teatro ambulante con nuestro Don Juan Tenorio.
Sin
embargo, la película acaba siendo fallida, aunque otra parte la considere
excelente. Cierto que Finney ofrece una gran actuación,
pero dos horas viéndole bebido acaba siendo cansino, más cuando no hay
personajes secundarios en los que apoyarse y que nos sirvan para adentrarnos en
su interior psicológico, solo el personaje de López Tarso en el comienzo
funciona, aunque luego queda desdibujado. Peor aun resulta el personaje
del hermanastro al que no se le saca todo su interior y que estaba participando
en la Guerra Civil española, pero que había huido porque veía la derrota.
Solamente
cuando Huston saca el manual de viejo director la película funciona, el clímax
final es notable, recuerda a sus películas negras, pero resulta insuficiente
para una película con multitud de temas como el del personaje derrotado que tan
sabiamente supo reflejar en parte de su filmografía, así como otros temas como
la doble moralidad, la política, el desengaño…Aun así esa falta de amor que
ataca al personaje desde el primer momento y el mal presagio con esas vistas
del volcán están bien enfocadas. Precisamente este Bajo el volcán también auguraba una época en el cine caracterizada por directores muy preparados, pero con mediocres guionistas y escritores.
El pasado 16 de octubre se cumplieron 100 años desde que los hermanos Walter y Roy Disney fundaran la "Walt Disney Company" y es evidente que tal efeméride merece una revisión de toda su gran obra. La mayoría habla, obviamente, de sus películas de animación y deja algo de lado sus producciones plenamente realistas, especialmente las clásicas. En este blog he hablado, desde que lo creé, de varias de estas, hoy me iré a la primera, la excelente adaptación que se hizo en 1950 de La isla del tesoro.
La idea de adaptar la mítica novela de Robert Louis Stevenson estaba en la mente ya de Walt Disney a finales de los 30 e incluso había pensado en una película animada, las consecuencias de La II Guerra Mundial congelaron el proyecto hasta que en 1949 se volvió a ello, se compraron los derechos de la obra que estaban en manos de la Metro que preparaba también una adaptación. Disney buscó las localizaciones en Inglaterra, concretamente en Bristol, Falmouth y la costa de Cornualles, mientras que los interiores se filmaron en los Denham Studios de Londres.
El reparto sería británico a excepción del actor infantil estadounidense Bobby Driscoll en su papel de Jim Hawkins, su mirada angelical, su rostro conmovedor y expresividad fue uno de los pilares para el éxito del film, así que Walt Disney no lo quiso cambiar cuando las leyes británicas se lo impedían por razones de edad, sus escenas fueron filmadas antes de que la justicia pudiera actuar y el tribunal de apelaciones declaró que Disney había infringido descaradamente la británica. El trabajo de Driscoll, que ese año había sido recompensado con un Oscar honorífico por sus trabajos en Danny (1948) y La ventana (1949), le valió ganar una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, posteriormente fue la voz de Peter Pan (1953) y Walt Disney tenía más proyectos para él, pero el cambio de físico y un caso severo de acné los paralizaron, problemas de salud y de drogadicción acabaron con su vida en 1968, incluso fue enterrado sin saberse quién era.
Para el papel de Long John Silver se contrató a Robert Newton, el cual lo borda perfectamente y sería el papel probablemente más recordado de toda su carrera y que repetiría en una secuela del film y en una serie. La interacción entre estos dos actores fue muy alabada y ayudaba a centrarse más en la relación entre los dos personajes, cierta crítica había visto mal que en la anterior versión de Victor Fleming las actuaciones de Jackie Cooper y Wallace Berry fueran concebidas como vehículo de lucimiento, opinión que no comparto
Sí, en cambio, se pude decir que Disney fue más fiel a la novela o a su espíritu, a pesar de varios cambios, entre ellos, el del final. El guion corrió a cargo de Lawrence Edward Watkin, habitual en producciones suyas como Los arqueros del rey (1952), La espada y la rosa (1953) o Darby y el rey de los duendes (1959). Es evidente que de su pluma salían muchas ideas del mismo Walt Disney, entre ellas que abundaran los planos del viaje visto a través de los ojos de Jim. Todo ello se tenía que materializar con un buen director y se contrató a Byron Haskin que aun no tenía una filmografía muy famosa como tal, pero sí en cuanto fotografía y efectos especiales, en 1939 había ganado un Oscar por la primera aplicación práctica en el cine del proyector de fondo de triple cabezal. Sus posteriores películas fueron grandes éxitos de crítica y público: La guerra de los mundos (1953), Su majestad de los Mares del Sur (1954), Cuando ruge la marabunta (1954)…
Haskin imprimió en la película una atmósfera opresiva, algo que gustaba mucho a Walt Disney, recordemos las escenas del bosque de Blancanieves y los siete enanitos, el incendio en Bambi, el fragmento de "La noche en el monte pelado" de Fantasía…La fotografía corrió a cargo de Freddie Young, cuyo nombre ya ha aparecido en anteriores artículos de este blog como uno de los grandes colaboradores de las superproducciones de David Lean, el "Washington Post" publicó en su día que era una de las fotografías en color más hermosas jamás tomadas.
