29/10/2020

La habitación verde: Truffaut inmortal

Aprovecho estos días en que se celebra la solemnidad de Todos los Santos y de los fieles difuntos, días de visitar cementerios y recordar a seres queridos fallecidos para hablar de una película que trata el tema de la muerte. Hablo de La habitación verde, un Truffaut ya de su última etapa que en su día fue un fracaso comercial y dividió a la crítica. Adaptaba tres relatos de Henry James: “El altar de los muertos”, "Los amigos de los amigos" y "La bestia en la jungla", cabe apuntar que el novelista norteamericano, hasta su fallecimiento en 1916, había permanecido fiel al recuerdo de su amada muerta. Los relatos de James se articulan sobre la pregunta de si hay que olvidar a los muertos o permanecer ligados a ellos con sentimientos tan violentos como los que nos unen a los vivientes.

Truffaut quería mostrar en la pantalla a un hombre que se niega a olvidarlos, ¿por qué no tener el mismo rango de sentimientos por ellos que por los vivos, la misma relación agresiva o afectiva? Según él, esta película no es el culto a la muerte, sino una extensión del amor por las personas que hemos conocido y que ya no están vivas, y la idea de que tienen una permanencia: “Si hay algo que no puedo resistir es el olvido, se quiere a una persona, luego muere y se la olvida.Yo me resisto ante las presiones de la actualidad que nos devora. El personaje de mi película, que interpretó yo mismo es un caso especial (…)No se puede decir que sea un ser normal, pero ¿la pasión es normal?" 

 

Se le preguntó si La habitación verde era una película fantástica e irreal a lo que contestó que sería difícil responder con una afirmación ya que nada más real para el ser viviente que la muerte. Truffaut cuidó mucho la ambientación de la película, homenajeó también a sus muertos poniendo fotos de ellos en la capilla, especial mención merece la figura del músico Maurice Jaubert que es la que utiliza en el filme. Para la fotografía contó con el fotógrafo Néstor Almendros cuya luz de las velas transfería una excelente atmósfera poética (cuando la vean por televisión intenten tener poca luz para captar el ambiente). Almendros dice en su libro de memorias Días de una cámara que pesé a la seriedad de su tema, esta película se hizo con alegría porque el director amaba profundamente el cine y eso se transmitía al equipo. 

 

 Cada vez que veo La habitación verde pienso en si Truffaut presentía una muerte cercana que le visitaría al cabo de 6 años con solo 52 años. El tema siempre ha estado muy presente en la mayoría de sus películas, en ellas hemos visto desde muertes súbitas, asesinatos, muertes por accidente, hasta muertes como excusa, recuerden Los 400 golpes… Truffaut quiso desde un principio ser el protagonista de la película porque creo que algo tiene el personaje en ciertos pasajes de su vida y en muertes que él sintió profundamente como la de André Bazin o Françoise Dorléac. Seguramente él tendría un pensamiento más cercano al de la protagonista, pero en el fondo hay una conjunción entre ellos dos, una mezcla de Eros y Thanatos. El personaje reniega de la religión, recuerden la escena primera y el diálogo que tiene con el cura, sin embargo hay una atracción hacia esta como lo pudiera haber en la vida real, creando un catolicismo a su manera, de hecho cuando va a pedir el permiso para utilizar la capilla del cementerio y le preguntan si es católico él no dice "no", sino que expone sus ideas.

Uno de los momentos más bellos de la película es el símil que hace cuando está viendo las velas y se oye el ruido de la guerra con sus muertos como si salieran de estas, al principio de la película enfoca en los créditos, con su rostro en primer plano perdido difuminado, imágenes de la contienda. No es mi intención aquí analizar las escenas de la película, no quiero destriparla para quien no la haya visto, pero hay un momento en que él encarga un maniquí de su esposa y lo hace destrozar porque se da cuenta de que es imposible que los personajes vuelvan en vida, se siente horrorizado cuando lo ve, ahí hay una de las claves.

Recomiendo vivamente el visionado, podrán sacar varias lecturas como pasa en todo gran filme, y recordar a ese director que no solo hizo una serie de grandes películas, sino un cinéfilo que nos enseñó a amar el cine y pesé a casi ya cuatro décadas de su fallecimiento, su vela sigue encendida en cada visionado de su cine porque siempre tiene y seguirá teniendo algo que decirnos en cada uno de sus fotogramas. 

23/10/2020

El cierre del Texas de Barcelona: El sueño de un cine de reestreno


El cine Texas de Barcelona ha cerrado definitivamente sus puertas, otra sala que desaparece y lo que es peor, ya no nos sorprenden estas noticias, sino que las vemos como habituales. El popular cine nació con el nombre de Bailén en una fecha poco precisa hacia la segunda década del siglo XX en un cobertizo y el 11 de septiembre de 1947 ya con el nombre mítico de Texas, según el libro "Somnis de reestrena" escrito por Jordi Torras Comamala que publicó el "Taller d´història de Gràcia" en 1999. 

Estaba situado en el barrio de Gracia, con bastante afición cinéfila. Ya había "muerto" hace unos años cuando Lauren se quedó con el local y la crisis de finales de la segunda década del 2000 acabó con ellos, pero el director Ventura Pons los cogió y los resucitó y volvió a ser un cine de reestreno con precios populares. La gente y muy en especial los de Gracia y parte del Ensanche barcelonés iban a este cine, recuerdo que hasta se podía ver una cola larga que hacía que servidor tuviera que bajar por la otra acera de la C/ Bailén para no encontrársela. Ventura Pons que ha sido un director algo irregular a lo largo de los años, capaz de lo mejor y de lo peor, devolvía al barrio un cine emblemático y de paso homenajeaba a 4 grandes dedicándoles sus salas: Francisco Rovira Beleta, Bigas Luna, José Luis Guarner y Néstor Almendros

 No hay persona en Gracia que no te hable del Texas, aunque no le gustase nada. Los más mayores recuerdan cuando había incluso varietés y que hasta el mítico y hoy olvidado Alady había actuado. Luego hay la generación de la EGB que recuerda aquellas dos sesiones seguidas a un precio baratísimo, si ibas al Texas te encontrabas a parte de tu clase o a tus vecinos, así que si querías ir de incógnito mejor que no fueras. Era un cine donde te llevabas la merienda y matabas toda la tarde. 


