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16/04/2024

Jaime de Armiñán in memoriam: La hora bruja (1985)

 




Jaime de Armiñán (Fuente: RTVE)

El pasado  9 de abril fallecía Jaime de Armiñán, uno de nuestros directores de cine más notables, aunque su nombre no está lo suficientemente valorado ni siquiera recordado. Proveniente de una familia de actores, políticos y escritores, escribió teatro hasta 1963, tres años antes había empezado a elaborar guiones y dirigir programas para TVE para la que llegó a hacer más de 500, entre ellos Confidencias, Tiempo y hora, Las doce caras de Juan, Refranes, Del dicho al hecho. Suspiros de España… En 1967 y con Narciso Ibáñez Serrador escriben el guion de Historia de la frivolidad que dirige el primero y que consigue un relieve internacional. Ya en los 80 dirigiría Cuentos imposibles (1984), uno de los episodios de esta estaba dedicada al torero Juncal y el éxito propició que rodara una serie sobre él de gran éxito.

Una de sus primeras películas fue la fallida Carola de día, Carola de noche (1969), su productor Manuel J. Goyanes lo contrató para iniciar la transición de la actriz de adolescente a mujer, el rodaje fue tenso para Armiñán ya que según contaba le destrozaron el guion. Consigue luego una tibia acogida con La Lola, dicen que no vive sola (1970), película bastante desconocida hoy en día, pero su gran éxito vendría en 1972 con Mi querida señorita, película que probablemente ha eclipsado demasiado con el tiempo su posterior filmografía y que fue su primera nominación al Oscar para mejor película de habla no inglesa.


Tuvo al público a su lado en películas como Un casto varón español (1973), una especie también de tercera vía producida por José Frade. El amor del capitán Brando del año 74 que le valió una nominación al Oso de oro del Festival de Berlín o ¡Jo papá! repitiendo con Ana Belén al año siguiente. A partir de aquí su cine deja de tener grandes éxitos comerciales y rueda películas más de autor como Nunca es tarde (1977) o  en la línea de la época de la Transición como Al servicio de la mujer española (1978). En 1980 lograría un éxito de crítica con El nido que le valió otra nominación al Oscar, en ella retrataba un ambiente rural y denunciaba ciertos prejuicios sociales.

Siguieron películas interesantes como En septiembre (1982), Stico (1985), Mi general (1987), aunque con respuesta por parte del público más bien fría, entre estas destaca La hora bruja (1985) que voy a comentar y que fue su tercera nominación al Oscar. En ella se nos narran las peripecias de El Gran César (Paco Rabal) que pasea un espectáculo ambulante de magia por Galicia a bordo de un autobús acompañado de su cuñada y amante Pilar Esmeralda (Concha Velasco). En uno de los viajes recogen a una enigmática chica (Victoria Abril) que alterará su vida.

Armiñán escribió el guion mientras era jurado del Festival de Sitges del año 84, su deseo era hacer una película de magia y a la vez describir la vida de unos buhoneros que van de pueblo en pueblo proyectando cine. La película a simple vista podría recordar a La Strada pero con el toque fantástico correspondiente, algo que por otra parte también era muy usual en el cine de Fellini. El título de La hora bruja se debía a que corresponde al momento del día en que el sol roza el horizonte y es cuando la noche empieza a aparecer, ello queda bien reflejado en los fotogramas al rodar el anochecer con todo su esplendor. Cabe decir que de la fotografía se encargó Teo Escamilla, nombre muy asociado al cine de Saura, y que captaba toda esa belleza con un toque hipnótico que desgraciadamente. viéndola en televisión, se pierda bastante el efecto, ya no hablemos del excesivo uso del DNR que acaba por fastidiar el color de lo que se pretende una alta definición en vez de respetar la naturalidad original de sus fotogramas.

A pesar de que aparentemente este era un film que se apartaba de las anteriores películas urbanas en las formas de él, no lo era tanto en el fondo ya que no deja de ser otro retrato de seres marginados como ya sucedía en Mi querida señorita, El nido o Stico. A ello se añade cierta concepción de un realismo fantástico aquí ya plenamente desarrollado, pero que ya había ciertos esbozos en En Septiembre por ejemplo. Pero Armiñán elabora la historia de tal manera que pudiese llegar a todo tipo de público sin caer demasiado en lo alegórico como sucedía en Saura y utilizando una serie de escenas como el brindis amoroso en el balneario para que el producto fuese cercano.

