El signo del Zorro (1940)
Aprovechando la emisión de TVE de la serie sobre el Zorro (floja según la crítica y finalmente relegada a la madrugada), pensé que era buena ocasión para
recuperar una de las mejores versiones que sobre el personaje creado por
Johnston McCalley en La maldición de Capistrano (1919) se han hecho y que había sido ya llevada en 1920 por Fred Niblo y Theodore Reed con un inolvidable Douglas
Fairbanks. Pero yo hablaré de la
que interpretó Tyrone Power en 1940 a las órdenes de Rouben Mamoulian para la
Twentieth Century Fox y que detecto bastante olvidada y eso que está
al mismo nivel que los clásicos de aventuras de la época, especialmente las de
Michael Curtiz con la pareja Flynn-De Havilland.
Parte de esa "amnesia" es debida a una nefasta programación de esta película a lo largo de las décadas, emitida en TVE en los lejanos 70 en un ciclo del actor, en los 80 en vez de emitirla en su "Primera Sesión" nos la ofreció en su espacio de "Cine de Madrugada", ignoro si alguna autonómica la recuperó después, pero hubo que esperar al estreno de la versión de Antonio Banderas para que Antena 3 la emitiera en varios pases, pero a las cinco de la mañana, aquellas eran épocas de programar el vídeo y que nos saliesen anuncios de la vidente Aramís Fuster o teléfonos pornográficos... Por suerte la FOX la editó en VHS y ya pudimos disfrutar de ella sin sobresaltos, pero cuando sale en DVD nos la ofrecen en una única copia coloreada y desde entonces ya no se ha vuelto a saber sobre ella.
También esa marginación puede ser debida al poco conocimiento también que hay actualmente de Mamoulian,
director que fue de los más importantes de los años 30 en Hollywood, era algo
más que un artesano, pero su carrera empezó a decaer por su carácter
quisquilloso y seguir queriendo ser un autor, no aceptó las trabas de la FOX
mientras rodaba Laura y pasó esta a manos de Preminger, que también lo
sustituyó en Porgy And Bess, con la misma productora empezó Cleopatra y al
final se tuvo que ir y el pobre Mankiewickz tuvo que padecer todas las neuras del
rodaje y lo que vino a continuación que casi hunde a los estudios.
Vean ese despertar de Ámame esta noche:
Así pues, no nos tendría que sonar a extraño su nombre y para una película de aventuras como El signo del zorro podía mostrar todas sus cualidades, a pesar de tener que ceder a lo que era el canon impuesto en este tipo de producciones para ir en programas dobles, las cuales no tenían que ir más allá de los 90 minutos. El guion era de John Taintor Foote, no muy conocido, aunque escribió posteriormente el de Encadenados ,Garret Fort que había trabajado ya con el director y que se habia especializado en el cine de terror escribiendo los de la Universal para Drácula y El Doctor Frankenstein y Bess Meredyth que había trabajado para varios estudios importantes y que participó en el primer Ben-Hur (1925), fue la tercera esposa y viuda de Michael Curtiz
Por una parte, El signo del zorro no es una película de
grandes exteriores, la mayor parte de la acción transcurre en decorados,
Mamoulian demuestra su experiencia en variedad de géneros al presentarnos ya desde
el comienzo una puesta en escena coreográfica con los espadachines u otro despertar excelente como aquel mostrado antes con la primera aparición del héroe ante los habitantes del pueblo todos al unísono; el uso de las sombras (la fotografía fue de Arthur Miller, uno de los habituales de Ford en la FOX), especialmente en las apariciones del
protagonista que recuerdan el cine de terror e incluso las del cine negro
posterior; la comedia con los diálogos entre Power y Darnell en la capilla o el
personaje del fraile o el personaje del gobernador que tiene su lado cercano,
es de esos malos que caen bien por lo patoso que es, el guion daba al personaje
de Basil Rathbone (El Capitán Esteban Pasquale) toda la maldad.
Por otra parte, detectamos una estructura de cómic
en el que tenemos muchas licencias, damos por verosímil la excusa de que se
piensen que el zorro es el fraile, el pasadizo secreto que deja con sus
huellas, los juegos de magia que le ayudarán posteriormente, de hecho Powell le
da al personaje de Don Diego bastante versatilidad, hay quien ha visto incluso un toque amanerado en más de una ocasión que contrasta con la
ingenuidad y candidez de Linda Darnell, luego actriz que desarrollaría otro tipo de caracteres. Hay escenas como la de cuando el protagonista ha
de lanzarse con el caballo por el puente que pecan de ser totalmente increíbles,
pero el espectador lo daba por bueno (!¡y qué más daba!), además lo mejor era lo que venía antes, en
este caso tenemos una persecución antológica y si no se
salvaba él pues cómo iba a continuar el filme, este tipo de cuestiones también
se siguen dando en el cine de superhéroes.
Quizá la escena mas recordada sea la del duelo de espadas
entre el Zorro y Rathbone, dos años antes este último se batía con Errol Flynn
en Robin de los bosques en otra antológico momento, en aquella ocasión se jugaba
más con la acrobacia, aquí Mamoulian cambia el registro y lo hace más realista
para no calcarlo, son dos tipos de vista y ambos son excelentes y ya han pasado
a la historia del cine, aunque particularmente creo que ambos serían superados por el
duelo que hay en Scaramouche de George Sidney. Por cierto, como anécdota, se
nos dice que el personaje de Basil Rathbone fue instructor de esgrima en
Barcelona, a esto le gustaba recordarlo Juan Marsé y agradecía que Hollywood se
acordase de lo que para él era "el culo del mundo" en aquellos años.
La película fue un gran éxito y contribuyó a que Tyrone
Power fuera de los galanes más considerados en aquella época, su físico le dio
para papeles hispanos en Sangre y arena del mismo Mamoulian y repitiendo con
Linda Darnell o El capitán de Castilla. Desgraciadamente ambos morirían jóvenes,
Rathbone seguiría con una filmografía irregular en la que combinaba títulos mayores
con otros mediocres, podía ser tan de pronto Sherlock Holmes como uno de los
grandes villanos del séptimo arte.
En fin, creo que si tienen la oportunidad de verla, pasarán
un rato de lo más agradable y seguro que tras un tiempo querrán verla otra vez, pues es de esas películas que no cansan y que ayudan a que el tiempo pase más
rápido, una manera de hacer cine ya perdida, como esa excelente banda sonora de Alfred Newman que tanto se echa en falta en las producciones modernas.
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