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26/09/2024

La noche de Varennes (1982)

 


Seguimos con los centenarios esta semana, esta vez toca el de Marcello Vincenzo Domenico Mastroianni más conocido como Marcello Mastroianni que nacía un 28 de septiembre de 1924 en Fontana Liri (Italia) y que falleció el 19 de diciembre de 1996. Trabajó bajó las órdenes de los grandes: Visconti (Noches blancas), Fellini (La dolce vita, 8 y medio…), De Sica (Matrimonio a la italiana, Ayer, hoy y mañana), Antonioni: (La noche)... Y otros nombres que han ido cayendo en el olvido en las últimas décadas, tales como Monicelli, Risi, Comencini, Blassetti, Germi, etc. Entre ellos está el de Ettore Scola y que formó otro gran dúo con el actor, películas como Una jornada particular, Macarrones, Splendor

En 1981 rodó La noche de Varennes, un curioso filme histórico en el que un viaje en diligencia desde París a Verdún de un variopinto grupo el 20 de junio de 1791 servía como medio para recordar las circunstancias históricas que rodearon la frustrada fuga de Luis XVI y María Antonieta. Entre ese abanico de personajes teníamos al escritor y liberalista Restif de la Bretonne (Jean Louis Barrault), el ensayista político Tom Payne (Harvey Keitel), una aristócrata (Hanna Schygulla), un estudiante (Pierre Malet)… A ellos se añadía Giacomo Casanova, papel del que dijo el director que solo podía haber hecho Marcello Mastroianni y que creo que es de sus mejores caracterizaciones.


Más de uno al leer la sinopsis le habrá venido a la cabeza La diligencia de John Ford que a la vez ya saben que venía inspirada por el cuento Bola de sebo de Guy de Maupassant, a Scola se lo recordaron bastante y él contestaba que aunque no fue el modelo, sí que estaba en el inconsciente y añadía un irónico: “¿Quién no la tiene?”. El guionista Sergi Amidei que había trabajado con Roberto Rossellini o De Sica firmó su obra póstuma, si se fijan en los créditos verán que está dedicada a él ya que falleció en pleno rodaje.

Recuerdo cuando en la EGB tocaba el tema de la Revolución Francesa y la profesora recomendó este título ya que la emitirían en la 2 próximamente, pero nos dijo que narraba la fuga del rey y era entretenida,  así que me lo imaginé en plan western huyendo y sorteando todo tipo de aventuras como un John Wayne defendiéndose de los indios, cuando por fin descubrí La noche de Varennes me llevé un pequeño chasco, solo veíamos sus pies y hacia el final, el resto eran los diálogos de toda esa gente interesante.

Cuento esa anécdota porque puede costar en un principio situarse, pero el espectador que quiera saber de historia no va a quedar decepcionado, todo lo contrario, asistirá a toda una lección y lo que es más importante, a reflexionar sobre esta. Si Scola nos había mostrado en Una jornada particular que la Historia afectaba a un individuo, aquí el individuo incide en esta y es que fue el mismo pueblo quien detuvo a Luis XVI. Aparte, el guion y la plasmación del director era desde cierta distancia, él hablaba de que estaba al lado de todos: “Ellos hablan de ideales como de un modo de sentirse en paz consigo mismos, de sentirse seguros. Lo que cuenta, en mi opinión, es enfrentarse con uno mismo (…) y ver si se está o no en armonía con lo que sucede alrededor.”

Estando acostumbrados hoy en día a la subjetividad cuando se presenta algo y al partidismo, lo cual es peor, se agradece esta cosa tan rara en nuestros días llamada objetividad. De ahí que uno de los personajes que se lleva mayor protagonismo sea el de Restif de la Bretonne (Jean-Louis Barrault) que reconoció los méritos de la Revolución Francesa, pero que se preocupó también en conocer a sus oponentes y poder comprenderlos.

