16/10/2020

El Yo confieso de Hitchcock y el de Monty





Este sábado se cumple el centenario de uno de los actores más legendarios que ha habido, un auténtico icono del séptimo arte, Montgomery Clift. Probablemente muchos de sus papeles reflejaban los cambios que estaba habiendo en América, el cine se tenía que enfrentar a la televisión, McCarthy iniciaba la caza de brujas... Las estrellas ya no se veían tanto como divinidades, sino que empezaban a verse como personajes atormentados, ambiguos, antihéroes en general, cuyas vidas privadas eran otra fuente de tormentos psicológicos. Solo hace falta citar algunos nombres: Ava Gardner, Robert Mitchum, Marilyn Monroe, Judy Garland, James Dean, Rock Hudson…

 En más de uno, su adicción al alcohol mermó su carrera, en otros el cuento de hadas hollywoodiense se convertía en la peor de sus pesadillas y, no pudiendo hacer frente a este, se refugiaron en las pastillas y la bebida, poco a poco se iban enterrando en vida. Más de uno tenía que ocultar sus relaciones amorosas, aspecto que provocaba aun más angustia.

 Edward Montgomery Clift (apodado 'Monty' toda su vida), fue uno de los máximos representantes de esta generación de intérpretes con deseos reprimidos y con las mismas debilidades e incertidumbres del público. Tenía una característica que probablemente sea la que más se le recuerda: su mirada, esta lo decía todo, probablemente no haya habido actor desde entonces comparable. La película con la cual le quiero hacer un pequeño homenaje Yo confieso es de 1953, había debutado cinco años antes con Río Rojo y Los ángeles perdidos, y ya había dado buenas muestras de sus dotes interpretativas con La heredera (1949) de William Wyler o Un lugar en el sol (1951) de George Stevens. Del mismo año que la cinta de Hitchcock son Estación Termini de Vittorio de Sica, y De aquí a la eternidad de Fred Zinnemann. Había rechazado anteriormente protagonizar El crepúsculo de los dioses de Billy Wilder, La gran prueba de William Wyler o Solo ante el peligro de Zinnemann también, ahí es nada, no todos podían presumir de dar calabazas a tan grandes directores, aunque Clift no tomaba las decisiones personalmente, sino por consejo de su íntima amiga Libby Holman. Hitchcock acababa de rodar Extraños en un tren y se puso manos a la obra, el director que era católico, había expresado interés en filmar la historia desde la década de 1930. En 1948, según una fuente moderna, Hitchcock y su esposa Alma escribieron un tratamiento de la obra de teatro Nous deux consciences (1902) de Paul Anthelme, y una noticia del "Hollywood Citizen-News" de mayo de 1948 anunció que Van Johnson interpretaría el papel del sacerdote. A partir de entonces, al menos otros tres escritores, William Rose, Leslie Storms y Paul Vincent, trabajaron en los borradores del guion, y Hitchcock y su esposa Alma intentaron sin éxito interesar a Graham Greene y Samson Raphaelson en el proyecto. La elección de Clift como sacerdote que ha de guardar el secreto de confesión no supuso un gran recuerdo para el mago del suspense, el cual, como era su costumbre, creó guiones gráficos detallados para cada escena. No podía entender el método de actuación de Montgomery Clift y rápidamente se sintió frustrado con él porque le desobedecía. Aparte de esto, los problemas del actor con la bebida hicieron que Hitchcock delegase en un asistente de dirección y en Karl Malden para que hablasen con él al respecto. Montgomery Clift bebió durante el tiroteo y sus ojos parecen vidriosos durante la escena del ferry. Hitchcock delegó en un asistente de dirección y en Karl Malden para hablar con él al respecto. Sin embargo, Donald Spoto consideraba que Hitch estaba fascinado por la vida privada de él, lo veía como un hombre exótico. Tanto se tomaba el papel en serio que se internó tres semanas en un monasterio dónde aprendió la misa en latín y vistió ropas de sacerdote, más tarde aprendería el modo de caminar de estos. Truffaut dijo: “Anda a lo largo de toda la película en un movimiento hacia adelante que recoge como en un abrazo la forma del film y ese hermoso porque expresa de manera concreta la idea de rectitud”(...)  “Montgomery Clift hace un trabajo extraordinario, de un extremo al otro de la película sólo tiene una expresión e incluso una única mirada una dignidad total con un leve matiz de asombro” El actor se interesaba por la religión y en cierta ocasión le preguntó al dramaturgo Thornton Wilder si existía Dios, este le escribió una carta que siempre llevaba encima y que decía: “Hay un puente entre la vida y la muerte que puedes llamar Dios. Y lo único que sabemos es que ese puente es atravesado por nuestro amor por aquellos que mueren y pasan al otro mundo. Mientras los recordemos y los amemos, están vivos."

 Si hoy viéramos Yo confieso con otro actor, estaríamos viendo una película totalmente distinta, aunque se mantuviera exactamente toda la historia igual. El calvario que sufre Clift era y es el que sufría en su vida privada, es por eso que este filme tiene unas connotaciones especiales que le hacen ganar con el tiempo, no ya solo vemos el suspense de Hitchcock, sino el drama personal de su actor. El espectador que veía la cinta en 1953 los desconocía.

 Pasado este año, Clift se tomó un descanso hasta rodar El árbol de la vida de Dmytryk. La noche del 12 de mayo de 1956, se vio involucrado en un grave accidente automovilístico cuando regresaba a casa de una fiesta en la casa de Elizabeth Taylor. Al parecer, se quedó dormido al volante de su automóvil mientras conducía y lo estrelló contra un poste de teléfono. Después de nueve semanas de recuperación y con cirugía plástica, Clift regresó al set de filmación y terminó con dificultades.  

 El comportamiento de Montgomery Clift después del accidente, adicto a los analgésicos y otras drogas, se volvió cada vez más errático. El director  señaló en su autobiografía que un día fue a buscar a su estrella y encontró cien envases de prácticamente todos los medicamentos recetados y un estuche lleno de agujas y jeringas. Clift desaparecía durante largos periodos de tiempo e incluso lo pillaron corriendo desnudo por el pueblo en el que estaban filmando (Danville, Kentucky). La situación empeoró tanto que un policía estaba estacionado fuera de su habitación de hotel todas las noches para asegurarse de que se quedara. 

 Dmytryck volvió a contar con él para El baile de los malditos (1958), Dean Martin que estaba agradecido a Clift por sus consejos en la película lo acompañaba a fiestas después de que gran parte del resto de Hollywood lo repudiara debido a sus crecientes adicciones. a las drogas y al alcohol. Aun así, Monty tuvo ayudas de otros actores, mientras rodaba De repente, el último verano, se consideró no asegurable debido a una enfermedad crónica. Normalmente, eso hubiera significado que lo hubieran despedido y reemplazado, pero su buena amiga, Elizabeth Taylor, le salvó el trabajo insistiendo en que no haría esta película sin él. Según el autor Garson Kanin en sus memorias "Tracy and Hepburn", Katharine Hepburn estaba tan furiosa por la forma en que Montgomery Clift fue tratado por el productor Sam Spiegel y el director Joseph L. Mankiewicz durante el rodaje que, después de asegurarse de que no la necesitarían para las repeticiones, regañó a ambos hombres y, de hecho, les escupió. Para Río salvaje de Elia Kazan, Clift prometió que no bebería durante el rodaje. Con la ayuda de sus comprensivos compañeros de reparto, Lee Remick y Jo Van Fleet, cumplió su palabra.
   

