El próximo 16 de abril se celebra el centenario de Henry Mancini, me adelanto a tal efeméride y dedico la entrada del blog a una selección de sus obras. Nacido en Cleveland (Ohio), era hijo de un emigrante italiano del pueblo de Scanno. Ya desde pequeño se aficionó a la música (a los 12 sabía tocar el piano virtuosamente). Durante la II Guerra Mundial tuvo que servir en las fuerzas aéreas y en infantería, ahí hizo amistades con miembro de la banda de música que le permitieron incorporarse a la orquesta de Glenn Miller como arreglador musical y pianista.
Un blog para la cinefilia que se queda hasta el final de los créditos.
28/03/2024
Centenario de Henry Mancini
21/03/2024
Historia de una monja (1959)
Si hace una semana analizábamos un perfil femenino confuso, retratado por un director independiente a partir de un "best seller" y que se basaba a la vez en un caso real (Buscando al Sr. Goodbar), esta semana repetimos esquema con Historia de una monja (1959) sobre la vida de Gabrielle van der Mal (Audrey Hepburn) vista por Fred Zinneman a partir de la novela homónima de Kathryn Hulme e inspirada en la vida de Marie Louise Habets.
Fue uno de los papeles por los que Audrey Hepburn sentía más cariño, la actriz era belga como la citada hermana y le tocó padecer también los horrores de la guerra, a ello se añade el paralelismo de ambas vidas cuando ella ya retirada del cine fue embajadora de la Unicef y visitó lugares del Tercer Mundo como Etiopía por lo que aun emociona más ver la película para todos los que la admiramos. Por cierto, la ex-hermana verdadera trató con la actriz y la ayudó cuando esta sufrió una caída del caballo que le rompió la espalda en el rodaje de Los que no perdonan.
A pesar de la calidad del filme y que hasta lograra la "Concha de oro" del Festival de San Sebastián, da la sensación de no ser de esos clásicos lo suficientemente valorados, a Fred Zinnemann se le ha criticado en varias ocasiones su estilo gélido y determinada pretenciosidad. Aquí se sirve de una austeridad narrativa en su primera parte para retratar lo que hay detrás de esas paredes del convento y penetrar psicológicamente en la vida religiosa. El director es muy respetuoso con esta, no hay intenciones críticas ni halagadoras, predomina incluso un aire como de documental, conmueven escenas que hubiesen pasado por alto con otro director como, por ejemplo, cuando le cortan el pelo, cabe recordar que Zinnemann empezó por este género y con éxito al ganar un Oscar por Benjy.
13/03/2024
Buscando al Sr. Goodbar (1977)
Aprovechando que se ha celebrado el Día internacional de la mujer y se han programado películas de distintas directoras o con temática femenina, voy a hablar de una invisible en plataformas y en televisión, aunque sí está en DVD, me refiero a Buscando al Sr. Goodbar de 1977, adaptación de la novela de Judith Rosner dirigida por Richard Brooks e interpretada por Diane Keaton. Ignoro los motivos de la “desaparición” de esta película, en su momento originó controversias y es posible que se vea políticamente incorrecta.
Brooks tuvo tanto empeño en querer llevar al cine esta
historia que hasta hipotecó su casa para poder financiarla, el tema le servía
de nuevo para enfocar y denunciar aspectos de la sociedad contemporánea y
mostrar la cara más amarga. Su método, como buen periodista que era, fue el de
diseccionar y vertebrar el personaje protagonista, llegó a entrevistarse con
600 mujeres que habían leído la novela de la cual introdujo algunos cambios
como el de resaltar más el carácter cerrado y ultraconservador católico de sus
padres, potenciar su faceta de profesora en una escuela de sordomudos, o darle
más protagonismo al papel de su hermana Katherine.
Se trasladó la acción a 1976 (en una radio se oye un anuncio
de la campaña de Jimmy Carter), quizá pueda pasar por alto este dato, podríamos
pensar, un tanto ingenuamente, que era una manera de querer alabar el cambio
político en EEUU y más por un director cercano al Partido Demócrata. Con la
película ya avanzada, su hermana en un momento le recrimina a Theresa que no
crea en nada y que ni siquiera fuera a votar, hay ahí lanzado un dardo
envenenado a la política y es que Brooks no se casaba con nadie.
