Un recorrido por películas clásicas, ya sean buenas o malas, para cinéfilos de esos que se quedan hasta el final de los créditos. Un blog escrito por Carlos Muñoz Muriedas
Historia de una monja (1959)
Obtener enlace
Facebook
X
Pinterest
Correo electrónico
Otras aplicaciones
Si hace una semana analizábamos un perfil femenino confuso, retratado
por un director independiente a partir de un "best seller" y que se basaba a la vez
en un caso real (Buscando al Sr. Goodbar), esta semana repetimos esquema con Historia
de una monja (1959) sobre la vida de Gabrielle van der Mal (Audrey Hepburn) vista por Fred
Zinneman a partir de la novela homónima de Kathryn Hulme e inspirada en la vida de Marie Louise Habets.
Hulme la publicó en 1956 y ya rápidamente se tradujo a 12
idiomas (aquí traducida por Rafael Santos Torroella), la Warner se hizo con sus derechos y Zinnemann
eligió a Audrey Hepburn para dar vida a la bautizada en la congregación como la hermana Lucas,
hija de un cirujano de reputación que decide dejar su vida acomodada, ser monja y poder ir de misionera al Congo Belga. El guion fue de Robert
Anderson, un dramaturgo y novelista del que se había llevado al cine hacía poco
su obra Té y simpatía que traté en este blog. Contó en la dirección artística
con Alexander Trauner (Los niños del paraíso, El apartamento), en la fotografía
con Franz Planer que ya había retratado a la actriz en Vacaciones en Roma y posteriormente lo haría en Los que no perdonan, La calumnia y Desayuno con
diamantes. La espléndida banda sonora sería de un Franz Waxman que hasta
consiguió el permiso del Vaticano para inspeccionar sus archivos musicales, estudiar el gregoriano y crear unos temas que ayudan a entender la fe de ella y sus inquietudes.
Fue uno de los papeles por los que Audrey Hepburn sentía más
cariño, la actriz era belga como la citada hermana y le tocó padecer también
los horrores de la guerra, a ello se añade el paralelismo de ambas vidas cuando ella ya
retirada del cine fue embajadora de la Unicef y visitó lugares del Tercer
Mundo como Etiopía por lo que aun emociona más ver la película para todos los
que la admiramos. Por cierto, la ex-hermana verdadera trató con la actriz y la ayudó cuando esta sufrió una caída del caballo que le rompió la espalda en el rodaje de Los que no perdonan.
A pesar de la calidad del filme y que hasta lograra la "Concha de oro" del Festival de San Sebastián, da la sensación de no ser de esos
clásicos lo suficientemente valorados, a Fred Zinnemann se le ha criticado en
varias ocasiones su estilo gélido y determinada pretenciosidad. Aquí se sirve de una austeridad narrativa en su primera parte para retratar lo que hay detrás de
esas paredes del convento y penetrar psicológicamente en la vida religiosa. El
director es muy respetuoso con esta, no hay intenciones críticas ni
halagadoras, predomina incluso un aire como de documental, conmueven escenas que hubiesen pasado por alto con otro director como, por ejemplo, cuando le cortan el pelo, cabe recordar que
Zinnemann empezó por este género y con éxito al ganar un Oscar por Benjy.
Puede chocar a más de uno el filmar con tanta minuciosidad la liturgia, pero de no ser así, la sensación sería distinta como para poder entender la dualidad de la hermana Luke y empatizar con ella. Me remito a la película de la semana pasada (Buscando al Sr. Goodbar) comentada ya que guarda un parecido, ahí había una intención clara de Brooks de retratar al personaje que encarnaba Diane Keaton mucho en los bares y enseñando con pulcritud a los niños en la escuela con detalles a primera vista insignificantes para conectar con el personaje.
La segunda parte en el Congo tiene un ritmo ya distinto, el personaje del doctor que encarna Peter Finch le da mucho juego, aparte que este le da un cinismo especial en contraste con la sensibilidad de la protagonista, al dilema de si prevalece en ella el ser enfermera antes de monja, se une el conflicto entre fe y ciencia. Es interesante observar detalles de cómo suena la campana en el convento y cómo en la misión, así como el juego cromático entre ambos lugares. Hay escenas también totalmente inolvidables como cuando vemos a ella trabajar con ese microscopio o la entereza cuando aborda su enfermedad, solo una actriz como Hepburn podía hacer creíbles sus roles y dotarles de la carga emocional requerida.
