40 años del Oscar de Volver a empezar
Aprovechando la proximidad de la noche de los Oscars, no
está de más recordar los 40 años del primer Oscar a una película española,
el 11 de abril de 1983 lo ganaba Volver a empezar, su director vestido con un
smoking blanco lo recogía y decía que desde niño soñaba con ese momento y que
los sueños, a veces, se convertían en realidad.
Aquel año había varios títulos que sonaban para que optara
al premio a la mejor película de habla no inglesa, estaba Demonios en el jardín
de Manuel Gutiérrez Aragón, La colmena de Mario Camus y con menos posibilidades Antonieta de
Carlos Saura. Según explica Garci “los partidarios de La colmena, para no
votar a Demonios en el jardín, votaron a Volver a empezar, y al revés. De
rebote, salimos nosotros.”
La película se había estrenado en Arango (Gijón) el 11 de
marzo de 1982, el estreno en Madrid fue en el Coliseum, sin embargo, pasó
bastante inadvertida. Una de las razones fue su coincidencia en cartel con En
el estanque dorado, película que retrataba también un romance otoñal.
He visto Volver a empezar en innumerables ocasiones, me encanta y con el paso del tiempo creo que ya se puede considerar un clásico. Ya desde el comienzo con esas imágenes otoñales y serenas de Gijón que contrastarán luego con las de un San Francisco activo, que no hacen sino decirnos que la vida sigue. La mirada profunda de Ferrandis viendo el mar, el cine Robledo, el estadio del Molinón, qué gran actor era, en pocos minutos penetramos en su interior.
Y ya no hablemos de escenas maestras como la de la charla entre él y
José Bódalo en la que le dice por qué ha regresado, según Garci este fue uno de los
momentos clave para que le dieran el Oscar. Pero hay muchas más, siempre que la
veo pienso si ella sabe de verdad lo del cáncer, la escena en el aeropuerto es
de una emotividad inmensa, a la altura de ese cine de LeoMcCarey que tanto
admira.
Pero más que analizar la película, vamos a viajar en el tiempo
y recoger lo que decía la prensa y cómo sentó el premio. Hubo de todo, incluso
más positivo que negativo en un primer momento, creo que la concesión de la estatuilla no sentó
demasiado bien a determinadas corrientes y desde ese momento el cine
de Garci fue bastante despreciado por una parte de la crítica, ello provocó cierto parón y que se
concentrase más en la serie para TVE Historias del otro lado. Una verdadera
lástima porque después de Volver a empezar y rodar la secuela de El crack, tanto Sesión continua (1984) y
Asignatura aprobada fueron otras dos notables películas y aprovecho para pedir
que se editen. Por suerte a mediados de los 90 volvió y nos ha seguido ofreciendo
buen cine.
En la prensa de aquel 1982 podíamos leer esto:
En "El País" del 14 de marzo de 1982 se recogía una crónica de José
Manuel Vaquero: Volver a empezar, película que
toma el título de una melodía de Cole Porter es la historia de la recuperación
del encanto de la fe en la vida y en el ser protagonizada por dos personas
mayores
En "El noticiero universal" del 19 de marzo de 1982, Jorge
de Cominges escribía: "José Luis Garci utiliza la música con sensibilidad
cinematográfica, se vale de las panorámicas con singular elegancia y cuaja los
diálogos de frases aptas para el lanzamiento publicitario y el recuerdo
inolvidable. Todo ello, claro está, dentro de la más pura tradición del cine
americano, esta solidez de su labor artesanal queda a veces empañada por
ciertos tics en él habituales como el afán por citar marcas y lugares conocidos
que proporcionen al espectador un cierto sentido de complicidad o una peligrosa
tendencia-conversación telefónica con el rey- hacia el chiste redundante."
Respecto a esta escena, Garci decía lo siguiente en "El Periódico" del 23 de marzo de 1982: "en cuanto a la voz del Rey, yo creo que hay que
tomar partido y decir que Juan Carlos es la persona idónea para que las cosas
funcionen en España y recordar que está allí desde el 23 de noviembre de 1975 y
la verdad es que tenemos que preguntarnos dónde estaríamos después del 23 F si
no llega a ser por el Rey".
Conviene recordar que la película fue rodada entre octubre y
noviembre de 1981, el año del fallido Golpe de Estado ocurrido el 23 de febrero.
En "La Vanguardia" del 21 de marzo de 1982, Ángeles Maso redactaba: "de limpia factura como le gusta a Garci, plano contra plano, encuadres
explícitos, panorámicas suaves y elocuentes. Comedia sentimental que desafía al
tiempo".
