El pasado viernes fallecía Carlos Saura, la casualidad quiso que el mismo día coincidiera con la muerte de Hugh Hudson, el director de Carros de fuego. Del segundo apenas se habló, su filmografía fue como una gaseosa, tras su oscarizado film le llegó otro gran éxito Greystoke, la leyenda de Tarzán, el rey de los monos, sin embargo un año después fracasaba estrepitosamente con Revolución, filme sobre la Independencia de los EEUU que contaba con un reparto encabezado por Al Pacino, Donald Sutherland o Natassja Kinski, incluso provocó que su actor principal se retirase momentáneamente del cine hasta Melodía de seducción.
Hudson siguió, pero en un segundo plano, algunos documentales o películas anodinas como Nuevos rebeldes en 1989.
Más de uno estará pensando por qué me pongo a hablar de Hudson y no de Saura, pido calma ya que todo tiene una relación. Volvamos a la fecha donde lo había dejado, empezaban los 90 y al cabo de dos años los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, alguien pensó de nuevo en Hudson y lo contrató para que filmase la película oficial de las Olimpiadas teniendo en mente su oscarizada película, que a pesar de la decadencia de su filmografía, seguía bien viva en la memoria colectiva.
El director aceptó, pero al cabo de un tiempo renunció al no aceptar que le impusieran técnicos españoles que no eran de su confianza, él solo dirigiría con los suyos. Había que buscar otro nombre y el elegido fue Carlos Saura, nombre propuesto por el coproductor del filme Andrés Vicente Gómez tras una reunión del Comité Organizador Olímpico de Barcelona (COOB).
Para Saura fue una sorpresa, pidió el guion y dos días para pensárselo. El guion llevaba por título Marathon (Las llamas de la paz) y estaba escrito por Melvyn Bragg que contaba en su obra con Isadora, La pasión de vivir o Jesucristo Superstar. Estaba concebida como una mezcla de documento y de ficción, se pensó en Sean Connery y Antonio Banderas para el reparto, su presupuesto era de unos 900 millones de las añoradas pesetas.
El 14 de julio de 1992 y tras el sí de Saura, este se puso a trabajar en ella, la rueda de prensa para hablar del rodaje fue multitudinaria, la prensa llegó a comparar al director con una estrella hollywoodiense por su recibimiento y la expectación creada con esta película. Pero poco a poco se fue desinflando el proyecto inicial, el director dejó bien claro que el guion leído era “muy complejo y laborioso”, que no contaría con Sean Connery porque “la apariencia física de un actor tan conocido destruiría toda la continuidad narrativa. Vendría a ser un número de circo innecesario”. El director aragonés se mostraba enfadado ya que la "Asociación Catalana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales" criticó su elección, en una nota se podía leer que Saura era “un director de tipo intimista que había fracasado cuando había pretendido filmar temas más épicos”. Tal nota provocó la dimisión del director del "Instituto de Cine Catalán", Joan Antoni González.
La estructura del guion reescrito estaría formada por una serie de historias paralelas iniciadas por Filípedes, soldado griego que tras recorrer 42 kilómetros para anunciar la victoria de su ejército sobre los persas, murió. Reiteró que no necesariamente toda la película sería sobre deporte, quería también enfocar el esfuerzo de Barcelona para la organización de los Juegos. Descartó también que otros actores salieran por la misma razón que había rechazado a Connery y desveló que esta había sido su condición para aceptar dirigirla: "Se trata de una película sobre los Juegos y en la que se pretende destacar el esfuerzo y la vida muy solitaria de los corredores del maratón”. No obstante, la película podía variar porque se tenía que ceñir a solo 100 minutos y la cantidad de metraje tendría que ser forzosamente manipulado, incluso llegó a decir que se planteaba rodarla en blanco y negro porque criticó que las mejores imágenes las tendrían las televisiones, ya que estas ocuparían mejores lugares para filmar y que tendría que recurrir a lo que no se muestra como los momentos de descanso, la preparación física, etc.