El resultado final gustó mucho a Walt Disney, incluso no quiso aligerar el film, aunque pensó en incluir una secuencia animada, "Reynard, el zorro", contada a Jim por Long John Silver, sobre este personaje quería hacer una película, pero tenia dudas de si el "Código Hays" pondría problemas que le ocasionaran rechazo entre parte de su público, algunos bocetos fueron utilizados posteriormente para su versión animada de Robin Hood .
La novela de Robert Louis Stevenson fue adaptada varias veces en el cine, ya hemos citado la de Victor Fleming brevemente en 1933, posterior a la de Disney hay la dirigida por John Hough con Orson Welles en 1972. También tenemos una producción curiosa que supuso el debut de Fraser C. Heston en la dirección y que recurrió a su padre Charlton Heston para encarnar al famoso pirata y como Jim Hawkins teníamos a un joven Christian Bale. Los teleñecos (Muppets) tuvieron su versión en 1996 y la Disney en 2002 volvió a recurrir al tema en una extraña versión que cambiaba el mar por el espacio en El planeta del tesoro y que supuso un gran fracaso. Lo cierto es que la influencia de la novela de Stevenson en el tema provocó que cierto estereotipo y que concibiéramos las novelas y las películas de aventuras con islas tropicales desiertas, mapas con una X, marineros con la pata de palo o piratas con loros sobre sus hombros.
Tres jueves hay que relucen más que el sol: Jueves Santo, La ascención y El Corpus. Ustedes me dirán por qué lo digo, porque hoy es jueves de Corpus y en la película que toca, vemos la procesión en Toledo. Pero de esos tres jueves incluso se han perdido todos en alguna autonomía, al igual que una buena copia de este filme.
La Celestina de César
Fernández Ardavín no se puede visionar bien de momento, lo más triste y paradójico es que en cuanto copia buena, de haberla, hayla... Fue emitida por TVE en el espacio de "Historia de nuestro cine" hace relativamente poco, pero actualmente no la veo en
ninguna plataforma... Si quieren, en Youtube está colgada con muy poca
resolución.
En su momento fue un espectacular
éxito de taquilla, nada menos que 2.845.300 espectadores, excelente año para el
cine español que también barrió con La residencia de Narciso Ibáñez Serrador. Se dice que una de las
causas fue que Elisa Ramírez mostraba el primer seno desnudo en una pantalla
española, la coartada culturalista burlaba la censura de entonces. Sin embargo,
resulta injusto, como suele pasar, reducir su fama y éxito a eso.
Su director había ya mostrado sus buenas dotes con su
versión de tan grato recuerdo de El lazarillo de Tormes (1959) que ganó el Oso de oro
del Festival de Berlín contra todo pronóstico, ya anteriormente había rodado
títulos interesantes como el policíaco¿Crimen imposible? (1954) (en la que utilizó aquel tema de Charles
Williams que Billy Wilder popularizaría en El apartamento) o el guion de La gata (1956) que
dirigió Margarita Alexandre con Rafael María Torrecilla. En 1962 rueda la que
quizá sea su mejor película con permiso del Lazarillo, Cerca de las estrellas,
película que merece ser reivindicada. Sin embargo, no conseguía el favor de la
taquilla y tuvo que esperar esta adaptación de la obra de Fernando de Rojas
para reencontrarse con ella.
Para preparar La celestina contó con el soporte del filólogo
Manuel Criado de Val, se mantuvo el estilo en el diálogo, cada uno hablaba a su
manera según el estrato social. Para respetar aun más sus orígenes se dividió
toda en actos, aunque no fueran los mismos que en la novela.
