28/04/2022

La película con Jacques Perrin que la mayoría de medios no "buscó" en el "corte y pega"

 


El pasado jueves fallecía el actor Jacques Perrin, el cual casi todos lo recordarán por su papel en Cinema Paradiso. La mayoría de los medios pusieron que era un actor famoso sobre todo por esta y Los chicos del coro, otros citaron sus comienzos con Valerio Zurlini y La chica con la maleta y Crónica familiar. La mayoría aplicó lo del corte y pega y poca información ofrecieron y más lamentable fue en nuestros medios, salvo contadas excepciones como el programa "Días de cine". 

Subrayo esto porque  el actor intervino en una de las producciones patrias más importantes de aquellos 60 y que se llamaba La busca, adaptación de la novela de Pío Baroja, el film dirigido por Angelino Fons era de los títulos clave de aquel nuevo cine español que tanto decían que tenía que pulir.

Pío Baroja

Perrin ofrecía una gran actuación, se metía muy de lleno en el papel de ese chico inocente e ingenuo que no encontraba lugar en la vida, ni en ese Madrid qué tanto prometía. Baroja situó la novela dentro de la trilogía de "La lucha por la vida", a esta seguían Mala hierba (1904) y Aurora roja (1905). Había aparecido por entregas en el diario "El globo" y la situaba hacia finales del siglo XIX y comienzos del XX. 

El texto no era fácil de llevar al cine debido a las constantes del autor, como solía ser el desorden temporal, por lo que Angelino Fons elaboró un guion junto a Juan Césarabea, Flora Prieto y Nino Quevedo. Es probable que más de un lector joven no les suene de nada el nombre del director, él también tuvo su "busca" particular y el mundo del cine no le ofreció lo que él pensaba en un principio, los fracasos de sus películas más serias le obligaron a filmar productos comerciales  como El Cid cabreador en 1983, creo que por eso su obra no está lo suficientemente reconocida. Aparte de esta adaptación es recomendable la que hizo de Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós, quizá arrinconada por la serie de televisión posterior, particularmente la Marianela que realizó en 1972 me gusta, pero cierta crítica no perdonó que la protagonizara Rocío Dúrcal .

La busca en su versión cinematográfica tiene un ingrediente añadido y es ver ese Madrid que acabó barrido por la M 30, es pues un documental de unas calles y lugares que ya no existen, en ningún momento veremos el Madrid de los Austrias, ni nada turístico, era pues una decisión arriesgada llevar al cine tal novela, Nino Quevedo, al que he mencionado antes, se encargó de producirla, como hiciera dos años antes con La Tía Tula, por cierto entre su filmografía cuenta con otra película en la que interviene el actor: Goya historia de una sociedad de 1971.


En el Festival de Venecia, el actor se llevó el premio a la mejor actuación que compartió también con la que ofreció en Un hombre dividido dirigida por Vittorio de Seta  (no confundir con De Sica). A pesar de que en la película de Fons el actor estaba doblado por José Luis Yzaguirre, no por ello hay que menospreciar otros rasgos interpretativos como las miradas, gestos, etc. Toda esa comunicación no verbal que un buen actor ofrece y en este caso el papel le venía como anillo al dedo. 

Lamentable que diarios de nuestro país y ciertos críticos olviden nuestra filmografía, la película se
puede visionar a través de la plataforma de Flixolé y la recomiendo abiertamente, aunque ya les avisó que no es fácil, su dureza y pesimismo no solían ser las características habituales en nuestro cine patrio que en más de una ocasión tenían que disimular endulzando la historia. Aquí no es el caso, la ambientación en otra época permitió pasar el filtro de la censura, aunque era evidente que lo que estábamos viendo era la época en que se rodaba o al menos pocos años antes.

Con estas líneas he querido homenajear a un actor, pero también a ese cine tan olvidado nuestro y el recordar a Pío Baroja, el cual a pesar de su afición al cine solo se llevaron al cine Zalacaín el aventurero en dos ocasiones (Francisco Camacho en 1929 y Juan de Orduña en 1955), Las inquietudes de Shanti Andia (1947) por Arturo Ruiz Castillo y la que estoy comentando.

22/04/2022

Romeo y Julieta de Zeffirelli

 


Hay películas por las que uno siente un cariño especial, una es este Romeo y Julieta de 1968 dirigida por Franco Zeffirelli. Llegué a ella hace ya mucho tiempo a través de su banda sonora compuesta por Nino Rota, su tema de amor sonaba entonces mucho por la radio, hubo múltiples versiones instrumentales, una de ellas de Henry Mancini. Esas notas renacentistas con esos instrumentos de la época conseguían atraerte a la historia de la música y coger ventaja cuando nos la enseñaban de aquella manera en el Bachillerato.






