31/03/2022

"Alerta: Misiles" de Robert Aldrich

 

Hace unas semanas descubrí que Filmin había colgado en su catálogo la película de Robert Aldrich que en nuestro país se tituló vulgarmente Alerta: Misiles (1977) en vez del "Twilight's Last Gleaming" del himno estadounidense. Tales plataformas, como es el caso, no acostumbran a promocionar bien algunas películas que tienen, esta copia que ofrecen es bastante valiosa ya que ofrece la versión íntegra de esta, lo que supone casi unas dos horas y media en vez de los 90 minutos que la distribuidora mutiló en su momento en junio de 1978 no solo en España. Si tienen el DVD verán que tienen esta reducción de casi una hora y si la han visto en televisión lo más seguro es que no la vieran completa.


El cine de Aldrich es como esos vinos que ganan con el tiempo y que quizá en su momento no se le valoró lo suficiente entre los críticos, sobre todo a partir de mediados de los 60. Capaz de conseguir un híbrido entre el cine comercial y de autor se atrevió con todo tipo de géneros y conteniendo en ellas un trasfondo subversivo.  Es un cine de esos que entretienen, que no envejecen, sin ir más lejos ha logrado que tanto en el espacio de cine clásico de la 2 como en el de Classics de Garci en la Trece se hayan pasado películas suyas recientemente y con buena aceptación: Doce del patíbulo y La venganza de Ulzana

Alerta: Misiles sitúa la acción en 1981, cuenta como cuatro hombres huyen de una cárcel de Montana y guiados por un ex-general degradado de las Fuerzas Aéreas norteamericanas ocupan una base militar y amenazan con lanzar misiles atómicos contra la URSS si el Presidente de los Estados Unidos no hace público en TV un documento secreto relativo a la guerra de Vietnam, redactado por su predecesor el presidente Nixon. Basada en una novela de Walter H. Wager, nombre que conocerán más por haber escrito una novela en 1987 llamada 58 minutos y que fue la base para La Jungla de Cristal 2, aunque su nombre ya era algo famoso en círculos reducidos pues otra novela suya llamada Teléfono fue llevada por Don Siegel en 1977.

Aldrich nunca escondió sus preferencias políticas en público, demócrata convencido, izquierdista, su nombre no estuvo en las listas negras porque cuando su cine tuvo más fuerza ya el Comité de Actividades Antiamericanas estaba bastante degradado. Por otra parte el género de la ficción política estaba ya bien asentado, películas como  La conversación, El último testigo o Los tres días del Cóndor así lo atestiguan. Por cierto, Burt Lancaster llamaba Alerta: Misiles como Todos los hombres del presidente 2, aunque también la podía haber llamado “Otros siete días de mayo” ya que su personaje aquí nos recuerda a aquella.

La película no fue bien y se la tachaba de poco original, el "NY Times" que fue quien empezó a publicar los "Papeles del Pentágono" en 1971 señalaba que “los hechos sugieren que el Sr. Aldrich, quien dirigió la película, y Ronald M. Cohen y Edward Huebsch, quienes escribieron el guion, ambientado en 1981, aún no se han puesto al día ni siquiera en 1975. Los hechos están contenidos en un Top Memorándum secreto que informa que un ex presidente de los Estados Unidos acordó continuar la guerra de Vietnam ante la insistencia de sus asesores militares y miembros del gabinete que argumentaron que la matanza sin sentido era la única forma en que los soviéticos entenderían que Estados Unidos hablaba en serio”.

Aunque por otro lado, el alegato que lanzaba, la convertía para muchos en la primera película de la era Carter,” si esta película es antiestadounidense, también lo es él” afirmaba el director que tuvo que recurrir a financiación de la Alemania Occidental y rodar gran parte en los Estudios Bavaria. He aquí una prueba de que el director no se casaba con nadie.

