26/08/2021

El turismo de Martínez Soria y de Joan Capri

 

Fuente: FilmAffinity

El pasado domingo  la Trece emitía por enésima vez El turismo es un gran invento con Paco Martínez Soria y me dieron ganas de revisarla, en los últimos tiempos ha crecido el número de defensores de su cine, el crítico Fausto Fernández escribía en el Twitter del pasado domingo que era “la película que mejor describa a la España del boom turístico 60s y a las peripecias que hemos tenido”, y en otro mensaje y refiriéndose a Don erre que erre exponía que “no sólo le hace un guiño al dictador del momento (al nuestro), sino que construye una comedia casi perfecta que no habría desagradado a Billy Wilder.”

Fuente: FilmAffinity
Yo no iría tan lejos, pero sí que en muchas "españoladas" en general encontrábamos de forma implícita
cierta crítica social que la censura ignoraba o pasaba por alto. Así que busqué mi DVD de la película y quise programármela con otra complementaria como hace La 2 en "Historia del cine español", entonces me vino a la mente El Baldiri de la costa, película protagonizada por Joan Capri y dirigida por Josep Maria Font (no confundir con Forn) y que encontré en YouTube en una copia no muy buena, pero que es la única manera de disfrutarla.

Ambas son estrenadas en 1968, fecha significativa, aunque aquí se viviera de manera distinta, y en tales la temática es el auge del turismo en los tiempos del 600. En El turismo es un gran invento, ustedes ya sabrán la historia de memoria, un alcalde decide convertir su pueblucho en un centro turístico para progresar y evitar que la gente joven se vaya a la ciudad. Tras la apariencia de película de Martínez Soria se encuentran temas más profundos como pueden ser la España vaciada de la que ahora se habla tanto, el retraso cultural de la España rural y al plan del Desarrollo económico y social. 

 El guion es lo suficiente habilidoso para ir metiendo en calzador tales asuntos, aunque superficialmente y siempre con las vestimentas de lo que era la españolada típica en la que no faltaban las chicas extranjeras ligeras de ropa, la música de García Abril, secundarios excelentes y el buen oficio de Lazaga que no llegaba al destape chabacano de los 80 y que aprovechó al máximo el tirón de Martínez Soria.

 

Manuel Fraga. Fuente: Wikipedia

Escrita por Pedro Masó y el habitual Vicente Coello hay una clara referencia irónica a ese Ministerio de la Información y Turismo que entonces presidía Don Manuel Fraga Iribarne. En un momento del filme, tanto el alcalde como las fuerzas vivas se atreven a ir a Madrid para reunirse con él ya que  en un diario dijo que no debería quedar ningún sitio sin ser zona turística.

Lazaga conseguía un producto divertido, simpático y agradable de ver, lleno de contrastes entre esa vida de un pueblo de la España profunda donde al médico solo le llamaban para prescribir las defunciones y que estaba tan alejada de ese deseado “desarrollismo. La frase que suelta al principio de “El pueblo es lo nuestro, aunque sea un asco” se matizaba después y la ironía de la primera parte cedía a un sentimentalismo y a unas esperanzas que el público más enterado se daba cuenta de que no llegarían.

Como suele ser habitual en el director, un prólogo resumía parte de lo que nos quería mostrar con todo un festival de zonas turísticas y una voz en off irónica, atención merecía esa pequeña aparición de Jesús Guzmán comiendo una paella y a toda prisa ya que el turista tenía que aprovechar todos los minutos posibles, ahí veíamos también referencias a las familias numerosas en coche, a la arquitectura descontrolada y a esa España que progresaba “((El turismo) que ayer aunque ya estaba en el diccionario, nadie sabía lo que significaba, entre otras cosas porque nadie quería hacer)


Fue otro gran éxito de taquilla, en su momento contó con 2.259.725 espectadores según la base de datos del Ministerio de Cultura.

