23/12/2020

Especial: Un viaje por el cine infantil/familiar español hasta los 80

Estimados lectores de No sin los títulos, he estado pensando estos días qué hacer para estas fechas especiales en el blog, tenía varias ideas y una de ellas era ir de nuevo a esa patria llamada infancia, me salían bastantes recuerdos de películas y francamente se hacía difícil exponer todo, entonces pensé en dedicar el post solo a un tema y pensé que del cine español infantil/familiar poco se ha hablado. No pretendo con estas líneas hacer un estudio sobre este, para eso me haría falta más espacio y más documentación, la intención es la de evocar una etapa de nuestras vidas que siempre está presente con más o menos luz.

 En este viaje que voy a hacer hay de todo, películas buenas, malas, fracasos, éxitos, pero todas ellas son cine y de esa agua bebimos, aunque algunos no lo quieran reconocer. He aquí también un homenaje al cine español que tuvo en cuenta al público infantil y ya que estamos en Navidades permítanme que les invite a hacer este recorrido.

 Segundo de Chomón

Quisiera comenzar esta aventura citando a Segundo de Chomón, algunas fuentes dicen que Walt Disney dijo que el inventor de los dibujos era él. Nacido en Teruel, desarrolla su carrera entre Barcelona, París y Turín. En la Ciudad Condal comienza a experimentar en el campo de los trucajes cinematográficos: primero desde su propia productora (Macaya y Marro) y después para la principal productora cinematográfica del mundo, Pathé, ahí utiliza por primera vez en la historia del cine el procedimiento del paso de manivela (animación fotograma a fotograma, precursor del stop-motion.

 En París rodó muchos de sus cortometrajes con una imaginación desbordante y técnicamente innovadores. El cineasta coloreaba a mano las cintas, una técnica en la que fue pionero. La Filmoteca de Cataluña ha ido recopilando su trabajo y en las sesiones infantiles pasaban alguno de sus cortes, uno de ellos era esta Mansión encantada (1907), aunque sea francesa ya me permitirán la trampa 

 

Garbancito de la Mancha (1945)

Y vamos a empezar con una de animación ya plenamente autóctona: Garbancito de la Mancha (1945), Su director Arturo Moreno encontró en la productora y distribuidora catalana Balet y Blay incorporar dicho título a sus catálogos y le ofertó la posibilidad de acometer un largometraje de dibujos en color, terreno este en el que veían jugosas perspectivas comerciales. El autor del argumento sería Julián Pemartín y a final todos acabaron contentos, al director le dio prestigio, Blay obtuvo unos elevados ingresos y la comercializó en Francia, Inglaterra o América donde la Fox se encargaría de su distribución allende el Atlántico. Fue el primer largo de dibujos animados realizado en España y el primero en color de Europa, el Paseo de la Mare de Deu del Coll de Barcelona donde tenían los estudios seria el testigo de tal realización

La producción resultó difícil por la necesidad de importar celuloide desde Suiza y la posterior exportación para el revelado, porque en España aún no existían laboratorios de color, fue elevada a la categoría de interés nacional por su propósito laudable de crear un cine infantil de valores pedagógicos.

 Conocería secuela con Alegres Vacaciones (1947) también de Arturo Moreno y una tercera Los sueños de Tay Pi (1952). Filmoteca Española anunció este año la adquisición de un nitrato del sistema de color original, el británico Dufay Chrome del filme. Hasta ahora, en nuestro país solo se conservaba un fotograma en el sistema original, en la Filmoteca de Catalunya, y el British Film Institute de Londres guarda dos rollos en 35mm de los diez que formaron en origen la película.

 Ahora, Filmoteca Española ha adquirido ocho de esos diez rollos, custodiando así la copia de proyección Dufay Chrome más completa que existe. Además de los rollos originales, se han encontrado también otros materiales posteriores: versiones en blanco y negro o en color, con técnicas y formatos, que, en palabras de Marián del Egido, directora del Centro de Conservación y Restauración de la Filmoteca, contribuyen a completar la historia de la película muchos años después de su estreno. Veremos pues qué tal resulta este Garbancito una vez lo podamos ver restaurado. 


Érase una vez... (1950)

 Ya les he hablado en alguna ocasión en este blog y en otros sitios de esta película del cuento de La cenicienta que tiene un recuerdo espacial para mí, pues colaboró mi abuela en el equipo de los pintores, recuerdo que muchas veces me hablaba de ella y de las anécdotas que contaba Josep Escobar, que aquí se encargó de la dirección de animación. Por lo que se puede ver y oír, se utilizó mucho folclore catalán y cultura popular, la película fue calificada de "Interés nacional" por el propio gobierno de Franco y ganó la medalla de oro en el Festival de Venecia en su sección infantil-juvenil.

 Estrenada el 18-12-1950 en Barcelona, y tres días más tarde en Madrid, la película tuvo la competencia de la versión Disney y esto la perjudicó enormemente, incluso no pudo registrarse con el nombre de La cenicienta ya que Walt Disney lo había hecho. La producción fue de Estela Films, la dirección artística corrió a cargo de Cirici Pellicer y la animada a cargo de Josep Escobar. En el equipo de animación había nombres ilustres como el de Joan Ferrándiz (¿quién no ha felicitado las navidades con sus postales?, Francesc Tur, Guillem Fresquet, Frederic Sevillano o Enric Ferrán “Dibán. Solo se pueden ver fragmentos en blanco y negro a la espera de poder ver la restauración que tantas veces se ha anunciado. 

 

 Los niños prodigio

Los elevados costes de estas producciones hacen que no se hagan, es algo evidente. Estela Films renunció a su segundo proyecto de animación y el cine infantil español comenzará a discurrir por otros senderos,especiamente por los llamados“niños prodigio” y aquí hay que ser justos y citar a un director Luis Lucia, que irá apareciendo con frecuencia porque fue el que más impulsó este tipo de películas, aparte de descubridor de niños prodigio y actores de renombre.

 En 1953 rodó Jeromín que supuso el debut de Jaime Blanch, probablemente el primer niño más popular del cine español con permiso, claro está, de las primeras apariciones de Carlos Larrañaga. La película era una biografía que abarcaba la infancia de Don Juan de Austria, hijo natural de Carlos I (1517-1556). La película estaba basada en una obra del Padre Coloma que se leía mucho en los colegios y respondía al interés del régimen de mostrar la historia de cierto pasado imperial con las connotaciones típicas de la época, pero que conviene revisar sin prejuicios porque fílmicamente era y es una película bastante recomendable. 

 

Otros niños que fueron saliendo y que tuvieron cierta popularidad fueron Miguelito Gil (Recluta con niño  de Pedro L. Rámirez) o Miguel Ángel Rodríguez (Un traje blanco de Rafael Gil) ambas de 1956.

 

Pablito Calvo

Probalmente "el" niño prodigio más famoso a raíz de Marcelino Pan y Vino (1954) cuyo éxito fue internacional 

 

Se trataba de un cuento homónimo de José María Sánchez Silva y que fue dirigido por Ladislao Vajda, un gran director que con él realizó también la excelente Mi tío Jacinto (1956) y Un ángel pasó por Brooklyn (1957). La película nos hacía llorar y también reír con esas inocentadas a los frailes, también nos daba miedo aquella escalera que conducía a aquel Cristo. 

Una canción que salía en medio de la película repasaba la vida de Marcelino en el convento, quizá algunos de ustedes no la tengan en su DVD, una chapuza en una edición cortó trozos, este problema también pasó con la de Mi tío Jacinto que se olvidó de una escena del final y fundamental.

 

 Mi tío Jacinto  era una película bastante dura, aunque en las promociones parece que nos digan que es una comedia, nada parecido con la realidad. Es un filme que nada tiene que envidiar a ese neorrealismo italiano como el que hizo Vittorio de Sica, para mí una obra maestra y su mejor actuación. Pablito Calvo y Antonio Vico, como sobrino y tío lograban llegar al espectador con su sensibilidad y ternura.

   

Con Un ángel pasó por Brooklyn (1957) se recuperaba un tono más de comedia y se le añadía cierto toque fantástico que en su momento chocó y no fue bien visto, pero con los años la película se fue reivindicando. Contaba con Peter Ustinov en el reparto y se ve con mucho agrado

Pablito Calvo había nacido en 1949 en Madrid, actuó después en otras películas que no tuvieron el mismo eco: Alerta en el cielo (1961) de Luis César Amadori, Dos años de vacaciones (1962) en la que ya no era protagonista a pesar de anunciarlo así, y que adaptaba una novela de Julio Verne rodada en la Costa Brava, los años habían pasado y estaba ya muy crecido. En Italia se había hecho también muy popular e hizo con el cómico Totó la película Totó y Pablito (1958) que ahí llamaron Totó y Marcelino

Una película en Argentina, Barcos de papel (1963) supuso su último trabajo, ya que no quiso seguir en el cine con otro tipo de papeles ya adultos. Falleció repentinamente el 1 de febrero de 2000 con solo 50 años víctima de un derrame cerebral. He encontrado este muy buen vídeo de Pablito en los cines de Cartagena y como homenaje lo pongo. 

 

Joselito: Empiezan los niños prodigio cantantes

Seguimos este viaje por el cine español infantil y nos vamos ahora a los niños prodigio que cantaban, el primero de ellos fue Joselito, así como Pablito Calvo tuvo en Vajda a su protector, podríamos decir que Joselito tuvo en Antonio del Amo también a su máximo valedor y en 1957 lo hace debutar en la exitosa El pequeño ruiseñor. Las películas de Joselito eran más rústicas, su canto en sus comienzos era más de tipo folclórico y siempre he pensado que gustaba más al público mayor que a los propios niños. 

 

La película fue uno de los grandes éxitos del cine español y conoció dos continuaciones Saeta del ruiseñor (1957) y El ruiseñor de las cumbres (1958) 

 

El enorme éxito de Joselito no fue solo en España, sino también en Francia, Italia, América y Japón. En EE. UU. llegó a participar en "El show de Ed Sullivan", se puede ver un fragmento aquí ya que no había los derechos para poner entera la actuación: 

 

Pier Paolo Pasolini también quedó prendado de su voz y utilizó una de sus canciones para su película Mamma Roma (1962)

   

Su carrera continuó con películas como Escucha mi canción (1959) o El pequeño coronel (1960), tenían la característica también de ser muy sensibleras y hacer llorar. Se buscaron canciones más de tipo infantil, aunque lo folclórico era lo que abundaba: 

 

Su carrera iba dando éxitos, pero el niño crecía, siguió teniendo éxito más allá del Atlántico, su hábil productor Cesáreo González supo explotarlo bien, películas como Las aventuras de Joselito en América (1960) o Bello recuerdo (1961) seguían explotándole y el espectador iba a verlo cantar y a llorar un poco. El Joselito adulto ya no tuvo éxito, pese a recurrir a grandes directores como Manuel Mur Oti en Loca juventud (1964) o Rafael Gil en La vida nueva de Pedrito Andía (1964), películas donde repetía el esquema de chico descarriado. 

 

 El público ya no aceptaba que el pequeño ruiseñor tuviera más de 20 años y con Prisionero en la ciudad (1969), donde el cambio físico era más que evidente, se despedía de ese cine.

   

Marisol

Pasamos de Joselito y nos vamos a la niña prodigio por excelencia del cine español: Pepa Flores “Marisol”. Si bien Joselito tuvo a Cesáreo González de productor y a Antonio del Amo como su principal director, Marisol tuvo al productor Manuel J. Goyanes y a Luis Lucia como su director y valedor. Debutó en Un rayo de luz (1960). 