Estas dos horas y media que podemos ver íntegramente a mi me pasan rápido, como suele ser habitual en el director hay mucha ironía ahí, le exclaman al Presidente que le han visto hacer muchos milagros en televisión, pero otra cosa es arreglar la situación que se le presenta, en otro momento cundo habla con Lancaster, acaba diciendo que con esa retórica podría ser gobernador de diez estados. Por otra parte vemos a un presidente en sus tareas más cotidianas desde afeitarse y cortarse, viéndole absolutamente débil sin saber qué hacer, reconociendo sus errores, pero también achacándole a los anteriores, incluso hasta en un momento complicado le preguntan si quiere ver una película.

 Buen trabajo el de Charles Durning poniéndose en su piel, parece que no era la primera elección, pues se quería más bien un tipo que recordara a Kennedy y se pensó en Paul Newman que rechazó el papel. Por otra parte, Lancaster que siempre sabía adecuarse a la edad mantiene una gran rivalidad con el personaje de Widmark, incluso en esos momentos la película gana ya que se nos demuestra que en realidad todo gira en torno a las conexiones políticas de las opciones militares.

Creo que en estos momentos que vivimos es una película muy recomendable de ver y si tuviera un cinefórum la pasaría, temas como el de la responsabilidad política: ¿Quién tiene de verdad el mando del control:El presidente o los tanques?, la manipulación, falta de ética y moral en la clase política o el desprecio hacia el pueblo ahí están. Aparte fíjense en cuántas cámaras nos enfocan la acción, aparte de las divisiones que hay a lo largo de la película, hasta podemos ver cuatro escenas en una, los personajes es como si estuvieran viendo un “reality show” en directo, aspecto que en su día no se valoró mucho, pero que con el tiempo y viendo nuestras televisiones, no se hace tan distante también esa crítica, acuérdense cuando en el 90 hubo la Guerra de Irak y tanto que se publicitó, por desgracia, de que era la primera que se televisaba.

 

24/03/2022

Vivir sin aliento, el remake del "A Bout de Souffle" de Godard

 

En 1959, Jean Luc Godard dirigía la que es su película más famosa y una de las cumbres de la "Nouvelle Vague": Al final de la escapada (A bout de soufflé), el guion estaba escrito por François Truffaut de cuando los dos eran amigos antes de partir peras. Protagonizada por Jean Paul Belmondo y Jean Seberg, él se metía en la piel de un ladrón de coches de poca monta que acababa de matar a un policía y ella era una joven norteamericana que anhelaba ser periodista y que había tenido un breve noviazgo con este. La historia destacaba por los contrastes entre los dos, Belmondo en su mejor interpretación se amoldaba en ese personaje fantasioso, inestable, imitador de Humphrey Bogart. Ella en cambio, era culta, inteligente, aunque también algo ingenua que vivía sola en París.

Se puede decir, aunque siempre habrá otras opiniones, que esta junto a Hiroshima mon amour de Resnais y Los 400 golpes inauguran esta nueva corriente que tanto marcó a la crítica joven del momento, no tanto a la que ya tenía más años y Godard pasó a ser un gurú para ellos. También la película provocaría un cambio en el cine, aparte de influenciar en el Hollywood posterior.

24 años más tarde, un director con trabajos “underground” Jim McBride se atrevió a rodar un remake de esta bajo el título de Breathless, aquí estrenada como Vivir sin aliento. La protagonizaba Richard Gere que venía de encadenar dos grandes éxitos como American Gigoló y especialmente Oficial y caballero, aunque a partir de esta, su carrera se vendría algo abajo. Ella era Valérie Kaprisky, actriz francesa que había llamado la atención por una película erótica en su país llamada Afrodita. Lo cierto es que compararla con Jean Seberg resultaba hasta un sacrilegio, su filmografía lejos de lo que en un principio se pensó, fue anodina, muy televisiva y hoy en día pocos la recuerdan.