                                                       (Cine Texas en los 90. Fuente: El Periódico)

Ese Texas era una sala grande, más de 1000 personas cabían ahí,  pero ya olía a otros tiempos en los 90, te podía tapar el de delante porque mucha bajada no tenía, las butacas  eran algo incómodas y viejas y el sonido no era de lo mejor, pero tenía ese aroma de cine de barrio que tantas veces he citado por aquí. El 9 de julio de 1995 finalmente cerraba para volver a abrir el 27 de julio de 1996 pero ya como Lauren Gracia. El nuevo cine funcionó al principio, los Lauren era una cadena de cines con ciertas ventajas, ofrecían un precio económico en la primera sesión, estaban bien cuidados y el personal era bastante amable, al menos con el que traté. Pero llegó la crisis, no solo la económica, y sin que se supiera, cerró en agosto del 2013.

 Muchas veces se habla de aquella maldita subida del IVA que efectivamente fue un factor desencadenante, pero hay otros como puede ser la piratería, nuevas formas de ver cine, bajón en la calidad de las películas que hace que te dé igual ya verlas en pantalla grande que en la pequeña... Las crónicas de la época decían que el aforo del Lauren Gracia ocupaba solo un 20%. Era una época en que estaban cayendo cines míticos de la ciudad: El Urgel, el Rex, el Palacio del Cinema, etc.


                                                           Cine Urgel antes de su cierre

 Antoni Llorens, quien fuera presidente de los Lauren explicaba que el local era de alquiler y que no se podía mantener el precio de este con las taquillas que se estaban haciendo. Se quejaba también de que los vecinos, especialmente los jóvenes, ya no iban mucho al cine porque lo consideraban caro y que las administraciones no hacían caso para proteger e impulsar la industria del cine. Por último, hacía un llamamiento a que productoras, distribuidoras y exhibidoras afrontaran conjuntamente la crisis. 

Aquellas palabras del malogrado Llorens resuenan de nuevo con este cierre del Texas, el cual empezó a vislumbrarse cuando una pintada en la puerta decía: “Ventura paga” en febrero de 2019 que dejaban en evidencia los problemas económicos que estaba habiendo con los trabajadores. El director había querido repetir la fórmula recuperando un cine en Valencia (El Albatros) con las mismas características que la sala de Gracia en 2017 y en 2018 recuperar el cine Las Vegas de Figueras. Estas dos aventuras no funcionaron y en Valencia tuvo que cambiar el esquema por uno más comercial y Las Vegas fue un fracaso que desencadenó los impagos. El diario del "Independent de Gràcia" (22-09-2019)  explicaba que fuentes cercanas al cine Texas temían que los problemas económicos de Figueras acabarán afectando al espacio de la calle Bailén porque no se estaba haciendo frente a los compromisos con los proveedores como puede ser el alquiler de las salas o los gastos de distribución.


                                                      Cine Texas en la época de Ventura Pons (Fuente: El Periódico)

 El cine fue escogido mejor cine de España por Europa cinemas en el 2016 y en 4 años y medio tuvo un público fiel y heterogéneo con un promedio que superaba el 70% de la entrada. El sueño de volver a un cine de reestreno parecía hacerse realidad, pero al final ha acabado siendo una pesadilla y especialmente para Ventura Pons del que se dice que está en una muy mala situación económica.

 Siento mucho que el cine Texas haya acabado de esta manera, me encantaba ir .Incluso cuando empezó esta aventura, envié mi currículum porque quería trabajar en un cine, no me enviaron ni acuse de recibo, pero en fin, ya está olvidado. Espero que el local pueda seguir siendo una sala cinematográfica como está pidiendo una plataforma creada hace poco en el barrio, recogen firmas clicando  aquí . 

Creo sinceramente que podría haber una segunda Filmoteca o seguir el ejemplo de Madrid  donde además del Cine Doré hay una Cineteca. Sin embargo, no veo al Ayuntamiento muy puesto, además de que cualquier lugar cultural tendría que ser independiente y no politizarse. La crisis del coronavirus también será el arma perfecta para ir dando largas, pero en fin, el Texas ya sabe lo que es resucitar y aunque parezca una quimera verlo de nuevo en funcionamiento, nunca se sabe. En el escaparate se podían leer frases de cineastas, había una de Wilder que decía: "Si quieres decir la verdad, sé divertido, de lo contrario te matarán.". Ahora estoy siendo serio, mejor que vuelva a seguir el consejo del gran Wlder cuando hable de este cine.
 Cualquier iniciativa que haya será promocionada por este humilde blog como "gracienc" que soy, pero ante todo cinéfilo y que lamenta cualquier cierre como tristemente he tenido que ir escribiendo de otros.


16/10/2020

El Yo confieso de Hitchcock y el de Monty





Este sábado se cumple el centenario de uno de los actores más legendarios que ha habido, un auténtico icono del séptimo arte, Montgomery Clift. Probablemente muchos de sus papeles reflejaban los cambios que estaba habiendo en América, el cine se tenía que enfrentar a la televisión, McCarthy iniciaba la caza de brujas... Las estrellas ya no se veían tanto como divinidades, sino que empezaban a verse como personajes atormentados, ambiguos, antihéroes en general, cuyas vidas privadas eran otra fuente de tormentos psicológicos. Solo hace falta citar algunos nombres: Ava Gardner, Robert Mitchum, Marilyn Monroe, Judy Garland, James Dean, Rock Hudson…

 En más de uno, su adicción al alcohol mermó su carrera, en otros el cuento de hadas hollywoodiense se convertía en la peor de sus pesadillas y, no pudiendo hacer frente a este, se refugiaron en las pastillas y la bebida, poco a poco se iban enterrando en vida. Más de uno tenía que ocultar sus relaciones amorosas, aspecto que provocaba aun más angustia.

