En una retrospectiva dedicada al cineasta François Truffaut en la Filmoteca de Cataluña, se organizó una mesa redonda, de aquellas que duraban dos horas y que todo cinéfilo gozaba sin mirar el reloj. Hablo de ya hace algunos años, imagínense que era aun en el desaparecido Cine Aquitania de Barcelona. Me ha venido a la mente esta, pues al tratarse de la semana del día del libro, pensé que era buena idea elaborar un post de Fahrenheit 451, la novela de Ray Bradbury que el cineasta francés adaptó y que significó un punto de inflexión en su carrera, por primera vez usaba el color, rodaba en inglés y trabajaba para una “Major” como la Universal.
En aquella mesa redonda, cuando llegaba el momento de opinar sobre esta, uno de los componentes dijo que era un filme “que en su momento nos descolocó”, ya que se imaginaban que seguiría los cánones de la "Nouvelle Vague". Creo que es injusto que se diga que Truffaut la traicionó y que quiso apuntarse a lo comercial, el director francés supo analizar los tiempos y sobre todo respetar al público, que es quien paga y ve. Su cine siguió siendo notable, llegaba a todo tipo de públicos, algo que en Godard, por ejemplo, no sucedía ni sucede. Los dos rivalizaban en esas fechas con una película de ciencia ficción, Godard con Alphaville, y él con esta. El primero elaboró una película compleja, con un reparto atractivo, ahí teníamos al olvidado Eddie Constantine y a la recordada Ana Karina, pero poco se habla de ella por su pretenciosidad y por confundir al respetable con una sucesión de ideas caótica, apta únicamente para sus seguidores.
Truffaut, en cambio optó por la novela mencionada y le salió una película que, aunque dividió a la crítica, uno la entiende y capta sin necesidad de recurrir a lo críptico. Bien es cierto que la novela es excelente, Bradbury también sabía conjugar los estilos, nos mostraba ese mundo futurista en el que los bomberos salen a quemar libros, y aparte de entretener, hallábamos más de una coincidencia con la nuestra contemporánea.
Como todo libro que es llevado a la pantalla grande, tendremos el típico comentario de que no acaba de reflejar la novela, ya saben: que esta es mejor que la película, que si le ha quitado un capítulo, que dónde está tal personaje, etc. Esto más de una vez lo he comentado, por lo que me ahorraré dedicar varios párrafos a lo que es el lenguaje literario y el cinematográfico, aunque sí quiero aclarar, antes de continuar, que Truffaut capta muy bien la esencia del mensaje de Bradbury, y eso es en definitiva lo que importa cuando un libro es llevado al cine.
El propio escritor en una entrevista en 1988 de Sophie Darmaillacq para “Liberation” publicada en "La Vanguardia" decía sobre el filme: “Está muy logrado. En particular, el final es uno de los más bellos de la historia del cine, y eso es de Truffaut, no es mío”. Sin embargo, años más tarde y al querer Mel Gibson llevar la novela de nuevo al cine, Bradbury escribió un guion de esta, y decía lo siguiente: “La película de Truffaut dejó fuera cantidad de cosas que estaban en mi novela, y que yo ahora volveré a introducir, así que esta versión será mejor. Truffaut era perezoso, torpe y arrogante, tenía ese defecto de los franceses que se creen que lo saben todo, y se pasan el día diciendo “yo lo sé”. Lo cual, por cierto, hace de mí una persona muy francesa” (La Vanguardia, 18-06-96).
Por cierto, Gibson al final la rechazó, el papel parece que iba para Tom Cruise, en el 2018 se rodó una que no he visto, pero veo que en el guion no interviene Bradbury y los comentarios no son muy buenos.
Lo cierto es que Bradbury no paró de contradecirse, algo normal cuando un escritor ve su obra en manos de otro, en el estreno de 1966 le envió a Truffaut el siguiente telegrama alabando su película:
“Qué raro es para un escritor entrar a una sala de cine y ver su propia novela fiel y excitantemente contada en la pantalla. Usted me ha devuelto el regalo de mi propio libro traducido a un nuevo medio conservando el alma del original. Estoy profundamente agradecido”.
El director francés le respondió muy humildemente: “Debo decirle con franqueza ahora que ha terminado nuestra larga y común aventura de Fahrenheit 451 que fue excitante, pero a menudo me sentí apabullado por el alcance del proyecto. Quizá fui muy ambicioso y temí que mi esfuerzo y talento no fueran iguales a los de su trabajo”
Ciertamente, Truffaut no lo pasó nada bien durante el rodaje, tener que rodar fuera de Francia y en inglés, idioma que no sabía, le provocó problemas. Pero lo peor fue el comportamiento del actor Oskar Werner. Según explica el director, fue el único actor a lo largo de su carrera con el que discutió, en más de un plano tuvo que utilizar a un doble ya que no aceptaba según qué situaciones, y para colmo se cortó el pelo expresamente para que se notara al final de la película un error de continuidad. Ignoro si con los años harían las paces, lo cierto es que, si se fijan, en La habitación verde está en una de las fotos de sus muertos queridos, aunque Werner falleció en 1984
La película es excelente, así como la novela, es de aquellas que van muy bien para que, en edad adolescente, uno empiece a aficionarse por los libros y meditar. Cuando estudiaba en el instituto, cada uno traía una novela y se iban intercambiando, yo opté por esta y tuvo bastante éxito entre mis compañeros, recuerdo que en la portada estaba Cyril Cusack que hace de capitán Beatty. Por aquella época, la película apenas se pasaba por televisión, he buscado y he encontrado solo un pase en TVE en 1974, estaba editada en VHS y recuerdo que la compré con bastante ilusión en un videoclub que estaba en la C/ Vergara de Barcelona ya desaparecido. Luego apareció el DVD con un material extra sin subtitular, no es que sea una gran copia, pero respeta el formato y es mucho mejor que el Blu-ray (copia que pasan las plataformas) con un abuso de haber limpiado excesivamente la imagen de grano.
Ya, al empezar, opta por unos créditos originales en los que no hay nada escrito como referencia a ese mundo sin lectura.
Algún que otro crítico señala que la película ha envejecido mal, no estoy muy de acuerdo, incluso me atrevería a decir que ha pasado lo contrario, sin ir más lejos las televisiones que salen son idénticas a las actuales, la obsesión por un mundo que solo ve la “caja tonta” y programas de nula calidad, está muy presente en este mundo actual.
La única pega, pero ya no es asunto del director, es que Bradbury no pensó que habría internet, más de uno dirá que no salen las redes sociales, sin embargo, esas interacciones con esos programas, las charlas superfluas entre amigas, el aceptar como verdad lo que es falso sin ni siquiera comprobarlo, no deja de tener la misma raíz.
Truffaut jugó inteligentemente con Julie Christie al darle dos papeles, por una parte, la mujer del protagonista y por otra, la profesora de la que Montag se enamora. Precisamente, es muy inteligente ese uso de las miradas por las que el bombero empezará a sentir atracción hacia ese mundo prohibido de las lecturas, hay un momento en el que a Montag le dicen que lo van a ascender, cuando va a ver a su mujer, esta ni siquiera lo mira, solo está pendiente de esa pantalla de televisión, incluso después le dice que con el dinero comprará otra. Con la maestra pasa todo lo contrario, empiezan a hablar, y sí se miran, una pregunta de ella sobre si ha tenido la tentación de leer uno de los libros quemados es lo que le lleva a empezar la curiosidad.
Truffaut contrató para la película a Bernard Herrmann, el músico habitual de Hitchcock en los 50 y 60, pasaba por un mal momento ya que habían roto su relación tras rechazar el mago del suspense su partitura para Cortina rasgada. Esto no pasó por alto para el director francés, que como sabrán ya, era un devoto de sus películas y por eso tenemos ese magnífico libro de entrevistas que todo cinéfilo tiene en su estantería. Su partitura bellísima le da un toque de gran lirismo y suspense, hay momentos en que uno piensa que es de Hitchcock ya que evoca sus constantes. Por otra parte, si se fijan, en anteriores películas de él ya había ese toque de suspense, el montaje de escenas y el ritmo de La piel suave, que a pesar de no ser de ese género, lo parecía.
