30/03/2023

Milagro a los cobardes (1962) de Manuel Mur Oti

 


Tenía ganas de hablar de Manuel Mur-Oti en este blog, probablemente lo haga con una de sus películas menos conocidas, pero espero que sirva de curiosidad para adentrarse en quien fue uno de nuestros grandes cineastas, injustamente olvidado por las generaciones actuales. Su carrera empezó en 1949 con Un hombre va por el camino y su consagración llegaría en 1951 con Cielo negro inspirada en el cuento "Miopita" escrito en 1927 por el socialista de escuela krausista y exiliado republicano Antonio Zozaya.

A partir de ahí, encadena una serie de notables películas que en cualquier otro país serían catalogadas de clásicos, pero aquí ni siquiera han sido editadas, tan solo se pueden ver 10 en la plataforma FlixOlé de sus 17 filmaciones. En ellas aborda desde temas sociales, los celos o el mundo rural con una gran carga melodramática digna de los mejores, adopta la estética del western en títulos como Condenados, Orgullo o Duelo en la Cañada, sus inquietudes culturales también le llevaron a adaptar una libre adaptación de Fedra  que burló sabiamente a la censura.

Su cine no era de lo más taquillero y se vio obligado a bajar el listón, pero sin perder su calidad con la cámara, acercándose más a temas populares rueda El batallón de las sombras o La guerra empieza en Cuba, incluso va más allá y con ánimos comerciales rueda Pescando millones con los cómicos Zori y Santos, Una chica de Chicago, película en la que trata el tema del feminismo en contraposición con el mundo aldeano en un tono muy desenfadado.

Al director no le gustaba nada la deriva en que se estaba convirtiendo su filmografía y en 1962 quiso volver a la senda inicial con Milagro a los cobardes, basada en la obra La puerta giratoria del escritor Manuel Pilares que colaboró en el guion junto a Mur Oti, el cual declaraba que regresaba a un cine preocupado y plástico, del que se había alejado en anteriores aportaciones y que jamás a lo largo de sus trabajos se había enfrentado con un asunto de mayor hondura.

No era para menos, Mur Oti se enfrentaba a una realización con solo siete personajes reunidos en una modesta casa cerca del Calvario donde iban a crucificar a Jesús. Todos ellos tenían en común que habían sido objeto de sus milagros, pero sentían miedo por su destino, llegando incluso a renegar de él y considerarle que no era el Mesías.

Mur Oti vendió la película como la respuesta a la gran pregunta de por qué Cristo murió solo y abandonado de quienes solo habían recibido de él favores y beneficios. Pretendía ir más allá del cine comercial religioso y sus dos vías habituales, o bien peplums o el despectivamente llamado cine de estampita. El éxito por esos años de la obra de Diego Fabbri Proceso a Jesús (luego llevada al cine por José Luis Sáenz de Heredia), en la que un grupo de actores judíos ponía en escena cada noche una función en la que enfocaban si, desde un punto de vista jurídico, Jesús merecía condena o absolución, animó a desarrollar esta historia para acercar el cristianismo a ambientes más intelectuales y de izquierdas, aquel año 1962 fue el del inicio del Concilio Vaticano II.



El autor de la obra Manuel Pilares era minero como demuestra la multitud de sus poemas sobre ello o su obra en prosa Historias de la cuenca minera, pero estos apenas le daban para comer... En su habilidad en escribir guiones cinematográficos tuvo una salida, fue habitual con Fernán Gómez (La vida por delante, La vida alrededor), escribió la historia de una extraña película para lucimiento de Alfredo Kraus llamada El Vagabundo y la estrella (1960) e intervino también en la trama de Mi general de Jaime de Armiñán. Sobre la dudosa sintaxis del título que alguno se estará preguntando, hay la anécdota de que en un libro dedicado a Haro Tecglen le escribió que no mejoraba nunca las erratas porque en su caso mejoraban los textos.

El papel protagonista fue para Javier Escrivá, reciente aun su éxito interpretando al Padre Damián en Molokai de Luis Lucia, para el papel de su madre contó con la estrella Ruth Roman que recordamos especialmente por Extraños en un tren de Hitchcock, en su filmografía trabajó con grandes como Anthony Mann (Tierras lejanas), King Vidor (Más allá del bosque, La luz brilló dos veces) o Nicholas Ray (Amarga victoria) entre otros… Como curiosidad, la actriz se sintió muy satisfecha por trabajar con Mur Oti y la calificó como una de sus películas favoritas.