Pero es obvio que a pesar de la genialidad en que le vemos y escuchamos, el personaje que se come a todos los demás es el de Giacomo Casanova y es que Mastroianni daba otra lección de interpretación, su personaje ya envejecido reflejaba en cada fotograma su cansancio y visión sarcástica de la vida, Scola nos lo presenta, ya desde el principio, arreglándose la peluca y ayudando al escritor para que suba en esa diligencia. Es tal la grandeza que hasta se permite romper la cuarta pared y decirnos cuándo morirá este. A tenor de esto, el director expone el film como si de un espectáculo de linterna mágica se tratara con el prólogo y el epílogo y parar de tanto en tanto para dar algunas explicaciones que no resultan nada pedantes, se concebía como un homenaje a los enciclopedistas. Con esto se reivindica el papel del cine como arte didáctico, aspecto muy olvidado en los últimos tiempos con la concepción peyorativa del cine solo como entretenimiento

Los diálogos de Casanova con el resto de los personajes tienen un tono irónico que ayudan aun más a que disfrutemos de su actuación, cuando el escritor siente necesidades fisiológicas y le exclama que maldita vejez, él le contesta con un “se nos castiga de donde más hemos pecado”, en otro momento se sorprenden que coma tanto y su respuesta es la de “sí, incluso cuando tenía otros placeres”, memorables también sus contrarréplicas al personaje del estudiante (quizá el menos tratado) cuando sentencia que el pueblo es el más tiránico de los soberanos.

En fin, que si quieren disfrutar de una gran actuación de Mastroianni para este centenario, creo que La noche de Varennes les va a satisfacer plenamente, además de poder gozar de Harvey Keitel o Hanna Schygulla entre otros. Por cierto que el actor Jean Louis Barrault, que interpreta a Restif se le apodó como el Laurence Olivier francés, no se prodigó mucho en cine, aunque lo vimos en grandes títulos como Los niños del paraíso, La ronda, Diálogo de Carmelitas o El día más largo. Para verla, se editó hace pocos años en DVD y Blu-ray por Divisa y aun está a la venta, solía estar en alguna plataforma como Filmin, pero, ahora mismo, no.

Si algún día desaparece el formato físico definitivamente, este tipo de películas correrá la misma suerte...

19/01/2023

El extranjero (1967) de Visconti por fin a la venta en Blu-Ray

 

Ha salido por fin editada en Blu-Ray El extranjero, la adaptación que Luchino Visconti realizara a partir de la novela de Albert Camus. No había manera de poder verla, salvo en unos vídeos de mala calidad colgados en YouTube, parece que algún problema de derechos o historias de esas que nadie entiende no nos dejaba completar la filmografía del director de El Gatopardo.

Pero no todo es positivo en este lanzamiento, el Blu-Ray editado por los misteriosos "Mon Inter Comerz S.L" no está prensado, otra chapuza más de este mercado agonizante del cine en formato físico y una patada más a los cinéfilos coleccionistas. Quien no quiera comprarlo por no estar en las condiciones adecuadas o solo tenga reproductor DVD, tiene la opción de verla en la plataforma Filmin desde hace unos días.

Visconti la realizó en 1967, justo después de Sandra y de uno de los capítulos de Las brujas, estaba en su máximo apogeo ya que cuatro años antes El Gatopardo se había convertido en un gran éxito, tanto es así que la distribución de El extranjero corrió a cargo de la Paramount. Albert Camus se había negado, desde que la publicara en 1942, a que se llevase al cine, su súbita muerte en 1960 propició que se pensase de nuevo en ella. Dino de Laurentiis se interesó y empezó a negociar con su viuda que exigió que solo la podía dirigir Visconti, el productor le pagó 100.000 dólares, en su momento la cifra más alta por los derechos de una novela.

El director de Las noches blancas ya había mostrado interés en esta, la cual decía que le llegaba al alma, la colaboración con la mujer de Camus fue bastante respetuosa y cordial. Reunió a su equipo técnico habitual: el director de fotografía Giuseppe Rotunno o el diseñador de vestuario Piero Tosi, en el guion contó también de nuevo con la guionista Suso Cechi d´Amico y con la colaboración del escritor amigo del autor Emmanuel Roblès, pero lo cierto es que el director había estudiado muchos años la novela, en un ejemplar que llevaba siempre en el bolsillo se podían ver todo tipo de anotaciones, una especie de jeroglíficos, en más de una ocasión dejaba los folios del guion aparte para hacer uso de lo que él mismo había descifrado. 

Para el protagonista llamó a Marcelo Mastroianni con quien había trabajado en 1957 en Noches blancas cuando el actor aun no había tenido el gran éxito de La Dolce Vita, este lo calificó como el papel más difícil de su carrera entonces, la elección de la actriz llamó la atención ya que el papel fue para Ana Karina, la musa de Godard, en contra del perfil de gran estrella que siempre escogía.