Uno de los aspectos que más llama la atención es la acción
del lugar que en la novela no se detallaba, aquí Ardavín se decantó por Toledo,
el director declaraba que la ciudad de las tres culturas era la más adecuada para
una pasión tan escondida y que la condición de converso de Calixto era lo que
llevaba al secretismo de sus amores y dificultaba el matrimonio. Sin embargo,
la reducción de presupuesto provocó que tuviera que diseñar los interiores en
el estudio, el mismo Ardavín fue estilista aquí.
A pesar de que su trabajo era tan alabado como
menospreciado, leyendo las críticas podemos encontrar desde que es una de las obras
más "kitsch" del cine español o que es justo lo contrario. Respecto a este tema y a nivel personal, confieso que la primera vez que la vi estaría de
acuerdo con los primeros, pero luego y al conocer más a fondo a su director me desligo
totalmente de lo que pensaba.
Amelia de la Torre. Fuente: RTVE
Hay un gran esfuerzo para estudiar todos los detalles: el
vestuario, los muebles, las paredes…se atemperan y conjuntan con un juego de
coloridos, luces y sombras que si nos fijamos bien es de una gran maestría por
parte de su fotógrafo Pérez Cubero. Ayuda bastante a penetrar en el intimismo
de sus protagonistas, en sus pensamientos, sentimientos o reacciones. Y a todo
esto, claro está, la acertada elección del reparto: Amelia de la Torre es la
alcahueta y probablemente este sea el papel de su vida en cine, ella era de
teatro más bien, pero sabía bien diferenciar las características de cada uno.
Su sobriedad, gesto medido, dramatismo y entonación inminente o desgarradora
deberían servir de modelo para futuras actrices.
Como Calixto teníamos a Julián Mateos, el cual resultaba
algo más mayor que en la obra sin que por ello renunciara a una muy buena interpretación
ardorosa, exaltada y totalmente de loco enamorado. En el rol de Melibea se
contó, como hemos citado antes, a Elisa Ramírez cuya actuación se identificó
bastante con su personaje.
Volvamos a fijarnos en los interiores, apreciaremos cuadros
de pintura italiana y española, de Berruguete especialmente. Más de un plano
nos evocará a Fra Angelico o a Brueghel. Este estilo se comparó con el llevado
a cabo por Laurence Olivier en Enrique V, pero probablemente el éxito que
estaba teniendo Romeo y Julieta de Zeffirelli le llevó a utilizar una banda
sonora con instrumentos de la época y aprovechar al máximo cualquier efecto
sonoro, desde una campana hasta el canto litúrgico.
Fuente: Celestinavisual.org
La intención era la de ser fiel a la obra, ello no quita que el director se tomara ciertas licencias en cuanto el desarrollo de las escenas, por otra parte, algo inevitable cuando una obra se adapta para el
lenguaje cinematográfico tal y como hemos visto en otras ocasiones en este blog. De
todas maneras, nada que ver con los intentos de modernización de la versión de
Gerardo Vera. En fin, les dejo el enlace de Youtube ahí sin saber si cuando ustedes lean el articulo seguirá estando...
Ha salido por fin editada en Blu-Ray El extranjero, la
adaptación que Luchino Visconti realizara a partir de la novela de Albert
Camus. No había manera de poder verla, salvo en unos vídeos de mala calidad
colgados en YouTube, parece que algún problema de derechos o historias de esas
que nadie entiende no nos dejaba completar la filmografía del director de El
Gatopardo.
Pero no todo es positivo en este lanzamiento, el Blu-Ray
editado por los misteriosos "Mon Inter Comerz S.L" no está prensado, otra chapuza más de
este mercado agonizante del cine en formato físico y una patada más a los cinéfilos coleccionistas. Quien no quiera comprarlo por no estar en las condiciones
adecuadas o solo tenga reproductor DVD, tiene la opción de verla en la plataforma Filmin desde hace unos días.
Visconti la realizó en 1967, justo después de Sandra y de
uno de los capítulos de Las brujas, estaba en su máximo apogeo ya que cuatro
años antes El Gatopardo se había convertido en un gran éxito, tanto es así que
la distribución de El extranjero corrió a cargo de la Paramount. Albert Camus
se había negado, desde que la publicara en 1942, a que se llevase al cine, su
súbita muerte en 1960 propició que se pensase de nuevo en ella. Dino
de Laurentiis se interesó y empezó a negociar con su viuda que exigió que solo
la podía dirigir Visconti, el productor le pagó 100.000 dólares, en su momento
la cifra más alta por los derechos de una novela.