 En Vidas rebeldes, Marilyn Monroe le dijo a Montgomery Clift: "Nunca he conocido a alguien en peor forma que yo". En Vencedores o vencidos, le dijo a Stanley Kramer que no sabía si realmente podría hacer la escena. Kramer hizo todo lo posible para tranquilizarlo, pero era Spencer Tracy quien finalmente ayudó a Clift.
  En Freud, Pasión secreta, tuvo tantos problemas de salud en el set de esta película que la Universal lo demandó por el costo de los retrasos en la producción de la película. Durante el juicio, la película fue un éxito tan grande que los abogados de Clift mencionaron que estaba funcionando bien debido a la participación de Clift y consiguió un acuerdo lucrativo.

 Pero volvamos a Yo confieso, Monty acudió en 1961 a un cine donde se proyectaba la película, en aquella sala colaboraba Peter Bogdanovich. Durante un momento, el actor se va un momento fuera de la sala para fumar, el futuro director de ¿Qué me pasa doctor? se acercó para preguntarle si le gustaba la película. Clift, contemplando su rostro antes del accidente en la pantalla, respondió: "Es duro, muy duro, sabes". Bogdanovich quiso animarle enseñando un libro de sugerencias y alguien que había escrito unas líneas pidiendo películas de las suyas... Cine que ya ha inmortalizado, así como su actor, el cual seguirá siempre vivo con su mirada.

10/10/2020

Adiós a Francesc Betriu, otra B de nuestro cine

El pasado miércoles fallecía el director de cine Francesc Betriu (Organyà, Lleida, 1940), un mensaje de la Filmoteca de Catalunya anunciaba la triste noticia que nos cogía por sorpresa. Estudió en la Escuela Oficial de Cine, donde fue compañero de Víctor Erice, José Luis García Sánchez, Manuel Gutiérrez Aragón y Ángel Fernández Santos, y colaboró en "Fotogramas" entre 1963 y 1967. Hizo un documental de los Beatles que fue prohibido por Fraga Iribarne ya que no quería que hubiera mucha propaganda del cuarteto de Liverpool.: “Rodamos con Pedro Costa toda la estancia de los Beatles en Madrid, la llegada al aeropuerto, la reacción de los fans, la actuación, incluso un plano de Ava Gardner y Donna Hightower juntas en el concierto. Era una producción de No-Do que debía durar media hora. Antes contactamos con Brian Epstein, el manager del grupo, que nos dio la autorización. Después, cuando estábamos montando el material, nos dijeron que Manuel Fraga Iribarne había dado la orden, sin haber visto el filme, de que ese material no fuera utilizado, quería minimizar el efecto Beatles en España. No-Do montó solo un minuto y medio, pero falseando la cantidad de gente en el concierto. La frase final de la noticia era que los Beatles habían pasado por España sin pena ni gloria.” Dirigió dos cortos que le dieron cierto empuje para empezar a filmar largos, son Gente de Mesón (1969) y Bolero de amor (1971), con el primero gana la medalla de plata del festival de Bilbao y con el segundo es premiado por el Círculo de Escritores Cinematográficos, el festival de Cork (Irlanda) y el de Bilbao. 

Iba a estudiar para farmacéutico por tradición familiar, luego se pasó a Ciencias Económicas y después a Ciencias Políticas porque para aquello había que ir a la capital y lo que quería era estudiar en la Escuela de Cinematografía. En una de las pruebas había que presentar un guion a partir de una noticia y fue suspendido, pero luego se encontró a Berlanga que le dijo que le había encantado lo que había escrito. Betriu iba superando obstáculos y apostó por rodar su primer largo, Corazón solitario, del cual decía que sólo él creía en ella, pero su objetivo era hacer cine popular, no cine para minorías. “'Corazón solitario', de 1973, es un filme casi invisible. Tenía que proyectarse en el festival de Venecia pero la copia no llegó a tiempo. En diciembre, tres meses después de la celebración del festival, me llamaron diciendo que les acaba de llegar la copia. Me la devolvieron a mí y durante años estuvo guardada en la farmacia de mi padre. Es la única copia que existe, muy castigada. Filmoteca de Catalunya ha asegurado que hará una reconstrucción del filme.” La película ganó la carabela en el festival de Valladolid y sigue adelante.




 En una entrevista con Ángeles Maso para "Revista de cinematografía" (17-V-1973) encontramos que quiere hacer una película con Alfredo Landa que sea un poco la explicación de los personajes cómicos que el actor interpreta, remarca que el guion ya está escrito. Probablemente parte de este  se plasmaría años más tarde cuando adapta la novela de Raúl Núñez, Sinatra. También comenta que quisiera hacer una película en Barcelona, pero que no hay industria cinematográfica organizada como tal, su objetivo era hacer una sobre el Paralelo, aunque no en el sentido nostálgico, sino referido a la realidad actual y que sería una historia colectiva. Betriu en más de una ocasión decía que era un director difícil de catalogar, de etiquetar y que ponía nervioso a más de un crítico. “El sector de la crítica que antes me reprochaba que hacía esperpento ahora juzga negativo el que me incline por otro tipo de género” dijo tras el estreno de Sinatra. Y es que Betriu es uno de los directores más inclasificables que hemos tenido y sin duda más interesantes e inteligentes, merece ser otra B de los grandes. Pero tuvo que chocar con cómo está montada la industria en este país, a lo mejor en otros lugares sería un maestro, aquí en cambio tuvo que amoldarse a lo que había. Decía que el cine no es una actividad unipersonal del director, que se trata de una industria y el hecho de crear una película depende tanto de la voluntad de este, como de los condicionantes externos: la censura las subvenciones, la producción…

 Su fama llegaría con su segunda película, Furia española, que llegó a las pantallas con dos años de retraso por estar prohibida. Los dos guiones que presenta fueron prohibidos, pero a su amigo José Luis García Sánchez se le ocurre la idea de presentar uno con el título “ Una pasión azulgrana” que sí pasa el corte, pero Betriu rodó el prohibido y eso hizo que tuviera el dudoso y a la vez elogioso honor de ser el director de la película con más cortes de la historia, un total de 22. Es una cinta popular como él quería, pero a la vez  de autor que se interesa por ese submundo de las grandes ciudades, de las barriadas, en este caso el barrio chino barcelonés. Más allá del deporte rey, es la historia de unos seres marginados qué mediante la integración en el mundo del fútbol quieren olvidar su imagen y encontrar una nueva identidad. Protagonizada por Cassen, el cual buscaba una película que le devolviera aquella genial interpretación en Plácido, aquí hace de cobrador de una “golondrina”. (Para los que no sean de Barcelona, las golondrinas son embarcaciones turísticas que dan la vuelta por el puerto) También la película chocaba con ciertos sectores nacionalistas. En una crítica publicada en el diario “Avui” el 29 de septiembre del 76 se puede leer lo siguiente y lo escribo en catalán para mantener la originalidad del texto, creo que más o menos se entiende: “Betriu, que és català, fa massa temps que viu allunyat físicament i moralment de les realitats de casa nostra (…). Betriu es mira les coses com si fos des del peu del monument a “El héroe de Cascorro” (…) La visió del poble barceloní és entelada per massa tòpics que no són precisament tòpics que ens pertanyin i ens caracteritzin. L´esquinçada de Betriu és una esquinçada perillosa. Deforma i enganya. Ha tirat al dret i la pilota no ha entrat a la portería”. JP (AVUI, 29-9-76)