Momentos cumbre son la quema de libros, el departamento legal de la Universal le dijo que no utilizara ediciones verdaderas por posibles demandas, Truffaut no hizo caso por suerte. Ver cómo se van quemando esos títulos provoca una de las sensaciones más extrañas que un espectador pueda tener, por una parte, está rodado con una belleza absoluta y por otra te pone la gallina de piel como diría Johan Cruyff al ver cómo van desapareciendo. Por cierto, el primer libro que se ve escondido en una lámpara es El Quijote.
Muy recomendable este Fahrenheit 451 donde Truffaut también trata el tema de la carencia, en Los 400 golpes, Doinel crecía sin cariño, en El pequeño salvaje el niño carecía de lenguaje, aquí carecemos de libros y de cultura y si siguen con su filmografía verán que el tema aumenta. Qué mejor idea que recurrir a su cine para no carecer tampoco nosotros de lectura y de paso amar más la literatura, nunca se sabe si en un futuro también seremos hombres-libro.
Acostumbro a escuchar el podcast de "Cowboys de medianoche", el espacio que presenta Luis Herrero y que tiene como contertulios a José Luis Garci, Eduardo Torres-Dulce y Luis Alberto de Cuenca, en este tienen una sección que se llama “La prueba del algodón” http://www.radio-espana.es/podcasts/cowboys-de-medianoche en el que repasan la filmografía de un actor y comprueban si tiene más de 15 obras maestras, en el del día 9 de abril le tocó el turno al gran Pepe Isbert y la pasó (pueden escucharlo en el enlace a partir de 1:06:32). Claro está que los cowboys no son muy exigentes a la hora de definir los criterios de lo que es una obra maestra, películas como Ella, él y sus millones o Un caballero andaluz que están muy bien, son por ellos calificadas con las cinco estrellas, algo que creo exagerado. Garci lo argumenta diciendo que hay que reivindicar el cine español, una vez acabado el programa consulté la filmografía del gran actor porque quise recordar una que ni siquiera citaron La Familia Vila, me hubiera gustado saber la valoración de esta...
Se encuentra la película en YouTube, al parecer no hay más copias, no se ha visto mucho en televisión, un pase lejano en Antena 3 TV el 28 de junio del 91 y luego ya hubo que esperar 24 años hasta que la Betevé la rescatara en su espacio de "Barcelona i acció" un 5 de julio de 2015, la programó con un aviso de que la copia no se veía muy bien, pero que por su interés histórico se emitía, no recuerdo más pases. El estado de la película de Ignacio F. Iquino no es el mejor, pero no por ello ha de caer en el olvido, también me pregunto por qué no se mejora y restaura, es del año 1949, y narra las andanzas de una familia de clase media humilde que vive en la casa de la C/Petritxol esquina con la Plaza del Pino de Barcelona. El padre (Pepe Isbert) es un hombre honrado con unos principios muy marcados que tiene cuatro hijos, una de las cuales (Elvira) es lo que antes se decía “la oveja negra” y huye de esa familia "chapada a la antigua" como ella misma define con su novio.
Por el contrario, el polo opuesto está representado en su hermana Carmen que tiene una vida resignada, la relación entre las dos no es buena, la primera es presumida, tiene un trabajo, y se pasea por el barrio con el lujoso cadillac de su novio, lo cual llama la atención de los vecinos. ¿Les suena esto a otra película?
Más de un lector creo que habrá contestado afirmativamente, sí El mundo sigue de Fernando Fernán Gómez de 1962, su película maldita. Evidentemente no son iguales, pero sí que tienen varios puntos de vista en común y no me extrañaría que hubiera servido de fuente de inspiración.
El mundo sigue fue escrita por el portugalujo Juan Antonio Zunzunegui, sus novelas se enmarcaban en un realismo que cierta crítica vio comparable al de Pío Baroja. Es un autor que no se estudia en la Universidad, doy fe de ello. En la Historia de la Literatura Española de la Editorial Ariel dedicada al siglo pasado, Gerald G. Brown lo califica de “muy zafio y pobre imaginación psicológica, aunque de cierta fuerza realista en sus escenas”. Mejor es la definición en la Enciclopedia de escritores españoles en Lengua castellana de Rosa Navarro Durán, no se oculta que nace en seno de una familia de origen acomodado y que en la Guerra Civil defendió la causa nacional, leemos que “su obra se caracteriza por hallarse vinculada a la corriente realista, desde la que denunció las costumbres morales y sociales de su tiempo. Está considerado un retratista de la burguesía madrileña de su época”.
Y así, efectivamente, la película de Fernán Gómez sigue estas características y es fiel a la novela de 1960. En La familia Vila, en cambio, la historia es del mismo Iquino en compañía de Juan Lladó que colaboró bastante con el director. También es un retrato que denuncia las costumbres sociales y morales, pero, claro está, que había que pasar por el "nihil obstat" de la censura y uno tenía que ser muy hábil para que el guion no se quedara archivado.
Más de uno al verla aplicará ese adjetivo peyorativo de “moralista” y tendrá parte de razón. Pero valdría la pena preguntarnos qué se entiende por eso, El mundo sigue también lo es, incluso me atrevería a decir que más. ¿No está hablando Zunzunegui que la descomposición y pérdida de los valores tradicionales de una familia acaban por corromper los principios de las personas? ¿Y no son moralistas también películas recientes que defienden y hasta machacan con otro tipo de ideologías? Esto nos llevaría a un debate, en todo caso hay que observar los ropajes con las que se viste cada producción.
El guion de Fernán Gómez pasó el "nihil obstat", aunque se tuvieron que suprimir algunas escenas, en el informe del 3 de junio de 1963 encontramos que "contiene episodios cuya realización conviene cuidar muy especialmente y algunos que deben ser suprimidos”. A efectos de protección económica se la calificó con una discreta “Segunda A”, incluso José Luis Borau que pertenecía entonces a la comisión de la rama de Clasificación le quiso dar una categoría inferior. La junta revisó el filme una vez suprimidas algunas escenas y la calificó como Primera B, sin embargo, no se le vio carrera comercial y no llegó ni a estrenarse en Madrid. Una vez pasado el Franquismo, tampoco se reestrenó y por televisión se pasó una única vez, ha sido en el 2015 que casi con carácter de estreno se ha podido ver gracias al trabajo de "A contracorriente" y de Juan Estelrich hijo.
Iquino también tuvo sus problemas, La Junta Superior de Orientación Cinematográfica encuentra que la figura de la hermana mayor (la resignada) resultaba antipática, lo cual perjudicaba la intención general del argumento y se podía leer la siguiente frase: “No es ejemplar la bondad si no se acompaña de un mínimo de comprensión y amabilidad”.
El director decidió entonces cambiar el reparto previsto y contratar a Maruchi Fresno de la que escribió que era “de una mayor dulzura de expresión y sosiego de ademanes que la antes por nosotros elegida”. La sucesión de problemas en el argumento no era bien vista y en algún que otro informe remitido al Ministerio como el del delegado provincial en Cuenca se reflejaba que “deja caer tal número de desgracias que lejos de provocar lástima mueve a hilaridad”.
Estamos, pues, en una prueba palpable de lo que he dicho antes, el tema de cómo se viste la historia, Ignacio Ferrés Iquino es uno de los mejores directores que hemos tenido y por favor no se me lleven las manos a la cabeza, él supo crear una industria, dar de comer a muchos que trabajarían luego en el cine y como buen catalán calculaba muy bien lo que podía gastar y ahorrar, se dijo de él que era el Roger Corman español. En esta producción que fue la primera que produjo en solitario empleó todas sus habilidades para que no pasara por una película cruel y de aquellas que te dejan clavado en la butaca una vez finalizada, como sí pasa en la de Fernán Gómez, son dos estilos diferentes.
Por ejemplo, en las dos tenemos el tema de la rivalidad y envidia entre hermanas, En La familia Vila, esta se muestra más de manera implícita, ya sea por la situación en la que están en la mesa o en la frase que suelta Elvira (Juny Orly) sobre ella. Fernán Gómez, en cambio, utiliza diálogos muy fuertes de enfrentamiento, incluso recuerdan a los programas basura de corazón de Tele 5, algo que le da un toque actual a la producción y es que poco hemos cambiado en verdad. Ustedes recordarán el final de El mundo sigue y lo que pasa con las hermanas, me permitirán que no lo diga por si alguien no la ha visto, pero en la de Iquino tenemos una escena que recuerda, en parte, aquella. Sin embargo, el director de Valls para evitar que se le tache de folletinesco la convierte en una pesadilla de la que la protagonista despierta, algo que hará que la escena que vendrá a continuación, ya real, tenga una intensidad emotiva fuerte.
