29/06/2023

La comedia sexual de una noche de verano (1982)

 



Ahora que Woody Allen acaba de rodar la que probablemente sea su última película Coup de chance, miro con más entusiasmo, si cabe, su notable filmografía y ya que hemos empezado el verano me paro en La comedia sexual de una noche de verano (1982).

Pertenece este título a aquellos considerados como “menores”, en su momento la crítica la recibió mal, en el Festival de Venecia decepcionó, luego se mitigaron aquellos comentarios, pero el film no acostumbraba a se citado cuando se habla de él.

Sus enemigos siempre han dicho que se pasó la vida haciendo la misma película y no les falta algo de razón, pero el mérito estaba en conseguir que cada título se viera como diferente, con un atractivo particular para cada uno, fórmula que por otra parte utilizaba sabiamente Rohmer, nombre que no suele citarse entre las influencias del director neoyorquino, pero cuyo cine guardaba bastantes coincidencias.

La comedia sexual de una noche de verano se ambientaba a comienzos del siglo XX. Tres parejas se reúnen para pasar un fin de semana en el campo: la primera compuesta por un financiero de Wall Street (Woody Allen) que ha creado un invento para ver el más allá  y su mujer (Mary Steenburgen), que atraviesa un problema de insatisfacción sexual; un profesor de filosofía (José Ferrer) que solo cree en la razón y su joven prometida, una librepensadora (Mia Farrow); y la última, formada por un médico mujeriego (Tony Roberts) y su enfermera entendida en cuestiones de sexo (Julie Hagerty). Durante esos días alejados de la urbe saldrán recuerdos e infidelidades.

Bien, como verán, ninguna novedad aparente, pero sí que las había. Ya por empezar es la primera que Allen rodaba con Farrow, las comparaciones con Diane Keaton siempre fueron odiosas aquel año, tanto el director como ella supieron hacer frente a estas y olvidándonos de cómo acabó todo, fueron una de las grandes parejas del cine y eso se materializa en la cantidad de excelentes películas que rodaron juntos.

Por otra parte, Allen abandonaba su amado Nueva York para irse al “odiado” campo, pese a que nunca le ha gustado, conseguía toda una oda a este, bien es cierto que la formidable fotografía de Gordon Willis contribuía a ello. La luz se presentaba suave, sin un sol ardiente, más bien ya próxima al otoño. A ello le acompaña la música de Mendelssohn, aquí Allen abandonaba el jazz y entre otras utilizaba El sueño de una noche de verano basada en la obra de Shakespeare homónima más otros conciertos suyos.

En aspectos de producción era la primera que rodaba para la Orion Pictures tras no llegar a un acuerdo con la United Artists y retomaba de nuevo rodar en color ya que en las dos anteriores había utilizado el blanco y negro.

En 1982,  Allen ya estaba bastante asentado como gran director, pero aun le faltaban películas para ser considerado un clásico, cada estreno de él provocaba altas expectativas, quizá por ello esta Comedia sexual de una noche de verano decepcionara, las críticas más severas hablaban de superficialidad y gratuidad para resolver las neurosis de las tres parejas, aparte de encontrar ridículo el desenlace. Sin embargo, había unanimidad a la hora de hablar de la técnica que más tarde el director  dejaría algo de lado con su cámara en movimiento y como decía Carlos Pumares siempre incapaz de hacer por gandulería el plano/contraplano.

También se acusaba bastante de sufrir una "bergmanitis", la película estaba claramente inspirada en Sonrisas de una noche de verano de Ingmar Bergman y ésta a la vez influida por la obra de Shakespeare de El sueño de una noche de verano, de ahí la música antes citada. Cuando Allen consiguió contra todo pronóstico ser el gran triunfador en 1977 con Annie Hall, sorprendió al año siguiente con Interiores, un drama intimista trágico al estilo de los del director sueco. Luego volvió a su cauce maravillando a crítica y público con Manhattan, incluso que la gente aceptara aquel blanco y negro maravilloso, pero luego volvió a una obra personal, Recuerdos, donde remitía a otro de sus ídolos Federico Fellini y Allen hasta conseguía mofarse de sí mismo y hasta de quienes lo alababan. En su momento muchos no captaron esa ironía y esperaban que el siguiente filme volviera a ser como un Manhattan.