 Quizá quien escribe esa crítica no estaba acostumbrado a ver la Barceloneta, el Paralelo, la calle Robador, el barrio chino, la emigración, la pobreza, Betriu conocía bien la Barcelona de las postales y la no oficial, además de dejarnos ver personajes populares algo escondidos que nos retrotrae aquel documental que filmó Summers de Juguetes rotos, así pues vemos a Dolores Continente León, la anciana vendedora de lotería que vendía delante de El Molino y qué allá por el 1915 cantó cuplés en el Paralelo con el nombre de María Conti, podemos ver también a “La niña de Vallecas” que actuaba cada noche en la bodega Apolo. También vemos a Lázaro Escarceller como vendedor de cacahuetes (su oficio real) en las golondrinas qué más tarde se haría famoso en el programa de TV3 “Filiprim” con Josep Maria Bachs, el cual lo traería al “1,2,3 responda otra vez” y ganaría fama también como el abuelo en Makinavaja. La película también supuso el debut de Amparo Moreno, que trabajaba en El Molino, como viajera en la golondrina, etc. El crítico Antoni Kirchner definió a Betriu como "la viva representación del esperpento de tanta raigambre hispánica" tras ver la película. A pesar de los problemas de la censura y de la productora Betriu siguió y no se echó para atrás y comenzó un nuevo proyecto: La viuda andaluza. Se trataba de una adaptación muy libre de La lozana andaluza (1528) con guion suyo. El libro que fue tachado de inmundo y feo por Marcelino Menéndez Pelayo (en la película se le menciona) fue escrito por el clérigo Francisco Delicado en 1528 y Vicente Escrivá acababa de hacer una adaptación. En los periódicos de otoño del 76 se podía leer el siguiente anuncio: “Productora de cine busca personas feas gordas o flacas de ambos sexos de cualquier edad que deseen intervenir en un próximo rodaje”.Betriu dijo que no buscaba monstruos, pero que si publicas un anuncio pidiendo gente para una película se presentan los que se creen guapos y así con este anuncio consiguió una gran riqueza de tipos. La película que hay que contextualizarla en la época en que fue rodada, o sea, en plena transición, tiene a Bárbara Rey de protagonista, la cual se desnuda bastantes veces y a Paco Algora, actor habitual de ese cine en el papel del pícaro Rampín.




 La película utiliza el castellano antiguo y se ve acompañada de canciones compuestas por Luis Eduardo Aute que personalmente creo que chocan un poco. Es una crítica social, una sátira burlesca irreverente de las instituciones, de la Iglesia, de las armas, de la sociedad en general, etcétera. Es muy irónica y alegre, tiene golpes escondidos bastante inteligentes como por ejemplo que el cardenal esté interpretado por Escamillo (Josep Pons Ortiz), actor del Molino, famoso por su humor homosexual. Aparece también un grupo de condecorados compuesto por concejales y por militares que curiosamente la censura no tocó. Otro momento impagable es que la viuda se aloja en el Ritz y en una de sus suites se hace un prostíbulo, ahí Bárbara Rey tiene una escena de cama nada menos que con Lázaro Escarceller, entre otros. El crítico JF Valls dijo que “Betriu vehícula una enorme cantidad de pesadillas generacionales masoquismos, sadismos, en fin, todo lo que compone la represión cultural y política que nos ha tocado vivir en las últimas décadas”.

 La película, al igual que Furia española, tuvo problemas con el productor, en este caso con Andrés Vicente Gómez, que dijo que la película se había pasado el presupuesto en un 40%.Un problema de retraso en los pagos a los extras levantó una cierta polémica en los diarios de la época.

 Un momento clave en su obra es la realización de 'La plaça del Diamant', de la cual hace un guion cinematográfico que queda en un cajón y TVE decide hacerla en serie y presentarla en un concurso de subvenciones. Mientras, rueda otra genialidad, Los fieles sirvientes, donde el director, según cierta crítica, abandona el estilo feísta, pero sin abandonar su tono corrosivo y esperpéntico. Debido a los problemas de las anteriores películas con los productores, aquí trabaja con una cooperativa que engloba tres productores asociados. El director explicaba así la intención del filme: “En cierta manera he querido hacer una crítica a las personas que tienen la oportunidad de liberarse y que no aprovechan la ocasión. (…) He intentado retratar el mundo de los criados, su servilismo. Los criados no pueden compararse a los proletarios porque, a diferencia de estos, jamás pretenden rebelarse contra su señor. (…) No es una comedia, aunque tenga humor".




 Betriu, nuestro más acreditado cultivador del esperpento, olvida aquí previas veleidades feístas para imponerse una mayor disciplina necesaria en este poco fácil terreno fronterizo entre la comedia satírica y el análisis social (José Luis Guarner, El Periódico, 30-V-80) 

 Y llega el momento de La plaça del Diamant, Betriu tenía un guion escrito con Benet Rossell en 1976 que debían producir Carlos Durán y Vicente Aranda, era un proyecto para largometraje y la historia concluía hacia 1946 con la primera comunión de los niños, no una década después cómo se acabó haciendo. “Me gustaría que el libro y la película fuesen complementarios. La persona que haya leído el libro que vea la película, y quien haya visto la película que lea y disfrute con la novela” dijo el director. Merçè Rodoreda estaba de acuerdo con esta decisión. Después cogió el proyecto Pepón Coromina y en 1980 fue la primera colaboración entre cine y televisión, una serie de 4 episodios, pero también llegó a un acuerdo para explotar la versión para cine. Betriu no quería recortar la serie, sino hacer un fin autónomo, mostró su disgusto con los cortes, había optado por una voz interior para equipararla a la primera persona de la novela, eso funcionaba bien en la serie, pero no en la película. Se quejaba también de que el personaje de Quimet queda muy desdibujado en el filme. Rechazó posteriormente hablar de la película y reivindicó siempre la serie. La Plaça del Diamant era lo primero que Betriu quería hacer en su carrera de director, es su realización más popular y recordada, por suerte la serie se puede ver en el archivo de TVE, sorprendentemente no está editada en DVD, algo extraño, ya que la mayoría de las series de la tele pública lo están, la película se editó solo en castellano en su momento por Suevia Films. En su momento fue todo un fenómeno cultural, social y hasta político, en el barrio de Gracia participaron muchos vecinos como extras, Betriu había vivido en las afueras de Gracia y conocía bien el lugar. El éxito le lleva a rodar una adaptación de la novela basada en la obra homónima de Ramón J. Sender, Réquiem por un campesino español. Del libro decía: “Casi parece la sinopsis de una película, es muy cinematográfico y además se trata de una gran novela. De la novela española más publicada después del Quijote porque “Réquiem…” sigue siendo libro de texto en las universidades norteamericanas”. No obstante, no quedó muy contento a pesar del interés de esta. Un absurdo lío con el título provocó una polémica, Pilar Miró entonces directora general del Instituto Nacional del cine anunció que retiraría la ayuda oficial para la presentación de la película en Venecia si ésta se presentaba con el título Réquiem por un campesino ya que un diario de Madrid lanzó el rumor de que TV3 había sugerido el recorte del título, o sea, la supresión de “español”. Betriu dijo que fue él quien lo suprimió y que la televisión catalana no había tenido nada que ver, que le parecía reiterativo el título completo y le preocupaba que las repercusiones de la polémica perjudicaran la carrera comercial del filme.