El resto del reparto lo componen Leo Anchóriz, habitual en producciones de serie B y con una fisionomía muy característica, el siempre excelente Carlos Casaravilla, el secundario Ricardo Canales, Manuel Díaz González habitual en los Estudio 1, Paloma Valdés que aquel año interpretó a la Magdalena de La venganza de Don Mendo de Fernán Gómez. La meticulosidad del director y tener bien claro que no quería nada de teatralidad en las actuaciones le llevó a que no oyéramos la voz original de ninguno, todos están doblados por grandes del doblaje.

Javier Escrivá en primer plano. Fuente: IMDB

Destaca la excelente banda sonora de un nombre algo olvidado en el cine, hablo de José Buenagú (O Buenagu) que es bastante conocedor de este mundo, recuerdo hace años haberle escuchado en la radio hablar de bandas sonoras, amolda perfectamente las notas en cada momento, a destacar el uso de las trompetas.https://www.epdlp.com/bso.php?id=16687 Su banda sonora más famosa fue la de El valle de las espadas (1963) de Javier Setó.

Y es que aunque Mur Oti nos sorprende, como suele ser habitual en su filmografía, con determinados planos, aquí hasta introduce la cámara dentro de una tinaja, sabe que la acción principal es la que no vemos, o sea, el paso de Cristo cargado con la cruz delante de la casa. Para que seamos copartícipes de la tensión por la espera, hace uso del ruido de afilar espadas primero, la hora sexta reflejada por el rayo del sol en el pozo, el ruido de una puerta giratoria (por lo que se ve, ya existían entonces...) y de la magnífica partitura. Resulta magistral el plano de la crucifixión a través de una sobreimpresión de imágenes, los ojos de Escrivá ocupando la pantalla entera y la de una mano en la que va clavándose un clavo con constantes golpes de martillo.

La escenografía encargada a Sigfrido Burmann está compuesta por un patio amurallado con el pozo mencionado y unas palmeras, un horno de pan en una esquina, un taller de carpintería, una sala a la que se llega subiendo unas escaleras de piedra y una cocina situada en un plano inferior.

La característica habitual del director de llenar de diálogos pasionales las tramas se da también aquí, por una parte tenemos el enfrentamiento entre madre e hijo y el romance secreto entre ella y el personaje que Jesús curó de estar endemoniado, lo que crea un clima muy angustioso en el que saldrán varios subtemas como la pérdida de la juventud.

No era una película fácil de hacer, a cualquier director poco capacitado se le hubiese ido de las manos y saldría desde un folletín hasta una reflexión pedante, pero Mur Oti sabe bien desviarse de la trama cuando conviene y volver a ella, utiliza las escrituras bíblicas tanto al principio como al final para cohesionar el conjunto y ser accesible a todo tipo de público, desde el más creyente al indiferente.

La película no tuvo mucho éxito y el director volvió a alejarse unos años del cine, regresó con una muy distinta con Joselito llamada Loca juventud con fines puramente comerciales, luego escribiría guiones para televisión. En el 69 se puso detrás de las cámaras con El escuadrón del pánico con el actor Leo Anchóriz del que hemos hablado, tardaría luego 6 años en volver con La encadenada otra película imposible de encontrar, se despediría con una magnífica obra Morir…dormir…tal vez soñar, esta sí que es posible encontrar en la plataforma FlixOlé.

Milagro a los cobardes se puede ver en Youtube a través de una copia de un canal religioso. No es posible asegurar que el vídeo funcione de aquí un tiempo mientras estén leyendo el artículo.


23/03/2023

Un par de seductores: Cuando Caine hizo de Niven

 




Acaba de cumplir 90 años Michael Caine, más de un medio ha aprovechado para repasar sus mejores películas y su carrera en general, me apunto a ello y escojo una de sus interpretaciones más curiosas, la que ofreció en 1988 en Un par de seductores dirigida por Frank Oz y acompañado por Steve Martin.

La película era un remake de una comedia de 1964 dirigida por el veterano realizador televisivo, poco
pródigo en el cine, Ralph Levy y que contaba ni más ni menos que con Marlon Brando y David Niven que no pudieron evitar que fuera un fracaso, a Brando no se le daban bien los intentos por hacer comedia y el público no respondía a sus esfuerzos de cambio de registro, recuerden aquella La casa de té de la luna de agosto. En cambio, David Niven sí encajaba perfectamente en el género con su aire caballeresco, no hacía mucho que acababa de interpretar el personaje de Sir Charles Lytton en La pantera rosa.