La hora bruja logra salvar todas sus dificultades, es evidente que el irreal argumento puede causar rechazo a más de uno, pero creo que Armiñán lo salva gracias a le escena primera en que el gran Cesar empieza su espectáculo y el público, al ver de lo que habla, empieza a irse poco a poco, con este "truco" es espectador del film empatiza con él. Luego tenemos ese encuentro con ese personaje misterioso que encarna Sancho Gracia, aunque creo que este último acaba resultando excesivamente plano y que le podía haber sacado más jugo en el desarrollo del guion. Pero el ritmo no se entorpece porque empezamos a adentrarnos en la relación de la pareja y sus problemas y casi todo lo demás hasta sospechamos que es como un McGuffin. Pero vamos comprendiendo que no lo es verdaderamente cuando saca el personaje de Victoria Abril y va cobrando protagonismo, comienza ya a interesarnos plenamente todo ese mundo de meigas mezclado con las reflexiones sobre la monotonía de la vida, las limitaciones de las relaciones humanas y cierto elogio incluso a la traición entre las personas. Por lo tanto es un guion bastante hábil que conjuga perfectamente sus elementos para que nos atraigan y se dosifiquen bien durante el metraje.

A todo esto hay que añadir un homenaje al cine con esas proyecciones en los pueblos, cuando ponen Cleopatra (la versión de Mankiewicz) tienen un problema de sonido y ellos dos han de doblar las escenas, las cuales se las saben de memoria. Luego tenemos una imagen muy lirica con esa pantalla en el agua proyectando Hello Dolly. El director también saca el western Cielo amarillo que se desarrollaba en una especie de pueblo fantasma. Destacan las distintas entradas del autobús en esas localidades algo perdidas y que era una manera de llevar magia a estas. Por otra parte, hay todo un juego literario en los diálogos con continuas referencias a poesías, especialmente las de Bécquer que son las que más encajan.

Armiñan domina la dirección de actores, por una parte el personaje de Rabal nos lo muestra frágil, necesita azúcar porque su memoria cada vez se va perdiendo más, ello contrasta con la vitalidad y el fuerte carácter que tiene Concha Velasco y con el encantamiento de Victoria Abril. Ellas dos tuvieron sus roces en el rodaje ya que, según contaba Concha, a Victoria le gustaba constantemente desnudarse y llamar la atención, eso propició alguna escena algo innecesaria como cuando esta empieza a saltar con poca ropa en la cama mientras ella está en el tocador, pero al menos durante la mayor parte del metraje hay cierta contención.

Paisaje bello el que vamos viendo y más en esa “hora bruja”, la música de Satie quizá una apuesta demasiado convencional, pero que le da la atmósfera correcta para que nos adentremos en la historia. Probablemente, La hora bruja no sea una película redonda, pero a su favor está que no es pretenciosa y que está mas cerca de esas fábulas que Armiñán dominaba bien.

 

13/04/2023

Nuestras mejores...

 


Hace ya unas semanas se puso a la venta el libro Our Betters, promovido por el programa de radio "Cowboys de medianoche" que conduce Luis Herrero y en el que colaboran José Luis Garci, Eduardo Torres-Dulce y Luis Alberto de Cuenca. Más de 800 oyentes, incluido servidor, han votado las que para ellos son las mejores películas, aunque la intención inicial, por lo que había entendido, era más bien elegir aquellas por las que sentías más cariño y no tanto por la calidad. La ganadora ha sido El padrino, algo que se esperaba por los comentarios. Por cierto, antes de continuar, el título hace referencia a una película no muy conocida de George Cukor de 1933, la cinefilia de Garci no tiene límites, la traducción sería “nuestras mejores”.


Hace ya ocho años que el director publicó Las siete maravillas del cine y que incluía también votaciones de oyentes y gente famosa. Todo viene movido por la publicación cada diez años de la que se suponía, hasta hace unos meses,  “la lista canónica” en la revista británica "Sight and Sound". Esta salió por primera vez en 1952, imponiéndose Ladrón de bicicletas de De Sica, luego cedió el puesto a Ciudadano Kane de Welles que se mantuvo líder desde 1962 hasta el 2012 cuando Vértigo de Hitchcock le arrebató el puesto. Vino el 2022... y la ganadora fue Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles dirigida por Chantal Akerman, película que la mayoría de mortales ni había visto, ni conocía, todo un apaño movido por ciertas corrientes políticas que ha perjudicado la fiabilidad de este tipo de encuestas y que incluso ha dañado al propio filme alabado y bendecido como el mejor de la historia.

