Última sesión (2012)
Semana mala para los clásicos europeos en Filmin, la sección de “últimos días” nos entristecía con una larga lista de películas que iban a desaparecer del catálogo. Algunas, por suerte, las teníamos en DVD, pero otras ni están ni se les espera, por lo que la única manera de acceder a ellas es mediante esta plataforma, ni TVE, ni la TRECE programan cine europeo en sus espacios cinéfilos, quién sabe si hasta puede ser haber sido nuestro último visionado en más de una, algún día ni los programadores las conocerán…
Tal sección contrasta con la de “últimas subidas” donde van
apareciendo clásicos que ni siquiera ellos los publicitan, mezclados con
estrenos que pasaron desapercibidos .Mientras los repasaba, me llamó la
atención una película española del 2012 llamada Última sesión y vi que en la
carátula aparecía Paco Morán. Al ser el año de su fallecimiento pensé en un
primer momento que se trataba de un documental, pero no, es un modestísimo film
de un director que entonces debutaba y que no continuó después llamado Francesc
Páez y que narraba la última noche en un cine ubicado en Mataró.
Paco Morán, como ya sabrán, fue un hombre de teatro, sus
incursiones en el cine se dieron más bien en papeles secundarios, algunas en
películas con renombre, desde clásicos patrios como Los cuervos de Julio Coll,
Rey de reyes de Nicholas Ray, El valle de las espadas de Javier Setó…Su
popularidad le vino en los espacios teatrales de TVE. En los 70 se fue
a vivir a Barcelona donde se convirtió en uno de los rostros habituales de la
cartelera de la ciudad condal, incluso ya en su etapa final saboreó el éxito
como pareja artística de Joan Pera.
Ignacio F. Iquino intentó que Morán se dedicase más al cine
en los 80 y rodó dos comedias con él de protagonista: Un millón por tu historia
y Dos pillos y pico. Pero el público prefería verlo en la escena, el cine
español estaba cambiando y aunque Iquino era todo un maestro en encontrar
fórmulas comerciales, aquí no la encontró. Para volver a verlo en la pantalla
grande tuvimos que esperar a una “superproducción” catalana de Francesc
Bellmunt, Monturiol, el señor del mar donde de nuevo aparecía brevemente.
La intervención del actor en Última sesión (2012) fue gracias
a que un día su director, que entonces estaba de empleado donde Morán llevaba
el coche a lavar, se atreviera a presentarle un guion. Lo leyó en un día
y le dijo que adelante, ni siquiera cobró y dejó su casa para ensayar, según cuenta Francesc Paez: Era muy generoso (...), lo hacía todo fácil, más fácil para los demás. (...) Él tenía muchas ganas de hacer algo dramático" Su papel
era el de Mauri, un acomodador cuya vida se desvanece al cerrar el cine en el
que ha estado trabajando durante 40 años, junto a él discurren otras vidas como
las de Teresa, la mujer de la limpieza; Bruno, el proyeccionista; Carol, la
boletera que sigue enamorada en secreto de este…
Es una película sencilla hasta el extremo, el guion
no acaba de coger fuerza hasta prácticamente la mitad, cuando no está Morán
pierde, pero con esto no quiero decir que esté mal, incluso valoro
positivamente que en apenas 78 minutos se cuenten las otras historias de los
demás, aunque sean más bien pinceladas, especialmente me gusta el personaje de
Teresa y sus silencios. Es de destacar el uso que hace de la noche, casi como
una metáfora de ese mundo aparte de reloj parado que es esa sala. Desprende
cinefilia con conversación en la que él recuerda el estreno en 1953 de Los
sobornados, un cartel de Jennie en las escaleras, las hojas del guion de la
historia de la sala para que pueda ser una película…
Va caracterizado como un acomodador clásico, recuerda
cuando iban los críos y tenía que poner orden, el niño al que le dejaba colar a
cambio de una piruleta…Es incapaz de hacer frente a la nueva situación y se
emborracha, con su periquito mantiene conversaciones en las que desprende
cierto hartazgo de la vida. La emotividad del filme se va intensificando, aunque
desde una barrera algo gruesa, no provocará lágrimas, se distancia aquí del esquema de Cinema Paradiso
Rodada en el 2007, tardó hasta cinco años en estrenarse y
fue en un mes de agosto, unas semanas antes había fallecido el actor y su estreno fue concebido como un homenaje póstumo en el cine Alexandra, ya sabemos que en este país uno ha de morir para que te rindan algunos honores. Sin querer, fue la
verdadera última sesión con Paco Morán, aquí bien lejos de hacernos reír, como
si viéramos en su rostro también el reflejo de lo que serían estos últimos años donde multitud
de salas han cerrado, la pandemia ha originado un antes y un después y el cine,
tal y como lo hemos conocido, agoniza.
Échenle un vistazo si pueden, Última sesión no pasará a la
historia del cine, ni es buena ni es mala, fue un intento loable por parte de su
director de querer homenajear esas salas que llevamos dentro y que los más
jóvenes no podrán nunca recuperar porque no tuvieron la oportunidad de conocerlas.
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