Pero antes de contar con Caine y Martin, originalmente fue un proyecto para Mick Jagger y David Bowie Después del éxito de su video "Dancing in the Street" en 1985, los jefes de estudio buscaban un guion para ponerlos juntos en una película y el guionista Dale Launer (Por favor, maten a mi mujer, Cita a ciegas)se puso manos a la obra y sugirió un remake de estos olvidados Dos seductores (1964) y adquirió los derechos de uno de los escritores originales, Stanley Shapiro. Pero durante el desarrollo de la producción, Jagger y Bowie abandonaron, no había manera de poder hacer encajar al primero, y Steve Martin y Michael Caine fueron contratados como reemplazos.


El resultado fue una gran pareja cómica y aunque se calcaban escenas de la original, aquí funcionaba mejor la química entre el humor inglés y el americano. Se recogían distintas opiniones sobre quién estaba mejor de los dos, Caine contestaba elegantemente: bueno, un crítico es una persona como usted y como yo, unos dicen que Martín y yo formamos un gran equipo, otros que Michael Caine roba el espectáculo a Steve Martin y otros que Steve roba el espectáculo a Michael (…)El punto de vista de cada cual es muy subjetivo. De hecho, lo que de verdad pasó en el rodaje es que nadie intentó robar a nadie porque trabajábamos como auténticos compañeros y como amigos, además nos conocíamos de antes, no se trata de robar el plano cuando tratamos de ayudarnos el uno al otro.

La película es la historia de un elegante timador Lawrence Jamison (Michael Caine) que vive feliz en la Riviera haciéndose pasar por un príncipe destronado y sacándole el dinero a las señoras ricas hasta que invade su territorio un bribón de poca monta y similares objetivos Fredy Benson, el timador de altos vuelos decidirá entonces quitarse de encima la competencia, pero no le quedará más remedio que aceptarlo como alumno hasta que la aparición de una chica, Janet Colgate (Glenne Headly) la reina del jabón americano, motivará una apuesta entre ellos, el primero que le saque 50000 dólares se irá del pueblo.

Una de las peculiaridades de la interpretación de Caine es que preparó su personaje para homenajear a David Niven, no pasó así con Martin y Marlon Brando: “Pensé que era la manera, como él, en que quería encarnarlo. Recuerdo que un día en el rodaje viendo salir el sol me quedé mirando la casa de David Niven que quedaba cerca de allí, me sentí muy extraño el estar en aquel lugar después de tantos años haciendo su papel, llevaba puesto el bigote de lápiz y el cabello combinado y peinado hacia atrás” dijo en una entrevista.

Detrás estaba Frank Oz que había dirigido a Steve Martin en La pequeña tienda de los horrores donde hacía el papel de aquel dentista sádico y rockero, la carrera del director fue sumando una serie de comedias divertidas (¿Qué pasa con Bob?, Esposa por sorpresa, Bowfinger...) que animaron el papel algo decadente que sufría el género y su nombre dejó de sonar solo como el colaborador más estrecho de Jim Henson para "Los Muppets" ("Los Teleñecos").

 Un par de seductores supera a su precedente, aporta novedades que para todo aquel que no la haya visto, mejor no comentar mucho. Tiene además una partitura de Miles Goodman con un tema principal pegadizo y aportes jazzísticos que le imprimen ritmo. No nos podemos olvidar de la actriz Glenne Headly, todo un talento para la comedia, que había trabajado con Woody Allen en La rosa púrpura de El Cairo, con Warren Beatty haciendo de su novia en Dick Tracy o en Sargento Bilko de nuevo con Steve Martin entre otros muchos trabajos, desgraciadamente murió en el 2017.

Pueden ver la película a través de Filmin, así como la primera versión. También ambas están editadas en DVD, aunque actualmente descatalogadas.

16/03/2023

Calabuch: De ilusión también se vive

 



Acercándose las Fallas e intentando pensar en alguna película inexistente que las reflejara, lo más cercano que me ha venido era el cine de Berlanga, así que esta semana repasaremos una de sus películas quizá más infravaloradas, Calabuch. Nos situamos en 1956, fecha clave en la que Berlanga y Bardem presentaban sus películas por separado tras constituir esa pareja feliz, el segundo con Calle Mayor

En más de una ocasión he criticado en estas líneas el reduccionismo tan típico de hoy en día de solo hablar de obras maestras, incluso cuando no se habla de ellas se aplica tal término. Al hablar de Berlanga se suele producir una disyuntiva: ¿Cuál es la mejor, Plácido o El verdugo? Y nos olvidamos de tantas otras que sin llegar a tal consideración son notables: Vivan los novios, La escopeta nacional, La vaquilla, Calabuch... Sí, ¡Calabuch!, probablemente, la gran olvidada de estas listas tan de moda últimamente.