Diane Keaton ofreció una interpretación maravillosa, aquel
mismo año había ganado el Oscar por Annie Hall, bien podía haberlo obtenido también
por esta. Refleja perfectamente los estados de ánimo de su personaje, su mala relación
con su padre queda patente ya sea a través de flashbacks (se nos muestra que
fue operada de una escoliosis debida a una poliomielitis y arrastra una
cicatriz desde entonces, el tema será retomado luego en una fuerte discusión
con este por su negativa a tener hijos o pesadillas (sueña que va a verlo en su
capilla ardiente, incluso llega a llorar, pero este se despierta y ofrece una
sonrisa tenebrosa). Constantemente es despreciada por sus ideas liberales.
Otro vínculo reforzado en la película es el que tiene con su
hermana Katherine (Tuesday Weld), tampoco encuentra su lugar en la vida y
recurre al sexo en grupo, drogas, visionado de cine X…probablemente era el
modelo perfecto para su padre, pero acabó fracasando su matrimonio, tiene que
abortar a escondidas (se hacen bastantes referencias a este tema), llega a tener
una relación con un hombre judío y esto también es aprovechado, aunque de
manera más superficial, para mostrar la falta de compenetración entre
religiones. Hay un momento que sorprende y es una buena trampa de guion en la
que ella disfrazada apuñala a Theresa con un cuchillo de goma.
Y el tercer refuerzo que introdujo Brooks fue el de
intensificar su vida de día como profesora de una escuela para sordomudos, hay
un momento en que corrige el apellido de una alumna, pero le dicen sus
compañeros que es que se pronuncia de esa manera, esto sirve también para que
la veamos como una persona frágil que comete errores sin querer y sensible ante
estos. Muestra mucho afecto hacia los niños y hasta consigue que una niña afroamericana
marginada consiga hablar probablemente por el cariño mutuo...Estamos, pues, viendo dos personajes marginados por el sistema que se necesitan. Una de las
mejores escenas es cuando ella un día llega tarde debido a que se ha tomado una
pastilla para dormir y no tiene reparos en explicarlo, uno de los niños le
suelta que no le cree ya que la han glorificado y les imposible que tenga
problemas.
Y luego tenemos el esqueleto principal que son sus aventuras
de noche, se nos presentan varios personajes, la lista ya había empezado con el del profesor
universitario con el que consigue su primera relación sexual, pero que la va
marginando, no se ve capaz de dejar a la que es su mujer y más bien
la utiliza para satisfacer sus deseos. Entre toda esa gente que deambula por
esos bares destaca el de Tony (un Richard Gere aun no muy conocido, con una sobreactuación
en este caso bien trazada) del que hallamos pistas también de su condición
psicológica, suelta una frase demoledora: “La cocaína sirve para ver a América
amable”, a pesar de ser un personaje que recurre a la violencia al ser
rechazado, muestra también una dualidad ya que también se preocupa por ella, incluso
parece quererla de verdad. Hay un momento tenebroso en el que saca una navaja
que se ilumina y va bailando delante de ella, otra trampa de guion que como el
de Katherine antes mencionado presagia el final y también remarca el camino a
la perdición de Theresa.
La introspección de esta que realiza Brooks llega al espectador, si se sigue con atención el metraje observamos la baja autoestima, su sentimiento de culpa, probablemente también que ella misma sepa que va a acabar mal…Me atrevo a decir que más que retratar a una perdedora, se decanta más por el de una persona discapacitada psíquicamente que no tiene hueco en esa gran urbe y en ese sueño americano que debería atenderla y ayudarla.
En el aspecto técnico, la realización de Brooks está cuidada, utiliza mucho los espejos donde se reflejan los estados de ánimo de los rostros y logra unos encuadres notables, lo visual destaca y más en un film nocturno y asfixiante. Hay cierto elemento también de suspense/terror como las dos escenas que he comentado y un final que en el cine tendría más fuerza y que deja la piel de gallina. Hay una estética setentera que algunos minusvaloran, pero es que tanto los hechos como el film son de esa década, nunca he entendido bien esas críticas. En los bares suena mucha música de esos años, supone un gozo algo extraño en una película dura, pero al menos escuchar toda esa banda sonora alivia algo, Magnífica fotografía de William A. Fraker mostrando todos esos rótulos luminosos de los locales en contraste con la oscuridad de la vida de noche y perdida de la protagonista.