No fue así, y el nivel de La comedia sexual… no es el de Manhattan, pero no es ni mucho menos una película fallida, incluso estaría en mi opinión entre la lista de sus películas notables. Quizá, empezando por lo negativo, no utiliza demasiadas frases intelectuales de las suyas, opta por medirse y a la vez suaviza la acción sin por ello renunciar a sus temas. Es por ello que quien no aguante su cine y sus neuras le recomendaría que la viese ya que creo que la podrá aguantar bastante bien.

La comedia es agradable y más en estas noches de calor, al director le interesa reflejar ese ambiente bucólico, utiliza la magia de esas noches veraniegas con cierto aire melancólico para intentar creer en ese mundo que la racionalidad niega, quizá sea uno de los Allens con más fe de toda su filmografía, aunque aquí no se cita la religión salvo en una escena, más bien busca la reflexión sobre el existencialismo.

Aunque la película sea una comedia, no tiene tampoco momentos cómicos, aunque sí algunos tics, por ejemplo la aparición primera de Allen con su invento del pájaro volador y que se estrella fuera de plano nos remite a El dormilón. También utiliza la contraposición de personajes como el del profesor mientras canta y la mujer de Allen en la otra habitación intentando tener una relación sexual, algo que no consigue, aunque Allen defiende que no ha sido una guarrada porque ni siquiera se ha sacado la ropa.

 El personaje de José Ferrer sería el más interesante, una especie del Gunnar Björnstrand bergmaniano. Allen no tiene mucha piedad con él ya que sus ideas son puestas en cuarentena, algún día sería interesante recopilar todos los filósofos que han aparecido en sus películas y comprobar el tratamiento dado

Por otra parte, tenemos a un habitual en el cine de Allen, Tony Roberts que cumple a la perfección, luego sería Alan Alda quien haría este tipo de papeles, su pareja es Julie Hagerty, la protagonista de Aterriza como puedas, una de las comedias preferidas de Allen. Me gusta su actuación y me pregunto por qué no pudo hacer más comedias de calidad. Y sobre la primera aparición de Farrow, sin ser un papel para lucirse, cumple bastante bien, hay más química con él que con Mary Steenburgen, algo fría, aunque el guion está pensado así expresamente.

Les recomiendo su (re)visión y más si tuvieron en su momento algún reparo con ella, si pueden compleméntela con Sonrisas de una noche de verano y con la obra de Shakespeare, aunque sea una referencia vaga. La pueden ver en Filmin y está editada en DVD, aunque descatalogada a día de hoy.

22/06/2023

Centenario de José Luis Ozores: El fotogénico (1957)

 


Se celebra estos días el centenario de José Luis Ozores (Madrid, 18 de junio de 1923-Ib., 10 de mayo de 1968), La Filmoteca Española le dedica varias sesiones y charlas sobre él, su recuerdo sigue. Estuvo a las órdenes de directores como Neville, Bardem, Berlanga, Rafael Gil, Sáenz de Heredia, JM. Elorrieta, Rafael J. Salvia, Luis Lucia, Iquino…Quizá su papel más popular fue el de Recluta con niño (1956)bajo la dirección de Pedro L. Ramírez, uno de sus grandes valedores y del que Alfredo Landa protagonizaría un remake años después con Cateto a babor.

Así que he pensado esta semana en traer una película de él y no precisamente de las mejores ni de las más famosas, pero que sí reúne las características del personaje que caracterizaba. Se trata de El fotogénico de 1957 y dirigida por Pedro Lazaga, en ella interpreta a un pueblerino que acude a Madrid para presentarse a un concurso en el que buscan caras nuevas en el cine, de paso aprovechará para conocer a su idolatrada estrella, Carmen Reyes.