Ese mismo año se estrenaba El Baldiri de la costa, suponía el primer papel protagonista de Joan Capri, un magnífico cómico catalán, aunque poco conocido en el resto de España. Compartía con Martínez Soria el hecho de haber ya trabajado en bastantes películas, aunque de secundario, y participar en un teatro popular querido por el gran público, pero menospreciado por la crítica. Sus monólogos han sido y son reivindicados aun, de él dijo Fernán Gómez que el mejor cómico que había en España se encontraba en Barcelona y era él,  Julián Marías que escribió que se tenía que aceptar el diálogo porque de monólogos solo aceptaba los de Capri o Joan Pla que lo incluyó en sus Homenots y dijo de él: "Sólo hay que tener ojos en la cara para ver que Capri es el único actor real y auténtico que ha aparecido en nuestro país en los últimos cincuenta años"

El abogado, el alcade y el notario. FilmAffinity

La película ya tenía cierta popularidad en Cataluña al haberse visto en teatro, estaba escrita por Joaquim Muntañola, dibujante del TBO y autor de otros éxitos como el “Ja tenim 600”, Pau Garsaball la había protagonizado. Nada menos que Antonio Isasi-Isasmendi (Estambul 65, Las Vegas, 500 millones) decidió que podía ser rentable en cine y la produjo. Estrenada el 12 de julio del 68 en el Cine Novedades de la Ciudad Condal y en catalán, su éxito fue más bien local, ya que en Madrid no llega hasta el año 72 y doblada al castellano. El director alentado por los resultados, intentó que Capri siguiera en el cine y rodó El abogado, el alcalde y el notario, pero esta pasó desapercibida y por desgracia el actor acabó siendo doblado en la versión castellana por Joaquín Díaz, la voz habitual de Jack Lemmon, por lo que perdía su principal arma y no cuajó.

El Baldiri de la costa es una película que merecería ser rescatada de ese olvido, hay una combinación de diversos tipos de humor, desde el irónico al negro, pasando incluso por el surrealista…La crítica social se muestra algo más explícita que en la de Lazaga, aunque pasadas por el tamiz de lo cómico. El actor se dirige a menudo a la cámara como ese campesino que se convierte en alcalde de “Sant Ciprià Sur Mer” y cae en la tentación de llenarlo de turistas. La película no esconde ni suaviza para nada su repulsa al boom turístico, el tema más presente en el guion era el de la pérdida de la cultura propia con esa especulación inmobiliaria que incluía escenas notables como esa ventana tapiada, esa Tossa vista con rascacielos, la referencia al polémico hotel Cap Sa Sala  de Begur que provocó en su momento un impacto medioambiental,  o el contraste de la vida tranquila en ese huerto que apenas tiene ya cabida...

Hotel Cap Sa Sal en la actualidad. Fuente: Wikipedia
No solo se centraba en la costa, también hay referencias a la transformación que en esos años estaba sufriendo
Barcelona con esos aparcamientos subterráneos en la Plaza Cataluña y el sinfín de obras inacabables. Otro aspecto tratado era el de la inmigración andaluza con más de un matiz, curioso papel el de Luis Ciges con diferentes empleos, entre ellos el de andaluz, cabe recordar que un año antes se había estrenado La piel quemada de Josep Maria Forn (aquí no confundir con Font) y el guion lo aprovechaba. Referencias también al divorcio, a la corrupción política, a los nuevos impuestos, al fútbol…En general, se puede decir que lo que se ataca es a esa deshumanización en el que acaban las personas responsables de todo ello, en un momento se suelta la frase de que el turismo “beneficiará al pueblo, pero no a los vecinos”

Resumiendo, dos películas que más allá de la comedia escondían un mensaje que sigue siendo actual hoy en día, que el progreso sea para bien de todos y no solo de unos cuantos. Ese humor tan menospreciado en su día y calificado incluso de derechas, rancio y conservador se atrevió a cuestionarlo en los 60, algo que cierta clase intelectual que presume de ser tan social no se dignó y pasaba las vacaciones en esos hoteles y torres de lujo.

 

 

19/08/2021

Sombras acusadoras, suspense en la Costa Brava

 

Sombras acusadoras. Fuente: IMDB

Seguro que a la mayoría de mis lectores más de una vez alguien les habrá estropeado el final de una película, es lo que el lenguaje de hoy en día llama “spoiler”. El término me resulta repelente, pero la RAE tampoco ayuda mucho a la liquidación de tal anglicismo ya que recomienda que se use “destripe”.