Zeffirelli que fue ayudante de Visconti y un reputado director de ópera,  tuvo una filmografía algo irregular. Tras rodar esta, sufrió un grave accidente por la que estuvo apartado detrás de las cámaras varios años, su regreso al cine fue con aquel Hermano sol, hermana Luna que muchos no toleraron bien ya que tenía un una estética hippie y un mensaje ecologista que curiosamente la crítica de izquierda fue la que cargó más contra esta, aunque en el aspecto religioso, los sectores más progresistas la vieron con buenos ojos. 

Posteriormente  cosechó un gran éxito con la serie sobre Jesús de Nazaret  y que en cine se estrenó en una versión abreviada. Esta película también le llevó a ser detestado por otros que veían una película reaccionaria en contra de aquel Jesús que dirigiera Pasolini. El director buscó luego comercialidad dirigiendo un remake de El campeón de King Vidor, se la etiquetó como la película más lacrimógena de la historia, luego siguió En Estados Unidos rodando un drama adolescente titulado Amor sin fin que tuvo su éxito por la canción y que supuso el debut de Tom Cruise en un brevísimo papel, la película explotaba la entonces belleza y fama de la hoy olvidadísima Brooke Shields. 

El director se fue alejando del cine y rodó óperas y no volvió al cine hasta 1988 con El joven Toscanini, en 1990 se atrevió con una versión de Hamlet interpretada por Mel Gibson, la cual creo que no se trató muy bien en gran parte por culpa de la consideración hacia el actor, posteriormente sus películas no tuvieron el eco pretendido, ahí hay una versión de Jane Eyre interesante con el recientemente fallecido William Hurt, alguna producción para revisar cómo Té con Mussolini o aquella Callas Forever y poco más. En la web de Televisión Española hay una interesante entrevista que le hizo Joaquín Soler Serrano en el A fondo A fondo: Franco Zeffirelli | RTVE Play

Vuelvo a su Romeo y Julieta, de esas películas que si un día me pidieran una lista de títulos por las que pasé a ser un cinéfilo la pondría. A muchos nos sigue ocurriendo que cuando comentamos con alguien que escribimos de cine nos toman por vulgares, como si estuviéramos hablando de ir a tomar tapas o jugar con la consola, esto ocurre básicamente por la ignorancia que hay hoy en día respecto al séptimo arte y es que una cosa es cine y otra ver películas. El cine estaba llamado, y perdonen que use el pretérito, a ser la suma de las artes, de la música, la pintura, la literatura, la fotografía, el teatro, etcétera. Precisamente este Romeo y Julieta es la suma de todos estos componentes, la primera vez que la vi senti una afición indescriptible hacia lo que podía ser el cine, entonces no sabía mucho del mundo del celuloide, en el colegio no se nos enseñaba ni de aquella manera…

Creo que no hace falta ya decir, eso espero, que se trata de una adaptación del inmortal de William Shakespeare y coincidiendo que este 23 de abril falleció, he pensado que hoy podía rescatar esta película. Como también ya sabréis, ha habido otras adaptaciones, la más famosa entonces fue la que dirigiera a George Cukor en 1936 con un imposible Leslie Howard que contaba con 43 años y Norma Shearer con 34. La versión de Zeffirelli destacaba por sus dos intérpretes jóvenes, en el momento del estreno se publicitó con la frase de “la película de la juventud”, además estábamos en 1968 por lo que adquirió otras connotaciones que aumentaron la taquilla. 



No tenían ni 20 años los enamorados, ella era Olivia Hussey cuya carrera posterior contó con algún título de éxito aunque de secundaria y luego básicamente para televisión. Él era Leonard Withing que había trabajado en alguna producción Disney adolescente y que en teatro protagonizó el musical Oliver. Su carrera fue peor que la de ella, aunque al año siguiente logró también cierta fama haciendo un papel de Casanova de la mano de Luigi Comencini pero sus posteriores títulos en cine que pretendían convertirlo en galán fueron flojos y se dedicó al teatro. Pero no cabe duda de que fueron unos excelentes Romeo y Julieta y demostraban ya una madurez unida a la inocencia de sus edades, hubo problemas para mostrarles desnudos con la censura al ser menores de edad.