La película obtuvo mucha división de críticas, los más admiradores de Godard se cebaron en ella. ¿Qué es lo que dijo Godard sobre ella? Pues esto comentó: "Es lo que quise hacer yo con A bout de soufflé, una cinta media de cine negro a la americana. Pero como no sabía la técnica, me salió una cinta experimental." Son curiosas estas declaraciones... ¿quería una película comercial, copiar el esquema americano sin crear algo propio, o lo dijo por decir? De todas maneras Vivir sin aliento fue un fracaso comercial y llegó a estar olvidada hasta que con Pretty Woman los videoclubs de entonces y las cadenas de televisión rescataran las anteriores películas de Richard Gere.

En este remake se intercambiaban las nacionalidades, él pasaba a ser norteamericano y ella francesa. El personaje le venía de perlas a Gere, lástima que McBride le deja demasiada libertad, pues en determinadas escenas su sobreactuación llega a irritar, como ese final que tanto ponen en Youtube. Ella, en cambio, no está muy bien en su papel.

Al salir editada en Blu-Ray hace unos meses y estar ahora en Filmin, la he revisado después de algunos años ya, tenia una impresión mejor, este pase me ha supuesto una cierta decepción. No obstante, es una película creo yo, que de momentos, pues el argumento se debilita a los 20 minutos y el director no logra cogerle el pulso narrativo necesario hasta casi la última media hora.

 Pero hay toques a destacar, por una parte es que juega sin ninguna trampa con lo irreal, concibe una especie de cómic adulto, el personaje siempre tiene en la mano el "Silver Surfer" y se crea un símil entre ambos, el color es llamativo con esas transparencias exageradas que parecen sacadas de la saga de Aterriza como puedas y esos amaneceres rojizos oníricos en la carretera . Viste también una ropa chillona, primero con esa camisa roja y pantalón azul algo ridículos que parecen sacados de las películas de Jacques Demy, luego se la cambia por otra de segunda mano. El sentimiento de fatalidad lo acompaña con ese “tengo gafe” que más tarde defina como tener la bendición, pero del diablo.

Las referencias cinéfilas son numerosas, en un momento se para en un letrero que anuncia el "Museo de Cera de Hollywood", va con ella a "Los pinos" que era el refugio de Errol Flynn, otro personaje que como el de Gere tiraba los dados demasiado, como le dice ella en un momento. En otra secuencia entran en un cine rancio que está proyectando El demonio de las armas (Gun Crazy) de Joseph H. Lewis, esta referencia tiene una clara indirecta y es que Godard se fijó mucho en ella para ciertos planos de A final de la escapada.


 Aparte de la cinefilia, hay referencias al mundo del arte, a la arquitectura de Frank Lloyd Wright, a la música de Jerry Lee Lewis comenzando por su título, a William Faulkner y su frase de “entre la tristeza y la nada, me quedó con la tristeza”. Esa tristeza precisamente de un personaje gafado que lleva tatuado un corazón roto y que sabe que su destino está marcado, por eso le lleva a vivir sin aliento esos instantes.

La película hubiese vuelto a caer en el olvido a no ser por las referencias que Tarantino hace de ella, que la lleva a considerar como de sus preferidas, parece incluso que estemos frente a uno de sus productos, incluso parece sonar una versión instrumental del “Girl. You´ll Be a Woman Soon” cuando están en el cine.

En fin, he querido esta semana traer esta película no tanto por su calidad, sino por su cinefilia y también por seguir con el tema de la "Nouvelle Vague" desde otras perspectivas, como hice la semana pasada con Curvas peligrosas sin que Wilder tuviera la constancia de que estaba adelantándose a ella, y aquí con la curiosidad de que esta nos ha acabado llevando, también sin saberlo, al cine de Tarantino.

17/03/2022

El primer Wilder: Curvas peligrosas (1934)

 

Ordenando hace unos días las películas que tengo de Billy Wilder, me puse a ver la que fue su primera película Curvas peligrosas de 1934, bien es cierto que codirigida por Alexandre Esway. En más de un lugar ni se cita que su ópera prima sea esta, sino El mayor y la menor de 1942.