Algún que otro crítico de cine para hacerse perdonar la afición por contar los finales, se fabrica la teoría
de que no es lo más importante a la hora de valorar la obra, pues en más de una ya sabemos cómo acaban. A mí me han fastidiado muchos, desde Psicosis, El planeta de los simios, El corazón del ángel, El sexto sentido

Repasando títulos me ha venido una de suspense que tenía la peculiaridad de que  la voz de Douglas Fairbanks Jr., su productor, pedía después del "The End" que no dijéramos nada y que quien guardaba un secreto, guardaba a un amigo. La película era Sombras acusadoras de 1958 y estaba dirigida por Michael Anderson, nombre que les sonará por La vuelta al mundo en 80 días y posteriormente Las sandalias del pescador o La fuga de Logan, entre otras muchas.


El filme tenía también el atractivo de estar rodado en plena Costa Brava, la mayor parte sucede en Tamariu, pero también podemos observar Palamós o Tossa de Mar y unas imágenes en la misma Barcelona al comienzo. Tal década de los 50 fue la de oro para la citada costa a partir del rodaje de Pandora y el holandés errante, posteriormente otras producciones internacionales le dieron fama como Decameron Nights en Blanes, Mr. Arkadín en S´Agaró, El jardinero español en Palamós o De repente, el último verano en Begur.

Por desgracia, a notables películas de intriga de esta época se le coloca el epíteto de hitchcockiano para bien y para mal, algo que provoca que se vea con el prejuicio de ser una imitación. A pesar de las comparaciones con el maestro del suspense, Anderson logra un notable trabajo con sus movimientos de cámara, planos angustiosos, manejar a sus pocos actores y mantener la intensidad de la historia.

Anne Baxter era la protagonista, otra gran estrella que llamó la atención a los habitantes de la costa que ya se acostumbraban a ver a Ava Gardner, Joan Fontaine, Orson Welles, Dick Bogarde o Liz Taylor. En el reparto figuraba también Richard Todd, un actor bastante olvidado hoy en día, pero popular también en aquellos años y que compaginaba sus papeles en películas de aventuras como las de la Disney, con otros más dramáticos. La guinda la ponía el siempre eficaz Herbert Lom, aunque la memoria cinéfila lo recuerde principalmente por haber sido el comisario Dreyfuss del Inspector Clouseau en las películas de La Pantera Rosa de Blake Edwards.

El rodaje de la película fue captado por el fotógrafo de Palafrugell Josep Granés Hostench (1915-1982) y sus imágenes han sido exhibidas en algunas exposiciones. Lástima que no podamos verlas por la red, serían no ya solo un gran documento cinéfilo, sino de historia de la Costa Brava.

Si les ha entrado la curiosidad para ver ese final que no hay que contar, el film se encuentra en la plataforma Filmin y en DVD está editada por Cinecom.


Y ya lo saben, si quieren seguir manteniendo las amistades, no desvelen nada…

12/08/2021

Aquel Cliente muerto no paga, aquel cine, aquel barrio de Gracia (Barcelona)

 


Mediados de agosto, calor intenso, más de un lugar prepara sus fiestas mayores…Un recuerdo siempre viene hacia mí estos días, mi barrio de Gracia con sus vecinos engalanando las calles y rivalizando entre sí para llevarse el primer premio. Más de una suele recrear alguna película y es que en sus venas aun corre esa cinefilia que nunca debió perderse y que sí era una verdadera seña de identidad, aunque la mediocridad política nos quiera decir e imponer otras.

No se preocupen, que no les voy a hablar de las fiestas, pero sí me gustaría evocar el cine en Gracia, aunque esta página no me permita extenderme como quisiera. No es nada fácil crear una entrada de un blog y menos en un mes donde la mitad de tus lectores no te leen, cada semana comienzo con un esquema de lo que voy a hablar, consulto el material del que dispongo y luego el redactado, una vez finalizado hago de censor y corto mucho.

Cine Texas. Fuente: La Vanguardia

Demasiadas historias en esas calles que llegaron a albergar multitud de cines, más de uno bien podría haber sido nuestro particular Cinema Paradiso, pienso en el desaparecido "Comedia" de la C/ Gracia, en el "Texas" de la C/ Bailén tristemente cerrado de nuevo y que aglutinó a varias generaciones, desde aquellas que con el bocadillo de tortilla pasaban la tarde viendo La gran prueba con Gary Cooper, luego las varietés que contaban más de una vez con el artista Alady, y luego otra película, aunque ya más flojita... O las de mi edad que iban con palomitas, el único Alady que les sonaba era el Aladdin de la Disney y si en aquella cartelera ponían una de Van Damme, mejor.

