Té y simpatía (1956) de Vincente Minnelli: Excavando el cariño soterrado

 


Se puede ver estos días en la TCM una de las películas más desconocidas de Vincente Minnelli, se trata de Té y simpatía del año 1956 y rodada entre dos obras maestras como El loco del pelo rojo y Mi desconfiada esposa. Hacía mucho tiempo que no la visionaba, no la suelen emitir y en DVD la verdad es que no la recuerdo, aunque consultando doy con una edición del 2009 que no respetaba el formato original, por lo que debí pasar de comprarla.

La película empieza con un reencuentro de varios alumnos al cabo de un tiempo de haber acabado los estudios, entre ellos destaca la presencia de Tom Lee, un chico tímido que se apartaba de los gustos de ellos y que le habían apodado como “damisela”. La única persona que le transmitía cariño era Laura Reynolds, la mujer del profesor de deportes y ama de llaves de la residencia donde se hospedaba.


Té y simpatía adaptaba la obra de teatro de Robert Anderson estrenada en Broadway y dirigida por Elia Kazan tres años antes y que gozó de cierto éxito, el productor Pandro S. Berman no dudó en querer llevarla a la gran pantalla y se la ofreció a Minnelli con guion del propio autor, la adaptación se tuvo que suavizar para burlar a la censura, se conservó el mismo trío protagonista que en los escenarios: Deborah Kerr como Laura, John Kerr como Tom y Leif Erikson como el profesor de gimnasia. Resulta inevitable comentar que John Kerr no guardaba ningún parentesco con Deborah.

Temas como el adulterio, la prostitución, la homosexualidad, etc. resultaban aun demasiado morbosos de mostrar en la época y más en una película producida por la Metro en los 50, pero finalmente el guion reescrito con la inclusión forzada de un inicio y especialmente de un epílogo nuevo, obtuvo el "nihil obstat". En España tardó en estrenarse 12 años y las salas donde se vio eran aquellas que llamábamos de arte y ensayo, creo que incluso se pasó solo en versión original. Quienes la vean ahora, pueden escuchar un doblaje para una edición en vídeo del año 1987.  En el Reino Unido también estuvo prohibida.

Pero la obra teatral paradójicamente sí llegó a Madrid al Teatro Cómico y adaptada por Victoriano
Fernández de Asís, el cual declaraba en el ABC del 21 de abril de 1957: 


Fuente: ABC 21 de abril 1957
"Hay en Té y simpatía una censura larvada contra ambiente y métodos que no siendo nuestros no interesa destacar tanto como el problema del alma juvenil que empieza a dudar de sí misma por timidez e inexperiencia en un pequeño mundo escolar donde se cultivan con formas “sui generis” el mito del deporte y el de la virilidad. (…) En mi adaptación, y esto es lo único que me interesa subrayar de modo concreto, he tratado de traer a primer plano ese soterrado lirismo, soslayando acritudes o reiteraciones innecesarias para la ágil comprensión de los espectadores españoles superponiendo el madrigal a la anécdota y desentendiéndome de lo que casi es decorativo y ajeno a nuestra peculiar experiencia con la colaboración de artistas como Pastora Peña, Antonia Mas, Carlos Lemos, Antonio Prieto, Fernando Marín Calvo, un novel de ilustres apellidos y el director Alberto González Vergel, me atrevo a esperar que saldremos adelante en el menester de revelar a nuestro público la peripecia de unas almas perturbadas por déficit de amor, que es el aspecto esencial de Té y simpatía."


Sinceramente, estas palabras bien las podía haber pronunciado Vincente Minnelli, ya que lo que queda excelentemente reflejado es esa falta de amor, cariño y comprensión no solo en el protagonista, también en la mujer e incluso en el marido. Tom explica en un momento que la última vez que vio a su medre fue a los 5 años, y que había venido al mundo con el objetivo de que sus padres se reconciliaran, con pesar exclama lo duro que es fracasar ya de bien pequeño. En el personaje de Deborah Kerr (Laura) ve esa madre que no ha tenido. Ella, por otra part,e tuvo un primer marido con 18 años y ve en Tom el recuerdo de él. En esta relación afectiva se crea un mundo que puede ser interpretado como sincero o resultado de lo que pudo ser y no fue.

Por otra parte, el marido de ella se muestra poco sensible a todo lo que le pasa a Tom, incluso acepta que le linchen sus compañeros porque así se hará hombre, algo compartido por el mismo padre de Tom (interpetado por Edward Andrews, el inolvidable diplomático de Avanti de Billy Wilder.). No es muy afectivo con su mujer, tan solo espera que ofrezca té y simpatía a sus alumnos. El hecho de que Tom en un momento determinado prefiera ayudar a coser a las mujeres de los profesores en vez de jugar con sus compañeros desencadena que le llamen damisela y sea objeto de burla constante. Solo su compañero de habitación le defenderá, aunque cede e impone sus intereses personales, prefiere cambiar de habitación y compañero para no perder la capitanía del equipo del colegio.

Minnelli consigue un notable trabajo y si en la obra de teatro, Fernández de Asís nos hablaba de tratar de llevar ese “soterrado lirismo”, aquí el director lo expone casi desde el principio, algo que tiene aun más valor al ser decorado. Cada fotograma está cuidado, la paleta cromática tan característica en él nos regala escenas inolvidables... Ya esa ventana con la cámara acercándose y desatando el flashback (fíjense cómo va jugando con esta a lo largo del metraje), la puesta en escena, los contraplanos, esa Deborah Kerr  en contrapicado para resaltar su fuerza maternal, cómo la fotografía fuera de plano en ese espejo, algo que nos recuerda a Tú y yo o ese bosque que tanto ayuda a comprender la situación de ambos.

 

 No es una obra fácil, no desvelaré el final, pero no esperen un filme de violetas y caramelos, cada personaje sufrirá su desencaje en un mundo sin cariño donde no tienen cabida los que difieren de lo convencional.

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