El extranjero no es una novela fácil, aun sigue dando teorías de qué quiso decir Camus con ella y eso que han pasado 80 años, algunos la vieron como una metáfora de la Europa que quedaría tras la II Guerra Mundial, las coordenadas temporales posteriores dieron pie a todo tipo de tesis existencialistas que el autor en vida rechazaba. El personaje protagonista, Mersault, no siente ningún tipo de sensibilidad hacia lo que le rodea, la muerte de su madre la ve como un hecho cotidiano más, es una persona que no cree en Dios, ni en el matrimonio, ni en su destino porque para él la vida no tiene sentido.


Ver la película no nos quitará las dudas y lo más seguro es que encontremos opiniones contrapuestas, lo mismo pasa a la hora de valorar el filme, pero a pesar del resultado que cada uno verá en su mensaje, no hay duda de que estamos ante una gran película al mismo nivel que sus obras más reputadas. Por ejemplo, para filmar esa Argelia de antes de la Guerra decidió buscar todos los rincones que aparecen en la novela, encontró la casa de Mersault que se asoma a la calle principal del pobre barrio argelino de Belcourt, ahí fue donde vivió el propio Camus, encontró el restaurante "Celeste", el bar "Chez Pierrot" y el estanco al otro lado de la calle, los cuales permanecían inalterados, aunque identificados por letreros en árabe que fueron sustituidos, así como más de una indicación, por otras en francés.

 Mientras duró el rodaje, la tricolor de Francia ondeaba de nuevo los mástiles de Argel y sus autoridades levantaron incluso una calle recientemente asfaltada para colocar en ella las vías del tranvía que había allí en 1938 y 1939. Visconti descubrió además las barracas que había antes en la playa pública. La sala del tribunal donde se verifica el juicio es la auténtica sala del Tribunal de Argel. Pero Visconti siguió más allá, hizo indagaciones hasta que encontró la pastelería donde Mersault compraba su pan y croissants, el cine donde halló a Marie o el bosque. El diseñador de escenarios Mario Carbuglia visitó la cárcel de Argel antes de diseñar la que tenía que ser usada en la película. Estos escenarios y otros fueron construidos en estudios de la ciudad con notable fidelidad a unos originales que no podían ser empleados debido a las dificultades técnicas que presentaban.

Pero tanta descripción auténtica, que entraba incluso hasta en detalles que podrían pasar por alto, como que mandó una reimpresión de la marca de cigarrillos "Bastos" que se utilizaban en Argel antes de la guerra o indagar en cómo eran los puros que se servían en el "Celeste", topó con un obstáculo: el conflicto árabe-israelí. La escena crucial de la playa se tenía que rodar en diciembre, pero Visconti rechazó hacerlo, la veía una luz invernal que no era la reflejada en la novela, la cual acontecía en verano. Incluso rechazó la técnica de Giuseppe Rotunno de aproximarse a esta porque la quería real al 100%. Este retraso coincidió con el inicio del conflicto y no pudieron volver a Argelia en verano, al final se tuvo que conformar con rodar la escena en Gaeta, entre Roma y Nápoles.

Evidentemente, cualquier comparación con la novela será siempre odiosa, lo que sí hay que tener en cuenta es que refleja el espíritu de ella. El lenguaje cinematográfico permite que la sensación de vacío del protagonista quede muy marcada y no es fácil de digerir. A muchos seguidores de Visconti quizá les decepcione ya que no hay lugar para lo barroco, como diría algún crítico de la época, era un film más para Antonioni, pero lo que más sorprende es que no hallamos su visión personal de la novela, es una excelente recreación del mundo de Camus, pero no del suyo, salvo en su obsesión de ser realista. Por eso, hasta he dudado en llamar este post "El extranjero de Visconti". Disfrutemos con todos nuestros puntos de vista de esta película que para muchos será inédita y esperemos que en un futuro se edite en las condiciones en que se merece.

15/02/2022

Los Girasoles del gran Vittorio de Sica

 


Cuando a Vittorio de Sica le preguntaban por el cine, sacaba unas palabras de su guionista Cesare Zavattini en la que distinguía entre películas útiles e inútiles, las primeras serían las correspondientes a la etapa del Neorrealismo como El ladrón de bicicletas o Umberto D., las segundas serían Matrimonio a la italiana, El viaje o de la que hablo hoy Los girasoles.