Quzá por eso, la aparición de Our Betters, aunque nada tiene que ver con el bodrio perpetrado por la publicación británica, no me entusiasmaba tanto, pero me ha encantado leer las listas de los que han votado diferente, Cuenca con El príncipe valiente, por ejemplo. Como decía antes, bien escuché que había que votar más con el corazón que con la cabeza y la idea la vi fabulosa, para qué queremos más listas de películas canónicas. El mismo José Luis Garci sacó hace dos años un libro original llamado Películas malas e infravalorados, todo un homenaje a aquellos films, actores, directores, etc. que por una serie de circunstancias no están en el Olimpo de los cánones, les recomiendo su lectura. En la portada teníamos, excelentemente escogida, la carátula de Los insaciables de Edward Dmytrick, aquella introspección del mundo del cine con George Peppard y Carroll Baker, si no recuerdo mal fue la última de Alan Ladd.

Hace una semana les hablaba de Una cuestión de vida o muerte, pues esta la puse en la lista de Our Betters que envié porque dentro de mi cinefilia me supuso un impacto, era la primera vez que veía una película en Technicolor en pantalla grande y aparte de esto era una obra maestra. Al elegir las quince, pensé en algún motivo, pero es evidente que después de muchos tachones, hay algunas que me es imposible quitar.

Quizá este mundo de las listas necesite de un libro donde realmente votemos películas no tanto por la calidad, sino porque nos iniciaron en esto de ver cine. No necesariamente han de tener cinco estrellas, ni cuatro, ni tres...  Hoy voy a citar cinco de esas que no aparecen por ningún lado y que bien podrían ir a parar a algún libro de estos que reivindico. Animo, pues, a su confección próxima y que dejemos en paz a El padrino o a 2001 al menos por un momento ¿Alguien las vio cuando era adolescente y se hizo cinéfilo con ellas? Yo no, la primera a los 20 y la segunda con 15 sin entender mucho, más bien la aguanté porque la concebí como si fuese Fantasía de Walt Disney, quedaba muy bien acoplada la música clásica a las imágenes.

Después de hacer amigos con esto último, comienzo por una cuya marginación ha ido "in crescendo", hablo de La vuelta al mundo en 80 días, fue la primera película que vi en el cine, fue una reposición de verano y yo apenas tendría 5 años, fue en el Cine Bailén de Barcelona. Se me quedó grabada la música de Victor Young, no iba mal encaminado ya que este músico ha escrito para películas que ahí sí pondría la máxima clasificación: El hombre tranquilo, El mayor espectáculo del mundo, Raíces profundas, Johnny Guitar…A pesar de mi corta edad, pondría la mano en el fuego que algo se me quedó. Saul Bass nos la resumía en unos créditos que son una obra de arte.


Otra que nunca aparecerá: El tulipán negro, por cierto, que sirva, aunque tenga un papel secundario, de pequeño homenaje a Laura Valenzuela. Era como el Zorro en época de la Revolución Francesa, a Delon le gustaba tanto ponerse el antifaz que hasta hizo otra ya con el nombre del raposo. Entretenida, simpática y de paso una lección de historia, aunque fuese con calzador. De nuevo la música se me quedó en la cabeza con esa marcha que ahora algún entendido dirá que es música popular (como si eso fuera malo),

Otra, y sigo con el cine de aventuras :Los piratas de las islas salvajes. Al director Ferdinand Fairfax no lo conozco mucho, pero entre sus guionistas estaba John Hughes, todo un icono de mi generación. Tenía también una banda sonora muy pegadiza de Trevor Jones, escucharla me evoca cuando se ponían películas de este tipo por televisión los sábados por la tarde. En el reparto había un Tommy Lee Jones siempre efectivo que compensaba la insipidez de Michael O´Keefe, pero era algo que no teníamos muy en cuenta… Que conste que estas son las tres primeras que me han venido, pero no es casualidad que te salga el género de aventuras cuando piensas en películas menospreciadas, algo a lo que se ha unido el mundo de las bandas sonoras, ahora los iluminados nos dicen que la música en el cine no se ha de notar, ya no hay grandes obras sinfónicas y los nombres de los compositores que antes nos sabíamos de memoria, ahora pasan con más discreción que el asistente del fotógrafo.