El director de Las noches blancas ya había mostrado interés
en esta, la cual decía que le llegaba al alma, la colaboración con la
mujer de Camus fue bastante respetuosa y cordial. Reunió a su equipo técnico
habitual: el director de fotografía Giuseppe Rotunno o el diseñador de
vestuario Piero Tosi, en el guion contó también de nuevo con la guionista Suso
Cechi d´Amico y con la colaboración del escritor amigo del autor Emmanuel Roblès,
pero lo cierto es que el director había estudiado muchos años la novela, en un
ejemplar que llevaba siempre en el bolsillo se podían ver todo tipo de
anotaciones, una especie de jeroglíficos, en más de una ocasión dejaba los
folios del guion aparte para hacer uso de lo que él mismo había descifrado.
Para el protagonista llamó a Marcelo Mastroianni con quien había trabajado en
1957 en Noches blancas cuando el actor aun no había tenido el gran éxito de La
Dolce Vita, este lo calificó como el papel más difícil de su carrera
entonces, la elección de la actriz llamó la atención ya que el papel fue para Ana Karina, la
musa de Godard, en contra del perfil de gran estrella que siempre escogía.
El extranjero no es una novela fácil, aun sigue dando
teorías de qué quiso decir Camus con ella y eso que han pasado 80 años, algunos
la vieron como una metáfora de la Europa que quedaría tras la II Guerra
Mundial, las coordenadas temporales posteriores dieron pie a todo tipo de tesis
existencialistas que el autor en vida rechazaba. El personaje protagonista,
Mersault, no siente ningún tipo de sensibilidad hacia lo que le rodea, la
muerte de su madre la ve como un hecho cotidiano más, es una persona que no
cree en Dios, ni en el matrimonio, ni en su destino porque para él la vida no
tiene sentido.
Ver la película no nos quitará las dudas y lo más seguro es
que encontremos opiniones contrapuestas, lo mismo pasa a la hora de valorar el
filme, pero a pesar del resultado que cada uno verá en su mensaje, no hay duda
de que estamos ante una gran película al mismo nivel que sus obras más
reputadas. Por ejemplo, para filmar esa Argelia de antes de la Guerra decidió
buscar todos los rincones que aparecen en la novela, encontró la casa de Mersault
que se asoma a la calle principal del pobre barrio argelino de Belcourt, ahí
fue donde vivió el propio Camus, encontró el restaurante "Celeste", el bar "Chez Pierrot" y el estanco al otro lado de la calle, los cuales permanecían inalterados, aunque identificados por letreros en árabe que fueron sustituidos, así como más de
una indicación, por otras en francés.
Mientras duró el rodaje, la tricolor de Francia
ondeaba de nuevo los mástiles de Argel y sus autoridades levantaron incluso una
calle recientemente asfaltada para colocar en ella las vías del tranvía que
había allí en 1938 y 1939. Visconti descubrió además las barracas que había
antes en la playa pública. La sala del tribunal donde se verifica el juicio es
la auténtica sala del Tribunal de Argel. Pero Visconti siguió más allá, hizo
indagaciones hasta que encontró la pastelería donde Mersault compraba su pan y
croissants, el cine donde halló a Marie o el bosque. El diseñador de escenarios Mario Carbuglia visitó
la cárcel de Argel antes de diseñar la que tenía que ser usada en la película.
Estos escenarios y otros fueron construidos en estudios de la ciudad con notable
fidelidad a unos originales que no podían ser empleados debido a las
dificultades técnicas que presentaban.
Pero tanta descripción auténtica, que entraba incluso hasta en
detalles que podrían pasar por alto, como que mandó una reimpresión de la marca
de cigarrillos "Bastos" que se utilizaban en Argel antes de la guerra o indagar en
cómo eran los puros que se servían en el "Celeste", topó con un obstáculo: el
conflicto árabe-israelí. La escena crucial de la playa se tenía que rodar en
diciembre, pero Visconti rechazó hacerlo, la veía una luz invernal que no era la
reflejada en la novela, la cual acontecía en verano. Incluso rechazó la técnica
de Giuseppe Rotunno de aproximarse a esta porque la quería real al 100%. Este
retraso coincidió con el inicio del conflicto y no pudieron volver a Argelia en
verano, al final se tuvo que conformar con rodar la escena en Gaeta, entre Roma
y Nápoles.