Bien es cierto que no es una película excelente, ni esta a la altura de sus grandes trabajos, pero su visionado está lleno de curiosidades, tampoco Wilder hablaba mucho de ella, sino más bien como un ejercicio de aprendizaje y tener que ir con cámara en mano rodando detrás de un camión.

Franz Waxman


Ya al empezar nos llama la atención de la música de un casi desconocido entonces Franz Waxman, aunque ya mismo empezaría con grandes partituras para La novia de Frankenstein o Rebecca. Con Wilder colaboraría en bandas sonoras memorables como la de El crepúsculo de los dioses por la que obtiene el Oscar, Traidor en el infierno o El héroe solitario. Aquí sus notas suenan divertidas, con ritmo y muy pensadas para acompañar las peripecias de sus protagonistas.


Danielle Darrieux
Y hablando del reparto tenemos a Danielle Darrieux, actriz a la que asociamos rápidamente a los grandes filmes de Max Ophuls, aquí tenía solo 17 años, comparte protagonismo con Pierre Mingand, actor poco o nada conocido, cuyas referencias son que imitaba a Maurice Chevalier en el "Folies Bergère", y en la película aprovecha para enseñarnos ese dote.

El guion está escrito por el mismo Wilder y aunque no tenga diálogos geniales, sí que se pueden ya ver algunas de sus señas, hay un momento cuando ella accede a ir en coche con un hombre mayor que un camión nos tapa el momento en que le dice que sí, esto eran esos toques a lo Wilder que seguían a los de su maestro Lubitsch, pero con esa pizca cínica habitual en él


 

 También ya vemos el uso de un espejo cuando ella se pinta, algo que se irá repitiendo también en sus películas. A pesar de no ser un gran guion, si hay varias líneas que llevan bien impresa su marca, como la de cuando el protagonista se queda sin coche y se nos dice que en París hay 500.000 coches y uno de cada 8 uno propio, y que entonces él sería uno de cada siete que no y alguna de esas salidas irónicas como cuando comentan otros si el personaje de Pierre Mingand puede sufrir un accidente con tanta pasión por la velocidad y uno contesta que no pasa nada, que su padre es médico ya le curará gratis.

El argumento es el siguiente, Henri Pasquier vive una vida ociosa, es lo que diríamos un hijo de papá, pero un día este decide que ya no le puede mantener y que se busque la vida para que encuentre el éxito, esto le lleva a entrar en el mundo de la delincuencia y a robar un coche, a partir de ahí se ve envuelto con una banda de ladrones y se enamora de la hermana (Danielle Darrieux) del jefe.

A pesar de que Curvas peligrosas sea una película olvidada incluso por los seguidores de Billy Wilder, tiene su importancia, entre otras cosas porque también podríamos decir que en ella se reúnen ciertas constantes de lo que fue la "Nouvelle Vague" y el "Cinema Verité", por lo que se adelantó a Truffaut y Godard treinta años antes. Es también un gran documental sobre ese París de principios/mediados de los 30, una buena colección de coches de la época. Las tomas desde coches en marcha supusieron en su momento un rodaje complicado y tal comenta Wilder en lo poco que habló del rodaje, fue debido a la falta de presupuesto y no poder rodar en estudio.

En fin, esta ha sido la propuesta para esta semana, un Wilder no considerado como tal y que merece al menos que no dejemos de decir que El mayor y la menor es su primera realización. ¿Se imaginan si Wilder se hubiese quedado en Francia?

08/03/2022

Un López Vázquez con un humor muy negro: Black Story (La historia negra de Peter P. Peter)

 

Este 11 de marzo José Luis López Vázquez hubiese cumplido cien años y como suele ocurrir, los centenarios nos sirven para repasar sus carreras, en el caso de mi blog no me ha hecho falta esperar a tal efeméride pues ya en alguna ocasión he escrito sobre él, y en interpretaciones de las que no se suelen hablar, como aquel magnífico Gaudí en aquel mediometraje maldito. (Véase clicando aquí )

Inició su carrera en el teatro amateur en 1939, y además de interpretar, trabajaba la escenografía. 7 años más tarde ya debutaría como actor profesional en el Teatro María Guerrero con obras como El anticuario o La dama boba. En el cine comenzó siendo diseñador de vestuario, colaborando con grandes como Rafael Gil y seguiría en el teatro en las compañías de Conchita Montes y de Alberto Closas, al que siempre recordaba con agradecimiento por confiar en él.


