Seguimos con la entrega de las mujeres de Enrique VIII en el
cine, y esta vez nos vamos al cine mudo y de la mano de Ernst Lubitsch. En 1920, un
año después de satirizar la monarquía borbónica francesa a través de su filme Madame
du Barry, volvió con esta Ana Bolena del todo espectacular producida por la UFA,
la película no escatimó en gastos a pesar de que Alemania arrastraba las
consecuencias de su derrota en la Primera Guerra mundial. Así pues, durante el metraje podemos ver los gigantescos
decorados que reproducían el Castillo de Windsor, la Torre de Londres o la
Abadía de Westminster entre otros. Cabe añadir que hubo hasta 5000 extras…
El director eligió a Emil
Jannings como Enrique VIII quien volvía a ponerse a sus órdenes después de
haber encarnado a Luis XV en la película anteriormente citada. Su
interpretación fue tildada por el biógrafo del director Herman G. Weinberg como "un monarca robusto y
brutal, serio, y al mismo tiempo, un astuto diplomático, pero que trataba a las
damas de la corte como un cerdo cruel” La película, a pesar de que pertenece al
género histórico, no renuncia tampoco al sentido del humor con la que el
director se caracterizaría años después, por ejemplo, el arzobispo de
Canterbury aparece bajo una sombra en forma de arco gótico. Para Ana Bolena
eligió a Henny Porten quien da al personaje un tono jovial en contraposición a la regia Catalina.
Este film estableció las bases del fluido estilo narrativo
del cineasta según los críticos y se puede decir que anticipa muchas otras
versiones, la descripción de los personajes y sus relaciones son tratados con
toda la humanidad convencional, lejos del estilo acartonado en el que se movía el cine histórico. Se tuvo que contener el toque histriónico del
actor para hacerlo más accesible según la voluntad de Lubitsch. Memorables escenas son la fiesta campestre o el viaje a Inglaterra de
ella. También se dice de esta Ana Bolena que fue el filme que le había abierto
las puertas a Hollywood. Otro elemento a destacar es el brillante ritmo musical
como está ideada (recordemos que es muda, pero da la sensación como si estuviera
rodando una opereta).
Sé que cuando hablo de una película muda bastantes pasáis de
ello, pero creedme y dadle una oportunidad a esta película. En youtube está,
aunque no en las copias que se merece.
Es el doblaje una de las profesiones menos reconocidas y
también más maltratadas, lo peor de todo es que quien postula en contra tiene
argumentos a favor, y quien, por el contrario, lo defiende, tiene las de perder.
Es nuestro país un caso excepcional, pues este oficio se realizó con gran
brillantez durante décadas, lleno de voces que perduran en nuestra mente, con
una dicción y entonación perfectas, sabiendo ver bien los labios para que
quedara milagrosamente sincronizado, y tanto los enemigos como amigos de este
oficio, en su mayoría, saben reconocer. En
este blog he citado en más de una ocasión el tema del doblaje, sobre todo para
recordar actores que nos han ido dejando y agradeciendo su labor.
Ya hace años que suelo ver más en versión original que en
versión doblada, si tengo que elegir las películas de estreno, escojo la
primera opción, pero también confieso que más de una vez, cuando reviso un
clásico, me gusta recordarlo tal y como lo vi por primera vez, y “esa vez” fue con
la voz de estos dobladores nuestros como es el caso de la recientemente
desaparecida Rosa Guiñón. Su carrera es espectacular, ya en los 50 tenemos constancia
de su trabajo en Once pares de botas. La lista de actrices y películas
es larguísima, échenle un vistazo a la web de El Doblaje para verla. la voz de Julie Andrews, Audrey Hepburn, Meryl Streep, Barbra Streisand, Marilyn Monroe, Shirley McLaine...: https://www.eldoblaje.com/datos/FichaActorDoblaje.asp?id=255
Falleció este lunes a
los 90 años, más de un medio ha recordado su voz, aunque a la mayoría no le
sonaba el nombre. Curiosamente ese día salió un artículo muy comentado en las
redes escrito por Fernando Trueba contra el doblaje, este estaba escrito ya
antes, no hay que ser mal pensados. El director tiene razón en parte de lo que dice, excepto
que este oficio hay que prohibirlo. Mucha gente no se acercaría al cine si no
es porque la película está doblada, no todo el mundo ha tenido la suerte de
poder estudiar inglés de una manera que pueda entenderlo, o cualquier otro idioma. Mi generación que estudió más el francés no suele entenderlo cuando
lo oye, hoy en día hay más medios que no teníamos y que facilita la comprensión de
una lengua extranjera ya desde pequeños.