El argumento es de lo más previsible, funciona gracias a él que resuelve perfectamente toda una serie de equívocos que se dan y que provocarán si no una carcajada, por lo menos una sonrisa. En aquellos años Lazaga iba abandonando sus intentos de ser director/autor, pero su habilidad detrás de las cámaras no pasaba desapercibida y sus trabajos se multiplicaban, con la productora Hispamex firmó un contrato para tres películas: Roberto, el diablo (1956), adaptación de la historia de Antonio Guzmán Merino, y dos con José Luis Ozores: El aprendiz de malo (1957) y la que traemos hoy.

La película cuenta con Lolita Sevilla de protagonista, un intento de afianzarla en el cine y en papeles de comedia, pero no cuajó. Aquí intercala varias canciones, pero sus dotes como actriz quedaron olvidadas posteriormente, solo rodó después Lo que cuesta vivir (1958) y Habanera del mismo año. A lo largo de la película ofrece un papel algo antipático y distante, hay que decir a su favor que lo exigía el guion, en los momentos en que ofrece más dulzura, esta queda algo artificial, fue una de las posibles causas por las que El fotogénico no tuvo la popularidad de otras películas del actor.

Lazaga ya apuntaba varias de sus constantes posteriores, la imagen estereotipada del pueblerino llegando a la estación de Atocha y perdiéndose anticipaba a la de Martínez Soria en La ciudad no es para mí. Por otra parte, su cinefilia y conocimiento de todas sus dotes le lleva a rodar una de las mejores escenas del filme, aquella en que él observa una foto de la cantante que cobra vida y empieza a cantar en un decorado que el más cinéfilo reconocerá un homenaje a Cantando bajo la lluvia.

En el reparto encontramos a Antonio Ozores como representante de Lolita Sevilla, aquí ya exhibía, aunque no tan acusadamente como después, sus juegos con el lenguaje y aprovechar su físico para explotar al máximo su comicidad. También tenemos a José Luis López Vázquez como recepcionista del hotel en uno de esos papeles para llamar la atención con su sobreactuación buscada y que le irían dando paso al protagonismo en breve.

El fotogénico es una película con humor blanco, no esperen una gran comedia, entre otras cosas porque el guion firmado por José Manuel Iglesias (que escribió bastantes para el lucimiento de Marujita Díaz) no lo pretendía. Pero sí puede servir para ver a José Luis Ozores en todo su esplendor, un personaje que combinaba hilaridad y sensibilidad a la vez, yendo lejos hasta podríamos compararlo con el Bourvil francés con esa bonhomía compuesta por una ingenuidad ambigua o el Peter Sellers de El guateque por ser de esas personas que, como le pasaba a Michael Crawford en aquella serie de la BBC, había nacido estrellado.

José Luis Ozores era magnífico y su carrera seguro que hubiese tenido grandes actuaciones de no ser porque la enfermedad se cruzó en ella, una esclerosis múltiple comenzó a deteriorarle a finales de los 50, aunque él intentaba trabajar todo lo que pudiera. Postrado en una silla de ruedas declaraba que sus libros de cabecera eran La Biblia y Tres hombres en una barca de Jerome K. Jerome. El cariño de los espectadores se hizo patente en un programa de la Cadena Ser llamado "Ustedes son formidables" en el que se recaudó dinero para el actor que vivía con ciertas carencias al reducírsele los papeles.

