Cómo casarse con un millonario (1953) La verdadera
El pasado 5 de enero me puse a mirar por curiosidad qué
películas ofrecían las televisiones y me sorprendió que en la 1 estuviera
programada Cómo casarse con un millonario por la madrugada, por un momento
pensé que volvían los clásicos a la hora de las brujas, algo que a la tele
púbica siempre le había ido bien, la mayoría de cinéfilos recuerda con agrado
el Cineclub de la 2. Pero aquello fue un espejismo, se trataba de una película
polaca reciente que no conocía, telefilmes de esos con los que suelen rellenar
huecos sin saber qué criterios siguen los programadores. Con el ratón Mickey ya
de dominio público, se ve que la normativa que impedía titular igual dos películas
pierde su efecto tras los años.
Me entraron ganas de revisar la película que, al menos antes,
casi todos conocíamos, protagonizada por Marilyn Monroe, Lauren Bacall y Betty
Grable del año 1953, desempolvé el DVD de aquella colección que presentaba las
películas de la mítica actriz por primera vez restauradas y respetando sus
formatos originales. La dirigía Jean Negulesco, un nombre que para ciertas
generaciones ya nacidas a partir de los 90 no les dirá casi nada. Era rumano y
había sido pintor y decorador antes que cineasta, emigró a los EEUU buscando
fortuna en aquel Hollywood glorioso, sus inicios fueron dificultosos, fue
reemplazado de la dirección de El halcón maltés tras dos meses en ella por John
Huston, su amistad con Anatole Litvak le propició que pudiera dirigir su
primera película importante: La máscara de Dimitrios (1944), consiguió ya
renombre con Humoresque (1946) y especialmente con Belinda (1948) con aquella
Jane Wyman en el papel de una sordomuda, por aquel entonces esposa de Ronald
Reagan, que hacía sufrir a los espectadores.
Pero el estilo Negulesco no gustaba a Jack L. Warner y a
pesar de los logros y el éxito de público de esta última le recriminaba que
hubiesen hecho una película de “una sordomuda en el estudio que creó el sonoro”,
sus continuos roces le hicieron cambiar de casa y se fue a la FOX donde empezó
con un excelente melodrama muy olvidado e infravalorado: Regresaron tres, si
tienen la oportunidad de verla se la recomiendo. Pero el “toque Negulesco” que
él mismo reivindicaba tener en sus películas se materializó en las comedias y
melodramas que realizó durante los 50 para estos estudios. Cómo casarse con un
millonario fue el inicio de un esquema de comedia glamourosa, cuyo mayor
protagonismo residía en las actrices, la temática solía ser blanca e ingenua,
pero en su conjunto quedaban unos productos agradables y felices. Coincidió aquello
con el nacimiento del Cinemascope, de hecho esta fue la primera película rodada
en este formato, pero la FOX cambió a última hora y adelantó el estreno de La
túnica sagrada ya que la consideraba una película más importante para presentar
el nuevo invento.
No les ha de sorprender que la película tarde casi 9 minutos
en comenzar, había que promocionar aquella pantalla gigantesca y tras la
fanfarria de la FOX salía Alfred Newman dirigiendo una gran orquesta e
interpretando una partitura suya que se utilizó en un film de King Vidor
llamado La calle donde ni siquiera salía su nombre, la música tenia un toque a
lo George Gershwin y para esta comedia quedaba bastante bien al estar
ambientada en Nueva York, también la FOX aprovechaba para promocionar el sonido
estereofónico, después de los créditos salía un conjunto de escenas de Nueva
York como si fuera el Manhattan de Woody Allen, las cuales causarían asombro en
aquel momento a un público que solo había visto películas “cuadradas” y no "rectangulares" para entendernos. No sé hoy si esta película fuese programada en
televisión si todo esto quedaría suprimido, en los 90 cuando la vi se respetaba
todo, pero ahora ya saben y como a la FOX parece que les importe un churro sus
películas antiguas pues a saber qué pasaría.
Después de toda esa promoción comenzaba el argumento con una
Lauren Bacall elegante que cerraba un acuerdo para alquilar un apartamento
donde ella con otras dos amigas se dedicarían a buscar un millonario con quien
casarse. Aparece entonces una Marilyn Monroe que no quiere llevar gafas, pero que es incapaz de ver tres en un burro, lo cual provoca gags a lo largo del film y
sonrisas. A la actriz no le gustaba nada este papel de chica ingenua y
pizpireta, sin embargo cumplía y demostraba ser una gran actriz de comedia. A
ella se unía la ya por entonces “veterana” Betty Grable, que hasta entonces era
la rubia oficial de la FOX y casi era una manera de presentar el relevo.
Más que por el argumento, destacaba el film por su elegancia
a la hora de tratar las distintas historias, este tipo de comedia sirvió de
base para muchas comedias españolas tipo El día de los enamorados, el público salía
contento de la sala, veía unas grandes actuaciones, se maravillaba con la
fotografía y concebía el cine como esa fábrica de sueños que le permitía
evadirse de sus problemas. Negulesco decía que ser director no era difícil
porque ya se rodeaba de un equipo y todo lo más era poner sus nombres en los
títulos de crédito. Aquí, por ejemplo, estaba rodeado del guionista y productor
Nunnnally Johnson uno de los mejores guionistas de la FOX que había trabajado
con John Ford en Las uvas de la ira o con Lang en La mujer del cuadro, aquí
adaptaba una obra de teatro que ya había servido de modelo para otras películas
del estudio no tan conocidas como Tres rubias (1932) o Se necesitan maridos
(1942). Por otra parte contaba en la fotografía con Joseph McDonald cuyo
trabajo en Niágara resultó excelente y ya al tener experiencia con Marilyn se
decidió que fuese él quien la inmortalizara en su primer Cinemascope, directores
artísticos como Leland Fuller o Lyle R. Wheeler que había trabajado en Lo que
el viento se llevó o el vestuario de Travilla que ya vistiera a la Monroe en Los
caballeros las prefieren rubias y posteriormente en La tentación vive arriba.
Al ser una película de actrices, no se quiso poner a actores
importantes, con perdón de William Powell, y se decidió promocionar a los galanes
jóvenes del estudio a la búsqueda de algún nuevo Tyrone Power. Así pues teníamos entre los pretendientes de las mujeres a un
David Wayne en un papel deliciosamente poco creíble y también con problemas a
la hora de llevar gafas, su carrera no tuvo mucho eco salvo en televisión. Más
famosos serían Rory Calhoun, inexpresivo donde los haya, pero por entonces con
ese perfil de guaperas que acabó de secundario en westerns o el malo de Río sin
retorno también con Marilyn, Sergio Leone lo rescató para protagonizar El
coloso de Rodas en plan Victor Mature. Y el otro era Cameron Mitchell, popular
en televisión con sus series del oeste y también como secundario en varios,
pero sin cuajar en grandes películas los tres. A ellos se unían los veteranos
William Powell en su penúltima aparición como el pretendiente de la Bacall que
por razones de edad no quiere estar con ella, pero la Bacall le contesta que a
ella le gustan los hombres maduros como ese galán de La reina de África,
divertida referencia a su entonces marido Humphrey Bogart. Luego teníamos al
siempre notable Fred Clark en un papel divertido que lleva a la Grable a un
refugio de montaña totalmente distinto a lo que ella pensaba, para calmarla le
pone una música que ella reconoce de Harry James (otra referencia curiosa ya
que el músico era también su esposo).
El papel de Marilyn y la comedia en sí recuerdan a Los
caballeros las prefieren rubias, aunque evidentemente la mala baba de la novela
de Anita Loos y la ironía de Hawks aquí no están presentes salvo en algunos diálogos
como el que hace referencia a Dorothy Parker y su sentencia de que "los hombres
rara vez se insinúan con chicas que usan gafas".
El éxito de esta comedia propició que Negulesco repitiera el
esquema en otras deliciosas comedias blandas como Creemos en el amor o El mundo
es de las mujeres, pero en los 60 Hollywood empezaba a cambiar y ya estos
modelos no encontraban acomodo, a pesar de que Negulesco era un gran director e
incluso buscó seguir su carrera en Europa rodando Jessica en Italia con una
Angie Dickinson esplendorosa, su tiempo había acabado dentro de ese cine como
fábrica de sueños. Su amigo Orson Welles le recomendó vivir en España, le buscó
una casa en Marbella y se trasladó a mediados de los 60 hasta su muerte en
1993 y ahí está enterrado por si a alguien de TVE le interesa y en vez de un
telefilme ofrecer una película de él, al menos nos sirve esto para llenar unos
cuantos párrafos, ya que lo emitido el otro día no creo que diera ni para dos líneas.
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