La Celestina (1969) adaptada por César Fernández Ardavín

 



Tres jueves hay que relucen más que el sol: Jueves Santo, La ascención y  El Corpus. Ustedes me dirán por qué lo digo, porque hoy es jueves de Corpus y en la película que toca, vemos la procesión en Toledo. Pero de esos tres jueves incluso se han perdido todos en alguna autonomía, al igual que una buena copia de este filme.

La Celestina de César Fernández Ardavín no se puede visionar bien de momento, lo más triste y paradójico  es que en cuanto copia buena, de haberla, hayla...  Fue emitida por TVE en el espacio de "Historia de nuestro cine" hace relativamente poco, pero actualmente no la veo en ninguna plataforma... Si quieren, en Youtube está colgada con muy poca resolución. 

 En su momento fue un espectacular éxito de taquilla, nada menos que 2.845.300 espectadores, excelente año para el cine español que también barrió con La residencia de Narciso Ibáñez Serrador. Se dice que una de las causas fue que Elisa Ramírez mostraba el primer seno desnudo en una pantalla española, la coartada culturalista burlaba la censura de entonces. Sin embargo, resulta injusto, como suele pasar, reducir su fama y éxito a eso.

Su director había ya mostrado sus buenas dotes con su versión de tan grato recuerdo de El lazarillo de Tormes (1959) que ganó el Oso de oro del Festival de Berlín contra todo pronóstico, ya anteriormente había rodado títulos interesantes como el policíaco ¿Crimen imposible? (1954) (en la que utilizó aquel tema de Charles Williams que Billy Wilder popularizaría en El apartamento) o el guion de La gata (1956) que dirigió Margarita Alexandre con Rafael María Torrecilla. En 1962 rueda la que quizá sea su mejor película con permiso del Lazarillo, Cerca de las estrellas, película que merece ser reivindicada. Sin embargo, no conseguía el favor de la taquilla y tuvo que esperar esta adaptación de la obra de Fernando de Rojas para reencontrarse con ella.

Para preparar La celestina contó con el soporte del filólogo Manuel Criado de Val, se mantuvo el estilo en el diálogo, cada uno hablaba a su manera según el estrato social. Para respetar aun más sus orígenes se dividió toda en actos, aunque no fueran los mismos que en la novela.

Uno de los aspectos que más llama la atención es la acción del lugar que en la novela no se detallaba, aquí Ardavín se decantó por Toledo, el director declaraba que la ciudad de las tres culturas era la más adecuada para una pasión tan escondida y que la condición de converso de Calixto era lo que llevaba al secretismo de sus amores y dificultaba el matrimonio. Sin embargo, la reducción de presupuesto provocó que tuviera que diseñar los interiores en el estudio, el mismo Ardavín fue estilista aquí.

A pesar de que su trabajo era tan alabado como menospreciado, leyendo las críticas podemos encontrar desde que es una de las obras más "kitsch" del cine español o que es justo lo contrario. Respecto a este tema y a nivel personal, confieso que la primera vez que la vi estaría de acuerdo con los primeros, pero luego y al conocer más a fondo a su director me desligo totalmente de lo que pensaba.

Amelia de la Torre. Fuente: RTVE

Hay un gran esfuerzo para estudiar todos los detalles: el vestuario, los muebles, las paredes…se atemperan y conjuntan con un juego de coloridos, luces y sombras que si nos fijamos bien es de una gran maestría por parte de su fotógrafo Pérez Cubero. Ayuda bastante a penetrar en el intimismo de sus protagonistas, en sus pensamientos, sentimientos o reacciones. Y a todo esto, claro está, la acertada elección del reparto: Amelia de la Torre es la alcahueta y probablemente este sea el papel de su vida en cine, ella era de teatro más bien, pero sabía bien diferenciar las características de cada uno. Su sobriedad, gesto medido, dramatismo y entonación inminente o desgarradora deberían servir de modelo para futuras actrices.

Como Calixto teníamos a Julián Mateos, el cual resultaba algo más mayor que en la obra sin que por ello renunciara a una muy buena interpretación ardorosa, exaltada y totalmente de loco enamorado. En el rol de Melibea se contó, como hemos citado antes, a Elisa Ramírez cuya actuación se identificó bastante con su personaje.

Volvamos a fijarnos en los interiores, apreciaremos cuadros de pintura italiana y española, de Berruguete especialmente. Más de un plano nos evocará a Fra Angelico o a Brueghel. Este estilo se comparó con el llevado a cabo por Laurence Olivier en Enrique V, pero probablemente el éxito que estaba teniendo Romeo y Julieta de Zeffirelli le llevó a utilizar una banda sonora con instrumentos de la época y aprovechar al máximo cualquier efecto sonoro, desde una campana hasta el canto litúrgico.

Fuente: Celestinavisual.org

La intención era la de ser fiel a la obra, ello no quita que el director se tomara ciertas licencias en cuanto el desarrollo de las escenas, por otra parte, algo inevitable cuando una obra se adapta para el lenguaje cinematográfico tal y como hemos visto en otras ocasiones en este blog. De todas maneras, nada que ver con los intentos de modernización de la versión de Gerardo Vera. En fin, les dejo el enlace de Youtube ahí sin saber si cuando ustedes lean el articulo seguirá estando...


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