Centenario de Bardem: Nunca pasa nada

 


Este jueves 2 de junio Juan Antonio Bardem hubiera cumplido 100 años, hijo de Matilde Muñoz Sampedro y de Rafael Bardem, ambos actores teatrales, empezó como ingeniero agrónomo y crítico de cine, luego escribió varios guiones en colaboración con Berlanga, amigo y compañero suyo en el Instituto de investigaciones y Experiencias Cinematográficas y empieza el rodaje de la película Esa pareja feliz, después el guion de Bienvenido, Mr. Marshall que sería premiado en el Festival de Cannes en 1953. Al año siguiente realiza su primera película como autor: Cómicos, en 1955 presenta Muerte de un ciclista que confirma todas las esperanzas puestas en él. Con Calle Mayor que se rueda en 1956 llegamos a su cumbre, gana el Gran Premio de la Crítica Internacional en Venecia y su nombre se equipara con los grandes directores europeos.

Pero a partir de los 60, después de la excelente, pero no tan bien recibida La venganza,  su cine empieza a decaer de forma notoria y comienza a perder interés, salvo con la Transición que vuelve con algún que otro título interesante, pero a mi juicio no con la misma calidad que los títulos de sus comienzos. Tras un paréntesis televisivo, su final como director es muy triste filmando la pésimamente mal recibida Resultado final con Mar Flores, película que en el Filmaffinity tiene un 2 de nota.

Hay varias causas para entender este declive de un director grande cómo fue Bardem, el principal de ellos fue la censura y no saber torearla tampoco, probablemente nunca se le perdonó lo que dijo en las “Conversaciones de Salamanca” sobre el cine español: “el cine español después de 60 años no ha logrado ninguna de las finalidades que estaba obligado a alcanzar”:

1-      es políticamente ineficaz

2-      socialmente es falso

3-      intelectualmente es ínfimo

4-     estéticamente es nulo

5-      industrialmente raquítico

 

Su figura era tremendamente mal vista por el Franquismo, la situación límite llegó cuando el director fue detenido en pleno rodaje de Calle mayor, se le quiso incluso sustituir, pero la negativa del equipo artístico y técnico de la película y muy especialmente las protestas internacionales lo impidieron. Su siguiente película La venganza fue masacrada por la censura, razón que le lleva a México para rodar su fallida Sonatas, sus dos títulos siguientes tampoco gozaron del favor del público y de la crítica tanto A las cinco de la tarde como Los inocentes pasaron inadvertidas.

Me detengo en 1963 y su Nunca pasa nada, regreso a la temática de Calle mayor, pero provisto de un bagaje técnico superior donde refleja el ambiente, la monotonía de aquella ciudad de provincias, reflejo del país entero con esos chismorreos, envidias y resentimientos, donde quedan reflejados el inmovilismo y las tensiones reprimidas, perfectamente encarnadas en el personaje del doctor que ha de operar a la francesa que es como la van llamando los personajes.  Ya desde el principio palpamos el ambiente con ese autobús recorriendo los secanos de Castilla o con el trayecto que hace el médico para ir a visitarla donde podemos observar muy bien el símbolo del yugo y las flechas en el Ayuntamiento, la Iglesia, oír las conversaciones en las que los temas son siempre los mismos y “qué será del país si traen lo del extranjero” .



Remarcaba lo del aspecto formal antes ya que en la película tiene un especial interés el paisaje, vemos muchas noches de lluvia otoñal, ruinas de un castillo, incluso una procesión de Semana Santa a la que tanto el médico como su amigo apenas hacen caso ya que están hablando de sus cosas, de pronto la imagen cambia y vemos a esa francesa bailando, un pasaje que la censura dejó pasar, quizá porque era evidente que la película no iba a tener nada de éxito. Hay un momento que el personaje de Julia Gutiérrez Caba le dice al profesor de francés que se vaya, ya que él tiene sensibilidad y ese ambiente acaba consumiendo a uno, más de una secuencia parece estar rodada con cámara oculta entre la gente real del pueblo observando a la extranjera.  En una de las calles hacia el final podemos ver un cartel qué dice “bailes modernos, joven diviértete de otra manera”.



La película tardó dos años en estrenarse en España y particularmente se pudo gracias a la labor de José María García Escudero, Se pudo presentar en el festival de Venecia compartiendo ni más ni menos cartel con El verdugo de Berlanga. El entonces embajador de España en Italia, Alfredo Sánchez Bella criticó la película y dijo que hacía falta tener bastante tupé para decir que en España nunca pasa nada.

Pero lo cierto es que Bardem volvió a encontrar problemas en su siguiente producción, Los pianos mecánicos, y a partir de entonces su cine decayó. Se negaba a negociar con los censores, El último día de la guerra, Varietés, remake de Cómicos en clave musical para lucimiento de Sara Montiel, la serie La isla misteriosa reconvertida en película a pesar de su negativa, La corrupción de Chris Miller con una Pepa Flores “Marisol” compartiendo papel con Jean Seberg, La campana del infierno o El poder del deseo también con Marisol fueron películas que rodó en plan artesano.

Con El puente (1977), y 7 días de enero (1979) logra que su nombre vuelva a ser recordado. No obstante, renunciaría al cine para pasar a la televisión.

Recordemos, pues, la figura de un cineasta de los grandes que a pesar de todas las dificultades nos dejó un gran repertorio de buen cine y un análisis valiente sobre la situación política y social del país. Nunca pasa nada no está editada en DVD, pero la podemos ver a través de FlixOlé

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