Pero aparte de la elección juvenil de los actores hay otra característica, no es teatro filmado, ni siquiera tiene una puesta en escena así, es un excelente escenario de cine. Grandes secuencias como el entierro de ella o la secuencia del balcón son imposibles de olvidar, los duelos entre Montescos y Capuletos, aquí son vistos como peleas callejeras entre burgueses del siglo XV, el vestuario es vistoso y la fotografía de Pascuale de Santis. excelente.

Tanto gustó que incluso Lawrence Olivier puso la voz en off, véanla y la comentamos.





11/04/2022

El Judas de Iquino, más allá de una película religiosa.

 


Tiempo de Semana Santa y de tradiciones como las que hay en los pueblos catalanes de Esparraguera u Olesa donde vecinos del pueblo representan cada año la vida de Jesús en el teatro. La del primer pueblo quedó inmortalizada en el cine de la mano de Ignacio F. Iquino en 1952 con su película El Judas que contaba la historia de un individuo de malos sentimientos y peores acciones, dispuesto a todo con tal de satisfacer su avaricia y vanidad y que se mostraba descontento con el papel de Judas que le tocaba encarnar ya que él a toda costa quiere el papel de Jesús.


Antes de seguir con la película, me permitirán que sitúe brevemente a su director del cual he tenido la oportunidad ya de hablar de él en este blog con La familia Vila. El IMDB nos indica 84 realizaciones, 104 guiones, 42 veces de productor, 16 de director de fotografía, etc. A pesar de todo su trabajo, Iquino es un nombre olvidado, poco reconocido injustamente, aunque por suerte algunos críticos le han sabido valorar su trabajo, caso de Àngel Comas en la excelente biografía que escribió (Ignacio F. Iquino, hombre de cine. Ed. Laertes, 2003).

Su primer largo es de 1936 con Al margen de la ley y su último de 1984 con Yo amo la danza, seis décadas que se dice pronto. Su cine popular empezó a llenar salas, títulos como Alma de Dios (1941), El difunto es un vivo (1941), El hombre de los muñecos (1943) Una sombra en la ventana (1945) o El tambor del Bruch (1948) le dieron nombre, aunque la crítica no fue su mejor aliada, desgraciadamente muchos de estos títulos son prácticamente imposibles de encontrar.

Como persona ambiciosa que era, crea sus propios estudios en el Paralelo de Barcelona en los 50 (Los IFI) y siempre presumía de que tenía calefacción, y añadía que no como los Orphea donde los actores se congelaban. Cuando empieza con la idea de hacer El Judas llevaba dos años con estos donde había llevado a cabo nueve títulos. Las cuentas no salían y necesitaba una película comercial y lo suficientemente atractiva para que se la declarase de Interés nacional. La idea de una película religiosa podía llevarle a conseguir tal propósito y más en un momento en el que coincidiría con el "Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona" de ese año 1952 y las negociaciones del Concordato con el Vaticano resueltas al año siguiente.

Aunque en un primer momento no se le concedió, finalmente sí “considerando sus calidades artísticas y técnicas y sobre todo por su contenido profundamente ejemplarizadora que exalta los principios del cristianismo. Para que no pase desapercibido el esfuerzo efectuado por la casa productora” decía el informe.



Antonio Vilar
El reparto de El Judas estaba encabezado por Antonio Vilar, galán de los 40 y 50 y como inspector tenemos a Manuel Gas, en el papel de Montserrat a María Rosa Fornaguera. El resto del reparto estaba formado por los integrantes del Patronato de “La passió” de Esparraguera, de la obra sindical “Educación y descanso” tal como nos indican los créditos, por tanto actores no profesionales y vecinos del pueblo. Para el guion recurrió a su paisano Rafael. J. Salvia que dirigiría grandes éxitos poco después como Aquí hay petróleo, Manolo, guardia urbano, Las chicas de la Cruz Roja, aparte de escribir los guiones de La gran familia, Atraco a las tres, Sor Citroen o Don Erre que Erre.

La película se estrenó el 23 de mayo de 1952, para aumentar la comercialidad se llegó a anunciar que sería la primera película que el Franquismo permitía que se hablase en catalán, algo que finalmente en Barcelona no fue así, aunque en determinadas localidades y especialmente en los tiempos de Semana Santa sí que se pasaba tal copia en la que el catalán se utilizaba para las conversaciones coloquiales. En los créditos iniciales de algunas copias, vemos que aparecían en esta lengua.

El Arzobispo de Barcelona, D. Gregorio Modrego recurrió al canónigo de la Catedral, el P. Ciprià Montserrat para aquello que tanto temían los directores de asesorar y controlar la película, repetiría con él después y con Pedro Lazaga en El frente infinito.