El doblaje actual, al igual que está pasando últimamente con
la calidad de las películas, está en plena decadencia, y no precisamente porque
no haya profesionales aún, los hay y excelentes, pero el ritmo de trabajo es
otro. Da la sensación, y de hecho así es, que más de un doblaje se ha hecho
rápido, doblando tres películas en un día (sic), sin prestarle la importancia que merece, pensando que quienes ven las
películas dobladas son gente que en definitiva le da igual.
Esta forma de
trabajar está haciendo perder cada vez más espectadores, de la misma manera que ciertos redoblajes han hecho que no se comprara la película. Sin
duda alguna, trabajos como el de la admirada, recordada y añorada Rosa Guiñón
contribuyeron a que aquel cine fuera ese séptimo arte que tanto nos gustó. Por
eso, y desde estas líneas, un sincero agradecimiento a esta gran actriz a la
que seguiré escuchando en más de una ocasión, por mucho que me contradiga y que
me vuelvan a decir que lo mejor es la voz original de un actor.
Hasta siempre Rosa, nos seguimos viendo en el cine, como tu
personaje de Mia Farrow en La Rosa Púrpura de El Cairo has entrado ya dentro de
las películas.
Este jueves 2 de junio Juan Antonio Bardem hubiera cumplido
100 años, hijo de Matilde Muñoz Sampedro y de Rafael Bardem, ambos actores
teatrales, empezó como ingeniero agrónomo y crítico de cine, luego escribió
varios guiones en colaboración con Berlanga, amigo y compañero suyo en el
Instituto de investigaciones y Experiencias Cinematográficas y empieza el
rodaje de la película Esa pareja feliz, después el guion de Bienvenido, Mr.
Marshall que sería premiado en el Festival de Cannes en 1953. Al año siguiente realiza
su primera película como autor: Cómicos, en 1955 presenta Muerte de un ciclista
que confirma todas las esperanzas puestas en él. Con Calle Mayor que se rueda
en 1956 llegamos a su cumbre, gana el Gran Premio de la Crítica Internacional
en Venecia y su nombre se equipara con los grandes directores europeos.
Pero a partir de los 60, después de la excelente, pero no
tan bien recibida La venganza, su cine
empieza a decaer de forma notoria y comienza a perder interés, salvo con la Transición que vuelve con algún que otro título interesante, pero a mi juicio
no con la misma calidad que los títulos de sus comienzos. Tras un paréntesis
televisivo, su final como director es muy triste filmando la pésimamente mal
recibida Resultado final con Mar Flores, película que en el Filmaffinity tiene
un 2 de nota.
Hay varias causas para entender este declive de un director
grande cómo fue Bardem, el principal de ellos fue la censura y no saber
torearla tampoco, probablemente nunca se le perdonó lo que dijo en las “Conversaciones
de Salamanca” sobre el cine español: “el cine español después de 60 años no ha
logrado ninguna de las finalidades que estaba obligado a alcanzar”:
1-es políticamente ineficaz
2-socialmente es falso
3-intelectualmente es ínfimo
4-estéticamente es nulo
5-industrialmente raquítico
Su figura era tremendamente mal vista por el Franquismo, la situación
límite llegó cuando el director fue detenido en pleno rodaje de Calle mayor, se
le quiso incluso sustituir, pero la negativa del equipo artístico y técnico de
la película y muy especialmente las protestas internacionales lo impidieron. Su
siguiente película La venganza fue masacrada por la censura, razón que le lleva
a México para rodar su fallida Sonatas, sus dos títulos siguientes tampoco
gozaron del favor del público y de la crítica tanto A las cinco de la tarde
como Los inocentes pasaron inadvertidas.
Me detengo en 1963 y su Nunca pasa nada, regreso a la
temática de Calle mayor, pero provisto de un bagaje técnico superior donde refleja
el ambiente, la monotonía de aquella ciudad de provincias, reflejo del país
entero con esos chismorreos, envidias y resentimientos, donde quedan reflejados
el inmovilismo y las tensiones reprimidas, perfectamente encarnadas en el
personaje del doctor que ha de operar a la francesa que es como la van llamando
los personajes. Ya desde el principio palpamos el ambiente con ese autobús recorriendo los secanos de Castilla o con el trayecto que hace
el médico para ir a visitarla donde podemos observar muy bien el símbolo del
yugo y las flechas en el Ayuntamiento, la Iglesia, oír las conversaciones en
las que los temas son siempre los mismos y “qué será del país si traen lo del
extranjero” .