El coche lujoso, que en la de Fernán Gómez se pasea Luisa (Gemma Cuervo) para presumir y dar rabia a su hermana resignada (Lina Canalejas), tiene también su borrador en la Familia Vila, salvo que Iquino evita que la familia se lo critique, aunque implícitamente sí está el rechazo a esa actitud y para evitar el diálogo de enfrentamiento utiliza un Pepe Isbert bajando del tranvía y viéndolo sin que se sepa muy bien si así ha sido realmente, luego una malévola pregunta de una vecina, enfocada en un primer plano anterior, provoca el chivatazo.
En la película de Iquino encontramos a un sacerdote que es quien guía y que se aplique la doctrina del "hijo pródigo", la figura del “director espiritual” era antes muy apreciada y respetada en las familias católicas y constantemente se le pedía consejo y su palabra era lo que guiaba. En El mundo sigue hallamos a uno de los hijos que estudió para cura, pero que tuvo que dejar el seminario y que constantemente está rezando, tal personaje está muy maltratado, sus padres le reprochan que esté dando sermones y lecciones morales, probablemente les choca que ellos estén cometiendo el pecado de omisión al permitir que su hija se prostituya. Aquí puede haber dos lecturas, una crítica por parte de Zunzunegui a la pérdida de valores religiosos o de vivir un cristianismo teórico, pero no puesto en práctica, o por otra parte la creación de un personaje totalmente desfasado que es incapaz de enfrentarse a cualquier situación, incluyendo la suya personal ya que no consiguió la ordenación episcopal. También la actitud es diferente a la de los padres en La familia Vila, Isbert no acepta la huida de Elvira y le comunica que para él está muerta. Sin embargo, el perdón que es una de las bases del catolicismo acabará guiando su actitud
La Familia Vila empieza con unas imágenes en tono casi documental del barrio del Pino (El Pi en catalán) de Barcelona, la voz en off nos adentra en un espacio agradable, en el que se elogia la sencillez de sus vecinos, los valores cristianos son presentados al enfocar la bella Basílica del Pino “cuna y raíz de los barceloneses” como se nos resalta. Isbert forma parte de una asociación de vecinos que que incluso le querrán ayudar a él económicamente cuando pierde el trabajo. En El mundo sigue la cámara enfoca el barrio de Maravillas de Madrid, perono hay ningún elogio al barrio, no hay la voz en off que nos lo presente, la crueldad incluso llega a niveles altos, las mujeres son seguidas y acosadas en plena calle. Iquino también retrata el tema del machismo, pero para evitar que la censura le dijera algo, lo pone en el tren en el que va Elvira donde un personaje algo siniestro y sin palabras empezará a fijarse en ella.
La Familia Vila empieza y acaba con una sardana (Per tu ploro de Pep Ventura), era una tradición antiguamente la de ir a escucharlas y bailarlas quien supiera, para ello escoge el parque de la Ciudadela un domingo y eso le servirá para mostrar a la familia unida, algo que gustaría mucho a la censura del momento y que le evitaría disgustor de tener que cortar alguna escena, para rematar la jugada sale la voz en off con el timbre del momento (el sonido en el vídeo falla) y que se encarga de explicarnos los valores de la familia por si a alguien no le había quedado claro. Este recurso era algo típico en las produciones de la época, a Rovira Beleta en Hay un camino a la derecha le obligaron a poner una al final.
En El mundo sigue, en cambio, no hay ningún momento alegre de familia unida que permita planos de un Madrid acogedor, el pesimismo lo impide. Iquino muestra un gran homenaje a Barcelona, aparte del ya descrito del barrio, con esos planos en los que vemos incluso el desaparecido Casino-Restaurante de 1916 derrumbado en 1964 para que el parque recupera el diseño ochocentista.
En cuanto el tema del arrepentimiento, Fernán Gómez si que opta por aplicarlo en el personaje de Gemma Cuervo tras lo que sucede, pero de modo forzado, sin embargo Iquino se decanta por enfocar el Cristo de la Sangre de la Basílica del Pino en la procesión del Viernes Santo, resulta interesante la imagen de este Cristo ya que era el que acompañaba a los condenados cuando iban a ser ejecutados en Barcelona, Elvira se arrodilla con una mirada emocionada hacia el balcón donde su familia está arrodillada.
La Familia Vila y El mundo sigue son películas con la misma raíz y con la misma tematica, pero Iquino premia quien sigue los valores ético/cristianos mientras que Fernán Gómez los castiga (véase el papel de Lina Canalejas), la primera respira optmismo y esperanza, en la segunda apenas hay hueco para esta. Las instituciones para el director de Valls son necesarias: La Iglesia con el sacerdote que he comentado, el Estado con ese Consejo de Ministros que acaba arreglando todo, etc. En El mundo sigue no hay apenas papel para estas, si bien la de Iquino solo se puede enmarcar en la fecha en que está rodada, la de Fernán Gómez es más atemporal, a pesar de que muchos la ven como una crítica al Franquismo, creo que Zunzunegui la escribe atacando más la falta de valores y el egoismo de una sociedad más que cargando contra el Régimen
En el plano técnico, La Familia Vila es una película muy rica en planos, a menudo los retrata desde arriba, algo que también sucede en El mundo sigue, Iquino consigue momentos muy conseguidos como cuando el padre acompaña a dos de sus hijos a estudiar y pasa por diversas calles, entre ellas una Plaza San Jaime con la Generalitat que en aquellos tiempos era la Diputación. Para la emotiva escena de la muerte del abuelo juega con la luz de las persianas de librillo tan típicas en edificios barceloneses, también tenemos un juego con las escaleras del piso, no tan trabajado como en la de Fernán Gómez, pues ahí conseguía toda una maravilla, pero Iquino le saca bastante jugo con esa sombra y ese momento dubitativo de llamar a la puerta con el juego de la pesadilla y lo real, y la música de Josep Casas i Augé que consigue el efecto dramático deseado.
También destaca el momento en que comen juntos, queda patente la humildad de la casa con ese abuelo que va escondiendo los huesos o el hijo que quiere ser arquitecto y que nos hace pensar que es muy ambicioso, pero que sin embargo lo que está pensando es en mejorar su calle con esos jardines colgantes. También hay el detalle de que la puerta solo la abren las mujeres como dice en un momento, pero luego cambiará. El jefe de Isbert es interpretado por Juan de Landa, corpulento actor al que le saca provecho jugando con el físico y oscureciéndole la cara por el juego sucio que le ofrece.
En la parte negativa creo que el final del personaje del novio de Elvira es algo apresurado, una lástima pues da bastante juego, representa por un lado un equilibrio entre ambas partes, probablemente para evitar lo que pudiera ser un posible embarazo y tratar el tema del aborto, Iquino prefirió que mejor era economizar y no desarrollar más ese noviazgo e iniciar la redención de ella.
Pese a carencias como esta, La familia Vila es una notable película y un claro antecedente de El mundo sigue y vuelvo a remarcar que Iquino fue un realizador que merece un hueco importante en la historia del cine español. Por desgracia se vio obligado a dirigir un cine a partir d ellos 70 del todo olvidable y no pudo realizar proyectos que tenía y que hasta en sus últimos días soñaba con hacer. Murió sin hacer ruido, pidiendo que se publicara la noticia dos meses después, algo que se guardó, pero que uno teme que fue porque aquellos a los que alimentó le olvidaron por completo.
Pueden ver la película en Youtube, por cierto, una curiosidad, aquí Pepe Isbert está doblado, aunque su nieto dice en Filmaffinity que es su voz, pero en películas anteriores a esta ya mostraa su voz típica. Una cosa, la Betevé la ofreció cinco días antes del reestreno de El mundo sigue ¿Habrá quien piense como yo también?
Es tradicional en los EEUU y más concretamente en Nueva York celebrar un desfile el Domingo de Pascua, aunque ha ido transformándose con el tiempo, sigue con su carácter festivo y alegre, siempre que los virus lo permitan... En un principio, tenía un carácter más religioso obviamente, la gente se vestía elegantemente y más de uno aprovechaba para estrenar ropa, algo que también aquí se hace o se hacía, pero en el Domingo de Ramos que marcaba, aparte de su significación religiosa, la primavera ya plenamente activa y el abandono de la ropa de invierno. Las iglesias de Nueva York se adornaban espectacularmente, especialmente la Iglesia Episcopal Trinity , la Catedral de San Patricio y la Iglesia Episcopal de Santo Tomás.