 Edward Montgomery Clift (apodado 'Monty' toda su vida), fue uno de los máximos representantes de esta generación de intérpretes con deseos reprimidos y con las mismas debilidades e incertidumbres del público. Tenía una característica que probablemente sea la que más se le recuerda: su mirada, esta lo decía todo, probablemente no haya habido actor desde entonces comparable. La película con la cual le quiero hacer un pequeño homenaje Yo confieso es de 1953, había debutado cinco años antes con Río Rojo y Los ángeles perdidos, y ya había dado buenas muestras de sus dotes interpretativas con La heredera (1949) de William Wyler o Un lugar en el sol (1951) de George Stevens. Del mismo año que la cinta de Hitchcock son Estación Termini de Vittorio de Sica, y De aquí a la eternidad de Fred Zinnemann. Había rechazado anteriormente protagonizar El crepúsculo de los dioses de Billy Wilder, La gran prueba de William Wyler o Solo ante el peligro de Zinnemann también, ahí es nada, no todos podían presumir de dar calabazas a tan grandes directores, aunque Clift no tomaba las decisiones personalmente, sino por consejo de su íntima amiga Libby Holman. Hitchcock acababa de rodar Extraños en un tren y se puso manos a la obra, el director que era católico, había expresado interés en filmar la historia desde la década de 1930. En 1948, según una fuente moderna, Hitchcock y su esposa Alma escribieron un tratamiento de la obra de teatro Nous deux consciences (1902) de Paul Anthelme, y una noticia del "Hollywood Citizen-News" de mayo de 1948 anunció que Van Johnson interpretaría el papel del sacerdote. A partir de entonces, al menos otros tres escritores, William Rose, Leslie Storms y Paul Vincent, trabajaron en los borradores del guion, y Hitchcock y su esposa Alma intentaron sin éxito interesar a Graham Greene y Samson Raphaelson en el proyecto. La elección de Clift como sacerdote que ha de guardar el secreto de confesión no supuso un gran recuerdo para el mago del suspense, el cual, como era su costumbre, creó guiones gráficos detallados para cada escena. No podía entender el método de actuación de Montgomery Clift y rápidamente se sintió frustrado con él porque le desobedecía. Aparte de esto, los problemas del actor con la bebida hicieron que Hitchcock delegase en un asistente de dirección y en Karl Malden para que hablasen con él al respecto. Montgomery Clift bebió durante el tiroteo y sus ojos parecen vidriosos durante la escena del ferry. Hitchcock delegó en un asistente de dirección y en Karl Malden para hablar con él al respecto. Sin embargo, Donald Spoto consideraba que Hitch estaba fascinado por la vida privada de él, lo veía como un hombre exótico. Tanto se tomaba el papel en serio que se internó tres semanas en un monasterio dónde aprendió la misa en latín y vistió ropas de sacerdote, más tarde aprendería el modo de caminar de estos. Truffaut dijo: “Anda a lo largo de toda la película en un movimiento hacia adelante que recoge como en un abrazo la forma del film y ese hermoso porque expresa de manera concreta la idea de rectitud”(...)  “Montgomery Clift hace un trabajo extraordinario, de un extremo al otro de la película sólo tiene una expresión e incluso una única mirada una dignidad total con un leve matiz de asombro” El actor se interesaba por la religión y en cierta ocasión le preguntó al dramaturgo Thornton Wilder si existía Dios, este le escribió una carta que siempre llevaba encima y que decía: “Hay un puente entre la vida y la muerte que puedes llamar Dios. Y lo único que sabemos es que ese puente es atravesado por nuestro amor por aquellos que mueren y pasan al otro mundo. Mientras los recordemos y los amemos, están vivos."

 Si hoy viéramos Yo confieso con otro actor, estaríamos viendo una película totalmente distinta, aunque se mantuviera exactamente toda la historia igual. El calvario que sufre Clift era y es el que sufría en su vida privada, es por eso que este filme tiene unas connotaciones especiales que le hacen ganar con el tiempo, no ya solo vemos el suspense de Hitchcock, sino el drama personal de su actor. El espectador que veía la cinta en 1953 los desconocía.

 Pasado este año, Clift se tomó un descanso hasta rodar El árbol de la vida de Dmytryk. La noche del 12 de mayo de 1956, se vio involucrado en un grave accidente automovilístico cuando regresaba a casa de una fiesta en la casa de Elizabeth Taylor. Al parecer, se quedó dormido al volante de su automóvil mientras conducía y lo estrelló contra un poste de teléfono. Después de nueve semanas de recuperación y con cirugía plástica, Clift regresó al set de filmación y terminó con dificultades.  

 El comportamiento de Montgomery Clift después del accidente, adicto a los analgésicos y otras drogas, se volvió cada vez más errático. El director  señaló en su autobiografía que un día fue a buscar a su estrella y encontró cien envases de prácticamente todos los medicamentos recetados y un estuche lleno de agujas y jeringas. Clift desaparecía durante largos periodos de tiempo e incluso lo pillaron corriendo desnudo por el pueblo en el que estaban filmando (Danville, Kentucky). La situación empeoró tanto que un policía estaba estacionado fuera de su habitación de hotel todas las noches para asegurarse de que se quedara. 

 Dmytryck volvió a contar con él para El baile de los malditos (1958), Dean Martin que estaba agradecido a Clift por sus consejos en la película lo acompañaba a fiestas después de que gran parte del resto de Hollywood lo repudiara debido a sus crecientes adicciones. a las drogas y al alcohol. Aun así, Monty tuvo ayudas de otros actores, mientras rodaba De repente, el último verano, se consideró no asegurable debido a una enfermedad crónica. Normalmente, eso hubiera significado que lo hubieran despedido y reemplazado, pero su buena amiga, Elizabeth Taylor, le salvó el trabajo insistiendo en que no haría esta película sin él. Según el autor Garson Kanin en sus memorias "Tracy and Hepburn", Katharine Hepburn estaba tan furiosa por la forma en que Montgomery Clift fue tratado por el productor Sam Spiegel y el director Joseph L. Mankiewicz durante el rodaje que, después de asegurarse de que no la necesitarían para las repeticiones, regañó a ambos hombres y, de hecho, les escupió. Para Río salvaje de Elia Kazan, Clift prometió que no bebería durante el rodaje. Con la ayuda de sus comprensivos compañeros de reparto, Lee Remick y Jo Van Fleet, cumplió su palabra.
   

 En Vidas rebeldes, Marilyn Monroe le dijo a Montgomery Clift: "Nunca he conocido a alguien en peor forma que yo". En Vencedores o vencidos, le dijo a Stanley Kramer que no sabía si realmente podría hacer la escena. Kramer hizo todo lo posible para tranquilizarlo, pero era Spencer Tracy quien finalmente ayudó a Clift.
  En Freud, Pasión secreta, tuvo tantos problemas de salud en el set de esta película que la Universal lo demandó por el costo de los retrasos en la producción de la película. Durante el juicio, la película fue un éxito tan grande que los abogados de Clift mencionaron que estaba funcionando bien debido a la participación de Clift y consiguió un acuerdo lucrativo.