Calabuch también era en parte menospreciada por su director, “demasiado blanda” decía. No hay que hacer mucho caso de esto, todo director siempre tiene una obra distinta en su cabeza de la que acaba rodando y es lógico que acabe repudiándola. En cuanto la crítica hubo de todo, famosa es la (injusta y desproporcionada) frase que le soltó Truffaut: “Viendo esta película uno desea que la bomba atómica caiga por fin, pero sobre la cabeza del director”, pero en general la crítica fue buena.

Los carteles publicitarios de la época en los cines invitaban a pasar dos horas en el pueblo “más feliz de la tierra”, la Oficina Católica Internacional del Cine (OCIC) la premiaba en el Festival de Venecia, en aquel año el premio a la mejor película del festival quedaba desierto, por lo que este tuvo más relevancia y de paso sirvió para que la censura no actuase mucho en ella.


A pesar de que hará casi siete décadas de su realización, Calabuch no ha perdido interés, decía el crítico de entonces del ABC, Donald, que todo era tomado con humor excepto la bondad y la paz. Lo más seguro es que ese pueblo no fuera ni mucho menos el paraíso, ya se encargaba el guion de decírnoslo por boca de la maestra, pero sí quedaba reflejada esa solidaridad de un lugar humilde con personajes entrañables. El momento en que se lanza el cohete y vemos las letras del pueblo emociona, y ya podía comentar Berlanga lo que quisiera, es uno de los momentos cumbre de su filmografía.

Calabuch contó con varios guionistas, la historia original era de Leonardo Martín, el cual acabaría escribiendo guiones de películas con cantante: Cuando tú no estás, La vida sigue igual, Los chicos con las chicas… Luego encontramos los nombres de Florentino Soria, habitual co-guionista y llama la atención el de Ennio Flaiano, inseparable de Fellini y que hasta Giulietta de los espíritus participaría en sus guiones, pero en su haber hay grandes comedias como esa Guardias y ladrones de Mario Monicelli, incluso trabajó con Antonioni en La noche. El propio Berlanga también estuvo escribiendo el guion…

Cuando me sueltan la pregunta de Plácido o El verdugo a veces contesto Calabuch. Ya no sé si queriendo o no, a Berlanga le salió redonda la ironía, ya por comenzar tenemos a Edmund Gwen como protagonista, los más cinéfilos lo recordarán como el Santa Claus en De ilusión, también se vive (título que se amoldaría perfectamente aquí), pero es que el actor venía de trabajar en La humanidad en peligro dando vida al Dr. Harold también en otra particular lucha contra la radiación atómica. 

¿Qué es exactamente el pueblo de Calabuch? Nos lo podemos preguntar en cada visionado y reflexionar, ¿una arcadia levantina?, ¿nuestro peculiar "Shangri-La"?, ¿una utopía?, ¿o simplemente un retrato de esa España de 1956 que a pesar de los años sigue teniendo muchos puntos en común e incluso hasta peores? En fin, la lista se haría eterna.

Lo que está claro es que en Calabuch hay los cimientos de la obra berlanguiana, la solidaridad en grupo como sucede en el resto de su filmografía fracasa, Berlanga haciendo uso del sarcasmo decía que eso lo diferenciaba de Bardem ya que este al creer en el marxismo rechazaba tal planteamiento. Jorge en un momento del filme dice que le gusta Calabuch porque aquí cada uno hace lo que quiere. El director argumentaba que era su única película por la que se le podía acusar de “escapista”, es una obra que tiene varias lecturas, incluso la censura no cayó mucho en ella y eso que toca diferentes pilares de la época.