La verdad es que Saura se encontró con una buena prueba, la de querer filmar una película de autor cuando se pretendía algo más comercial, incluso la productora se empeñaba que diera vuelta atrás y aceptara a Antonio Banderas, pero tal y como dijo Andrés Vicente Gómez: "Saura es muy aragonés y no cambiará de opinión". En cada rueda de prensa le preguntaban lo mismo, incluso en una le sugirieron filmar a algunas de las estrellas hollywoodienses que estaban en Barcelona viendo los juegos: "Prefiero filmar una entrevista con un atleta que con Jack Nicholson. No ruedo un filme de sociedad”
Saura se mostró sorprendido con "La fura dels Baus" que calificó de fantásticos y extraordinarios y que recrearían la batalla entre persas y griegos que supuso la revelación de Filípedes. Zanjó la polémica de las imágenes y el conflicto con las televisiones asegurando que estaba satisfecho con lo que estaba obteniendo. Insistía en querer reflejar su preocupación por el ser humano: “el deporte es una cosa muy bárbara, algo animal, porque la gloria está en función de décimas de segundo, el que llega antes es el que corre más. También por eso, creo que tiene mucho de infantil” También aprovechaba para reflexionar sobre el papel del cine: “parece que el cine tiene una simplicidad infantil, falta ansiedad para hacer una película, es una sensación que no puedo explicar, está moribundo contar las mismas historias, prefiero a alguien que cuente algo, aunque sea imperfecto, pero que de verdad lo sienta y exprese. Me molestan los guiones de hierro, las películas en las que ya sabes lo que va a pasar”.(…) “El mundo del cine como el de la literatura pide esfuerzo y dedicación, que marque la diferencia con la mediocridad y el aburrimiento que nos ofrece el mundo de la televisión, el cine ha de ser inteligente y sensible ante la superficialidad actual que nos ofrecen los concursos baratos y los culebrones malos, que sea la base de nuestra cultura moderna y también de nuestra existencia”
Llegó el mes de septiembre del 92 y el director anunció que el rodaje se alargaba hasta finales de año mientras presentaba su documental Sevillanas en Venecia: "hoy estamos en lo que se podría denominar una segunda fase, primero rodamos imágenes documentales de los juegos y esto lógicamente está acabado. Además de todo el material rodado, que será muy difícil de montar, tenemos a nuestra disposición las imágenes de la maratón que aparece en todos los anteriores filmes olímpicos. No me interesa tanto la figura de los ganadores como la de los otros atletas que participaron. Antes de la carrera, los expertos me diseñaron los favoritos y ninguno ganó, viajaremos a diversas ciudades del mundo para entrevistar y filmar a varios atletas".
Sin embargo, las fechas no fueron como dijo y Saura interrumpió el montaje en noviembre del 92, lo justificó porque tenía comprometido, antes de aceptar la dirección de Marathon, el rodaje de Dispara, coproducción hispano-franco-italiana, aseguraba tener ya más de la mitad del camino recorrido, lo que le faltaba era decidir por dónde iba a ir el largometraje porque “todavía estoy un poco abrumado ante la cantidad de material, sobre diez horas de montaje que es a lo que quiero reducir todo lo que tengo, haré una segunda reducción para obtener una hora y cuarenta minutos que será la duración aproximada del largometraje".
Puntualizó varios cambios efectuados hasta el momento, decidió incluir una voz en off que apoyase las diferentes partes de que constaba el filme, quedaba en una incógnita la participación de la Fura dels Baus que Saura daba como segura en agosto: “no lo tengo claro ahora, debo visualizar todo para comprender lo que quiero hacer, que es algo más que un documental, pretendo opinar sobre lo que he visto en Barcelona, el material es tan rico y abrumador que no sé aún cómo canalizaría mi colaboración con con La Fura, necesito reflexionar para completarlo todo. En cualquier caso, queda la intención primera de no llevar a cabo una historia épica ni grandilocuente, sino un filme formalmente extraño en el que se mezclarán, sin pudor, vídeos, fotografías e imágenes documentales para hablar de lo que duele y conmueve”
Andrés Vicente Gómez
Empezábamos el 93 y vino otro problema, Andrés Vicente Gómez anunciaba en marzo que paraba la película por falta de subvención. El productor había solicitado 85 millones y, al ser rechazados, paró en secreto la película, la carta que envió al ministro aseguraba que no había recibido dinero del COOB, tan solo facilitar el trabajo al director. Esta fue solo una de las múltiples aclaraciones que se tuvieron que hacer, varios miembros del comité de selección de subvenciones se opusieron a la concesión de la ayuda ya que no estaba muy clara la financiación en la que habían colaborado Iberoamérica Films, Ovídeo y Lola Films. Gómez dijo que llevaba gastados 400 millones y le faltarían unos 100 para poder acabarla.