Y vamos con las controversias
que había citado al principio, cierta crítica acusó la película nada menos que
de moralista, antifeminista, homofóbica e incluso desde el otro lado de
maniqueísta ya que los personajes masculinos que van apareciendo son todos
negativos. En "El País" (1-4-78) Fernando Trueba escribía que era “una historia
netamente edificante cuyo único fin parecía deprimir y luego moralizar.” Elvira
Roca Sastre escribía en "Mundo Diario" (15-4-78): “Ignoro si Richard Brooks ha
sido fiel al texto literario, pero en esta ocasión hubiera sido preferible
dejar los logaritmos moralistas y encontrar un final sorpresa más original y
homologado con la textura del filme.” Ruiz de Villalobos (19-4-78): “Un final
moralizante -más aparente que efectivo- quita esa fuerza final que la película
deja entrever a lo largo de su proyección”
Evidentemente, no se tuvo en cuenta de donde partía todo el
material y se ignoraba la historia antes mencionada de Roseann Quinn y su
muerte, por lo tanto no había ninguna intención del director de querer castigar
a esta mujer, se limitaba a seguir los hechos tal y como ocurrieron. El trabajo
de Brooks podía ser puesto en cuestión por otros aspectos tales como quizá
mostrar demasiado sexo explícito o haberse alargado demasiado (aunque ambas
cosas creo que están bien tratadas). Por lo tanto, recomiendo el visionado de la
película y conocer el material de donde se parte antes de lanzarnos a la
piscina sin agua con nuestra valoración.
06/03/2024
The player (El juego de Hollywood) (1992)
Altman fue de esos directores inscritos en el grupo de los independientes que buscaban una tercera vía entre el cine de las grandes productoras y el de los alternativos, querían más libertad y poder desarrollar su cine generalmente de presupuestos más bien bajos. Nacido un 20 de febrero de 1925 en Kansas City, solía mostrar una mirada irreverente a las instituciones, costumbres y debilidades de la vida americana. MASH (1970), una sátira antibelicista, fue su primer gran éxito de crítica y público, siguen otros títulos que sin lograr grandes resultados en taquilla eran muy bien recibidos por las clases intelectuales: una sátira surrealista con El volar es para los pájaros (1970), la desmitificación del western con Los vividores (1971), su incursión en el género negro también para darle otro enfoque, algo que aun no le perdonan ciertos amantes de este cine con Un largo adiós (1973), Ladrones como nosotros (1974), revisión de la novela de Edward Anderson llevada por Nicholas Ray en Los amantes de la noche (1948), etc. Pero es en 1976 con Nashville que consigue otro gran triunfo con esos 24 personajes deambulando por la capital de la música country y que reflejaba su visión de la América del momento, a ella le siguen títulos irregulares como Buffalo Bill y los indios (1976), la bergmaniana Tres mujeres (1977) o la comedia Un día de boda (1978).
29/02/2024
El signo del Zorro (1940)
Aprovechando la emisión de TVE de la serie sobre el Zorro (floja según la crítica y finalmente relegada a la madrugada), pensé que era buena ocasión para
recuperar una de las mejores versiones que sobre el personaje creado por
Johnston McCalley en La maldición de Capistrano (1919) se han hecho y que había sido ya llevada en 1920 por Fred Niblo y Theodore Reed con un inolvidable Douglas
Fairbanks. Pero yo hablaré de la
que interpretó Tyrone Power en 1940 a las órdenes de Rouben Mamoulian para la
Twentieth Century Fox y que detecto bastante olvidada y eso que está
al mismo nivel que los clásicos de aventuras de la época, especialmente las de
Michael Curtiz con la pareja Flynn-De Havilland.
Parte de esa "amnesia" es debida a una nefasta programación de esta película a lo largo de las décadas, emitida en TVE en los lejanos 70 en un ciclo del actor, en los 80 en vez de emitirla en su "Primera Sesión" nos la ofreció en su espacio de "Cine de Madrugada", ignoro si alguna autonómica la recuperó después, pero hubo que esperar al estreno de la versión de Antonio Banderas para que Antena 3 la emitiera en varios pases, pero a las cinco de la mañana, aquellas eran épocas de programar el vídeo y que nos saliesen anuncios de la vidente Aramís Fuster o teléfonos pornográficos... Por suerte la FOX la editó en VHS y ya pudimos disfrutar de ella sin sobresaltos, pero cuando sale en DVD nos la ofrecen en una única copia coloreada y desde entonces ya no se ha vuelto a saber sobre ella.
