El centenario de Walter Matthau

El pasado 1 de octubre fue el centenario de Walter Matthau y no quería dejar pasar tal efeméride. Recuerdo la primera vez que lo vi en cine, fue con una comedia juvenil que se llamaba Los picarones, aquel entrenador encorvado y malhumorado que interpretaba me llamó la atención. Luego recuerdo una secuela del filme que la hacía Tony Curtis, precisamente los dos coincidieron en el taller de dramaturgia de la New School de Nueva York. 

 Walter Jake Matthow (1920-2000) nace en Nueva York, su madre era inmigrante de Lituania y su padre un vendedor ambulante judío ruso y electricista de Kiev, sus comienzos no fueron fáciles por la falta de dinero. En la escuela un compañero de clase le rompió su nariz tan característica, el golpe debió ser fuerte porque aquel niño que hizo tal gamberrada fue Rocky Graziano. Matthau comenzó vendiendo gaseosas y helados en teatros, en 1948 debuta en Broadway con Ana de los mil días, en cine tendría que esperar 7 años con El hombre de Kentucky de Burt Lancaster de la que el actor no guarda buen recuerdo de la calidad de esta, ese mismo año actuaría en otro western, Pacto de honor, con Kirk Douglas, que trabajaría con él en una de sus películas favoritas, Los valientes andan solos(1962). El actor iba llamando la atención de grandes directores, aunque no fuera el protagonista: Nicholas Ray en la magnífica Más poderoso que la vida (1956), Elia Kazan en Un rostro en la multitud (1957), Michael Curtiz en El barrio contra mí (1958) con Elvis Presley del que Matthau llegó a decir que era "un actor intuitivo, brillante, inteligente, elegante, sosegado, refinado y sofisticado", Richard Quine en Un extraño en mi vida (1960) que le da uno de los papeles más antipáticos de su carrera o Stanley Donen en Charada (1963). Los años pasaban y Matthau no pasaba de ser secundario, las cosas podían haber cambiado si la FOX hubiera hecho caso a Billy Wilder que lo quería para La tentación vive arriba en vez de a Tom Ewell.  
 Entre estas películas primerizas, hay una rareza que dirigió, Gangster Story. Matthau y su esposa, la coprotagonista Carol Grace , estaban tan arruinados cuando se hizo (principalmente debido a las deudas de él en el juego) que la pareja tuvo que empeñar la mayoría de sus regalos de boda solo para pagar el alquiler. Más tarde comentó que era la peor película jamás hecha. Pero Wilder volvió a encontrarse con Matthau y le dio el papel de su vida, el del abogado Willie Gingrinch de En bandeja de plata por el que ganó el Oscar al mejor actor secundario.Su corazón estuvo a punto de jugarle una muy mala pasada ya que durante el rodaje sufrió un infarto y tuvo que adelgazar, Wilder tenía el mal recuerdo de que en su película anterior, Bésame tonto, se había visto obligado a prescindir de Peter Sellers por la misma causa. La película también significó el inicio de la amistad con Jack Lemmon con el que trabajaría dos años más tarde en La extraña pareja (1968), Lemmon lo llegó a dirigir en Señor Kotcher (1971), Wilder los vuelve a reunir en 1974 con la no menos excelente Primera plana y en su última película, Aquí un amigo (1981). Más tarde coincidieron en JFK, caso abierto, aunque de manera separada, la pareja volvió en 1993 con Dos viejos gruñones (1993), en El arpa de hierba (1995), en Discordias a la carta (1995), y finalmente en La extraña pareja, otra vez (1998), estas últimas películas no gozaron del favor de la crítica. Si vemos las películas de Matthau en versión original nos encontraremos con una voz gruesa, pero algo inexpresiva, en el doblaje es muy característico asociarlo a la voz de José Luis Sansalvador (como vemos abajo en el vídeo de La extraña pareja). Aunque tuvo también otros grandes dobladores, precisamente en En bandeja de plata lo dobla Francisco Sánchez, en El barrio contra mí José Guardiola, en La gran estafa lo hace Joaquín Díaz (la voz típica de Jack Lemmon curiosamente), Angel María Baltanás en Corazón verde o Felipe Peña en Primera plana. La popularidad de la que gozaba después del Oscar le hizo probar suerte con el musical Hello Dolly,pero el fracaso estrepitoso en taquilla de la producción empañó su excelente trabajo a las órdenes de un Gene Kelly que lo había dirigido en Guía para el hombre casado. El actor no se llevó muy bien con Barbra Streisand y soltó aquella frase que, según donde uno lea, tiene dos versiones, en una dice que “No tenía más talento que un pedo de mariposa”, en otra dice que cualquier pedo suyo tiene más talento que ella. Cuando le preguntaban al actor solía decir: “Me encantaría trabajar con Barbra Streisand. En algo apropiado. Quizás Macbeth No le gustaba que le calificaran de actor de comedia y comenzó a aceptar papeles bien distintos como el de los thrillers San Francisco, ciudad desnuda (1973) de Stuart Rosenberg, La gran estafa de Don Siegel ambas de 1973, o Pelham 1,2,3 (1974) de Joseph Sargent. Volvería, no obstante, a la comedia y también a probar suerte con el género de aventuras con Piratas (1986) de Roman Polansky. Su última película Colgadas (2000) fue dirigida por Diane Keaton, el actor ya estaba muy mal de salud y murió siete meses después de acabar el rodaje. Que este centenario sirva para seguir recordando sus interpretaciones y a descubrirlo quien no lo conozca.

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