 Vino después Vida privada (1987) para televisión protagonizada por Héctor Alterio, Contaba con un guión desarrollado por Juan Marsé, Gustau Hernández, el propio Betriu, además de Jaime Gil de Biedma. “era algo que llevaba en mente desde hacía unos años, es una novela espléndida, muy actual. La primera razón para haberla adaptado es que soy un apasionado de ella, en el guion hemos sido fieles al espíritu de la obra, pero no miméticos y cosa rara, TVE no ha tocado nada” .Y en 1988 volvería al cine con Sinatra, adaptación de la novela de Raúl Núñez que trabajó también en el guion. Betriu decía que “la depresión de este personaje y de toda la gente que le rodea, que en principio van en su ayuda (…) acaban atosigándole, aumentando su estado depresivo. (…) Es mi película más pesimista (...)  “Sinatra es uno de estos personajes marginales que han estado fuera de la historia de la ciudad, y de la historia en general y que siempre me han interesado “ Para la película contó con las canciones de Joaquín Sabina, él quería que fuera el tercer guionista, sus canciones se amoldaban muy bien en la historia. Recibida con tibieza tanto por la crítica como por el público, escribí de ella esto

 Rueda también un capítulo de la ambiciosa serie Eurocops, "Cuellos blancos" en 1990, año que le hace volver al barrio de Gracia de Barcelona para rodar la versión televisiva de la novela de Marsé, Un día volveré. En esta ocasión fue una Gracia postiza de cartón piedra ya que la mayoría se hizo dentro de un decorado que diseñó el gran Gil Parrondo en el antiguo cuartel de la C/ Lepanto y que evocaba entre otros sitios el mítico Cine Rovira. La serie fue bastante maltratada por la dirección del ente que no creía demasiado en ella y se programó a una hora algo tardía. Se puede ver en el archivo.
 

Betriu no volvería a hacer cine hasta 1996, esta vez firmaría como Paco Betriu, y dirigió La duquesa roja, donde coincidiría con Andrés Vicente Gómez. La película con más aires berlanguianos que los suyos propios fue un fracaso, Betriu insistió una y otra vez en que se trataba de un sainete esperpéntico con ribetes de humor negro, que nadie buscara por tanto relación alguna con la biografía de la duquesa de Medina Sidonia, Luisa Isabel Álvarez de Toledo,  que por otro lado ya había marcado distancias exigiendo que sólo Luis García Berlanga se atreviera a hurgar con una cámara en su vida
Betriu calificaba la película como de encargo y que había nacido mal desde un principio. Volvería, a pesar de esta mala experiencia, al año siguiente con Una pareja perfecta, adaptación de la novela Diario de un jubilado de Miguel Delibes con Antonio Resines y José Sazatornil, Saza. No consiguió tampoco que la taquilla funcionara y la crítica la rechazó. Según Betriu el guión era prácticamente exclusivo de Rafael Azcona ya que él solo había introducido algunas sugerencias relacionadas con el original literario. Para el director, la experiencia en anteriores trabajos de origen literario le lleva a considerar que la fidelidad al texto no es una cuestión fundamental, sino que es más importante la fidelidad al espíritu de la obra.

 Participa luego en la creación de la serie para Tele 5, Petra Delicado, y en el 2001 vuelve al cine para hacer El paraíso ya no es lo que era, de nuevo con guion de Rafael Azcona y basada en un cuento de Carmen Rico Godoy, pretendía ser una vuelta a sus orígenes, pero pasó muy desapercibida y hace que abandone el cine durante 8 años. En el 2009 cambia de registro, aunque sin olvidar sus temas y personajes marginados y rueda Mónica del Raval, film entre el documental y la ficción, la historia de una chica manchega que durante 20 años ejerció la prostitución en el barrio del Raval de Barcelona. La crítica, esta vez, vuelve a reconciliarse con él y la película consigue cierta resonancia, aunque lejos de aquel cine popular que quería, se trata de un film para minorías. En el 2012 rueda El día que murió Gracia Imperio, se trata de un documental que indaga en la extraña muerte de la vedette Emilia Argüelles Catalina conocida como Gracia Imperio y su amante, hallados sin vida, en 1968, en Valencia. Con el pretexto de la historia volvía a interesarse por los personajes de variedades y a retratar la sociedad española de finales de los 60. . El último aviador de 2019 fue su última película, se trata de otro documental que ha podido verse por televisión y del que prácticamente no hay información.

Teaser "L'últim aviador" de Francesc Betriu from DACSA Produccions on Vimeo.

Betriu seguía con proyectos de cine experimental. Descanse en paz un director que fue uno de los grandes de nuestro cine y que tuvo que hacer frente a todo tipo de adversidades. Un premio Gaudí de la Academia Catalana fue su último homenaje a principios de este año, que el recuerdo y la revisión de sus películas siga. DEP.


07/10/2020

El centenario de Walter Matthau

El pasado 1 de octubre fue el centenario de Walter Matthau y no quería dejar pasar tal efeméride. Recuerdo la primera vez que lo vi en cine, fue con una comedia juvenil que se llamaba Los picarones, aquel entrenador encorvado y malhumorado que interpretaba me llamó la atención. Luego recuerdo una secuela del filme que la hacía Tony Curtis, precisamente los dos coincidieron en el taller de dramaturgia de la New School de Nueva York. 

 Walter Jake Matthow (1920-2000) nace en Nueva York, su madre era inmigrante de Lituania y su padre un vendedor ambulante judío ruso y electricista de Kiev, sus comienzos no fueron fáciles por la falta de dinero. En la escuela un compañero de clase le rompió su nariz tan característica, el golpe debió ser fuerte porque aquel niño que hizo tal gamberrada fue Rocky Graziano. Matthau comenzó vendiendo gaseosas y helados en teatros, en 1948 debuta en Broadway con Ana de los mil días, en cine tendría que esperar 7 años con El hombre de Kentucky de Burt Lancaster de la que el actor no guarda buen recuerdo de la calidad de esta, ese mismo año actuaría en otro western, Pacto de honor, con Kirk Douglas, que trabajaría con él en una de sus películas favoritas, Los valientes andan solos(1962). El actor iba llamando la atención de grandes directores, aunque no fuera el protagonista: Nicholas Ray en la magnífica Más poderoso que la vida (1956), Elia Kazan en Un rostro en la multitud (1957), Michael Curtiz en El barrio contra mí (1958) con Elvis Presley del que Matthau llegó a decir que era "un actor intuitivo, brillante, inteligente, elegante, sosegado, refinado y sofisticado", Richard Quine en Un extraño en mi vida (1960) que le da uno de los papeles más antipáticos de su carrera o Stanley Donen en Charada (1963). Los años pasaban y Matthau no pasaba de ser secundario, las cosas podían haber cambiado si la FOX hubiera hecho caso a Billy Wilder que lo quería para La tentación vive arriba en vez de a Tom Ewell.  
 Entre estas películas primerizas, hay una rareza que dirigió, Gangster Story. Matthau y su esposa, la coprotagonista Carol Grace , estaban tan arruinados cuando se hizo (principalmente debido a las deudas de él en el juego) que la pareja tuvo que empeñar la mayoría de sus regalos de boda solo para pagar el alquiler. Más tarde comentó que era la peor película jamás hecha. Pero Wilder volvió a encontrarse con Matthau y le dio el papel de su vida, el del abogado Willie Gingrinch de En bandeja de plata por el que ganó el Oscar al mejor actor secundario.Su corazón estuvo a punto de jugarle una muy mala pasada ya que durante el rodaje sufrió un infarto y tuvo que adelgazar, Wilder tenía el mal recuerdo de que en su película anterior, Bésame tonto, se había visto obligado a prescindir de Peter Sellers por la misma causa. La película también significó el inicio de la amistad con Jack Lemmon con el que trabajaría dos años más tarde en La extraña pareja (1968), Lemmon lo llegó a dirigir en Señor Kotcher (1971), Wilder los vuelve a reunir en 1974 con la no menos excelente Primera plana y en su última película, Aquí un amigo (1981). Más tarde coincidieron en JFK, caso abierto, aunque de manera separada, la pareja volvió en 1993 con Dos viejos gruñones (1993), en El arpa de hierba (1995), en Discordias a la carta (1995), y finalmente en La extraña pareja, otra vez (1998), estas últimas películas no gozaron del favor de la crítica. Si vemos las películas de Matthau en versión original nos encontraremos con una voz gruesa, pero algo inexpresiva, en el doblaje es muy característico asociarlo a la voz de José Luis Sansalvador (como vemos abajo en el vídeo de La extraña pareja). Aunque tuvo también otros grandes dobladores, precisamente en En bandeja de plata lo dobla Francisco Sánchez, en El barrio contra mí José Guardiola, en La gran estafa lo hace Joaquín Díaz (la voz típica de Jack Lemmon curiosamente), Angel María Baltanás en Corazón verde o Felipe Peña en Primera plana. La popularidad de la que gozaba después del Oscar le hizo probar suerte con el musical Hello Dolly,pero el fracaso estrepitoso en taquilla de la producción empañó su excelente trabajo a las órdenes de un Gene Kelly que lo había dirigido en Guía para el hombre casado. El actor no se llevó muy bien con Barbra Streisand y soltó aquella frase que, según donde uno lea, tiene dos versiones, en una dice que “No tenía más talento que un pedo de mariposa”, en otra dice que cualquier pedo suyo tiene más talento que ella. Cuando le preguntaban al actor solía decir: “Me encantaría trabajar con Barbra Streisand. En algo apropiado. Quizás Macbeth No le gustaba que le calificaran de actor de comedia y comenzó a aceptar papeles bien distintos como el de los thrillers San Francisco, ciudad desnuda (1973) de Stuart Rosenberg, La gran estafa de Don Siegel ambas de 1973, o Pelham 1,2,3 (1974) de Joseph Sargent. Volvería, no obstante, a la comedia y también a probar suerte con el género de aventuras con Piratas (1986) de Roman Polansky. Su última película Colgadas (2000) fue dirigida por Diane Keaton, el actor ya estaba muy mal de salud y murió siete meses después de acabar el rodaje. Que este centenario sirva para seguir recordando sus interpretaciones y a descubrirlo quien no lo conozca.

