Cervantes (Vincent Sherman, 1967)
Hoy toca una de esas superproducciones olvidadas de las cuales apenas hay información y que la mayoría de cinéfilos ni habla, se trata de Cervantes del año 1967 dirigida por Vincent Sherman y con capital francés, italiano y español, además del norteamericano (ahí estrenada como The Young Rebel). La película trataba sobre la vida del insigne escritor, pero en su etapa de juventud y con especial atención a su participación en la batalla de Lepanto y su cautiverio en Argel.
En la publicidad de esta se nos
dice que está considerada la mejor novela sobre nuestro más célebre escritor,
pero curiosamente no se nos dice nada que fue la base de la película que hoy
comento. El proyecto de llevarla a la gran pantalla nació ya en 1964 e incluso
parece que el propio King Vidor estaba interesado y llegó a escribir bastante
sobre esta y a documentarse tras el rodaje de Salomón y la reina de Saba en
España, pero sin saber los motivos se desvinculó. Se habló en la prensa de que
Alain Delon la iba a protagonizar y estaría acompañado de Ava Gardner y de Yul
Brinner, pero nada de nada.
Cuando se encuentra la financiación que tal tipo de película requería, se contrata a Enrique Llovet para que adaptara la citada novela, él que era dramaturgo, teórico del teatro, escritor, guionista, periodista, crítico y diplomático tenía bastante experiencia en este tipo de producciones ya que había sido mano derecha de Samuel Bronston en varias de sus creaciones. En la parte francesa se contó con el escritor y artista Max Morise. Cabe apuntar que en la parte española se fundó incluso una productora llamada Prisma, la cual desapareció después de acabarse el rodaje.
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Vincent Sherman |
En la versión francesa, la cual se tituló Les aventures extraordinaires de Cervantes aparece
incluso firmando con la fórmula de “un film de”, reivindicando su carácter de
autor, aunque la realización la compaginó con Isidoro M. Ferry, famoso nadador
antes que cineasta y que se retiraría al año siguiente con Cruzada en la mar,
su título más ambicioso. Otros operadores españoles como Julio Sempere o
Ricardo Huertas completaban el trabajo. El resto del equipo técnico estaba bien
cuidado, el vestuario de Luis Argüello (que había trabajado en aquella olvidada
e interesante Dulcinea (1953) de Vicente Escrivá), la fotografía panorámica de Edmond Richard
(colaborador con Buñuel o Welles) y sobre todo un diseño de producción a cargo
del gran Enrique Alarcón. Hay detalles que pueden pasar desapercibidos y más hoy en
día como cuando se rueda la batalla de Lepanto comandada por Don Juan de Austria
y vemos un Cristo inclinado, tal figura hace referencia a la que se venera en
la Catedral de Barcelona y que la leyenda dice que se movió para esquivar una
bomba y otra apunta que cubrió un agujero en la bodega y evitar que el barco se
hundiera.
Sin embargo, se descuidó el reparto que acabó siendo un erróneo proceso de selección tras la negativa de Delon, se eligió a Horst Bucholz, un actor alemán muy fotogénico con un rostro muy jovial y simpático que había alcanzado gran fama tras participar en Los siete magníficos (1960) o el Uno, dos tres (1961) de Billy Wilder, pero no acababa de afianzar su carrera y le daban papeles en películas más bien mediocres. Su composición de Cervantes dándole ese toque osado costaba bastante creerlo ya que teníamos una imagen muy diferente (no era todo culpa del actor) del escritor. Luego teníamos a Gina Lollobrigida en el papel de Giulia, una cortesana que la actriz en las primeras secuencias no parece estar muy cómoda dándole vida, hay una frialdad y una falta de química entre ellos dos apabullante en el primer encuentro, luego mejora a raíz de que el personaje adquiere más dramatismo. A favor de Bucholz está que el guion no ofrecía apenas una imagen introspectiva del personaje, le faltaba esa profundidad psicológica, pero cumplió con lo que le dijeron que hiciera, donde mejor está es en las escenas más juguetonas como la inicial en la que se ha de presentar entrando por una ventana porque no lo conocen o cuando contesta a Felipe II sin pedirle permiso. (ya verán que algunos vídeos están en alemán, es lo que se encuentra en Youtube)
Peor resultaba Louis Jourdan en su rol del Cardenal Acquaviva, su inexpresividad era tal que hasta podía ser vista como una forma de expresarse, se notaba una total desgana a la hora de confeccionar el personaje. El que mejor estaba era José Ferrer dando vida a Hassan Bay, de hecho los momentos más interesantes de la película son cuando este aparece, sus frases resultan más ingeniosas y ayudan bastante a despertar la narración, también destaca Francisco Rabal como el Rodrigo Cervantes, empatiza bastante. En papeles secundarios destaca Fernando Rey en la composición de Felipe II, tratado aquí negativamente, se dice que Bruno Frank en la novela había querido hacer con él una traslación de Hitler para poder desahogarse de haber tenido que marchar de Alemania y que los nazis le quemaran varios libros. Hay otros actores españoles en papeles secundarios, tales como Ángel del Pozo como Don Juan de Austria, Ricardo Palacios como Sancho (personaje interesante en el film, con rasgos también del Sancho Panza), José Nieto como Ministro de Felipe II, Jorge Rigaud como el Conde Di Luca o Andrés Mejuto como padre de Cervantes (todos doblados en la versión española a excepción de Rey).
Pero la que más destaca sin que, paradójicamente, pueda hacerlo es Soledad
Miranda como Nessa, en
Argel juega un papel como cuidadora del escritor y este se enamora... Sin embargo, la película apenas nos muestra nada de ello, leí que sí se habían rodado bastantes
escenas con ella, en una web dedicada a la actriz se dice que fue por envidia de Gina Lollobrigida que se eliminasen, En cualquier caso, el vacío
de estas provoca una carencia demasiado palpable en un personaje que incluso
Cervantes la apoda como la Dulce Nessa, de ahí la Dulcinea y que Frank en la
novela la viera como la inspiración de su inmortal personaje.
Y es que hablando de la desaparición
de tales secuencias, el montaje del film resulta bastante irregular, se notan demasiado los cambios
de escena con cortes incluso abruptos, mejor rodadas están las escenas de la batalla
de Lepanto, su cautiverio en Argel y las recreaciones y ambientación que
Enrique Alarcón (como he mencionado antes el ejemplo del Cristo de Lepanto)
ofrece. Sí, en cambio, hay una buena selección de localizaciones en ciudades
como Alcalá de Henares, Denia (Alicante) o Granada con La Alhambra…
Es obvio que Vincent Sherman no había recuperado la forma de los años 40 y 50 y tras el fracaso crítico de esta dejó el cine, aunque luego fue requerido para rodar bastantes series en los EEUU. Uno cuando ve Cervantes se pregunta cómo lo hubiese hecho Bronston y si King Vidor la hubiera rodado. De todas maneras, que una película sea mediocre como es el caso no significa que no tenga su interés y también el hecho de ver un Cervantes distinto del que muchos tienen en mente es motivo ya sobrado de atracción. Ya sabrán que catorce años más tarde TVE rodó su vida y en aquella ocasión la dirigió Alfonso Ungría y con Julián Mateos en el papel del escritor, aquella fue una serie muy controvertida, pero eso ya es otra historia y quizá algún día hable de ella. Si quieren ver la película de Sherman solo la hallarán en un DVD con una copia algo deficiente (dudo de que haya más). En el momento de su estreno y según datos del MCU fue vista por 654.226 espectadores, cifra aceptable para films modestos, pero totalmente insuficiente para este tipo de producciones.
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