Sigamos visitando pues este amable, o quizá no tanto, pueblo de Calabuch y fijémonos bien en cada rincón…

09/03/2023

El congreso se divierte (1931)

 


El Congreso de Viena fue una Conferencia internacional que congregó a los representantes de los principales Estados europeos, desarrollado en la capital en 1815, con objeto de establecer la paz en el continente al término de las guerras napoleónicas y resolver problemas de interés común. De ella se escribió mucho, casi se diría que ahí están los cimientos de la crónica rosa, desde que se celebraban a diario bailes que terminaban a altas horas de la madrugada y en la que los delegados rivalizaban en el baile en busca de amoríos. Pero, especialmente, dos personajes fueron los que más acaparaban la atención: el zar Alejandro I y el príncipe Clemente de Metternich, ministro de relaciones exteriores del Imperio Austríaco, su hija María Luisa fue esposa de Napoleón, tal matrimonio de estado arruinó la débil alianza de por sí entre Napoleón y el zar, por lo que acabaron siendo “enemigos íntimos”.

Ambos personajes tenían fama de mujeriegos, del zar se escribió que llegó a asistir 40 noches seguidas a las fastuosas fiestas que se celebraban en los salones. La ironía llegaba a tal punto que el príncipe Carlos José de Ligné acuñó la frase de que el Congreso no avanzaba, sino que bailaba.

A pesar de tantos desmanes, salió un nuevo equilibrio europeo que no fue del gusto británico y que favorecía sobre todo a Rusia, entre esta y Prusia se repartieron Polonia, no obstante Metternich tuvo el mérito de frenar los afanes imperialistas del zar Alejandro cuyas intenciones eran quedarse con media Europa.


Tal Congreso fue objeto de una excelente comedia alemana en 1931 que se llamó El congreso se divierte. Por desgracia, en el recuerdo queda más el título que la película en sí, en ninguna plataforma está y la edición en DVD hace tiempo que quedó descatalogada, aunque era una muy buena copia restaurada en la colección “Orígenes del cine” editada por Divisa. Con todo el encanto de la opereta alemana, la película supuso un bálsamo para el género del musical e influyó en el que se hacía en Hollywood que resultaba entonces demasiado estático, el mérito lo tiene Erik Charell, nombre muy olvidado, un director teatral que había tenido grandes éxitos en revistas y operetas, y que supo combinar el estilo de esta con modismos del teatro musical estadounidense, con la esperanza de crear un estilo alemán más cosmopolita.

Charell sabía diferenciar bien entre teatro y cine, El congreso se divierte es una gran prueba, todo estudioso del séptimo arte debería verla y aprender de esa libertad de cámara y aprovechar cada plano. Pero no solo en el apartado técnico brillaba, el argumento, en un principio aparentemente algo ingenuo con Metternich y el zar jugando al perro y al gato, se convierte en toda una delicia. La ironía empieza desde el primer momento, frases con doble sentido y escenas implícitas muy en la línea de lo que fue el “toque Lubitsch”, una de las que más me gustan es cuando los diplomáticos están bailando y se muestra la sala de reuniones vacía, pero sus sillas se balancean, Metternich aprovecha para anunciar ahí un asunto como aprobado y que la decisión se ha tomado por unanimidad.

Sorprende ver a los actores tan expresivos recién salidos de un cine mudo, Lilian Harvey en su papel de Christel, la vendedora de guantes que le lanza un ramo de rosas al zar y que se confunde con una bomba, esto da pie a todo el enredo amoroso y que tendrá su mejor momento en toda una inolvidable secuencia donde monta en el coche que le lleva a la cita con el zar interpretado por Willy Fritsch, se pone a cantar y hace el recorrido en un plano luego bastante imitado. Encarnando al príncipe Metternich tenemos a Conrad Veidt, quizá el actor que más conocemos por sus papeles luego de malo. Todo ello ayuda a conseguir 90 minutos de total alegría, si alguien se siente triste, le recomendaría que acudiera a verla, será una buena medicina.

No pasó por alto el talento de su director en Hollywood, en 1934 dirigió Caravana para la Fox con Charles Boyer y Loretta Young, con música de Werner Heymann y algunas canciones de Cole Porter, sin embargo resultó una película fallida por la estética presentada que no convenció al gran público, en su país se vio apartado por la llegada del partido Nazi ya que él era de ascendencia judía, a ello hay que añadir que El Congreso se divierte no gustó nada a Goebbles que la prohibió por la visión que daba de la nobleza y de los altos mandatorios, o sea que otra razón más para verla. Y es que los personajes están dulcemente ridiculizados, por ejemplo, el secretario de la embajada rusa aparece gordo, dejado y algo desquiciado, su única misión parece ser concertar citas entre el zar y la vendedora de guantes