Pero dejemos el cine de aventuras, me ha salido una españolada y concretamente con Alfredo Landa: Los días de Cabirio. Antaño se ponían estas películas a todas horas por televisión, ésta en concreto siempre me pareció de las más divertidas, me recordaban en casa que esto de Cabirio era porque había una con Giulietta Massina, aquello me picó la curiosidad. Sin embargo, la película de Fellini estaba secuestrada por un problema de derechos, así que me tocó compadecerme de Cabirio bastantes veces antes de descubrir el gran clásico. Confieso que me reía, pasaba una hora y media volando. Menos mal que Betriu nos enseñó que se podía seguir haciendo lo del "landismo" en los 90 con Sinatra, un título que bien podía haberlo puesto aquí. Repasándola después y viendo que en el guion estaba Juan Miguel Lamet (tan exigente en el ¡Qué grande es el cine!...) no sería tan mala… 

Y ya por acabar, sigo con el cine español, y me voy a la "Trilogía negra" de Rovira Beleta... Pues si, es una trilogía y perdonen la redundancia. Yo la voté en la lista de los "Cowboys", pero solo me han puesto la primera que es Hay un camino a la derecha, o sea que si van a la última página y la ven con un voto, ya saben de quien es... Tomo prestadas unas palabras de José Luis Borau en el funeral del director barcelonés que decía que con su cine “nos dimos cuenta de que se podrían hacer películas de acción y montaje brillantes de concepción y realización, lo que nos dio confianza a todos los que vinimos detrás de élEl expreso de Andalucía y Los atracadores completaban el tríptico. Me gustaba ver ese cine rodado en las calles de mi ciudad con tanta fuerza dramática, creo que no hay un documento que muestre mejor cómo era el puerto... Un director, Rovira Beleta, que amaba el cine y su ciudad, pero que los Ayuntamientos que hemos tenido y padecemos, ya sean de color rosa, convergentes o colauitas, no se han dignado a dedicarle una calle o espacio y eso que no paran de cambiar placas…

Echemos una mano a este cine que nos entretuvo tanto... De lo contrario, ya han visto lo que ha pasado en "Sight and Sound"...

16/09/2022

Godard: In Memoriam

 



Con la muerte de Jean Luc Godard se ha vuelto a recordar estos días la "Nouvelle Vague", sus películas, sus ideas sobre el cine…Los hay que incluso han escrito en redes que sin él definitivamente el cine ha muerto, otros en cambio han relativizado su figura y han descargado iras no exentas también de razón, el séptimo arte no es una ciencia, qué difícil es en este mundillo de los cinéfilos discrepar y más los que lo tenían como el gurú, pero a la vez es positivo que podamos seguir discutiendo, señal de que aun hay algo. A Billy Wilder en el libro de Cameron Crowe le preguntan por él y no se corta, no le gusta y dice que detrás de él no se escondía más que un diletante y A Bout de Souffle (que más de uno la pronuncia con acento en la é como homenaje a Alfonso Sánchez) era su única película buena, en cambio habla bien de Truffaut o Malle, aunque remarca que aquella “Nouvelle Vague” tampoco era tan nueva porque había películas ya así, y aunque en la entrevista no lo cita, podría estar pensando bien en su ópera prima Curvas peligrosas de la que ya hablé en este blog.

Pero nos guste o no Godard, es evidente que tiene su lugar y más que visionarlo, era mejor leerlo, ahí había una persona culta, que sabía de cine y de su historia, que iba a cineclubs, que lo mismo una semana decía una cosa para al cabo de cuatro días decir la contraria, pero qué más daba, lo que se buscaba era la reflexión y que ese celuloide, aparte de entretenernos la cabeza, nos la rompiera un poco. Hace un tiempo, revisando algunos viejos “Cahiers de Cinéma” me indignaba ver cómo la tropa de la "Nouvelle Vague" valoraba ciertas películas que las tengo entre mis preferidas, sin embargo encontrar opiniones distantes me exigía que a la hora de defenderlas, tuviera que emplear más argumentos.

A Godard, por ejemplo, le encantaba el cine de Jerry Lewis, eso aun no lo han digerido algunos, veía mucho más allá de un simple cómico y reivindicaba su faceta de autor, más de una vez decía que era como un pintor elaborando un cuadro, y gracias a su defensa, Lewis empezó a ser valorado por parte de la crítica. Pero hay casos aun más notorios, la defensa de John Ford del que incluso el mismo Truffaut no hablaba bien al principio, para luego rectificar, su admiración por Fritz Lang, etc. Daba gusto ver las listas de sus películas favoritas, podría estar en desacuerdo con lo que no le gustaba, pero en las primeras, seguro que no.