Si no fuera por la habilidad de Iquino y de Salvia, no se recordaría hoy en día El Judas sino como una película de las llamadas despectivamente de estampita, aunque también hay una buena dosis de títulos notables no reconocidos suficientemente, este tipo de cine envejecería pronto y le darían la espalda los mismos creyentes cuando el Concilio Vaticano II cambia el rumbo de la Iglesia y la España del 600 iba dejando las iglesias sin el fervor de antes.

 Pero la película tiene más, por una parte estamos ante un neorrealismo que aunque no hay que tomar al pie de la letra del italiano, sí que guarda coincidencias. Por una parte, ya hemos dicho que la mayoría de los actores no son profesionales, que casi todo está rodado en la calle, que tomando como pretexto la obra religiosa salen a la palestra temas sociales como la inmigración o la miseria. Incluso se puede ver como una película de cine negro con el protagonista al margen de la ley. Toda esa escena de los primos del protagonista que tienen que marchar por la estafa que les ha hecho con la piedra hasta recordaría a películas tipo Surcos.

Es también una película sobre el teatro y toda una síntesis de una manera de actuar, el protagonista a pesar de saberse bien el papel necesita recurrir a un antiguo actor que pasó a ser monje en el Monasterio de Montserrat. Este le dice que ha de tener empatía con la gente, aquí comienza su redención personal con el papel, no ya solo la de conseguir ser un buen actor.

Aparte de todos los temas, Iquino consigue también que el espectador sienta la película con emotivas escenas, los fragmentos de la obra dan pie a situaciones análogas en la acción de esta. Como suele ser habitual, Iquino muestra toda su sabiduría cinematográfica, tanto en la utilización de la luz, en los contrapicados y sabiendo sacar provecho de unos actores que parecen todos profesionales.

Con este filme, Iquino logra su mayor éxito y el apoyo de una crítica que salvo en otras contadas ocasiones le tendría en cuenta. El director estuvo tan satisfecho que repitió el esquema poco tiempo después con La pecadora (María de Magdala) en 1956 interpretada por Carmen de Lirio y contando con actores no profesionales de "La Passió de Cervera" mostrando también un paralelismo entre la protagonista y la obra en cuestión.

La película solo se puede ver actualmente en la plataforma FlixOlé. Merecería una edición de coleccionista en DVD, pero recurriendo al Evangelio ya sabemos que nadie es profeta en su tierra.

 

05/04/2022

Centenario de Elmer Bernstein

 


Este lunes hubiese cumplido cien años el músico Elmer Bernstein, en estos tiempos actuales en los que la música de cine vive una época decadente, su nombre aun me trae más añoranza. Voy a recordar y homenajear brevemente con algunas de sus músicas el blog hoy, obviamente no son todas las que quisiera yo poner, el espacio es limitado y también más de una no está colgada en Youtube o puede que el vídeo que funcione hoy no lo haga mañana, no obstante, que estos impedimentos no sirvan para no hablar de él.

Elmer Bernstein nació en Nueva York hace cien años, ya de pequeño siente un gran interés por la música, se educa en la Universidad de su ciudad, al incorporarse al ejército, hace arreglos para la banda de Glenn Miller y compone temas patrióticos para programas de radio, actividad que combinará ofreciendo conciertos como solista de piano. En 1950 es llamado por el vicepresidente de la Columbia para que empiece a componer bandas sonoras, una de las primeras películas famosas que justamente ahora sale editada en DVD y Blu-Ray es Miedo súbito (1951), su sello ya empieza a marcar distancias tomando como punto de referencia el jazz e insertando sonidos duros y sensuales, El hombre del brazo de oro (1955) sería su mejor banda sonora de esos principios.

   

 Pero a Bernstein le seguían dando sobre todo películas menores, le faltaba una película lo suficientemente famosa para que su nombre no acabara cayendo en  el olvido, en 1956 lo consigue gracias a Cecil B. DeMille y Los diez mandamientos ya que tuvo que sustituir a su habitual músico Victor Young por enfermedad y acabó contratándolo, el músico nunca  olvidaría tal confianza:
   

"Era más que un director, era una institución, un monumento. Era un hombre en completo control de todos los aspectos de su película. Sabía lo que quería, su visión era clara, era grandiosa, estaba dispuesto a correr riesgos. . .. Era un hombre con un concepto excelente, con una autoridad excelente, era un hombre que creía en sí mismo como ningún otro director con el que haya trabajado."

