El pasado 20 de junio fallecía a los 88 años Donald
Sutherland, prácticamente no paró de actuar hasta sus últimos días, fue un
actor singular, ya su físico se apartaba de los arquetipos de estrella y a
pesar de su gran profesionalidad nunca fue nominado al Oscar. Intervino en casi
200 películas, su popularidad le vino especialmente gracias a Robert Altman en
MASH (1970), pero en sus inicios intervino en varias películas de terror curiosas hoy
en día como El castillo de los muertos vivientes (1964), Doctor Terror (1965) o Te espera la muerte, querida del mismo año.
Para rendirle un pequeño homenaje he elegido otra de este género, aunque con más medios y en su día una película que dio bastante que hablar, se
trata de Amenaza en la sombra (Don´t Look Now) de Nicolas Roeg, en ella da vida al arquitecto John
Baxter que para intentar superar la muerte de su hija se traslada con su mujer
Laura (Julie Christie) a Venecia con el encargo de restaurar una vieja iglesia.
Durante su estancia conocerán a un par de ancianas que dicen haber entrado en
comunicación con su difunta hija y que les advierten de un peligro inminente.
Roeg fue un director cuyo estilo fue alabado por
cineastas posteriores como Ridley Scott o Christopher Nolan y no tanto por la crítica en
su momento, sus comienzos fueron como director de fotografía, había trabajado
en la segunda unidad con David Lean en Lawrence de Arabia y le contrató para
Doctor Zhivago, pero ahí no se entendieron y le despidió, su trabajo más
popular fue con Truffaut en Fahrenheit 451. En su faceta de realizador destacan
Performance (1970) protagonizada por Mick Jagger en la que se vio una clara influencia de Borges, Walkabout (1971), The Man
Who Fell to Earth (1976) con David Bowie o Contratiempo (1980) con otro cantante Art Garfunkel,
pero es Amenaza en la sombra su película más famosa, su cine tuvo un bajón acusado después.
Envuelta en la polémica por una escena de sexo en la que se
decía que era real, estuvo censurada y consiguió el calificativo de morbosa,
algo que probablemente la perjudicara a nivel de valoración artística, en todo
caso ha quedado como una obra para muchos de culto. En España se estrenó con
casi dos años de retraso en 1975 y fue vista por 338.103 espectadores.
Aparte de su argumento terrorífico y las inquietudes psicológicas que va destilando, destacaba por estar
rodada en Venecia, pero esta no se presentaba en plan turístico, no obstante
estaba en auge el éxito de Visconti con Muerte en Venecia donde ya la habíamos
visto decadente y de forma distinta a la acostumbrada. Otro dato a tener en
cuenta era que se trataba de una adaptación de Daphne du Marier, cuyo nombre
sonará a más de uno por haber escrito Rebecca o Los pájaros.
Roeg opta por superponer planos, mover la cámara con nervio,
tender trampas al espectador, aunque si este es atento las irá hilando bien, más
de un susto nos provocará y también alguna que otra controversia cuando la comentemos,
habrá quien le parezca una maravilla, para otros un bodrio pretencioso o un
ejercicio de estilo que en manos de un Hitchcock podía haber sido otra cosa.
Pero aparte de todo esto, destacar al actor homenajeado Donald Sutherland cuyo
papel le provocaría incluso cierto encasillamiento, recuerden La invasión de los ultracuerpos (1978) o incluso películas
como Como plaga de langosta (1975) cuya media hora final se aproximaba al
género de terror. Descanse un paz un actor con 169 películas y que sin el carisma de las grandes estrellas conseguía con cada aparición llenar la pantalla.
El pasado 9 de mayo fallecía
Roger Corman a los 98 años, uno de los grandes maestros de la serie B. Tras rechazar ser ingeniero, se
incorporó a la Fox como botones, luego fue lector de guiones y hasta agente
literario entre otros oficios, su arte en rodar con escaso presupuesto y en
pocos días le lleva a participar en la American International Pictures que
habían fundado James H. Nicholson y Samuel Z. Arkoff (compañía a la que hicimos
referencia hace unas semanas cuando hablé de Asesinatos en la calle Morgue), Él sería el principal productor cinematográfico de esta, consigue éxitos
como La pequeña tienda de los horrores (1959) rodada solo en dos días y aborda
todo tipo de géneros como el western, el cine prehistórico, la ciencia ficción,
el cine negro y, muy especialmente, el terror. Según el IMDB son 59 las películas
que dirigió y un total de 493 las que produjo. La editorial Laertes publicó en 1992 un escrito autobiográfico llamado Cómo hice 100 films en Hollywood y nunca perdí un céntimo.
Los más nostálgicos recordarán un
ciclo en TVE con varias de sus películas hace ya varias décadas, estas pudieron
rescatarse después a través del DVD y en alguna plataforma como Filmin hay una buena selección.