Remarcaba lo del aspecto formal antes ya que en la película
tiene un especial interés el paisaje, vemos muchas noches de lluvia otoñal, ruinas
de un castillo, incluso una procesión de Semana Santa a la que tanto el médico
como su amigo apenas hacen caso ya que están hablando de sus cosas, de pronto
la imagen cambia y vemos a esa francesa bailando, un pasaje que la censura dejó
pasar, quizá porque era evidente que la película no iba a tener nada de éxito. Hay
un momento que el personaje de Julia Gutiérrez Caba le dice al profesor de
francés que se vaya, ya que él tiene sensibilidad y ese ambiente acaba
consumiendo a uno, más de una secuencia parece estar rodada con cámara oculta entre
la gente real del pueblo observando a la extranjera. En una de las calles hacia el final podemos
ver un cartel qué dice “bailes modernos, joven diviértete de otra manera”.
La película tardó dos años en estrenarse en España y
particularmente se pudo gracias a la labor de José María García Escudero, Se
pudo presentar en el festival de Venecia compartiendo ni más ni menos cartel
con El verdugo de Berlanga. El entonces embajador de España en Italia, Alfredo
Sánchez Bella criticó la película y dijo que hacía falta tener bastante tupé
para decir que en España nunca pasa nada.
Pero lo cierto es que Bardem volvió a encontrar problemas en
su siguiente producción, Los pianos mecánicos, y a partir de entonces su cine decayó.
Se negaba a negociar con los censores, El último día de la guerra, Varietés,
remake de Cómicos en clave musical para lucimiento de Sara Montiel, la serie La
isla misteriosa reconvertida en película a pesar de su negativa, La corrupción
de Chris Miller con una Pepa Flores “Marisol” compartiendo papel con Jean Seberg,
La campana del infierno oEl poder del deseo también con Marisol fueron
películas que rodó en plan artesano.
Con El puente (1977), y 7 días de enero (1979) logra que su
nombre vuelva a ser recordado. No obstante, renunciaría al cine para pasar a la
televisión.
Recordemos, pues, la figura de un cineasta de los grandes que
a pesar de todas las dificultades nos dejó un gran repertorio de buen cine y un
análisis valiente sobre la situación política y social del país. Nunca pasa nada no está editada en DVD, pero la podemos ver a través de FlixOlé
Consultando la programación teatral de Granada, leo que se
va a representar el vodevil Boeing Boeing a mediados de junio y con él me viene
a la mente el título que reunió en 1965 ni más ni menos que a Tony Curtis y a
Jerry Lewis. Curiosamente, no es una película que se cite cuando se habla de
ellos a pesar de lo divertidísima que es, todo un descubrimiento para quien no la haya visto.
La producción corría a cargo nuevamente de Hall B. Wallis para
la Paramount, mis lectores ya leyeron la semana pasada que en 1968 tuvo que
marchar a la Universal pues veía que no contaban con él, este fue de sus
últimos trabajos en los estudios de la montaña, y fue el último de Jerry Lewis para
estos poniendo fin a tres décadas donde pasó de ser el acompañante de Dean Martín
a ser todo un excelente director y un reconocido cómico, pese a quien le pese.
Lewis iniciaría a partir de ese año una cierta decadencia en sus trabajos a
pesar de seguir siendo interesante, la comedia ya no interesaba tanto y él
tampoco encajaba en los nuevos esquemas.
Boeing Boeing fue escrita en 1960 por el dramaturgo francés
de origen italiano Mark Camoletti y fue representada con gran éxito en las principales
capitales europeas, al productor le llamó enseguida la atención y ya propuso
que se realizara, aunque llevando su acción a Roma, ya que creía que en París existía cierta saturación de títulos, pero no lo consiguió. Se pensaron en muchos actores,
incluso que la interpretara Mastroianni y Gassman o Peter O´ Toole del que Wallis estaba
muy contento por Beckett. En cuanto las actrices, llegó a anunciar que Shirley
McLaine estaría en el reparto, igualmente Janet Leigh, pero finalmente el
reparto tuvo esta pareja extraña compuesta por Curtis y Lewis. En los créditos
iniciales aparecen los dos nombres girando en círculo, me viene a la memoria
aquella película folclórica de El balcón de la luna donde tuvieron que
solucionar a quién colocar en primer lugar poniendo los tres nombres sin priorizar ninguno.