Cine Bosque en los años 60. Fuente: TotGracia
No fui mucho de ese Texas para bolsillos con pocos recursos y que en vez del zotal de antaño, olía a
chándal usado de sábado por la mañana, pero más de una película de esas de acción que tanto gustaban, hoy sería ya casi un clásico en comparación con el cine actual. Iba más al Verdi, que era nuestra particular filmoteca y a los grandes cines como el Bosque, el Diagonal, etc. Ahí ya había un acomodador que no sé por qué llevaba la linterna encendida antes de comenzar, estaban bien perfumados y la gente solía arreglarse, aunque a veces se pasaban con ciertas colonias y llegabas a odiarlas si te tocaba alguna cerca y te fastidiaban la película, añorabas incluso aquella ropa de gimnasia antes mencionada.

Cine Casablanca. La Vanguardia

Pero si yo me pongo a hablar de todo esto me sale un libro y no un artículo, así que hay que darle al ingenio y que la inspiración venga a pesar de los 41 grados que me toca padecer y una calima que no me deja ver nada desde donde estoy. Por suerte, me vino a la mente un cine olvidado de ahí, el Casablanca ubicado en la parte alta del Paseo de Gracia, más conocidos como “Los Jardinets” o los jardines de Salvador Espriu.

Jaume Figueras. Fuente: IMDB
Se trataba de un cine de arte y ensayo muy pequeño con dos salas, algo así como el desaparecido Méliès, que buscaba un público cinéfilo. Se inauguró el 13 de diciembre de 1980, y según el libro de Jordi Torras Comamala “Somnis de reestrena: Història dels cinemes de Gràcia” fue una iniciativa de la sociedad “Els cinemes del Passeig de Gràcia” creadas por el crítico de cine Jaume Figueras que se encargó de la programación hasta el año 1991. Su primera cartelera estuvo compuesta por la magnífica reposición de Johnny Guitar y en la otra pantalla podíamos ver esa rareza de David Lynch que es Cabeza borradora.

Durante mucho tiempo tuvo en cartel Bagdad Café, película que en su momento fue todo un éxito inesperado y revitalizó el concepto de “arte y ensayo” que no vivía sus mejores tiempos. Incluso se asocia el recuerdo de la película con el del cine, pero a mí me pasa más con otra, Cliente muerto no paga de Carl Reiner de 1982

 Esta se había estrenado un 22 de octubre de 1982 en el Maryland de la Plaza Urquinaona (un cine más recordado por convertirse en sala X unos años más tarde), un mes más tarde llegó a los Casablanca. Es un filme bien curioso dirigido por Carl Reiner y protagonizado por Steve Martin que en aquellas fechas no era conocido en España. Se trataba de un homenaje al cine negro, una especie de pastiche que gracias a un gran montaje de repente se colaban retales de grandes clásicos de los 40 y como si de "Los fantasmas del Roxy" de Marsé se tratara, aparecían en aquella pequeñita pantalla de aquella sala.





De pronto el detective encarnado por Steve Martin era disparado por el Alan Ladd de El cuervo, o la Lana Turner de El cartero siempre llama dos veces le llamaba para declararse, con el James Cagney de Al rojo vivo se escapaba de la cárcel e incluso se permitía disfrazarse de rubia y bailar con el Fred McMurray de Perdición... Si las cosas salían mal, siempre estaba Bogart para llamarle…

El argumento funcionaba solo como pretexto, aderezado con varios gags y situaciones cómicas bien resueltas. Uno pasaba una hora y media divertida de ejercicio cinéfilo, si te conocías las películas aun disfrutabas más, y si no, te daban ganas de verlas. Además de esto fue la última colaboración de dos nombres míticos: la diseñadora de vestuario Edith Head y el músico Miklos Rozsa.


Steve Martin. Fuente: IMDB
La carrera de Steve Martin fue creciendo en popularidad, hay algunos que no les gusta nada, pero un repaso por esta nos permite disfrutar de películas como Dinero caído del cielo, su papel de dentista en La tienda de los horrores, la reivindicada Mejor solo que mal acompañado, la divertidísima e ingeniosa Un par de seductores o aquella comedia que quizá algún día se le reconocerá su valía como es Tres mujeres para un caradura, entre otras.