En 1965, Joaquín Calvo Sotelo escribió expresamente una obra para él llamada El poder en que encarnaba postrado en la silla de ruedas al Príncipe Bruno conspirando y tramando para hacerse con el poder y que fue dirigida por Adolfo Marsillach. En cine se despidió dos años antes de su muerte con Hoy como ayer, una de las comedias más extravagantes de la época y de lo mejor del director Mariano Ozores 

 

 

 

14/06/2023

El jardín de los Finzi-Contini (1970). Un secundario homenaje a Helmut Berger

 


Hace unas semanas fallecía Helmut Berger, aproveché el repaso por su filmografía para visionar de nuevo El jardín de los Finzi-Contini (1971) de De Sica, aquí no es protagonista (sin embargo, en los carteles aparecía el primero), aunque su personaje es de los mejores que confeccionó y dotado de una gran sensibilidad y amargura, rasgos que estarían bien presentes en su vida. La carrera del actor estuvo más llena de sombras que de luces y prácticamente su filmografía dejó de ser interesante en los 80, sin embargo sus comienzos le mitificaron por ciertos papeles algo osados como el de La caída de los dioses, esto unido a su juventud y su físico le convirtieron en todo un ídolo cinematográfico, compartió vida con Visconti y la muerte del director le llevó a una grave depresión y a un intento de suicidio.

Helmut Berger y Dominique Sanda

Su carrera necesitaba moderación por esas fechas y la oportunidad de rodar con De Sica suponía un buen bálsamo, aquí encarnaba a Alberto Finzi Contini, personaje complejo y ambiguo dentro de esa familia, no siente ilusión por la vida y desde que lo vemos ya sentimos fragilidad en él. Podía haber encarnado perfectamente al protagonista Giorgio interpretado por el también recientemente fallecido Lino Capolicchio, aunque el director prefirió una cara menos conocida para este papel.


El jardín de los Finzi-Contini es de las últimas grandes realizaciones de él, para muchos su broche final, luego vendrían ¿Y cuándo llegará Andrés? (1972), Amargo despertar (1973) y El viaje (1974), excepto la última, las otras dos no hay manera de poder verlas como ocurre con otras suyas. Il gardino dei Finzi Contini la puedo visionar gracias a un DVD algo chapucero no prensado y con los subtítulos con faltas y que se quedan fijos, aunque ya se haya acabado la frase. Tal edición era de Regia Films y Sogemedia y ya tendrá sus años, a favor está que es anamórfica y la imagen es bastante presentable, también salió después en Blu-Ray, pero ignoro cómo es la edición. No la he visto en plataformas ni programada...

De Sica se llevó su cuarto Oscar con ella, tras los honoríficos con El limpiabotas y El ladrón de bicicletas y el de mejor película de habla no inglesa con Ayer, hoy y mañana. El premio le vino como agua de mayo, por aquel entonces sus películas eran cuestionadas por la crítica que ya no le veía con los ojos de antaño. Se le reprochaba haberse apuntado a un cine comercial y dejar de lado el neorrealismo, lo cierto es que el director tenía bastantes problemas para financiar sus obras y se veía obligado a ir por la senda de lo que le diera seguridad en taquilla. Con su tono irónico, cínico y a la vez caballeroso decía que antaño aceptaba hacer de galán en muchas películas para conseguir el dinero que necesitaba, pero que a su edad solo podía hacer de abuelo y, claro está, apenas había de estos papeles.

El jardín de los Finzi-Contini adaptaba una novela de Giorgio Bassani del año 1962, ambientada en la ciudad de Ferrara, cuando la comunidad judía vivía amenazada por el antisemitismo del gobierno fascista, la familia de los Finzi-Contini vivía apartada en una lujosa villa, envuelta en un jardín majestuoso. Alberto y su hermana Micòl, los hijos de la familia invitaban a algunos amigos a su casa, después de que a muchos de ellos los hubiesen expulsado del club de tenis de la ciudad.  Uno de estos, Giorgio (con bastantes rasgos autobiográficos con el autor) se enamora de la hija. El novelista llevó a los tribunales al director por haber modificado algunos rasgos, algo por otra parte normal y habitual, al final la solución fue que saliera un subtítulo de “libremente inspirada”.