También esa marginación puede ser debida al poco conocimiento también que hay actualmente de Mamoulian,
director que fue de los más importantes de los años 30 en Hollywood, era algo
más que un artesano, pero su carrera empezó a decaer por su carácter
quisquilloso y seguir queriendo ser un autor, no aceptó las trabas de la FOX
mientras rodaba Laura y pasó esta a manos de Preminger, que también lo
sustituyó en Porgy And Bess, con la misma productora empezó Cleopatra y al
final se tuvo que ir y el pobre Mankiewickz tuvo que padecer todas las neuras del
rodaje y lo que vino a continuación que casi hunde a los estudios.
Vean ese despertar de Ámame esta noche:
Así pues, no nos tendría que sonar a extraño su nombre y para una película de aventuras como El signo del zorro podía mostrar todas sus cualidades, a pesar de tener que ceder a lo que era el canon impuesto en este tipo de producciones para ir en programas dobles, las cuales no tenían que ir más allá de los 90 minutos. El guion era de John Taintor Foote, no muy conocido, aunque escribió posteriormente el de Encadenados ,Garret Fort que había trabajado ya con el director y que se habia especializado en el cine de terror escribiendo los de la Universal para Drácula y El Doctor Frankenstein y Bess Meredyth que había trabajado para varios estudios importantes y que participó en el primer Ben-Hur (1925), fue la tercera esposa y viuda de Michael Curtiz
Por una parte, El signo del zorro no es una película de
grandes exteriores, la mayor parte de la acción transcurre en decorados,
Mamoulian demuestra su experiencia en variedad de géneros al presentarnos ya desde
el comienzo una puesta en escena coreográfica con los espadachines u otro despertar excelente como aquel mostrado antes con la primera aparición del héroe ante los habitantes del pueblo todos al unísono; el uso de las sombras (la fotografía fue de Arthur Miller, uno de los habituales de Ford en la FOX), especialmente en las apariciones del
protagonista que recuerdan el cine de terror e incluso las del cine negro
posterior; la comedia con los diálogos entre Power y Darnell en la capilla o el
personaje del fraile o el personaje del gobernador que tiene su lado cercano,
es de esos malos que caen bien por lo patoso que es, el guion daba al personaje
de Basil Rathbone (El Capitán Esteban Pasquale) toda la maldad.
Por otra parte, detectamos una estructura de cómic
en el que tenemos muchas licencias, damos por verosímil la excusa de que se
piensen que el zorro es el fraile, el pasadizo secreto que deja con sus
huellas, los juegos de magia que le ayudarán posteriormente, de hecho Powell le
da al personaje de Don Diego bastante versatilidad, hay quien ha visto incluso un toque amanerado en más de una ocasión que contrasta con la
ingenuidad y candidez de Linda Darnell, luego actriz que desarrollaría otro tipo de caracteres. Hay escenas como la de cuando el protagonista ha
de lanzarse con el caballo por el puente que pecan de ser totalmente increíbles,
pero el espectador lo daba por bueno (!¡y qué más daba!), además lo mejor era lo que venía antes, en
este caso tenemos una persecución antológica y si no se
salvaba él pues cómo iba a continuar el filme, este tipo de cuestiones también
se siguen dando en el cine de superhéroes.
Quizá la escena mas recordada sea la del duelo de espadas
entre el Zorro y Rathbone, dos años antes este último se batía con Errol Flynn
en Robin de los bosques en otra antológico momento, en aquella ocasión se jugaba
más con la acrobacia, aquí Mamoulian cambia el registro y lo hace más realista
para no calcarlo, son dos tipos de vista y ambos son excelentes y ya han pasado
a la historia del cine, aunque particularmente creo que ambos serían superados por el
duelo que hay en Scaramouche de George Sidney. Por cierto, como anécdota, se
nos dice que el personaje de Basil Rathbone fue instructor de esgrima en
Barcelona, a esto le gustaba recordarlo Juan Marsé y agradecía que Hollywood se
acordase de lo que para él era "el culo del mundo" en aquellos años.
La película fue un gran éxito y contribuyó a que Tyrone
Power fuera de los galanes más considerados en aquella época, su físico le dio
para papeles hispanos en Sangre y arena del mismo Mamoulian y repitiendo con
Linda Darnell o El capitán de Castilla. Desgraciadamente ambos morirían jóvenes,
Rathbone seguiría con una filmografía irregular en la que combinaba títulos mayores
con otros mediocres, podía ser tan de pronto Sherlock Holmes como uno de los
grandes villanos del séptimo arte.