 

 Sus películas seguían un esquema parecido con momentos dramáticos que conducían a la felicidad. Eran  más infantiles que las de Joselito y aunque muchas de sus canciones también eran folclóricas se incluían otras más apropiadas para los niños. 

 

El público tampoco esperaba grandes películas, quería solo ver la simpatía de Marisol, su ternura y alegría. Era un cine evasivo sin grandes temas, aunque de tanto en tanto se sacaran algunos como podían ser las relaciones familiares entre padres e hijos, la educación, las amistades. Incluso alguno se preguntaba qué hacía una niña cantando canciones adultas como si fuera la joven que quisiera ser mayor. 

 

Acompañada casi siempre por Isabel Garcés y un actor que lo hacía bien, pero que era más famoso por el flequillo que llevaba José María Tasso,  Marisol consiguió grandes éxitos con Ha llegado un ángel  (1961),

 

 y sobretodo con Tómbola (1962) donde popularizó, y de qué manera, la canción del título. 

 

Marisol también tuvo éxito en otros países y como Joselito participó en "El Show de Ed Sullivan", por desgracia no he encontrado imágenes, pero en el NO-DO podemos ver una buena prueba de su popularidad internacional 

 

Marisol pronto se sintió explotada y se intentó cambiar la dinámica de sus películas, mostrándola más juvenil. Si en Tómbola cantaba "Chiquitina", en Marisol rumbo a Río cantaba "Muchachita" en clara referencia a su anterior etapa. El músico Augusto Algueró conseguía con cada tema un éxito y fue el compositor de la mayoría de sus películas.

 

 Un repaso por esta nueva etapa nos hace pensar que su productor no quería que se perdiera tampoco a la Marisol niña, buena muestra son los argumentos y los temas. En 1964 rueda La nueva Cenicienta dirigida por George Sherman y con Robert Conrad como partenaire. 


Al año siguiente es ni más ni menos que Mel Ferrer quien se pone detrás de la cámara y la rueda en Cabriola, película que compartía cartel con Pedro Mari Sánchez, otro niño popular y bastante simpático en su momento. El actor no guardaba buen recuerdo de Ferrer, aunque sí de su mujer Audrey Hepburn que visitaba a menudo el rodaje y se mostraba cariñosa con el reparto. 

 

No es hasta con Carola de día, Carola de Noche (1969)donde ya vemos otra Marisol, en esta película dirigida por Jaime de Armiñán que nos remite a una especie de Vacaciones en Roma a la española rompió con el productor Manuel G. Goyanes.

 

Marisol, ya con el nombre de Pepa Flores siguió interpretando papeles ya de manera mas esporádica en películas como El poder del deseo (1975) de J. A. Bardem, Los días del pasado (1978) de Mario Camus) o Bodas de Sangre (1981) de Carlos Saura. En Televisión es recordada su actuación dando vida a Mariana Pineda en Proceso a Mariana Pineda (1984) de Rafael Moreno Alba.. Un año después se retira del cine y abandona voluntariamente la vida pública.

 

Rocío Dúrcal: Una niña ya más crecida

La otra gran niña prodigio, pero ya más adulta, fue Rocío Dúrcal. De su filmografía es en su debut  Canción de juventud (1962), la que aun reúne bastantes componentes de ese cine familiar tan típico español de la época y también dirigida por Luis Lucia. 

Un colegio de chicas y otro de chicos coinciden en los momentos de recreo y un día descubren una vieja ermita semirruinosa que deciden reconstruir. Para ello, y como forma de obtener fondos, optan por organizar una función teatral para sus familias. Sin embargo, una de las alumnas, Rocío (Rocío Dúrcal), teme que su padre (Carlos Estrada), un reputado pianista casi siempre ausente por motivos de trabajo, no asista a la función. Como ven, el argumento no era nada del otro mundo, pero las canciones de Algueró y situaciones más o menos divertidas convertían la película en un pasatiempo agradable de ver.


Al año siguiente rueda la singular Rocío de la Mancha.

 

 Siguen otros éxitos, ya como mayor, como Más bonita que ninguna (1965), Acompáñame (1966) o Buenos días Condesita (1967), las tres de Luis César Amadori. Sus películas se vuelven más adultas a partir de Cristina Guzmán (1968) también de Amadori o la adaptación que hizo Angelino Fons de Marianela.

 El éxito de Rocío Dúrcal también fue internacional. Dejó el cine para dedicarse plenamente a la canción.

La gran familia (1962)

Entre el boom de los niños cantantes se estrenaba una película que dio pie a una trilogía más una cuarta para televisión: La gran Familia de Fernando Palacios y producida por Pedro Masó, ahí veíamos a un Jaime Blanch ya algo más mayor, al niño Pedro Mari Sánchez con sus petardos y que le dio mucha popularidad , a un adolescente Carlos Piñar o una infantil Maribel Martín que entre otros formaban parte de esa familia encabezada por un Alberto Closas en estado de gracia, una magnifica Amparo Soler Leal, un abuelo interpretado por el inolvidable Pepe Isbert y un padrino divertido que hacía José Luis López Vázquez.

 La película era una apología de las familias numerosas, no en vano el desarrollismo económico de los tecnócratas del Opus Dei impulsó una recuperación económica que daría pie al boom turístico y a la España del 600. La película es todo un clásico del cine familiar y  esta escena se recuerda aun: 

 

 Otros niños de los que pocos se acuerdan

Volvamos a los niños cantantes, algunos no tuvieron suerte o no quisieron seguir esta senda. ¿Alguien se acuerda hoy de las películas de Angelito? ¿O las de Estrellita? 

 

 Otros, en cambio, pocos se acuerdan de que empezaron como niños, caso de Enrique San Francisco, el cual hizo una con, ni más ni menos, el payaso Charlie Rivel, llamada El aprendiz de Clown (1967) y era una suerte de documento del gran payaso catalán internacional. Por desgracia no he encontrado ningún vídeo. Su director, Manuel Esteba, que pasaría a la historia por rodar la que para muchos es la peor película de la historia del cine español, El Ete y el oto con los Hermanos Calatrava, rodaría al año siguiente Hola, Señor Dios, una cinta también con matices infantiles sobre un niño que iba a buscar a Dios para que curara a su hermana, podíamos ver el pesebre viviente de Corbera de Llobregat y entre otras curiosidades el camionero era ni más ni menos que Antonio Machín.




 La filmografía de Esteba se fue deteriorando después demasiado con productos eróticos y rodados con muy pocos medios.

 Años 60: El Mago de los sueños de Francisco Macián

De 1966 es la película más recordada, probablemente, de dibujos animados española: El Mago de los sueños. Su director Francisco Macián (Barcelona 1929-1976) empezó ilustrando revistas gráficas infantiles como Florita y Yumbo. más tarde, ya en funciones de animador, colaboró con la productora Balet y Blay en la anteriormente citada Los sueños de Tay-Pi y con los Estudios Moro. En 1955 funda en Barcelona su propio estudio de animación, donde realizó anuncios publicitarios, uno de los más recordados es el de "La canción del Cola Cao": 

 

En 1964 inicia el proyecto de El mago de los sueños inspirado en el cuento de Hans Cristian Andersen "Ole Cierraojos" y que sería protagonizado por la familia Telerín creados por José Luis Moro y que daba las buenas noches en TVE con su famoso ·Vamos a la cama". 

 

 Los personajes adquirirían entidad en función de la peripecia que afrontarían. Los pequeños tras entonar su canción en la tele obedientemente colocados en sus camas a la hora de dormir, recibirían la visita de un mago que se transformaría en un cuentacuentos qué introduciría a cada miembro en una aventura relacionada con su comportamiento. 

 

El rodaje se alargó hasta 1966 debido a que el presupuesto inicial de 6.500.000 ptas. pasó a ser de 14.600.000. La dificultad de tirar adelante un filme de animación con su complejo trabajo, que fue desarrollado de modo artesanal por un equipo de 80 personas, incrementó la cuantía. La música corrió a cargo de José Solà y entre los cantantes que ponían voz a las canciones había Andy Rusell, Teresa María, Ennio Sangiusto, Los de la Torre y Los Tres Sudamericanos. La discográfica Belter editó un disco con su banda sonora que tuvo grandes ventas 

 

La película fue un gran éxito, prácticamente un millón de espectadores fue a verla, pero las dificultades que hubo imposibilitaron que Macián hiciera inmediatamente después un largometraje de animación basado en la popular historia de “Els pastorets” (Los pastorcillos) conocida sobretodo en Cataluña y que Josep Maria Folch i Torres (Els pastorets o l´adveniment de l´infant Jesús) o Ramon Pàmies (L´estel de Natzaret) inmortalizaron. Narra las andanzas de dos pastorcillos que van a ver al Niño Jesús, pero que en el camino les pasan varias peripecias, entre ellas la visita de unos demonios. Su prematura muerte nos privó de ver la que seguramente hubiera sido una gran filmografía del Walt Disney español.

 

Los festivales de Mortadelo y Filemón

 Llegamos a 1969 y asistimos a la presentación cinematográfica de los famosos personajes de Francisco Ibáñez: Festival de Mortadelo y Filemón. Se trataba de ocho cortometrajes que se realizaron en los Estudios Vara. Otros ocho realizados por la misma época se reunieron en el Segundo festival de Mortadelo y Filemón. Los cortos se realizaron con el objetivo de ser presentados a la televisión, pero ésta exigía un número de episodios que los estudios, con los medios limitados de que disponían, no eran capaces de alcanzar, por lo que se decidió unir los cortos en dos largometrajes.

   

Rafael Vara (Madrid, 1936 - Colmenar Viejo,1989), caricaturista y director de cine de animación que se dedicaba sobretodo a documentales y publicidad llegó a un acuerdo con la Editorial Bruguera, quien poseía los derechos de la obra para obtener la exclusiva. A Francisco Ibáñez no le gustaron nada estos cortos y llegó a declarar que le parecían sacos de patatas, quedando más satisfecho con la serie que la BRB hizo en los 90. 

 

 Ana Belén: El fracaso de Luis Lucia 

 

El hecho de que Marisol o Joselito ya estuvieran lo suficientemente creciditos provocó un cierto vacío que Lucia pensó que podría volver a llenar. La fórmula sería la misma y se contrató a Augusto Algueró para las canciones, una niña llamada María del Pilar Cuesta Acosta recibió el apodo de Ana Belén en vez del de María José como en un principio se pensó y sería la nueva niña prodigio con una película que se pensó que sería otro éxito. 

 

 Para ello no se escatimaron gastos y se contó además con la presencia de Fernando Rey que por esos años gozaba de una gran popularidad. La amistad entre una niña acomodada, huérfana de madre y cuyo padre no le hace caso con un payaso llamado Zampo no fue bien acogida por los espectadores y las comparaciones eran inevitables. 

 

No obstante, la película ganó la Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos y Ana Belén pudo seguir una exitosa carrera musical sin que este tropiezo le afectase 

 


La Pandilla con Karina

La Pandilla fue un grupo musical infantil en los 70. Su gran éxito fue una canción navideña compuesta por Juan Pardo llamada "El Capitán de madera". Su popularidad también navegó más allá del Atlántico.