Evidentemente, son palabras algo fuertes e injustas, hay que leerlas en el contexto de un autor que quería hacer un tipo de cine y que por razones no solo comerciales tuvo que ir cambiando el estilo. De Sica se definía un neorrealista que tuvo que dirigir muchos “filmes espectáculo”, otro término al que solía recurrir cuando lo entrevistaban. Cuando vino a Barcelona en 1969 al "Festival de cine en color" a presentar Los amantes decía en una entrevista que le hizo Cristina Fernández Cubas: "Sophia Loren quiere que siempre la dirija, Ponti me llama cada año. Pero yo estoy deseando suspender esta actividad. No puedo degenerar en un director al servicio exclusivo de una actriz. En cuanto termine Los girasoles (…)volveré al neorrealismo con La vacanza".


Los girasoles
se estrenó el 14 de marzo de 1970 en Italia, en Madrid llegó el 16 de octubre del mismo año, en Barcelona dos meses después en el Novedades. Ya quedaba lejos su etapa neorrealista a raíz del fracaso comercial, que no artístico, de El techo en 1956, gran película y bastante desconocida hoy en día. Cuatro años más tarde la taquilla volvió a su cine con Dos mujeres, que supuso el Oscar para Sophia Loren y que Ponti le produjera las siguientes con ella. Cierta crítica que le había alabado empezó a cuestionarlo y marginarlo, eran tiempos en que se puso de moda la "Nouvelle Vague" y sus tesis, en Italia directores como Bertolucci o Antonioni eran los preferidos de la critica más joven y el mismo De Sica reconocía que las nuevas generaciones pasaban de su cine.

Los girasoles supuso también la ruptura con Carlo Ponti, aunque cuatro años más tarde volviera con El viaje, el realizador no estaba satisfecho y decía que: "ha resultado ser solamente una bella historia cuando sobre el guion era muchísimo más. El matrimonio Ponti, gran amigo mío, es el principal causante de esta aberración, no volveré a dirigir a Sofía." 

Personalmente, desde que empecé a ser un cinéfilo, siempre me gustó esta película. Por una parte, la música es de Henry Mancini que aunque siempre estaba inspirado, aquí lo estuvo el doble y no solo con el tema principal, la fotografía es del gran Giuseppe Rotunno, de los actores qué decir más y estando detrás de las cámaras él, imposible que sea una mala película.



Por otra parte, esos primeros planos de la Loren, que casi no hacía falta que hablase porque ya lo decía todo, son de una belleza extrema, de hecho en más de una secuencia De Sica apenas opta por el diálogo y ese Mastroianni que tan pronto era un pícaro como todo un caballero y cuyas actuaciones deberían ser un modelo para seguir en cualquier escuela de interpretación. Incluso los secundarios, Lyudmilla Savelyeva, que era conocida en su país por la adaptación de Guerra y Paz televisiva, le da un toque a su personaje en los cuales los valores de la humildad y la solidaridad que al director le gustaba reivindicar, se reflejaban en ella.

La película impacta visualmente, ese paisaje nevado y de pronto la bandera roja gigantesca, vemos como lo blanco pasa por el filtro de ese color, los trenes que recuerdan en parte a los de Dr. Zhivago, quizá ahí se nota la mano de Ponti que era el productor de aquella y buscaba otro éxito de similares características. Detalles que parecen insignificantes, pero que posteriores visiones nos llevan a pensar, como esos besos iniciales entre aquellas dos barcas, quién sabe si una metáfora de lo que serán dos vidas diferentes, pero unidas, o la inocencia de esos niños en la boda que parecen sacados de Milagro en Milán y cómo no, esos girasoles inacabables soleados, tan bellos como tristes, tanto como su inolvidable final que solo un gran director como él podía plasmar y emocionarnos. Por cierto, como curiosidad, la película se rodó en Rusia y Ucrania, fue la primera producción occidental que se rodo ahí después de la II Guerra Mundial.

 

La semana pasada, a raíz de comentar El globo rojo, saqué el tema de que a Truffaut no le había gustado porque Lamorisse había humanizado el globo y dejaba de ser un objeto real. La historia de Los Girasoles cuesta creerla como verosímil, por una parte que una mujer se vaya sola a Rusia a buscar a su marido no encaja en tales parámetros, así como la salvación de Mastroianni en la nieve por parte de la chica con tal bello rostro. Pero, ¿ qué más da? Lo realmente prioritario es mostrar una historia de amor pasional y las consecuencias de la guerra en las personas y todo envuelto en un ejercicio de maestría cinematográfica que refleja el esfuerzo del ser humano por seguir luchando, aunque sea en trabajos que no den fruto. El viaje que hace a Rusia no deja de ser un "mcguffin" para reflejar el esfuerzo y la ilusión de querer que la historia sea distinta, que quizá en un futuro los hijos de aquellos que como dice la Loren en un momento: “¿Qué culpa tienen ellos de lo nuestro?” vean otro mundo.