01/10/2020

El cine de barrio de TVE que ya cerró hace tiempo

A pesar de que ya poco cine veo por televisión, tengo por costumbre hablar de sus espacios, el más veterano de ellos, “Cine de Barrio”, cambió de presentadora el pasado sábado. Olvido Gara, más conocida por “Alaska” tomó el relevo de Concha Velasco que llevaba al frente de este desde el 2011, año en que Carmen Sevilla lo dejó por ya apreciarse en ella, por desgracia, signos de la terrible enfermedad del Alzheimer. Había cogido el programa en el 2005, sustituyendo a José Manuel Parada, que fue para entendernos el “padre” del programa. 

Corría el año 1995, año del centenario del cine, y la TVE de entonces estrenó dos espacios cinematográficos míticos, uno fue el “Qué grande es el cine” presentado por José Luis Garci y que estuvo una década la noche de los lunes en la 2. En el segundo canal también aparecía por verano un programa que llevaba por nombre “Cine de barrio” y que apostaba por unas películas poco emitidas que al parecer estaban a punto de caducar sus derechos. Se tuvo la idea de que fueran acompañadas por una presentación y se escogió a José Manuel Parada que quiso que el espacio fuera algo más que hablar tres minutos sobre la película y recordar ese cine que, según palabras de él, aunque no tuviera el beneplácito de la crítica, lo veíamos mientras quizá alguien nos decía que nos quería en la última fila de esos cines de barrio.  El programa contaba con invitados relacionados con el filme que se iba a ver, se echaba mano del archivo de TVE para recordar noticias del año de la producción y como no del NO-DO. El pianista Pablo Sebastian se encargaba de poner la guinda cantando la canción de la película o de algún invitado, etc. Antes de continuar, hay que concretar que el llamado cine de barrio de toda la vida no significaba películas españolas antiguas, a pesar de que la popularidad del programa ha hecho que las conozcamos así desde hace dos décadas. Solía haber dos proyecciones de reestreno, eran salas para nada lujosas, muchas veces el zotal y las pulgas eran un signo característico de estas, pero resultaban entrañables para toda una generación de gente humilde que llenaba las tardes de los sábados de alegría y que con el bocadillo en la mano veían la película, la magia del cine se hacía sentir en cada rostro y no había necesidad de beso...

No solo había programas dobles, también se reestrenaban grandes producciones, en mi barrio de Gracia de Barcelona había el Comedia (no confundir con el de Paseo de Gracia esquina Gran Vía) que cada verano proyectaba El mayor espectáculo del mundo, antes de la película se proyectaban cortos de Charlot, Jaimito, etc. Seguro que cada uno de ustedes tendrá un recuerdo del cine de barrio de su ciudad o pueblo. A finales de los 60 empezaron a cerrar por diversos motivos, ya fuera por el estado de higiene y conservación de la sala, por la competencia de la televisión, el boom turístico de la España del 600…Todos hemos visto Cinema Paradiso y ahí podemos ver lo que era un cine de estos.




 El espacio de José Manuel Parada apostaba únicamente por películas españolas y empezó con una película que pocos conocerán hoy en día titulada La chica del gato, al menos en la versión que se emitió ese día dirigida por el director barcelonés Ramón Quadreny, cuyo cine era simplemente para pasar el rato y cuya obra está bastante desfasada. Al plató fue invitada Josita Hernán, actriz popular por haber sido la primera "tonta del bote" antes de que Lina Morgan popularizara el papel, también intervino en este primer espacio Mary Carrillo. 

 Durante la primera semana se emitieron también El hereje de Francisco Borja que contó con José Guardiola (el cantante) y Julio Riscal, Posición avanzada de Pedro Lazaga y con Manolo Zarzo y Manuel Tejada de invitados, Navidades en junio de Tulio Demichelli acudiendo al plató Antonio Alvarado y María del Puig y finalmente un western Tierra de fuego de Jaime Jesús Balcázar con la presencia de Manolito Royo despidiendo la primera semana de “Cine de barrio”.




 Como podrán ver, no eran películas muy emitidas, incluso rarezas que a saber dónde estarán, salvo la de Lazaga que sí se ha vuelto a recuperar. Poco a poco el éxito del programa hizo que los directivos de TVE vieran una gallina de los huevos de oro y ya enseguida decidieron que en otoño pasara a la primera cadena para ocupar la segunda franja de la tarde de los sábados, la cual anteriormente se destinaba más al público infantil-juvenil. Este viaje al primer canal tendría sus inconvenientes ya que las cintas no podían ser tan desconocidas, sino más populares para el gran público, pues el espacio tenía que liderar la audiencia, así pues abundaron las cintas de Paco Martínez Soria, de Lina Morgan, de Manolo Escobar…Mención especial merece el tema de Joselito, que podríamos decir que fue su invitado fetiche y supuso una vuelta a la popularidad tras unos años oscuros del pequeño ruiseñor. La familiaridad con que José Manuel Parada presentaba el espacio, los personajes creados para este, la excelente documentación y sensibilidad hacia las películas y los que trabajaron en ellas hicieron que el espacio llegase a tener cuotas de audiencia hoy impensables del 40%. Por ejemplo, cada vez que había un fallecimiento había un especial hecho con bastante delicadeza, eran tiempos que en TVE no se miraba tanto el reloj y aun se notaba el sello de calidad de la tele pública. En el 2004 se anunció que José Manuel Parada dejaba el programa, se dice que fue a raíz de un vídeo algo subido de tono con Marujita Díaz, pero también es cierto que la dirección del ente empezaba a encontrar caro el programa, la llegada de Carmen Sevilla trajo otro tipo de programa, ya no era ese salón con el pianista, etc. 
El cambio que sufre la tele pública a mediados de la pasada década que lleva a bastantes despidos y jubilaciones de profesionales de toda la vida y a la eliminación de la publicidad pasó factura al programa. Para hacer la parrilla sin ya nada de publicidad, tenían que ocupar las cinco horas con la película de después del telediario más el cine de barrio, vieron que era demasiado tiempo y decidieron  programar dos telefilmes rutinarios y dejar el espacio pasadas ya las 19h y no hacia las 18h que era cuando empezaba antes, con lo cual se reducía drásticamente todo, ya era igual quien lo presentase, el problema era el cambio de formato y las prisas. 