El consejero delegado del COOB Josep Miquel Abad tildó de incomprensible que el Ministerio de Cultura no diera la subvención, el ministro Solé Tura achacó a los representantes catalanes en el Comité asesor de ayudas a la Cinematografía del ICAA el rechazo, estos en una nota dijeron que el proyecto de Marathón fue rechazado de entrada por el grupo de trabajo de guiones del comité por defectos de forma en el guión presentado, ya que no se ajustaba a lo rodado, y no por el grupo encargado de proyectos catalanes de acuerdo con los criterios de evaluación establecidos por el ICAA.
Finalmente el culebrón acabó con la subvención dada en junio y el ministro explicando que la no concesión fue por causas burocráticas, pues la petición formal no se ajustaba al reglamento.
La película finalmente se acabó y se anunció el estreno el 25 de julio de 1993 coincidiendo con el aniversario de los JJOO. Andrés Vicente Gómez aseguró que esta vez Marathon recibió la ayuda ministerial por sus protestas de hace unos meses y porque la productora había presentado como domicilio social de la cinta el de Madrid y no el de Barcelona porque en la anterior ocasión eran dos miembros catalanes de la Junta los que se oponían para que hubiera otras películas catalanes subvencionadas, puntualizó que a pesar de la subvención no recuperaría la inversión. Habría un preestreno en Lausana el 22 de junio que contaría con Juan Antonio Samaranch y Pasqual Maragall. La carrera comercial del filme no sería hasta después del verano.
Vino el prestreno y hubo opiniones más bien frías, unos alababan la belleza formal de las imágenes, pero se echó en falta la ausencia de muchos deportes y especialmente del espíritu ciudadano. Saura explicó dicha ausencia argumentando que la repercusión de Barcelona 92 estuvo machacada por las transmisiones televisivas y razonó su preferencia por el atletismo debido a que es un deporte que él practicó y que es en su opinión el que mejor reflejaba lo que eran los juegos.
Tal frialdad en las opiniones motivó que se solicitaran modificaciones para el estreno que tendría lugar el 25 de julio en el Palau Sant Jordi de Barcelona, se obligaba al director a que aligerara al menos en 10 minutos la parte que se dedicaba al atletismo e incluir por sugerencia del COOB el tema “Amigos para siempre”. El presidente de la Federación catalana de natación David Moner declaró que estaba claro que “Saura era de secano” visiblemente molesto al no incluir apenas imágenes de la piscina olímpica.
La reacción del director fue negativa al decirle que tenía que cambiar la película, aunque al día siguiente admitía la posibilidad de aligerarla.
La reacción del público en su estreno fue fría, Saura dijo no sentirse afectado por determinados comentarios, en el plano de la política, el presidente de la Generalitat Jordi Pujol, destacó que la cinta le había permitido revivir lo que pasó hacía un año y disfrutar todavía más de la ceremonia inaugural y que reflejaba los aspectos humanos de los deportistas, el alcalde de Barcelona Pasqual Maragall evaluó que la cinta era de gran profundidad sobre todo por el reflejo de la victoria y la derrota, pero encontró a faltar la ciudad, el ministro de Comercio y Turismo Javier Gómez Navarro destacó que la producción le había gustado más en esta versión que en la que había visto en Lausana: el recorte de escenas había beneficiado porque con la inclusión de otras se resaltaba la epopeya y la lírica del deporte", el portavoz del grupo popular Alberto Fernández Díaz reiteró que era una película excesivamente larga y que no recogía el calor humano de una ciudad que se volcó en el evento olímpico.
Los diarios reflejaban la decepción con el filme: Un documento sin ideas innovadoras titulaba Quim Casas en "El Periódico" que había defendido al director desde el principio, el "Avui" cargaba duramente, su crítico Joan F. Molina escribía que la impresión que daba era la de una competición de atletismo entre EEUU y el Estado español en una ciudad donde solo se habla en castellano, “Marathon inútil” escribía Àlex Gorina en la "Guía del Ocio", el crítico fue duro con el cineasta: “Hace años que no se sabe qué historia nos está contando, ni lo que le interesa y Marathon es el perfecto símbolo de su despiste integral"
Andrés Vicente Gómez defendió que tanto Pasqual Maragall como Joan Antoni Samaranch habían hablado bien de la película y calificó de paletos a los miembros de la Asociación de Productores Catalanes en el Festival de San Sebastián que criticaron la elección del director. Saura suavizó el enfado del productor y argumentó la ausencia de la ciudad: "Para mí, Marathon es un acto de amor a Barcelona y creo que Barcelona está presente en cada metro de la película. Es una ciudad que quiero y encontré en ella toda la colaboración. Ahora bien, un documental sobre la Barcelona que vivía los JJOO sería otra cinta" y advirtió sobre los peligros de "los chovinismos".