 Pero volvamos a Yo confieso, Monty acudió en 1961 a un cine donde se proyectaba la película, en aquella sala colaboraba Peter Bogdanovich. Durante un momento, el actor se va un momento fuera de la sala para fumar, el futuro director de ¿Qué me pasa doctor? se acercó para preguntarle si le gustaba la película. Clift, contemplando su rostro antes del accidente en la pantalla, respondió: "Es duro, muy duro, sabes". Bogdanovich quiso animarle enseñando un libro de sugerencias y alguien que había escrito unas líneas pidiendo películas de las suyas... Cine que ya ha inmortalizado, así como su actor, el cual seguirá siempre vivo con su mirada.

10/10/2020

Adiós a Francesc Betriu, otra B de nuestro cine

El pasado miércoles fallecía el director de cine Francesc Betriu (Organyà, Lleida, 1940), un mensaje de la Filmoteca de Catalunya anunciaba la triste noticia que nos cogía por sorpresa. Estudió en la Escuela Oficial de Cine, donde fue compañero de Víctor Erice, José Luis García Sánchez, Manuel Gutiérrez Aragón y Ángel Fernández Santos, y colaboró en "Fotogramas" entre 1963 y 1967. Hizo un documental de los Beatles que fue prohibido por Fraga Iribarne ya que no quería que hubiera mucha propaganda del cuarteto de Liverpool.: “Rodamos con Pedro Costa toda la estancia de los Beatles en Madrid, la llegada al aeropuerto, la reacción de los fans, la actuación, incluso un plano de Ava Gardner y Donna Hightower juntas en el concierto. Era una producción de No-Do que debía durar media hora. Antes contactamos con Brian Epstein, el manager del grupo, que nos dio la autorización. Después, cuando estábamos montando el material, nos dijeron que Manuel Fraga Iribarne había dado la orden, sin haber visto el filme, de que ese material no fuera utilizado, quería minimizar el efecto Beatles en España. No-Do montó solo un minuto y medio, pero falseando la cantidad de gente en el concierto. La frase final de la noticia era que los Beatles habían pasado por España sin pena ni gloria.” Dirigió dos cortos que le dieron cierto empuje para empezar a filmar largos, son Gente de Mesón (1969) y Bolero de amor (1971), con el primero gana la medalla de plata del festival de Bilbao y con el segundo es premiado por el Círculo de Escritores Cinematográficos, el festival de Cork (Irlanda) y el de Bilbao. 

Iba a estudiar para farmacéutico por tradición familiar, luego se pasó a Ciencias Económicas y después a Ciencias Políticas porque para aquello había que ir a la capital y lo que quería era estudiar en la Escuela de Cinematografía. En una de las pruebas había que presentar un guion a partir de una noticia y fue suspendido, pero luego se encontró a Berlanga que le dijo que le había encantado lo que había escrito. Betriu iba superando obstáculos y apostó por rodar su primer largo, Corazón solitario, del cual decía que sólo él creía en ella, pero su objetivo era hacer cine popular, no cine para minorías. “'Corazón solitario', de 1973, es un filme casi invisible. Tenía que proyectarse en el festival de Venecia pero la copia no llegó a tiempo. En diciembre, tres meses después de la celebración del festival, me llamaron diciendo que les acaba de llegar la copia. Me la devolvieron a mí y durante años estuvo guardada en la farmacia de mi padre. Es la única copia que existe, muy castigada. Filmoteca de Catalunya ha asegurado que hará una reconstrucción del filme.” La película ganó la carabela en el festival de Valladolid y sigue adelante.




 En una entrevista con Ángeles Maso para "Revista de cinematografía" (17-V-1973) encontramos que quiere hacer una película con Alfredo Landa que sea un poco la explicación de los personajes cómicos que el actor interpreta, remarca que el guion ya está escrito. Probablemente parte de este  se plasmaría años más tarde cuando adapta la novela de Raúl Núñez, Sinatra. También comenta que quisiera hacer una película en Barcelona, pero que no hay industria cinematográfica organizada como tal, su objetivo era hacer una sobre el Paralelo, aunque no en el sentido nostálgico, sino referido a la realidad actual y que sería una historia colectiva. Betriu en más de una ocasión decía que era un director difícil de catalogar, de etiquetar y que ponía nervioso a más de un crítico. “El sector de la crítica que antes me reprochaba que hacía esperpento ahora juzga negativo el que me incline por otro tipo de género” dijo tras el estreno de Sinatra. Y es que Betriu es uno de los directores más inclasificables que hemos tenido y sin duda más interesantes e inteligentes, merece ser otra B de los grandes. Pero tuvo que chocar con cómo está montada la industria en este país, a lo mejor en otros lugares sería un maestro, aquí en cambio tuvo que amoldarse a lo que había. Decía que el cine no es una actividad unipersonal del director, que se trata de una industria y el hecho de crear una película depende tanto de la voluntad de este, como de los condicionantes externos: la censura las subvenciones, la producción…

 Su fama llegaría con su segunda película, Furia española, que llegó a las pantallas con dos años de retraso por estar prohibida. Los dos guiones que presenta fueron prohibidos, pero a su amigo José Luis García Sánchez se le ocurre la idea de presentar uno con el título “ Una pasión azulgrana” que sí pasa el corte, pero Betriu rodó el prohibido y eso hizo que tuviera el dudoso y a la vez elogioso honor de ser el director de la película con más cortes de la historia, un total de 22. Es una cinta popular como él quería, pero a la vez  de autor que se interesa por ese submundo de las grandes ciudades, de las barriadas, en este caso el barrio chino barcelonés. Más allá del deporte rey, es la historia de unos seres marginados qué mediante la integración en el mundo del fútbol quieren olvidar su imagen y encontrar una nueva identidad. Protagonizada por Cassen, el cual buscaba una película que le devolviera aquella genial interpretación en Plácido, aquí hace de cobrador de una “golondrina”. (Para los que no sean de Barcelona, las golondrinas son embarcaciones turísticas que dan la vuelta por el puerto) También la película chocaba con ciertos sectores nacionalistas. En una crítica publicada en el diario “Avui” el 29 de septiembre del 76 se puede leer lo siguiente y lo escribo en catalán para mantener la originalidad del texto, creo que más o menos se entiende: “Betriu, que és català, fa massa temps que viu allunyat físicament i moralment de les realitats de casa nostra (…). Betriu es mira les coses com si fos des del peu del monument a “El héroe de Cascorro” (…) La visió del poble barceloní és entelada per massa tòpics que no són precisament tòpics que ens pertanyin i ens caracteritzin. L´esquinçada de Betriu és una esquinçada perillosa. Deforma i enganya. Ha tirat al dret i la pilota no ha entrat a la portería”. JP (AVUI, 29-9-76)






 Quizá quien escribe esa crítica no estaba acostumbrado a ver la Barceloneta, el Paralelo, la calle Robador, el barrio chino, la emigración, la pobreza, Betriu conocía bien la Barcelona de las postales y la no oficial, además de dejarnos ver personajes populares algo escondidos que nos retrotrae aquel documental que filmó Summers de Juguetes rotos, así pues vemos a Dolores Continente León, la anciana vendedora de lotería que vendía delante de El Molino y qué allá por el 1915 cantó cuplés en el Paralelo con el nombre de María Conti, podemos ver también a “La niña de Vallecas” que actuaba cada noche en la bodega Apolo. También vemos a Lázaro Escarceller como vendedor de cacahuetes (su oficio real) en las golondrinas qué más tarde se haría famoso en el programa de TV3 “Filiprim” con Josep Maria Bachs, el cual lo traería al “1,2,3 responda otra vez” y ganaría fama también como el abuelo en Makinavaja. La película también supuso el debut de Amparo Moreno, que trabajaba en El Molino, como viajera en la golondrina, etc. El crítico Antoni Kirchner definió a Betriu como "la viva representación del esperpento de tanta raigambre hispánica" tras ver la película. A pesar de los problemas de la censura y de la productora Betriu siguió y no se echó para atrás y comenzó un nuevo proyecto: La viuda andaluza. Se trataba de una adaptación muy libre de La lozana andaluza (1528) con guion suyo. El libro que fue tachado de inmundo y feo por Marcelino Menéndez Pelayo (en la película se le menciona) fue escrito por el clérigo Francisco Delicado en 1528 y Vicente Escrivá acababa de hacer una adaptación. En los periódicos de otoño del 76 se podía leer el siguiente anuncio: “Productora de cine busca personas feas gordas o flacas de ambos sexos de cualquier edad que deseen intervenir en un próximo rodaje”.Betriu dijo que no buscaba monstruos, pero que si publicas un anuncio pidiendo gente para una película se presentan los que se creen guapos y así con este anuncio consiguió una gran riqueza de tipos. La película que hay que contextualizarla en la época en que fue rodada, o sea, en plena transición, tiene a Bárbara Rey de protagonista, la cual se desnuda bastantes veces y a Paco Algora, actor habitual de ese cine en el papel del pícaro Rampín.




 La película utiliza el castellano antiguo y se ve acompañada de canciones compuestas por Luis Eduardo Aute que personalmente creo que chocan un poco. Es una crítica social, una sátira burlesca irreverente de las instituciones, de la Iglesia, de las armas, de la sociedad en general, etcétera. Es muy irónica y alegre, tiene golpes escondidos bastante inteligentes como por ejemplo que el cardenal esté interpretado por Escamillo (Josep Pons Ortiz), actor del Molino, famoso por su humor homosexual. Aparece también un grupo de condecorados compuesto por concejales y por militares que curiosamente la censura no tocó. Otro momento impagable es que la viuda se aloja en el Ritz y en una de sus suites se hace un prostíbulo, ahí Bárbara Rey tiene una escena de cama nada menos que con Lázaro Escarceller, entre otros. El crítico JF Valls dijo que “Betriu vehícula una enorme cantidad de pesadillas generacionales masoquismos, sadismos, en fin, todo lo que compone la represión cultural y política que nos ha tocado vivir en las últimas décadas”.

 La película, al igual que Furia española, tuvo problemas con el productor, en este caso con Andrés Vicente Gómez, que dijo que la película se había pasado el presupuesto en un 40%.Un problema de retraso en los pagos a los extras levantó una cierta polémica en los diarios de la época.

 Un momento clave en su obra es la realización de 'La plaça del Diamant', de la cual hace un guion cinematográfico que queda en un cajón y TVE decide hacerla en serie y presentarla en un concurso de subvenciones. Mientras, rueda otra genialidad, Los fieles sirvientes, donde el director, según cierta crítica, abandona el estilo feísta, pero sin abandonar su tono corrosivo y esperpéntico. Debido a los problemas de las anteriores películas con los productores, aquí trabaja con una cooperativa que engloba tres productores asociados. El director explicaba así la intención del filme: “En cierta manera he querido hacer una crítica a las personas que tienen la oportunidad de liberarse y que no aprovechan la ocasión. (…) He intentado retratar el mundo de los criados, su servilismo. Los criados no pueden compararse a los proletarios porque, a diferencia de estos, jamás pretenden rebelarse contra su señor. (…) No es una comedia, aunque tenga humor".




 Betriu, nuestro más acreditado cultivador del esperpento, olvida aquí previas veleidades feístas para imponerse una mayor disciplina necesaria en este poco fácil terreno fronterizo entre la comedia satírica y el análisis social (José Luis Guarner, El Periódico, 30-V-80) 

 Y llega el momento de La plaça del Diamant, Betriu tenía un guion escrito con Benet Rossell en 1976 que debían producir Carlos Durán y Vicente Aranda, era un proyecto para largometraje y la historia concluía hacia 1946 con la primera comunión de los niños, no una década después cómo se acabó haciendo. “Me gustaría que el libro y la película fuesen complementarios. La persona que haya leído el libro que vea la película, y quien haya visto la película que lea y disfrute con la novela” dijo el director. Merçè Rodoreda estaba de acuerdo con esta decisión. Después cogió el proyecto Pepón Coromina y en 1980 fue la primera colaboración entre cine y televisión, una serie de 4 episodios, pero también llegó a un acuerdo para explotar la versión para cine. Betriu no quería recortar la serie, sino hacer un fin autónomo, mostró su disgusto con los cortes, había optado por una voz interior para equipararla a la primera persona de la novela, eso funcionaba bien en la serie, pero no en la película. Se quejaba también de que el personaje de Quimet queda muy desdibujado en el filme. Rechazó posteriormente hablar de la película y reivindicó siempre la serie. La Plaça del Diamant era lo primero que Betriu quería hacer en su carrera de director, es su realización más popular y recordada, por suerte la serie se puede ver en el archivo de TVE, sorprendentemente no está editada en DVD, algo extraño, ya que la mayoría de las series de la tele pública lo están, la película se editó solo en castellano en su momento por Suevia Films. En su momento fue todo un fenómeno cultural, social y hasta político, en el barrio de Gracia participaron muchos vecinos como extras, Betriu había vivido en las afueras de Gracia y conocía bien el lugar. El éxito le lleva a rodar una adaptación de la novela basada en la obra homónima de Ramón J. Sender, Réquiem por un campesino español. Del libro decía: “Casi parece la sinopsis de una película, es muy cinematográfico y además se trata de una gran novela. De la novela española más publicada después del Quijote porque “Réquiem…” sigue siendo libro de texto en las universidades norteamericanas”. No obstante, no quedó muy contento a pesar del interés de esta. Un absurdo lío con el título provocó una polémica, Pilar Miró entonces directora general del Instituto Nacional del cine anunció que retiraría la ayuda oficial para la presentación de la película en Venecia si ésta se presentaba con el título Réquiem por un campesino ya que un diario de Madrid lanzó el rumor de que TV3 había sugerido el recorte del título, o sea, la supresión de “español”. Betriu dijo que fue él quien lo suprimió y que la televisión catalana no había tenido nada que ver, que le parecía reiterativo el título completo y le preocupaba que las repercusiones de la polémica perjudicaran la carrera comercial del filme.





 Vino después Vida privada (1987) para televisión protagonizada por Héctor Alterio, Contaba con un guión desarrollado por Juan Marsé, Gustau Hernández, el propio Betriu, además de Jaime Gil de Biedma. “era algo que llevaba en mente desde hacía unos años, es una novela espléndida, muy actual. La primera razón para haberla adaptado es que soy un apasionado de ella, en el guion hemos sido fieles al espíritu de la obra, pero no miméticos y cosa rara, TVE no ha tocado nada” .Y en 1988 volvería al cine con Sinatra, adaptación de la novela de Raúl Núñez que trabajó también en el guion. Betriu decía que “la depresión de este personaje y de toda la gente que le rodea, que en principio van en su ayuda (…) acaban atosigándole, aumentando su estado depresivo. (…) Es mi película más pesimista (...)  “Sinatra es uno de estos personajes marginales que han estado fuera de la historia de la ciudad, y de la historia en general y que siempre me han interesado “ Para la película contó con las canciones de Joaquín Sabina, él quería que fuera el tercer guionista, sus canciones se amoldaban muy bien en la historia. Recibida con tibieza tanto por la crítica como por el público, escribí de ella esto

 Rueda también un capítulo de la ambiciosa serie Eurocops, "Cuellos blancos" en 1990, año que le hace volver al barrio de Gracia de Barcelona para rodar la versión televisiva de la novela de Marsé, Un día volveré. En esta ocasión fue una Gracia postiza de cartón piedra ya que la mayoría se hizo dentro de un decorado que diseñó el gran Gil Parrondo en el antiguo cuartel de la C/ Lepanto y que evocaba entre otros sitios el mítico Cine Rovira. La serie fue bastante maltratada por la dirección del ente que no creía demasiado en ella y se programó a una hora algo tardía. Se puede ver en el archivo.
 

Betriu no volvería a hacer cine hasta 1996, esta vez firmaría como Paco Betriu, y dirigió La duquesa roja, donde coincidiría con Andrés Vicente Gómez. La película con más aires berlanguianos que los suyos propios fue un fracaso, Betriu insistió una y otra vez en que se trataba de un sainete esperpéntico con ribetes de humor negro, que nadie buscara por tanto relación alguna con la biografía de la duquesa de Medina Sidonia, Luisa Isabel Álvarez de Toledo,  que por otro lado ya había marcado distancias exigiendo que sólo Luis García Berlanga se atreviera a hurgar con una cámara en su vida
Betriu calificaba la película como de encargo y que había nacido mal desde un principio. Volvería, a pesar de esta mala experiencia, al año siguiente con Una pareja perfecta, adaptación de la novela Diario de un jubilado de Miguel Delibes con Antonio Resines y José Sazatornil, Saza. No consiguió tampoco que la taquilla funcionara y la crítica la rechazó. Según Betriu el guión era prácticamente exclusivo de Rafael Azcona ya que él solo había introducido algunas sugerencias relacionadas con el original literario. Para el director, la experiencia en anteriores trabajos de origen literario le lleva a considerar que la fidelidad al texto no es una cuestión fundamental, sino que es más importante la fidelidad al espíritu de la obra.

 Participa luego en la creación de la serie para Tele 5, Petra Delicado, y en el 2001 vuelve al cine para hacer El paraíso ya no es lo que era, de nuevo con guion de Rafael Azcona y basada en un cuento de Carmen Rico Godoy, pretendía ser una vuelta a sus orígenes, pero pasó muy desapercibida y hace que abandone el cine durante 8 años. En el 2009 cambia de registro, aunque sin olvidar sus temas y personajes marginados y rueda Mónica del Raval, film entre el documental y la ficción, la historia de una chica manchega que durante 20 años ejerció la prostitución en el barrio del Raval de Barcelona. La crítica, esta vez, vuelve a reconciliarse con él y la película consigue cierta resonancia, aunque lejos de aquel cine popular que quería, se trata de un film para minorías. En el 2012 rueda El día que murió Gracia Imperio, se trata de un documental que indaga en la extraña muerte de la vedette Emilia Argüelles Catalina conocida como Gracia Imperio y su amante, hallados sin vida, en 1968, en Valencia. Con el pretexto de la historia volvía a interesarse por los personajes de variedades y a retratar la sociedad española de finales de los 60. . El último aviador de 2019 fue su última película, se trata de otro documental que ha podido verse por televisión y del que prácticamente no hay información.

Teaser "L'últim aviador" de Francesc Betriu from DACSA Produccions on Vimeo.

Betriu seguía con proyectos de cine experimental. Descanse en paz un director que fue uno de los grandes de nuestro cine y que tuvo que hacer frente a todo tipo de adversidades. Un premio Gaudí de la Academia Catalana fue su último homenaje a principios de este año, que el recuerdo y la revisión de sus películas siga. DEP.


07/10/2020

El centenario de Walter Matthau

El pasado 1 de octubre fue el centenario de Walter Matthau y no quería dejar pasar tal efeméride. Recuerdo la primera vez que lo vi en cine, fue con una comedia juvenil que se llamaba Los picarones, aquel entrenador encorvado y malhumorado que interpretaba me llamó la atención. Luego recuerdo una secuela del filme que la hacía Tony Curtis, precisamente los dos coincidieron en el taller de dramaturgia de la New School de Nueva York. 

 Walter Jake Matthow (1920-2000) nace en Nueva York, su madre era inmigrante de Lituania y su padre un vendedor ambulante judío ruso y electricista de Kiev, sus comienzos no fueron fáciles por la falta de dinero. En la escuela un compañero de clase le rompió su nariz tan característica, el golpe debió ser fuerte porque aquel niño que hizo tal gamberrada fue Rocky Graziano. Matthau comenzó vendiendo gaseosas y helados en teatros, en 1948 debuta en Broadway con Ana de los mil días, en cine tendría que esperar 7 años con El hombre de Kentucky de Burt Lancaster de la que el actor no guarda buen recuerdo de la calidad de esta, ese mismo año actuaría en otro western, Pacto de honor, con Kirk Douglas, que trabajaría con él en una de sus películas favoritas, Los valientes andan solos(1962). El actor iba llamando la atención de grandes directores, aunque no fuera el protagonista: Nicholas Ray en la magnífica Más poderoso que la vida (1956), Elia Kazan en Un rostro en la multitud (1957), Michael Curtiz en El barrio contra mí (1958) con Elvis Presley del que Matthau llegó a decir que era "un actor intuitivo, brillante, inteligente, elegante, sosegado, refinado y sofisticado", Richard Quine en Un extraño en mi vida (1960) que le da uno de los papeles más antipáticos de su carrera o Stanley Donen en Charada (1963). Los años pasaban y Matthau no pasaba de ser secundario, las cosas podían haber cambiado si la FOX hubiera hecho caso a Billy Wilder que lo quería para La tentación vive arriba en vez de a Tom Ewell.  
 Entre estas películas primerizas, hay una rareza que dirigió, Gangster Story. Matthau y su esposa, la coprotagonista Carol Grace , estaban tan arruinados cuando se hizo (principalmente debido a las deudas de él en el juego) que la pareja tuvo que empeñar la mayoría de sus regalos de boda solo para pagar el alquiler. Más tarde comentó que era la peor película jamás hecha. Pero Wilder volvió a encontrarse con Matthau y le dio el papel de su vida, el del abogado Willie Gingrinch de En bandeja de plata por el que ganó el Oscar al mejor actor secundario.Su corazón estuvo a punto de jugarle una muy mala pasada ya que durante el rodaje sufrió un infarto y tuvo que adelgazar, Wilder tenía el mal recuerdo de que en su película anterior, Bésame tonto, se había visto obligado a prescindir de Peter Sellers por la misma causa. La película también significó el inicio de la amistad con Jack Lemmon con el que trabajaría dos años más tarde en La extraña pareja (1968), Lemmon lo llegó a dirigir en Señor Kotcher (1971), Wilder los vuelve a reunir en 1974 con la no menos excelente Primera plana y en su última película, Aquí un amigo (1981). Más tarde coincidieron en JFK, caso abierto, aunque de manera separada, la pareja volvió en 1993 con Dos viejos gruñones (1993), en El arpa de hierba (1995), en Discordias a la carta (1995), y finalmente en La extraña pareja, otra vez (1998), estas últimas películas no gozaron del favor de la crítica. Si vemos las películas de Matthau en versión original nos encontraremos con una voz gruesa, pero algo inexpresiva, en el doblaje es muy característico asociarlo a la voz de José Luis Sansalvador (como vemos abajo en el vídeo de La extraña pareja). Aunque tuvo también otros grandes dobladores, precisamente en En bandeja de plata lo dobla Francisco Sánchez, en El barrio contra mí José Guardiola, en La gran estafa lo hace Joaquín Díaz (la voz típica de Jack Lemmon curiosamente), Angel María Baltanás en Corazón verde o Felipe Peña en Primera plana. La popularidad de la que gozaba después del Oscar le hizo probar suerte con el musical Hello Dolly,pero el fracaso estrepitoso en taquilla de la producción empañó su excelente trabajo a las órdenes de un Gene Kelly que lo había dirigido en Guía para el hombre casado. El actor no se llevó muy bien con Barbra Streisand y soltó aquella frase que, según donde uno lea, tiene dos versiones, en una dice que “No tenía más talento que un pedo de mariposa”, en otra dice que cualquier pedo suyo tiene más talento que ella. Cuando le preguntaban al actor solía decir: “Me encantaría trabajar con Barbra Streisand. En algo apropiado. Quizás Macbeth No le gustaba que le calificaran de actor de comedia y comenzó a aceptar papeles bien distintos como el de los thrillers San Francisco, ciudad desnuda (1973) de Stuart Rosenberg, La gran estafa de Don Siegel ambas de 1973, o Pelham 1,2,3 (1974) de Joseph Sargent. Volvería, no obstante, a la comedia y también a probar suerte con el género de aventuras con Piratas (1986) de Roman Polansky. Su última película Colgadas (2000) fue dirigida por Diane Keaton, el actor ya estaba muy mal de salud y murió siete meses después de acabar el rodaje. Que este centenario sirva para seguir recordando sus interpretaciones y a descubrirlo quien no lo conozca.

01/10/2020

El cine de barrio de TVE que ya cerró hace tiempo

A pesar de que ya poco cine veo por televisión, tengo por costumbre hablar de sus espacios, el más veterano de ellos, “Cine de Barrio”, cambió de presentadora el pasado sábado. Olvido Gara, más conocida por “Alaska” tomó el relevo de Concha Velasco que llevaba al frente de este desde el 2011, año en que Carmen Sevilla lo dejó por ya apreciarse en ella, por desgracia, signos de la terrible enfermedad del Alzheimer. Había cogido el programa en el 2005, sustituyendo a José Manuel Parada, que fue para entendernos el “padre” del programa. 

Corría el año 1995, año del centenario del cine, y la TVE de entonces estrenó dos espacios cinematográficos míticos, uno fue el “Qué grande es el cine” presentado por José Luis Garci y que estuvo una década la noche de los lunes en la 2. En el segundo canal también aparecía por verano un programa que llevaba por nombre “Cine de barrio” y que apostaba por unas películas poco emitidas que al parecer estaban a punto de caducar sus derechos. Se tuvo la idea de que fueran acompañadas por una presentación y se escogió a José Manuel Parada que quiso que el espacio fuera algo más que hablar tres minutos sobre la película y recordar ese cine que, según palabras de él, aunque no tuviera el beneplácito de la crítica, lo veíamos mientras quizá alguien nos decía que nos quería en la última fila de esos cines de barrio.  El programa contaba con invitados relacionados con el filme que se iba a ver, se echaba mano del archivo de TVE para recordar noticias del año de la producción y como no del NO-DO. El pianista Pablo Sebastian se encargaba de poner la guinda cantando la canción de la película o de algún invitado, etc. Antes de continuar, hay que concretar que el llamado cine de barrio de toda la vida no significaba películas españolas antiguas, a pesar de que la popularidad del programa ha hecho que las conozcamos así desde hace dos décadas. Solía haber dos proyecciones de reestreno, eran salas para nada lujosas, muchas veces el zotal y las pulgas eran un signo característico de estas, pero resultaban entrañables para toda una generación de gente humilde que llenaba las tardes de los sábados de alegría y que con el bocadillo en la mano veían la película, la magia del cine se hacía sentir en cada rostro y no había necesidad de beso...

