Tenía ganas de hablar de Manuel Mur-Oti en este blog,
probablemente lo haga con una de sus películas menos conocidas, pero espero que
sirva de curiosidad para adentrarse en quien fue uno de nuestros grandes
cineastas, injustamente olvidado por las generaciones actuales. Su carrera
empezó en 1949 con Un hombre va por el camino y su consagración llegaría en
1951 con Cielo negro inspirada en el cuento "Miopita" escrito en 1927 por el
socialista de escuela krausista y exiliado republicano Antonio Zozaya.
A partir de ahí, encadena una serie de notables películas
que en cualquier otro país serían catalogadas de clásicos, pero aquí ni
siquiera han sido editadas, tan solo se pueden ver 10 en la plataforma FlixOlé de
sus 17 filmaciones. En ellas aborda desde temas sociales, los celos o el mundo rural con
una gran carga melodramática digna de los mejores, adopta la estética del western
en títulos como Condenados, Orgullo o Duelo en la Cañada, sus inquietudes
culturales también le llevaron a adaptar una libre adaptación de Fedra que burló sabiamente a la censura.
Su cine no era de lo más taquillero y se vio obligado a bajar
el listón, pero sin perder su calidad con la cámara, acercándose más a temas
populares rueda El batallón de las sombras o La guerra empieza en Cuba, incluso
va más allá y con ánimos comerciales rueda Pescando millones con los cómicos
Zori y Santos, Una chica de Chicago, película en la que trata el tema del
feminismo en contraposición con el mundo aldeano en un tono muy desenfadado.
Al director no le gustaba nada la deriva en que se estaba
convirtiendo su filmografía y en 1962 quiso volver a la senda inicial con
Milagro a los cobardes, basada en la obra La puerta giratoria del escritor Manuel Pilares que colaboró en el
guion junto a Mur Oti, el cual declaraba que regresaba a un cine preocupado y
plástico, del que se había alejado en anteriores aportaciones y que jamás a lo
largo de sus trabajos se había enfrentado con un asunto de mayor hondura.
No era para menos, Mur Oti se enfrentaba a una realización
con solo siete personajes reunidos en una modesta casa cerca del Calvario donde
iban a crucificar a Jesús. Todos ellos tenían en común que habían sido objeto
de sus milagros, pero sentían miedo por su destino, llegando incluso a renegar
de él y considerarle que no era el Mesías.
Mur Oti vendió la película como la respuesta a la gran
pregunta de por qué Cristo murió
solo y abandonado de quienes solo habían recibido de él favores y beneficios. Pretendía ir más allá
del cine comercial religioso y sus dos vías habituales, o bien peplums o el
despectivamente llamado cine de estampita. El éxito por esos años de la obra de
Diego Fabbri Proceso a Jesús (luego llevada al cine por José Luis Sáenz de
Heredia), en la que un grupo de actores judíos ponía en escena cada noche una
función en la que enfocaban si, desde un punto de vista jurídico, Jesús merecía
condena o absolución, animó a desarrollar esta historia para acercar el cristianismo a ambientes más intelectuales y de izquierdas, aquel año 1962 fue el del inicio del Concilio Vaticano II.
El autor de la obra Manuel Pilares era minero como demuestra la multitud de sus poemas sobre ello o su obra en prosa Historias de la cuenca minera, pero estos apenas le daban para
comer... En su habilidad en escribir guiones cinematográficos tuvo una salida, fue
habitual con Fernán Gómez (La vida por delante, La vida alrededor), escribió la
historia de una extraña película para lucimiento de Alfredo Kraus llamada El
Vagabundo y la estrella (1960) e intervino también en la trama de Mi general de
Jaime de Armiñán. Sobre la dudosa sintaxis del título que alguno se estará preguntando, hay la anécdota de que
en un libro dedicado a Haro Tecglen le escribió que no mejoraba nunca las erratas porque en su caso mejoraban los textos.