A pesar de que Concha Velasco ha hecho lo que ha podido y ha tenido que superar problemas graves de salud, tampoco podía hacer milagros para levantar el programa que solía ser la tercera opción de las tardes, lejos de aquel liderazgo que tuvo y de ser objeto de parodias.  

Para colmo en más de una ocasión en el programa se reduce el tiempo de hablar del filme para hablar de algún director, actor, cantante que estrena película, programa, obra de teatro, disco, etc. A la falta de interés que suscita el espacio se une también la poca originalidad a la hora de programar las películas, las repeticiones cada vez son más frecuentes, a veces hasta se pone el filme dos veces en un año. Y en otro orden, también es cierto que tristemente cada vez queda menos gente del cine español de esos tiempos.A pesar de ellos ha habido buenos programas como el dedicado a Los Bravos con la proyección de Los chicos con las chicas que contó con el director Javier Aguirre recientemente desaparecido y el productor de la banda





 Desde la dirección de la cadena también demuestran poco interés quitando el programa cuando hay algún “evento” ya sea deportivo, musical, político, etc. En abril pasado se llegó al ridículo programando Don José, Pepe y Pepito no sé cuántas semanas, pero saltando de la programación por las interminables ruedas de prensa del Presidente del Gobierno para hablar de la pandemia y hasta se colaba en plena retransmisión de estas que se estaba ofreciendo la película 

La elección de Alaska en la página del Facebook del programa no ha sentado muy bien, hay bastante gente que pedía que fuera Lola Herrera la continuadora o incluso la vuelta de Parada, argumentan que ella poco pinta en el espacio, también aparecen quejas de que no se emite por TVE Internacional. Yo creo que podría ser una muy buena presentadora, pero ya digo que el problema no es quien salga a hablar, sino el tiempo que la cadena pública le quiera dar y qué pretende ahora con el espacio. Al parecer pocas novedades habrá, la propia Alaska ha anunciado que se verán también películas de los 80 y 90, pero eso es algo que ya ha pasado en la etapa de Concha Velasco. Esperemos que el espacio resurja y al menos el único cine de barrio que queda continúe abierto, aunque creo que este ya cerró hace años.

25/09/2020

El Gaudí invisible de un director maldito




Aunque a más de un lector de menos de 30 años le pueda parecer imposible, hubo un tiempo en que se podía visitar el Parque Güell tranquilamente, incluso entraban los coches  y podían llegar hasta las tres cruces, la Sagrada Familia parecía que se iba a quedar solo con las ocho torres y poco se podía pensar que la Casa Batlló se podría visitar a un precio poco humilde. Con la nominación de Barcelona en 1986 para albergar las Olimpiadas del 92 hubo un resurgir de la ciudad, mucho se comenta que descubrió el mar, pero también a Gaudí.

 No estoy diciendo que no fuera nadie a sus monumentos, naturalmente que iban y eran iconos, pero no había esa fiebre que en las últimas décadas ha habido y que han obligado a medidas impopulares como hacer pagar para entrar al Parque Güell o los controles excesivos de seguridad que hay en la Sagrada Familia. Sin duda alguna, Antoni Gaudí i Cornet fue un genio, pero como suele pasar en la vida, es mucho más apreciado por los de fuera que por los de dentro, ya se sabe aquello de que nadie es profeta en su tierra. 

Esto pasó también en el mundo del cine, si preguntamos rápidamente películas de la vida de Gaudí lo más probable es que la gente se quede en blanco, aunque los más cinéfilos recordaremos un inquietante y extraño mediometraje de Manuel Huerga que se estrenó para inaugurar el segundo canal de la televisión autonómica catalana. Seguramente muy pocos citarán una película realizada en 1960, de hecho si vamos al IMDB no hay ni la nota que ponen los usuarios (al menos en el momento en el que estoy escribiendo), ya que se necesitan como mínimo 5 valoraciones, lo mismo pasa en el Filmaffinity, tampoco la hay.
   Esta película la vi hace unos años por la Betevé (el canal municipal de Barcelona), en su momento me pareció más que correcta, muy bien ambientada y que profundizaba en el misticismo del arquitecto en contraposición a sus ideas de joven, la música de Xavier Montsalvatge ayudaba también en ello. Hace una semana la reencontré en youtube y la volví a ver, me pareció mejor que aquella primera vez, tiene algunas irregularidades en el guion, aunque no sé si es producto de alguna censura o de haber recortado metraje porque según veo hay varias duraciones establecidas, la que vi es de una hora y media, pero otras apuntan casi a las dos horas, por lo que es deducible que haya algún que otro tijeretazo. 

Echo en falta por ejemplo más trama de la que hay en el momento en que Gaudi acepta dirigir las obras de la Sagrada Familia y más recreación de su obra arquitectónica, tampoco se cita nada sobre su catalanismo, algo lógico por el año en que se hizo, pero esto no empaña mi valoración global, creo que es una buena película sobre él y el actor  Carlos Mendi está bastante creíble en el papel. Me puse manos a la obra y quise saber quién era su director cuyo nombre no me sonaba de nada, Josep Maria Argemí, pero la información encontrada es escasa y hasta confusa. 

Nace en 1920 en Sabadell y muere un año después de esta película en 1961, busqué en la hemeroteca de "La Vanguardia" el motivo de su fallecimiento, pero no sale la noticia. Removiendo información leo que produjo dos películas, una de Lazaga: El frente infinito (1959) y una de Julio Coll (1957): La cárcel de cristal. De la primera hay una copia en youtube entera, se trata de un Lazaga de esos “serios” sobre un sacerdote que ha de incorporarse a las fuerzas nacionales como capellán militar y que le provocará angustia el horror de la guerra. Es un filme interesante si se ve sin prejuicios ideológicos y tenemos a Marsillach haciendo el papel protagonista que tanto le gustaba hacer en aquellos tiempos, curiosamente la película en el Filmaffinity tampoco tiene nota, en el IMDB ya sale un 5,3 (Lo cual es mucho, pues mucha gente a este tipo de películas les pone ceros), pero vista solo por seis personas, o sea que otra película desconocida. Peor suerte corre La cárcel de cristal de Julio Coll, invisible por la red, ya no hablo de TV ni de DVDs. En el IMDB no tiene nota y encima pone: “En este momento, se desconoce el argumento”, el reparto está encabezado también por Marsillach. Estas producciones de Argemí son de ECA Films, su propia productora fundada a raíz de una mala experiencia que tuvo con la película La legión del silencio (1956), película que quería producir porque veía en ella un éxito seguro ya que era una fórmula como la de El Judas, pero finalmente fue Yago Films quien dio el dinero y Forqué y Nieves Conde los realizadores. Por cierto, no tuvo la resonancia de la película de Iquino y fue un fracaso estrepitoso en su día, en youtube la pueden ver. Argemí decidió pasar a la dirección, además de producir y escribir sus películas, debuta con una adaptación de Pigmalion llamada Cristina que no convence y pasa inadvertida, en las páginas consultadas hay el error de poner que es de 1967 (ya hacía seis años de su muerte), es del 59. Tras el fracaso, no interrumpe el proyecto de realizar la vida de Gaudí, película que llevaba tres años preparándola según lo leído. Cabe remarcar que Argemí la escribe con la ayuda del escritor y editor Mario Lacruz, que ya gozaba de cierta resonancia con su novela El inocente (1953), traducida a 8 idiomas y llevada posteriormente y de manera brillante al cine por Josep Maria Forn con el título de Muerte al amanecer (1960). Lacruz dejó toda una serie de obras inéditas que fueron descubiertas con su muerte en el 2000, en el 2004 se comercializa su libro Gaudí, una novela, hecha sobre la base del guion cinematográfico de la película.

