La noche oscura: La actuación mística de Juan Diego

 


El pasado jueves fallecía Juan Diego, sin ánimo de que este blog se convierta en un obituario semanal, vamos a dedicarle un pequeño homenaje y para eso he escogido la película La noche oscura (1989) de Carlos Saura. Juan Diego era inquieto y observador, siempre buscó hacer cosas distintas, él decía que “mi sistema es hacerlo mal, siempre a contracorriente y así a lo mejor sorprendes”. Saura a finales de los años 80 lo convirtió en San Juan de la Cruz, el actor comentaba: “es muy cómodo trabajar con Saura porque es uno de esos directores donde la posible estupidez no es rechazada de inmediato, me gusta la dimensión mágica que tiene La noche oscura, creo que desde la miseria hemos hecho una especie de metafísica de la basura

Carlos Saura

La figura de San Juan de la Cruz había atraído ya desde muy pronto a Saura, incluso de manera indirecta algunos de los textos de él aparecen en Mamá cumple cien años recitados por Fernando Fernán Gómez y en Ana y los lobos, el director decía al respecto que había ido acumulando material sobre él desde hacía muchos años: “la creación no es nunca espontánea, existe un proceso que es el que te permite enfrentarte con ciertos temas, si hacerlos antes sería un error, hacerlos después a lo mejor no merece la pena. Yo creo que era el momento que yo hiciese mi reflexión sobre San Juan de la Cruz”.

Juan Diego

El director quedó muy contento con la interpretación de Juan Diego del que dijo: "es un actor muy versátil que para mí ha sido una revelación, es una persona muy sensible, con una increíble capacidad mimética. Realmente, él tiene esa extraña capacidad de transformación de los grandes actores. Él hace de la experiencia una vivencia personal, al mismo tiempo todo lo hace inteligentemente, no hay frivolidad no hay ligereza. Es un hombre muy preparado que sabe hacer muy bien lo que hace."

La película se centra durante el tiempo en que San Juan de la Cruz permaneció encarcelado, en concreto nueve meses en una cárcel de Toledo a causa de la rivalidad que existía entre los carmelitas calzados y los descalzos, estos últimos secuestraron a San Juan y después de un juicio sumarísimo, fue trasladado a una celda en el mes de diciembre. Solo la abandonaba los viernes, le daban una paliza y lo volvían a encerrar, comía solo sardinas y pan. Saura remarcaba que nunca hubiera podido sobrevivir si no llega a establecer comunicación con Dios, que “le iluminó y dictó sus poemas”.

En sus noventa esquemáticos minutos explora el pensamiento profundo de este Santo y más allá de sus escritos, vemos cómo soñaba, trataba sus tentaciones, sus recuerdos, las apariciones y milagros, visiones horrorosas, imágenes de luz súbita, espíritus nauseabundos… A pesar de que no será fácil para ciertos espectadores seguirla en su totalidad y menos comprenderla, es una película que despierta cierta atracción, en parte gracias a la utilización de su fotografía, la cual consigue un contraste bello entre la luz que lo va iluminando y la oscuridad del monasterio con los rayos que entran y la sensación de poder captar lo que hay fuera sin verlo. Por contra, hay otros momentos algo controvertidos, como el de las tentaciones y la aparición del diablo que no acaban de ser bien resueltos y entorpecen el ritmo.


En su breve reparto contamos también con Fernando Guillén, Manuel de Blas, Fermí Rexach, Julie Delpy, etc. El equipo fue el habitual. entre ellos el director de fotografía Teo Escamilla. Andrés Vicente Gómez fue el productor.


Un aspecto que creo que falla en el guion es una previa explicación, pues teniendo en cuenta la cultura y más la actual, es probable que más de uno se pierda en el argumento. Sobre San Juan de la Cruz decir que nació en 1542 en una pequeña población abulense, Fontiveros. De familia modesta, aunque noble, se trasladó en su infancia a Medina del Campo, la verdad es que no son muchos los datos de “el gran poeta más breve de la lengua española, acaso de la literatura universal” como le calificó Jorge Guillén. Con 19 años, ingresó en la orden carmelitana, estudió en Salamanca y conoció a Santa Teresa de Jesús con la que se puso de acuerdo para iniciar la reforma carmelita, biografías cruzadas las de ambos y  paralelas en muchos puntos, sobre todo en el de las penalidades que hubieron de sufrir.

Saura dice que lo más atractivo de la vida de San Juan no es la parte pragmática de su labor organizativa, la fundación de nuevos conventos, ni tampoco, sorprendentemente, su obra, sino lo que sucedió en aquellos nueve meses encerrado en ese agujero inmundo y viéndose como un mensajero que escribe al dictado, “una especie de intermediario entre Dios y la tierra, esta idea de que el autor no es el autor, sino un autor soberano por usar una expresión calderoniana, me parece una de las cosas más apasionantes de este personaje”

Incluyó pasajes que históricamente no corresponden al periodo, la iluminación que da pie al poema“Noche oscura del alma” escrito realmente una vez recuperada la libertad en el Calvario de Beas (noviembre de 1578 a junio de 1579), pero para Saura contar una historia o el aspecto cronológico no era lo importante, sino mostrar los fragmentos : "No he pretendido hacer una película histórica con San Juan, trato de respetar unos hechos históricos y estudiar un personaje concreto con gran libertad, pero respondiendo a lo que sucedió. Divulgar no es la principal motivación que tengo para hacer una película, sino mi interés por un determinado personaje”

A pesar de las contradicciones que puede haber por parte de algunas declaraciones del propio director,  tiempo después matizó el tema sobre si la película era mística y él lo resumía de esta manera quedando aún más ambiguo el tema: : “no es una película sobre el misticismo, al menos considerado éste en el sentido religioso. Digo esto porque coma a mi juicio, hay un misticismo laico, y éste sí puede estar en la película, pero no el otro. En La noche oscura pretendo acercarme al proceso interior de la creación poética de Juan de la Cruz que es un poeta tan excelso que cuatro siglos después sigue siendo leído en Europa. Cuando se está produciendo un esfuerzo general de búsqueda de nuestra identidad, volver la mirada hacia un poeta como éste no significa refugiarse en el pasado y retroceder a temas antiguos.


Y precisamente esta dificultad sobre lo que quería contar Saura verdaderamente está bien expresada en la interpretación de Juan Diego que se mete de lleno del personaje. El actor expresaba que al principio tuvo un encuentro casi mágico con Saura: “nos entendimos a la primera, pero a partir de ahí comencé poco a poco a perderle y hay escenas que literalmente me superaron, me desbordaron, y lo tuve que hacer casi inconscientemente sin saber que estaba haciendo. Yo seguía las instrucciones de Saura, pero no tenía ninguna manera de saber si San Juan de la Cruz seguía las mías. Algo sencillo de decir y muy difícil de hacer”. El actor reconocía que le era difícil salir del personaje cuando este es  alguien que te descubre cosas que yo desconocía de mí mismo”.

Revisemos pues La noche oscura que a pesar de sus defectos y ambigüedades, probablemente en cada visionado hallemos algo y no siempre insertado en el plan inicial de Saura, las grandes películas están llenas de diferentes lecturas y sea este un misticismo religioso o laico, o tal vez los dos sean el mismo, nos puede hacer descubrir aspectos que desconocíamos de la misma manera que le pasó a Juan Diego metiéndose en el personaje. Aparte de todo esto, es uno de los mejores homenajes que le podemos hacer y oír en su voz toda esa poesía que, sin duda alguna, ya justifica el visionado.

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