Tony Curtis entonces estaba en su momento más álgido, aunque
empezaría a decaer en títulos poco afortunados posteriormente, su interpretación
es excelente, creo que no descubro nada diciéndolo. En cambio la de Lewis es
muy distinta de la que nos tenía acostumbrados, aquí no hace muecas y está más
contenido. Se podría decir que es una interpretación de transición, aunque algunos
críticos lo elogiaron por encima de Curtis, caso de Ángel Martínez Tomás en La
Vanguardia : “de Jerry Lewis hemos de proclamar que es la mejor
interpretación cinematográfica que hemos visto, en esta película no se comporta
como un cretino atolondrado y estúpido en el que se le ha encasillado tan
injustamente sino como un estupendo actor cómico que queda muy por encima de
Tony Curtis a pesar de que éste se desenvuelve con soltura y gracia” 20-3-1965)
El director fue el poco conocido en cine John Rich, aunque
en televisión tenía bastante fama especialmente con la serie Los héroes de
Hogan, la película no sirvió para que se lanzase al séptimo arte, pero se
desenvolvió bastante bien conjugando la pieza teatral con el lenguaje
cinematográfico, priorizando el primero y sabiendo dónde usar el segundo. Mención
aparte merecen las tres actrices que salen: Dany Saval, Christiane Schmidthmer y
Suzanna Leigh, Ninguna tuvo una carrera significativa, más bien lo contrario, lo
cual choca porque están realmente espléndidas en sus roles, pero quién se lleva
la mejor parte es Thelma Ritter, de las mejores actrices secundarias que ha dado el cine
El argumento gira en torno al playboy Bernard Lawrence (Tony
Curtis), un corresponsal destacado en París que engaña a tres azafatas
haciéndoles creer a cada una de ellas que es su novia. Consigue mantener esta
situación porque tienen un horario de trabajo diferente y en distintas líneas
aéreas. Los problemas surgen cuando las chicas empiezan a trabajar para líneas
aéreas que tienen potentes jets, lo que les permite pasar más tiempo en París.
Los especializados en teatro ya conocerán versiones de esta
como la que 1962 dirigiera e interpretara Juanjo Menéndez, la que en 1964 dirigiera
Carlos Lucena, la de Luis Varela en 1975, la de Paco Mir en el 2009, etc. Para
esta ocasión el director será Ricard Reguant y tendrá como protagonistas a
Andoni Ferreño y Agustín Bravo, para el papel que en la película interpretaba
Thelma Ritter se cambia el género y lo hará Alberto Closas, las actrices serán
Lydia Miranda, Lala Rod y Laura Artolachipi.
La obra estará de gira por toda España hasta llegar a Madrid el 17 de agosto, según Ferreño se trata de “la obra cumbre del vodevil moderno y como tal
no tiene mensaje solo aspira a proporcionar diversión al espectador". Para el
actor que aparte es promotor de esta, el vodevil es un género mágico muy
difícil de hacer y hay que respetar sus entrañas para que funcione
correctamente. Explica que no se parte de la película sino de la obra original,
que se han actualizado algunos temas obligados como el uso del móvil y que el
escenario será muy grande “siguiendo la máxima de nuestro maestro Arturo
Fernández que decía que un vodevil necesita un gran decorado y aquí lo hay”.
Suerte pues para este Boeing Boeing, espero que sea una
buena obra que nos haga reír en esta era post COVID y que de paso se vuelva a
ver la película y recuperar las carreras de Tony Curtis, Jerry Lewis y Thelma
Ritter. La tienen en DVD y en la plataforma Filmin
Este post es
el inicio de una serie que en semanas alternas iré dedicando a la temática de
la figura de Enrique VIII y sus mujeres. Y lo inauguró con la película de
1969 llamada Ana de los mil días dirigida por Charles Jarrot, la producción
corría a cargo del mítico Hal B. Wallis (Robín de los bosques, Casablanca, Duelo
de titanes…). Acababa de dejar la Paramount porque veía que no contaban con él e
ingresó en la Universal, el mundo del cine estaba cambiando, pero estos estudios seguían manteniendo el firme control del tipo de magnate tradicional, su jefe Lew
Wasserman prefería tratar con productores de la vieja guardia como él. Casi podríamos decir que fue uno de sus
últimos cantos de cisne, a esta siguió otra producción similar con el mismo
realizador: María, reina de Escocia (1971) que trataba sobre el conflicto de más de
20 años entre el personaje principal, la sobrina nieta de Enrique, y la reina
Isabel I, hija de Enrique y Ana Bolena.