Sus papeles cinematográficos más populares vinieron en los 60: El cochecito (1960), Plácido (1961), Atraco a las tres (1962), El verdugo (1963)…Se ganó el afecto tanto de público como de crítica, combinaba todo tipo de papeles y de producciones, seguramente en más de un sitio se le recuerde únicamente por su etapa seria con directores como Carlos Saura, Jaime de Armiñán, Pedro Olea, Manuel Gutiérrez Aragón... En cambio, sus comedias no sean muy nombradas o directamente marginadas. En este segundo grupo tendríamos sus películas con Gracita Morales, en su día grandes éxitos, su papel de padrino en La gran familia o sus numerosas colaboraciones con Pedro Lazaga.

Precisamente de este último bloque he querido rescatar para que mi artículo no sea solo un repaso por su carrera cinematográfica en la que hallar datos fácilmente a la vista en otros medios. Es por eso por lo que me voy a 1971 y al filme Black Story (La historia negra de Peter P. Peter) dirigida por Pedro Lazaga.

En el programa A fondo de Joaquín Soler Serrano en una entrevista al actor, este lamentaba del tipo de humor en España que tildaba de sarcástico, socarrón, tenebroso y añadía que es un país que, aunque se piense lo contrario, carece de sentido de este, lamentaba no poder haber ahondado en el humor inglés, negro…  La película que traigo esta semana bien se podría englobar en el tipo que él quería, va bastante más allá de lo que eran los argumentos de las denominadas, muchas veces injustamente, españoladas.

En ella el actor interpreta a un escritor que comienza a imaginarse las situaciones que escribe como aquel Walter Mitty, salvo que escribe novela negra y está harto de que su mujer le esté engañando con un hippy, él a la vez está enamorado de su secretaria. Tanto él como su mujer se odian y planean eliminarse, aunque las cosas no saldrán como se esperan…

Primero de todo, hay que decir que desde el primer minuto hasta el último la película es una broma y como tal hay que verla, el humor negro y más en los tiempos actuales no suele gustar a según qué sensibilidades, sin embargo es sorprendente cuando estos argumentos aparecen en películas serias de intriga y nadie pone el grito en el cielo.

La segunda cuestión es la de analizar bien la crítica que detrás de esta broma hay, ridiculiza tanto al hombre como a la mujer, burló la censura hábilmente, pues es una crítica a la supuesta fidelidad del matrimonio por lo que también nos vendrá a la mente, aunque ahí se aborda de otra manera y con otros esquemas, esa gran comedia de Richard Quine maltratada por sus desconocedores que la critican solo al leer el título en vez de verla toda y que se llamaba: ¿Cómo matar a la propia esposa?

Hay toda una serie de frases geniales como cuando él pregunta a su amigo: "¿Soy anormal?" Y le contesta: “Soportas como puedes el matrimonio, eres normal”. La mujer de él interpretada magníficamente por Analía Gadé se llama Beatriz , tanto ella como él son viudos y se conocen riendo en el cementerio mientras van a ver las tumbas de sus respectivas parejas en una escena que retrata la filosofía del tema. Piensen que estamos en 1971 y mostrar estas imágenes no era nada fácil, no se admitía reírse de algo como la muerte y mucho menos de los muertos. Por ejemplo, en una película que nada tiene que ver con esta dirigida por Clint Eastwood y que se titulaba Infierno de cobardes de 1973 se tuvo que añadir una frase en el doblaje para que la censura diese su visto bueno sobre el tema.