En fin, reivindico la filmografía de De Sica y no solo El ladrón de bicicletas, sino poder verla toda, algo que por cierto y lamentablemente no es posible, bastantes de sus títulos no se editaron en su día y tampoco se emitieron en televisión, curiosamente Netflix que no se caracteriza por ponernos clásicos y menos italianos tiene en su catálogo una que se llama El especulador con Alberto Sordi, película que nunca he podido ver. Hay De Sica más allá de Ladrón de bicicletas y de Matrimonio a la italiana


03/12/2020

Ginger y Fred (1985): El último gran Fellini

 

Entramos en diciembre, acabamos un año extraño y olvidable, en el mundo cinéfilo ha habido la celebración de varios centenarios importantes, entre ellos el de Federico Fellini. No quisiera acabar este funesto 2020 sin hablar algo de él, y por ello recurro a una película que ocurre en Navidad y de la que no se suele citar cuando se recurre a su excelente filmografía, se trata de Ginger y Fred. La película es de 1985, casi se podría decir que es su última gran obra, aunque tampoco creo que esté bien que yo lo diga, servidor no ha podido ver Entrevista (1987) o su último filme La voz de la luna (1990), películas difíciles de encontrar.

 Ginger y Fred suponía también el retorno de Giulietta Masina al cine, con su marido hizo probablemente sus mejores películas, aunque hay quienes prefieren la segunda etapa felliniana más barroca y con ese concepto de “felliniano” ya más desarrollado. Este es un filme mucho más accesible que obras anteriores, pero a la vez plenamente cargado de esa connotación tan propia que creó. En una de las pocas visitas que el director hizo a nuestro país, el director Jorge Grau le enseñó el Parque Güell de Barcelona y Fellini quedó encantado, hasta tal punto dijo que quizá había que revisar qué significaba “felliniano”, que para él era “algo hecho con exceso, imprevisible , onírico , si se da un sentido positivo puede resultar halagador , pero si se da una acepción negativa puede resultar demencial "

La película está ambientada en el mundo de la televisión , trata sobre dos ex bailarines de claqué que eligieron como pseudónimo el nombre de los dos célebres artistas: Ginger Rogers y Fred Astaire. Por cierto, tras el estreno de la película en Estados Unidos, Ginger Rogers demandó la producción y a los distribuidores por "apropiación indebida e infracción de su personalidad pública". El caso fue desestimado, y la sentencia indicó que la película se refería a ella y a Astaire solo de manera indirecta. Fellini no entendió por qué hubo tal denuncia, malas lenguas dijeron que era para dar publicidad al filme, otras en cambio que fue cosa del agente de la actriz para ganar dinero. 

 

Fellini hace desfilar a multitud de dobles de pacotilla por el programa especial navideño como Ronald Reagan, Clark Gable, Marcel Proust, la reina de Inglaterra, mafiosos esposados, un fraile que levita, enanos que bailarán El relicario, el propietario de una vaca con 18 tetas,  personajes que podemos encontrar en cualquier programa de Tele 5 hoy en día y que sin duda alguna serían fellinianos en su concepción negativa.

 El director aseguraba que no era una crítica directa a la televisión, al menos en el primer guion así no era, cuesta un poco tomarle seriedad a esta afirmación, Fellini iba cambiando el guion a medida que iba rodando, él siempre fue muy crítico con la caja tonta . Llegó a decir que "La televisión no es más que un medio de distribución que, aunque difunde películas, las deforma, las mutila; le deja al espectador, en el mejor de los casos, un sentimiento de complacencia algo turbia y un voyerismo barato. Ciértamente, se me puede objetar que soy poco creíble porque he hecho películas y spots para la televisión, y espero poder seguir haciéndolos. Pero en ningún momento he pensado que trabajaba para la televisión y que todo lo que hacía sería retransmitido por esa pequeña pantalla lechosa". Ciertamente, el director dirigió varios spots que cuando uno los ve piensa en aquella canción de La Trinca sobre los anuncios que decía: “Lástima que los corten para dar programas”. Si Fellini levantara la cabeza y viera lo que hacen hoy en día con las películas… 

 

Fellini hablaba así de su cinta: “Es la historia divertida de dos artistas bailarines en el ocaso , que tienden a defender lo que conocen del mundo y a rechazar lo que es nuevo, temen quedarse fuera del rayo de luz donde la gente continúa expresándose y amando . Es el desconcierto , la alarma , la melancolía de acercarse a una cierta edad negándose a considerarse habitantes de aquella dimensión. No se tratará de una parodia o una crítica a la televisión , sino de la narración de personajes desfasados del todo . Además ¿quién sabe cómo será mi película?” 