Y en cuanto su cine, para nada está muerto, seguirá dando que hablar, lo cual no significa que nos tenga que agradar o no. Recuerdo que Terenci Moix decía que el cine francés era el más aburrido que había, pero bien nos divierte más de una tarde cuando empezamos a preguntarnos qué quiso decir tal director o si queremos desahogarnos atacando lo que creemos que no son más que pedanterías. Lo mismo A Bout de Souffle era, como dijo él, un documental sobre Jean Paul Belmondo y Jean Seberg y tampoco hay que darle más vueltas. Ojalá nuestros directores actuales reflexionaran sobre el séptimo arte y lo sacaran de su profunda crisis, falta hace…

 Godard ha muerto, según se ha podido saber, por suicidio asistido en Suiza donde es legal, se dice que lo pidió por agotamiento, pone la piel de gallina pensar que una persona tan culta quiera bajar de este mundo porque ya no le encuentra más. Un Godard muy pesimista iba diciendo en sus últimos tiempos que el cine no había sabido cumplir sus deberes, empecemos por volver a las salas y fomentar los coloquios, si la cinefilia sigue, el cine seguirá vivo, y podremos decir, entre otras cosas, que Godard estaba sobrevalorado o fue un genio.

02/09/2022

Tarantino y el Diario íntimo de Adele H. de Truffaut

 



La pasada semana, ciertas declaraciones de Quentin Tarantino sobre François Truffaut se convirtieron aquello que, en lenguaje pedante, llaman  “virales”, como si no tuviéramos bastante ya de virus. La polémica estaba servida y el contagio de hablar de ello se apoderó de este blog, así que pensé que era un buen tema para empezar este septiembre.

En la parte positiva, como dirían antaño en los créditos del "Un, dos, tres" de  Ibáñez Serrador, está la sinceridad del director de Reservoir Dogs, la manía hacia el director francés no es nueva como se ha recordado en más de un medio, ya en su novela de Érase una vez en Hollywood, el personaje de Cliff Booth deja patente lo que el director sentía hacia su filmografía:

Lo Intentó dos veces con Truffaut, pero no le llegó. No porque las películas fueran aburridas (lo eran), pero esa no fue la única razón por la que Cliff no entró. Las dos primeras películas que vio (en una doble función de Truffaut) simplemente no le atraparon. La primera película, 'Los 400 golpes', lo dejó frío. Realmente no entendía por qué ese niño pequeño hizo la mitad de la mierda que hacía. Y pensó que los tontos deprimidos en 'Jules y Jim' eran una puta carga".

Por otra parte, tiene todo el derecho del mundo a decir lo que quiera, de la misma manera que a los que nos gusta el cine de Truffaut reprocharle lo dicho, aunque compararle con Ed Wood ya entra en la parte negativa y da la sensación de haber buscado expresamente que se hablase de él.

No obstante, llama la atención que a pesar de no declararse fan de Truffaut, remarca algunas excepciones que sí le gustan, aunque solo cita Diario íntimo de Adele H. Sorprende, ya que estaría esta en las antípodas del cine de Tarantino.





Rodada justo después de La noche americana, recrea la trágica vida amorosa de la segunda hija de Víctor Hugo. Atraída por un teniente del regimiento de los húsares ingleses, este no le corresponde, pero ella le seguirá por todas partes. Truffaut describía así el filme: “Quería conseguir un clima sofocante y así toda la película está rodeada de cuatro paredes. Es una película sobre la claustrofobia, la soledad y la pasión

Para conseguir ese efecto contó con la fotografía de Néstor Almendros, la cual consigue que entremos en su triste mundo, son constantes sus miradas al espejo, su deambular por las calles, la misma pesadilla que se va repitiendo. Si los tontos deprimidos, como dice Tarantino, de Jules y Jim eran tres, aquí solo ella, ya que hábilmente el teniente apenas tiene protagonismo, incluso hay un momento que lo confunde de espaldas y resulta que es el mismísimo Truffaut. A pesar de ello, hay bastantes relaciones con sus otras películas como la idea del amor obsesivo o las ideas fijas que en las despreciadas La sirena del Mississippi o La novia vestida de negro se convertían en las auténticas protagonistas, verdadero tema por otra parte, más que buscar un thriller.

Más de uno nos hubiese sacado a un actor encarnando a Víctor Hugo que probablemente estropearía el clima, Truffaut solo saca la voz y ya es suficiente para describir la distancia entre padre e hija, ella le pide constantemente dinero, le pesa llevar ese apellido que la hace sentir más desgraciada, utiliza un apellido falso y en el título de la película solo leemos la inicial. Truffaut explicaba que le atraían los personajes al margen de la sociedad y que el problema de identidad de ella era como el del niño salvaje pero a la inversa, ya que se trataba de un escritor famoso y todo un genio.