El papel protagonista fue para Javier Escrivá, reciente aun
su éxito interpretando al Padre Damián en Molokai de Luis Lucia, para el papel
de su madre contó con la estrella Ruth Roman que recordamos especialmente por
Extraños en un tren de Hitchcock, en su filmografía trabajó con grandes como
Anthony Mann (Tierras lejanas), King Vidor (Más allá del bosque, La luz brilló
dos veces) o Nicholas Ray (Amarga victoria) entre otros… Como curiosidad, la
actriz se sintió muy satisfecha por trabajar con Mur Oti y la calificó como una
de sus películas favoritas.
El resto del reparto lo componen Leo Anchóriz, habitual en producciones
de serie B y con una fisionomía muy característica, el siempre excelente Carlos
Casaravilla, el secundario Ricardo Canales, Manuel Díaz González habitual en
los Estudio 1, Paloma Valdés que aquel año interpretó a la Magdalena de La
venganza de Don Mendo de Fernán Gómez. La meticulosidad del director y tener
bien claro que no quería nada de teatralidad en las actuaciones le llevó a que
no oyéramos la voz original de ninguno, todos están doblados por grandes del
doblaje.
Javier Escrivá en primer plano. Fuente: IMDB
Destaca la excelente banda sonora de un nombre algo olvidado en el cine, hablo de José Buenagú (O Buenagu) que es bastante conocedor de este mundo, recuerdo hace años haberle escuchado en la radio hablar de bandas sonoras, amolda perfectamente
las notas en cada momento, a destacar el uso de las trompetas.https://www.epdlp.com/bso.php?id=16687 Su banda sonora más famosa fue la de El valle de las espadas (1963)de Javier Setó.
Y es que aunque Mur Oti nos sorprende, como suele ser
habitual en su filmografía, con determinados planos, aquí hasta introduce la cámara dentro
de una tinaja, sabe que la acción principal es la que no vemos, o sea, el paso de
Cristo cargado con la cruz delante de la casa. Para que seamos copartícipes de
la tensión por la espera, hace uso del ruido de afilar espadas primero, la hora
sexta reflejada por el rayo del sol en el pozo, el ruido de una puerta
giratoria (por lo que se ve, ya existían entonces...) y de la magnífica partitura. Resulta magistral el plano de la crucifixión a través de una sobreimpresión de imágenes, los ojos de Escrivá ocupando la pantalla entera y la de una mano en la que va clavándose un clavo con constantes golpes de martillo.
La escenografía encargada a Sigfrido Burmann está compuesta por un patio amurallado con el pozo mencionado y unas palmeras, un horno de pan en una esquina, un taller de carpintería, una sala a la que se llega subiendo unas escaleras de piedra y una cocina situada en un plano inferior.
La característica habitual del director de llenar de diálogos
pasionales las tramas se da también aquí, por una parte tenemos el
enfrentamiento entre madre e hijo y el romance secreto entre ella y el
personaje que Jesús curó de estar endemoniado, lo que crea un clima muy
angustioso en el que saldrán varios subtemas como la pérdida de la juventud.
No era una película fácil de hacer, a cualquier director
poco capacitado se le hubiese ido de las manos y saldría desde un
folletín hasta una reflexión pedante, pero Mur Oti sabe bien desviarse de la
trama cuando conviene y volver a ella, utiliza las escrituras bíblicas tanto al principio como
al final para cohesionar el conjunto y ser accesible a todo tipo de público, desde el más creyente al indiferente.
La película no tuvo mucho éxito y el director volvió a
alejarse unos años del cine, regresó con una muy distinta con Joselito llamada
Loca juventud con fines puramente comerciales, luego escribiría guiones para televisión. En el 69 se puso detrás de las cámaras con El escuadrón del pánico con el
actor Leo Anchóriz del que hemos hablado, tardaría luego
6 años en volver con La encadenada otra película imposible de encontrar,
se despediría con una magnífica obra Morir…dormir…tal vez soñar, esta
sí que es posible encontrar en la plataforma FlixOlé.
Milagro a los cobardes se puede ver en Youtube a través de una copia de un canal religioso. No es posible asegurar que el vídeo funcione de aquí un tiempo mientras estén leyendo el artículo.