El director soltaba perlas en sus ruedas de prensa como al hablar de cómo debían ser los presentadores de TV: “Hasta su sexo deberá ser incierto , porque un presentador de televisión no debe ser ambiguo , pero si asexuado “ (16-2-85, El País). “Para encontrar al locutor de televisión tendrá que tener la elegancia y la impersonalidad de una lavadora, por su cara deberán pasar entusiasmo , indignación , alegría , responsabilidad , ceremonialidad, tristeza. Deberá ser coloquial y distante, familiar y misterioso , afable y gélido

   

Como pueden observar Fellini tenía las ideas muy claras sobre la televisión, él reconocía que la veía: “La televisión es parte de nuestra vida, no se puede discutir, si acaso hay que ver cómo consumirla. Yo no voy contra la televisión , sino contra el teledependiente , y quiero desvelar un cierto sentido onírico hacia esta caja que nos impone el silencio y también sistemas de vida alienantes y que ha roto la capacidad de sugestión de las imágenes que tiene el cine”. (Avui, 28-6-85).    Leyendo estas palabras y viendo la película siempre he sacado la lectura de un Fellini mucho más amargo que en otras, la decadencia del cine italiano se palpaba ya en los 80, había pasado de ser una de las grandes industrias a tan solo darnos alguna que otra alegría de tanto en tanto, el mundo de Cinecittà era también ya decadente. la televisión lo había dominado todo y los cines cerraban. Hoy tras 35 años seguimos con el dominio de la televisión, y más concretamente de la telebasura. 

Otro tema del filme era el refugiarse, característica de mucha gente que vivió épocas de penuria económica, curiosamente el cine musical de la pareja Astaire-Rogers será homenajeado también con pocos años de diferencia en la década de los 80 por Woody Allen en La Rosa púrpura de El Cairo y por Herbert Ross en su musical Dinero caído del cielo, también visto como un cine que permitía soñar y afrontar la vida con algo de esperanza.

 

Así sentía el director ese cine: “En Milán, nuestra provincia, en los años 30 y 40 llevábamos una vida pobre y gris, separados de la cultura por los fascistas, los católicos bajo la Iglesia y los curas, y sobre todos nosotros Mussolini. Y en la otra orilla , la vida representada por el cine norteamericano, por personajes como Ginger y Fred, que habitaban en un país que para nosotros parecía feliz . Era como soñar con los ojos abiertos , huir de nuestra mediocre realidad.” A pesar de la crítica a la televisión, la Rai contribuyó con parte de la financiación, en parte podría ser vista como una defensa de la televisión cultural en contra de la televisión de Berlusconi que imperaba en Italia, en el final una voz en off dice que hay más de 60 cadenas de televisión, en el año 85 solo teníamos los dos canales de TVE y alguna autonómica como TV3 en Catalunya. 

Otra curiosidad de la película es su retrato de Roma, aquí sale dilapidada, fantasmagórica, con el hotel ultramoderno y a la vez siniestro. La ciudad ya no ofrece su belleza como si ya la gente no se interesara por ella tampoco, sino por los vulgares programas de televisión. Fíjense que el director saca todas las calles llenas de basura que las junta con spots, así mismo en cualquier espacio cerrado hay una tele encendida. 

La crítica reaccionó bastante bien, y el público también, obviamente no fue una película para hacer cola, pero tuvo su eco particular en su momento, a pesar de haber quedado hoy algo olvidada cuando se habla de Fellini. Ángel Fernández Santos la definía así: “Una sencilla y triste historia de amor , construida con ternura y sentido de lo indirecto, sobre una diatriba bastante pesimista contra la marcha actual del mundo, esta diatriba se concibe a través de la visión que Fellini tiene del fenómeno de la televisión (…) a la que el cineasta italiano ataca con una dureza y un desprecio próximos a la ferocidad” (15-2-86, El País)

 Recomiendo desde este blog recuperar esta película, que se vuelve más moderna al encender la televisión que hemos de padecer.

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...