Escenas como el paseo por el cementerio nos traen ese Truffaut del romanticismo que incluso mejoraría con La habitación verde, el final impacta por la sensibilidad y patetismo. Pero mientras escribo y pienso en planos de la película me viene a la cabeza constantemente cómo ha podido Tarantino decir que Truffaut es como Ed Wood y no paro de darle vueltas. Quizá no sea una comparación tan odiosa, Wood amaba el cine y Truffaut hasta se podría sentir identificado con aquellas ganas de rodar locas de él.

La infancia atormentada de Truffaut, quizá por ello fuese sensible con personajes como Adele H. le marcaron para siempre. Como crítico y atraído por ese amor llamado cine fue exigente, le llamaron incluso el sepulturero del cine francés, más de una vez cuando era aun un joven alocado por el celuloide se equivocó, llegó a decir que John Ford “babeaba ante galones, insignias, botas y doraduras”, pero luego rectificó e incluso sus escritos fueron fundamentales para cierta cinefilia, dejó ya en la memoria aquella frase que utilizamos de “Y como él era creyente, que Dios bendiga a John Ford”  

Yo no soy fan de Tarantino, aunque con alguna excepción que debería revisar de nuevo, no me cae mal, pero sin darse cuenta tiene mucho en común con el añorado director francés y quizá más que con su estimado Godard. La huella de Truffaut está en Kill Bill, incluso Malditos bastardos nos evoca algo a El último metro...Pero miremos lo positivo, más de uno se interesará ahora por Truffaut y ver quién era ese Ed Wood del cine francés

14/01/2022

Bogdanovich y Poitier

 

Peter Bogdanovich (Fuente: Wikipedia)

El pasado día de Reyes nos llegaba la triste noticia del fallecimiento de Peter Bogdanovich, la cinefilia quedaba algo huérfana con su pérdida ya que más allá de sus 35 realizaciones, había todo un maestro en enseñarnos el cine como arte y pasión.



La primera película que vi de él fue ¿Qué me pasa, doctor? Y guardo aun recuerdos de aquel grato visionado, en el “Teleprograma” que tanto me gusta reivindicar, escribían que era una revisión de La fiera de mi niña, yo aun no había tenido la oportunidad de ver el filme de Hawks, aun era un niño, poco tiempo después ya di con ella. ¡Qué gran clase nos dio Bogdanovich! Como todo buen maestro te hacía despertar la curiosidad de por lo menos acercarte a aquello de lo que hablaba, por lo tanto siempre le estaré agradecido.

Al cabo de poco tiempo vi Luna de papel, película que me ha ido gustando más en posteriores pases, hasta casi convertirse en mi preferida de él, rodar en blanco y negro y evocar implícitamente a Chaplin en El chico o Tiempos modernos, tratar el tema de la picaresca en plan cómico, y todo mezclado con un cierto aire sentimental bien medido.

Por aquel entonces, estaré hablando de principios de los 90, no había internet, en el cole tenías que hablar de películas de acción si no querías quedar marginado y los profesores que teníamos más bien nos enfocaban el cine como una tentación de la que teníamos que huir. Servidor era un bicho raro que como ya he comentado en artículos anteriores, tenía que aprender cine escuchando la radio, leyendo el "Fotogramas", consultar la programación de la 2, etc.

Una madrugada pasaban en aquel "Cine Club" a la hora de las brujas Todos rieron, y creo que fue su último pase en televisión, nunca la he podido ver, hay toda una triste historia extracinematográfica que en gran medida enturbió al director, que no volvería a dirigir hasta 1985 con Máscara. Luego vino una comedia con muy malas críticas que se llamaba Ilegalmente tuyo en 1988 y que pretendía ser también otra evocación de la comedia clásica con el matiz adolescente al servicio de Rob Lowe aquí con gafas a lo Cary Grant y esforzándose para demostrar sus dotes como actor, el intento cayó en el olvido y de nuevo el director se tomó vacaciones forzadas.



A falta de cine, iba descubriendo sus interesantes libros como el de John Ford y en la Filmoteca un día recuperaban aquella La última película (1970), que a pesar de tener unas coordenadas lejanas me las hacía sentir como propias, ya que el punto en común era el de homenajear y amar el cine.

Bogdanovich siguió dando grandes películas, aunque aquí empezaba el tema de la crisis de las salas de cine, no se había podido estrenar su excelente ¡Qué ruina de función! , hubo que esperar al Canal Plus de entonces quien lo tuviera y que Garci la reivindicara en su !Qué grande es el cine!.


 Un año después realizaba Esa cosa llamada amor que tampoco tuvo el favor del público y en la que River Phoenix actuó por última vez, de nuevo el tema de la evocación melancólica estaba presente en un producto que merecería ser revisado.