Acaba de cumplir 90 años Michael Caine, más de un medio ha
aprovechado para repasar sus mejores películas y su carrera en general, me
apunto a ello y escojo una de sus interpretaciones más curiosas, la que ofreció
en 1988 en Un par de seductores dirigida por Frank Oz y acompañado por Steve
Martin.
La película era un remake de una comedia de 1964 dirigida
por el veterano realizador televisivo, poco
pródigo en el cine, Ralph Levy y que
contaba ni más ni menos que con Marlon Brando y David Niven que no pudieron
evitar que fuera un fracaso, a Brando no se le daban bien los intentos por
hacer comedia y el público no respondía a sus esfuerzos de cambio de registro,
recuerden aquella La casa de té de la luna de agosto. En cambio, David Niven sí
encajaba perfectamente en el género con su aire caballeresco, no hacía mucho
que acababa de interpretar el personaje de Sir Charles Lytton en La pantera
rosa.
Pero antes de contar con Caine y Martin, originalmente fue
un proyecto para Mick Jagger y David Bowie Después del éxito de su video
"Dancing in the Street" en 1985, los jefes de estudio buscaban un
guion para ponerlos juntos en una película y el guionista Dale Launer (Por
favor, maten a mi mujer, Cita a ciegas)se puso manos a la obra y sugirió un
remake de estos olvidados Dos seductores (1964) y adquirió los derechos de uno de los escritores originales, Stanley Shapiro. Pero durante el
desarrollo de la producción, Jagger y Bowie abandonaron, no había manera de
poder hacer encajar al primero, y Steve Martin y Michael Caine fueron
contratados como reemplazos.
El resultado fue una gran pareja cómica y aunque se calcaban escenas de la original, aquí funcionaba mejor la química entre el humor inglés y el americano. Se recogían distintas opiniones sobre quién estaba
mejor de los dos, Caine contestaba elegantemente: bueno, un crítico es una persona
como usted y como yo, unos dicen que Martín y yo formamos un gran equipo, otros
que Michael Caine roba el espectáculo a Steve Martin y otros que Steve roba el
espectáculo a Michael (…)El punto de vista de cada cual es muy subjetivo. De
hecho, lo que de verdad pasó en el rodaje es que nadie intentó robar a nadie
porque trabajábamos como auténticos compañeros y como amigos, además nos
conocíamos de antes, no se trata de robar el plano cuando tratamos de ayudarnos
el uno al otro.
La película es la historia de un elegante timador Lawrence
Jamison (Michael Caine) que vive feliz en la Riviera haciéndose pasar por un
príncipe destronado y sacándole el dinero a las señoras ricas hasta que invade
su territorio un bribón de poca monta y similares objetivos Fredy Benson, el
timador de altos vuelos decidirá entonces quitarse de encima la competencia,
pero no le quedará más remedio que aceptarlo como alumno hasta que la aparición
de una chica, Janet Colgate (Glenne Headly) la reina del jabón americano,
motivará una apuesta entre ellos, el primero que le saque 50000 dólares se irá
del pueblo.
Una de las peculiaridades de la interpretación de Caine es
que preparó su personaje para homenajear a David Niven, no pasó así con Martin
y Marlon Brando: “Pensé que era la manera, como él, en que quería encarnarlo. Recuerdo
que un día en el rodaje viendo salir el sol me quedé mirando la casa de David Niven
que quedaba cerca de allí, me sentí muy extraño el estar en aquel lugar después
de tantos años haciendo su papel, llevaba puesto el bigote de lápiz y el
cabello combinado y peinado hacia atrás” dijo en una entrevista.
Detrás estaba Frank Oz que había dirigido a Steve Martin en La
pequeña tienda de los horrores donde hacía el papel de aquel dentista sádico y
rockero, la carrera del director fue sumando una serie de comedias divertidas (¿Qué pasa con Bob?, Esposa por sorpresa, Bowfinger...) que animaron el papel algo decadente que sufría el género y su nombre dejó de sonar solo como el colaborador más estrecho de Jim Henson para "Los Muppets" ("Los Teleñecos").