Pero la polémica siguió acompañando a la película, problemas en la distribución que no creía en su comercialidad impidieron su estreno en cines, TVE la emitió al cabo de unos meses, lo cual provocó que el Ministerio de Cultura amenazara con quitarle la subvención, hubo otro cruce de acusaciones en los que Andrés Vicente Gómez aseguraba que aun no la había recibido y la tele pública se defendía diciendo que había pagado 150 millones a la productora por emitirla y que en el contrato no especificaba nada de cuándo se tenía que emitir.
Con este post, he querido homenajear a Carlos Saura, ya que creo que refleja muy bien lo que un cineasta de autor ha de soportar. La película al cabo de 30 años está completamente olvidada, ni se cita su trabajo que podría gustar o no. Apenas he encontrado imágenes de ella en el Youtube. Se puede ver entera en:
El pasado jueves fallecía Juan Diego, sin ánimo de
que este blog se convierta en un obituario semanal, vamos a dedicarle un
pequeño homenaje y para eso he escogido la película La noche oscura (1989) de Carlos
Saura. Juan Diego era inquieto y observador, siempre buscó hacer cosas
distintas, él decía que “mi sistema es hacerlo mal, siempre a contracorriente y
así a lo mejor sorprendes”. Saura a
finales de los años 80 lo convirtió en San Juan de la Cruz, el actor comentaba: “es muy cómodo trabajar con Saura porque es uno de esos directores donde la
posible estupidez no es rechazada de inmediato, me gusta la dimensión mágica
que tiene La noche oscura, creo que desde la miseria hemos hecho una especie de
metafísica de la basura”
Carlos Saura
La figura de San Juan de la Cruz había atraído ya desde muy
pronto a Saura, incluso de manera indirecta algunos de los textos de él aparecen
en Mamá cumple cien años recitados por Fernando Fernán Gómez y en Ana y los
lobos, el director decía al respecto que había ido acumulando material sobre él desde hacía
muchos años: “la creación no es nunca
espontánea, existe un proceso que es el que te permite enfrentarte con ciertos
temas, si hacerlos antes sería un error, hacerlos después a lo mejor no merece
la pena. Yo creo que era el momento que yo hiciese mi reflexión sobre San Juan
de la Cruz”.
Juan Diego
El director quedó muy contento con la interpretación de Juan
Diego del que dijo: "es un actor muy versátil que para mí ha sido una revelación,
es una persona muy sensible, con una increíble capacidad mimética. Realmente,
él tiene esa extraña capacidad de transformación de los grandes actores. Él
hace de la experiencia una vivencia personal, al mismo tiempo todo lo hace
inteligentemente, no hay frivolidad no hay ligereza. Es un hombre muy preparado
que sabe hacer muy bien lo que hace."
La película se centra durante el tiempo en que San Juan de
la Cruz permaneció encarcelado, en concreto nueve meses en una cárcel de Toledo
a causa de la rivalidad que existía entre los carmelitas calzados y los
descalzos, estos últimos secuestraron a San Juan y después de un juicio
sumarísimo, fue trasladado a una celda en el mes de diciembre. Solo la
abandonaba los viernes, le daban una paliza y lo volvían a encerrar, comía solo
sardinas y pan. Saura remarcaba que nunca hubiera podido sobrevivir si no llega
a establecer comunicación con Dios, que “le iluminó y dictó sus poemas”.
En sus noventa esquemáticos minutos explora el
pensamiento profundo de este Santo y más allá de sus escritos, vemos cómo
soñaba, trataba sus tentaciones, sus recuerdos, las apariciones y milagros,
visiones horrorosas, imágenes de luz súbita, espíritus nauseabundos… A pesar de
que no será fácil para ciertos espectadores seguirla en su totalidad y menos
comprenderla, es una película que despierta cierta atracción, en parte gracias
a la utilización de su fotografía, la cual consigue un contraste bello entre la
luz que lo va iluminando y la oscuridad del monasterio con los rayos que entran
y la sensación de poder captar lo que hay fuera sin verlo. Por contra, hay otros momentos algo controvertidos, como el de las tentaciones y la aparición del diablo
que no acaban de ser bien resueltos y entorpecen el ritmo.