Charles Jarrot
Wallis acabó
su carrera con una secuela agradable, pero fallida de Valor de ley: El rifle y la Biblia (1975).Seis años antes de Ana de los mil días, había obtenido uno de sus grandes
éxitos, no ya solo de público, sino de crítica, con Beckett dirigida por Peter Greenville. Aquí contrató a Charles Jarrot, bastante desconocido y una apuesta
arriesgada, pero sabía bien lo que elegía pues notable fue el trabajo. Desgraciadamente, no encontró el hueco merecido en posteriores producciones y pasó
a ser un artesano más, la Disney lo fichó para varios de sus títulos en el Reino
Unido en plena decadencia del estudio cómo El último vuelo del arca de Noé y Cóndorman.
La película
es una adaptación de la producción teatral original de Broadway de 1948-1949
estrenada en Nueva York y que estuvo protagonizada por Rex Harrison y Joyce
Redman interpretando al rey Enrique VIII y Ana Bolena, respectivamente. La obra
estaba escrita por Maxwell Anderson que fue una pluma famosa en el mundo del cine,
su obra de María Estuardo fue llevada al cine por John Ford en 1936, otras a destacar
son La vida privada de Elizabeth y Essex, Cayo Largo, Juana de Arco, etc. Igualmente, escribió para Hitchcock el guion de Falso culpable y aparece no acreditado en el de Vértigo
o Ben Hur
Ana Bolena
fue reina de Inglaterra durante 1085 días, desde su matrimonio hasta su muerte:
dos años, once meses y veinte días, de ahí el título. Para el papel, Wallis escogió
a Geneviève Bujold tras no poder contar con Olivia Hussey. A pesar de que en el IMDB encontramos críticas de Richard
Burton hacia ella, fue una recomendación de éste, en una nota de EFE publicada
en la pág. 60 de "La Vanguardia" el 31 de mayo de 1969 leemos lo siguiente: “Richard
Burton descubre a una gran actriz. Richard Burton presentará al público en su
versión de Enrique VIII una nueva actriz en el papel de Ana Bolena, la
canadiense de origen francés Geneviève Bujold que la ha comparado con Vivien
Leigh:“es como una edición en miniatura de la inolvidable Vivien, tiene la
misma clase de sensibilidad nerviosa”. En
los estudios Shepperton de Londres donde ha comenzado el rodaje de Ana de los mil
días, la actriz de 26 años ha comentado que se sintió conmovida cuando Burton
la llamó para la película, ha interpretado hasta ahora solo papeles secundarios,
fue al verla en Isabel, película dirigida por su marido Paul Almond donde Burton
y el productor Hal Walis decidieron darle el papel de Ana Bolena”
Se llegó a
pensar incluso en Liz Taylor para el papel, pero por la edad no resultaba, la
actriz estuvo viendo el rodaje constantemente viendo a su marido, lo cual
provocaba malestar en Geneviève Bujold ya que se sentía menospreciada. Incluso
la Taylor tiene un cameo como una cortesana enmascarada que interrumpe las
oraciones de la reina Catalina interpretada por Irene Papas.
La actuación
de Richard Burton tuvo división de críticas, algunos lo vieron un rey demasiado
pequeño, probablemente porque tenían en mente el Charles Laughton de La vida privada de Enrique VIII o el Robert Shaw de Un hombre para la eternidad, llegó
a odiar tanto la película como su actuación, pero quedó asombrado cuando
recibió una nominación al Premio de la Academia como Mejor Actor, creo, por
otra parte, que muy merecida, pues es de sus papeles mejor medidos. E igualmente
Bujold vio cómo su interpretación, que transmitía la ambición del personaje así como la soledad y
desesperación posterior, era nominada. Aquel año la ganadora fue Maggie Smith por Los mejores
años de Miss Brodie, tenía bastante competencia, también estaba Jean Simmons
por la excelente Con los ojos cerrados.
Los 145
minutos de metraje pasan rápidos, el ritmo es excelente, casi no se nota su
procedencia teatral, cercano estaba el gran éxito del Romeo y Julieta de Zeffirelli
y el lenguaje cinematográfico vivaz predominaba, por suerte, en este tipo de
producciones que dejaban de lado actuaciones excesivas y un acartonamiento
desfasado. Atractiva visualmente, su dirección artística es maravillosa y
elimina cualquier barrera para que el espectador contemple esa corte tan
fastuosa como perversa y veamos también mucho más allá en cada personaje
dotándoles de una profundidad psicológica empática.
Podremos
contemplar el verismo en los escenarios ya que la película fue rodada en los
mismos lugares históricos donde transcurrió el drama, entre ellos los castillos
de Penshurst con su famoso jardín Tudor, el de Hever y el parque de Richmond,
todo con una música ambiental con la firma de George Delerue que había compuesto
poco antes la de Un hombre para la eternidad, encontraremos motivos renacentistas,
instrumentos de la época y hasta inclusión de baladas
El 24 de
febrero de 1970 se estrenó en el Reino Unido, en España el 17 de octubre del
año siguiente. la película llegó a tener 10 nominaciones a los Oscars, sin
embargo solo se llevó el de mejor vestuario. La película está editada en DVD y
Blu Ray.