Un par de
seductores supera a su precedente, aporta novedades que para todo aquel que no la
haya visto, mejor no comentar mucho. Tiene además una partitura de Miles
Goodman con un tema principal pegadizo y aportes jazzísticos que le imprimen
ritmo. No nos podemos olvidar de la actriz Glenne Headly, todo un talento para
la comedia, que había trabajado con Woody Allen en La rosa púrpura de El Cairo,
con Warren Beatty haciendo de su novia en Dick Tracy o en Sargento Bilko de
nuevo con Steve Martin entre otros muchos trabajos, desgraciadamente murió en el
2017.
Pueden ver la película a través de Filmin, así como la primera versión. También ambas están editadas en DVD, aunque actualmente descatalogadas.
Acercándose las Fallas e intentando pensar en alguna
película inexistente que las reflejara, lo más cercano que me ha venido era el
cine de Berlanga, así que esta semana repasaremos una de sus películas quizá
más infravaloradas, Calabuch. Nos situamos en 1956, fecha clave en la que
Berlanga y Bardem presentaban sus películas por separado tras constituir esa pareja
feliz, el segundo con Calle Mayor
En más de una ocasión he criticado en estas líneas el
reduccionismo tan típico de hoy en día de solo hablar de obras maestras,
incluso cuando no se habla de ellas se aplica tal término. Al hablar de
Berlanga se suele producir una disyuntiva: ¿Cuál es la mejor, Plácido o El verdugo? Y nos olvidamos de tantas otras que sin llegar a tal consideración son
notables: Vivan los novios, La escopeta nacional, La vaquilla, Calabuch... Sí, ¡Calabuch!,
probablemente, la gran olvidada de estas listas tan de moda últimamente.
Calabuch también era en parte menospreciada por su director,
“demasiado blanda” decía. No hay que hacer mucho caso de esto, todo director
siempre tiene una obra distinta en su cabeza de la que acaba rodando y es
lógico que acabe repudiándola. En cuanto la crítica hubo de todo, famosa es la (injusta y desproporcionada) frase que le soltó Truffaut: “Viendo esta película uno desea que la bomba
atómica caiga por fin, pero sobre la cabeza del director”, pero en general la
crítica fue buena.
Los carteles publicitarios de la época en los cines
invitaban a pasar dos horas en el pueblo “más feliz de la tierra”, la Oficina
Católica Internacional del Cine (OCIC) la premiaba en el Festival de Venecia,
en aquel año el premio a la mejor película del festival quedaba desierto, por
lo que este tuvo más relevancia y de paso sirvió para que la censura no actuase
mucho en ella.
A pesar de que hará casi siete décadas de su realización, Calabuch no ha perdido interés, decía el crítico de entonces del ABC, Donald, que todo era tomado con humor excepto la bondad y la paz. Lo más seguro es que ese pueblo no fuera ni mucho menos el paraíso, ya se encargaba el guion de decírnoslo por boca de la maestra, pero sí quedaba reflejada esa solidaridad de un lugar humilde con personajes entrañables. El momento en que se lanza el cohete y vemos las letras del pueblo emociona, y ya podía comentar Berlanga lo que quisiera, es uno de los momentos cumbre de su filmografía.
Calabuch contó con varios guionistas, la historia original
era de Leonardo Martín, el cual acabaría escribiendo guiones de películas con
cantante: Cuando tú no estás, La vida sigue igual, Los chicos con las chicas… Luego
encontramos los nombres de Florentino Soria, habitual co-guionista y llama la
atención el de Ennio Flaiano, inseparable de Fellini y que hasta Giulietta de
los espíritus participaría en sus guiones, pero en su haber hay grandes
comedias como esa Guardias y ladrones de Mario Monicelli, incluso trabajó con
Antonioni en La noche. El propio Berlanga también estuvo escribiendo el guion…
Cuando me sueltan la pregunta de Plácido o El verdugo a
veces contesto Calabuch. Ya no sé si queriendo o no, a Berlanga le salió
redonda la ironía, ya por comenzar tenemos a Edmund Gwen como protagonista, los
más cinéfilos lo recordarán como el Santa Claus en De ilusión, también se vive
(título que se amoldaría perfectamente aquí), pero es que el actor venía de
trabajar en La humanidad en peligro dando vida al Dr. Harold también en otra
particular lucha contra la radiación atómica.