Irving Berlin recogió la esencia del desfile en una canción “Easter Parade” para su revista musical estrenada en 1933 As Thousands Cheer. La había escrito originalmente en 1917, y fue cantada por primera vez por Marilyn Miller y Clifton Webb:
También Don Ameche en Alexander's Ragtime Band (1938) :
Bing Crosby en la película Holiday Inn(1942) de la que hablamos en este blog:
En 1948, Judy Garland y Fred Astaire la interpretaron en la película musical Easter Parade (Desfile de Pascua) , que se construyó alrededor de la canción (algo parecido como con Navidades Blancas (1954) de Michael Curtiz y también con música de Berlin en este caso para la Paramount) y que fue el mayor éxito de la MGM aquel año.
Curiosamente en España no se llegó a estrenar nunca y nos tenemos que remitir a pocos pases televisivos, uno el 1 de febrero de 1980 en la "Primera Sesión" de TVE; el 15 de diciembre de 1990 en el espacio televisivo de Antena 3 “Polvo de estrellas” (recordarán que era un espacio contenedor de películas que presentaba Carlos Pumares en el inicio de esta televisión y aprovechaba el tirón cinéfilo de su programa homónimo en la radio) y luego en una madrugada del 7 de septiembre del 92 en la misma cadena, para luego no tener noticia de la película salvo por canales ya no generalistas.
Desfile de Pascua es un musical dirigido por Charles Walters, el director de Lilí (1953) para que lo vayan conociendo. Actor, bailarín y coreógrafo en Broadway, firmó en 1942 por Arthur Freed para la nueva unidad musical de MGM y trabajó como director de danza de 1943 a 1946, luego hizo la transición a director de cine, especializándose en musicales y comedias.
Permaneció en la Metro desde 1947 hasta 1964. No hace mucho lo cité, pues cuando en Rey de reyes de Nicholas Ray se rodaron escenas nuevas, fue él quien se encargó, a pesar de ser una temática muy distinta a su especialidad.
Su única película fuera de la compañía del león fue Walk Don't Run (1966) que aquí se tituló Apartamento para tres y que supuso la despedida de Cary Grant del cine.
Desfile de Pascua en un principio iba a ser dirigida por Vincente Minnelli, pero al contar con Judy Garland, la Metro prefirió que rechazara el proyecto, las relaciones de la pareja atravesaban un muy mal momento y Walters asumió la dirección. Tampoco Fred Astaire era el actor inicialmente previsto, sino que era un papel para Gene Kelly, pero se lesionó la clavícula y no pudo rodar la tercera aparición con la Garland después de For me and my gal (1942) y El Pirata (1948) de Minnelli. Dos años más tarde de Easter Parade pudieron reencontrarse y también de la mano de Charles Walters en Repertorio de verano.
Desfile de Pascua cuenta con números excelentes como el "Drum Crazy" que baila Astaire en el comienzo en la tienda de juguetes:
Stepping out with My baby donde en el mismo plano se ralentizaba el baile de Astaire :
"A Couple of Swells" donde Astaire y Garland dan vida a un par de vagabundos y que es quizá el mejor número de la película:
O el "The Girl on the Magazine Cover "cantado por Richard Beavers y bailado por Ann Miller y desarrollado por Robert Alton, elegante y suntuoso.
Probablemente no gustará a quien no sea muy seguidor del género, hay un total de 17 números glamourosos bastantes de los cuales no participan directamente en la trama sencilla de un bailarín (Astaire) que tras ser abandonado por su pareja de baile (Ann Miller), encuentra a una bailarina (Garland) por la que siente atracción y de la que se enamora.
Supuso un reinicio de la carrera de Astaire que estaba algo olvidado desde el fracaso de Yolanda y el ladrón de Minnelli, y le permitió seguir otra buena senda de musicales con éxito en taquilla en los 50, recordemos Bodas reales (1951) de Stanley Donen, Melodías de Broadway 1955 (1953) de Vincente Minnelli, Papá piernas largas (1955) de Jean Negulesco, La bella de Moscou (1957) de Rouben Mamoulian o Una cara con ángel (1957) también de Donen. Luego ya dejaría el género para aparecer esporádicamente en comedias y algún que otro papel serio, aunque Francis Ford Coppola lo recuperó para el curioso musical El valle del Arco Iris.(1968).
En cuanto Judy Garland supuso uno de sus grandes últimos éxitos, la actriz ya mostraba por desgracia sus problemas de salud e intentó suicidarse tras rodar El pirata. La MGM acabaría cortando con ella tras Repertorio de verano (1950) y más de un rodaje posterior tuvo que abandonarlo, George Cukor le daría uno de los papeles de su vida en 1954 con Ha nacido una estrella, en el 61 la veríamos en un pequeño papel impresionante en Vencedores o vencidos (1961) y en 1963 se despediría del cine con Ángeles sin paraíso de John Cassavettes y la inédita, aunque recuperada en DVD, I Could Go On Singing (Podría seguir cantando) de Ronald Neame. El 22 de junio de 1969 muere en Londres a los 47 años de una sobredosis de barbitúricos.
Recomiendo que vean Desfile de Pascua, musical a medio camino entre el clásico y el que ya se estaba gestando, la vitalidad que irradia la podrán utilizar eficazmente para estos tiempos oscuros que falta hace.
Las Nenas del mini mini, una de las bandas sonoras más características de Antón García Abril.
El pasado 17 de marzo fallecía víctima del COVID el compositor Antón García Abril, con él se iba uno de los grandes nombres del cine español. En más de una crónica se marginó que fue Pedro Lazaga quien le dio la oportunidad de estrenarse en el séptimo arte y ser su fiel colaborador nada menos que en 68 películas durante 22 años y que le llevó a una gran popularidad y a desarrollarse como músico.
Las comedias españolas de aquella época nos acompañaron a bastantes y sus melodías nos quedaban siempre bien grabadas, trabajo nada fácil y ahí está uno de los grandes rasgos de García Abril que sabía combinar lo popular con lo culto.
Elaboro este post de homenaje donde repaso algunas de sus bandas sonoras y que servirá también de viaje melancólico, también para aquellos que no lo conocían, pues verán que muchas las conocen.
Obviamente, no puedo poner todas ni tampoco algunas que me hubiese gustado, pero que en youtube no se encuentran, por tanto me curo en salud y ya pido disculpas por si alguien echa en falta alguna.
Y comenzamos con su debut: Torrepartida (1956) de Pedro Lazaga, película de bandoleros con
ametralladoras
En 1957 consigue uno de sus primeros éxitos, componer la música de Las muchachas de azul, uniforme de lo que eran las "Galerías Preciados", para los más jóvenes decirles que fueron unos grandes almacenes bastante populares, algo así como el Corte Inglés, en 1995 desaparecieron. La película la dirigía Lazaga y estaba producida por Dibildos que iniciaba una serie de comedias blancas que venían a ser la respuesta de las comedias americanas de Negulesco.
