Topkapi (1964): el robo entre las bellas artes
Ya que es el día internacional
de los Museos, hoy vamos a comentar una película ambientada en uno, aunque sea
desde la perspectiva del robo. Su director Jules Dassin decía en una entrevista
que este debía ser incluido entre las bellas artes, lo cierto es que él fue uno
de los impulsores del subgénero de películas de ladrones a partir de su Rififí,
pero también desde un punto de vista desenfadado como es el caso de Topkapi.
El título hace referencia al
Palacio de Topkapi construido por el sultán otomano Mehmed II en 1459 tras la
caída del Imperio bizantino. Los sultanes otomanos hicieron de este su
residencia principal durante 400 años. Se convirtió en museo en 1924 y sus
cientos de salas contienen numerosas colecciones de reliquias, tesoros y joyas
históricas y religiosas.
La película tuvo otro renacer
gracias a que Brian de Palma en su Misión Imposible (1996) se inspirara (o
mejor dicho, copiara) la escena crucial del robo, gracias a ello se volvió a
emitir en numerosas ocasiones por televisión y muchos la conocieron. También
está el hecho de que Christopher Nolan la nombra entre sus preferidas.
Su argumento es el siguiente: Elizabeth
Lipp y su amante Walter Harper se alían para realizar un robo extraordinario:
llevarse del museo de Topkapi, en Estambul, una daga de incalculable valor.
Cuentan con la ayuda de varios compinches que idean un plan para entrar en el
museo sin ser vistos, cosa que sólo se puede hacer a través de la cúpula del
edificio
Tal historia partía de la novela Light of Day de Eric Ambler que había escrito aquella de Estambul con Orson Welles y que aparece en muchos sitios como dirigida por él. En su haber tiene notables guiones como los de Llanura roja (1954), La última noche del Titánic (1958) o Misterio en el barco perdido (1959).
Para que sus dos protagonistas
ejecuten el robo con garantías, deben recurrir a personas ajenas al mundo de la
delincuencia y limpias de antecedentes policiales: ahí tenemos a un abanico
extravagante de personajes que van desde un acróbata exhibicionista (Gilles
Segal), un inventor (Robert Morley) sin mucho juicio que tiene entre sus obras
una cotorra que va repitiendo lo que se le dice o un cocinero (Akim Tamiroff)
que se emborracha constantemente. Mención especial merece Peter Ustinov en su
papel de Arthur Simon Simpson que se ve envuelto en la banda sin pretenderlo,
el actor ganó su segundo Oscar por su actuación. Todos ellos contrastan con la
inductora del robo, Elizabeth Lipp (Melina Mercouri) que le da a su papel una
imagen frívola comenzando ya por verla en esa psicodélica presentación que Dassin ejecuta con la que fue su mujer y que en alguna copia se suprimía. Por el contrario, el personaje de
Walter Herper (Maximilian Schell) es arrogante y perfeccionista.
Las casi dos horas de duración
de la película pasan rápido, Dassin fue bastante diestro en saber combinar los diferentes
ritmos que se van presentando, toda una primera parte rodada con mucho nervio
en comparación con la meticulosidad en que narra el robo que dura más de media
hora. Ahí Dassin mostraba su habilidad y experiencia como director, pues
Topkapi mezcla perfectamente el estilo americano con el europeo.
A ello se añaden dos factores que siempre me gusta destacar, por un lado su excelente fotografía a manos de Henri Alekan: La bella y la bestia (1946), Vacaciones en Roma (1951) El cielo sobre Berlín (1987)... Esta es fresca, apostaba mucho por los exteriores y mostrar los diferentes ambientes de sus lugares. Por otro lado, la música de Manos Hatzidaskis no puede reflejar mejor el ritmo de la película.
La pueden ver en Filmin y está editada en DVD.
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