Se cumple estos días el centenario del gran actor Tony Leblanc,
que como es sabido nació en el mismísimo Museo del Prado un 7 de mayo de 1922. Con
una importante carrera en teatro, empresario, televisión o cine, es en este
último dónde más podemos recordar sus trabajos, aunque en la pequeña pantalla últimamente
gracias al archivo de Televisión Española podemos recordar alguna que otra
actuación. Sus películas son en su mayoría comedias populares, casi hasta se
podría decir que hacía de él mismo y aunque algunos le pudieran reprochar la
falta de papeles serios o películas con directores más reputados, lo cierto es
que un repaso por ella nos trae infinidad de títulos divertidos, comedias que
daban dinero y que a pesar de los años siguen recordándose, de ahí que estén en
diversas plataformas y gran parte de ellas se editarán en DVD.
Su época de más fama en el celuloide fue a mediados de los 50
y en los 60, Aunque él ya debutara en 1944 en un papel sin voz en Eugenia de
Montijo, al año siguiente ya tendría uno breve pero con voz en Los últimos de
Filipinas (1945), y Luis Lucia le da su papel primero de
protagonista en Dos cuentos para dos, directores como Florián Rey en La cigarra,
Rovira Beleta en 39 cartas de amor cuentan con él. En 1950 comienza a tener
popularidad gracias a la adaptación de la zarzuela La revoltosa que dirige José
Díaz Morales y comparte protagonismo con una joven Carmen Sevilla.
Su
participación en películas ya míticas del cine español como Historias de la
radio, Manolo Guardia urbano, Las muchachas de azul o Los ángeles del volante
de dan cierto empujón a su carrera a la que le faltaban más papeles como
protagonista.1958 es un año crucial ya que participa en El tigre de Chamberí de Pedro Luis Ramírez con José Luis Ozores, película
reivindicada por muchos, y muy especialmente Las chicas de la Cruz Roja, uno de
los grandes éxitos del cine español y que compartiría protagonismo con Concha
Velasco, la química entre los dos llevaría a que protagonizarán 13 películas, una
de las más emblemáticas y qué traigo hoy es Los tramposos de Pedro Lazaga de
1959. Me hubiera gustado hablar de una bastante desconocida llamada Julia y el
celacanto, espero en próximas citas traerla.
Seguramente, Los tramposos la habrán visto más de una vez
parte de mis lectores, es una de las comedias más emitidas por televisión, al
menos hace algunos años, reconozco que ando lejos de las parrillas actuales.
Como suele pasar en el cine español de la época y más hablando de este director,
la mayoría de los críticos no alabó este trabajo, se la tildaba de una comedia
mediocre que había envejecido ya bastante, solo hace falta mirar las
hemerotecas de los días en que la emitían.
Pero, curiosamente Los tramposos ha
tenido cierto resurgir, creo que también debido a la evolución de la
filmografía del actor. Aunque sonaré repetitivo, creo que hay que recordar que
Tony Leblanc se retiró del cine bastante pronto a mediados de los 70 con una
olvidable película llamada Tres suecas para tres Rodríguez también de Lazaga, empezaban
a ser tiempos malos para las comedias populares y la salud del actor le
obligaba a tomarse con más calma sus apariciones. Un fatal accidente de coche
en 1983 le llevó prácticamente al retiro de la vida pública. Gracias a Santiago
Segura y su Torrente, Leblanc volvió al cine y a partir de allí cierta
generación joven se interesó por varias de sus comedias, una de ellas Los
tramposos. Sin embargo hay más títulos que pudieron desempolvarse el polvo. ahí
tenemos Don Lucio y el hermano Pío, Tres de la Cruz Roja, Sabían demasiado, La
dinamita está servida, Los subdesarrollados, Los que tocan el piano o El
astronauta entre otras muchas.
Un dato algo escondido de Los tramposos es que en el guion
colaboró Luis García Berlanga a pesar de que no aparece acreditado, su éxito y que a pesar de sus casi ya 65 años siga programándose es que parte de un tema muy español que no es otro que la picaresca, y si a
está le añadimos comicidad, el éxito está más o menos asegurado. Aparte de
Berlanga, en el guion contábamos con José Luis Dibildos y Miguel Martín, cuyo
argumento también era de ellos, suponía ya ese cine español de la tercera vía.