En 1955 fue objeto de un remake que jamás he podido ver, esta se presentó como la primera película austríaca en Cinemascope. Sí, en cambio, he podido visionar la tercera versión realizada en 1966 por Geza Radvanyi y con Curd Jurgens como el Zar Alejandro I, Lilli Palmer como la princesa Metternich, cuyo marido es interpretado por Hannes Messemer. Salió editada hace 5 años en DVD por esa empresa algo enigmática llamada “Mon Inter Comerz” que aunque muchos la critican, es de las pocas maneras de tener accesible este cine. El problema es que ha salido con el título horrible de Amantes y reyes, parece que tal título fue idea para algún pase televisivo, aunque las pocas veces que se ha emitido no llegó nunca a anunciarse así. La copia de tal edición respeta el formato, aunque en la portada indique 1:33.

No sé si porque me dio por revisar antes la primera versión, encontré algo floja esta, lo cual no quiere decir que sea una mala película, más bien que le cuesta arrancar. La historia varía algo, la trama resulta más enrevesada, la acción empieza en un museo de cera que sirve para que su guía nos vaya presentando a los personajes y volver hacia atrás. A o largo de sus 90 minutos también tendremos otras introducciones como la del pintor que va describiendo lo que ve, una aparición de Napoleón, alguna que otra broma, una cortina que cierra cierta escena porque se nos dice que en el cine “actual” ya hay demasiado sexo, etc.


Da la sensación de haber querido remarcar más la parte técnica, vemos muchas persecuciones, tomas aéreas de Viena, mucho colorido, en España se estrenó en las Navidades de 1966, en Barcelona se despidió el año con ella en el olvidado cine Waldorf que ese año volvía a abrir sus puertas renovado y bautizado como Waldorf Cinerama…El juego de como el perro y el gato entre el zar y Metternich no tiene la química de la anterior, resulta más logrado el papel de Lilli Palmer y el papel de Paul Meurisse como Conde Talleyrand que nos dice que los ideales políticos son como el tiempo, siempre parece que van a cambiar. Quizá la mejor escena es la de cuando el zar saca un mapa mientras está en la cama para ir poniendo nuevas fronteras, remarca que es su método para coger el sueño, mientras otros cuentan ovejas.

A pesar de la diferencia que hay entre ambas versiones, su visión también es agradable y simpática, en un momento determinado se sustituye el vals por un baile “ye ye” de los 60, me hizo recordar a aquella versión de La verbena de la Paloma de José Luis Sáenz de Heredia de 1963.

Siento no poder poner un enlace con la película completa y subtitulada, en determinadas bibliotecas de algunas ciudades pueden encontrar el DVD. A la venta y a precios elevados aun encontrarán alguna copia, si la hallan, no lo duden y guárdenla bien.


02/03/2023

40 años del Oscar de Volver a empezar

 



Aprovechando la proximidad de la noche de los Oscars, no está de más recordar los 40 años del primer Oscar a una película española, el 11 de abril de 1983 lo ganaba Volver a empezar, su director vestido con un smoking blanco lo recogía y decía que desde niño soñaba con ese momento y que los sueños, a veces, se convertían en realidad. 

Aquel año había varios títulos que sonaban para que optara al premio a la mejor película de habla no inglesa, estaba Demonios en el jardín de Manuel Gutiérrez Aragón, La colmena de Mario Camus y con menos posibilidades Antonieta de Carlos Saura. Según explica Garci “los partidarios de La colmena, para no votar a Demonios en el jardín, votaron a Volver a empezar, y al revés. De rebote, salimos nosotros.”

La película se había estrenado en Arango (Gijón) el 11 de marzo de 1982, el estreno en Madrid fue en el Coliseum, sin embargo, pasó bastante inadvertida. Una de las razones fue su coincidencia en cartel con En el estanque dorado, película que retrataba también un romance otoñal.

He visto Volver a empezar en innumerables ocasiones, me encanta y con el paso del tiempo creo que ya se puede considerar un clásico. Ya desde el comienzo con esas imágenes otoñales y serenas de Gijón que contrastarán luego con las de un San Francisco activo, que no hacen sino decirnos que la vida sigue. La mirada profunda de Ferrandis viendo el mar, el cine Robledo, el estadio del Molinón, qué gran actor era, en pocos minutos penetramos en su interior. 


