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29/02/2024

El signo del Zorro (1940)

 



Aprovechando la emisión de TVE de la serie sobre el Zorro (floja según la crítica y finalmente relegada a la madrugada), pensé que era buena ocasión para recuperar una de las mejores versiones que sobre el personaje creado por Johnston McCalley en La maldición de Capistrano (1919) se han hecho y que había sido ya  llevada en 1920  por Fred Niblo y Theodore Reed con un inolvidable Douglas Fairbanks. Pero yo hablaré de la que interpretó Tyrone Power en 1940 a las órdenes de Rouben Mamoulian para la Twentieth Century Fox y que detecto bastante olvidada y eso que está al mismo nivel que los clásicos de aventuras de la época, especialmente las de Michael Curtiz con la pareja Flynn-De Havilland.


Parte de esa "amnesia" es debida a una nefasta programación de esta película a lo largo de las décadas, emitida en TVE en los lejanos 70 en un ciclo del actor, en los 80 en vez de emitirla en su "Primera Sesión" nos la ofreció en su espacio de "Cine de Madrugada", ignoro si alguna autonómica la recuperó después, pero hubo que esperar al estreno de la versión de Antonio Banderas para que Antena 3 la emitiera en varios pases, pero a las cinco de la mañana, aquellas eran épocas de programar el vídeo y que nos saliesen anuncios de la vidente Aramís Fuster o teléfonos pornográficos... Por suerte la FOX la editó en VHS y ya pudimos disfrutar de ella sin sobresaltos, pero cuando sale en DVD nos la ofrecen en una única copia coloreada y desde entonces ya no se ha vuelto a saber sobre ella.

También esa marginación puede ser debida al poco conocimiento también que hay actualmente de Mamoulian, director que fue de los más importantes de los años 30 en Hollywood, era algo más que un artesano, pero su carrera empezó a decaer por su carácter quisquilloso y seguir queriendo ser un autor, no aceptó las trabas de la FOX mientras rodaba Laura y pasó esta a manos de Preminger, que también lo sustituyó en Porgy And Bess, con la misma productora empezó Cleopatra y al final se tuvo que ir y el pobre Mankiewickz tuvo que padecer todas las neuras del rodaje y lo que vino a continuación que casi hunde a los estudios.

Pero la fama de Mamoulian fue, principlamente, con los estudios de la Paramount donde se especializó en musicales (Ámame esta noche, 1932) en cine de gánsteres (Las calles de la ciudad, 1931), terror (El hombre y el monstruo, 1931)... En 1933 tuvo su primer revés de crítica y nada menos que rodando con Marlene Dietrich El cantar de los cantares, curiosamente ese mismo año lograba su película más recordada y con Greta Garbo, esta vez para la Metro: La Reina Cristina de Suecia. Las comparaciones de los filmes entre las dos divas fueron algo más que odiosas. Mamoulian había conseguido también grandes avances técnicos, consiguió que el sonido de la cámara no se entrometiera en los diálogos y con La feria de la vanidad (1935) para la RKO consiguió que fuese el primer largometraje en ser grabado en Technicolor de tres tiras.

Vean ese despertar de Ámame esta noche:


Así pues, no nos tendría que sonar a extraño su nombre y para una película de aventuras como El signo del zorro podía mostrar todas sus cualidades, a pesar de tener que ceder a lo que era el canon impuesto en este tipo de producciones para ir en programas dobles, las cuales no tenían que ir más allá de los 90 minutos. El guion era de John Taintor Foote, no muy conocido, aunque escribió posteriormente el de Encadenados ,Garret Fort que había trabajado ya con el director y que se habia especializado en el cine de terror escribiendo los de la Universal para Drácula y El Doctor Frankenstein y Bess Meredyth que había trabajado para varios estudios importantes y que participó en el primer Ben-Hur (1925), fue la tercera esposa y viuda de Michael Curtiz