   

En 1972 los directores Fernando García de la Vega y Ramón Torrado dirigieron la película En un mundo nuevo con Karina que acababa de participar y cosechar un éxito al quedar segunda en Eurovisión. Tuvieron la idea de aprovechar también la popularidad que estaba cosechando el grupo infantil con la canción anteriormente citada y ofrecer un cóctel extraño que funcionó bien en taquilla. No obstante, las habilidades cinematográficas de la Pandilla quedaron bastante en entredicho por lo que prefirieron seguir cantando y no actuar. 


Cruz Delgado, la gran esperanza en el cine de animación

Cruz Delgado (Madrid 1929) es un nombre fundamental del cine de animación español y que nos alegró bastante con sus productos bastante cuidados que nos hacían tener esperanzas en que el cine de dibujos era posible en nuestro país. Durante cuatro años trabaja en Estudios Moro, en el departamento de animación. En 1961 es contratado por los Estudios Belvision de Bruselas donde participa en la realización de un largometraje. Terminado su contrato con estos estudios, regresa a España en 1963 y funda en Madrid una productora dedicada exclusivamente a la producción de películas de dibujos animados, siendo la primera de ellas el cortometraje titulado "El Gato con Botas", premiada en el Certamen Internacional de Cine de Gijón en 1964 y en Gottwaldov (Checoslovaquia) en 1965. 

Después de realizar durante varios años cortometrajes, publicidad, presentaciones para películas, títulos, películas didácticas, etc., realiza en 1968, por encargo de Televisión Española, una serie de trece episodios sobre su personaje “Molécula". En 1972 decide acometer la realización de su primer largometraje de dibujos animados, titulado Mágica Aventura, que obtiene en 1973 en el Certamen Internacional de Gijón cuatro importantes premios, así como mención de honor en los festivales de Odense (Dinamarca) y La Bourbul (Francia), siendo también seleccionado por la Dirección General de Cinematografía para el Festival de Moscú en 1975. 

 

En 1977 realiza, en colaboración con el ilustrador José Ramón Sánchez, su segundo largometraje, titulado El Desván de la Fantasía. 

 

En 1978, coproduce con José Romagosa una serie de televisión de 39 episodios sobre la obra de Miguel de Cervantes Don Quijote de La Mancha, la cual es emitida por TVE a partir de 1979 y es su trabajo más recordado.

 

Para ser fieles a la novela se contrataron a dos asesores literarios que fueron Guillermo Díaz-Plaja y Manuel Criado de Val para que ayudasen al guionista Gustavo Alcalde. 

 

Se montó un estudio en Madrid en la plaza de las Salesas, se contrata para trabajar en él a un centenar de dibujantes y al fondista Ángel S. Chicharro quien recorre toda la Mancha para tomar apuntes de todos los elementos característicos de la zona, incluso sobrevoló la zona un helicóptero durante cinco horas para filmar el paisaje y poder ser lo más similar a la zona. Para dibujar a los cuatro personajes principales de la novela (Alonso Quijano, Sancho Panza, Dulcinea del Toboso y Rocinante) se utilizaron un total de ochenta colores. 

 

La canción oficial de la serie llamada "En un lugar de la Mancha"  fue interpretada por Lorenzo Valverde, sin embargo, se creó una más comercial titulada "Don Quijote y Sancho" del grupo infantil Botones y compuesta por Juan Pardo.

 Debido a la gran cantidad de trabajo se contrataron a más dibujantes, hecho que aumentó el presupuesto hasta la cifra de 350 y 400 mil pesetas por episodio que podía mantenerse debido a la labor de Romagosa durante la primera temporada, pero en la segunda muchos de los productos de merchandising dejaron de realizarse y no se volvió a firmar el contrato con algunas empresas, lo que hizo que la parte final de la serie se hiciera de forma apresurada. Se lanzó en VHS posteriormente dos vídeos, una primera parte de 92 minutos y otra de 94. Fernando Fernán Gómez puso la voz a Don Quijote y Antonio Ferrandis a la de Sancho Panza 

 

 En 1983 se estrena su tercer largometraje, Los Viajes de Gulliver, el cual obtiene una acogida muy favorable por parte del público y la crítica, así como el premio "Elefante de Plata" en el Festival Internacional de Calcuta. 

 

 En 1988 concluye un cuarto largometraje titulado Los Cuatro Músicos de Bremen, que obtiene el premio Goya 1990 a la mejor película de animación, siendo la primera producción española que obtiene dicho galardón. Simultáneamente, produce una serie de 26 episodios titulada Los Trotamúsicos basada en los personajes del mencionado largometraje, la cual se hace pronto muy popular a raíz de sus repetidos pases por TVE desde 1989 hasta la fecha. 


Óscar, Kina y el laser

Entre las películas de dibujos y las de niños cantando se coló en 1978 esta interesante producción con un reparto prácticamente desconocido y que hoy está bastante olvidada. Adaptaba uno de los cuentos de la escritora barcelonesa Carmen Kurtz. Poca información he podido encontrar, es como si de este filme no se quisiera hablar, algo injusto, entre otras cosas ganó el premio a la mejor película en el Festival de Gijón. 

 El guion estaba bien elaborado, su director José María Blanco (que solo dirigió una película más 10 años después, Bueno y tierno como un Ángel) interpretó perfectamente el mundo de fantasía del que es protagonista Óscar, que andaba por ahí con una oca y un artefacto que lanzaba rayos. La película era muy entretenida y hasta me encantaba cuando la veía programada. Kurtz llegó a escribir hasta 16 cuentos sobre el personaje, pero por desgracia solo llegó a la gran pantalla este. Una película maldita que merece reivindicarse y que he querido acordarme de ella por los ratos que me hizo pasar. 

 

El boom del cine infantil con Parchís 

En 1979 la discográfica barcelonesa Belter lanza un anuncio en los periódicos para crear un conjunto infantil y grabar discos. En aquel momento estaba teniendo bastante éxito el dúo de Enrique y Ana, y de grupos infantiles había los Nins cuya directora y creadora era Marta Minguella que nos dejó este año. Belter se puso en contacto con ella para que el grupo que querían formar tuviera una imagen y concepto distintos a los de este, pero Minguella rechazó hacerlo, aunque fue quien dio la idea de que vistieran como las fichas del parchís más el dado, y aunque ella siguió con los Nins estuvo colaborando en algunos aspectos. 

Una vez formado el grupo empezó a tener un éxito desbordado y se les propuso protagonizar una película en 1980 que en un principio no estaba pensada para ellos, se trataba de La guerra de los niños y la dirigiría Javier Aguirre que acababa de hacer, por empeño de José Luis Dibildos una película con la entonces estrella infantil de TVE y anteriormente cantante melódico Torrebruno llamada Rocky Carambola

 

En La guerra de los niños aparte de Parchís, actuaría un niño gordo llamado Rodrigo Valdecantos que puso de moda entonces el sobrepeso en las producciones infantiles, aparte de una perra que salió en varias películas llamada Mary (Superman en el filme). El argumento era el de unos niños traviesos que deciden ayudar a su profesor Don Matías (papel interpretado por Manuel Alexandre que le encantaba hacer y que le dio popularidad y cierto resurgir en su carrera) ante el derribo del colegio por parte de un empresario inmobiliario (papel que hacía Ricardo Merino) 


La película se estrenó un 16 de diciembre de 1980 en Barcelona y las colas llamaban la atención, nadie se podía pensar que iba a ser vista por 1.298.774 espectadores o que la canción del "Twist de mi colegio" compuesta por Juan Pardo se iba a bailar en todos los coles, incluso después de muchos años.

 

Se dobló incluso al italiano, inglés, alemán y japonés. Javier Aguirre que es uno de los directores más insólitos que hemos tenido, capaz de hacer este tipo de cine e inmediatamente después hacer otro de arte y ensayo que llamaba “el anticine” repitió la fórmula con el productor Bermúdez de Castro y en 1981 rueda La segunda guerra de los niños en cuyas promociones se decía que visitaban Disneylandia.

   

 El argumento era el de Don Atilio (Ricardo Merino) que era el dueño del colegio que no había podido cerrar y decide triplicar las cuotas de los escolares, Parchís renunciaba al premio que les había tocado de ir a Disneylandia para ayudar al resto de alumnos. En una secuencia, su protagonista Tino le robaba un coche a la policía, parecía un guiño al cine quinqui de la época de José Antonio de la Loma.
La Disney no permitió que rodaran en el parque de Orlando por lo que se contrató a un operador que grabase con la cámara metida en una bolsa con el objetivo fuera. 

 

También tuvo éxito, aunque la película repetía demasiado el esquema de la primera. Los Parchís fueron haciendo películas también en Argentina, aunque cuando se estrenaban en España no tenían el mismo eco que las que hacían con Aguirre. Llegó al año siguiente la tercera parte de la saga: Las locuras de Parchís

  

 Parecía que el director se la había tomado más en serio y había momentos divertidos y más elaborados que en la segunda. El grupo estaba en su máximo apogeo, incluso había actuado en el Madison Square Garden de Nueva York ese año y esta vez sí la Disney se interesó por ellos, aunque quedó frustrado el intento. 




 

Finalmente en 1983 Aguirre decide rodar una cuarta parte: Parchís entra en acción donde ya se veían algo crecidos y su líder, Tino, ya no quería seguir porque quería hacer carrera en solitario, de hecho cuando se estrena en diciembre de ese año ya había sido sustituido.

   

Meses antes habían tenido un tropiezo con La gran aventura de Parchís, coproducción argentina española que no tuvo la recaudación esperada. También Yolanda Ventura, hija del gran Rudy Ventura, no tenía muchas ganas de seguir y quería empezar una carrera de actriz adulta, empezó con una serie de su primo Joaquín Oristrell en TVE, "Platos Rotos", para luego irse a México donde la adoraban y empezar a hacer culebrones. 

La descomposición del grupo y de Belter acabó con las películas, aunque unos años después y con una formación paralela llamada "Parchís 92" se escribió un guion en el que actuarían con Miguel Gila y Nadiuska, ya tenía hasta nombre: La banda del dragón. La dirigiría Angel Huete que había trabajado en las anteriores del grupo original, pero una discusión entre la discográfica, que ahora era Divucsa, y él hizo que no viera la luz.

Años más tarde, el líder de los Parchís Tino Fernández tendría un desgraciado accidente de coche donde perdería el brazo. En Cine de barrio, José Manuel Parada invitó a los componentes tras muchos años sin saberse de ellos Un documental estrenado el año pasado en Netflix hizo que se voviera a hablar de ellos.


   

 Regaliz 

El gran éxito de Parchís hizo que Belter lanzara un grupo parecido, con ello querían cubrir las galas que Parchís no podía realizar debido a sus compromisos con Hispanoamérica, o sea que nacieron ya como una especie de sustitutos de ellos, eligieron este nombre porque rimaba con el de Parchís. Debutaron precisamente con ellos y los Nins en Barcelona en el Palacio de Deportes y la programación de entonces de TVE que ofrecía muchas horas a los más pequeños los popularizó también. Graban una canción, "En la isla de los monstruos", para la película de Juan Piquer Simón Misterio en la isla de los monstruos, coproducción con los EEUU. 