Ruiz de Villalobos en el "Diario de Barcelona" el 23 de
marzo de 1982: "la serena madurez fílmica y evidentemente humana, en la que está
entrando de forma progresiva Garci, queda reflejada en la serenidad que preside
Volver a empezar. La aridez del tema, su melodramatismo a priori podía hacer
pensar en algunos momentos de desmadre, nada de eso, todo el film está medido,
sabiamente dosificado en todo momento, la película tiene un ritmo interior
equilibrado y medido que va introduciendo al espectador en ese drama tan humano,
tan real, tan sencillo, tan cotidiano, tan de todos."
En el ABC del 31-3-82, Pedro Crespo la alababa
también: "historia desesperanzada con esperanza, Volver a empezar tiene como
base fundamental, junto a un eficiente ritmo narrativo y un paisaje asturiano
excelentemente fotografiado, a un cuarteto de actores que han sabido dar otras
tantas lecciones magistrales de su trabajo."
Pero entre medio de buenas críticas, se hallaba una muy
negativa y más por ser del gran José Luis Guarner en "El Periódico de
Cataluña" del 31 de marzo de 1982: "postales turísticas, música insoportablemente
acaramelada que incluye Begin the Beguine, el tema inmortal de Cole Porter y
largas, largas secuencias coloquiales, que se pretenden llenas de “feeling”,
jalonan su recorrido reluciente como un parquet, translúcido como una gelatina
que remata en un voluntarioso texto de
agradecimiento, la gran especialidad del director, a una generación suspendida ¿otra
alusión a Asignatura pendiente? por la guerra civil. El conjunto acredita
consolidarse como el primer artista en sollozo contenido en nuestro cine."
A pesar de excepciones notorias como esta última, la crítica fue más bien buena, no así con el Oscar, el diario "El País" no ocultaba cierto disgusto en un entonces sorprendente editorial el 13 de abril de 1983 que mejor sería llevar a un curso de ética periodística por sus contradicciones:
Esta es la primera vez en cualquier caso que un
largometraje en castellano -de cualquier nacionalidad- recibe el premio de
Hollywood. Doble motivo de satisfacción para José Luis Garci y mayor causa de
meditaciones para la Academia que concede los premios, pues sin depreciar el
mérito de Volver a empezar, hay que decir que la filmografía en nuestra lengua
tiene obras muy superiores a la ahora galardonada, y guionistas y directores
más cuajados. En cualquier caso bienvenido sea el premio, que repara en la
persona de Garci las injusticias o carencias cometidas con los otros
realizadores y que sin duda tiene una proyección específica cara a los
castellanoparlantes de los Estados Unidos, y una justificación ideológica
acorde con los sentimientos moderados de la Academia.
Pero más duro en el mismo diario fue Ángel Fernández Santos
en un artículo titulado “Las paradojas de volver a empezar” el 23 de abril de
1983:
“La masiva repercusión,
casi con caracteres de acontecimiento cultural máximo en la radio, en la
televisión y en la prensa escrita españolas del Óscar obtenido por un filme,
que meses antes fuera acogido por esos mismos medios con tibieza y parquedad,
cuando no, con hostilidad, es un indicio desde mi punto de vista, un poco
ingenuo, un mea culpa entonado indirectamente por quien siente que ayer se
pilló los dedos y hoy quiere ocultar la mano como si así arreglara un entuerto
que en rigor no existe. Y he aquí la paradoja, se otorgan por decreto
hollywoodiense toneladas de incienso a una obra cinematográfica a la que antes
se sometió al ayuno del pan y la sal y, sin embargo, irremediablemente Volver a
empezar sigue siendo la misma película mediocre ahora que hace 6 meses.
Hollywood va a abrir las puertas del mundo al filme, pero no va a aumentar ni
un solo gramo en su calidad con tal fin. A mi juicio, este con Óscar o sin él, es una obra artificiosa, pequeña y superficial, que no va a ocupar ningún lugar
significativo en la historia del cine y la cultura españolas a las que nunca
fue destinada por sus creadores que se limitaron a pergeñar un producto
cinematográfico estereotipado de factura digna, solvente. vendible y nada más”
Es una pena que la concesión de un premio provoque muchas veces sentimientos de esos que nada tienen que ver con la valoración objetiva ante una obra. Creo, como decía al principio, que el cine de José Luis Garci nunca ha sido valorado como merece y particularmente esta película. Animo a mis lectores más jóvenes que la descubran, a pesar de lo poco que se habla de ella. Creo que a más de uno, un visionado sin prejuicios les puede deparar una muy agradable sorpresa. Tal efeméride merecería una reposición en pantalla grande.
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