En 1959 consigue otro gran éxito, una música que quedaba perfectamente adaptada a la historia con exquisito toque popular y castizo, hablamos de Los tramposos también de Lazaga, una muy divertida comedia:
En 1961 compone su primer western Tierra brutal que es además el primero que se realiza en España, dirigido por un anodino Michael Carreras contaba en el reparto con Richard Basehart, Don Taylor, Paquita Rico, Fernando Rey o José Nieto entre otros:
García Abril en pocos años ya se había convertido en el músico más popular del cine español, la banda sonora de Las nenas del "mini-mini" (1964) con su dabadabada le convertiria en uno de sus signos característicos
En 1966 trabaja para una coproducción hispano-alemana de terror cuyo título era La isla de la muerte dirigida también por un semidesconocido Erns von Theumer, la composición indicaba que Abril tenía muchos registros en su haber y su nombre ya cruzaba fronteras:
Los más aficionados y que reivindicamos las mal llamadas españoladas, sabemos bien que una de sus principales características son este tipo de introducciones que tan bien sabía construir Lazaga, La ciudad no es para mí (1965) es de las mejores, el gran éxito de taquilla de la película de Martínez Soria también ayudó a que se difundiera su banda sonora:
En 1967 le viene uno de sus grandes éxitos Sor Citroen, otro mítico "dabadaba" que estaba teniendo gran fuerza también en Francia con el tema de Francis Lai de Un hombre y una mujer. Abril ese año trabaja para 12 películas y lo que es más curioso, consigue que prácticamente en todas haya un tema pegadizo: Un millón en la basura, Las cicatrices, Los guardiamarinas, ¿Qué hacemos con los hijos?,Los chicos del Preu, Novios 68, Al ponerse el sol,Las que tienen que servir, El turismo es un gran invento, incluso trabaja para Il cobra una película italiana que contaba en su reparto con Dana Andrews, Anita Ekberg y Jesús Puente
Ese año compone otro western de los varios que hizo, Adiós Texas de Ferdinando Baldi con Franco Nero, su estilo intentaba alejarse algo del de Morricone y acercarse más al western clásico estadounidense:
En 1968 sigue con sus "dabadaba", y para Lazaga compone también otro éxito, el de Las secretarias
Con Dibildos fue también fiel colaborador, dirigida por Fernando Merino compuso esta partitura divertida de Los subdesarrollados en 1968 sobre las peripecias de Julio y Timoteo de la International Investigation Spanish Section, ahí teníamos a Tony Leblanc, Alfredo Landa, Manolo Gómez Bur, Laura Valenzuela, Lina Morgan, etc:
Saltamos ya a 1970, Abril seguía con Lazaga y su estilo de introducción seguida de los créditos, Verano 70 era otra buena muestra:
Ese año consigue nuevos propósitos con La noche de Walpurgis de Leon Klimovsky, inicio de las películas con nuestro admirado "Hombre lobo" Paul Nachy
Abril a pesar de haber abordado ya otros géneros, se siente a gusto con la comedia, la cual no deja, y en 1971 compone una de las canciones de las que dicen ahora "kitsch", se trata de una producción de Pedro Masó, Las ibéricas CF, que más de uno aunque reniegue de ella la habrá escuchado más de dos veces;
Con Mario Camus inicia otra fructífera colaboración y escribe la partitura de La leyenda del Alcalde de Zalamea (1972) que le permite más registros:
Al año siguiente consigue un gran éxito para la serie de TVE Los camioneros con su estilo peculiar y pegadizo
1976: Curro Jiménez, la mítica serie de TVE, su tema principal y quizá el más famoso fue escrito por Waldo de los Ríos, pero García Abril escribió bastantes temas como este "Duelo de navajas" que tuvo su popularidad también.
A pesar de tales éxitos, en cine sigue con comedias populares como este Fin de semana al desnudo de Mariano Ozores de 1974
En 1976 con el inicio del cine de destape logra otro de sus grandes hits con La lozana andaluza, habitual mezcla de cine erótico y picaresco de la mano del inefable Vicente Escrivá adaptada de la obra de Francisco Delicado, la partitura le sirve también para seguir demostrando que se amolda a cualquier género:
A pesar de que el cine español va cambiando, García Abril sigue con comedias, ahí tenemos Rocky Carambola (1978) una película del llamado cine infantil que tan bien se le dio a Javier Aguirre y que en esta ocasión contaba con Torrebruno o La boda del señor cura de un Rafael Gil en horas ya bajas
Para Pilar Miró escribe El crimen de Cuenca en 1979:
A la directora le gustó su música y volvió a contratarlo para Gary Cooper que estás en os cielos (1980)
En TVE compone varias de sus piezas más recordadas, como la que muchos es su obra maestra Fortunata y Jacinta
Aunque para otros su gran tema es el de El hombre y la tierra, la inolvidable serie documental de Félix Rodríguez de la Fuente (1975)
En 1981 escribe la partitura de la serie Cervantes de Alfonso Hungría:
Y a esta le sigue la de Ramón y Cajal de José María Forqué:
En 1982 vuelve con Camus y le compone La colmena, adaptación de la excelente novela de Cela, música que el director utilizó excesivamente
Mucho mejor me parece la partitura igualmente con Camus para Los Santos Inocentes (1984)
En cine ya prácticamente desaparece, su último trabajo según el IMDB fue con El fraile (1990) de Francisco Lara Polop.
Pero volvamos a los 80 y a su etapa en TVE, ahí escribe la música de Los desastres de la guerra y Anillos de oro (1983)
Un curioso trabajo que hizo para TVE fue el de componer las músicas de las cortinillas, lo podemos ver en El crack, Garci aprovechó muy bien el tono melancólico de estas y le pidió al músico si podía utilizar su música, algo que García Abril accedió sin ningún tipo de inconveniente:
En 1985 compone la música de la miniserie Monsignor Quixote, escrita por Graham Green
Y en 1986 compone para TVE Segunda Enseñanza, que venía a ser la precursora de las series ambientadas en institutos y que servían para que actores aun muy jóvenes se dieran a conocer
En 1989 escribe la música de la exitosa Brigada Central de la que escribiría también la segunda parte:
Entre estas dos, compuso este bello tema para la serie Réquiem por Granada, algo olvidada hoy en día, es uno de sus mejores trabajos:
En 1994 se reencuentra con Pedro Masó en la serie de Antena 3 TV Compuesta y sin novio, se trataba de una serie con Lina Morgan mezclando drama y comedia. Supuso para el músico una cierta vuelta a sus orígenes
García Abril también tiene numerosos trabajos en el campo de la música clásica, su cantata Alegrías de 1979, Concierto Aguediano, Homenaje a Sor, etc. También escribió para obras de teatro como Mariana Pineda, Luces de Bohemia, La Celestina. En 1997 escribe una ópera Divinas palabras surgida al amparo del quincuagésimo aniversario del fallecimiento del dramaturgo Ramón María del Valle-Inclán y basada en su tragicomedia homónima.
También escribió comedias musicales como Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores o Mata Hari, además de otros programas, documentales, etc
En 2014 recibe la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España por su contribución a las bandas sonoras.
Tiempo de Semana Santa y la excusa perfecta para la revisión de algún que otro título de los llamados péplums bíblicos y entre ellos los de la vida de Jesús, películas que por otra parte son interesantes cualquier día del año. Entre todos, uno que cada vez que lo veo gana y ese es Rey de Reyes de Nicholas Ray. A veces me da la sensación de quedarme solo con la elección, generalmente la crítica acoge el de Pasolini con pasión y acostumbra a subvalorar los demás, tampoco la Iglesia Católica parece gustarle mucho, para el responsable del Departamento de cine del Arzobispado de Barcelona, Mn. Peio Sánchez, la película de Ray es limitada, aunque peor es la valoración que le da a La historia más grande jamás contada de George Stevens que la califica de mala en el análisis que hace de Jesucristo en el cine en este enlace
En un principio la superproducción de Samuel Bronston estaba pensada para, ni más ni menos, John Ford, de ahí pasó a John Farrow que la titularía La espada y la cruz y planeaba solo usar las palabras de la Biblia, el guion resultaba imposible de filmar y ya no se supo más de él. Al final fue a parar a Nicholas Ray que al contrario de los directores mencionados no profesaba, al menos abiértamente, una religión, aunque sí se sabe que su padre era un católico que se había pasado al luteranismo.
Pensó en varios actores para el papel de Cristo, un no muy conocido para el gran público Keith Mitchell parecía ser la primera opción, pero al no convencer a los productores se pensó en Christopher Plummer, Peter Cushing o hasta en Max Von Sydow que luego lo encarnaría en la de George Stevens.
Por consejo de John Ford al final eligió a Jeffrey Hunter que ya había trabajado con Nicholas Ray en La verdadera historia de Jesse James, el actor tenía unos profundos ojos azules y esa mirada era la que quería el director mostrar en primeros planos.
Antes de continuar conviene aclarar que Jesús en el cine salvo alguna excepción como la película muda que dirigió Cecil B. DeMille con idéntico título y alguna otra, no se le mostraba el rostro ya que se pensaba que podría ofender que fuese retratado y repercutoera negativamente en el filme, por ejemplo en Ben-Hur lo vemos de espaldas o mostrando la mano, o bien lejos para que no se vea.
El tabú se rompe aquí y naturalmente hubo reacciones en contra, veían en Hunter una cara muy joven, incluso a la película en plan irónico se la conocía como “Yo fui un Jesús adolescente” en referencia a toda esa saga de películas que mostraban a monstruos de la Universal en la época de tener bastantes granos. Sin embargo estas mentes más bien cerradas no tenían en cuenta que Hunter cuando empezó a interpretarlo tenía 33 años ¿Les suena la edad? Pues sí, la misma de cuando Jesucristo fue crucificado, por tanto la polémica resultaba estéril. Hunter, por otra parte, se tomó el papel muy en serio, no quiso que saliera nada de su vida privada mientras durara el rodaje y llevó una nariz de masilla falsa, aparte de afeitarse todo el pecho.