El director Luis José Comerón se fija en ellos para rodar una película con tintes ecológicos La rebelión de los pájaros (1982) que trataba de la huida de estos por los altos niveles de contaminación, los niños serían los encargados de concienciar a los mayores de cuidar el medioambiente. Durante el rodaje, en una escena en la Plaza Cataluña de Barcelona tuvieron que tirar petardos para ahuyentar a las palomas ya que los pájaros habían desaparecido y no podían verse, incluso se repartía comida en las calles de alrededor para que las palomas se fueran. La película contaba con un reparto en el que podíamos ver a Assumpta Serna, Montserrat Carulla o Alfred Luchetti, podíamos ver un cameo del futbolista Enrique Castro "Quini" y un actor hacía del mismo alcalde de Barcelona Narcís Serra, eso sí lo veíamos de espaldas, más de uno se pensó y hasta dijo que era el verdadero.

 

La película no tuvo mucho éxito, aunque se la recuerda entre los de mi generación con cierto agrado y tuvo varios premios por sus valores y el de mejor película infantil del Ministerio de Cultura. No hace mucho en una entrevista con su director en La Vanguardia  llegó a decir que a Truffaut le gustaba: Trufaut se me acercó y me dijo: “¡Cuánto oficio hay en su película! Veo las muchas dificultades, qué gran trabajo ha hecho usted, le felicito.

También salía Jorge Sanz, entonces otro niño estrella que tuvo la mala suerte de rechazar  la serie de Antonio Mercero Verano Azul, pero que pudo trabajar ni más ni menos que haciendo de Conan niño en Conan, el bárbaro al lado de Arnold Schwarzenegger. Su mejor papel infantil fue el de La leyenda del tambor, la famosa leyenda del Bruch que Jorge Grau llevara al cine por segunda vez después de la versión de Iquino, aunque le suelen recordar por Valentina, tal y como irónicamente siempre dicen en la serie de David Trueba ¿Qué fue de Jorge Sanz?

 

Los Regaliz probaron suerte con otra película Buenas noches, señor monstruo que iba a ser dirigida por Antonio Mercero. Su argumento era sencillo, cuatro niños que perdidos en el bosque iban a parar a un castillo habitado por monstruos trasnochados que querían volver a salir. La película tenía la ventaja de que se podía ver como un homenaje a ese cine de terror patrio, no en vano teníamos a Paul Naschy haciendo de hombre lobo.

 En el resto del reparto nombres ilustres como el de Andrés Mejuto haciendo de Doctor Frankenstein, Luis Escobar de Drácula, Guillermo Montesinos de Quasimodo, o Fernando Bilbao que hacía de monstruo. Aparte de Los Regaliz, Mercero incluyó a Miguel Ángel Valero, mas famoso por ser "El piraña" de Verano azul y que seguía la moda de poner a un niño gordo en las películas infantiles. 

 

Fue un fracaso, entre otras cosas porque la hicieron coincidir con Las locuras de Parchís en los cines y los niños preferían esta última, se llegó a culpar al cartel promocional de esta porque se decía que asustaba a los niños y no la concebían como una película infantil. Ya no probaron más suerte en el cine y el contrato con cinco películas más quedó cancelado, y ya solo rodaron un corto destinado a los colegios para que los niños se lavaran los dientes llamado Dientes fuertes

Los problemas económicos de Belter que llegó a no pagarles, más el declive de la formación acabó borrándoles del mapa casi sin que uno se diera cuenta.

 Otras películas infantiles a raíz del éxito de Parchís 

Javier Aguirre quiso explotar el momento para ganar dinero y poder rodar las películas que él hacía de arte y ensayo, para ello quiso que la entonces popular "María Jesús y su acordeón" tuviera también película y en 1982 la dirigió en Los pajaritos junto al veterano Antonio Garisa y la niña Eva Celdrán que salía en varias cintas, entre ellas la de Las locuras de Parchís. El argumento era este: María Jesús se gana la vida tocando el acordeón y entabla amistad con un abuelo y su nieta, titiriteros que buscan un circo donde poder trabajar. 

 

Luis María Delgado no quiso perder tampoco este tren y dirigió a Teresa Rabal en la película Loca por el circo que se estrena el 30 de agosto de 1982, hacía un doble papel, por un lado una cantante que huye al pueblo donde vive su hermana gemela porque su padre no quiere que trabaje en el circo, y por otra parte hace de maestra de un colegio estricto donde cambiará el método de enseñanza. Valeriano Andrés, Rafaela Aparicio, Rafael Alonso, Asunción Balaguer, Luis Lorenzo, Miguel Ayones o María Adánez completaban el reparto 

 

La película obtuvo el premio especial del jurado en la sección infantil del Festival de cine de Moscú. Delgado quiso aprovechar el éxito de otra cantante infantil, llamada Chispita, para darle también su película Chispita y sus gorilas que rodó justo después de la de Teresa Rabal, ahí trabajaba con "Los pirañas" grupo infantil fugaz cuyo nombre venía porque cantaba ahí el antes mencionado Miguel Ángel Valero, el piraña de Verano azul, aunque lo suyo no era precisamente el cantar.

   

La película tuvo cierto éxito y llegó a estrenarse en Nueva York y Puerto Rico, pero el cansancio que sentía con la explotación que sufrían estos niños le hizo rechazar otros proyectos, entre ellos una película que se quería rodar ni más ni menos que en Los Ángeles.

 Y naturalmente el grupo que no podía quedar sin película era el de Enrique y Ana, así que en 1981 el director Tito Fernandez se puso manos a la obra y dirigió una película sencilla Las aventuras de Enrique  y Ana. 

 

Enrique daba vida a un profesor de gimnasia que era despedido y que decide dedicarse en compañía de su hermana Ana a la música. La dirección artística corría a cargo de Gil Parrondo y el vestuario de Yvonne Blake. En el reparto encontrábamos a Luis Escobar, Amparo Soler Leal o Achero Mañas. 

 

Se quería que la película superara en espectadores a La guerra de los niños de Parchís por lo que tuvo una fuerte publicidad, incluso una cabalgata para el día de su estreno, pero al final se quedó en unos meritorios 994.851 espectadores sin alcanzar el objetivo. Una de las canciones que en aquel momento se puso de moda por lo escatológico de su letra, "Caca-culo-pedo-pis" fue censurada en Sudamérica y se cambió por Caca-Cucú-pepe-pipi.

 No hicieron más películas, la fama que entre ellos dos no se llevaban bien les acompañó bastante. Para fans de los momentos kitsch hay una aparición en el "Un dos tres, responda otra vez" cantándole una canción a ET con motivo del estreno de la película de Spielberg y donde salían varios extraterrestres vestidos como si fueran frailes. 

 

 También en 1981 el director Enrique Guevara, famoso por sus películas pornográficas dirigiría sorprendentemente Las aventuras de Zipi y Zape, película que compite con El Ete y el oto como la peor de la historia, aunque en la parte positiva hay que decir que conservaba la caracterización original de los personajes de Josep Escobar aunque los niños resultaban algo mayores y a Doña Jaimita le dieron un toque  lamentable

 

El guion escrito por el mismo Guevara y por Ricard Reguant intentaba imitar el esquema de las películas de Parchís y mirar que tuviera un resultado bueno en taquilla. Los Zipi y Zape los interpretaban los hermanos Francisco Javier y Luis María Valtuille que se dedicaban a la música. Más tarde formarían parte de varios grupos de rock y poco se sabe de ellos. Escobar al leer el guion no quiso saber nada de la película. Se dice que de tan mala, casi se podría convertir en objeto de culto. Mary Santpere hacía de tía Aniceta, Alfred Lucchetti de don Minervo, Marta Angelat de Jaimita Zapatilla y Joan Monleón de Don Pantuflo Zapatilla. 

 

 El éxito de las películas infantiles hizo que hasta la pareja Pajares-Esteso abandonara las de destape e hiciera una que imitaba también a estas producciones, Mariano Ozores que siempre fue muy hábil para recaudar dinero dio en el clavo y la película tuvo éxito, se llamaba Padre no hay más que dos (1982)

 

 Lolo García, el último niño prodigio de la época

 

Entre todas estas películas apareció otro niño que hizo unas taquillas de escándalo, se trataba de Lolo García, un niño rubio con unos potentes ojos azules que todos querían ver. El director Antonio Mercero lo descubrió y con solo 7 años le dio el papel protagonista de La guerra de papá en 1977 que se basaba en la novela de Miguel Delibes El príncipe destronado

El niño hacía todo tipo de gamberradas para llamar la atención de su familia ya que se sentía desplazado por su nueva hermanita. A pesar de lo que pudiera parecer, no era estrictamente una película infantil, sino que iba más allá, pero los niños nos reíamos con las ocurrencias de él y su frase de “mierda, cagao, culo”.

 La familia en la película escondía fisuras por las secuelas ideológicas de la Guerra Civil, así pues, teníamos al padre que representaba el bando de los vencedores y a la madre el de los vencidos. Teresa Gimpera, Héctor Alterio, Verónica Forqué, Queta Claver, Vicente Parra o Chus Lampreave formaban parte del reparto.

 

 Al año siguiente el mismo Mercero le da otro papel protagonista en Tobi, una fábula ecológica algo lacrimógena que muchos la consideramos de culto. Su argumento era este: Tobi, un precioso niño rubio, lleva una vida feliz y normal hasta que un día le nacen unas alas en la espalda que le dan un aspecto angelical. La investigación médica llevada a cabo no da ningún resultado. El padre es partidario de que le hagan una operación que lo libre de las alas para que sea un niño como los demás.

   

 Escrita por el mismo Mercero y Horacio Valcárcel tenía ciertas connotaciones mitológicas e iconográficas, algo así como un Cupido y un Ícaro mezclado con los querubines de Murillo. 

 


 Lolo García iba creciendo y naturalmente perdía ese aspecto angelical, sus posteriores películas ya no tuvieron el gran éxito. En 1981 rueda Dos y dos cinco con Lluís Josep Comerón junto a Antonio Ferrandis. Aquí interpretaba a un niño de 8 años al que su padre intenta apartar y proteger de la realidad aislándolo en una finca. Pero durante el verano conocerá a una persona muy especial: Tomás, un anciano que está construyendo una barca y que le ofrece su amistad. Como pueden deducir, Ferrandis hacía un papel parecido al de Chanquete. 

 

 Ya más crecido, Mariano Ozores le da en 1984 un papelito en El pan debajo del brazo, una especie de remake de su película Crónica de nueve meses. Rueda en Italia una película llamada Computron 22 ya en 1988 y en TV hace de Miguel Servet niño en 1989 dirigido por José María Forqué.

En 1989 en una entrevista que le hizo Isabel Gemio declaraba que quería seguir haciendo cine, pero ya no llegaron más propuestas, el cine español había cambiado mucho y todo ese cine popular más los directores artesanos habían sido tratados bastante despectivamente.

Aqui acaba nuestro viaje, el cine infantil español ha continuado, pero eso ya es otra historia.

Les deseo felices fiestas y Feliz Año. Nos volvemos a leer pronto 

Les dejo un Cine de Barrio con Concha Velasco en la que habla de Tobi, busqué uno de José Manuel Parada en el que invitó a Lolo García en el 97, pero no ha sido posible encontrarlo en el archivo de TVE


17/12/2020

Irving Berlin, Una Blanca Navidad y 800 canciones

Seguimos con la Navidad y en este caso homenajear al autor de una de las canciones más populares que se oyen en estas fechas, probablemente “la canción” y no solamente calificarla como una navideña más, pues es la más vendida de la historia, me estoy refiriendo al "White Christmas" (“Blanca Navidad”) de Irving Berlin.

