Centenario de Charlton Heston: Pasión bajo la niebla (1952)

 


Un 4 de octubre de 1923 nacía en Evanston (Illinois) John Charles Carter, bautizado por el séptimo arte como Charlton Heston. Probablemente sea uno de los actores más carismáticos de la historia cuya fama y filmografía fue y sigue siendo compartida por varias generaciones. En los últimos años de su vida se le criticó su pertinencia a la "Asociación del Rifle", la cual llegó a presidir. Cierta crítica cinematográfica lo marginó (prueba de ello es que apenas hemos podido revisar en las dos filmotecas más importantes de España una de sus películas para tal efeméride, esperemos que programen algo en los próximos meses…). Cierta amnesia “voluntaria” de algunos olvida su lucha contra el “apartheid” o su apoyo a directores sin medios para que pudieran acabar sus obras, casos de Orson Welles (Sed de Mal) o Sam Peckinpah (Mayor Dundee)


Precisamente, muchas de las películas del actor convendría verlas en pantalla grande, imagínense Los diez mandamientos, Ben-Hur, El Cid, 55 días en Pekín, El señor de la guerra, El planeta de los simios… Alejándonos de las Filmotecas, una de ellas ya hizo la misma jugada cuando la gran Olivia de Havilland cumplió los cien y encima estaba viva, sí que el actor ha tenido reconocimiento a través de libros (El universo de Charlton Heston de Notorius Ediciones o Charlton Heston, un héroe para la eternidad de Fernando Alonso Barahona y Juanma de la Poza. Por la red en el portal Decine21 se votó cuál era la mejor de él. La elegida fue Sed de mal, seguida muy de cerca por El planeta de los simios y Ben-Hur.  

Al no ser muy amante de las votaciones, ni de establecer un “top ten”, he pensado en recurrir a alguno de sus filmes no tan famosos, pero a la misma altura. Pensé en El señor de la guerra, El más valiente entre mil, Cuando el destino nos alcance…Pero al final, opté por Ruby Gentry, aquí titulada vulgarmente como Pasión bajo la niebla de King Vidor. Es del año 1952, el mismo en que el actor consiguió su primer y sonado éxito gracias a Cecil B-DeMille y su esplendida El mayor espectáculo del mundo. El actor se iba afianzado en la taquilla gracias a westerns o películas de aventuras de serie B para la Paramount como Hoguera de odios o El secreto de los incas, pero le faltaban papeles en que pudiera desarrollar más su talento y tal oportunidad no la desaprovechó.


Pasión bajo la niebla está ambientada en Carolina del Norte, ahí Ruby (Jennifer Jones) interpreta a una joven campesina de fuerte temperamento, la cual está enamorada de Tackman (Charlton Heston), un hombre que se va a casar con la hija de un rico hacendado. Por despecho, se casa con Gentry (Karl Malden), el hombre más poderoso de la comarca. Pero el matrimonio no será bien visto. El argumento bien podría ser tildado de folletín si no fuera por el oficio del director, que siempre le encantó mostrar al individuo frente a la sociedad, en este caso centrada en la figura femenina y la marginación que sufre. Más de un crítico la comparó con su anterior Duelo al sol, casi como una especie de borrador sin tener la producción de Selznick incordiando, aunque eso es relativo ya que al tener a su esposa también aquí, debió aguantar algún que otro “consejo”.

La sensualidad que despliega el filme no sería la misma sin Heston, el cual borda un personaje con garra, pasional y frío a la vez, desborda un erotismo que luego recuperaría en Cuando ruge la marabunta. Es de sus mejores actuaciones, y paradójicamente no suele nombrarse en estos cánones que tanto gustan hoy en día, claro que tampoco aparece entre las más famosas de Vidor o de Jennifer Jones (el propio actor recordaba en sus memorias que ella jamás se maquilló en esta película). Son de esos magníficos filmes que quizá por ciertas temáticas no tuvieron en su día la distribución adecuada y que a los cinéfilos nos toca reivindicar. En nuestro país fue censurada, incluso había un título propuesto: La indómita. Pero los censores pensarían que sería algo peligrosa para ciertas almas y se tuvo que esperar una década, los carteles de la época la promocionaban así: “Jamás la pantalla ofreció una historia tan violenta como la de Ruby Gentry, una mujer tan peligrosa, destructora y mortal como el mismo amor”

Sabedor Vidor del escaso presupuesto que tenía, supo rodearse bien, para el guion contó con Silvia Richards, colaboradora de Fritz Lang en Secreto tras la puerta o Encubridora, la fotografía recayó en Russell Harlan, habitual de Howard Hawks que cuenta en su haber grandes trabajos como el que hizo con Minnelli en El loco del pelo rojo o con Wilder en Testigo de cargo y para la dirección artística contó con Charles D. Hall, el cual trabajó con Chaplin en Luces de la ciudad o Tiempos modernos.

La precisión de los encuadres, el ritmo de cada fotograma, la ambientación cuidada y ese clímax final convierten lo que podía haber sido un culebrón más en una película extraordinaria no ya solo con la lucha de Ruby contra su amor, sino también en una visión de la tierra y de la feminidad alejada de la imagen tópica maternal, estamos ante una mujer de bajo estrato social con pasiones de clase alta en una Carolina del Sur clasista y llena de fanatismo religioso, este último presente casi desde el principio hasta el final.

Aunque la película ha tenido copias muy malas en DVD y en pases televisivos, hay una en Filmin bastante notable y me reafirmo en que creo que merece este título estar en el canon de las mejores de Charlton Heston.

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