Estrenada el 2 de noviembre de 1959, además de la pareja protagonista teníamos
a un joven Antonio Ozores, Laura
Valenzuela, José Luis López Vázquez, Manuel Gómez Bur y también el reputado
José María Rodero que no acabó de cuajar en el cine como en el teatro, aquí aparecía
con la que era su esposa Elvira Quintillá.
Tiene la película cierto paralelismo con las comedias
italianas del momento, recordemos Rufufú. aquí es evidente que el argumento
tenía que ir combinado con cierta moralina y sentido del arrepentimiento, pero
a pesar de estos giros inevitables, la película refleja el aire de miseria y la
sociedad del momento, la cual tampoco es que haya cambiado mucho actualmente. A
pesar del desprestigio que tenía Lazaga en las revistas del momento, salvo el "Film Ideal" en ocasiones, sí que varios críticos destacaron el trabajo del actor,
Alfonso Sánchez llegó a escribir que en Hollywood sería un actor con éxito y José
Luis Guarner dijo que era “una película de una vitalidad tan desbordante que
consigue hacer olvidar pequeños defectos como rupturas de tono, etc. de que
adolece en algunos momentos."
Sin llegar a ser una notable película, en cualquier momento
podemos disfrutar de ella, sonreír y disfrutar de este gran cómico que era Tony
Leblanc.
El pasado jueves fallecía Juan Diego, sin ánimo de
que este blog se convierta en un obituario semanal, vamos a dedicarle un
pequeño homenaje y para eso he escogido la película La noche oscura (1989) de Carlos
Saura. Juan Diego era inquieto y observador, siempre buscó hacer cosas
distintas, él decía que “mi sistema es hacerlo mal, siempre a contracorriente y
así a lo mejor sorprendes”. Saura a
finales de los años 80 lo convirtió en San Juan de la Cruz, el actor comentaba: “es muy cómodo trabajar con Saura porque es uno de esos directores donde la
posible estupidez no es rechazada de inmediato, me gusta la dimensión mágica
que tiene La noche oscura, creo que desde la miseria hemos hecho una especie de
metafísica de la basura”
Carlos Saura
La figura de San Juan de la Cruz había atraído ya desde muy
pronto a Saura, incluso de manera indirecta algunos de los textos de él aparecen
en Mamá cumple cien años recitados por Fernando Fernán Gómez y en Ana y los
lobos, el director decía al respecto que había ido acumulando material sobre él desde hacía
muchos años: “la creación no es nunca
espontánea, existe un proceso que es el que te permite enfrentarte con ciertos
temas, si hacerlos antes sería un error, hacerlos después a lo mejor no merece
la pena. Yo creo que era el momento que yo hiciese mi reflexión sobre San Juan
de la Cruz”.
Juan Diego
El director quedó muy contento con la interpretación de Juan
Diego del que dijo: "es un actor muy versátil que para mí ha sido una revelación,
es una persona muy sensible, con una increíble capacidad mimética. Realmente,
él tiene esa extraña capacidad de transformación de los grandes actores. Él
hace de la experiencia una vivencia personal, al mismo tiempo todo lo hace
inteligentemente, no hay frivolidad no hay ligereza. Es un hombre muy preparado
que sabe hacer muy bien lo que hace."
La película se centra durante el tiempo en que San Juan de
la Cruz permaneció encarcelado, en concreto nueve meses en una cárcel de Toledo
a causa de la rivalidad que existía entre los carmelitas calzados y los
descalzos, estos últimos secuestraron a San Juan y después de un juicio
sumarísimo, fue trasladado a una celda en el mes de diciembre. Solo la
abandonaba los viernes, le daban una paliza y lo volvían a encerrar, comía solo
sardinas y pan. Saura remarcaba que nunca hubiera podido sobrevivir si no llega
a establecer comunicación con Dios, que “le iluminó y dictó sus poemas”.
En sus noventa esquemáticos minutos explora el
pensamiento profundo de este Santo y más allá de sus escritos, vemos cómo
soñaba, trataba sus tentaciones, sus recuerdos, las apariciones y milagros,
visiones horrorosas, imágenes de luz súbita, espíritus nauseabundos… A pesar de
que no será fácil para ciertos espectadores seguirla en su totalidad y menos
comprenderla, es una película que despierta cierta atracción, en parte gracias
a la utilización de su fotografía, la cual consigue un contraste bello entre la
luz que lo va iluminando y la oscuridad del monasterio con los rayos que entran
y la sensación de poder captar lo que hay fuera sin verlo. Por contra, hay otros momentos algo controvertidos, como el de las tentaciones y la aparición del diablo
que no acaban de ser bien resueltos y entorpecen el ritmo.