En su breve reparto contamos también con Fernando Guillén,
Manuel de Blas, Fermí Rexach, Julie Delpy, etc. El equipo fue el habitual.
entre ellos el director de fotografía Teo Escamilla. Andrés Vicente Gómez fue
el productor.
Un aspecto que creo que falla en el guion es una previa
explicación, pues teniendo en cuenta la cultura y más la actual, es probable
que más de uno se pierda en el argumento. Sobre San Juan de la Cruz decir que
nació en 1542 en una pequeña población abulense, Fontiveros. De familia modesta,
aunque noble, se trasladó en su infancia a Medina del Campo, la verdad es que
no son muchos los datos de “el gran poeta más breve de la lengua española,
acaso de la literatura universal” como le calificó Jorge Guillén. Con 19 años,
ingresó en la orden carmelitana, estudió en Salamanca y conoció a Santa Teresa
de Jesús con la que se puso de acuerdo para iniciar la reforma carmelita,
biografías cruzadas las de ambos y paralelas en muchos puntos, sobre todo en el
de las penalidades que hubieron de sufrir.
Saura dice que lo más atractivo de la vida de San Juan no es
la parte pragmática de su labor organizativa, la fundación de nuevos conventos,
ni tampoco, sorprendentemente, su obra, sino lo que sucedió en aquellos nueve
meses encerrado en ese agujero inmundo y viéndose como un mensajero que escribe
al dictado, “una especie de intermediario entre Dios y la tierra, esta idea de
que el autor no es el autor, sino un autor soberano por usar una expresión
calderoniana, me parece una de las cosas más apasionantes de este personaje”
Incluyó pasajes que históricamente no corresponden al
periodo, la iluminación que da pie al poema“Noche oscura del alma” escrito
realmente una vez recuperada la libertad en el Calvario de Beas (noviembre de
1578 a junio de 1579), pero para Saura contar una historia o el aspecto
cronológico no era lo importante, sino mostrar los fragmentos : "No he pretendido
hacer una película histórica con San Juan, trato de respetar unos hechos
históricos y estudiar un personaje concreto con gran libertad, pero
respondiendo a lo que sucedió. Divulgar no es la principal motivación que tengo
para hacer una película, sino mi interés por un determinado personaje”
A pesar de las contradicciones que puede haber por parte de algunas declaraciones del propio director, tiempo después
matizó el tema sobre si la película era mística y él lo resumía de esta manera
quedando aún más ambiguo el tema: : “no es una película sobre el misticismo, al
menos considerado éste en el sentido religioso. Digo esto porque coma a mi
juicio, hay un misticismo laico, y éste sí puede estar en la película, pero no
el otro. En La noche oscura pretendo acercarme al proceso interior de la
creación poética de Juan de la Cruz que es un poeta tan excelso que cuatro
siglos después sigue siendo leído en Europa. Cuando se está produciendo un
esfuerzo general de búsqueda de nuestra identidad, volver la mirada hacia un
poeta como éste no significa refugiarse en el pasado y retroceder a temas
antiguos.”
Y precisamente esta dificultad sobre lo que quería contar
Saura verdaderamente está bien expresada en la interpretación de Juan Diego que se mete de lleno del
personaje. El actor expresaba que al principio tuvo un encuentro casi mágico
con Saura: “nos entendimos a la primera, pero a partir de ahí comencé poco a
poco a perderle y hay escenas que literalmente me superaron, me desbordaron, y lo
tuve que hacer casi inconscientemente sin saber que estaba haciendo. Yo seguía
las instrucciones de Saura, pero no tenía ninguna manera de saber si San Juan
de la Cruz seguía las mías. Algo sencillo de decir y muy difícil de hacer”. El
actor reconocía que le era difícil salir del personaje cuando este es “alguien que te descubre cosas que yo desconocía
de mí mismo”.
Revisemos pues La noche oscura que a pesar de sus defectos y
ambigüedades, probablemente en cada visionado hallemos algo y no siempre insertado en el plan inicial de Saura, las grandes películas están llenas de
diferentes lecturas y sea este un misticismo religioso o laico, o tal vez los dos sean el mismo, nos puede
hacer descubrir aspectos que desconocíamos de la misma manera que le pasó a
Juan Diego metiéndose en el personaje. Aparte de todo esto, es uno de los
mejores homenajes que le podemos hacer y oír en su voz toda esa poesía que, sin
duda alguna, ya justifica el visionado.