Evidentemente, cualquier comparación con la novela será
siempre odiosa, lo que sí hay que tener en cuenta es que refleja el espíritu de
ella. El lenguaje cinematográfico permite que la sensación de vacío del
protagonista quede muy marcada y no es fácil de digerir. A muchos seguidores de Visconti quizá les
decepcione ya que no hay lugar para lo barroco, como diría algún crítico de la
época, era un film más para Antonioni, pero lo que más sorprende es que no hallamos su visión personal de la novela, es una excelente recreación del mundo de Camus, pero no del suyo, salvo en su obsesión de ser realista. Por eso, hasta he dudado en llamar este post "El extranjero de Visconti". Disfrutemos con todos nuestros puntos de vista de esta película que para muchos será inédita y esperemos que en un futuro se edite en las condiciones en que se merece.
Mario Camus en la Seminci (Fuente de la fotografía: Wikipedia)
El pasado
sábado fallecía Mario Camus, para la mayoría el director de Los santos
inocentes, el programador de TVE estuvo atento y la programó esa misma noche
como homenaje, algo habitual hace un tiempo y que ahora no suele pasar, cosas
de que la “programación ya está cerrada y aprobada”.
Fuente: FilmAffinity
Camus murió
en el olvido, desde los 90 sus películas apenas llegaban a los 200.000
espectadores, sin embargo su nombre sonaba para muchos estudiantes de instituto
que recurrían a sus adaptaciones de obras literarias para no leerse el libro.
Así pues La colmena, Los santos inocentes, La casa de Bernarda Alba o Fortunata
Jacinta habían sido escritas por Camus para ellos y no por sus autores
correspondientes.
Pero ver la
película y no leer el libro podía traer nefastas consecuencias y que se dieran
cuenta los profesores de la repelencia de aquellos estudiantes tan
acostumbrados a no leer algo que no trajera algún dibujito. Por el contrario,
disfrutar con su lectura y complementarlo con aquellas películas le enriquecía
a uno y de paso arañaba algún punto en el temido examen.
Lástima que
ya en los 90, los institutos no citaran para nada a escritores como Ignacio
Aldecoa del que Camus realizó tres notables adaptaciones: Young Sánchez, Con el
viento solano y Los pájaros de Baden Baden. Más de uno las descubrió un pelín
tarde.
Cuando
alguien muere en España, comienza a salir toda una hilera de intelectuales y de
tuiteros lamentando el fallecimiento, pero no pasamos de ahí, quizá por
aplicar en extremo lo de “En polvo eres y en polvo te convertirás”, mandamos al
ostracismo a los nuestros, los velamos bien y los mandamos de nuevo al olvido. No
hace muchos días podíamos ver la gran muestra de duelo de los franceses ante la
muerte de Jean Paul Belmondo, sin duda alguna, el país galo tiene una
concepción distinta a la nuestra para recordar a sus ilustres personajes.
El repaso a
la historia del cine español está lleno de grandes olvidos, Camus debutó en la
dirección en 1963 gracias a Ignacio F. Iquino que le produjo el filme y que
volvió a contar con él para Young Sánchez, pero pocos han recordado este dato.
Desde que comencé este blog, he pretendido que de tanto en tanto vayan saliendo
nombres como el de mi admirado director de El Judas, tan denostado por muchos a
los que dio de comer.
Camus tuvo
la habilidad de rodar un cine ensayista y combinarlo con otro más popular, ahí
están las de Raphael, las cuales tenían un toque de calidad que ya les hubiese
gustado a otros cantantes en su cita con el celuloide. También Sara Montiel
pudo mostrar sus dotes de buena actriz sin dejar de ser Saritísima, con un
guion de Antonio Gala la vistió de monja para acto seguido verla de cantante,
algo así como la Mangano en Ana. Lástima que Jorge Grau no pudiera con ella unos años después...
A Pepa
Flores “Marisol” también le dio la oportunidad de demostrar sus grandes
cualidades como actriz y que se olvidasen de que la vida ya no era una tómbola
en la notable “Los días del pasado”, pero el público no quiso saber mucho de
ese cambio y acabó siendo un injusto fracaso. Incluso rodó con un Terence Hill
sin que diera puñetazos con ruido de cazuelas en un extraño pseudowestern
llamado La cólera del viento…
Pero fue en
los 80 con esas adaptaciones de Galdós, Cela y Delibes donde Camus consiguió su
máxima popularidad. La colmena parecía una novela imposible de llevar a la
pantalla en solo dos horas, el habilidoso guion firmado por José Luis Dibildos
lo conseguía con un repaso por otras obras de él y donde la esencia del
escritor quedaba bien retratada, más de una vez he pensado que el propio Cela
intervino en ese guion. La película se llevó el Oso de oro del Festival de Berlín.