Tal y como sucedía en Los girasoles, De Sica ofrecía una dirección intimista, ponderada, resaltando la belleza de los valores pictóricos y una buena armonía entre sus elementos. Volvíamos a ver bicicletas, esta vez llevadas por jóvenes vestidos de blanco con la cámara enfocando múltiples planos de ellos entre árboles centenarios y una luz solar bella, a la vez que triste, presagiando su destino. Todo esto va acompañado de una música de Manuel de Sica bastante lírica y que refuerza el estado de ánimo de sus protagonistas. El director se mostraba satisfecho con su trabajo: "Ese estilo a media voz, sin violencia, sin escenas fuertes, ese drama silencioso que aumenta lentamente hacen prever el drama final. Cuando termina el filme, la tragedia empieza"


A él le interesaba especialmente reflejar la historia romántica y el destino truncado de todos ellos más que un filme político de denuncia. Por una parte, tenemos el afecto apasionado de Micol (Dominique Sanda) por su hermano (Berger), el de este por su compañero Malnate (encarnado por un joven Fabio Testi), el amor de Giorgio por Micol y los celos de esta por Malnate. Los recuerdos están presentes desde el principio, se utilizan diversos flashbacks con los protagonistas más jóvenes, o se recurre al tema musical o a según que objetos evocadores. El auge por entonces de directores como Elio Petri, Francesco Rosi o Bernardo Bertolucci llevaba a comparaciones odiosas e injustas. En "La Vanguardia" del 10-2-74 el crítico A. Martínez Tomás reprochaba que De Sica no hubiese tratado el tema con más ímpetu y tensión denunciando la situación.

Otro aspecto negativo, aunque criticado con posterioridad, era el uso del zoom, por entonces de moda, algo que también sucede en las películas de Visconti a partir de finales de los 60. Pero sería injusto reprochar la película por esta cuestión, por otra parte tenemos un uso frecuente de primerísimos planos, el cual se agradece, y que permite penetrar en el interior de ellos de forma más directa. De Sica también muestra cierta preocupación por la reconstrucción de la época, todo está muy cuidado, desde los trajes, los objetos, el maquillaje, la decoración…

Mención aparte merece la fotografía siempre esplendida de Ennio Guarnieri, los planos en que vemos las calles vacías de Ferrara estremecen. 

Sirva de homenaje, pues, esta película a Helmut Berger, aunque aquí de secundario, pero demostrando que era un magnífico actor si hubiese tenido directores como De Sica

08/06/2023

La Celestina (1969) adaptada por César Fernández Ardavín

 



Tres jueves hay que relucen más que el sol: Jueves Santo, La ascención y  El Corpus. Ustedes me dirán por qué lo digo, porque hoy es jueves de Corpus y en la película que toca, vemos la procesión en Toledo. Pero de esos tres jueves incluso se han perdido todos en alguna autonomía, al igual que una buena copia de este filme.

La Celestina de César Fernández Ardavín no se puede visionar bien de momento, lo más triste y paradójico  es que en cuanto copia buena, de haberla, hayla...  Fue emitida por TVE en el espacio de "Historia de nuestro cine" hace relativamente poco, pero actualmente no la veo en ninguna plataforma... Si quieren, en Youtube está colgada con muy poca resolución. 

 En su momento fue un espectacular éxito de taquilla, nada menos que 2.845.300 espectadores, excelente año para el cine español que también barrió con La residencia de Narciso Ibáñez Serrador. Se dice que una de las causas fue que Elisa Ramírez mostraba el primer seno desnudo en una pantalla española, la coartada culturalista burlaba la censura de entonces. Sin embargo, resulta injusto, como suele pasar, reducir su fama y éxito a eso.

Su director había ya mostrado sus buenas dotes con su versión de tan grato recuerdo de El lazarillo de Tormes (1959) que ganó el Oso de oro del Festival de Berlín contra todo pronóstico, ya anteriormente había rodado títulos interesantes como el policíaco ¿Crimen imposible? (1954) (en la que utilizó aquel tema de Charles Williams que Billy Wilder popularizaría en El apartamento) o el guion de La gata (1956) que dirigió Margarita Alexandre con Rafael María Torrecilla. En 1962 rueda la que quizá sea su mejor película con permiso del Lazarillo, Cerca de las estrellas, película que merece ser reivindicada. Sin embargo, no conseguía el favor de la taquilla y tuvo que esperar esta adaptación de la obra de Fernando de Rojas para reencontrarse con ella.