Casi se puede decir que aquí se despidió del cine convencional, luego rodó para televisión series,
telefilmes y en el 2014 volvía a homenajear a la comedia clásica con Lío en Broadway con la aparición sorpresa de cierto director al final. Su último trabajo fue el documental El gran Buster que consigue que el espectador se aficione a ver las películas de Buster Keaton.



La casualidad ha querido que en pocas horas coincidiera su fallecimiento con el de Sidney Poitier, los dos coincidieron en la secuela de Rebelión en las aulas, TVE levantó la programación y sustituyó Raíces profundas por Adivina quién viene esta noche, la cual programa con frecuencia y con buenos índices de aceptación, asimismo recuperó unas declaraciones del actor en 1968 al venir al Festival de San Sebastián

https://www.rtve.es/play/videos/programas-y-concursos-en-el-archivo-de-rtve/entrevista-sidney-poitier-madrid-1968/6275807/

Películas como Fugitivos, Porgy and Bess, Los lirios del valle, En el calor de la noche, etc. quedan en la retina junto a su interpretación. Se haría largo ahora repasarlas, pero no quisiera acabar sin tampoco recordar que Poitier fue director también y aunque sus producciones no fueran tan recordadas, cuenta con algunos éxitos como aquellos Locos de remate que afianzó la pareja cómica de Gene Wilder y Richard Pryor.

Poitier debutó en la dirección en 1971 con Buck y el farsante en la que compartía protagonismo con su amigo y activista también contra la segregación racial, fueron sobre todo comedias y también le servía para reivindicarse para actor cómico en las que protagonizó, alejado de su imagen seria.

En el 73 dirigía Un cálido diciembre, que pasó desapercibida, pero que lograba una historia sensible y bien narrada. Tal fracaso le lleva a dirigir películas en las que formaba pareja con Bill Cosby y que aquí no tuvieron apenas eco: Uptown Saturday Nigth (1974), Dos tramposos con suerte (1975), De profesión estafadores (1977).



Es en 1980 con la citada anteriormente de Locos de remate que consigue un gran éxito comercial, Poitier quería describir lo que era un día encontrarse en una cárcel sin haber hecho nada. La gran aceptación del filme le lleva a una especie de pseudosecuela con Gene Wilder también llamada Hanky Panky, aunque se encontró con la negativa de Richard Pryor a actuar. De malo encontramos a Richard Widmark. No pudo repetir la taquilla de la anterior y no volvió a ponerse detrás de las cámaras hasta tres años después  con A marcha forzada, que supuso un fracaso tanto crítico como comercial, en ella se intentaba exprimir el éxito de las películas de baile con ocho adolescentes que viajaban a Nueva York para participar en un concurso, ahí tendrían sus éxitos y fracasos.

Poitier se olvidaría de dirigir hasta 1990 con Ghost Dad, en la que de nuevo contó con Bill Cosby, película alimenticia para pasar el rato y ya sin apenas pretensiones.

Descansen en paz y nos encontramos en el cine.

15/09/2021

Garci vuelve a la televisión con Classics en La Trece

 


Mediados de septiembre y las diferentes televisiones van mostrando sus novedades, personalmente poco me interesan, pero hay una que sí, la Trece anuncia el fichaje de José Luis Garci que volverá con el formato de "Qué grande es el cine" a partir de noviembre. Debido a que el nombre forma parte de TVE, se denominará "Classics" con Garci.

Ustedes ya saben que no soy muy amigo de la Trece por su forma de tratar las películas: Supresión de los títulos iniciales, cortes sin sentido, formatos alterados...Por eso, el retorno de Garci me inquieta, no sé hasta qué punto puede él decirles que las películas de su espacio sean vistas como es debido. Otro aspecto que no sé es la duración que tendrá el coloquio.

La Trece halló un filón de oro, y nunca mejor dicho, con los westerns tras tener que suprimir parte de la
producción propia por problemas económicos, sus emisiones por la tarde fueron ganando un público fiel, más de una emisión lidera la audiencia de las TDT y son la mejor alternativa ante los lamentables espacios de corazón que tanto predominan a esa hora. Hace ya algunos años a TVE se le ocurrió la idea en verano de poner una película del oeste después del Telediario y fueron también todo un éxito, idea que no les iría mal aplicar actualmente…

La Trece también apuesta por el cine después de sus informativos, especialmente cine de aventuras o de guerra. Los fines de semana dedican un ciclo a un actor, tardes completas de grandes títulos de John Wayne o de Clint Eastwood se alternan con otras dedicadas a bodrios de Van Damme o a los Rambos, que repiten hasta la saciedad, pero que aun así tienen buen público y que ofrecen uno de los contrastes más curiosos que se pueden contemplar en televisión, el verlas entre misas y mensajes religiosos. Hay que añadir un espacio que con el título de “Viva el cine español” proyecta películas, de Martínez Soria, Lina Morgan, Antonio Molina...