 Como he dicho anteriormente, poca información hay sobre el filme, en “La Vanguardia” del 23 de febrero de 1960 en las típicas entrevistas que hacía Manuel del Arco con la caricatura del entrevistado aparece una con Argemí, la cual comienza con una advertencia sobre “Los amigos de Gaudí” y que están temiendo la película, el director se defiende diciendo que “El señor Bergós, el más autorizado sobre la materia, lo llevo yo de asesor. Todas las advertencias que sobre el guion me ha hecho las he tenido en cuenta” (Bergós era un arquitecto, gran amigo de Gaudí y uno de sus discípulos más próximos, autor de la primera biografía sobre él). Aparte de esto, cita los dos libros sobre la vida del arquitecto catalán de Cesar Martinell y el de Bergós de los que ha partido para la reconstrucción biográfica, además de anécdotas y consultas con personas cercanas a Gaudí.

 Remarca también que los personajes que hicieron daño a Gaudí aparecen con nombres cambiados y los que le ayudaron con verdaderos. Sobre las mujeres que aparecen, cita un “las habría” y se basa en dos de las que habla Bergós. Sobre el misticismo que aparece en su Gaudí da tres causas: “Los efectos que produce su forma de pensar equivocada sobre sus compañeros de juventud, el encargo de las obras del templo, que siendo un hombre considerado, precursor del funcionalismo, le lleva a estudiar liturgia y libros sagrados y la amistad entrañable con el obispo de Astorga, doctor Grau, natural de Reus”.

Argemí explica que lo que quiere es ir primero al Gaudí hombre, desde sus veintidós años hasta su muerte, y en segundo término al Gaudí arquitecto. Del Arco le hace una pregunta algo maliciosa cuando el director le dice que se ha gastado ocho millones de pesetas en el filme, entonces le pregunta si no hubiera sido mejor destinarlos para la construcción del templo, a lo que contesta: “Ocho millones de pesetas, de enterrarlos en el templo habría X metros más de la fachada de la Pasión, pero sin esta película, Gaudí y su obra continuarían en el punto de desconocimiento que están ahora” Como vemos la ambición del director es fuerte, Del Arco acaba la entrevista con el deseo de que la gente vea la película y sobretodo “Los amigos de Gaudí” (Estos eran y son una Asociación creada en 1952 con plenas capacidades jurídicas y de actuación para proyectar al arquitecto en todas sus facetas).

 La crítica que aparece en "La Vanguardia" el 24-9-1960, un día de la Virgen de la Merced, la patrona de Barcelona, por lo que deduzco que se estrenaría en plenas fiestas, es buena y se intuye en ella un realizador a tener en cuenta: “José María Argemí, que ya había apuntado estimables cualidades de realizador en otros films, se muestra en este mucho más seguro, y fluyente en el empleo de los medios cinematográficos, así como en la largueza de los elementos técnicos que ha puesto en juego”. En el ABC no es tan entusiasta la crítica que firma Miguel Pérez Ferrero bajo el pseudónimo de Donald, aunque la acaba considerando correcta.

 Creo que es una lástima que la película no esté ni editada, ni se vea en televisión y solo podamos recurrir a ella (y aun gracias) a una copia en youtube hecha en el formato 4:3 sin la mejora anamórfica, por lo que la veremos más pequeña. Y creo que la figura de Josep Maria Argemí, a pesar de su escasa obra, debería recuperarse, estamos ante otro director “maldito” que podía haber dado mucho de sí, muestras daba con este Gaudí. Aquí tienen la película completa y disculpen si en el momento en que leen mi artículo no estuviera, en youtube nunca se sabe.

18/09/2020

Ha muerto el Cristo de Pasolini, Enrique Irazoqui

El pasado 16 de septiembre fallecía Enrique Irazoqui, a la mayoría no le sonará el nombre, no era un actor profesional, pero su nombre siempre irá unido al de Pasolini que lo eligió para hacer de Jesús en su El Evangelio según san Mateo. Mucho se escribió de la película en su época y el tiempo también la mitificó, no hace mucho que desempolvé el DVD que sacó Filmax y la película me decepcionó un poco, ya no tenía esa fuerza que años antes poseía, en parte por un mal montaje de escenas y la sensación de que Pasolini quería contentar a todos, a pesar de lo que dijera.

 Ahí tenía que haber aprendido aquellas palabras de Jesús de que no se puede contentar a dos amos, y es que la película decepcionó a las corrientes marxistas de la época, y la Iglesia más conservadora no le hacía mucha gracia que un director ateo y comunista hiciera esta película, comenzaron a originarse fantasías de si era una película irreverente, una propaganda de su ideología, que si mostraba a un Cristo homosexual, etc. Pasolini tuvo que aguantar varias protestas cuando la presentó en el Festival de Venecia, pero una vez exhibida tuvieron que callar. Y es que conviene recordar que el Evangelio de la película no era el de Pasolini sino el de Mateo, eso sí quitándole la santidad en su título, aunque en España se le volviera a canonizar en el título.

 La película no tenía guion, y el mismo director mostraba el Evangelio diciendo que este ya estaba ahí, todo el diálogo era de la Biblia, no había nada añadido, salvo la singularidad de su puesta en escena y el reparto formado por campesinos, comerciantes, camioneros, etc. Para el papel de Jesús pensó en Jack Kerouac, Allen Ginsberg, incluso Luis Goytisolo, pero se decantó por un estudiante de 19 años de Literatura española llamado Enrique Irazoqui. Era militante del PSUC desde 1963 y estaba en un sindicato progresista de estudiantes de la Universidad de Barcelona, naturalmente clandestino por aquellos tiempos y fue detenido en una manifestación a raíz de la condena a muerte de Julián Grimau. 

En 1964 viaja a Italia y no me queda claro cómo conoció a Pasolini ya que, según el IMDB, Irazoqui había escrito una tesis sobre la novela del director italiano “Ragazzi di vita” y estaba interesado en visitarlo, sin embargo, en una entrevista del “Vanity Fair” de hace pocos años dice que no sabía nada de él.  Su interpretación del mesías era totalmente diferente que la que habíamos visto en Rey de Reyes de Nicholas Ray con un Jeffrey Hunter con gran expresividad en sus ojos, afable y cercano o la de Max Von Sydow en La aventura más grande jamás contada de George Stevens algo más hierática pero sensible. Pasolini argumentaba que “El Cristo de San Mateo no puede tener un carácter afable, porque la afabilidad es típica de la burguesía”, de ahí esa inexpresividad del “actor” cuya fuerza estaba en las palabras del Evangelio, en la versión original tuvo que ser doblado. En España ese trabajo recayó en Simón Ramírez que lo hace extraordinariamente bien y que creo que ayudó mucho. De todas maneras, Pasolini que como todo intelectual, no cumplía a rajatabla sus propósitos, tampoco quería que su Cristo fuera un personaje Michelangiolesco en todo el metraje, le decía al actor que pensara en los “grises” cuando veía a los fariseos y así mostrar algo más de fuerza expresiva. El actor no quedó muy contento del rodaje ni de su relación con el director, aunque en sus últimas apariciones suavizaba sobre el tema.