 

Mucho se cuenta sobre cómo la compuso, se habla de que estando en una piscina y tras leérsela a su secretaria, se dio cuenta de que había escrito, tras varios intentos, su mejor canción. Esta era para la película Holiday Inn con Bing Crosby y Fred Astaire del año 1942 e inédita en España, aunque está editada en DVD y alguna plataforma como Filmin la tiene. En algunos sitios se la bautiza como “Quince días de placer” y se ambienta en las fiestas de durante todo el año en EEUU: Año Nuevo, Cumpleaños de Lincoln, Día de San Valentín, Cumpleaños de Washington, Domingo de Pascua, Día de la Independencia, Acción de Gracias y Navidad.

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 La primera interpretación pública de la canción "White Christmas" la hizo el propio Bing Crosby en su programa de radio de NBC "The Kraft Music Hall" el día de Navidad de 1941, durante el rodaje, que se estrenó siete meses después. Curiosamente, no se esperaba que fuera una canción de éxito. Se pensó que la canción "Be Careful, It's My Heart", sería el gran hit de la película. Cuando el mismo Crosby escuchó “Blanca Navidad” por primera vez, no le impresionó, no tuvo mucha vista pues la canción ganó el Oscar ese año y no era consciente de que sería el single más vendido de la historia

 

 Cierta controversia rodeó la historia de la canción "White Christmas" cuando se informó en una noticia de 1960 que Irving Berlin escribió la canción en 1938. Si la canción se hubiera publicado o introducido fuera de este film, no habría sido elegible para los Oscars. Pero las fuentes coinciden en que fue escrito para la película, con derechos de autor como inédito en 1940 y luego publicado junto con el estreno en 1942. 

La increíble popularidad de la canción "White Christmas" se debió en gran parte gracias a los militares estadounidenses que prestaron servicios en el extranjero durante la Segunda Guerra Mundial. Los sentimientos expresados en la canción reflejaban lo que sentían las tropas en Navidad y la cantaban entre ellos. A Berlin no le gustaba especialmente que hubiera adquirido este toque, pero el momento histórico la contextualizó sin buscarlo de esta manera y convertirse en una canción de paz en tiempos de guerra.

Quizá esto hizo que la Paramount, una década más tarde, decidiera hacer un musical con el nombre de la canción, ambientada en el mundo militar, aunque en un segundo plano e interpretada por el mismo Bing Crosby que la cantaría de nuevo. Dirigida por Michael Curtiz tendría también otras grandes canciones de Irving Berlin como Blue Skies, The Best Things Happen When You're Dancing, o Sisters y contaría con Danny Kaye, Rosemary Clooney, Vera Ellen y Dean Jagger entre otros. 

 

 Su argumento es este: Bob y Phil acaban de volver de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Consumados cantantes y bailarines, deciden ganarse la vida haciendo números musicales. Así conocen a dos hermanas que se dedican a lo mismo. Siguiéndolas, van a parar a un hotel de Vermont, que tiene graves problemas financieros. El administrador del hotel resulta ser el antiguo jefe de los muchachos en el ejército, razón por la cual deciden ayudarlo a salir a flote. La película fue un gran éxito y esta vez si se pudo ver en España donde también fue la más exitosa de ese año, estrenada el 15-4-55 y en EEUU 14-10-54.
   

Sin duda alguna que "Navidades blancas" popularizó mucho a su compositor Irving Berlin nacido en Temum (Rusia) un 11 de mayo de 1888 y fallecido en Nueva York un 22 de septiembre de 1989, 101 años ni más ni menos. La película tenía muy buenas coreografías y era una delicia su reparto, la hoy olvidada Vera Ellen hacía uno de sus mejores trabajos y poder ver a Rosemary Clooney era todo un lujo, Danny Kaye que no era la primera opción (se quería a Fred Astaire)  daba un toque cómico a la película y demostraba sus dotes de bailarín llegando a bailar descalzo, mención aparte merece la interpretación de Dean Jagger siempre convincente.Fue la primera película hecha con el sistema Vistavisión.

 

Por cierto, como curiosidad podemos ver a un joven y entonces desconocido George Chakiris:  

 

 Pero volvamos a la carrera de Irving Berlin, su familia emigró a los EEUU en 1893, con solo 13 años, su padre fallece y él ha de buscar comida para sus siete hermanos en todo tipo de trabajos, hasta hace de cantante en el café Chinatown de Nueva York. Comienza a escribir canciones en 1907 con una formación autodidacta y en 1911 conseguiría su primer éxito con el mítico Alexander Ragtime Band

 

 En 1927 desembarca en Hollywood para trabajar en El cantor de Jazz donde su canción "Blue Skies", un éxito desde 1926, fue cantada por Al Jolson:

 

 Su carrera iría de éxito en éxito, aunque sus musicales de Broadway Annie Get your gun (1950) de George Sidney o Call Me Madam de Walter Lang no tendrían el eco esperado en sus adaptaciones cinematográficas.

   

 En cine sí que gozarían de éxito sus canciones para los musicales de Fred Astaire y Ginger Rogers, composiciones como el Cheek to Cheek o el Puttin on the Ritz forman parte ya de la historia y han sido utilizadas también en otras películas como en El jovencito Frankenstein de Mel Brooks en un número cómico

   

Y también pueden ver a Clark Gable cantándola en la película de Clarence Brown  Idiot´s delight (1939)

   

 Berlin es autor también de uno de los grandes himnos, por así llamarlos, del Hollywood de la época, me refiero al There´s No Busines Like Show Bussines que también daría pie a un musical en 1955 con Marilyn Monroe de secundaria que aquí se llamó Luces de candilejas de Walter Lang. 

 

 Famoso también por componer el God Bless America que hemos podido escuchar en muchas películas, me viene a la cabeza ahora Érase una vez…América de Sergio Leone. El presidente Truman le otorgó la Medalla de Mérito de la Armada en 1945, Eisenhower la Medalla de Oro del Congreso en 1955, y el presidente Ford la Medalla de la Libertad en 1977. 

 

Una vida de 101 años y un total de 800 canciones, este fue Irving Berlin que por estas fechas siempre lo recordamos con su blanca Navidad y que durante el resto del año nos hace alegrar la vida también y más en estos tiempos.

 Para quienes no me puedan leer estos días, les deseo una feliz Navidad y mejor año sobretodo. La semana que viene habrá un post especial con motivo de las fiestas navideñas. Gracias por leerme y dar a conocer este blog.

10/12/2020

Dos Capras navideños que no son "¡Qué bello es vivir!

La proximidad de las fechas navideñas nos hace cada año pensar en los clásicos que por este tiempo se suelen revisar, películas como De ilusión también se vive, La mujer del obispo, Muchas gracias Mr. Scrooge, Entre pillos anda el juego o Polar Express seguro que las volvemos a ver (vean mi antiguo artículo sobre cine navideño aquí, pero hay una que reina sobre todas ellas y esa es ¡Qué bello es vivir! de Frank Capra. Sin embargo, no voy a hablar de ella, sino de otras dos ambientadas en Navidad que el realizador hizo: Juan Nadie y Un gángster para milagro

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Juan Nadie (1941) trata sobre un magnate que compra un periódico y despide a casi todo el personal, entonces una periodista publica una falsa carta que lleva la firma de Juan Nadie. En ella se anuncia el suicidio de uno de los empleados despedidos. El éxito del artículo es tal que el periódico decide crear un Juan Nadie y, con este fin, contrata a un vagabundo que acaba convirtiéndose en un personaje extraordinariamente popular.  Gary Cooper que había trabajado con él en El secreto de vivir ofreció una de sus mejores interpretaciones, Capra solo lo veía a él en el papel, igualmente Barbara Stanwick estaba maravillosa, el director fue quien la hizo debutar en papeles importantes en los 30 y poder desarrollar su carrera. 

 Se trata de una parábola política como la mayoría de sus películas que seguían los principios del "New Deal" propugnado por Roosevelt para acabar con las secuelas de la Gran Depresión. Aborda los temas del sensacionalismo periodístico, la corrupción política, o la explotación de los desheredados en época de crisis social. Se estarán dando cuenta de que por desgracia son temas actuales hoy en día.

 El cine de Capra se basaba sobretodo en la creencia firme de las buenas intenciones del ser humano, los buenos sentimientos podían cambiar el mundo. Es así, pues, que la mayoría de sus filmes acaban bien a pesar de la oscuridad de sus temas. Eso hace que, a veces, público exigente no vea sus películas como realistas, sino más bien blandas, con una pérdida de perspectiva social y cierto sensacionalismo carrinclón. Tal consideración la veo injusta, una película que acabe mal no ha de ser mejor en teoría, además rodar buenos finales esperanzadores exige también un gran trabajo para que todo quede bien atado y el director era un maestro en eso.

 De todas maneras, Juan Nadie es probablemente su película más pesimista y con un final que, aunque sigue el patrón de sus obras no deja la misma sensación. Rodó cuatro finales diferentes, pero todos fueron rechazados durante las vistas previas, una carta de un miembro de la audiencia sugirió un quinto final, que al director le gustó y usó en la película terminada. El escritor Robert Riskin, su guionista aquí, tuvo la oportunidad de mostrar películas recientes de Hollywood en diversos países europeos mientras los aliados los liberaban de los nazis, pero se negó a incluir Juan Nadie, ya que veía que transmitiría una visión demasiado oscura de América.

 El hecho de que tampoco veamos esta cinta por Navidad con la frecuencia de ¡Qué bello es vivir! también nos avisa, en cierto modo, de que es un Capra singular, a ello se añade que los derechos de autor originales nunca se renovaron y pasó a ser de dominio público con copias bastante malas y ediciones cutres, aunque en España hubo una versión cuidada por parte de Versus hace unos años. 

 Así pues, el director que fue calificado peyorativamente por Juan Antonio Barden como “nuestra abuelita” era capaz también de dejarnos fríos una vez acabada la proyección y ver cómo el país de las oportunidades tampoco ofrecía muchas posibilidades.

 La otra película es Un gangster para un milagro (1961), remake de su filme Dama por un día de 1931. Ambientada en la época de la Ley Seca (1920-1933), Dave es un contrabandista de alcohol que está a punto de cerrar un trato importante con un mafioso de Chicago. Como las manzanas de la mendiga Annie siempre le han dado suerte, envía a uno de sus hombres a buscarla para cerrar la operación. Pero Annie está completamente desesperada: su hija, a la que no ve desde hace muchos años, llega de Europa acompañada de su novio y de su suegro, unos aristócratas italianos, y Annie tendrá que convertirse en una gran dama para no defraudarla. 

 

El argumento, que ha sido muy imitado en multitud de comedias, sin ir más lejos Ocho apellidos vascos bebía bastante de esta premisa, es un relato agradable donde el optimismo hace superar los convencionalismos de la trama. Su humor limpio y emotivo desdramatizará los momentos más duros de la película. Es bastante superior a su original, la cual ha perdido bastante fuerza. 

 Supuso el canto de cisne de Capra, y un enorme fracaso en el momento de su estreno que él no esperaba, su mundo parecía ya no tener cabida. Aparte de esto, no guardaba buen recuerdo del rodaje, en su autobiografía explica que la producción fue "moldeada en el fuego de la discordia y filmada en una atmósfera de dolor, tensión y aversión". Entre Frank Capra y Glenn Ford, no hubo de todas maneras una discusión real de estar enfadados, pero sí muchos puntos de vista que disgustaban al director, Ford era coproductor e impuso a Hope Lange y cambió otros detalles, no se llevaba bien con Bette Davis y discutían, según Ford él le había ayudado a que fuera la elegida para el papel, a lo que Davis llegó a escribir que "ese cabrón no me hubiera ayudado nunca a salir de la alcantarilla". Capra se quejó en su autobiografía sobre la actitud del actor, y Glenn Ford le reprochó haber esperado tanto tiempo para discutir en lugar de decírselo cara a cara durante la producción de la película. 