"Qué grande es el cine" nació en 1995 con el centenario del cine, TVE comandada entonces por Jordi García Candau y Ramón Colom al que le debemos mucho los cinéfilos, encargó este espacio que era como un “Estudio Estadio” pero en cine, la moviola nos ofrecería las mejores escenas de la película programada. El director de El crack se trajo a varios colaboradores fijos, entre ellos Antonio Giménez Rico, Juan Miguel Lamet, Juan Tebar, Eduardo Torres-Dulce, Miguel Marías entre otros muchos.

Durante el coloquio aparecía una muy interesante
bibliografía sobre el director de la película, al principio no tenía vídeo y recuerdo que tenía que apuntarla rápidamente. También se nos informaba de que escribiéramos cuáles eran para nosotros las diez mejores películas de la historia y que intentarían ofrecerlas. Lo hice y me enviaron una maravillosa revista que habían fundado con el nombre de "Nickelodeon". Lástima que esta desapareciera debido a su elevado precio y coste.

Hubo programas míticos como la emisión de Ordet de Dreyer que tuvo una audiencia respetable de un millón de espectadores y supuso un descubrimiento para jóvenes cinéfilos entre los que me contaba. También arriesgó programando La quimera de oro de Chaplin, en la introducción dijo que ni la BBC emitía películas mudas en prime time. La revisión de cineastas como Kenji Mizoguchi o Yasujiro Ozu también fue todo un riesgo bien premiado por la audiencia que encontraba un espacio como los de antes en los que se podía hablar pausadamente sin pensar si bajaba o subía ese share que unos audímetros que no sabemos ni donde están dictan sentencia. Por cierto, tienen los programas subidos en la web de TVE en el siguiente enlace https://www.rtve.es/play/videos/que-grande-es-el-cine/


El éxito del espacio que en un principio era para un año, le lleva a continuarlo con cine español, ya que al año siguiente era su centenario. El 3 de marzo del 96 el PP gana las elecciones por primera vez y consigue los suficientes pactos para llegar a la Moncloa en mayo. El nuevo Gobierno nombraba a Mónica Ridruejo como nueva directora de TVE y sin ninguna explicación suprime el programa. Al cabo de un año, José Luis Garci se encuentra por casualidad con el entonces Vicepresidente del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, que le pregunta por qué ya no realiza el espacio, este sorprendido le contesta que fueron ellos quienes lo quitaron. Mónica Ridruejo, por suerte, ya no mandaba y otro director, Fernando López Amor reponía el programa con la emisión de París bajos fondos el 15 de septiembre de 1997.

Fueron casi 8 años y el programa parecía que iba a seguir muchos más, incluso la victoria del PSOE en marzo de 2004 no provocó como en la anterior ocasión que el nuevo ejecutivo quitara el programa inmediatamente, aunque los rumores no paraban. En un chat del diario "El Mundo" Garci recordaba lo dicho anteriormente y que si al PSOE ahora no les interesa el programa tendrá que decir como en la Edad Media: El PSOE me lo dio, el PSOE me lo quitó, ¡Viva el PSOE! Y así fue, lo dejaron durante el año siguiente, pero ya no lo renovaron y se despedía con Fresas Salvajes.

Se pudo retomar el formato en 2009 y en TeleMadrid con el nombre de “Cine en blanco y negro”.  Tras finalizarlo, volvió esta vez con el nombre de "Querer de cine", pero por las continuas huelgas en la televisión madrileña, más de una semana no se podía grabar. En 2014 se emitía el último programa.

Ahora tras siete años espero con ilusión este retorno, la cinefilia hay que alimentarla y mas en estos tiempos en que el cine está viviendo sus peores tiempos. A Garci, por suerte, se le puede seguir con sus excelentes libros y cada viernes en Cowboys de Medianoche  Conviene que la gente no solo mire una película para pasar el rato, sino que reflexione y hable de ella, que nazcan cineclubs, que tengamos más espacios dedicados a séptimo arte, que en los colegios se enseñe la historia del cine, tal vez si así fuera no desaparecerían tantas salas de cine... De momento habrá que esperar hasta noviembre...Felicitar a la Trece por el fichaje y esperemos que sea el principio de una gran amistad...

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...