Para preparar La celestina contó con el soporte del filólogo Manuel Criado de Val, se mantuvo el estilo en el diálogo, cada uno hablaba a su manera según el estrato social. Para respetar aun más sus orígenes se dividió toda en actos, aunque no fueran los mismos que en la novela.

Uno de los aspectos que más llama la atención es la acción del lugar que en la novela no se detallaba, aquí Ardavín se decantó por Toledo, el director declaraba que la ciudad de las tres culturas era la más adecuada para una pasión tan escondida y que la condición de converso de Calixto era lo que llevaba al secretismo de sus amores y dificultaba el matrimonio. Sin embargo, la reducción de presupuesto provocó que tuviera que diseñar los interiores en el estudio, el mismo Ardavín fue estilista aquí.

A pesar de que su trabajo era tan alabado como menospreciado, leyendo las críticas podemos encontrar desde que es una de las obras más "kitsch" del cine español o que es justo lo contrario. Respecto a este tema y a nivel personal, confieso que la primera vez que la vi estaría de acuerdo con los primeros, pero luego y al conocer más a fondo a su director me desligo totalmente de lo que pensaba.

Amelia de la Torre. Fuente: RTVE

Hay un gran esfuerzo para estudiar todos los detalles: el vestuario, los muebles, las paredes…se atemperan y conjuntan con un juego de coloridos, luces y sombras que si nos fijamos bien es de una gran maestría por parte de su fotógrafo Pérez Cubero. Ayuda bastante a penetrar en el intimismo de sus protagonistas, en sus pensamientos, sentimientos o reacciones. Y a todo esto, claro está, la acertada elección del reparto: Amelia de la Torre es la alcahueta y probablemente este sea el papel de su vida en cine, ella era de teatro más bien, pero sabía bien diferenciar las características de cada uno. Su sobriedad, gesto medido, dramatismo y entonación inminente o desgarradora deberían servir de modelo para futuras actrices.

Como Calixto teníamos a Julián Mateos, el cual resultaba algo más mayor que en la obra sin que por ello renunciara a una muy buena interpretación ardorosa, exaltada y totalmente de loco enamorado. En el rol de Melibea se contó, como hemos citado antes, a Elisa Ramírez cuya actuación se identificó bastante con su personaje.

Volvamos a fijarnos en los interiores, apreciaremos cuadros de pintura italiana y española, de Berruguete especialmente. Más de un plano nos evocará a Fra Angelico o a Brueghel. Este estilo se comparó con el llevado a cabo por Laurence Olivier en Enrique V, pero probablemente el éxito que estaba teniendo Romeo y Julieta de Zeffirelli le llevó a utilizar una banda sonora con instrumentos de la época y aprovechar al máximo cualquier efecto sonoro, desde una campana hasta el canto litúrgico.

Fuente: Celestinavisual.org

La intención era la de ser fiel a la obra, ello no quita que el director se tomara ciertas licencias en cuanto el desarrollo de las escenas, por otra parte, algo inevitable cuando una obra se adapta para el lenguaje cinematográfico tal y como hemos visto en otras ocasiones en este blog. De todas maneras, nada que ver con los intentos de modernización de la versión de Gerardo Vera. En fin, les dejo el enlace de Youtube ahí sin saber si cuando ustedes lean el articulo seguirá estando...


01/06/2023

El secreto de los incas (1954). Las raíces de Indiana Jones

 



Ya que en este mes se estrena la quinta y esperada entrega de Indiana Jones, no está de más recuperar películas en las que se inspiraran Lucas y Spielberg para la confección de su personaje, una de las más llamativas es El secreto de los incas de 1954 dirigida por Jerry Hooper y con Charlton Heston de protagonista que interpreta a Harry Steele, un aventurero que quiere llegar a la ciudad legendaria de Machu Picchu para hallar un tesoro.