Creo que también hay el debate sobre si Historia de una monja es una película religiosa, la pregunta podría hasta parecer de Pero Grullo. Lo cierto es que es un retrato duro, pero realista de lo que significa
un tema tan complejo, y que las personas laicas no podemos tampoco entender del todo, como es la vocación religiosa. No hay nada de alegría en plan "Hermana Dominique" tocando la guitarra o Whoopi Goldberg con sus coros. Sin embargo, a pesar de las dificultades, la Hermana Lucas no pierde la fe. Reitero que Zinnemann no entra a valorar, creo que este uso no estereotipado de una monja hace de esta una de las películas donde mejor se trata a la religión (en este caso la católica) y se puede reflexionar sobre ella, resultan poco apropiados los comentarios que la tachan de todo lo contario.
Hay temas como el del padre misionero que había tenido una vida anterior con una misionera. La copia vista se presenta con un doblaje efectuado en 1984 para un pase en TVE. Deduzco, pero no puedo afirmar, que la censura cortaría algunas escenas como estas (Por cierto, la Hepburn es doblada por María Massip que años más tarde diera vida a la Madre Vicaria en Canción de cuna de José Luis Garci).
Por último, tenemos que partir también del material real, no fue el director el que decidió que ella colgara los hábitos, aunque sí nos regala un plano final tan bello como dramático en el que se refleja una mujer que a pesar de que había decidido lo que verdaderamente quería, seguiría sintiéndose fracasada.
El pasado 28 de junio con la proyección de Lo que el viento se llevó acababa la tercera temporada del programa "Classics" de José Luis Garci, los seguidores esperábamos ya la vuelta del cuarto año, pero hace una semana y por la red Twitter la tertuliana Noemí Guillermo anunciaba que la TRECE no renovaba el programa y esgrimía que se le había exigido programar solo en color. Algunos medios recogían la noticia, entre ellos La Razón que matizaba que la cadena no había transmitido una consigna específica de evitar películas en blanco y negro, sino programar películas más modernas, algo que Garci rechazó, aparte que las audiencias "no eran las adecuadas". La vuelta del “Qué grande es el cine” (así se llamaba el programa cuando comenzó en TVE) a la parrilla fue una de las mejores noticias entre tantos disgustos que los cinéfilos padecemos, en estas líneas de mi blog escribí que también nos podía reconciliar con la TRECE y la manera que tenia de tratar las películas. L...
El pasado jueves fallecía el actor Jacques Perrin, el cual casi todos lo recordarán por su papel en Cinema Paradiso . La mayoría de los medios pusieron que era un actor famoso sobre todo por esta y Los chicos del coro , otros citaron sus comienzos con Valerio Zurlini y La chica con la maleta y Crónica familiar . La mayoría aplicó lo del corte y pega y poca información ofrecieron y más lamentable fue en nuestros medios, salvo contadas excepciones como el programa "Días de cine". Subrayo esto porque el actor intervino en una de las producciones patrias más importantes de aquellos 60 y que se llamaba La busca , adaptación de la novela de Pío Baroja, el film dirigido por Angelino Fons era de los títulos clave de aquel nuevo cine español que tanto decían que tenía que pulir. Pío Baroja Perrin ofrecía una gran actuación, se metía muy de lleno en el papel de ese chico inocente e ingenuo que no encontraba lugar en la vida, ni en ese Madrid qué tanto prometía. Baroja situó ...
El próximo 16 de abril se celebra el centenario de Henry Mancini, me adelanto a tal efeméride y dedico la entrada del blog a una selección de sus obras. Nacido en Cleveland (Ohio), era hijo de un emigrante italiano del pueblo de Scanno. Ya desde pequeño se aficionó a la música (a los 12 sabía tocar el piano virtuosamente). Durante la II Guerra Mundial tuvo que servir en las fuerzas aéreas y en infantería, ahí hizo amistades con miembro de la banda de música que le permitieron incorporarse a la orquesta de Glenn Miller como arreglador musical y pianista. Tal faceta llamó la atención de los estudios Universal que le contrató para su equipo musical, durante varios años fue un compositor en la sombra de bastantes títulos sin que su nombre apareciera: Perdidos en Alaska (1952), Música y lágrimas (1953), La mujer y el monstruo (1954) Tarántula (1955). Uno de sus primeros grandes éxitos le vino de la televisión: el tema de Peter Gunn de la serie homónima y dirigida por Bla...
Comentarios
Publicar un comentario