Con Los
santos inocentes el director llegaba a su cima y el cine español aumentaba su reconocimiento
internacional, Alfredo Landa conseguía que le reconocieran su actuación y así
lo quiso corroborar el Festival de Cannes, aunque Pilar Miró (quien fuera pareja durante años del director) se empeñara en
llamar a Dick Bogarde, entonces director del Festival, para que al final Francisco Rabal fuera premiado también.
Se deducía que el nombre de Camus llegaría a
más, y aun le quedaban bastantes años para seguir aumentando de grandes obras
su carrera. Por desgracia, no fue así y el público lo olvidó completamente, ya
nunca más tendría un éxito. Sin embargo, seguía rodando y poco le importaba lo
que pedía el gran público o los críticos.
Combinaba
aciertos como Sombras en una batalla o El color de las nubes con otras no tan inspiradas que acababan siendo fallidas por un tratamiento superfluo en sus
personajes, como aquella adaptación de La ciudad de los prodigios de Eduardo
Mendoza. En el 2007 se despedía con El prado de las estrellas, tenía 72 años
entonces y en este país rodar aun con esa edad era un logro. En su modestia
declaraba que si había aportado algo al cine español, bienvenido era. Y así ha
sido, efectivamente. Descanse en paz.
Hoy hablaré de una serie que cumple 45 años y que no está editada en DVD, pero que por suerte con el maravilloso archivo de TVE podemos recuperar. Se trata de La saga de los Rius, dirigida por el pionero de la casa Pedro Amalio López y adaptada por Juan Felipe Vila San Juan.
La serie de trece capítulos sigue el discurrir de las novelas de Ignacio Agustí: Mariona Rebull (1944), El viudo Rius (1945) y Desiderio (1957), englobadas dentro de una pentalogía llamada La ceniza fue árbol que añadía dos más posteriores, pero que ya no forman parte de la serie de TVE: Diecinueve de julio (1965) y Guerra Civil (1972).
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Se trata de, como bien dice el título, un recorrido por la familia burguesa de los Rius y sus tres generaciones entre 1882 y 1916, un retrato histórico de esa Barcelona emprendedora, el desarrollo industrial, acontecimientos históricos, amoríos, etc.
Pero paremos un momento y detengámonos en el autor de las novelas: Ignacio Agustí (Lliçà de Vall 1913-Barcelona 1974), probablemente a los más jóvenes e incluso a los de mediana edad no les sonará de nada el nombre, tampoco se estudia ni se cita, no forma parte de esos cánones oficiales tan discutibles...
Sin embargo, sí que fue conocido en su día, vayamos a la hemeroteca y veamos lo que dijo Azorín sobre él cuando escribe Mariona Rebull: “¡Por fin tenemos un novelista!”.
Tal fue el éxito de sus dos primeras novelas, que el director José Luis Sáenz de Heredia se interesó en llevarlas a la pantalla y tres años después de su publicación asomaba la película de Mariona Rebull con un notable éxito de público y de crítica, ahí teníamos a José María Seoane como Joaquín Rius, a Blanca de Silos como Mariona y una joven Sara Montiel como chica de revista que ya presagiaba sus películas posteriores
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Fíjense que Horacio Sáenz Guerrero en "La Vanguardia" del 6-4-1947 no detalla el argumento ya que “las dos novelas de Ignacio Agustí son ampliamente conocidas para que nosotros tengamos que dar una referencia de ellas”
La película impactaba y en ella teníamos la famosa escena de la bomba del Liceo “probablemente superior en riqueza escenográfica y en densidad dramática a todo lo que hasta ahora nos haya podido ofrecer nuestro cine… y el de los demás” sentenciaba el artículo. Por cierto, que más de uno cree que Mariona Rebull fue un personaje real, de ahí la grandeza de la novela, la de convertir un personaje ficticio en todo un referente mítico de la ciudad.
Si uno busca enciclopedias de escritores en lengua española no hallará mucho de Ignacio Agustí, tan solo las referencias a estas novelas y algunos datos interesantes como que fue director de la Revista "Destino" entre 1944 y 1956. Con malevolencia quizá no intencionada, se nos apuntará que apoyó la causa nacional en la Guerra Civil, lo cual es cierto, pero convendría cuando se escribe sobre alguien que se dijese todo y no quedarnos vagamente en un periodo de su vida como sucede en este tipo de entradas.