En el año 91 y en agosto se repuso Cliente muerto no paga en el Casablanca que la ofreció en sesión golfa y estuvo nada menos que un par de años, paseabas por delante y veías el cartel, más de uno la vio infinidad de veces, era como recorrer esas calles adornadas de la Fiesta Mayor e ir viendo sus detalles y redescubriendo otros.

Las crisis de las salas cinematográficas y falta de ayudas y apoyo fueron pasando factura al Casablanca, aunque aun nos brindó sorpresas cinematográficas como aquel año 1995 donde se pudo ver por primera vez la película de Michael Powell y de Emeric Pressburger restaurada A matter of Life and Death de 1946.


Un mal día del 2011 sus puertas aparecieron cerradas y ya no volvió más, se dijo que fue por deudas, impagos, etc. Su final pasó bastante inadvertido, ya no iba tanta gente y en aquella época también estaba en peligro el Verdi que por suerte pudo sobrevivir. Los Jardinets veían perder otros locales entrañables como aquella tienda religiosa de más arriba que cada Navidad se convertía en una tienda mágica llena de trenes eléctricos y cascanueces o aquella librería grande de delante que cuando comprabas un libro te decían si lo querías envuelto o en una bolsa, uno pedía obviamente la primera opción, aunque fuese para ver como cogían esa barra de pegamento y te pegaban el sello de la tienda...

Cine Casablanca: Fuente La Vanguardia
Ya saben, el 15 y si el COVID no da mucho la murga, empezarán las fiestas de Gracia y sus calles cambiarán su fisonomía también para soñar un escenario distinto al habitual de la vida diaria, como hizo aquel Casablanca más de treinta años. Mi pregón de tales fiestas será ver esta película en recuerdo y homenaje a toda la gente que de verdad trabajó por el bien del barrio, o de la Vila según prefieran, y que nunca tuvieron ni una mínima subvención ni ayuda, más bien todo lo contrario. Su único carnet que no hacía falta mostrar ni te lo exigían, fue el de la humildad y sus imposiciones fueron que disfrutásemos con la cultura, ahí cabíamos todos

05/08/2021

Ver cine no es perfecto

 

Con el mes de agosto, uno cree que tiene más tiempo para todo, se supone que es una época de relajación, de cierta evasión de la vida ordinaria en la que uno, si ve cumplidos sus deseos, alcanza la felicidad casi absoluta, pero en mi caso no sucede. Siempre tengo una larga lista de espera, y entre estas, una de películas para ver. Entre los títulos a revisar, tengo bastantes de Eric Rohmer, aquel cineasta del que Gene Hackman decía que su cine era como ver crecer la hierba en La noche se mueve, personalmente a mí no me aburre, incluso me entretiene, aunque puedo entender perfectamente a quien no le guste.

 

En la plataforma Filmin hay una interesante muestra de su cine, la mayoría de las copias están remasterizadas y son las que distribuye "A contracorriente" en DVD/Blu-ray. Así que hace 15 días empecé con La coleccionista, pero un fallo me fastidió el final, a falta de unos 30 segundos me sale un pantallazo con un código de error, algo que me ha sucedido con otros títulos. Por ejemplo, los títulos de crédito de bastantes me desaparecen cuando faltan unos 30 segundos, les escribí y me respondieron que el problema era la codificación (?) y que no era debido a mi dispositivo, o sea que el problema es general y que daban parte para que se resolviera. Al cabo de unos días ya se podía ver bien el final, sin embargo, sigo sin poder acceder a los créditos de otras que también les cité como Manhattan o Toma el dinero y corre de Woody Allen, pero como la mayoría no ve los créditos no se dan cuenta.

 Cuando hay un error, te entran ganas de maldecir a todos los que lo provocan y ciertamente, mal lo tenemos los cinéfilos ya que cuando no es esto (ahora no hablo de Filmin), es el formato mutilado de Sabrina que exhibe la TCM y que La 2 quiso apuntarse también hace unas semanas o la Trece que a este paso acabará empezando las películas por la mitad.