En su breve reparto contamos también con Fernando Guillén,
Manuel de Blas, Fermí Rexach, Julie Delpy, etc. El equipo fue el habitual.
entre ellos el director de fotografía Teo Escamilla. Andrés Vicente Gómez fue
el productor.
Un aspecto que creo que falla en el guion es una previa
explicación, pues teniendo en cuenta la cultura y más la actual, es probable
que más de uno se pierda en el argumento. Sobre San Juan de la Cruz decir que
nació en 1542 en una pequeña población abulense, Fontiveros. De familia modesta,
aunque noble, se trasladó en su infancia a Medina del Campo, la verdad es que
no son muchos los datos de “el gran poeta más breve de la lengua española,
acaso de la literatura universal” como le calificó Jorge Guillén. Con 19 años,
ingresó en la orden carmelitana, estudió en Salamanca y conoció a Santa Teresa
de Jesús con la que se puso de acuerdo para iniciar la reforma carmelita,
biografías cruzadas las de ambos y paralelas en muchos puntos, sobre todo en el
de las penalidades que hubieron de sufrir.
Saura dice que lo más atractivo de la vida de San Juan no es
la parte pragmática de su labor organizativa, la fundación de nuevos conventos,
ni tampoco, sorprendentemente, su obra, sino lo que sucedió en aquellos nueve
meses encerrado en ese agujero inmundo y viéndose como un mensajero que escribe
al dictado, “una especie de intermediario entre Dios y la tierra, esta idea de
que el autor no es el autor, sino un autor soberano por usar una expresión
calderoniana, me parece una de las cosas más apasionantes de este personaje”
Incluyó pasajes que históricamente no corresponden al
periodo, la iluminación que da pie al poema“Noche oscura del alma” escrito
realmente una vez recuperada la libertad en el Calvario de Beas (noviembre de
1578 a junio de 1579), pero para Saura contar una historia o el aspecto
cronológico no era lo importante, sino mostrar los fragmentos : "No he pretendido
hacer una película histórica con San Juan, trato de respetar unos hechos
históricos y estudiar un personaje concreto con gran libertad, pero
respondiendo a lo que sucedió. Divulgar no es la principal motivación que tengo
para hacer una película, sino mi interés por un determinado personaje”
A pesar de las contradicciones que puede haber por parte de algunas declaraciones del propio director, tiempo después
matizó el tema sobre si la película era mística y él lo resumía de esta manera
quedando aún más ambiguo el tema: : “no es una película sobre el misticismo, al
menos considerado éste en el sentido religioso. Digo esto porque coma a mi
juicio, hay un misticismo laico, y éste sí puede estar en la película, pero no
el otro. En La noche oscura pretendo acercarme al proceso interior de la
creación poética de Juan de la Cruz que es un poeta tan excelso que cuatro
siglos después sigue siendo leído en Europa. Cuando se está produciendo un
esfuerzo general de búsqueda de nuestra identidad, volver la mirada hacia un
poeta como éste no significa refugiarse en el pasado y retroceder a temas
antiguos.”
Y precisamente esta dificultad sobre lo que quería contar
Saura verdaderamente está bien expresada en la interpretación de Juan Diego que se mete de lleno del
personaje. El actor expresaba que al principio tuvo un encuentro casi mágico
con Saura: “nos entendimos a la primera, pero a partir de ahí comencé poco a
poco a perderle y hay escenas que literalmente me superaron, me desbordaron, y lo
tuve que hacer casi inconscientemente sin saber que estaba haciendo. Yo seguía
las instrucciones de Saura, pero no tenía ninguna manera de saber si San Juan
de la Cruz seguía las mías. Algo sencillo de decir y muy difícil de hacer”. El
actor reconocía que le era difícil salir del personaje cuando este es “alguien que te descubre cosas que yo desconocía
de mí mismo”.
Revisemos pues La noche oscura que a pesar de sus defectos y
ambigüedades, probablemente en cada visionado hallemos algo y no siempre insertado en el plan inicial de Saura, las grandes películas están llenas de
diferentes lecturas y sea este un misticismo religioso o laico, o tal vez los dos sean el mismo, nos puede
hacer descubrir aspectos que desconocíamos de la misma manera que le pasó a
Juan Diego metiéndose en el personaje. Aparte de todo esto, es uno de los
mejores homenajes que le podemos hacer y oír en su voz toda esa poesía que, sin
duda alguna, ya justifica el visionado.