La escena de cama que se nos presenta no es la típica que podríamos esperar, tanto ella como él dicen que se quieren mientras cada uno está pensando en sus ligues, ella con un hippy interpretado por Manuel de Blas y él con su secretaria interpretada por una Paca Gabaldón de cuando era Mary Francis. Hay dos personajes secundarios que nutren la historia, una es la tía de ella, genial Mari Carmen Prendes también como escritora de tercera de novelas de intriga que tiene un odio hacia los hombres que los lleva a matar en casi todas sus novelas, magnifica cuando recuerda sus estadísticas, y otro es el amigo de él, un Rafael Alonso como psiquiatra.

El humor y más hacia la mitad se vuelve más negro, incluso roza el surrealismo y llega a parodiar el cine de terror, se produce una curiosa disyuntiva entre lo real y lo imaginado, el argumento juega mucho con esto y también usa mucho el slapstick con situaciones delirantes que provocarán carcajadas, sin querer desvelar nada, es genial cómo acaba el personaje.

Ýa aviso de que la película tiene sus imperfecciones, aunque tampoco pretende ser una joya de coleccionista. Lazaga en 1971 dirigió nada menos que 5 películas, de ahí que en más de una ocasión los montajes o ciertas tomas fueran algo descuidados debido a las exigencias de poder estrenarla a tiempo, ello en parte contribuyó a que no fuese reconocido como uno de los grandes, a pesar de que mereció mucho más, pues mérito tiene rodar tantas películas, tener éxito y en más de una llegar al notable como es el caso. Gran cinéfilo, aquí se permite homenajear más de una película, para ello cuenta con el guion de Santiago Moncada que combinaba por entonces comedias con películas de terror italianas, y del que hablé en este blog cuando me referí a la biografía de San Juan de Dios dirigida por Miguel Picazo (ver aquí).

La película no es fácil de hallarla, aunque hace algunos años si se emitía bastante, en las plataformas no me ha parecido verla y al ser políticamente incorrecta no creo que la pasen  por televisión. En DVD sí se editó por Filmax y aun la podrían encontrar, aunque ya son las últimas unidades, o sea que si la encuentran no lo duden y denle una oportunidad.

En fin, que he querido rendir homenaje a un grande como José Luis López Vázquez, que aquí también cantaba, y en uno de sus papeles en los que de bien seguro se encontró cómodo. Lástima que quizá sea cierto lo que decía en la entrevista y seamos un país sin humor o de mal humor, de ahí que Black Story solo la recordemos cuatro gatos.

 

02/03/2022

La gran ilusión de no más guerras

 

Desgraciadamente la guerra vuelve a ser actualidad, no significa que antes viviéramos en tiempos de paz, hay muchas en todo el mundo, pero por tocarnos cerca, la vivimos con más intensidad y nos damos cuenta de lo que acarrea.

Más de uno recurre a la historia del cine para mostrar títulos antibelicistas como forma de protestar también: Senderos de gloria, Sin novedad en el frente, Johnny cogió su fusil…No voy a ser menos y he elegido La gran ilusión (1937) de Jean Renoir. No veo que esté en ninguna plataforma antes que me lo pregunten, pero sí se puede encontrar fácilmente en DVD e incluso a precios bastante asequibles, por lo que recomiendo que la tengan en casa y la vean con frecuencia.

Es una película bélica, pero sin bombas, ni ataques aéreos... La acción acontece en la Primera Guerra Mundial, en un campo de concentración alemán y en el día a día de unos prisioneros que preparan una huida. Como diría Truffaut, se hace la guerra con educación, como si fuera un juego entre caballeros y con la “ilusión” de que cuando se acabe todo, se volverá a la normalidad. Ahí tenemos a un inolvidable Erich von Stroheim como Capitán von Rauffenstein, modelo de “junker” prusiano que trata con corrección a los franceses y se fía de ellos, especialmente con el Capitán Boeldieu (Pierre Fresnay) por compartir clase social, solo con darle su palabra basta, hasta ordena que no le revisen nada. 