Ignacio Agustí tiene todo un historial contradictorio que debería interesar y no quedarse con una sola imagen.
En su centenario, hace 8 años, el periodista Sergi Doria publicó una interesante biografía del escritor titulada Ignacio Agustí, el árbol y la ceniza y con el subtítulo de “la polémica vida del creador de La saga de los Rius” matizaba su “reaccionarismo” y retrataba con profundidad su vida, sus luces y sus sombras.
Acaba con esa etiqueta de que era falangista, sí lo fue entre el 37 y el 42 como muchos otros provenientes de la “Lliga” de Cambó. Sin embargo, después estuvo amenazado por ellos que entraron pistola en mano preguntando por “el cabrón de Ignacio”, en la sede de "Destino" ya que había liberalizado de tal manera la revista que veían un peligro en él, eso le lleva a abandonar Barcelona momentáneamente y de hecho Mariona Rebull la escribe en Zúrich.
Fuente: Amazon
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La Reina Isabel II le concedió la “Medalla por el Servicio en la Causa de la Libertad” por su apoyo, como director de "Destino", a Gran Bretaña durante la II Guerra Mundial.
Crea a su vuelta en 1944 el famoso “Premio Nadal" y su voto es decisivo para que Carmen Laforet se lo llevara por Nada, eso le comporta un alejamiento con Josep Vergés que no estaba de acuerdo y con González-Ruano que pensaba que sería el ganador.
Contrató luego a Ana María Matute que publicaría sus primeras novelas. Otros datos interesantes para citar son que, a raíz de la disolución de "Destino", compra la Librería Argós en 1957, situada en el número 30 del Paseo de Gracia; arranca de Manuel Fraga Iribarne la autorización para publicar “Tele/Estel” al amparo de la empresa “Tele/Exprés” que congregó a un buen plantel de firmas catalanas, fue la primera publicación escrita íntegramente en catalán después de la Guerra Civil sin estar vinculada con la Iglesia Católica.
Fuente: Amazon
Cabecera del diario. Fuente: Wikipedia
Manifestaxión delante de la Catedral de Barcelona Fuente: Germinans Germinabit
En el diario Tele/eXpres ejerce de director, pero en este causa polémica un artículo suyo en el que critica la manifestación de sacerdotes efectuada el 11 de mayo de 1966 y que oficialmente era para protestar por la detención y palizas efectuadas a Joaquim Boix, delegado de los estudiantes de la Escuela de Ingenieros y militantes comunistas. Los sacerdotes, que iban ensotanados, fueron hasta la Jefatura de Policía de Vía Layetana para entregar al comisario Creix una carta. Esta fue reprimida por la policía y provocó una nueva división entre las relaciones de la Iglesia y el régimen. Cabe apuntar que sectores catalanistas de esta no aceptaban que el Arzobispo Marcelo González hubiera sido designado sucesor de Gregorio Modrego en Barcelona y varias pancartas con el lema de “Volem Bisbes catalans” aparecieron en determinadas parroquias aquel mismo año. También hay que recordar la famosa “Caputxinada” de solo dos meses antes, en la cual centenares de estudiantes e intelectuales se encerraron en el convento de los capuchinos situado en la C/ Cardenal Vives i Tutó 2 de la ciudad condal.
Ignacio Agustí escribió un artículo criticando la manifestación y calificó a los sacerdotes de “bonzos incordiantes” en su artículo "La procesión política", expresión que fue, según cuentan las crónicas, bastante popular en su momento y que provocó un fuerte rechazo entre los sectores catalanistas, el escritor no entendía por qué el escrito había levantado tantas ampollas, del cual llegó a recibir, según cuenta, mil cartas a favor y otras mil en contra, pero lo peor fue que se inició una campaña contra él.
(Pueden leer el citado artículo "La procesión política" en la interesante página de "La hemeroteca del buitre" clicando aquí, hay un lapsus en la fecha, debería poner 1966, no 1976.
