Jour de Fete (Día de fiesta) de Jacques Tati

 


Ya en pleno verano suelo ver cada año Las vacaciones de Monsieur Hulot de Jacques Tati, un cineasta que creo que vuelve a estar en el olvido últimamente a pesar de una filmografía fácil de encontrar y  presentada de manera brillante en un pack que editó "A Contracorriente", pero he optado por hablar de su primera película Jour de Fete (Día de fiesta) (1947), quizá porque me consta que a más de uno le cuesta conectar con él y quizá con esta le sea más fácil entrar en su universo.

 

Tati fue como un símbolo para varias generaciones asiduas a los cineclubs y a las llamadas "salas de arte y ensayo", recuerdo en la biblioteca de la Filmoteca en Barcelona la cantidad de material que se podía hallar de él. Sin embargo, a diferencia de Chaplin,  Keaton o Lewis, no gozó de la popularidad del gran público, realizó solo 7 películas en 30 años...Perfeccionista hasta el límite, Tati se endeudó mucho después de Mí tío y tuvo muchos problemas personales. Fue un cineasta que no quiso tampoco aceptar ayudas a cambio de alterar su concepción del celuloide. Se definía como payaso y que le alegraba más la sonrisa de un niño que la de su banquero.

Cuando uno ve una película suya ya no sabe qué versión ha visto, en el pack antes citado tenemos varias, pasando por metrajes añadidos o suprimidos o cambiando el ritmo de la banda sonora. Jour de Fete  fue rodada en un sistema experimental llamado "Thomsoncolor" que pretendía ser una alternativa al Technicolor, por si acaso la rodó con otra cámara en blanco y negro e hizo bien porque los problemas posteriores para revelarla hicieron que tal copia quedara inutilizada.

Tras su muerte en 1982, su hija al cabo de cinco años encontró unos rollos que habían sido tirados a la basura en 1971 y por suerte salvados, tras arduo trabajo y con fidelidad al guion original de Tati, en 1995 se estrenó tal versión. Era tal la admiración hacia su figura que la información copaba la primera pagina de la sección de cultura y espectáculos de varios diarios.

Jour de Fete es una película entrañable, sencilla, amable… El argumento es mínimo: la llegada de un grupo de feriantes entremezcladas con las aventuras del cartero del pueblo interpretado por Tati que se obsesiona al ver cómo los americanos están más "modernizados".


   

 El cariño con que el autor mira esa aldea, que tal vez no aparezca ni en los mapas, está cargado de gran sensibilidad, de ahí la importancia de personajes como la abuela que siempre está en la calle y conoce a todo el mundo, arquetipo de una vida feliz sin apenas medios, o echar la mirada hacia la infancia con los niños entusiasmados detrás de los caballitos. 

Tati, aunque aun no era "Monsieur Hulot" ya mostraba muchas características de él y la película tiene los caracteres típicos de su obra, aunque no tan materializados. El sonido, por ejemplo, es un personaje más, da muchas veces la sensación como de estar leyendo un cómic, a ello se añadían unas bandas sonoras pegadizas e inolvidables que no paran de sonar. Los gags son geniales, aquí mostrados también con más ligereza, en su obra posterior hasta es difícil poder captar todo lo que la pantalla ofrecía, de ahí que sus películas pierdan en televisión.

Ver Jour de Fete en color supone también una gran introducción a cómo iría empleándolo, para las imágenes correspondientes al pueblo utiliza diversas tonalidades de gris, el propio Tatí decía:  me costó mucho trabajo hacer esta película en color, que pintaran muchas puertas de gris bastante oscuro en el pueblecito, que los campesinos se vistieran con chaquetas negras para que no existiera casi ningún color en la plaza. El color lo traían los feriantes, el tío vivo, los caballitos de madera y las casetas de los feriantes.”

Aparte de las ediciones en DVD de Tati, tienen sus películas en Filmin que aparecen y desaparecen, aunque la copia que exhiben es la de en blanco y negro, sirva esto para recordar la importancia del formato físico. Por último, no pasa absolutamente nada si no les gusta Tati, pero no lo dejen de lado y pruébenlo de tanto en tanto, llegará un día quizá que les atrape, su obra debería ser exhibida en cualquier museo de arte moderno.

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