Bronston no quería ninguna polémica que pudiese estorbar la reputación del filme y llevó el guion ni más ni menos que al Papa Juan XXIII el cual lo aprobó. También se quiso asegurar que no hubiera polémica con la comunidad judía y se eliminaba toda alusión en que pudieran parecer los más malos de la película, algo que la censura española echó en falta en sus informes.
Ray decía que no quería hacer una epopeya, sino una crónica que diera la impresión de verse por primera vez. Ray tenía en cuenta presentar a Cristo también como un rebelde en clara consonancia con los personajes de sus películas e intentar relacionarlo con el mundo actual, el del hombre que se debate entre la contemplación y la acción y la profundización en ideas sobre el inconformismo, la libertad y la violencia.
La tarea no era fácil, pero por ello encargó a Philip Yordan un guion hábil que lo conseguía, jugaba con la comparación entre Jesús y Barrabás, el primero como defensor de la paz y el segundo de la violencia contra la opresión y aplicar una teoría de que Judas no lo traicionó por dinero, sino por provocar una reacción y que pasara al lado violento.
Ray Bradbury escribió la narración y Diego Fabri, quien fue secretario del Centro Católico Cinematográfico supervisaba los textos en relación con las Sagradas Escrituras. Fabri tenía buena reputación, había acabado de colaborar con Rossellini en El General de la Rovere. La adaptación de la versión española corrió a cargo de Enrique Llovet, quien seguiría colaborando con Bronston.
Muchos recuerdan la película por la presencia de Carmen Sevilla como María Magdalena, su relación con Ray fue excelente según se cuenta, se aprendió de memoria los diálogos en inglés y su voz no fue doblada en la versión original, ella misma fue a Hollywood a doblarse, aunque curiosamente en la versión doblada, María Luisa Solá le puso la voz. La interpretación suya no pasó desapercibida y la revista francesa "Cinemonde" le dedicó una portada.
En el reparto encontrábamos muchos actores españoles, desde Conrado San Martín (Pompeyo), Gerard Tichy (José), Antonio Mayans (Juan), José Nieto (Gaspar), Rubén Rojo (Mateo), Félix de Pomés (José de Arimatea), Luis Prendes (Dimas, el buen ladrón), Rafael Luis Calvo (Simón de Cirene), Fernando Sancho (hombre endemoniado), Paco Morán (hombre ciego). También podíamos ver a Frank Braña, Cris Huerta o al mismísimo Paul Naschy si nos fijamos bien, incluso Fernando Rey interpretó el personaje de Abdul, pero el montaje final eliminó su presencia.
Paco Morán
Entre los nombres internacionales destacan Robert Ryan en el papel de Juan el Bautista, Harry Guardiano como Barrabás o Rip Torn como Judas. Personalmente siempre me ha llamado la atención la actriz que hace de Virgen María, una semidesconocida Siobhan McKenna que construye un personaje con mucha calidez humana y que siente una profunda inquietud por lo que va a suceder. Creo que de todas las actrices que han hecho este papel, ella es la que la captó mejor, ya sea por el guion, por sus dotes interpretativas o la dirección de Ray
El presupuesto se fue desbordando mientras se rodaba y Bronston necesitó más ayuda financiera, la MGM se interesó por la película, aunque exigió algunos cambios, más escenas de lucha que no fueron dirigidas por Ray sino por Charles Walters y el control del montaje final, asimismo se cambió el cartel, el cual recuerda al de Ben-Hur. De todas maneras, no se puede decir que en el resultado final no se notase la mano de Ray, escenas como el prólogo de la entrada de Pompeyo en Jerusalén, la muerte de Herodes, el sermón de la montaña, la última cena o la crucifixión llevan su sello, aparte del cromatismo tan recurrente en sus obras, ahí vemos la tonalidad roja de los romanos en contraste con la blanca
Volviendo al sermón de la montaña, el operador Manuel Berenguer se encargó de atar entre los olivos cables para que fueran pasando las cámaras, el travelling ya es una de las escenas más famosas de la historia. Los decorados corrieron a cargo del gran Enrique Alarcón, inolvidable el diseño de la mesa de la última cena. Entre los ayudantes de dirección estaba José López Rodero quien dirigió la secuencia de los monos en 2001, una odisea del espacio.
La película se rodó en lo que hasta hace poco eran los Estudios Buñuel en Madrid (Avenida de Burgos 7) y hoy son pisos de lujo (sic) debido a que TVE que los había utilizado desde el 88 y puso tal nombre decidió venderlos en el 2015. En su momento fueron los estudios más grandes de Europa, primero se llamaron Sevilla Films, Chamartín y luego Bronston al comprarlos el productor y rodar todas sus superproducciones. Es aquí donde se contruyó el templo de Salomón y todo el decorado que vemos, para los exteriores se utilizó la zona de La Pedriza en las afueras de la capital, el río Alberche pasó a ser el río Jordán
Y claro está, no podímos olvidarnos de la partitura del gran Miklos Rozsa en la que resalta los aspectos místicos y no tanto en las marchas, para más de un crítico es su mejor obra. Como he dicho al principio, la crítica no fue muy justa, Bronston que estaba preparando El Cid y había contratado a Mario Nascimbene para la música lo despidió y volvió a contratar a Rozsa pues leía que en casi todas ponía que solo se salvaba la composición del maestro húngaro
Para cierta generación en la que me incluyo, más de una tarde del fin de semana era sinónimo de ver alguna película que de Jerry Lewis echaban en la televisión, ya era igual que saliera con Dean Martin o solo, nos hacía reír y matar dos horas. Con el tiempo y como si de Mercurio devorando a sus hijos se tratara, más de uno reniega de haberse divertido con él y haber comentado en el patio del colegio los gags que le hacían gracia y haber aprendido a ver cine con él, lo políticamente correcto para ser ahora un cinéfilo culto y que te aplaudan en productos como Twitter es quemar Lo que el viento se llevó, decir que Peter Pan es racista, que John Ford es un facha (sic) y mandar a Lewis al carajo. Pero yo hago lo contrario, no lo olvido, sino que quiero saber más.
Con Lewis sucede algo extraño, en aquellos 80 y 90, donde pasó de ser el rey de la comedia al de la sobremesa televisiva, servidor empezaba el diario por detrás y leía las críticas cinematográficas en las cuales sus películas tenían una calificación altísima. "La Vanguardia" de Barcelona, por ejemplo, que no era muy dada a poner muchas estrellas, le otorgaba el mayor de los elogios, luego uno se enteró de que la crítica francesa, que había influenciado, en parte, a la nuestra, era la que había alabado mejor su obra.
Fue el crítico Robert Benayoun, antiguo escritor surrealista del círculo de André Breton, quien en las páginas de la revista "Positif," lo calificaba como “el mayor artista cómico desde Buster Keaton”. Decía de él: “No solo es un sátiro corrosivo, sino también un colorista audaz y un malabarista valiente del efecto de sonido”. Su amor por su cine fue tanto que dirigió hasta un documental, Bonjour Mr Lewis (1982), donde grandes de la comedia estadounidense, como Woody Allen, Peter Bogdanovich o Mel Brooks, reivindicaban su nombre como uno de los mejores. (Se puede ver en Youtube, aunque la calidad de imagen es mala).
Jean Luc Godard en “Cahiers du Cinéma” fue uno de sus máximos defensores, lo veía como “el único en Hollywood que no caía en “categorías y normas establecidas”, hasta soltó una frase algo exagerada: “Jerry Lewis es el único que ha hecho cine progresista. Ha sido mejor Chaplin o Keaton” El director francés tuvo la habilidad de no fijarse solamente en los gags, sino en los encuadres o el uso del color hasta tal punto que lo calificaba como pintor.
No solo se había fijado en él en su etapa como realizador, sino también en las comedias con Dean Martin, y alabar el nombre de Frank Tashlin, director del que Lewis llegó a decir que se lo debía todo.
Las joyas de la familia (1965) fue su sexta realización y su último trabajo con la Paramount donde debutó en cine con Dean Martin en 1949 con Mi amiga Irma. Este dato conviene tenerlo en cuenta, el cine estaba tomando otros rumbos y la comedia otros roles, Lewis al concluirla se fue a la Columbia donde su cine seguía siendo interesante, pero poco a poco su nombre fue desapareciendo de la gran pantalla.
