La gran ilusión de no más guerras
Desgraciadamente la guerra vuelve a ser actualidad, no
significa que antes viviéramos en tiempos de paz, hay muchas en todo el mundo, pero
por tocarnos cerca, la vivimos con más intensidad y nos damos cuenta de lo que
acarrea.
Más de uno recurre a la historia del cine para mostrar
títulos antibelicistas como forma de protestar también: Senderos de gloria, Sin novedad en el frente, Johnny
cogió su fusil…No voy a ser menos y he elegido La gran ilusión (1937) de Jean
Renoir. No veo que esté en ninguna plataforma antes que me lo pregunten, pero
sí se puede encontrar fácilmente en DVD e incluso a precios bastante
asequibles, por lo que recomiendo que la tengan en casa y la vean con frecuencia.
Es una película bélica, pero sin bombas, ni ataques aéreos... La acción acontece en la Primera Guerra Mundial, en un campo de concentración
alemán y en el día a día de unos prisioneros que preparan una huida. Como diría
Truffaut, se hace la guerra con educación, como si fuera un juego entre
caballeros y con la “ilusión” de que cuando se acabe todo, se volverá a la normalidad. Ahí tenemos a un inolvidable Erich von Stroheim como Capitán von
Rauffenstein, modelo de “junker” prusiano que trata con corrección a
los franceses y se fía de ellos, especialmente con el Capitán Boeldieu (Pierre Fresnay) por compartir
clase social, solo con darle su palabra basta, hasta ordena que no le revisen nada.
Aparte de los dos personajes mencionados antes, tenemos entre otros, a un obrero (Jean Gavin) que hace de Teniente Maréchal, o a Rosenthal, un judío procedente de la alta burguesía francesa. Estamos, pues, ante una narración original, pues no se nos ofrece la trama desde el punto de vista antagónico entre ellos, sino que Renoir enfoca a cada personaje desde su lado humano a pesar de las diferencias ideológicas. “Hice la gran ilusión porque soy pacifista… día vendrá que los hombres de buena voluntad encontrarán la forma de entenderse” declaraba el director francés, buen conocedor de la guerra al participar en ella y basarse para el filme en experiencias reales contadas por los que fueron sus compañeros. En la película salen soldados de verdad, tanto alemanes como franceses, y es que esa “ilusión” del título la palpaban creyendo que aquella “Gran Guerra” sería la última.
Renoir presentía que se acercaba la II Guerra Mundial, pero quiso dar optimismo, en España teníamos la Guerra Civil, en Alemania el partido Nazi se iba rearmando o en Italia seguía el fascismo. Lanza un mensaje contra todas las fronteras que desembocan en una guerra y que han sido creadas por los humanos como se nos dice hacia el final en una inolvidable escena. Las razas, las clases sociales, las fronteras territoriales...son barreras que dificultan la fraternidad y la igualdad de los individuos.
Ciertamente, La gran ilusión no paró la II Guerra Mundial y
algún crítico y más de un espectador tilda la película no ya de utópica, sino
de desfasada. Creo que definirla así es un error, cualquier canto de esperanza
es bien recibido y más teniendo a un director que le imprime una
belleza y una emoción de aquellas para reflexionar horas y horas.
El cine de hoy en día recibe más bien visionados planos, o
mejor dicho, muchos espectadores ven una película y cuando se acaba ni piensan
en lo que han visto. El tipo de cine de La gran ilusión es justo lo contrario,
hay que reflexionar, analizar, revisarla constantemente, leer todo tipo de
críticas…Y eso es lo que lleva a que a sus 85 años uno la vuelva a ver y cuando la guerra sale de nuevo en Europa su visión debería movernos y pensar qué tipo de mundo es el que tenemos
El arte de Renoir con esos travellings horizontales
siguiendo a los personajes, la iluminación difusa de interiores en contraste
con la utilizada en los exteriores para enfatizar ese sentimiento de la
libertad, la profundidad de campo que al menos antes se estudiaba en las escuelas
de cine o esa emoción de escenas como la de cuando cantan "La marsellesa", un
claro precedente de la mítica secuencia de Casablanca, no pasó inadvertido en
los EEUU donde Roosevelt declaró que "todos los demócratas del mundo deberían
ver este film".
En Francia a los dos años de su estreno se desaconsejó su
proyección, en Alemania, Goebbels dijo que “este filme es el enemigo público
número uno”. En España tengo algún dato, se aprobó una copia de 94 minutos un 25 de septiembre de 1950, no dispongo de los cines donde se pudo ver en Madrid. Sé que en Barcelona, se vio en octubre
de 1953, aunque en cines de barrio como el Arenas, Liceo, Albéniz y Alborada en
Sants. Radio Nacional de España organizó un cinefórum en la Ciudad Condal un 10
de mayo de 1959 en “La casa del médico” ubicada en la Vía Layetana 31 con motivo de su reestreno en Francia e ignoro si era la copia íntegra ya, posteriormente se vio en cinefórums universitarios. El 4 de noviembre de 1970
fue presentada por Miquel Porter Moix en el Cine Club de las Asociaciones de
Ingenieros bajo el título de “Implicaciones sociopolíticas en el cine durante
los años 1930-1940”. En la Filmoteca se ha podido ver con frecuencia, en televisión
no las veces que merecería, actualmente hasta resulta invisible.
Esperemos que algun día, como pensó Renoir, las guerras se acaben... No perdamos esa gran ilusión.
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