Con estos calores, donde ese “más tiempo para todo” nos permite filosofar y reflexionar. intento ser comprensivo. Me vino a la cabeza qué pasaría si un mal día dejaran de existir las plataformas, los DVDs estuvieran llenos de hongos, ya no quedara ningún reproductor a la venta, o incluso qué pasaría si la Trece la cerrara el Cardenal Omella como quiere hacer con no sé cuántas parroquias de su diócesis de Barcelona…Al menos la gente sigue viendo películas del oeste, aunque a la Conferencia Episcopal no le guste como canta Tex Ritter la canción de Solo ante el peligro del principio ya que siempre desaparece en sus incontables pases.



Pero mientras haya errores y nos podamos seguir quejando, señal de que existen y podemos seguir viendo el cine en casa, no de la manera correcta, pero menos da una piedra, es nuestra única manera de ver el cine y algo de cariño incluso les tenemos. Me vino a la cabeza cuando de niño veía películas en TVE, una tarde echaban La vuelta al mundo en 80 días. El pase televisivo se vio salpicado de un corte cuando Cantinflas toreaba, un pantallazo y una voz en off de aquellas tan educadas y con perfecta dicción nos pedían disculpas y ponían la banda sonora de West Side Story, luego la cambiaban y ya ponían la de la película en cuestión. En casa alguien diría aquello cuando se estropeaba la emisión  de “son ellos”, esos “ellos” me los imaginaba corriendo en busca de una cinta de celo, o lo mismo se había quedado atascada la película y no sabían dónde estaban las herramientas ese sábado por la tarde o tal vez mandaban al chico de los recados al videoclub rápidamente a buscar otra copia y a saber cuánto tardaría... Pero a los 10 minutos ya volvía la tranquilidad y la película seguía. 

   

Con los años, las películas ya no se rompían en TV, pero el descuido de los programadores seguía, las madrugadas en los 90 estaban llenas de grandes películas, pero grabar de madrugada era toda una aventura, nunca comenzaban a la hora exacta, se necesitaba un cursillo de malabarismo matemático que nadie nos había enseñado y que tampoco nos haría subir la media de las notas, las ecuaciones de segundo grado eran simples adivinanzas al lado de todo eso.

 Uno podía jugar con ventaja si ponía una cinta VHS de cuatro horas en vez de la standard de tres, pero
te decían que aguantaría menos. Otros recurríamos también a aquello del SP/LP que los más nostálgicos recordarán y que los más jóvenes pensarán que me he vuelto loco. Grabar en LP te permitía que la cinta de 180 horas se doblara, así grababas toda la madrugada completa y te asegurabas ver la película, pero perdía la calidad de imagen y de sonido, algún día tendremos que hablar de aquellos tiempos del vídeo y de los videoclubs, que omito ahora porque no acabaría nunca.

 Las televisiones generalistas, con los años, fueron olvidando el cine, apareció el DVD que al principio era carísimo, pero nos aseguraban que era el formato definitivo. Recuerdo que uno de los primeros títulos que compré fue el de Willow, tenía muchos extras y era barata, ahí el actor decía que por fin ya podíamos gozar para siempre de la película. Como futurólogo no se ganaría la vida… Poco a poco vimos que los discos se rayaban, yo los conservaba bien, pero ibas a una biblioteca a alquilar alguna y parecía que habían cocinado una tortilla de patata encima.

 No sé por qué algunos títulos se descatalogaron enseguida, me fui a todas las tiendas a buscar un packde Harold Lloyd y nada, pero en una biblioteca cercana a la zona alta de la Calle Balmes de Barcelona lo tenían para coger en préstamo. Cuando por fin lo tengo, veo que los discos están impecables, pero algún iluminado pegó el código con la alarma en la parte de lectura del disco. Aun recuerdo el espectáculo de algún empleado intentando quitarlo tras quejarme,  el disco quedó finalmente archivado y tal vez acabara ahuyentando las palomas o de posavasos.

 Nadie es perfecto como decían Billy Wilder e I.A.L Diamond, convivir con defectos es lo más normal del mundo y mientras los sigamos contando, será señal de que sigue existiendo esto del séptimo arte en casa. Hace tiempo maldecíamos las colas de los cines, ojalá ahora volvieran… Miedo me da cuando un día todo sea correcto y perfecto, quizá ya no seamos humanos. ¿ A ver cómo finalizarían el remake de Con Faldas y a lo loco?

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...