 

 Y ya no hablemos de escenas maestras como la de la charla entre él y José Bódalo en la que le dice por qué ha regresado, según Garci este fue uno de los momentos clave para que le dieran el Oscar. Pero hay muchas más, siempre que la veo pienso si ella sabe de verdad lo del cáncer, la escena en el aeropuerto es de una emotividad inmensa, a la altura de ese cine de LeoMcCarey que tanto admira.

Pero más que analizar la película, vamos a viajar en el tiempo y recoger lo que decía la prensa y cómo sentó el premio. Hubo de todo, incluso más positivo que negativo en un primer momento, creo que la concesión de la estatuilla no sentó demasiado bien a determinadas corrientes y desde ese momento el cine de Garci fue bastante despreciado por una parte de la crítica, ello provocó cierto parón y que se concentrase más en la serie para TVE Historias del otro lado. Una verdadera lástima porque después de Volver a empezar y rodar la secuela de El crack, tanto Sesión continua (1984) y Asignatura aprobada fueron otras dos notables películas y aprovecho para pedir que se editen. Por suerte a mediados de los 90 volvió y nos ha seguido ofreciendo buen cine.

En la prensa de aquel 1982 podíamos leer esto:

En "El País" del 14 de marzo de 1982 se recogía una crónica de José Manuel Vaquero: Volver a empezar, película que toma el título de una melodía de Cole Porter es la historia de la recuperación del encanto de la fe en la vida y en el ser  protagonizada por dos personas mayores

 En la presentación los autores Garci y Ángel Llorente homenajean a la generación de los jóvenes de los años 30, “El tema no está de moda, pero los españoles no podemos permitirnos el lujo de ser pasotas y debemos hacer frente al futuro como Antonio y Elena sintiéndonos jóvenes por dentro, la música de Cole Porter refleja el espíritu vitalista de esa generación que invita a los españoles de hoy a volver a empezar, después de tanto tiempo perdido”

En "El noticiero universal" del 19 de marzo de 1982, Jorge de Cominges escribía: "José Luis Garci utiliza la música con sensibilidad cinematográfica, se vale de las panorámicas con singular elegancia y cuaja los diálogos de frases aptas para el lanzamiento publicitario y el recuerdo inolvidable. Todo ello, claro está, dentro de la más pura tradición del cine americano, esta solidez de su labor artesanal queda a veces empañada por ciertos tics en él habituales como el afán por citar marcas y lugares conocidos que proporcionen al espectador un cierto sentido de complicidad o una peligrosa tendencia-conversación telefónica con el rey- hacia el chiste redundante."

Respecto a esta escena, Garci decía lo siguiente en "El Periódico" del 23 de marzo de 1982: "en cuanto a la voz del Rey, yo creo que hay que tomar partido y decir que Juan Carlos es la persona idónea para que las cosas funcionen en España y recordar que está allí desde el 23 de noviembre de 1975 y la verdad es que tenemos que preguntarnos dónde estaríamos después del 23 F si no llega a ser por el Rey".



Conviene recordar que la película fue rodada entre octubre y noviembre de 1981, el año del fallido Golpe de Estado ocurrido el 23 de febrero.

En "La Vanguardia" del 21 de marzo de 1982, Ángeles Maso redactaba: "de limpia factura como le gusta a Garci, plano contra plano, encuadres explícitos, panorámicas suaves y elocuentes. Comedia sentimental que desafía al tiempo".

Ruiz de Villalobos en el "Diario de Barcelona" el 23 de marzo de 1982: "la serena madurez fílmica y evidentemente humana, en la que está entrando de forma progresiva Garci, queda reflejada en la serenidad que preside Volver a empezar. La aridez del tema, su melodramatismo a priori podía hacer pensar en algunos momentos de desmadre, nada de eso, todo el film está medido, sabiamente dosificado en todo momento, la película tiene un ritmo interior equilibrado y medido que va introduciendo al espectador en ese drama tan humano, tan real, tan sencillo, tan cotidiano, tan de todos."

En el ABC del 31-3-82, Pedro Crespo la alababa también: "historia desesperanzada con esperanza, Volver a empezar tiene como base fundamental, junto a un eficiente ritmo narrativo y un paisaje asturiano excelentemente fotografiado, a un cuarteto de actores que han sabido dar otras tantas lecciones magistrales de su trabajo."

