La venganza (1958): El registro dramático de Carmen Sevilla
La muerte, por desgracia esperada, de Carmen Sevilla ha
llevado a distintos programadores a ofrecer varias de sus películas estos días.
No es bueno que el hombre esté solo, La fierecilla domada, El relicario o
Enseñar a un sinvergüenza son algunas que tanto La 2 como Trece TV han rescatado.
Me uno a este recuerdo con La venganza de Juan Antonio
Bardem, la elección de la actriz no estaba entre los planes iniciales de su
director que quería a Haya Hararit (la recordarán por Ben-Hur), pero al no
conseguirla, optó por una cara desconocida elegida a través de un concurso. Los productores tanto españoles como italianos (era una coproducción) rechazaron la idea y querían a una estrella, nombres como el de Virna Lisi, Lola
Flores o Paquita Rico estuvieron en la baraja inicial, aunque el director finalmente se
decantó por Carmen Sevilla, una elección que pilló por sorpresa ya que no
contaba con tal registro dramático. Sin embargo, la actriz ya era lo
suficientemente reconocida y no solo por sus papeles en películas folclóricas,
acababa de rodar una de aventuras Los amantes del desierto (famosa luego al ser
redoblada por Tip Y Coll en Asalto al castillo de la Moncloa de Lara Polop, lo que motivó una querella de ella), Don Siegel la dirigió en Aventura para dos y estaba rodando con
Vittorio de Sica y dirigida por Javier Setó Pan, amor y Andalucía.
Con su elección Bardem pretendía varios objetivos, por un
lado burlar la censura ya que la actriz para nada era considerada contraria al
régimen y por otro compartiría papel con Jorge Mistral, pareja cinematográfica
con éxitos como El caballero andaluz o La hermana San Sulpicio. Ofreció una buena interpretación, aunque la crítica, como suele pasar en estos
casos, no opinó lo mismo. Con el paso de los años se valoró más su trabajo.
Pero Bardem tuvo que autocensurarse más para poder dirigir
La venganza, no se aceptó su primer título Los segadores por tener
connotaciones sociales y recordar el himno de Cataluña, aunque nada tuviera que
ver. Paradójicamente, el que posteriormente eligió era lo contrario que
quería enfocar, una antivenganza. El metraje de Bardem llegaba
hasta las 4 horas y los productores se negaron en rotundo. El argumento trata sobre Juan que sale de la cárcel por un crimen que
no ha cometido, él y su hermana han jurado matar a Luis a quien consideran
culpable de sus desgracias, entre ella y este surgirá una atracción. El otro protagonista era el italiano Raf Vallone, quien había trabajado con Sara Montiel en La violetera, por lo tanto el film tenía bastante atractivo para el gran público, además el actor tenía ya experiencia con el tema por haber protagonizado Arroz amargo
Narrada en el ambiente de los segadores castellanos, destacan
escenas como el encuentro de las dos cuadrillas, las cuales cumplen con el rito
tradicional de lanzarse mutuamente requiebros y agudezas en plan de competición.
Por otra parte, son dignas de ver estas en pleno trabajo bajo el sol y cayendo
el sudor en cruentas gotas, parece oírse el jadeo de los cuerpos sometidos a
tal trabajo recio. La trama amorosa era más bien simbólica.
No cabe duda la intención documental realista que tenía y una
reflexión mediante sugerencias o símbolos sobre la Guerra Civil y posguerra. Bardem tuvo
que ambientarla en 1930 para evitar la prohibición y esperar la complicidad del
público. Por otro lado, era una película reveladora de toda la plástica y
dramatismo de los yermos, las llanuras, el cielo y el sol, junto con las gentes
y los hombres de Castilla. Suponía un traslado al cine de la perspectiva y
pintura que dieran los escritores de la generación del 98 especialmente, pero
ahí también se reflejaba el Salinas del 27 o el López Pacheco del 50 con su realismo
socialista y crítico.
Otra frustración de su director fue rodar una
trilogía sobre braceros, segadores y aceituneros, algo que no encontró
financiación alguna, aunque con Los segadores, perdón La venganza, cumplía otro trio compuesto por
su mirada en la ciudad: Muerte de un ciclista y en la provincia: Calle mayor.
El mensaje que se presentaba era el de la solidaridad, así
se superaban conflictos como el de la huelga de los jornaleros enfrentados
primero contra el amo de una rica hacienda y luego contra la mecanización del
campo, tales temas no fueron cortados por la tijera del censor, aunque tal y
como he dicho ya hubiera una autocensura también precedida por la frase inicial
de “esta película simplemente pretende contar los trabajos y los días de una
cuadrilla de seguidores”. Así pues, el tema de la venganza que llevaba el mensaje que había que olvidar viejos rencores para seguir adelante fue
aceptado.
Sin embargo, La venganza no fue bien recibida por la crítica internacional, recordemos que entre sus enemigos tenía al mismísimo Truffaut y este ejercía una fuerte influencia entre colegas. Se le acusaba de ser poco original y no aportar nada nuevo, incluso obras anteriores en su día alabadas fueron puestas en entredicho. Se decía que Cómicos remitía a Luces de variedades de Fellini, Muerte de un ciclista a Crónica de un amor de Antonioni, Calle Mayor a Los inútiles también de Fellini y La venganza al El camino de la esperanza de Pietro Germi. Hasta el bello Technicolor aquí ofrecido fue duramente rechazado, una de las críticas comparó la imagen del sol con la de un huevo frito y que el director se vendía a la comercialidad dejando de lado su vena de autor.
El cine de Bardem fue decayendo desde entonces ya fuera por el tema de la censura y por cierto hartazgo, Sonatas aun tuvo peores
críticas, A las cinco de la tarde fue un fracaso que le llevó a irse a
Argentina a rodar Los inocentes (Crónica negra) en 1963, aunque ese año
volvería a ofrecer sus cualidades en Nunca pasa nada, pero tampoco la crítica
tuvo piedad y la bautizó injustamente como “Calle menor”
Mientras Bardem era menospreciado, todo lo contrario sucedía
con Carmen Sevilla, la cual conseguía un pequeño papel, pero importante, el de
María Magdalena en Rey de reyes de Nicolas Ray, no obstante como hiciera Sara
Montiel, rechazó trabajar en Hollywood en un contrato que tenía con la
Paramount y prefirió interpretar películas populares, a destacar sus
colaboraciones con José María Forqué en El secreto de Mónica y en La cera
virgen ya en la etapa final de su carrera donde supo reinventarse también con registros más dramáticos en una etapa tan
complicada como la del destape. Tras su retirada del cine, tuvo otra etapa muy recordada de la mano de Valerio Lazarov que le ofreció presentar el "Telecupón" en Tele 5 y hasta
que el maldito Alzheimer la anuló, estuvo presente en la pequeña pantalla presentando desde galas o el "Cine de barrio" en sustitución de José Manuel Parada.
Descanse en paz Carmen Sevilla, quizá una actriz no lo
suficientemente reconocida al igual que como hemos visto con Juan Antonio
Bardem, aunque por motivos diferentes.
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