De Mille supervisó mucho su música, le ordenó que para acompañar el gran éxodo de los esclavos fuera de Egipto las notas fueran alegres y optimistas en vez del estilo serio con el que en un principio había pensado Bernstein
   
Quedó tan satisfecho que lo volvió a llamar para Los bucaneros (1958), aunque en este caso fue el director quien enfermó. El éxito de estas le lleva a trabajar en grandes películas como Chantaje en Broadway (1957) o: Como un torrente (1958)   

 1960 supone un punto de inflexión en su carrera con la composición de Los siete magníficos siguiendo el referente del folklore americano de Copland. Esta partitura supuso que se abandonase "el sonido ucraniano de Tiomkin que había imperado en la década anterior" según dijo el músico. La pieza resulta vitalista, dinámica, pegadiza, a partir de ahí es difícil escuchar algo de él que no quede enseguida en la memoria. Por desgracia, quizá en el recuerdo han quedado solo estas composiciones, marginando las otras brillantes que también fue ofreciendo prácticamente hasta su muerte.

   

 De ese mismo año es Perdidos en la gran ciudad, otra de sus colaboraciones con Robert Mulligan, partitura bellísima y donde el músico podía desarrollar con total libertad su estilo jazzístico primero, Verano y humo (1961) de Peter Glenville fue otra de sus grandes creaciones, música que no solo describía el lugar sino que se adentraba en el interior de los personajes.

Llegamos a 1962 donde crea la que para muchos es su obra maestra, Matar a un ruiseñor y la predilecta de él, excelente reflejo del mundo infantil, la música nos adentraba en la América profunda de la gran Depresión. Aquel fue un gran año para él, compone otros éxitos como La gata negra en la que vuelve al jazz y gracias a unos inolvidables títulos de crédito iniciales diseñados por Saul Bass la convierten en todo un icono, El hombre de Alcatraz con esas notas que expresan perfectamente el deseo de libertad y Una muchacha llamada Tamiko, otra de sus colaboraciones con John Sturges, aquí con una partitura muy romántica y bella  

 Un año más tarde sus notas vuelven a dar otro tema inolvidable, el de La gran evasión y su marcha, lástima que la popularidad de este olvide el resto de la banda sonora, a destacar las notas de la persecución a McQueen.

   

 En medio de otras que me veo obligado a dejarlas en el olvido injustamente, seguía con los westerns: Los comancheros, Hud, Los cuatro hijos de Katie Elder, La batalla de las colinas del whisky 
 La Academia de Hollywood le dio finalmente el Oscar en 1967 por Millie una chica moderna.  

 Más de uno empezó a ver un cierto estancamiento en sus composiciones, no obstante los productores le pedían que siguiera con su estilo propio en los westerns y ese toque tan genuino suyo: Valor de ley, El gran Jake, La soga de la horca. Tan amigo se hizo de John Wayne que le siguió en sus películas durante 15 años desde Los comancheros hasta El último pistolero.  

 En los 80 empezó a trabajar en comedias populares como las de John Landis que le devolvieron en parte su popularidad, aunque en algunos casos su partitura quedaba relegada por la canción principal, caso de Los Cazafantasmas, utilizó a menudo las “Ondas Martenot”, un instrumento electrónico inventado en Francia en 1928. Entre estas comedias, Fred Zinnemann le llamó para su última película Cinco días, un verano (1982) en la que también lo utilizó. La Disney confió en él para la música de Tarón y el caldero mágico, el fracaso del filme olvidó por completo su notable música y la Disney eliminó la partitura que había compuesto para Natty Gann sustituyéndolo por James Horner.  

 A finales de los 80 compone la de Los timadores que se hace muy popular y consigue de nuevo ser pegadizo, su gran música parece de nuevo resurgir con El prado, aunque en el 92 ha de aguantar que Robert Redford también sustituya su composición de El río de la vida por la de Mark Isham. Pero en 1993, Martin Scorsese le da la película con la que consigue crear una composición maestra La edad de la inocencia. Los que habían renegado de él tuvieron que rectificar.  
 Bernstein seguiría hasta su muerte, Coppola le llamó para Legítma defensa, su última fue Far from Heaven, Scorsese le volvió a llamar para Gangs of New York, pero no le convenció esta vez y rechazó la partitura por otra menor  de Howard Shore, lo que le había dado en el 93, esta vez se lo quitó. 

Esperemos que el cine actual vuelva a apostar por las bandas sonoras de calidad y que el nombre de Elmer Bernstein sea recordado y sirva de ejemplo para futuros músicos.

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...