Pero entre medio de buenas críticas, se hallaba una muy negativa y más por ser del gran José Luis Guarner en "El Periódico de Cataluña"  del 31 de marzo de 1982: "postales turísticas, música insoportablemente acaramelada que incluye Begin the Beguine, el tema inmortal de Cole Porter y largas, largas secuencias coloquiales, que se pretenden llenas de “feeling”, jalonan su recorrido reluciente como un parquet, translúcido como una gelatina que remata en un voluntarioso texto de agradecimiento, la gran especialidad del director, a una generación suspendida ¿otra alusión a Asignatura pendiente? por la guerra civil. El conjunto acredita consolidarse como el primer artista en sollozo contenido en nuestro cine."


A pesar de excepciones notorias como esta última, la crítica fue más bien buena, no así con el Oscar, el diario "El País" no ocultaba cierto disgusto en un entonces sorprendente editorial el 13 de abril de 1983 que mejor sería llevar a un curso de ética periodística por sus contradicciones:

Esta es la primera vez en cualquier caso que un largometraje en castellano -de cualquier nacionalidad- recibe el premio de Hollywood. Doble motivo de satisfacción para José Luis Garci y mayor causa de meditaciones para la Academia que concede los premios, pues sin depreciar el mérito de Volver a empezar, hay que decir que la filmografía en nuestra lengua tiene obras muy superiores a la ahora galardonada, y guionistas y directores más cuajados. En cualquier caso bienvenido sea el premio, que repara en la persona de Garci las injusticias o carencias cometidas con los otros realizadores y que sin duda tiene una proyección específica cara a los castellanoparlantes de los Estados Unidos, y una justificación ideológica acorde con los sentimientos moderados de la Academia.

Pero más duro en el mismo diario fue Ángel Fernández Santos en un artículo titulado “Las paradojas de volver a empezar” el 23 de abril de 1983:

 La masiva repercusión, casi con caracteres de acontecimiento cultural máximo en la radio, en la televisión y en la prensa escrita españolas del Óscar obtenido por un filme, que meses antes fuera acogido por esos mismos medios con tibieza y parquedad, cuando no, con hostilidad, es un indicio desde mi punto de vista, un poco ingenuo, un mea culpa entonado indirectamente por quien siente que ayer se pilló los dedos y hoy quiere ocultar la mano como si así arreglara un entuerto que en rigor no existe. Y he aquí la paradoja, se otorgan por decreto hollywoodiense toneladas de incienso a una obra cinematográfica a la que antes se sometió al ayuno del pan y la sal y, sin embargo, irremediablemente Volver a empezar sigue siendo la misma película mediocre ahora que hace 6 meses. Hollywood va a abrir las puertas del mundo al filme, pero no va a aumentar ni un solo gramo en su calidad con tal fin. A mi juicio, este con Óscar o sin él, es una obra artificiosa, pequeña y superficial, que no va a ocupar ningún lugar significativo en la historia del cine y la cultura españolas a las que nunca fue destinada por sus creadores que se limitaron a pergeñar un producto cinematográfico estereotipado de factura digna, solvente. vendible y nada más”

 Lo cierto es que mientras se producían estos debates, la carrera comercial en EEUU iba  bien, en "La Vanguardia" del 9 de agosto de 1983 podíamos leer:  “ha sido una de las películas españolas que más dinero ha ganado en taquilla en los Estados Unidos, aun careciendo de datos concretos, su permanencia en la cartelera ha sido muy superior a cualquiera de las películas de Saura, el único director español que goza de cierta audiencia nacida con el éxito de Cría cuervos, gran parte de esta bonanza comercial se debe a la distribución y promoción de la Twenty Century Fox que creyó en el film desde el primer momento, mucho antes de que ganara la famosa estatuilla. En los últimos 4 años tan solo 5 películas españolas, además de la mencionada Volver a empezar, han llegado a estrenarse comercialmente en Los Ángeles y ninguna ha sido un éxito de taquilla: 3 Sauras, Mamá cumple 100 años, Dulces horas y Bodas de sangre, El nido de Jaime de Armiñán, puesto que estuvo nominada para el Óscar y Ópera prima, de todas ellas tan solo Bodas de sangre aguantó más de una semana en cárcel."

Es una pena que la concesión de un premio provoque muchas veces sentimientos de esos que nada tienen que ver con la valoración objetiva ante una obra. Creo, como decía al principio, que el cine de José Luis Garci nunca ha sido valorado como merece y particularmente esta película. Animo a mis lectores más jóvenes que la descubran, a pesar de lo poco que se habla de ella. Creo que a más de uno, un visionado sin prejuicios les puede deparar una muy agradable sorpresa. Tal efeméride merecería una reposición en pantalla grande.

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...