¿Qué es exactamente el pueblo de
Calabuch? Nos lo podemos preguntar en cada visionado y reflexionar, ¿una
arcadia levantina?, ¿nuestro peculiar "Shangri-La"?, ¿una utopía?, ¿o simplemente un
retrato de esa España de 1956 que a pesar de los años sigue teniendo muchos
puntos en común e incluso hasta peores? En fin, la lista se haría eterna.
Lo que está claro es que en Calabuch hay los cimientos de la
obra berlanguiana, la solidaridad en grupo como sucede en el resto de su
filmografía fracasa, Berlanga haciendo uso del sarcasmo decía que eso lo
diferenciaba de Bardem ya que este al creer en el marxismo rechazaba tal
planteamiento. Jorge en un momento del filme dice que le gusta Calabuch porque aquí
cada uno hace lo que quiere. El director argumentaba que era su única
película por la que se le podía acusar de “escapista”, es una obra que tiene
varias lecturas, incluso la censura no cayó mucho en ella y eso que toca diferentes pilares de la época.
Sigamos visitando pues este amable, o quizá no tanto, pueblo
de Calabuch y fijémonos bien en cada rincón…
El Congreso de Viena fue una Conferencia internacional que
congregó a los representantes de los principales Estados europeos, desarrollado en la capital en 1815, con objeto de establecer la paz en el continente al
término de las guerras napoleónicas y resolver problemas de interés común. De
ella se escribió mucho, casi se diría que ahí están los cimientos de la crónica
rosa, desde que se celebraban a diario bailes que terminaban a altas horas de
la madrugada y en la que los delegados rivalizaban en el baile en busca de amoríos.
Pero, especialmente, dos personajes fueron los que más acaparaban la atención:
el zar Alejandro I y el príncipe Clemente de Metternich, ministro de relaciones
exteriores del Imperio Austríaco, su hija María Luisa fue esposa de Napoleón,
tal matrimonio de estado arruinó la débil alianza de por sí entre Napoleón y el
zar, por lo que acabaron siendo “enemigos íntimos”.
Ambos personajes tenían fama de mujeriegos, del zar se
escribió que llegó a asistir 40 noches seguidas a las fastuosas fiestas que se
celebraban en los salones. La ironía llegaba a tal punto que el príncipe Carlos
José de Ligné acuñó la frase de que el Congreso no avanzaba, sino que bailaba.
A pesar de tantos desmanes, salió un nuevo equilibrio
europeo que no fue del gusto británico y que favorecía sobre todo a Rusia,
entre esta y Prusia se repartieron Polonia, no obstante Metternich tuvo el
mérito de frenar los afanes imperialistas del zar Alejandro cuyas intenciones
eran quedarse con media Europa.
Tal Congreso fue objeto de una excelente comedia alemana en 1931 que
se llamó El congreso se divierte. Por desgracia, en el recuerdo queda más el
título que la película en sí, en ninguna plataforma está y la edición en DVD
hace tiempo que quedó descatalogada, aunque era una muy buena copia restaurada
en la colección “Orígenes del cine” editada por Divisa. Con todo el encanto de
la opereta alemana, la película supuso un bálsamo para el género del musical e
influyó en el que se hacía en Hollywood que resultaba entonces demasiado
estático, el mérito lo tiene Erik Charell, nombre muy olvidado, un director
teatral que había tenido grandes éxitos en revistas y operetas, y que supo
combinar el estilo de esta con modismos del teatro musical
estadounidense, con la esperanza de crear un estilo alemán más cosmopolita.
Charell sabía diferenciar bien entre teatro y cine, El
congreso se divierte es una gran prueba, todo estudioso del séptimo arte
debería verla y aprender de esa libertad de cámara y aprovechar cada plano.