Aparte de los dos personajes mencionados antes, tenemos entre otros, a un obrero (Jean Gavin) que hace de Teniente Maréchal, o a Rosenthal, un judío procedente de la alta burguesía francesa. Estamos, pues, ante una narración original, pues no se nos ofrece la trama desde el punto de vista antagónico entre ellos, sino que Renoir enfoca a cada personaje desde su lado humano a pesar de las diferencias ideológicas. “Hice la gran ilusión porque soy pacifista… día vendrá que los hombres de buena voluntad encontrarán la forma de entenderse” declaraba el director francés, buen conocedor de la guerra al participar en ella y basarse para el filme en experiencias reales contadas por los que fueron sus compañeros. En la película salen soldados de verdad, tanto alemanes como franceses, y es que esa “ilusión” del título la palpaban creyendo que aquella “Gran Guerra” sería la última.

Renoir presentía que se acercaba la II Guerra Mundial, pero quiso dar optimismo, en España teníamos la Guerra Civil, en Alemania el partido Nazi se iba rearmando o en Italia seguía el fascismo. Lanza un mensaje contra todas las fronteras que desembocan en una guerra y que han sido creadas por los humanos como se nos dice hacia el final en una inolvidable escena. Las razas, las clases sociales, las fronteras territoriales...son barreras que dificultan la fraternidad y la igualdad de los individuos.

Ciertamente, La gran ilusión no paró la II Guerra Mundial y algún crítico y más de un espectador tilda la película no ya de utópica, sino de desfasada. Creo que definirla así es un error, cualquier canto de esperanza es bien recibido y más teniendo a un director que le imprime una belleza y una emoción de aquellas para reflexionar horas y horas.

El cine de hoy en día recibe más bien visionados planos, o mejor dicho, muchos espectadores ven una película y cuando se acaba ni piensan en lo que han visto. El tipo de cine de La gran ilusión es justo lo contrario, hay que reflexionar, analizar, revisarla constantemente, leer todo tipo de críticas…Y eso es lo que lleva a que a sus 85 años uno la vuelva a ver y cuando la guerra sale de nuevo en Europa su visión debería movernos y pensar qué tipo de mundo es el que tenemos

El arte de Renoir con esos travellings horizontales siguiendo a los personajes, la iluminación difusa de interiores en contraste con la utilizada en los exteriores para enfatizar ese sentimiento de la libertad, la profundidad de campo que al menos antes se estudiaba en las escuelas de cine o esa emoción de escenas como la de cuando cantan "La marsellesa", un claro precedente de la mítica secuencia de Casablanca, no pasó inadvertido en los EEUU donde Roosevelt declaró que "todos los demócratas del mundo deberían ver este film".

En Francia a los dos años de su estreno se desaconsejó su proyección, en Alemania, Goebbels dijo que “este filme es el enemigo público número uno”. En España tengo algún dato, se aprobó una copia de 94 minutos un 25 de septiembre de 1950, no dispongo de los cines donde se pudo ver en Madrid. Sé que en Barcelona, se vio en octubre de 1953, aunque en cines de barrio como el Arenas, Liceo, Albéniz y Alborada en Sants. Radio Nacional de España organizó un cinefórum en la Ciudad Condal un 10 de mayo de 1959 en “La casa del médico” ubicada en la Vía Layetana 31 con motivo de su reestreno en Francia e ignoro si era la copia íntegra ya, posteriormente se vio en cinefórums universitarios. El 4 de noviembre de 1970 fue presentada por Miquel Porter Moix en el Cine Club de las Asociaciones de Ingenieros bajo el título de “Implicaciones sociopolíticas en el cine durante los años 1930-1940”. En la Filmoteca se ha podido ver con frecuencia, en televisión no las veces que merecería, actualmente hasta resulta invisible.

Esperemos que algun día, como pensó Renoir, las guerras se acaben... No perdamos esa gran ilusión.

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...