Se trata de un filme de aquellos que se suelen agrupar como de “serie B” en un sentido más bien peyorativo, probablemente la abundancia de este tipo de producciones provocó la subvaloración de muchos de ellos. Era un cine popular, muchos rellenaban las tardes de los cines de barrio y posteriormente se programaban con frecuencia en las tardes del fin de semana de las televisiones. Mucha gente las conserva en la memoria y con grato recuerdo, la aparente sencillez y sus pocas pretensiones proporcionaban una fácil aceptación.

Cuando Spielberg rueda En busca del arca perdida cuenta con un gran presupuesto, un guion muy elaborado, abundancia de efectos especiales y amplias pretensiones artísticas y comerciales, no sería correcto, obviamente, decir que son dos películas comparables. Sin embargo, George Lucas cuando construye el personaje bebe de todas estas producciones, a ello se suma la estética “cómic”, la cultura pop, los "Pulp magazines" de los 30 como "Doc Savage" y no tanto tener referentes literarios como pasaba con el gran cine de aventuras de los 40 y 50. A ello se suma la conjunción del lenguaje cinematográfico con el del videojuego.


El vestuario de Indiana lo dibuja Jim Steranko, dibujante de cómics como "Nick Furia" con la premisa por parte de Lucas que se pareciera al Humphrey Bogart de El tesoro de Sierra Madre,  pero el modelo acabó siendo claramente  el personaje de Charlton Heston, o sea una chaqueta de cuero marrón, sombrero de fieltro y pantalones color canela. Cabe apuntar que ya el actor había utilizado una ropa parecida en El mayor espectáculo del mundo, película recientemente homenajeada por Spielberg en Los Fabelman. No es solo este el detalle con el que coinciden, sino la escena final de El secreto de los incas (spoiler) cuando él entra en el templo y halla por los rayos el lugar del disco de oro, algo parecido ocurría en En busca del arca perdida cuando Indy encontraba el arca gracias a un rayo de luz.

Spielberg y Lucas consiguieron en su momento romper la taquilla con su fórmula, pero es injusto decir que solo pensaban en los más jóvenes, precisamente estas reminiscencias consiguieron que público de todas las edades llenasen los cines y que la industria siguiera. De Indiana salieron otras réplicas, algunas de considerable calidad como aquellas de Tras el corazón verde o La joya del Nilo, también el director olvidado J Lee Thompson rodó una nueva versión de Las minas del rey Salomón con la misma estética   o incluso conseguir que Chuck Norris fuera un aventurero en El templo del oro. El cine italiano que ya estaba en crisis se dedicaba en los 80 a copiar las películas estadounidenses de éxito, acuérdense de aquella saga interminable de Karate Kimura, Bud Spencer intentando entrenar a otro Rocky en Bombardero y curiosamente para copiar a Indiana Jones recurrieron también a la película interpretada por Heston y rodaron El secreto del imperio de los Incas.

Volviendo a la película de Hooper, este fue un director artesano de la Paramount especialmente, había trabajado con Heston en El triunfo de Buffalo Bill (1952) o La guerra privada del Mayor Benson (1955). La primera era otro western B al que el actor le daba energía y en la segunda conseguía que cambiase de registro y lo viéramos en una comedia, género poco frecuentado por él. En este 2023 que estamos en el año de su centenario reivindico totalmente su figura, bastante eclipsada mediáticamente por su papel en la "Asociación Nacional de Rifle" estadounidense, pero que olvidan el papel del actor en la defensa de la raza negra y la ayuda que prestó a directores sin presupuesto como Sam Peckinpah en Mayor Dundee o Orson Welles en Sed de mal.