 

Frank Capra estaba decepcionado con el resultado final, calificándolo de "película miserable". Sin embargo, estaba más que feliz con la actuación de Peter Falk, refiriéndose a ella como "la única chispa brillante". De todas formas, creo que infravaloró el trabajo que hizo con Bette Davis que hacía un gran papel y demostraba que aun podía dar bastante, a pesar de haber entrado ya en los años de decadencia. En el reparto también tenemos a Thomas Mitchell, el médico borracho de La diligencia, o el debut de Ann Margret que logran que una película de 136 minutos pase rápido a pesar de cierta dificultad en el arranque, originalmente tenía que durar 96. 

El filme contiene además el primer uso en Hollywood de "padrino" como sinónimo de jefe de la mafia. Algunos expertos citan al jefe de la mafia Joe Valachi como el creador del término en la lengua vernácula popular, pero esta película es anterior a su testimonio. A pesar del fracaso y que se la catalogaba como naif, desfasada y anclada en un tiempo que ya había pasado, en los últimos años se fue reivindicando. En el desaparecido programa de "Qué grande es el cine" de José Luis Garci fue proyectada con grandes elogios, hablando incluso de obra maestra y Ángel Fernández Santos la elogiaba en "El País": “El explosivo contraste entre la farsa torrencial y la comedia sentimental serena, vuelven a fundirse con sorprendentes aciertos"

 

Si ven estas Navidades de nuevo "Qué bello es vivir" acuérdense de estos dos títulos, lo mismo el año que viene serán tres los Capras que deberán desempolvar.

03/12/2020

Ginger y Fred (1985): El último gran Fellini

 

Entramos en diciembre, acabamos un año extraño y olvidable, en el mundo cinéfilo ha habido la celebración de varios centenarios importantes, entre ellos el de Federico Fellini. No quisiera acabar este funesto 2020 sin hablar algo de él, y por ello recurro a una película que ocurre en Navidad y de la que no se suele citar cuando se recurre a su excelente filmografía, se trata de Ginger y Fred. La película es de 1985, casi se podría decir que es su última gran obra, aunque tampoco creo que esté bien que yo lo diga, servidor no ha podido ver Entrevista (1987) o su último filme La voz de la luna (1990), películas difíciles de encontrar.

 Ginger y Fred suponía también el retorno de Giulietta Masina al cine, con su marido hizo probablemente sus mejores películas, aunque hay quienes prefieren la segunda etapa felliniana más barroca y con ese concepto de “felliniano” ya más desarrollado. Este es un filme mucho más accesible que obras anteriores, pero a la vez plenamente cargado de esa connotación tan propia que creó. En una de las pocas visitas que el director hizo a nuestro país, el director Jorge Grau le enseñó el Parque Güell de Barcelona y Fellini quedó encantado, hasta tal punto dijo que quizá había que revisar qué significaba “felliniano”, que para él era “algo hecho con exceso, imprevisible , onírico , si se da un sentido positivo puede resultar halagador , pero si se da una acepción negativa puede resultar demencial "

La película está ambientada en el mundo de la televisión , trata sobre dos ex bailarines de claqué que eligieron como pseudónimo el nombre de los dos célebres artistas: Ginger Rogers y Fred Astaire. Por cierto, tras el estreno de la película en Estados Unidos, Ginger Rogers demandó la producción y a los distribuidores por "apropiación indebida e infracción de su personalidad pública". El caso fue desestimado, y la sentencia indicó que la película se refería a ella y a Astaire solo de manera indirecta. Fellini no entendió por qué hubo tal denuncia, malas lenguas dijeron que era para dar publicidad al filme, otras en cambio que fue cosa del agente de la actriz para ganar dinero. 

 

Fellini hace desfilar a multitud de dobles de pacotilla por el programa especial navideño como Ronald Reagan, Clark Gable, Marcel Proust, la reina de Inglaterra, mafiosos esposados, un fraile que levita, enanos que bailarán El relicario, el propietario de una vaca con 18 tetas,  personajes que podemos encontrar en cualquier programa de Tele 5 hoy en día y que sin duda alguna serían fellinianos en su concepción negativa.

 El director aseguraba que no era una crítica directa a la televisión, al menos en el primer guion así no era, cuesta un poco tomarle seriedad a esta afirmación, Fellini iba cambiando el guion a medida que iba rodando, él siempre fue muy crítico con la caja tonta . Llegó a decir que "La televisión no es más que un medio de distribución que, aunque difunde películas, las deforma, las mutila; le deja al espectador, en el mejor de los casos, un sentimiento de complacencia algo turbia y un voyerismo barato. Ciértamente, se me puede objetar que soy poco creíble porque he hecho películas y spots para la televisión, y espero poder seguir haciéndolos. Pero en ningún momento he pensado que trabajaba para la televisión y que todo lo que hacía sería retransmitido por esa pequeña pantalla lechosa". Ciertamente, el director dirigió varios spots que cuando uno los ve piensa en aquella canción de La Trinca sobre los anuncios que decía: “Lástima que los corten para dar programas”. Si Fellini levantara la cabeza y viera lo que hacen hoy en día con las películas… 

 

Fellini hablaba así de su cinta: “Es la historia divertida de dos artistas bailarines en el ocaso , que tienden a defender lo que conocen del mundo y a rechazar lo que es nuevo, temen quedarse fuera del rayo de luz donde la gente continúa expresándose y amando . Es el desconcierto , la alarma , la melancolía de acercarse a una cierta edad negándose a considerarse habitantes de aquella dimensión. No se tratará de una parodia o una crítica a la televisión , sino de la narración de personajes desfasados del todo . Además ¿quién sabe cómo será mi película?” 

El director soltaba perlas en sus ruedas de prensa como al hablar de cómo debían ser los presentadores de TV: “Hasta su sexo deberá ser incierto , porque un presentador de televisión no debe ser ambiguo , pero si asexuado “ (16-2-85, El País). “Para encontrar al locutor de televisión tendrá que tener la elegancia y la impersonalidad de una lavadora, por su cara deberán pasar entusiasmo , indignación , alegría , responsabilidad , ceremonialidad, tristeza. Deberá ser coloquial y distante, familiar y misterioso , afable y gélido

   

Como pueden observar Fellini tenía las ideas muy claras sobre la televisión, él reconocía que la veía: “La televisión es parte de nuestra vida, no se puede discutir, si acaso hay que ver cómo consumirla. Yo no voy contra la televisión , sino contra el teledependiente , y quiero desvelar un cierto sentido onírico hacia esta caja que nos impone el silencio y también sistemas de vida alienantes y que ha roto la capacidad de sugestión de las imágenes que tiene el cine”. (Avui, 28-6-85).    Leyendo estas palabras y viendo la película siempre he sacado la lectura de un Fellini mucho más amargo que en otras, la decadencia del cine italiano se palpaba ya en los 80, había pasado de ser una de las grandes industrias a tan solo darnos alguna que otra alegría de tanto en tanto, el mundo de Cinecittà era también ya decadente. la televisión lo había dominado todo y los cines cerraban. Hoy tras 35 años seguimos con el dominio de la televisión, y más concretamente de la telebasura. 

Otro tema del filme era el refugiarse, característica de mucha gente que vivió épocas de penuria económica, curiosamente el cine musical de la pareja Astaire-Rogers será homenajeado también con pocos años de diferencia en la década de los 80 por Woody Allen en La Rosa púrpura de El Cairo y por Herbert Ross en su musical Dinero caído del cielo, también visto como un cine que permitía soñar y afrontar la vida con algo de esperanza.

 

Así sentía el director ese cine: “En Milán, nuestra provincia, en los años 30 y 40 llevábamos una vida pobre y gris, separados de la cultura por los fascistas, los católicos bajo la Iglesia y los curas, y sobre todos nosotros Mussolini. Y en la otra orilla , la vida representada por el cine norteamericano, por personajes como Ginger y Fred, que habitaban en un país que para nosotros parecía feliz . Era como soñar con los ojos abiertos , huir de nuestra mediocre realidad.” A pesar de la crítica a la televisión, la Rai contribuyó con parte de la financiación, en parte podría ser vista como una defensa de la televisión cultural en contra de la televisión de Berlusconi que imperaba en Italia, en el final una voz en off dice que hay más de 60 cadenas de televisión, en el año 85 solo teníamos los dos canales de TVE y alguna autonómica como TV3 en Catalunya. 

Otra curiosidad de la película es su retrato de Roma, aquí sale dilapidada, fantasmagórica, con el hotel ultramoderno y a la vez siniestro. La ciudad ya no ofrece su belleza como si ya la gente no se interesara por ella tampoco, sino por los vulgares programas de televisión. Fíjense que el director saca todas las calles llenas de basura que las junta con spots, así mismo en cualquier espacio cerrado hay una tele encendida. 

La crítica reaccionó bastante bien, y el público también, obviamente no fue una película para hacer cola, pero tuvo su eco particular en su momento, a pesar de haber quedado hoy algo olvidada cuando se habla de Fellini. Ángel Fernández Santos la definía así: “Una sencilla y triste historia de amor , construida con ternura y sentido de lo indirecto, sobre una diatriba bastante pesimista contra la marcha actual del mundo, esta diatriba se concibe a través de la visión que Fellini tiene del fenómeno de la televisión (…) a la que el cineasta italiano ataca con una dureza y un desprecio próximos a la ferocidad” (15-2-86, El País)

 Recomiendo desde este blog recuperar esta película, que se vuelve más moderna al encender la televisión que hemos de padecer.

26/11/2020

Mejor solo que mal acompañado (1987): El talento de John Hughes con la comedia dramática

 

 Este jueves es el "Día de Acción de Gracias" en EE. UU., un tema que hemos visto y conocemos sobretodo gracias al cine, es como una celebración de Navidad con el pavo y toda la familia reunida, no se preocupen que no les voy a hablar de esto, pero sí de una película: Mejor solo que mal acompañado, título español del original de Planes, Trains and Automobiles (1987) dirigida por John Hughes. A medida que el título  se desplaza por la pantalla, escuchamos el sonido de ellos al mismo tiempo.

 Hace ya más de una década que este director nos dejó, en sus últimos tiempos había dejado la dirección y se centraba más en escribir y producir. No era muy dado para las entrevistas, de ahí que poco puedo aportar de él como viene siendo característica en mis artículos. A Hughes, muchos de mi generación lo tenemos como el gran director que supo retratar la generación EGB sin recurrir a la comedia grosera, algunos de sus títulos son ya míticos como El club de los cinco (1985), plagiada descaradamente y sin decirlo en la serie de TV3 Merlí, su siguiente gran título fue Todo en un día (1986), referenciada en Deadpool


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 En 1987 quiso variar y rodar la película de la que hablo. El cole, el instituto o la universidad quedaban aparcados por una historia de un ejecutivo que ha de ir a pasar el citado día de Acción de Gracias, pero que se verá impedido constantemente en el viaje y conocerá a un vendedor de cortinas con el que tendrá que ir conviviendo. John Hughes, en una entrevista en el DVD "Those Aren't Pillows", dijo que se sintió inspirado para escribir la historia de la película después de un vuelo real en el que estaba de Nueva York a Chicago. El vuelo fue desviado a Wichita, Kansas, y tardó cinco días en llegar a casa.