En fin, creo que si tienen la oportunidad de verla, pasarán
un rato de lo más agradable y seguro que tras un tiempo querrán verla otra vez, pues es de esas películas que no cansan y que ayudan a que el tiempo pase más
rápido, una manera de hacer cine ya perdida, como esa excelente banda sonora de Alfred Newman que tanto se echa en falta en las producciones modernas.
20/02/2024
Centenario de Lee Marvin: La leyenda de la ciudad sin nombre (1969)
Un 19 de febrero de 1924 nacía en Nueva York el actor Lee Marvin y su centenario no podía pasar por alto en este blog, su fisonomía dura y glacial unida a un pelo blanco ya desde joven le caracterizó en personajes de violento, asesino, gánster o pistolero. Trabajó con grandes del cine como John Ford, Fritz Lang, Raoul Walsh, Don Siegel, Robert Aldrich, Stanley Kramer, Michael Curtiz, Richard Brooks, Richard Fleischer… A ellos se suma, entre otros más, Joshua Logan director de la Leyenda de la ciudad sin nombre (Paint your Wagon, 1969) de la que hablamos hoy.
El actor nos dio una serie de escenas en su filmografía
difíciles de olvidar, aun nos duele ese café hirviendo que le lanza a Gloria
Grahame en Los sobornados, cuando le tira a James Stewart el bistec de John Wayne
en El hombre que mató a Liberty Valance o su enfrentamiento con Ronald Reagan
en Código del hampa. Pero no todo son recuerdos malvados, tenía su corazón y
cuando le tocaba ser más bondadoso le creíamos por igual, Marvin supo reírse de
su encasillamiento, ya Ford en La taberna del irlandés nos lo pinta en aquella peculiar
Nochebuena como el Rey de los EEUU, sus ganas de parodiarse tendrían en La
ingenua explosiva (Cat Ballou, 1965) su recompensa en su doble papel como
peligroso pistolero y en el de su ingenuo hermano gemelo, la Academia le
concedió el Oscar y la cotización de Marvin subió.
Tal papel pudo influir para que finalmente Logan lo
escogiera para La Leyenda de ciudad sin nombre, probablemente cuando citamos al
actor nos acordamos muy especialmente de cuando canta (o susurra) “Estrella
errante”, decía Jean Seberg, la protagonista, que era como escuchar lluvia
gorgoteando por una tubería oxidada. Completaba el trío un Clint Eastwood aun
muy asociado con los westerns de Leone, él mismo decía que lo que se estaba rodando
era Cat Ballou 2 y viendo los problemas que tuvo Logan pensó que lo mejor era
crear su propia productora Malpaso y empezar a dirigir.
La película era una mezcla de musical y western, aunque
ninguno de estos dos se presentaba como ortodoxo, en cuanto al primero se
estrenaban grandes éxitos como My Fair Lady o Sonrisas y lágrimas, pero también
fracasos estrepitosos como La estrella o Hello Dolly. La Paramount arriesgó
mucho al producirla y más contratando a Logan que acababa de rodar Camelot y
que había sido un fracaso de público y hasta de crítica bastante injusto. En
cuanto al segundo, a pesar de que la Academia se había decidido a premiar a
John Wayne por Valor de ley aquel año, era indudable que la fuerza del
spaghetti western italiano y las cada vez más abundantes desmitificaciones del
género que Sam Peckinpah o el mismo Eastwood realizaría, acabarían dejando el
western clásico ya como una reliquia.
Quizá por estas dos cosas y muchos otras, se dejó de lado lo
que sería una adaptación fiel de la obra teatral estrenada en Broadway en 1952
y con música de Frederick Loewe y Alan Jay Lerner, el primero no quiso
colaborar en las nuevas canciones que acabarían siendo escritas por André
Previn, pero el segundo sería el productor y no se llevó nada bien con Logan,
hasta tal punto llegaron las discordias que lo amenazó con sustituirlo por
Richard Brooks. El director tenía claro y más tras Camelot, que no iba a haber
la coreografía clásica, la cual se prescinde a lo largo del metraje y hasta se
sustituye por todo un desfile de carrozas, lluvia y barro, primeros planos
rodados desde el punto de vista de estas bajando a toda velocidad con lo que
visto en una gran pantalla haría aumentar su atractivo. Las canciones no
ralentizarían el ritmo narrativo y serían interpretadas por actores no
cantantes, de ahí que rechazara la primera propuesta de Paramount de que fuese
Bing Crosby el protagonista, el único profesional del género sería Harve
Presnell que se luce en el número de "They Call the Wind Maria", aunque en el
resto del filme su papel apenas tiene resonancia . Por otra parte, la mayor
parte sería rodada en escenarios naturales.
