El sur (1983) inacabado de Víctor Erice
La última y maravillosa película de Víctor Erice aparte de
traer serenidad al cine actual tan necesitado de esta, también ha despertado la
curiosidad de varias generaciones que no les sonaba para nada su nombre. La
última película suya databa de 1992, han pasado nada menos que 31 años para
poder ver una nueva obra suya en pantalla grande. La crítica no ha reaccionado
de manera tan uniforme como en aquellas únicas tres obras que nos brindó. Esta
vez ha habido de todo, desde decir que es una obra maestra o un sopor
inaguantable, pero lo que llamaba la atención en alguna era cierta
desmitificación de su figura al exponer que más bien solo había realizado una
película de verdad, su ópera prima El espíritu de la colmena, ya que El sur era una obra
inacabada y El sol del membrillo un documental.
El estreno de Cerrar los ojos ha traído consigo la
reposición de sus dos primeras películas en algunas ciudades, no así de El sol
del membrillo que a pesar de contar con una nueva copia digital en 4K realizada
por la Filmoteca de Catalunya en el 2017, no podemos disfrutar de ella comprando
el Blu-Ray o DVD correspondiente o viéndola por televisión, misterios sin
resolver y por desgracia habituales ya… Mientras hacía cola en el cine (sí, he
escrito bien…) me comentaba una persona que había visto por primera vez El sur
y que se había aburrido “porque era muy lenta”, me lo repitió más de una vez, le
dije que estaba inacabada y si tenía conocimiento de ello, la respuesta fue
negativa, me reiteró que esperaba que esta fuera más divertida porque estaba
rodada en Granada…Me vinieron a la cabeza unas palabras del propio Erice en las
que comentaba que las películas una vez realizadas ya no son del director, sino
de la gente.
El sur es de 1983, 10 años después de su ópera prima, el director admitía no saber contestar a la eterna pregunta de tal tardanza: “He hecho El sur forzándome a mí mismo, un poco para poder comprender por qué he tardado diez años en hacer una segunda película” (Presència, mayo 1983). Su vuelta al cine por desgracia fue frustrante ya que es una película tal como él decía “inacabada como relato cinematográfico”, aunque tuviera la crítica a su favor.
Ángel Fernández Santos con el que escribió el guion de El espíritu de la colmena y que estuvo un tiempo también trabajando en este, contaba lo siguiente: “la historia que Erice manejaba, era el resultado del encuentro de otras dos. Una, que transcurría en una ciudad castellana, procedía de un relato ideado por Adelaida García Morales, su mujer. La otra era de cosecha propia de Erice, parte de una saga familiar andaluza en la que años antes había trabajado. El encuentro entre las dos historias se había producido de una manera natural y creaba algunas dificultades de síntesis, pero no insalvables. Erice la salvó durante el pasado verano y el guion quedó terminado a finales de julio (…) hoy supe después por los periódicos que el rodaje se había interrumpido semanas antes de lo previsto, dejándose sin filmar la parte específicamente sureña del relato (…) (El País, 9-V-83). Así pues, un guion que estaba en torno a las 1000 páginas se redujo a unas 500.
La decisión de tal supresión fue del productor Elías
Querejeta que le había financiado su primera obra, a lo largo de los años
eludió el tema cuando se le preguntaba: “El sur es un filme acabado que hay que
contemplar tal como es. Si el rodaje se suspendió o no, es algo marginal a la
propia existencia del filme” (El Periódico, 28-V-83). Erice tampoco fue muy
proclive a hablar del tema: “El rodaje fue detenido, en definitiva, yo lo he
aceptado, esto, aunque no me pueda solidarizar con todas y cada una de las
secuencias que el hecho comporta, a pesar de comprender algunos de los motivos
(…). Yo soy consciente que el cine es un proceso industrial y lo asumo con
todas las consecuencias (…) lucharé, si puedo, para completar esta historia (…).
En cuanto los motivos que el rodaje no continuara, no quisiera entrar, no
quiero polemizar ya que el productor no está presente aquí y respeto
absolutamente su opinión.”
La relación entre los dos se enfrió, eran amigos, pero
siguieron respetándose, quizá porque cada uno sabía de sobras cómo funciona el
cine, sin Querejeta no hubiera habido El espíritu de la colmena y tal vez ni
estaría hablando hoy de Erice porque lo mismo ni hubiera podido rodar nada. Cuando la
productora dio la orden de la suspensión, todo el equipo estaba ya preparado
para partir hacia Carmona (Sevilla). El director sabía hasta la hora del tren, y
los actores, entre los que se encontraba Fernando Fernán Gómez, estaban todos
contratados. Tanto director como productor hicieron público un documento
firmado por ambos, donde se hablaba de la suspensión del rodaje, pero en el que
se consideraba también la posibilidad de reanudar la película hasta completar
el proyecto original.
Sin embargo, se produjo otro hecho que no gustó a Erice, Querejeta
quiso llevarla al Festival de Cannes y el montaje se tuvo que apresurar, Erice
comentaba que no era partidario de llevarla: “hemos tenido que acabar la película demasiado
rápido, acelerar las mezclas de sonido. De aquí que el trabajo de la música no
haya sido tan cuidado como hubiese deseado” Su pase por Cannes no fue del todo
afortunado como se preveía, ya que se proyectó en la jornada postrera y pasó
casi desapercibido. Al día siguiente se estrenó en Madrid con gran entusiasmo
de la crítica, sin apenas objeciones a por qué no se había acabado. Un total de
437.581 espectadores la vieron durante los meses que estuvo en cartel, una
cifra algo anodina e inferior a los 534.362 de El espíritu de la colmena.
Desde entonces, en cada visionado de El sur, para los que sabíamos los entresijos de la producción, nos imaginábamos qué hubiera podido ser, en algunos programas como Qué grande es el cine en 1996, Juan Cobos y Miguel Marías que habían conversado con Erice de esa parte no rodada, hablaban de un gran festival de colorido, del personaje aventurero que encarnaría Fernán-Gómez y un tono que probablemente incluso hiciera cambiar la imagen de Erice de director frío, casi nórdico. Se remarcaba que el director no quería hablar del tema y eso lo dijo con la condición de tener el magnetofón cerrado.(Pueden verlo en el siguiente vídeo al final del párrafo, a partir del minuto 43:22, se desvelan partes de la película por si no la han visto).
Quedan muchas preguntas ya sin respuesta y varias contradicciones, como que Erice ya sabía que no habría continuación cuando montó la película. Y cuando uno ve El sur ha de verla por lo que hay, tal como decía Querejeta: “Ni una película ni un poema han de medirse por lo que sucedió durante la creación”.
En todo caso, ese qué pudo ser ya casi forma parte de la
mitología de El sur, incluso viendo Cerrar los ojos uno se puede preguntar si
ahí había algo del guion frustrado, como lo hay de El embrujo de Shanghai que no pudo realizar con el guion hecho. La historia del cine está llena de finales
cambiados o montajes alterados (piensen en Orson Welles con El cuarto
mandamiento, Sam Peckinpah con Mayor Dundee, Billy Wilder con La vida privada
de Sherlock Holmes…), así que imaginémonos, si acaso, en palabras de Erice ese
final “con acento romántico en su búsqueda incesante, siempre hacia el sur,
cada vez hacia el sur, hacia los misteriosos y sabios Mares del Sur de Robert
Louis Stevenson”
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