 El filme, en apariencia, una película cómica, está protagonizada por Steve Martin y el malogrado John Candy, algunos críticos vieron en su día como un intento de resucitar el estilo de cine de “El gordo y el flaco”, creo que aunque pueda tener alguna similitud, no es esa la intención, y lo digo sobretodo porque como he apuntado, la comicidad que vemos es aparente, detrás hay algo más. Mejor solo que mal acompañado consigue la risa y prácticamente en todo el metraje, las situaciones son incluso para carcajada, aunque te estés riendo de cosas que poca gracia te harían si te pasase a ti.

 Pero también consigue la lágrima y emocionarte, algo que sin duda alguna sorprende porque uno no se lo espera. Tal situación me pasó la primera vez que la vi, al finalizar me hizo pensar en ella y en sus personajes, no quiero desvelar mucho para quien no la haya visto, pero digamos que detrás de esa comicidad hay una historia de empatía entre dos personas distintas, donde detrás de cada una no hay siempre lo que en un principio pueda parecer.  

Efectivamente, de cada persona nos hacemos en muchas ocasiones un cierto prejuicio, como si ya la conociéramos de toda la vida, creo que Hughes estuvo muy atinado en el guion y da una lección de las apariencias, hablaba antes de una empatía entre los dos personajes como si fuera La extraña pareja, pero también la logra con el espectador. Cuando murió John Candy, su compañero en esta película Steve Martin dijo de él que era un tipo bondadoso, muy amigable, pero que se dio cuenta de que tenía el corazón roto. También el crítico Roger Ebert, que definía esta película como una obra maestra, relataba que una vez que se lo encontró le dijo que lo tenía todo, pero que sin embargo estaba deprimido.

   

Esta película, que antes se pasaba mucho por televisión, no logró en España una buena crítica, en “El País” podíamos leer las siguientes líneas del crítico Ángel Luis Inurria: “El conflicto que surge de la dispar idiosincrasia de ambos personajes alimenta un guion que busca la comicidad, no siempre con acierto en sus resultados, que recurre a la ternura en un mensaje solidario que denuncia el egoísmo y cae en el ternurismo blandengue y descafeinado.” Carlos Aguilar en su “Guía del videocine” la dejaba muy mal y recurría al tema de intento de recuperación de Stan Laurel y Oliver Hardy. En general casi todas las críticas en nuestro país fueron malas. 

 

Yo me sentía como un bicho raro al recomendar la película, es cuando aparece internet y veo que no era yo el único extraterrestre que le gustaba, en el IMDB casi tiene un 8 de nota, algo complicado de obtener y más por ciertas fobias que comporta Steve Martin, algún día tendría que escribir sobre él y defenderlo, porque me parece un gran actor con algunos títulos también míticos. Por cierto, que Candy no fue la primera elección, Hughes quería a John Travolta que en aquel año estaba cosechando fracasos sonoros, la Paramount se negó porque lo consideraba “veneno para la taquilla”, la verdad es que no me imagino la película con él. 


El rodaje fue largo, incluso se habla de cierto metraje perdido que podía llegar a una película de más de dos horas. Al recibir el guion a través de su agente, Steve Martin se sorprendió al descubrir la longitud de 145 páginas del guion, con una comedia que normalmente apunta a 90 páginas. Cuando Martin se reunió con John Hughes, le preguntó si tenía alguna intención de cortarlo. Según Martin, Hughes lo miró con extrañeza y dijo "¿Cortar?", haciendo que Martin se diera cuenta de que no tenía intención alguna de hacerlo.

Si tienen la ocasión de ver la película por primera vez, creo que se llevarán una buena sorpresa. Ahí dejo mi recomendación, por cierto, vean los títulos de crédito, que después sale algo…

19/11/2020

Plácido: El inicio del tándem Berlanga-Azcona

 

Dicen las malas lenguas que en España se olvida fácilmente, pero que se entierra muy bien. Luis García Berlanga murió hace diez años y aquel día recuerdo que fue portada en la mayoría de la prensa y abriendo los telediarios de las cadenas que en la mayoría de las ocasiones olvidan su obra. Ahora tras este tiempo se le ha vuelto a recordar en algunas cadenas y seguramente el año que viene, si el virus nos deja en paz, habrá homenajes con su centenario. Este blog quiere acercarse también a hacer un pequeño homenaje al gran director valenciano y para ello he pensado en hablar de su película Plácido (1961) podía haber elegido otras como El verdugo, Calabuch, La escopeta nacional, etc. Pero si voy a esta es porque supuso el inicio de una nueva etapa en su cine. 

Sus primeras películas, no exentas de ironía también, eran más dulces, el director declaró que quería únicamente mirar la bondad del hombre a través de lo social y lo humano. De todas maneras, se pueden ver en ellas borradores de lo que será este cambio de rumbo, películas como Bienvenido, Mr. Marshall en su etapa con Bardem o Calabuch tenían un fondo dramático y una carga crítica no menos fuerte, pero por el contrario se acercaba a los personajes. Berlanga que admiraba a Rafael Azcona y los guiones que había hecho para Marco Ferreri en El pisito y El cochecito comenzó a trabajar con él en el guion de Se vende un tranvía (1959) que tenía que formar parte de una serie que no vio finalmente la luz y Plácido sería su primera película juntos. “A partir de mi encuentro con Azcona, la labor crítica de mi cine es más eficaz e incisiva. De ahí que Plácido era para mí un título fundamental” (Berlanga)

   

 Poco a poco van perfilando un guion que había sufrido varios cambios y junto con José Luis Colina y José Luis Font presentan un proyecto que llevaba el título de “Siente (a) un pobre a su mesa” que es aceptado por Jet Films, empresa catalana del exhibidor Alfredo Matas que iniciaba su carrera como productor. La censura obligó al cambio de nombre, aceptando finalmente el de Plácido, también se instó al director a cortar la escena del artista poniéndose la liga, a suprimir el plano de la señora moviendo la cabeza del moribundo para que dé su consentimiento en la boda "in articulo mortis" -aunque finalmente los responsables solo suavizaron el movimiento- y a modificar la secuencia del centinela “en el sentido de que se aclare que se trata de un cuartel y sustituir el santo y seña de España por otro. Algún censor como Patricio Gómez defendía la prohibición del filme por suponer un ataque a la piedad tradicional de España, de hecho, la censura eclesiástica quiso que no sonara el villancico “Madre, en la puerta hay un niño” al final ya que veían un ataque a la obra caritativa de la Iglesia, por suerte no se les hizo caso y ahí sigue sonando.  Final de Plácido:  

El tema de la caridad y ver esta película como si fuera únicamente una crítica a la falsedad de esta, molestaba mucho a Berlanga qué insistía una y otra vez que era una anécdota, que lo que él quería poner de manifiesto era el problema de la incomunicación entre los seres humanos: “Habla de la incomunicación, pero no al estilo de Antonioni, sino la comunicación externa social”. Efectivamente, ver Plácido supone ver a una serie de personajes donde todos aparentan hacerse caso, oírse y no decirse nada. Ningún lazo los une, pero todos van juntos a alguna parte. 

Tendríamos por una parte a la aristocracia representada por la presidenta y su familia, a la burguesía con la familia donde se muere el pobre y al proletariado con Plácido y su familia. A ningún personaje de esta farsa se le tiene tiempo suficiente ante la cámara para que tengamos algo más que un apunte, excepto Plácido (Cassen en su extraordinario debut cinematográfico) que es tan pobre como sus futuros beneficiarios y trabaja directamente al servicio de los ricos o Quintanilla, “el de las serrerías” (López Vázquez), que solo va a la suya y le importa bien poco los problemas de la letra de Plácido y los pobres.Pero tampoco gozan estos dos de cierto cariño por parte de Berlanga y Azcona, todos tienen un rasgo negativo, nadie se salva.

 

José Luis López Vázquez decía que las películas de Berlanga son esperpentos no de la España de la época, sino de la España eterna. El director hablaba del “humor español, el de la picaresca española, desde Quevedo a Buñuel, pasando por Goya y Solana, todo señor que haya intentado diseccionar a los españoles, es decir, diseccionarse a sí mismo, ha tenido que recurrir por fuerza a esto que llaman humor negro 

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Recuerdo la primera vez que vi Plácido y me llamó la atención que era una película sin apenas sol, vemos nublado, un ambiente frío y nocturno, luces artificiales, etc. El ambiente es desagradable, la mujer de Plácido trabaja en los urinarios públicos, el belén está encima del lavabo, la cesta en el inodoro, él se irá moviendo por la ciudad, pasando por el banco, el casino de la subasta, hogares que acogen a los pobres...En todos ellos veremos gente lamentable y repelente, aunque el humor irónico nos hará soltar una sonrisa y luego temblar parafraseando ahora a la revista "La Codorniz". La presencia de la muerte es constante a lo largo de la película, ya desde el principio con ese entierro que se cruza en la cabalgata o al muerto que ha de transportar en su motocarro. El día de Nochebuena se convierte en un día triste, esa caridad se convierte justamente en lo contrario y aunque Berlanga quiera reflejar más bien lo anterior, nunca escondió su odio hacia este tipo de campañas benéficas que seguía viendo actualizadas en los telemaratones que se dan en la actualidad.

 

El trayecto que sigue el cuerpo sin vida de Pascual, primero bajado del domicilio de los Helguera y luego elevado a su casa nos dice también algo más, una buena muestra de esconder a la censura la verdadera intención que es la de un homenaje enmascarado a la España defenestrada por la guerra: Vemos como parte del domicilio de unos republicanos, y pasa delante de una placa conmemorativa que evoca el emplazamiento del cuartel general de Franco durante la guerra civil y recala en los sótanos de un baluarte del ejército victorioso. Este tipo de escenas que Berlanga y Azcona sabían tan bien hacer y pasaban inadvertidas, no solo a los censores sino al público en general, motivó que llegara un punto que se le eliminaran escenas sin ninguna razón, como la de un plano general de la Gran Vía madrileña en otra de sus películas.

 Años después conoció al censor y le dijo: «¿Si hubiera sido otro el director..., pero tratándose de Berlanga quién nos podía garantizar que no ponía usted entre los peatones a un cura que entra en el Pasapoga?» (El Pasapoga era una sala de fiestas, luego discoteca de la popular calle madrileña).

  La película fue rodada en Manresa, más de un vecino recuerda aun el rodaje, albergar tal obra maestra debería ser motivo de constante homenaje y así ha sido, aunque también ha habido y hay voces que no les gustaba que la película se hubiera rodado ahí por la imagen que podía dar la ciudad y que se reflejara la España profunda en sus calles, ya decía Berlanga que “la acidez de estómago no aparece hasta unas horas después de haber comido”. 

 

En fin, Plácido es otra de las grandes muestras de este que homenajeamos constantemente los cinéfilos y los medios esporádicamente cuando hay alguna fecha conmemorativa.

12/11/2020

Robert Bresson: El director que filmaba detrás de lo visible

 

 La Filmoteca de Catalunya dentro de la 17a“Mostra de cinema espiritual de Catalunya, 2020” tenía anunciada a partir de este 15 de noviembre una retrospectiva dedicada a Robert Bresson (Bromont-Lamothe (Francia) 1901-Droue-sur-Drouette (Francia) 1999) que las circunstancias actuales seguramente llevarán a posponer, esperemos que pronto pueda abrir y verse el ciclo o al menos online algunos títulos y sus presentaciones. Podrá ser una excelente oportunidad de poder completar su filmografía, pues se exhiben filmes difíciles de encontrar o poco vistos y que empezará por Los ángeles del pecado (1943), película complicada para encontrar.