Así pues Marvin cantaba, aunque recibiese esos “halagos”
como el antes descrito por su compañera, pero su manera de interpretar la inolvidable
“Estrella errante” contribuyó al éxito de esta. Eastwood no había cantado
entonces y salía bastante bien parado como cuando hizo aquella de El aventurero
de medianoche, con Jean Seberg al final cedió a los ruegos de Lerner y fue
doblada por Anita Gordon. Creo que esta vez, pero no lo puedo confirmar, no se
doblaron las canciones en la versión española, algo que sí pasó con Camelot,
aunque sí José Guardiola la versionó con bastante éxito.
Otro aspecto era atraer a estos géneros un público
antagónico, la casualidad quiso que al final Jean Seberg fuese la protagonista,
papel pensado para Faye Dunaway, Mia Farrow o hasta Shirley MacLaine, la
elegida fue Lesley Ann Warren, pero quedó embarazada y tuvo que rechazarlo, el
contratar a Seberg hizo que ese “menage a trois” atrajera a los cinéfilos que por
aquel entonces tanto le atraían las críticas de la Nouvelle Vague, curiosamente
en Camelot también había uno y de los más famosos de la historia, pero ahí el
no hubo la reacción esperada. La película también tenía que conseguir que la audiencia
más recatada no se escandalizara por ello y de otros temas que van saliendo (
tema del “secuestro” de las prostitutas, el joven granjero que descubre el sexo…),
de ahí la elección del escritor, dramaturgo y humanista Paddy Chayevsky, la
sexualidad en el musical era algo hasta entonces impensable, él era todo un
experto a la hora de hablar del sexo cotidiano en la televisión y su nombre tenía
ya muy buena reputación por el Oscar en
Marty, luego lo recibiría por Anatomía de un hospital y Network. El hecho es
que la historia podía ser vista desde dos puntos de vista distintos, por una
parte un canto a la libertad sexual muy propio de esos años unido con el
progreso, pero por otra parte que aquello solo conducía “a la nada” a no saber
dónde iba uno como dice la letra de la primera canción, a que el mundo se
dividía en los que van a algún sitio y a los que no y todo eso era castigado, ya nos lo advertía su predicador. Sin querer desvelar finales, digamos que hay todo un homenaje a Buster Keaton
Y en toda esa función, quien salía ganando a pesar de que
Eastwood se fuera convirtiendo en una gran estrella y un excelente director y
el encanto de la Seberg, era Lee Marvin, ya desde la primera secuencia cuando
ha de acelerar el rezo por el hermano muerto de Eastwood para tomar posesión de
esas tierras donde está apareciendo oro con ese guiño al de arriba o la manera
que tenía de beber, enganchan. Mi plano favorito, aparte del famoso de la
canción, es ese diálogo con ella una vez recién casados cuando la va a acosar y
ella coge la pistola y le dice lo que piensa, aquel rostro de él dándose cuenta
de lo que es y queriendo mostrarle sus respetos pocos actores sabrían
resolverlo con esa naturalidad y sinceridad que un papel de estas
características requería. Por eso he querido elegir esta película porque creo
que es de sus mejores interpretaciones y un actor que podía hacer de todo tal y
como antes he recordado en varias de sus películas, aunque pasen los años este
Ben Rumson que compuso tiene una magia indescriptible, uno siente hasta piedad porque
al fin y al cabo compartimos más de una cosa con él.
Para acabar conviene matizar un error que se produce al
hablar de esta película como un fracaso, no lo fue, otra cosa es si compensó el
alto presupuesto, pero eso ya es otra historia… Recaudó nada menos que
14.500.000 dólares de la época, en España tuvo la excelente cifra de 2.985.400 espectadores
y hasta tuvo una reposición en Navidades del 79 también exitosa. Desgraciadamente,
fue la última película de Joshua Logan, uno de esos nombres que algún día nos
tendrían que explicar su ninguneo, por suerte críticos como nuestro admirado
Jaume Figueras se han encargado de que lo valoráramos como merece.
El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)
La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...
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Seguimos con la Navidad y en este caso homenajear al autor de una de las canciones más populares que se oyen en estas fechas, probablemente ...
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Justo al acabar el año se nos informaba de la muerte de Olivia Hussey, un nombre que para ciertas generaciones más jóvenes probablemente no ...








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