La fachada del diario fue pintada con un “¡Feixisme no, Democràcia!”, se incendiaron ejemplares del diario, la policía tuvo que proteger el edificio, y el denominado “Comité de la defensa de la Dignitat Ciutadana” escribió a Luis Sentís, Presidente del Consejo de Administración del diario, pidiéndole una rectificación y si en tres días no lo hacía, se declararía a Agustí como “enemigo público número 1 de Cataluña”, se llamaría a un boicot al diario, así como a sus marcas comerciales. Finalmente, Ignacio Agustí tuvo que dimitir y la dirección pasó a Carlos Sentís. (CREIXELLJoanLa "manifestació" de capellans de 1966. Publicacions de l'Abadia de Montserrat. Col·lecció "Biblioteca Serra d'Or". Barcelona 1992)
Ignacio Agustí falleció el 26 de febrero de 1974, en la misa “in corpore sepulto” celebrada en la parroquia de San Eugenio I, Papa, acudieron numerosas personalidades de la vida cultural, entre otros Guillermo Díaz-Plaja, Carmen Mieza, Ana María Matute, Carmen Kurtz, Francisco Rovira Beleta, Josep Cañas, Xavier Montsalvatge, Manuel Blancafort, Maurici Torra-Balari, Delmiro de Caralt, etc.
Llegaron muestras de afecto entre otros escritores como Camilo José Cela: “quisiera dejar constancia de que su obra me parece la de un novelista de cuerpo entero”; Vicente Aleixandre: “Mariona Rebull fue para mí una de las revelaciones de la nueva literatura posterior a la guerra española”; Joaquín Calvo Sotelo: “Me remuerde la conciencia en la parte alícuota que me corresponde, de que la Academia no haya inscrito su nombre en la lista de sus miembros. Con su muerte se va un escritor imaginativo. Un creador de seres humanos, no de muñecos y un hombre honesto. Son esas virtudes tan raras que valen la pena de llorarlas.”; Miguel Delibes: "Fue uno de los contados novelistas que abrieron camino a nuestra novela después de nuestra guerra y que consiguieron atraer la atención del público español que estaba en manos de los Lajos Zilahy, hermanas Brontë, etc.”; Dionisio Ridruejo: "Ha muerto un escritor de su ciudad, de la que nunca ha querido salir espiritualmente, su desaparición constituye un verdadero dolor para las letras nacionales." (Hemeroteca de La Vanguardia, 27 de febrero de 1974)
En los años 70 empezó a gestionarse en TVE que La ceniza fue árbol podía convertirse en serie, Juan Felipe Vila-San Juan convenció a los directivos a raíz del éxito que estaba teniendo en televisiones europeas La saga de los Forsyte producida por la BBC y que adaptaban las novelas de John Galsworthy, de ahí que se diera el título de La saga de los Rius.
Dirigida por uno de los pioneros de TVE Pedro Amalio López, el cual con Vila-San Juan ya habían tenido un gran éxito con la adaptación de El conde de Montecristo, contó con un excelente reparto: Fernando Guillén daba vida a Joaquín Rius, Maribel Martín a Mariona Rebull, José María Caffarel a Desiderio, etc. Podíamos ver a rostros como Mari Carmen Prendes, Ramiro Oliveros, Alejandro Ulloa, Emilio Gutiérrez Caba, Montserrat Carulla, Rafael Anglada, Alfred Lucchetti, Victoria Vera, Teresa Gimpera entre otros. Su presupuesto fue de 60 millones de pesetas.
Personalmente me encanta ver esta serie, ya que está rodada con gran sensibilidad, era una época en que no se notaba ese nerviosismo de tener que ir a toda velocidad en las tramas como en bastantes producciones actuales. Tiene una música del gran Augusto Algueró que mezcla composiciones populares catalanas. Hay momentos de la serie inolvidables como ese paseo de Joaquín Rius con su hijo hasta la fabrica o el famoso atentado del Liceo, rodado con un brillante color, del que hay que recordar que muchos no lo pudieron apreciar en el momento de su estreno ya que aun las televisiones en color no eran mayoría.
TVE nos da la oportunidad en su archivo de verla en español o en catalán, sin embargo, esta última está algo resumida y la calidad de imagen no es del todo lo deseable, recomiendo mejor ver la versión castellana.
La serie tuvo bastante éxito, incluso la revista "Diez Minutos" regalaba las acuarelas de diferentes lugares de Barcelona que aparecen en los créditos del inicio y del final. Lástima que tal serie no saliera editada en DVD, caso extraño este, ya que la mayoría de las series de TVE han sido editadas con numerosos extras y esta, sin duda, era de las más atractivas. También hay que lamentar que las dos restantes de la pentalogía no hayan sido adaptadas. Pueden seguir la serie desde el cápitulo 1 clicando aquí, en el archivo de de RTVE: