September, el Allen más pesimista

 

Carátula de September. FilmAffinity

Se acabó el agosto y llega septiembre, un mes tan odiado como amado, para muchos el inicio del año después de coger fuerzas. En cambio, otros comenzarán más fatigados y bastantes ni empezarán ni finalizarán nada .

Pensando en las incertidumbres que tal giro del calendario produce, me ha venido a la cabeza aquella película de Woody Allen que la tituló simplemente September y que es de las menos recordadas de él. Nos vamos a 1987, el director ya se había consagrado lo suficiente y estaba en una etapa creativa fuerte: La rosa púrpura de El Cairo, Hannah y sus hermanas, Días de radio…De pronto vino con esta película que desconcertó algo a sus seguidores, era algo así como cuando rodó aquellos Interiores en 1978 y que rompían absolutamente toda relación con la comedia.

Pero el director sabía que no podía tropezar dos veces con la misma piedra y a pesar de que September tiene muchos puntos en contacto con aquella, definía a la prensa su nuevo trabajo como “mucho menos cerebral y más cálido que Interiores, pero no tan amable como Hannah y sus hermanas”.

Fuente: Amazon

Esta vuelta a lo bergmaniano estaba envuelta también del teatro de Chejov del que Allen ya se había fijado vagamente en Hannah y sus hermanas con Las tres hermanas, aquí fija su mirada en La gaviota. La película era bien simple, solo seis personajes más los que aparecen para comprar esa casa de campo en la que no vemos ni un solo exterior, incluso todas las cortinas están echadas. Rodaba, pues, una especie de pequeña pieza de cámara con su toque particular.

No quedó nada contento al acabar el rodaje y resulta que comenzó de nuevo, un lujo que ya se lo podía permitir, incluso cambió a varios actores: Maureen O ‘Sullivan (la madre de Mia Farrow en la vida real) era sustituida por Elaine Stricht, Denholm Elliot cambiaba el rol asignado y pasaba a ser el vecino que había encarnado Charles Durning, Sam Waterston sustituía a Sam Sephard que a la vez había reemplazado a Christopher Walken.

El director justificaba tales cambios al considerar que la película le había salido lenta, con diálogos aburridos y que la tensión solo aparecía al final. Pero tampoco quedó contento con esta versión y más de una vez declaró que la tenía que haber rodado una tercera vez.

 La comedia sexual de una noche de verano (1980)
FilmAffinity

Hay quien dice que Allen realiza la misma película siempre, yo matizaría que siempre expone el mismo fondo, aunque va variando la forma. Esta casa de campo ya no es la bucólica y soleada de La comedia sexual de una noche de verano de siete años antes, el director incluso aprovecha una tormenta para dejarles sin luz y resaltar aun más esas vidas sin norte, en September abunda el pesimismo, todos los personajes son fracasados.

Tampoco estamos en un apartamento de Nueva York y viendo sus calles, todo el metraje está acompañado de cantares de pajaritos, grillos, etc. algo artificiosos, pero que le dan ese toque de redundar en el intimismo. El piano y esas melodías maravillosas acompañan esos escasos 79 minutos de metraje en que no le faltan escenas brillantes como cuando esos compradores de la casa descubren a los personajes de Dianne Wiest y Sam Waterson besándose o esos diálogos irónicos como el que le lanza Denholm Elliot al fracasado escritor de que su obra es como la "Enciclopedia británica".

Los diálogos, sin embargo, no son lo densos que en un principio pudiera parecer,  es un filme bastante accesible y no reservado únicamente a seguidores del cine de arte y ensayo, incluso hasta podría gustar a quien se siente alejado de su obra. En el argumento toma prestada la famosa y trágica historia de la hija de Lana Turner, tema que también sería utilizado poco tiempo después por Pedro Almodóvar en Tacones lejanos.

La dirección de actores es excelente, aunque el personaje del escritor no acaba de encontrar su lugar, quizá por ello utilizó hasta tres actores para este. El mejor momento es el diálogo que tiene con Jack Warden sobre el sentido de la vida, le pregunta si hay algo más terrible que la destrucción del planeta, este le responde que sí, saber que no importa y que todo está hecho al azar, que se origina en la nada y desaparece para siempre, y que encima le pagan por probarlo.

Carátula (FilmAffinity)

El personaje de la madre encarnado por Elaine Stritch es el que más protagonismo tiene, ingeniosamente la cámara enfoca sus fotos antiguas entre botellas de alcohol, en una de las mejores escenas se mira ante el espejo reflexionando sobre la vejez y lo dura que es, sobre todo cuando se siente una con veinte años. El personaje de la hija encarnado excelentemente por Mia Farrow es uno de los más pesimistas que se hayan visto, totalmente falto de confianza, lleva encima la carga de lo que cometió en el pasado, hay un momento en que la madre le dice que viste como una refugiada polaca.

 Su contrapunto es el que interpreta Dianne Wiest, indecisa e insatisfecha sin saber tampoco cómo moverse en la vida. Tenemos también al gran actor Denholm Elliot que creo que está bastante desaprovechado como un jubilado profesor de francés, también con una visión amarga de la vida. Son pues, diversas personas que reaccionarán de distintas maneras ante los mismos acontecimientos y temas

 September en su momento la vio muy poca gente, se estrenó encima en vísperas de Navidades de ese 1987, tal vez la Orion pensó que era una buena alternativa al cine familiar de las fechas, Allen volvería al drama intimista con Otra mujer, aunque aquí la crítica le arropó más.

Como seguro que la música les encantará, decir que el tema principal que suena  se llama My Ideal interpretado por Art Tatum y Ben Webster y escrito por Richard A. Whiting, Newell Chase y Leo Robin. September está editada en DVD y en la plataforma Filmin se puede ver en la fecha que escribo esto.

My Ideal




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