 Tenemos un interesante comentario que hizo Irazoqui en una mesa redonda en Barcelona en el año 1965 y que recogió muy oportunamente Juan Francisco Torres el 16-9-81 en el desaparecido "Tele Express": “La película lo único que había hecho era cambiar la imagen física”, así de contundente se manifestaba Irazoqui que mostraba el fracaso de la intención del director: “Quiso política y socialmente romper moldes iconográficos para que el pueblo se viera obligado a replantearse sus conceptos religiosos. Creo sinceramente que no lo consiguió” Más adelante seguía con sus críticas y que lo rodado no era lo pensado: “Al principio pretendía filmar únicamente el texto humano, prescindiendo por completo de lo sobrenatural (…). Pasolini fue intercalando después los hechos sobrenaturales (…). La resurrección la repetimos veinte y pico de veces. No encontraba la manera de resolver la escena porque no la sentía. (…) Cuando la película estuvo terminada cortó muchos metros. Duraba cuatro horas y media. Fue un rollazo. Cortó las secuencias que mostraban una ligazón más estrecha al personaje con el público. Ahora el personaje ha quedado desligado de sus condiciones sociales”

Se nota en sus palabras el chasco que sintió, también hay que tener en cuenta la edad en que las pronunciaba, años más tarde seguía hablando de ello, pero con más moderación, a Irazoqui no le interesaba la imagen de Cristo ya que no creía en él y detestaba a la Iglesia Católica en España por su papel cercano al régimen, pero también reconocía que un marxista tiene el “sermón de la montaña” en su ideología. Pasolini, que además de cineasta era escritor y poeta, meditaba mucho y era normal que no se quedara con una idea inicial, no creo que hubiera traición alguna a sus principios, sentía una fascinación propia de una persona inteligente que no se deja llevar por prejuicios por la figura de Jesucristo, él decía: “Yo no creo que Cristo sea el Hijo de Dios, porque no soy creyente. Pero creo que Cristo es divino, ideal, que sobrepasa los límites de la Humanidad”. La elección de Mateo era porque lo consideraba el más revolucionario de los evangelistas, atacaba a los fariseos y a los ricos dando una dimensión social.

 Aunque se ha hablado de si la película fue prohibida en España, de si Irazoqui fue castigado por participar en una pelicula de propaganda comunista (?) esto no es así, se estrenó el 2-4-65 en Madrid y el 8-4-65 en Barcelona  , concretamente en el cine Alexandra, la reacción fue la que se podía esperar, no fue un éxito de taquilla ni mucho menos, pero reunió a un público intelectual considerable, fue apreciada por los católicos conciliares hasta el punto de tenerla como modelo. En más de una parroquia progre de la ciudad era habitual que hubiese un cinefórum sobre ella, de hecho la película empieza con una dedicatoria “a la querida, feliz y familiar memoria de su Santidad Juan XXIII”. Su supervisor general de la publicidad, Albert Armengol, explicaba en La Vanguardia del 9 de abril de 1994 que envió cartas a los prelados españoles ya que si 800 padres del Concilio Vaticano II la habían visto y aplaudido no había razón para que fuera anatematizada desde púlpitos y cartas pastorales españolas, pero solo recibió 7 respuestas y de estas solo una alababa la película, 5 la condenaban y la restante le enviaba un acuse de recibo.

 Irazoqui vivía retirado en Cadaqués desde hacía años, había ejercido docencia en Llançà, se había afiliado a Podemos en el 2014, pero se marchó rápido al ver la tibieza con la que trataban el tema del proceso independentista catalán, lo rechazaba completamente. He encontrado en YouTube y en TV3 unos videos que lo muestran más afable que en aquellas épocas convulsas y en las que cuenta anécdotas de la película y de Pasolini ya desde el punto de vista de profesor jubilado y no de estudiante activista, en eso se nota. Interesante personaje, también contradictorio como Pasolini sin que se dé cuenta y es que es imposible aferrarse a una única verdad, a una única ideología y a un único pensamiento. Con su muerte se habrá guardado muchas historias,pero por desgracia con poco público ya para saber escucharlas DEP Enrique Irazoqui.

11/09/2020

¡Felicidades Apartamento !

El apartamento de Billy Wilder cumple 60 años, hay películas por las que uno siente algo más que cierta pasión cinéfila y esta es una de ellas. Tendría unos 10 años cuando la vi por primera vez, en aquel visionado había aspectos que por mi edad aun no entendía del todo, pero ya me llamó la atención, hasta tal punto que cada vez que había un pase televisivo la volvía a ver. Por aquel entonces las críticas que salían en los diarios eran más completas y ayudaban bastante a hacerte una pequeña introducción de lo que ibas a ver, el papel del crítico es y tendría que seguir siendo ese. También había bastante oferta de programas cinematográficos de los que ya hablé y Billy Wilder era de los directores que más se hablaba. En toda mi EGB y luego Bachillerato y el COU jamás me dijeron nada de Billy Wilder, y en general nada de cine clásico, solo nos pasaban El nombre de la rosa de Annaud, y en Filosofía El pequeño salvaje de Truffaut. Nunca entenderé por qué el cine está tan olvidado de la enseñanza. El apartamento está en mi lista de 10 películas que me hicieron amar el cine, una vez en un juego de Facebook me las pidieron y acepté, a lo mejor ahora variaría la lista porque han sido afortunadamente muchas más. 

 Pero ver El apartamento no solo me hace seguir el séptimo arte con devoción, los geniales guiones que firmaban Wilder con I.A.L Diamond también me adentraban a la literatura y ese tema musical no se me iba de la cabeza, luego me enteré de que no era original de la película sino de Charles Williams y su título es “Jealous Lover” descubriéndolo en un policíaco español que se llama ¿Crimen imposible? de César F. Ardavín de 1954, pero la elección de ese tema encajaba perfectamente en los fotogramas de Wilder.  

 Hay un momento de la película en que el personaje de Shirley McLaine le dice a Jack Lemmon que en esta vida hay "víctimas y aprovechados, usted es víctima". Sin duda alguna es una de las mejores definiciones de esta sociedad en la que vivimos. Wilder era un genio, tanto podía criticar aquí el capitalismo como el comunismo después en Uno, dos tres. Él no se casaba con nadie, al contrario de lo que pasa hoy en día, donde cada vez más la gente se convierte en un juguete de lo que impera en la mediocre política, en los medios de comunicación, en la moda efímera, etc. y es incapaz de tener un pensamiento propio. El apartamento me adentró en la filmografía de Wilder, entonces no estaba toda editada en vídeo, fui grabando lo que emitían, que por cierto era bastante de él. Abarcó todos los géneros menos el oeste y la ciencia ficción, aunque él defendía que Bésame tonto se podría definir como una especie de western, humor nunca le faltó. Según muchos críticos, El apartamento es la mejor película de Wilder, difícil elección teniendo en cuenta la cantidad de gran cine que hizo. Pasa como con Hitchcock, en este caso se elige Vértigo, pero bien podía haber otras. También como suele pasar con cada autor hay las llamadas películas menores que en el caso wilderiano cada vez me gustan más. Sabrina es una de ellas y me alegro de que ya haya gente que la considere obra maestra, de todas maneras tampoco hay que obsesionarse con si una película es de cinco estrellas, de cuatro o de tres, tiene que haber de todo y ya se sabe que “Nadie es perfecto”. Y otra que fue muy mal recibida por la crítica fue Avanti (estrenada como ¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre?), confieso que son mis vacaciones de cada año, esas dos horas y cuarto me relajan, me desconectan y encima me río y hago turismo. 

En fin, felicidades por estos 60 años, alguien dirá que estoy personalizando una película y que me he vuelto loco, pero para mí ese DVD pelado de extras por desgracia al ser introducido en el reproductor me hace sentir muy, pero que muy acompañado y me hace creer que hay otro tipo de mundo, de personas, de principios y de justicia social. Redescúbranlo si aun no lo han hecho.

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...