Heston concibe el personaje de Harry Steele de una manera muy interesante, el guion nos omite su pasado, tenemos que pensar que es un aventurero bien dotado culturalmente, pero con escasos medios económicos para poder conseguir sus metas y que tiene que hacer de guía. Se podría caer en la fácil tentación de decir que es machista, de hecho hay algunos momentos que así nos lo harán parecer, pero a la vez es comprensible y atento interiormente a los problemas de ella. Crea un personaje frío expresamente, se aleja del prototipo de aventurero romántico de otras compañías como podría ser el Errol Flynn de la Warner, el Tyrone Power de la Fox o el Stewart Granger de la Metro. Seguramente estamos ante un perdedor, su personaje está más cerca de Hemingway.

Curiosamente, la protagonista también se aleja del estereotipo de estas producciones, a excepción del habitual toque anticomunista, ella ha huido de Rumanía y busca entrar en los EEUU… Compone otro personaje algo distante que no empatiza, pero no por una mala actuación, sino porque así se ha pretendido. La actriz era la francesa Nicole Maurey con una filmografía también sorpresiva en la que llegó a trabajar ni más ni menos que con Robert Bresson que rechazaba a los actores profesionales, la dirigió en Diario de un cura rural. Su carrera posterior en Hollywood fue bastante irregular.

Y entre los secundarios el mítico Thomas Mitchell, aquí de villano y cumpliendo. Por otra parte, tenemos a Robert Young como el arqueólogo Stanley Moorehead, personaje plano en contra de aquel Donovan como rival de Indiana. La que logra empatizar y esta vez requiriéndolo el guion es Yma Sumac y las canciones que va interpretando. Afirmaba ser descendiente de los emperadores incas, ya que el apellido de soltera de su madre, Atahualpa, era el mismo que el del último gobernante inca. Sumac acostumbraba a vestir túnicas coloridas con oro y plata para transmitir la imagen de una princesa. Controversias posteriores negaban esto y que todo se debía a montajes comerciales, pero aquí que somos fordianos, siempre nos quedaremos con la leyenda. Fue homenajeada por los Coen en El Gran Lebowski utilizando varios de los temas que interpretaba.

Otra característica que la convierte en una película recomendable es que sabe dosificar su presupuesto modesto, hay dos partes bien diferenciadas, una primera que nos recuerda más al cine negro, escenas de tono oscuro entre Heston y Thomas Mitchell con una mesa de billar de por medio y otra segunda ya entrada la mitad del metraje más vistosa en cuanto el color y los paisajes, uno de sus atractivos radica también en los atuendos de los descendientes de los incas, no en vano ahí está el trabajo de Edith Head. La historia del film fue escrita por Sidney Bohm capaz de elaborar producciones modestas como Cuando los mundos chocan, El salvaje (también con Heston), o irse al cine negro como con Los sobornados o Sábado trágico. Otro guionista fue Ronald MacDougall, otro todoterreno que tenía en su haber Objetivo Birmania, Cuando ruge la marabunta (otra con Heston) o la mítica Cleopatra de Mankiewicz.

Acabando ya el artículo, no puedo dejar de sentir cierta nostalgia hacia este tipo de cine tantas veces calificado de ingenuo, pero con un atractivo innegable y bien cuidado en todos los aspectos. Seguramente a los más forofos del cine de Spielberg y Lucas les sabrá a poco, pero es necesario conocer las raíces de su cine. Por desgracia, El secreto de los incas no es fácil de ver en una copia decente, salió editada en DVD en España en una colección diseñada por el Corte Inglés con el nombre de CineClub y editada por Paycom Multimedia, la cual ya será difícil hallar. Esta presentaba una imagen mejorable, algo distorsionada (parecía que Heston había engordado para el papel...) seguramente debido a que era la copia televisiva, aunque por lo menos la imagen no era borrosa. No suele estar programada en las distintas televisiones, ni tampoco aparece en plataformas, si van por Youtube posiblemente la encuentren... En EEUU he visto que hay editados dos Blu-Ray, que aunque mejoran la imagen, tampoco le hacen la suficiente justicia... 

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...