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28/11/2025

El viejo fusil (Roberto Enrico, 1975)

 

Carátula de la película El viejo fusil (1975)


Cineasta prácticamente desconocido hoy, Roberto Enrico se caracterizó por ser un narrador puro y retratar a personajes enfrentados a la guerra, la injusticia y la adversidad, le obsesionaba la herida emocional y la venganza como catarsis. En nuestro país apenas se comercializó su cine, aunque rodó aquí El boulevar del ron (1971), quizá su film más comercial con Brigitte Bardot y Lino Ventura. Otras que sí se vieron fueron Los aventureros (1967) con Alain Delon y Jean Paul Belmondo, cinta de aventuras y reflexión filosófica poco convencional, Ho! (1968) también con este último, mezcla de cine negro y acción, o El secreto (1974), un thriller paranoico muy habitual en los 70.

Pero la más recordada es El viejo fusil (1975) protagonizada por Philippe Noiret y Romy Schneider que narra la historia de un cirujano francés cuya familia es asesinada por los nazis. Decidirá vengarse y asesinar a todos los relacionados. El tema de la justicia por cuenta propia ya era muy habitual en los westerns por ejemplo, de hecho podemos establecer paralelismos con el personaje de Kirk Douglas en El último tren de Gun Hill (1959), en esta era violada y asesinada su esposa, su misión sería capturar y llevar al culpable ante la justicia. Sin embargo, era una violencia legalista y aquí en cambio, personal, visceral y sin reglas. Pero en ambas teníamos el desarrollo de la acción en un espacio cerrado, ahí eel pueblo dominado totalmente por el cacique local y aquí un castillo medieval con pasadizos y trampas y el tema del hombre solo contra todos.




La crítica de entonces se dividió y podemos apreciar como prueba la opinión de Ángeles Masó en el País del 22-10-1976: "Un filme que parece realizado para justificar la violencia que lleva implícita" en contra de Miquel Porter Moix en TeleExprés: "Me parece que el público hará muy mal si coge el film como una especie de justificación de la violencia, cuando, precisamente, de lo que se trata es de todo el contrario, de decir hasta qué punto la violencia tiene forma de espiral centrípeta y que, una vez encendida, no es fácil pararla."

Carátula de la película Lacombe Lucien de Louis Malle en comparación con El viejo fusil de Roberto Enrico
Carátula del filme de Malle

Enmarcada también en la moda setentera del cine revival con títulos interesantes como Lacombe Lucien (Louis Malle, 1974) o Les violons du bal (Michel Drac, 1974), se revisaban y ee rompían visiones idealizadas sobre la Francia unida, la Resistencia gloriosa y se recuperaban episodios silenciados, sin embargo en Malle la acción se centraba en una colaboración banal, sin ideología donde un chico se unía a la Gestapo por puro azar y mostrando un realismo psicológico. En la de Drac, en la que se aborda la persecución por ser judío, se empleaba un estilo tierno y la voluntad de cerrar heridas. Tengamos esto presente porque el título primero propuesto fue La cicatriz.

Para seguir la historia, se nos presentan contínuos flashbacks sin fundido en negro y con una luz cálida para recordar la familia del protagonista en contraposición con el tono frío del presente. Destaca la utilización de la música de François de Roubaix con un estilo que recuerda las composiciones de Charles Trenet.

Le elección de este castillo de Bruniquel obedecía al empeño de Enrico de querer rodar en el lugar donde se refugió su esposa y familiares durante la guerra y aunque la historia es ficticia hay puntos coincidentes con masacres nazis como la ocurrida en Oradour-sur-Glane een 1944.

Así pues, muy interesante revisar El viejo fusil y debatir sobre la violencia por cuenta propia. También es una oportunidad de poder ver a Philippe Noirett en uno de sus papeles, según él, más complicados ya que en la mayor parte del metraje está solo, llorando, gritando o ante escenas brutales.