Para homenajearlo he pensado en El cuervo que, si me permiten la broma, seguía
la tendencia de titular películas que no tienen nada que ver con el mismo
nombre: Cuando decimos El cuervo nos podemos estar refiriendo a una película de
H.G. Clouzot de 1943 (Le corbeau) o a una magnífica muestra de cine negro con
Alan Ladd y Veronika Lake que el distribuidor español decidió traducir como El
cuervo al título original This gun for hire (1944). En Historias para no
dormir, Narciso Ibáñez Serrador escogió el título de El cuervo para una
biografía de Edgar Allan Poe, creador del poema homónimo publicado en 1845.
Pero, para otros, El cuervo será la película donde Brandon Lee perdió la vida en
el rodaje (The Crown, 1994), podría seguir con otras, pero mejor no cansar y
ceñirme en las que supuestamente son adaptaciones de Poe, para ello nos vamos a
1935 cuando la Universal reúne a Karloff y a Lugosi en El cuervo (The Raven)
inspirada en la obra de Poe de forma muy libre (casi que libertina).
Evidentemente, poco tenía que ver con el poema mencionado...En 1963 cuando Roger Corman está
teniendo éxito con las adaptaciones de Poe, decide rodar El cuervo, pero
tampoco es fiel al original, la película solo se abre con la lectura de la
mitad del poema sobre unos planos fijos y la subsiguiente llamada de su cuervo
en una de las ventanas de la casa del profesor Craven, más la frase del final, y es que tal composición
no daba para una película larga, solamente encontrar algún que otro paralelismo y la
atmósfera de este. El argumento es el siguiente:
Es el siglo XV, un hechicero, el
doctor Erasmus Craven (Vincent Price), permanece inactivo desde la muerte de su
esposa Leonore (Hazel Court), a la que todavía llora. Una noche se presenta
ante él un cuervo que tiene la facultad de hablar y que asegura que es un mago,
el doctor Bedlo (Peter Lorre), que ha sido transformado por un sortilegio del
gran maestro Scarabus (Boris Karloff). Cuando Bedlo recobra la forma humana, le
cuenta a Craven que en el castillo de Scarabus ha visto a una mujer idéntica a
Leonore.
Conviene aclarar que Corman lo
que hace aquí es principalmente una broma, ya se las podía permitir, él declaró que quería hacer un Poe que
hiciera reír porque se sentía cansado de la serie de películas que estaba haciendo
sobre él, subrayaba que “hay acentos de comedia en Poe de los que la gente no
se da cuenta, porque no es tan bueno cuando escribe comedias”. Así pues de la
mano de su guionista Richard Matheson se puso manos a la obra y consigue tal
efecto.
En primer lugar reúne nada menos
que a tres grandes como Vincent Price, Boris Karloff y Peter
Lorre cuyas actuaciones son autoparódicas, en todo momento está presente esa
desmitificación de Poe e incluso del propio cine de Corman. Sin embargo, no faltan
sustos como esa mano que toca el hombro de Price cuando va a ver la cama de su
esposa o ya en plan más cómico cuando abre la tumba de su padre. Es inevitable reír
cuando aparece ese cuervo con su peculiar voz pidiendo a Price los ingredientes
tales como sangre de murciélago, jalea de arañas, cabellos de cadáver…
No obstante, y eso fue un gran
acierto, la película tiene la misma atmósfera que un cuento de terror serio, a
pesar del limitadísimo presupuesto está presente esa excelente factura técnica
habitual en sus obras y una rápida ejecución que hace que se visione en un momento.
Ya daba igual que el vestuario fuera de guardarropía, que viésemos el castillo descaradamente
como un dibujo o que el escenario fuera el mismo que en otras de Corman. Lo que
interesa en El cuervo es homenajear tal género y nada mejor que hacerlo riendo.
Tal vulgarización hecha con cariño del poema de Poe se da presente de forma
irónica también en el personaje de Leonore que nos la imaginamos en un principio de otra forma,
pero que Corman y Matheson la describen como una esposa descolocada, infiel y
oportunista.
Otro dato interesante es la
aparición de un joven Jack Nicholson cuando aun no lo conocía nadie, pero que en
la escena del carro ya nos ponía esa cara de loco tan característica después,
casi es un fenómeno paranormal pues se estaba autoparodiando de lo que aun no
había hecho. De todas maneras, para contentar al público que deseaba ver una cinta
de terror verdadera tiene al final un enfrentamiento entre los tres magos con
unos efectos especiales conseguidos y más sabiendo el escaso presupuesto del
que partía.
Viendo El cuervo me ha recordado otra
película parecida con el mismo guionista y terceto protagonista, aunque ahí el
director era Jacques Tourneur, otro grande de la serie B, se trataba de La comedia de los horrores (o los
terrores según la traducción) del año 1963 y también estaba muy presente el
humor y la desmitificación. Corman tuvo mejores títulos como La caída de la casa Usher (1960), El péndulo de la muerte (1961) o La máscara de la muerte roja (1964).