Roger Corman in memoriam: El cuervo (The Raven, 1963)

 



El pasado 9 de mayo fallecía Roger Corman a los 98 años, uno de los grandes maestros de la serie B. Tras rechazar ser ingeniero, se incorporó a la Fox como botones, luego fue lector de guiones y hasta agente literario entre otros oficios, su arte en rodar con escaso presupuesto y en pocos días le lleva a participar en la American International Pictures que habían fundado James H. Nicholson y Samuel Z. Arkoff (compañía a la que hicimos referencia hace unas semanas cuando hablé de Asesinatos en la calle Morgue), Él sería el principal productor cinematográfico de esta, consigue éxitos como La pequeña tienda de los horrores (1959) rodada solo en dos días y aborda todo tipo de géneros como el western, el cine prehistórico, la ciencia ficción, el cine negro y, muy especialmente, el terror. Según el IMDB son 59 las películas que dirigió y un total de 493 las que produjo. La editorial Laertes publicó en 1992 un escrito autobiográfico llamado Cómo hice 100 films en Hollywood y nunca perdí un céntimo.

Los más nostálgicos recordarán un ciclo en TVE con varias de sus películas hace ya varias décadas, estas pudieron rescatarse después a través del DVD y en alguna plataforma como Filmin hay una buena selección. Para homenajearlo he pensado en El cuervo que, si me permiten la broma, seguía la tendencia de titular películas que no tienen nada que ver con el mismo nombre: Cuando decimos El cuervo nos podemos estar refiriendo a una película de H.G. Clouzot de 1943 (Le corbeau) o a una magnífica muestra de cine negro con Alan Ladd y Veronika Lake que el distribuidor español decidió traducir como El cuervo al título original This gun for hire (1944). En Historias para no dormir, Narciso Ibáñez Serrador escogió el título de El cuervo para una biografía de Edgar Allan Poe, creador del poema homónimo publicado en 1845. Pero, para otros, El cuervo será la película donde Brandon Lee perdió la vida en el rodaje (The Crown, 1994), podría seguir con otras, pero mejor no cansar y ceñirme en las que supuestamente son adaptaciones de Poe, para ello nos vamos a 1935 cuando la Universal reúne a Karloff y a Lugosi en El cuervo (The Raven) inspirada en la obra de Poe de forma muy libre (casi que libertina).

 

Evidentemente, poco tenía que ver con el poema mencionado...En 1963 cuando Roger Corman está teniendo éxito con las adaptaciones de Poe, decide rodar El cuervo, pero tampoco es fiel al original, la película solo se abre con la lectura de la mitad del poema sobre unos planos fijos y la subsiguiente llamada de su cuervo en una de las ventanas de la casa del profesor Craven, más la frase del final, y es que tal composición no daba para una película larga, solamente encontrar algún que otro paralelismo y la atmósfera de este. El argumento es el siguiente:

Es el siglo XV, un hechicero, el doctor Erasmus Craven (Vincent Price), permanece inactivo desde la muerte de su esposa Leonore (Hazel Court), a la que todavía llora. Una noche se presenta ante él un cuervo que tiene la facultad de hablar y que asegura que es un mago, el doctor Bedlo (Peter Lorre), que ha sido transformado por un sortilegio del gran maestro Scarabus (Boris Karloff). Cuando Bedlo recobra la forma humana, le cuenta a Craven que en el castillo de Scarabus ha visto a una mujer idéntica a Leonore.


Conviene aclarar que Corman lo que hace aquí es principalmente una broma, ya se las podía permitir, él declaró que quería hacer un Poe que hiciera reír porque se sentía cansado de la serie de películas que estaba haciendo sobre él, subrayaba que “hay acentos de comedia en Poe de los que la gente no se da cuenta, porque no es tan bueno cuando escribe comedias”. Así pues de la mano de su guionista Richard Matheson se puso manos a la obra y consigue tal efecto.

En primer lugar reúne nada menos que a tres grandes como Vincent Price,  Boris Karloff y Peter Lorre cuyas actuaciones son autoparódicas, en todo momento está presente esa desmitificación de Poe e incluso del propio cine de Corman. Sin embargo, no faltan sustos como esa mano que toca el hombro de Price cuando va a ver la cama de su esposa o ya en plan más cómico cuando abre la tumba de su padre. Es inevitable reír cuando aparece ese cuervo con su peculiar voz pidiendo a Price los ingredientes tales como sangre de murciélago, jalea de arañas, cabellos de cadáver…


No obstante, y eso fue un gran acierto, la película tiene la misma atmósfera que un cuento de terror serio, a pesar del limitadísimo presupuesto está presente esa excelente factura técnica habitual en sus obras y una rápida ejecución que hace que se visione en un momento. Ya daba igual que el vestuario fuera de guardarropía, que viésemos el castillo descaradamente como un dibujo o que el escenario fuera el mismo que en otras de Corman. Lo que interesa en El cuervo es homenajear tal género y nada mejor que hacerlo riendo. Tal vulgarización hecha con cariño del poema de Poe se da presente de forma irónica también en el personaje de Leonore que nos la imaginamos en un principio de otra forma, pero que Corman y Matheson la describen como una esposa descolocada, infiel y oportunista.

Otro dato interesante es la aparición de un joven Jack Nicholson cuando aun no lo conocía nadie, pero que en la escena del carro ya nos ponía esa cara de loco tan característica después, casi es un fenómeno paranormal pues se estaba autoparodiando de lo que aun no había hecho. De todas maneras, para contentar al público que deseaba ver una cinta de terror verdadera tiene al final un enfrentamiento entre los tres magos con unos efectos especiales conseguidos y más sabiendo el escaso presupuesto del que partía.


Viendo El cuervo me ha recordado otra película parecida con el mismo guionista y terceto protagonista, aunque ahí el director era Jacques Tourneur, otro grande de la serie B, se trataba de La comedia de los horrores (o los terrores según la traducción) del año 1963 y también estaba muy presente el humor y la desmitificación. Corman tuvo mejores títulos como La caída de la casa Usher (1960), El péndulo de la muerte (1961) o La máscara de la muerte roja (1964).

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