Lío en los grandes almacenes (1963)
Acabaron las fiestas, muchos se alegrarán, otros sentirán lo contrario, el calendario manda y este nos marca que estamos en época de rebajas. Recuerdo antaño que el telediario abría con una multitud esperando que el centro comercial abriera y siempre había la misma mujer, llegaba a odiar esa imagen y me recordaba la escena en que una avalancha de mujeres entraba sin piedad en la gran comedia con Jerry Lewis aquí llamada Lío en los grandes almacenes, en original Who´s Minding The Store que traducido coloquialmente sería algo así como “¿Quién está al mando de la tienda?"
Quien estaba detrás de la película era el genial Frank
Tashlin en 1963, un gran año para Lewis que ya había dado notables muestras en
el campo de la dirección con El botones o El terror de las chicas y que
estrenaría El profesor chiflado, su clásico más recordado. El apodado "Rey de la
comedia", como nos recordaría Scorsese en su olvidada película, interpretaba aquí
a Norman Phiffier, un honrado, pero patoso personaje del que se había enamorado la
hija de una millonaria propietaria de unos grandes almacenes, la cual, para hacer
fracasar la relación, le daba los trabajos más difíciles y estos desencadenaban
una serie de gags hilarantes.
Escenas recordadas como en la que simula con las manos tocar
la máquina de escribir al son de la música de Leroy Anderson, la de cuando le
toca pintar la bola del mástil de la bandera (homenaje directo a Harold
Lloyd) o el aspirador que se tragaba todos los objetos y que Lewis lo hacía
explotar con un cuchillo permanecen en la retina, pero más allá de los gags, la película era una crítica
hacia el matriarcado, tema que tuvo que suavizar el director por obligación de
la Paramount. Las mujeres salían muy mal paradas comenzando por la dueña, una excelente
Agnes Moorehead, el perfil de las compradoras, la campeona en lucha libre
que no tiene compasión con él, la arrogancia de la cazadora que quiere un rifle o
las ya mencionadas mujeres enloquecidas que entran en tromba a comprar saldos y que acaban "violándolo", incluso la novia de él (Jill St. John) que oculta su identidad y lo disimula trabajando
como ascensorista en los almacenes no se salva de la quema.
En el lado bondadoso tenemos el personaje del marido de la
dueña interpretado por John McGiver al que muchos recordarán como el
dependiente de Tiffany´s en Desayuno con diamantes, el cual se muestra comprensivo
con Lewis y se siente un inútil y víctima ante el poderío de su esposa. También
es interesante el personaje que encarna Ray Walston que vive totalmente dominado
por lo que le digan.
La película está editada en DVD y Blu-Ray, aunque la edición
es bastante chapucera ya que la pista del doblaje no se sincroniza en
determinados momentos, error que en pases
televisivos no se presentaba. También la pueden ver en Filmin que es de las pocas
plataformas que se acuerda de Lewis y nos ofrece bastantes títulos de él, en la
versión original encontrarán una calidad de imagen superior. Tashlin y Lewis volverían
a reencontrase por octava vez en Caso clínico en la clínica cerrando uno de los
mejores binomios que la comedia hollywoodiense dio.
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