10/11/2025

Samantha (Melville Shavelson, 1963)



Cineasta injustamente poco reconocido, la carrera de Melvlle Shavelson se caracterizaba por un cine comercial y popular dotado de gran ingenio en su técnica, quizá las protagonizadas por Sophia Loren Cintia y Capri o pequeñas joyas como Tu mano en la mía. Samantha es una comedia alegre y vistosa protagonizada por un Paul Newman en una de sus escasas incursiones en el género y junto a su mujer Joanne Woodward.

El director enseñó el guion a esta y le contestó: "Me encanta, es el guion más sucio que he leído", la actriz estaba harta de los papeles que le ofrecían hasta entonces como ama de casa o mujer insulsa, pero le pidió a su marido que protagonizara el filme para que tuviera éxito, a Newman no le convencía y ello provocó una gran bronca entre ellos, por suerte todo terminó con un final feliz y la pareja siguió junta sus más de 50 años casados.

Samantha (A New Kind of Love) contaba la historia de un periodista mujeriego y ocioso que se enamoraba de una modista que se dedicaba a copiar los vestidos de la gente rica para ofrecérselo a los pobres. La película jugaba con los equívocos de identidad, ironizaba sobre el mundo de la moda y las diferencias entre estadounidenses y europeos. El reparto incluía a la siempre magistral Thelma Ritter, un Maurice Chevalier autointerpretándose y una Eva Gabor que soltaba la frase de "La mayoría de los americanos no aben divertirse, En Europa hemos aprendido a no ser tan cohibidos, será por eso que todas las guerras empiezan aquí"


 

 Las críticas resaltaban ese argumento poco pretencioso, pero bien presentado, así en el ABC del 29-3-1964 leíamos: "Son obras que se ven con sonrisa, se gustan, se admiran y se olvidan. Películas perfectas, pero sin asidero, sin problemas de espíritu, literario o estético que obligue a discurrir o simplemente pensar"


El colorido era una de sus bazas más fuertes, como en toda obra de su director, empleaba una paleta
viva y un gusto por el rojo y el azul en las escenas nocturnas, aparte de ello jugaba con dividir la pantalla (técnica que se puso muy de moda en los 60 y que Stanley Donen había empezado a utilizar). Shavelson que era el escritor también del guion, era consciente de que este tampoco pretendía una reflexión filosófica para el público, así que se ingenió unas escenas oníricas a lo largo del metraje que resultan muy divertidas y en las que los dos protagonistas están sumamente divertidos, ahí vemos, entre otras, a él en bicicleta, jugando a fútbol americano o montado en carro. También va superponiendo imágenes y jugando con ella mucho antes de la Inteligencia artificial nos invadiera, con estas herramientas crea un montaje con un notable ritmo narrativo.

Uno de sus puntos más fuertes es la fiesta de las costureras en el día de su patrona Santa Catalina ahí sale Chevalier que se permite recordar algunas de sus canciones más populares incrementando el tono desenfadado y vitalista del filme, veremos a u  Newman también haciendo de él... Incluso esta acaba con un diálogo entre Woodward y la estatua de la santa.


Y un valor añadido es de ir viendo ese elegante vestuario que como casi toda producción Paramount corría a cargo de la mítica Edith Head y que fue nominado al Oscar, así como su banda sonora adaptada que contaba con un Frank Sinatra versionando el A New Kind of Love que daba nombre al título original y que fue uno de los mayores éxitos en 1930 de Maurice Chevalier. Precisamente era utilizada su letra para el eslogan que anunciaba Samantha como la película que adopta una nueva actitud sobre el amor.


BIBLIOGRAFÍA:

LEVY, Shawn: Paul Newman, la biografía, cap.13. Ed.Debolsillo, 2010, Madrid


En aquel viejo verano (Robert Z. Leonard, 1949)

El bazar de las sorpresas es de esas grandes comedias que a pesar de ser navideñas, no suelen mencionarse entre los primeros títulos para e...