Por una parte, El signo del zorro no es una película de grandes exteriores, la mayor parte de la acción transcurre en decorados, Mamoulian demuestra su experiencia en variedad de géneros al presentarnos ya desde el comienzo una puesta en escena coreográfica con los espadachines u otro despertar excelente como aquel mostrado antes con la primera aparición del héroe ante los habitantes del pueblo todos al unísono; el uso de las sombras (la fotografía fue de Arthur Miller, uno de los habituales de Ford en la FOX), especialmente en las apariciones del protagonista que recuerdan el cine de terror e incluso las del cine negro posterior; la comedia con los diálogos entre Power y Darnell en la capilla o el personaje del fraile o el personaje del gobernador que tiene su lado cercano, es de esos malos que caen bien por lo patoso que es, el guion daba al personaje de Basil Rathbone (El Capitán Esteban Pasquale) toda la maldad.

Por otra parte, detectamos una estructura de cómic en el que tenemos muchas licencias, damos por verosímil la excusa de que se piensen que el zorro es el fraile, el pasadizo secreto que deja con sus huellas, los juegos de magia que le ayudarán posteriormente, de hecho Powell le da al personaje de Don Diego bastante versatilidad, hay quien ha visto incluso un toque amanerado en más de una ocasión que contrasta con la ingenuidad y candidez de Linda Darnell, luego actriz que desarrollaría otro tipo de caracteres. Hay escenas como la de cuando el protagonista ha de lanzarse con el caballo por el puente que pecan de ser totalmente increíbles, pero el espectador lo daba por bueno (!¡y qué más daba!), además lo mejor era lo que venía antes, en este caso tenemos una persecución antológica y si no se salvaba él pues cómo iba a continuar el filme, este tipo de cuestiones también se siguen dando en el cine de superhéroes.

Quizá la escena mas recordada sea la del duelo de espadas entre el Zorro y Rathbone, dos años antes este último se batía con Errol Flynn en Robin de los bosques en otra antológico momento, en aquella ocasión se jugaba más con la acrobacia, aquí Mamoulian cambia el registro y lo hace más realista para no calcarlo, son dos tipos de vista y ambos son excelentes y ya han pasado a la historia del cine, aunque particularmente creo que ambos serían superados por el duelo que hay en Scaramouche de George Sidney. Por cierto, como anécdota, se nos dice que el personaje de Basil Rathbone fue instructor de esgrima en Barcelona, a esto le gustaba recordarlo Juan Marsé y agradecía que Hollywood se acordase de lo que para él era "el culo del mundo" en aquellos años.

 Ahí tienen el duelo y cómo acaba, aunque se deduce quién va a ganar, aviso por si las moscas...

La película fue un gran éxito y contribuyó a que Tyrone Power fuera de los galanes más considerados en aquella época, su físico le dio para papeles hispanos en Sangre y arena del mismo Mamoulian y repitiendo con Linda Darnell o El capitán de Castilla. Desgraciadamente ambos morirían jóvenes, Rathbone seguiría con una filmografía irregular en la que combinaba títulos mayores con otros mediocres, podía ser tan de pronto Sherlock Holmes como uno de los grandes villanos del séptimo arte.

En fin, creo que si tienen la oportunidad de verla, pasarán un rato de lo más agradable y seguro que tras un tiempo querrán verla otra vez, pues es de esas películas que no cansan y que ayudan a que el tiempo pase más rápido, una manera de hacer cine ya perdida, como esa excelente banda sonora de Alfred Newman que tanto se echa en falta en las producciones modernas.

10/01/2024

Cómo casarse con un millonario (1953) La verdadera

 




El pasado 5 de enero me puse a mirar por curiosidad qué películas ofrecían las televisiones y me sorprendió que en la 1 estuviera programada Cómo casarse con un millonario por la madrugada, por un momento pensé que volvían los clásicos a la hora de las brujas, algo que a la tele púbica siempre le había ido bien, la mayoría de cinéfilos recuerda con agrado el Cineclub de la 2. Pero aquello fue un espejismo, se trataba de una película polaca reciente que no conocía, telefilmes de esos con los que suelen rellenar huecos sin saber qué criterios siguen los programadores. Con el ratón Mickey ya de dominio público, se ve que la normativa que impedía titular igual dos películas pierde su efecto tras los años.