 En anteriores ediciones ha habido ciclos de Dreyer y de Ozú, siguiendo el libro de Paul Schrader de El estilo trascendental en el cine, el cual dice que fue gracias a sus películas que escribió el guion de Taxi Driver, de hecho en sus trabajos hay una influencia clara, tal como lo demuestra su final de American Gigolo.

 En los últimos años, no obstante, ha habido suerte con el director francés y han salido ediciones bastante buenas en DVD desde Las damas del bosque de Bolonia (1945). Bresson, para quien no lo conozca, podríamos decir que fue un director que se situó al margen de las corrientes cinematográficas que estaba habiendo en Francia y en general del cine. Él buscaba un nuevo lenguaje, o renovarlo según se mire. Contaba, eso sí, con la admiración de la "Nouvelle Vague", especialmente Godard que dijo que Bresson es el cine francés como Dostoievski la novela rusa o Mozart la música alemana (1957).Truffaut también lo seguía, aunque reconocía la dificultad de su cine: “Las teorías de Bresson no dejan de ser apasionantes, pero son tan personales que no le convienen más que a él (…) Una concepción tan teórica , matemática, musical y , sobre todo, ascética del cine no podría engendrar una tendencia” (1955).

 Él diferenciaba entre cine, que para él era teatro filmado, y cinematógrafo, el cual era el arte nuevo, la combinación de sonidos e imágenes en movimiento que armonizados adecuadamente por el montaje era capaz de trasladar sentimientos. Rechazaba a los actores profesionales, cogía gente fuera de la interpretación a los que llamaba “modelos” tomados de la vida, tampoco utilizaba la música, sino que los ruidos habían de convertirse en esta, decía también que una película no es un espectáculo es ante todo un estado. Podríamos seguir con un director que exploraba lo que se escondía detrás de lo visible. “Lo que ningún ojo humano es capaz de atrapar, ningún lápiz, pincel o pluma es capaz de fijar, la cámara lo atrapa sin saber qué es y lo fija con la escrupulosa indiferencia de una máquina” (Bresson).

 Su cine empieza a tener relevancia a partir de Diario de un cura rural (1951), adaptación de la novela de George Bernanos. Ahí, sin embargo, aun había actores profesionales, caso del debutante, Claude Laydu que vivió un infierno por los métodos de dirección de él. Bresson decía que "trabajaría en un actor, como un escultor modela su arcilla". Estuvo con él todos los domingos durante un año, persuadiéndolo gradualmente para el papel. Vivió durante muchas semanas con un grupo de sacerdotes jóvenes, absorbiendo sus gestos y durante el rodaje pasaba hambre para adquirir la auténtica máscara de la desnutrición y la enfermedad. Rafael Gil, por cierto, se fijó en él y le dio el papel dos años más tarde también de sacerdote en su notable La guerra de Dios.  

André Bazin dijo del filme: “Bresson llega a reencontrar todas las virtudes del filme mudo y por primera vez operar su fusión con el filme sonoro y hablado. Bresson hace definitivamente justicia a este tópico crítico según el cual la imagen y el sonido no han de repetirse nunca, los momentos más conmovedores del filme son justamente aquellos en que el texto parece decir exactamente lo mismo que la imagen, pero diciéndolo de manera diferente”.

 “El cine sonoro ha inventado el silencio” decía, y ciertamente, al menos en sus películas, así era.   Nada desaparecía de la sustancia del libro, pero todo había sido traspasado a la óptica del director que renunciaba a todo lo cinematográfico de ella. El cine de Bresson no daba mucho dinero, es por ello por lo que solo hizo 13 o 14 películas en su vida según donde se mire, después de esta tenemos que esperar hasta 1956 en la que dirige Un condenado a muerte se ha escapado, para muchos su mejor película y para mí también, cuando tuve la oportunidad de verla en la Filmoteca sentí que había visto una obra maestra absoluta de aquellas que no se te borran de la cabeza.

 En la mayor parte del filme solo vemos su celda, algún ángulo del patio, el pasillo muy de tanto en tanto. Los prisioneros solo aparecen en la medida en que el personaje va determinando su acción, al protagonista nunca lo vemos íntegro, más que su rostro vemos sus manos, los objetos que va utilizando... El sonido nos ayuda a determinar los estados, por ejemplo, cuando oímos las llaves del guardia, las voces de los alemanes, el ruido del cable, los silbidos, etc.  

El catolicismo del director se hace bien presente presentándonos el subtítulo de “El viento sopla donde quiere” que son las palabras que Cristo dirige a Nicodemo cuando le pregunta cómo se puede nacer de nuevo. A Bresson se le calificaba de jansenista, que podríamos resumir en que la gracia divina solo salva a aquellos a quienes les fue concedida desde su nacimiento y la creencia en la predestinación. Al director no le gustaba mucho que se le calificara así, sin embargo, en esta película encontramos que dice lo siguiente: “Quería mostrar este milagro la mano invisible encima de la cárcel, dirigiendo lo que pasa, provocando las cosas para que unos tengan éxito y otros no”. La mano de Dios que opera en pro de la salvación de unos, pero no de otros. 

En la película hay también un uso del Kyrie de la “Misa en do menor” de Mozart en un sentido rítmico. Hay primero el tempo errante regular, luego va ascendiendo progresivamente en un crescendo y finalmente en una culminación final con la apoteosis del coro. Pese a lo que nos dice el director, yo veo también cierta utilización enfática que emociona, quizá por eso Bresson cuando recordaba la película decía que era bella pero que aun había música.  

 Dirige después películas alabadas por la crítica, aunque también con sus detractores, pero que le hacen tener un sitio destacado en la historia del cine y conseguir admiradores. Por ejemplo, Pickpocket (1959), con unos planos tan breves como los diálogos, posiblemente hay que verla un montón de veces para encontrar el sentido de cada gesto y de cada palabra. “Será un filme de manos, de objetos y de miradas (…) Qué importa el tema del filme. Lo que aquí interesa es la colocación de ciertos elementos artísticos. Para mí un director es antes que nada un ordenador” (Bresson)

Luego vendría El proceso de Juana de Arco (1962) de la que decía “Mi primera preocupación fue transcribir en el papel las palabras de Juana y sus jueces para estructurar la película (…) los textos facilitados están llenos le repeticiones por lo cual los he condensado para conservar solo lo esencial. La característica de este filme es que el ritmo de las palabras ha creado el ritmo de las imágenes. Conviene decir que sin haber cogido nunca una pluma, Juana de arco ha escrito un libro y este libro es una obra maestra de nuestra literatura”. A Bresson le molestaba mucho que le comparasen con Dreyer, y aquí vemos una muestra, él no utilizó los primeros planos del director danés, sino unos planos medios. El resultado es otra obra fría, pero capaz de levantar los sentimientos más profundos.  

 Después dirigiría lo que algunos críticos ven como un díptico, Al azar de Baltasar (1966) y Mouchette (1967), el director está en su momento creativo mejor. En la primera utiliza un burro como actor principal: "El burro es el actor ideal, por qué no comunica sus emociones. Solo se ven sus reacciones primarias ante la nieve del fuego en la cola la comida, etc." (Bresson).

Por cierto, que dijo que se parecía al primer Charlot su actuación. La película según él no narra la vida de un asno, sino la vida del hombre desde su nacimiento hasta la muerte pasando por la infancia la adolescencia el trabajo y la vejez. pero el asno es el que carga con sus pecados. Un final sensible, bello y poético con la música de Schubert hacía llorar.

 

 Con Mouchette volvía a adaptar una novela de George Bernanos, que la había escrito en España durante la Guerra Civil. Bresson abordaba aquí el retrato de una adolescente rechazada y sacaba el tema del suicidio que volvería a abordar en su siguiente película Une femme douce (1969) (otra película inaccesible para poder ver) y en El diablo, probablemente (1977). Lo veía como una gracia de Dios, el único medio de esperanza, algo que no gustó a quienes seguían sus películas desde el punto de vista cristiano ya que la Iglesia lo condena. Justificaba el uso de la música del “Magnificat” de Verdi que suena al inicio y fin de la película: “Es el canto del triunfo de los humildes y llena de cristianismo el mensaje de las imágenes”.

 

  Cuatro noches de un soñador (1971), adaptación de la novela de Dostoyevski, película también invisible de ver, y Lancelot du Lac (1974), personalísima visión de la leyenda artúrica donde el espectáculo prácticamente se reduce a sonidos de las armaduras y las armas, y donde retrata la muerte como un silencio de Dios y los colores que la representan, el rojo y el verde.  

 José Luis Guerín, por ejemplo, remarca la escena en que la espada apoyada en un árbol pierde el equilibrio y cae después de un tiempo poco convencional para el espectador habitual. Para Lancelot du lac, Bresson llegó a pensar en Burt Lancaster o Richard Burton, rompiendo su radicalidad a la hora de coger actores no profesionales: “Si pudiera utilizaría algunos que admiro, pero les cuesta más no interpretar que a la gente de la calle ser sencilla”. El director lamentaba que en sus películas si hubiera utilizado actores famosos, se habría hecho millonario 
 

El diablo probablemente, que rodó cuatro años después, estuvo prohibida en Francia para los menores de edad ya que se dijo que estaba justificando el suicidio adolescente. “Lo que me ha llevado a realizar esta película es la ruptura que se ha hecho con todo. Una civilización de masas, en la cual, pronto, el individuo dejará de existir: Una alocada agitación, una inmensa empresa de demolición en la cual todos sucumbiremos cuando creíamos que nos haría vivir y también la sorprendente indiferencia de la gente, excepto algunos jóvenes actuales más lúcidos”. (Bresson) 

 

Su última película es El dinero (1983), excelente ejercicio de elipsis que nos devolvía el mejor Bresson. José Luis Guarner decía de ella: “La calculadísima conjunción de imágenes y de sonidos, donde la duración de cada plano, la sucesión de las miradas, la relación entre formas y ruidos, el diálogo entre las manos y los objetos, crean todo un mundo más allá de las apariencias, dónde -el más espectacular toque de varita mágica del cineasta- no está ausente la emoción. Fiel a la jansenista temática bressoniana del pecado, la gracia y la redención, El dinero es una auténtica película religiosa, como lo fueron Un condenado a muerte se ha escapado o Pickpocket. Una creación, a la vez fastidiosa y admirable, (que) significa en cierto modo la suma de toda la obra de Bresson, casi el testamento de un hombre grande de cine.” (La Vanguardia 1-5-84) 

 

Así se despedía un grande del cine que aun tenía otro proyecto, llevar el Génesis al cine, algo que ya intentó cuando Dino de Laurentiis lo contrató en 1964 como director. Cuando filmó su primera escena del diluvio, solicitó el uso de todos los animales del zoológico de la ciudad de Roma. Los productores obedecieron, pero al comprobar las prisas diarias, vieron que lo único que filmaba Bresson eran las huellas de los animales en una playa de arena. Estaban furiosos, y fue despedido, John Huston se hizo cargo del proyecto. “La Biblia dice que Dios es irrepresentable, por lo tanto, yo no lo voy a representar de un modo completo. Estará presente y ausente de la pantalla al mismo tiempo ...” Este era Robert Bresson, un director irrepetible.

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...