Para mí, Las joyas de la familia es una obra maestra del cine cómico y probablemente la cumbre de Lewis, he perdido la cuenta de las veces que la he visto, pero es igual. Su argumento sirve para que el director nos dé una buena muestra de sus dotes como autor, va sobre una niña rica de nueve años que ha quedado huérfana y ha de elegir un tutor entre sus tíos, todos interpretados por Jerry Lewis, pero el argumento es lo de menos, lo mejor es ver la caracterización de los personajes que encarna, la habilidad en ir componiendo gags sin cansar, la estética y cierta reflexión implícita de su obra.
Entre los siete personajes que interpreta destaca el de Julius, el fotógrafo. Es idéntico al Julius Kelp de El profesor chiflado, le sirve para exponer su técnica cinematográfica, antes de empezar veremos todo un desfile de fotografías de modelos que recuerdan a esas mujeres que iban desfilando sin parar por la puerta de su clase y que daban rienda suelta a su fetichismo sexual. También se detiene para elaborar todo un festival de colores con el fondo que ha de emplear para esa pareja que acaba asándose. El uso pictórico en sus películas es muy importante y aquí podríamos encontrar como una especie de reflexión sobre su uso, ya que va mostrando todos, pero acaba por escoger la pared desnuda.
Y es que en Las joyas de la familia, Lewis como autor y sabiendo que estaba acabando una parte importante de su carrera, elabora detalles que nos hacen meditar su obra, otros directores como Woody Allen también se detuvieron en su día e hicieron una película (Recuerdos, 1980) para debatirse qué tipo de cine, cómico o dramático, tenía que elaborar. Pero Lewis es muchísimo más implícito, la mayoría ni nos daremos cuenta de esto.
Por ejemplo, entre sus personajes hay un payaso, totalmente serio y malévolo que repudia su oficio, Lewis utiliza el mismo maquillaje que empleó en Dos payasos en el circo (Joseph Pewney, 1954), película menor con Dean Martin pero de la que Lewis guardaba un gran recuerdo al poder interpretar a un clown. Sorprende que en Las joyas de la familia le dé una lectura tan cruel, pero todo tiene su explicación, el personaje luego tendrá su importancia, pero utilizando la impostura a través del personaje de Willard. ¿Estaba Lewis queriendo decirnos algo sobre su carrera?
Cuando en 1980 Lewis vuelve a la dirección con Dale fuerte, Jerry (Hardly working) después de nueve años, confecciona un personaje también de un payaso, salvo que aquí será uno en paro, desfasado y marginado, de nuevo habrá un reflejo autobiográfico. Quién sabe si en El día que el payaso lloró, película que Lewis no permitió que se proyectara podamos hallar más claves de su personaje y obra, seguro que sí.
Sigamos con otros personajes, el más divertido de los que encarna es el de James, el piloto. Difícil será no soltar alguna carcajada, consigue gags antológicos como el de la banda tocando dentro del avión, las maletas que acaban en la pista o el mapa volando. Sin embargo, Lewis abandona totalmente el argumento y el espectador tampoco se lo reprochará porque lo que quiere ver es al Lewis cómico.
Algo parecido sucede con el de Shylock, una parodia del Sherlock Holmes que acaba teniendo el protagonismo con sus aciertos desesperados en el billar y que le dará absolutamente igual si su sobrina está secuestrada y se ha podido liberar.
Mención aparte merece el de Eddie, un lobo de mar que chochea y que Lewis lo compone tapándose la cara y consiguiendo rasgos distintos al de su comicidad física. Sin embargo, ahí también hay un detalle, Lewis confecciona una escena con este de joven, la cual le sirve para retomar su personaje habitual, estamos pues ante otro experimento en su carrera.
También hay el personaje de Bugsy, el gánster que muestra la otra cara de Jerry, malévola y desalmada.
Con el personaje principal de Willard, Lewis se permite más libertad y ofrecer todos los rasgos que conocemos de él, ahí tenemos a una persona totalmente torpe, antológico será el portazo que da al principio o la escena de la gasolinera, se desdoblará haciéndose pasar por oficial y poniéndose al mando de un piloto del ejército.
La niña será su contrapunto emocional, aunque Lewis mesura perfectamente el tema y no imprime un producto dulzón, detalles visuales como el de los zapatos al revés le sirven como elipsis y no alargar el sentimentalismo, algo que por ejemplo Chaplin hubiese explotado muchísimo más. Fijémonos que en El chico teníamos más de una secuencia para llorar, aquí no tendremos ninguna, incluso la niña (Donna Butterworth) ofrece una interpretación habilidosa, es tierna y a la vez madura.
En el cine de Lewis, por otra parte, siempre hallamos referencias cinematográficas, la persecución del inicio del carro blindado es una especie de filme policial con música propia y corte de montaje que subrayan este carácter. Otra secuencia como la de la niña con el personaje de Bugsy evoca el cine de gánsteres, pero la más genial de todas es la que proyecta en el avión a las pasajeras, un falso filme con Anne Baxter llamado “Sustenance” en el que todo se va moviendo con los continuos vaivenes de su patoso piloto
.
Lewis utiliza también el surrealismo, como ese hoyo que acaba apareciendo cuando Willard no para de andar preocupado por el jardín, la casa que se desmorona, el continuo caer de armas del saco de Bugsy, el uso de decorados abstractos, etc.
Recomiendo vivamente ver Las joyas de la familia, punto de inflexión en su carrera y que nos permite conocer mejor a uno de los grandes autores de la comedia, por algo era el rey.
Aprovechando que el calendario del pasado lunes marcaba la onomástica de San Juan de Dios y ya que estoy en Granada y es su copatrono, aproveché para repasar la película que Miguel Picazo dirigió sobre su vida, y que como pasó con la mayoría de su filmografía, pasó inadvertida.
Picazo, para quien que no le suene nada el nombre, fue quien realizó uno de los grandes logros de nuestro cine, La tía Tula (1964), sin embargo tres años después su Oscuros sueños de agosto no logró tener el mismo eco, en el guion colaboraba un aun desconocido Víctor Erice que tuvo mejor suerte y que con solo tres películas suele aparecer en las listas que tanto gustan de los mejores directores.
Picazo hizo dos más que el autor de El espíritu de la Colmena, un total de cinco para ser más claros, no cuento aquí sus realizaciones de televisión. Cuando se le cuestionaba por qué no fue más prolífico contestaba con un “pregúnteselo a los productores”. Una década después de su segundo filme, su nombre volvió a aparecer para llevar a cabo la vida de Juan Ciudad (canonizado como San Juan de Dios) y cuyo título sería El hombre que supo amar.
En la rueda de prensa de la presentación y ante la pregunta de qué suponía esta película, contestaba con un simple: “Mi tercera película” y ante la insistencia de quien quería saber más añadía un “Ya es bastante”.
No cabe duda de que Picazo tenía una personalidad muy marcada y en su obra siempre hallaremos algo. En este caso quiso quitarse la etiqueta de “director intimista” y abordar una producción compleja en la que se mezclaría la historia, la religión y una biografía de un santo.
El germen de la película es la biografía que Josep Cruset escribió por encargo de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios “Una aventura iluminada” en 1957 y que recibió el Premio de Biografía Aedos. En una de las publicaciones que la Orden realiza en su “Archivo hospitalario” concretamente la número 5 del año 2007 se puede leer lo siguiente acerca de esta: “libro que, sin otro mérito que la más sincera sencillez, ha cumplido su más importante misión en el hecho de haber penetrado la figura de San Juan de Dios en los ambientes intelectuales, esquivos por principio a las vidas de Santos del viejo estilo”.
Y así, efectivamente, el libro llegó a un intelectual como Picazo, persona que no se consideraba religiosa, pero que no se podía negar a la evidencia y el compromiso de la persona a la que iba a filmar. No obstante, el director no quiso seguir al pie de la letra el retrato de Cruset ya que entendía que estaba orientada por la Orden y siguió un guion de Santiago Moncada, conocido en el cine por su disparidad en temas, desde escribir Cuando el cuerno suena o La corrupción de Chris Miller, en teatro obtuvo un gran éxito con Violines y trompetas o Cena para dos.