Me entraron ganas de revisar la película que, al menos antes, casi todos conocíamos, protagonizada por Marilyn Monroe, Lauren Bacall y Betty Grable del año 1953, desempolvé el DVD de aquella colección que presentaba las películas de la mítica actriz por primera vez restauradas y respetando sus formatos originales. La dirigía Jean Negulesco, un nombre que para ciertas generaciones ya nacidas a partir de los 90 no les dirá casi nada. Era rumano y había sido pintor y decorador antes que cineasta, emigró a los EEUU buscando fortuna en aquel Hollywood glorioso, sus inicios fueron dificultosos, fue reemplazado de la dirección de El halcón maltés tras dos meses en ella por John Huston, su amistad con Anatole Litvak le propició que pudiera dirigir su primera película importante: La máscara de Dimitrios (1944), consiguió ya renombre con Humoresque (1946) y especialmente con Belinda (1948) con aquella Jane Wyman en el papel de una sordomuda, por aquel entonces esposa de Ronald Reagan, que hacía sufrir a los espectadores.


Pero el estilo Negulesco no gustaba a Jack L. Warner y a pesar de los logros y el éxito de público de esta última le recriminaba que hubiesen hecho una película de “una sordomuda en el estudio que creó el sonoro”, sus continuos roces le hicieron cambiar de casa y se fue a la FOX donde empezó con un excelente melodrama muy olvidado e infravalorado: Regresaron tres, si tienen la oportunidad de verla se la recomiendo. Pero el “toque Negulesco” que él mismo reivindicaba tener en sus películas se materializó en las comedias y melodramas que realizó durante los 50 para estos estudios. Cómo casarse con un millonario fue el inicio de un esquema de comedia glamourosa, cuyo mayor protagonismo residía en las actrices, la temática solía ser blanca e ingenua, pero en su conjunto quedaban unos productos agradables y felices. Coincidió aquello con el nacimiento del Cinemascope, de hecho esta fue la primera película rodada en este formato, pero la FOX cambió a última hora y adelantó el estreno de La túnica sagrada ya que la consideraba una película más importante para presentar el nuevo invento.

No les ha de sorprender que la película tarde casi 9 minutos en comenzar, había que promocionar aquella pantalla gigantesca y tras la fanfarria de la FOX salía Alfred Newman dirigiendo una gran orquesta e interpretando una partitura suya que se utilizó en un film de King Vidor llamado La calle donde ni siquiera salía su nombre, la música tenia un toque a lo George Gershwin y para esta comedia quedaba bastante bien al estar ambientada en Nueva York, también la FOX aprovechaba para promocionar el sonido estereofónico, después de los créditos salía un conjunto de escenas de Nueva York como si fuera el Manhattan de Woody Allen, las cuales causarían asombro en aquel momento a un público que solo había visto películas “cuadradas” y no "rectangulares" para entendernos. No sé hoy si esta película fuese programada en televisión si todo esto quedaría suprimido, en los 90 cuando la vi se respetaba todo, pero ahora ya saben y como a la FOX parece que les importe un churro sus películas antiguas pues a saber qué pasaría.


Después de toda esa promoción comenzaba el argumento con una Lauren Bacall elegante que cerraba un acuerdo para alquilar un apartamento donde ella con otras dos amigas se dedicarían a buscar un millonario con quien casarse. Aparece entonces una Marilyn Monroe que no quiere llevar gafas, pero que es incapaz de ver tres en un burro, lo cual provoca gags a lo largo del film y sonrisas. A la actriz no le gustaba nada este papel de chica ingenua y pizpireta, sin embargo cumplía y demostraba ser una gran actriz de comedia. A ella se unía la ya por entonces “veterana” Betty Grable, que hasta entonces era la rubia oficial de la FOX y casi era una manera de presentar el relevo.

