Cry Macho y Eastwood en el medio

 


No podía acabar mejor para los cinéfilos este mes de septiembre, mientras unos discuten el palmarés del Festival de Cine de San Sebastián y otros discuten sobre Dune y hasta resucitan la anterior versión de David Lynch que nadie vio en su momento, en el medio aparece Clint Eastwood con su nueva película Cry Macho.

Así pues, servidor se fue este viernes a que le alegrara el día, me daba igual que algún que otro crítico considerable tecleara que ya podía dejar a alguien más joven para protagonizarla, o que otros insignes expertos, a falta de un Woody Allen para lanzarle los dardos, teclearan que ya nada tiene que decir.

Primavera en otoño (Fuente: FilmAffinity)
A Eastwood poco le importa lo que digan de él, es de los pocos políticamente incorrectos que quedan en
este séptimo arte tan sujeto a modas efímeras. Él a sus 91 años sigue dirigiendo y actuando para envidia de unos y gozo de todo aquel que ame el cine. Aquel actor que en vez de hacer las Américas, hizo las Españas, comenzó a ponerse detrás de la cámara hace justamente medio siglo con la excelente Escalofrío en la noche de la que bebió tanto y plagió Adrian Lyne y su Atracción fatal.

Entre ellas actuaba bajo la batuta de Don Siegel en aquel pseudowestern extraño y fascinante llamado El seductor y en la insuperable Harry, el sucio, y mientras unos en aquellos 70 discutían sobre la violencia del filme y otros se ponían a hablar de cine de arte y ensayo, él se ponía de nuevo en el medio y sorprendía con su cambio de registro en su segunda película como realizador, Primavera en otoño.


 

Era una película romántica entre una joven hippie  y un hombre de negocios divorciado  que encarnaba William Holden. Aquel filme era un canto de defensa a quienes esta vida aparta, ya sea por la edad o sus ideales. Este tema lo ha ido plasmando a lo largo de los años, y el espectador que vaya a ver Cry Macho lo volverá a hallar con esa ex estrella de rodeo y criador de caballos retirado que acepta el encargo de un antiguo jefe para traer a su hijo pequeño desde México para alejarlo de su madre alcohólica.

Eastwood se permite también ir confeccionando un puzle y repasar las constantes de su trayectoria, en ese viaje veremos algo de Mula o de Un mundo perfecto, la idea de la redención nos llevará a Gran Torino. incluso en lo formal también remite a Sin perdón, entre otras.


Pero Eastwood a lo Hitchcock recurre al "Macguffin", no hay que buscar tampoco mucho más allá en esta historia principal, sino más bien en su personaje que a su edad hasta se atreve a bailar un bolero y a conducir un coche por esas carreteras huyendo de la policía o teniendo que dormir en una capilla. Así pues, con Cry Macho nos reitera que el amor no tiene edad, ni pone barreras entre distintos pensamientos, razas y credos, las fronteras no existen como ya nos dijera casi 50 años antes.

Eastwood ya ha declarado que no se piensa retirar y constantemente huye de todas esas convenciones ridículas que en los últimos tiempos nos invaden y que está afectando mucho al cine y que en un futuro, si esto logra remediarse, será objeto de estudio. Poder verlo de nuevo es un desahogo al respecto, un hermoso homenaje a las libertades individuales y hasta un milagro en el panorama triste actual.

Capaz de combinar siempre un cine de autor (Bird, El aventurero de medianoche) con otro más popular (Firefox, El sargento de hierro), sus películas ya forman parte de la historia del cine. Más de uno se pregunta si es un autor o un artesano, qué más da, la respuesta ya la saben, en el medio.


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