Escogerlo significaba que estaríamos ante una hagiografía distinta a la que el cine español nos tenía acostumbrados y efectivamente así fue, la película no sigue el mismo patrón que las vidas de santos en grandes clásicos católicos patrios como Molokai (Luis Lucia), Rosa de Lima (José María Elorrieta), Isidro el labrador (Rafael J. Salvia) o Aquella joven de blanco (Leon Klimovsky) ni tampoco en el cine religioso como Balarrasa (José Antonio Nieves Conde), El beso de Judas (Rafael Gil) o Marcelino, pan y vino (Ladislao Vajda), películas en su mayoría, con algunas excepciones, subvaloradas más por cuestión de prejuicios y enmarcarlas en una época concreta como el franquismo.
Picazo aportó otro tipo de cine, él decía que cogiéramos todas las películas históricas antes de El hombre que supo amar y todas las que se hicieron después y viéramos la influencia que había tenido y en gran parte tenía razón, películas como La noche oscura (Carlos Saura) sobre San Juan de la Cruz o la televisiva Teresa de Jesús (Josefina Molina) estaban más cerca de Picazo que de las producciones anteriores.
Picazo con su obra quería desmarcarse desde la misma música del inicio hasta el final del llamado “cine de estampita” y sus convicciones en más de una escena fueron llevadas extremadamente.Probablemente ese sea el principal problema de por qué no tuvo éxito.
No creo que la película tenga una segunda lectura y analice la situación que se vivía por entonces con la muerte de Franco y la Transición, aunque siempre se puede encontrar un paralelismo, el director lo que quería principalmente era elaborar una película de una época determinada como se estaban efectuando en otros países.
Personalmente me gusta a pesar de sus irregularidades, es un notable retrato de la España del Siglo XVI y más concretamente de esa Granada de moriscos conversos, una terrorífica Inquisición, una Iglesia palaciega, una medicina ignorante y la más pura miseria y nulos derechos de los mendigos que no notaban la caridad de las capas más altas, gente acomodada y de los religiosos.
La Inquisición en una de las escenas más crueles del filme
Precisamente al querer retratar cruelmente este mundo, la descripción que el director hace de Juan Ciudad (así se le llamaba antes de ser canonizado) tiene más fuerza, es la historia de un hombre que denuncia las injusticias de la sociedad de su tiempo y que se comprometió con los necesitados y desamparados en un Imperio que no veía ponerse el sol, pero que carecía de la caridad. En la película veremos en más de un momento cómo acusa a su Iglesia de la falta de esta y que estuviera más obsesionada con el poder. Los diálogos que mantiene con la jerarquía eclesiástica son convincentes.
El retrato de la Inquisición es cruel, aviso de que más de una imagen puede herir al espectador, se nos muestra absolutamente todo, lo mismo que en las prácticas de la medicina supersticiosa. Picazo quiso rodar con “locos” de verdad en el Hospital Real, sus escenas cuando traen a Juan Ciudad ahí, recuerdan el tremendismo de Goya.
San Juan de Dios en el manicomio (Fuente: IMDB)
Pero no todo es truculento en el filme, hay escenas emotivas, la conversación final que tiene con el preso Yusuf que me recuerda ese diálogo de Jesús con Juan Bautista en Rey de reyes, en más de una ocasión lo veremos llevando al enfermo en los brazos, evocación del cuadro que se puede ver en el Museo de Bellas Artes de Granada de Manuel Gómez -Moreno y del cual hay una copia si visitan el Museo de San Juan de Dios en Granada ubicado en la Casa de los Pisa. También lo veremos quitándose sus ropas para tapar a enfermos, enterrando a un niño bajo una intensa lluvia, o escenas en las que habla con prostitutas, gente de mal vivir que nos recordará cuando Cristo también se acercaba a estas y era criticado, de ahí que podamos verlo como a San Francisco de Asís y ser un “alter Christus”, eso lleva a pensar en las películas que hicieron de él.
San Juan de Dios salvando del incendio a los enfermos del Hospital Real de Granada (Manuel Gómez-Moreno) Fuente: Museo Virtual de la Diputación de Granada)
Para el papel del santo, Picazo escogió a Timothy Dalton que está doblado por Francisco Valladares, y fue porque le recordaba su rostro a un busto de San Juan de Dios realizado por Alonso Cano . El actor se había especializado entonces en producciones históricas que también se apartaban del estilo más blanco de las anteriores, por ejemplo fue el rey de Francia Philip II en El león en invierno, el príncipe Rupert en Cromwell, Henry, Lord Darnley en María Estuardo, reina de Escocia.
Del resto del reparto, excelentemente dirigido, destaca Antonio Ferrandis en uno de sus mejores papeles como el truculento director del manicomio, Dr. Cabrales, José María Prada que nunca fallaba y que aquí compone un Gran Inquisidor implacable, Queta Claver como Inés que desborda todo su carácter, una Ángela Molina como Jazmín, una de las hijas de Yusuf, que va adquiriendo protagonismo hacia la parte final, o un Juan de Ávila dubitativo que plasma perfectamente Alberto de Mendoza,
aunque doblado por Benjamín Domingo.
Busto de San Juan de Dios (Alonso Cano) Fuente: Ceres-MCU
La película se estrenó tarde y mal, hay una fecha como la
oficial (24-02-77), aunque parece que en alguna que otra ciudad se había visto
antes, luego hay un reestreno en Madrid en agosto del año siguiente, como
podrán observar una fecha “ideal” para promocionar la obra, no tuvo suerte
Picazo que por aquel entonces batallaba también con los cortes de censura de su
cuarta película Los claros motivos del deseo. No acabo de entender que siendo la película más cara del cine español hasta esa fecha tuviera esta malísima distribución.
La crítica de entonces la trató muy mal, Fernando Trueba que
en aquella época le gustaba imitar a Truffaut y ser el sepulturero del cine
español tituló su artículo en "El País" (31-08-1978) como “Penosa superproducción” (sic). También
se dice que dentro de la Orden de San Juan de Dios no gustó el enfoque de
Picazo, a pesar de que durante el rodaje tuvo la supervisión de dos sacerdotes
de la obra y recibió el visto bueno tras verla, pero la polémica que causaban
las violentas imágenes provocó alguna que otra división. En el "ABC" del 5 -5 76, antes de que se viera en las grandes ciudades, un fraile de
la Orden escribió una carta a Timothy Dalton alabando su actuación, copio un fragmento:
“Querido hermano , llevo 32 años practicando la doctrina de
ese hombre que tú has encarnado y que quedará a perpetuidad en esta cinta. (…)me
emocioné , gracias a ti conocerán el por qué existe un grupo de hombres que
dejándolo todo siguen al que en Granada fue como la letra del disco de la misma:
¿un pillo, un loco, un santo? (...)
El DVD de esta la adquirí en "La casa de los Pisa-Museo de San Juan de Dios" de Granada
porque apenas se podía encontrar en las tiendas de películas de Barcelona. En
Youtube está entera en el momento en el que escribo este artículo, pero aparece y desaparece, por lo que mejor tenerla comprada.
En fin, una película notable y de la cual también recomiendo que en su visionado observen como el director domina y enfoca las
masas perfectamente, así como el retrato de los ambientes como ese mercadillo o la casa del noble. La fotografía es de Manuel Rojas,
colaborador habitual en el cine de José Luis Garci y la dirección artística es
de otro insigne nombre Eduardo Torres de la Fuente (El Lazarillo de Tormes, 1959). La música de Antonio Pérez
Olea (Con el viento solano, 1966) es bastante singular y no acaba de amoldarse cuando se escucha por primera vez, pero está compuesta así
expresamente para diferenciarse de lo que sería la partitura que uno está
acostumbrado en este tipo de producciones.
En el disco que se editó por Columbia de la música se incluían dos canciones del grupo Madroñal, aunque en la película no salen. Pueden escucharlas en el siguiente enlace (si no pueden abrirlo, al leerlo desde un móvil, oigan la canción en el youtube que pongo a continuación) se dice que las letras están subidas de tono como el propio filme con versos como Granada cristiana, mora y medieval. Junto a cada iglesia se alza un lupanar…”
Miguel Picazo, como ya he
dicho, se tomó demasiado en serio lo de realizar una película innovadora dentro del cine español,
pero solo las personalidades valientes y con amor al oficio son capaces de llevar su ideal hasta el final, ojalá tuviéramos cineastas como él actualmente. Vean la película e incluso si no les gusta la primera vez,
denle otra oportunidad, seguro que el juicio mejorará.