Más que por el argumento, destacaba el film por su elegancia a la hora de tratar las distintas historias, este tipo de comedia sirvió de base para muchas comedias españolas tipo El día de los enamorados, el público salía contento de la sala, veía unas grandes actuaciones, se maravillaba con la fotografía y concebía el cine como esa fábrica de sueños que le permitía evadirse de sus problemas. Negulesco decía que ser director no era difícil porque ya se rodeaba de un equipo y todo lo más era poner sus nombres en los títulos de crédito. Aquí, por ejemplo, estaba rodeado del guionista y productor Nunnnally Johnson uno de los mejores guionistas de la FOX que había trabajado con John Ford en Las uvas de la ira o con Lang en La mujer del cuadro, aquí adaptaba una obra de teatro que ya había servido de modelo para otras películas del estudio no tan conocidas como Tres rubias (1932) o Se necesitan maridos (1942). Por otra parte contaba en la fotografía con Joseph McDonald cuyo trabajo en Niágara resultó excelente y ya al tener experiencia con Marilyn se decidió que fuese él quien la inmortalizara en su primer Cinemascope, directores artísticos como Leland Fuller o Lyle R. Wheeler que había trabajado en Lo que el viento se llevó o el vestuario de Travilla que ya vistiera a la Monroe en Los caballeros las prefieren rubias y posteriormente en La tentación vive arriba.


Al ser una película de actrices, no se quiso poner a actores importantes, con perdón de William Powell, y se decidió promocionar a los galanes jóvenes del estudio a la búsqueda de algún nuevo Tyrone Power. Así pues teníamos entre los pretendientes de las mujeres a un David Wayne en un papel deliciosamente poco creíble y también con problemas a la hora de llevar gafas, su carrera no tuvo mucho eco salvo en televisión. Más famosos serían Rory Calhoun, inexpresivo donde los haya, pero por entonces con ese perfil de guaperas que acabó de secundario en westerns o el malo de Río sin retorno también con Marilyn, Sergio Leone lo rescató para protagonizar El coloso de Rodas en plan Victor Mature. Y el otro era Cameron Mitchell, popular en televisión con sus series del oeste y también como secundario en varios, pero sin cuajar en grandes películas los tres. A ellos se unían los veteranos William Powell en su penúltima aparición como el pretendiente de la Bacall que por razones de edad no quiere estar con ella, pero la Bacall le contesta que a ella le gustan los hombres maduros como ese galán de La reina de África, divertida referencia a su entonces marido Humphrey Bogart. Luego teníamos al siempre notable Fred Clark en un papel divertido que lleva a la Grable a un refugio de montaña totalmente distinto a lo que ella pensaba, para calmarla le pone una música que ella reconoce de Harry James (otra referencia curiosa ya que el músico era también su esposo).

El papel de Marilyn y la comedia en sí recuerdan a Los caballeros las prefieren rubias, aunque evidentemente la mala baba de la novela de Anita Loos y la ironía de Hawks aquí no están presentes salvo en algunos diálogos como el que hace referencia a Dorothy Parker y su sentencia de que "los hombres rara vez se insinúan con chicas que usan gafas".

El éxito de esta comedia propició que Negulesco repitiera el esquema en otras deliciosas comedias blandas como Creemos en el amor o El mundo es de las mujeres, pero en los 60 Hollywood empezaba a cambiar y ya estos modelos no encontraban acomodo, a pesar de que Negulesco era un gran director e incluso buscó seguir su carrera en Europa rodando Jessica en Italia con una Angie Dickinson esplendorosa, su tiempo había acabado dentro de ese cine como fábrica de sueños. Su amigo Orson Welles le recomendó vivir en España, le buscó una casa en Marbella y se trasladó a mediados de los 60 hasta su muerte en 1993 y ahí está enterrado por si a alguien de TVE le interesa y en vez de un telefilme ofrecer una película de él, al menos nos sirve esto para llenar unos cuantos párrafos, ya que lo emitido el otro día no creo que diera ni para dos líneas.


El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...