No solo había programas dobles, también se reestrenaban grandes producciones, en mi barrio de Gracia de Barcelona había el Comedia (no confundir con el de Paseo de Gracia esquina Gran Vía) que cada verano proyectaba El mayor espectáculo del mundo, antes de la película se proyectaban cortos de Charlot, Jaimito, etc. Seguro que cada uno de ustedes tendrá un recuerdo del cine de barrio de su ciudad o pueblo. A finales de los 60 empezaron a cerrar por diversos motivos, ya fuera por el estado de higiene y conservación de la sala, por la competencia de la televisión, el boom turístico de la España del 600…Todos hemos visto Cinema Paradiso y ahí podemos ver lo que era un cine de estos.




 El espacio de José Manuel Parada apostaba únicamente por películas españolas y empezó con una película que pocos conocerán hoy en día titulada La chica del gato, al menos en la versión que se emitió ese día dirigida por el director barcelonés Ramón Quadreny, cuyo cine era simplemente para pasar el rato y cuya obra está bastante desfasada. Al plató fue invitada Josita Hernán, actriz popular por haber sido la primera "tonta del bote" antes de que Lina Morgan popularizara el papel, también intervino en este primer espacio Mary Carrillo. 

 Durante la primera semana se emitieron también El hereje de Francisco Borja que contó con José Guardiola (el cantante) y Julio Riscal, Posición avanzada de Pedro Lazaga y con Manolo Zarzo y Manuel Tejada de invitados, Navidades en junio de Tulio Demichelli acudiendo al plató Antonio Alvarado y María del Puig y finalmente un western Tierra de fuego de Jaime Jesús Balcázar con la presencia de Manolito Royo despidiendo la primera semana de “Cine de barrio”.




 Como podrán ver, no eran películas muy emitidas, incluso rarezas que a saber dónde estarán, salvo la de Lazaga que sí se ha vuelto a recuperar. Poco a poco el éxito del programa hizo que los directivos de TVE vieran una gallina de los huevos de oro y ya enseguida decidieron que en otoño pasara a la primera cadena para ocupar la segunda franja de la tarde de los sábados, la cual anteriormente se destinaba más al público infantil-juvenil. Este viaje al primer canal tendría sus inconvenientes ya que las cintas no podían ser tan desconocidas, sino más populares para el gran público, pues el espacio tenía que liderar la audiencia, así pues abundaron las cintas de Paco Martínez Soria, de Lina Morgan, de Manolo Escobar…Mención especial merece el tema de Joselito, que podríamos decir que fue su invitado fetiche y supuso una vuelta a la popularidad tras unos años oscuros del pequeño ruiseñor. La familiaridad con que José Manuel Parada presentaba el espacio, los personajes creados para este, la excelente documentación y sensibilidad hacia las películas y los que trabajaron en ellas hicieron que el espacio llegase a tener cuotas de audiencia hoy impensables del 40%. Por ejemplo, cada vez que había un fallecimiento había un especial hecho con bastante delicadeza, eran tiempos que en TVE no se miraba tanto el reloj y aun se notaba el sello de calidad de la tele pública. En el 2004 se anunció que José Manuel Parada dejaba el programa, se dice que fue a raíz de un vídeo algo subido de tono con Marujita Díaz, pero también es cierto que la dirección del ente empezaba a encontrar caro el programa, la llegada de Carmen Sevilla trajo otro tipo de programa, ya no era ese salón con el pianista, etc. 
El cambio que sufre la tele pública a mediados de la pasada década que lleva a bastantes despidos y jubilaciones de profesionales de toda la vida y a la eliminación de la publicidad pasó factura al programa. Para hacer la parrilla sin ya nada de publicidad, tenían que ocupar las cinco horas con la película de después del telediario más el cine de barrio, vieron que era demasiado tiempo y decidieron  programar dos telefilmes rutinarios y dejar el espacio pasadas ya las 19h y no hacia las 18h que era cuando empezaba antes, con lo cual se reducía drásticamente todo, ya era igual quien lo presentase, el problema era el cambio de formato y las prisas. 

A pesar de que Concha Velasco ha hecho lo que ha podido y ha tenido que superar problemas graves de salud, tampoco podía hacer milagros para levantar el programa que solía ser la tercera opción de las tardes, lejos de aquel liderazgo que tuvo y de ser objeto de parodias.  

Para colmo en más de una ocasión en el programa se reduce el tiempo de hablar del filme para hablar de algún director, actor, cantante que estrena película, programa, obra de teatro, disco, etc. A la falta de interés que suscita el espacio se une también la poca originalidad a la hora de programar las películas, las repeticiones cada vez son más frecuentes, a veces hasta se pone el filme dos veces en un año. Y en otro orden, también es cierto que tristemente cada vez queda menos gente del cine español de esos tiempos.A pesar de ellos ha habido buenos programas como el dedicado a Los Bravos con la proyección de Los chicos con las chicas que contó con el director Javier Aguirre recientemente desaparecido y el productor de la banda





 Desde la dirección de la cadena también demuestran poco interés quitando el programa cuando hay algún “evento” ya sea deportivo, musical, político, etc. En abril pasado se llegó al ridículo programando Don José, Pepe y Pepito no sé cuántas semanas, pero saltando de la programación por las interminables ruedas de prensa del Presidente del Gobierno para hablar de la pandemia y hasta se colaba en plena retransmisión de estas que se estaba ofreciendo la película 

La elección de Alaska en la página del Facebook del programa no ha sentado muy bien, hay bastante gente que pedía que fuera Lola Herrera la continuadora o incluso la vuelta de Parada, argumentan que ella poco pinta en el espacio, también aparecen quejas de que no se emite por TVE Internacional. Yo creo que podría ser una muy buena presentadora, pero ya digo que el problema no es quien salga a hablar, sino el tiempo que la cadena pública le quiera dar y qué pretende ahora con el espacio. Al parecer pocas novedades habrá, la propia Alaska ha anunciado que se verán también películas de los 80 y 90, pero eso es algo que ya ha pasado en la etapa de Concha Velasco. Esperemos que el espacio resurja y al menos el único cine de barrio que queda continúe abierto, aunque creo que este ya cerró hace años.

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...