Pero no solo en el apartado técnico brillaba, el argumento, en un principio
aparentemente algo ingenuo con Metternich y el zar jugando al perro y al gato, se
convierte en toda una delicia. La ironía empieza desde el primer momento,
frases con doble sentido y escenas implícitas muy en la línea de lo que fue el
“toque Lubitsch”, una de las que más me gustan es cuando los diplomáticos
están bailando y se muestra la sala de reuniones vacía, pero sus sillas se balancean,
Metternich aprovecha para anunciar ahí un asunto como aprobado y que la
decisión se ha tomado por unanimidad.
Sorprende ver a los actores tan expresivos recién salidos de
un cine mudo, Lilian Harvey en su papel de Christel, la vendedora de guantes
que le lanza un ramo de rosas al zar y que se confunde con una bomba, esto da
pie a todo el enredo amoroso y que tendrá su mejor momento en toda una
inolvidable secuencia donde monta en el coche que le lleva a la cita con el zar
interpretado por Willy Fritsch, se pone a cantar y hace el recorrido en un
plano luego bastante imitado. Encarnando al príncipe Metternich tenemos a
Conrad Veidt, quizá el actor que más conocemos por sus papeles luego de malo. Todo
ello ayuda a conseguir 90 minutos de total alegría, si alguien se siente triste, le recomendaría que acudiera a verla, será una buena medicina.
No pasó por alto el talento de su director en Hollywood, en
1934 dirigió Caravana para la Fox con Charles Boyer y Loretta Young, con música
de Werner Heymann y algunas canciones de Cole Porter, sin embargo resultó una
película fallida por la estética presentada que no convenció al gran público,
en su país se vio apartado por la llegada del partido Nazi ya que él era de
ascendencia judía, a ello hay que añadir que El Congreso se divierte no gustó nada
a Goebbles que la prohibió por la visión que daba de la nobleza y de los altos
mandatorios, o sea que otra razón más para verla. Y es que los personajes están
dulcemente ridiculizados, por ejemplo, el secretario de la embajada rusa
aparece gordo, dejado y algo desquiciado, su única misión parece ser concertar
citas entre el zar y la vendedora de guantes
En 1955 fue objeto de un remake que jamás he podido ver,
esta se presentó como la primera película austríaca en Cinemascope. Sí, en
cambio, he podido visionar la tercera versión realizada en 1966 por Geza
Radvanyi y con Curd Jurgens como el Zar Alejandro I, Lilli Palmer como la
princesa Metternich, cuyo marido es interpretado por Hannes Messemer. Salió
editada hace 5 años en DVD por esa empresa algo enigmática llamada “Mon Inter
Comerz” que aunque muchos la critican, es de las pocas maneras de tener accesible este cine. El problema
es que ha salido con el título horrible de Amantes y reyes, parece que tal
título fue idea para algún pase televisivo, aunque las pocas veces que se ha
emitido no llegó nunca a anunciarse así. La copia de tal edición respeta el formato, aunque en la portada indique 1:33.
No sé si porque me dio por revisar antes la primera versión,
encontré algo floja esta, lo cual no quiere decir que sea una mala película,
más bien que le cuesta arrancar. La historia varía algo, la trama resulta más enrevesada,
la acción empieza en un museo de cera que sirve para que su guía nos vaya
presentando a los personajes y volver hacia atrás. A o largo de sus 90 minutos
también tendremos otras introducciones como la del pintor que va describiendo
lo que ve, una aparición de Napoleón, alguna que otra broma, una cortina que
cierra cierta escena porque se nos dice que en el cine “actual” ya hay
demasiado sexo, etc.
Da la sensación de haber querido remarcar más la parte
técnica, vemos muchas persecuciones, tomas aéreas de Viena, mucho colorido, en España se estrenó en las Navidades de 1966, en Barcelona se despidió el año con ella en el olvidado cine Waldorf que ese año volvía a abrir sus puertas renovado y bautizado como Waldorf Cinerama…El
juego de como el perro y el gato entre el zar y Metternich no tiene la química de
la anterior, resulta más logrado el papel de Lilli Palmer y el papel de Paul
Meurisse como Conde Talleyrand que nos dice que los ideales políticos son como
el tiempo, siempre parece que van a cambiar. Quizá la mejor escena es la de
cuando el zar saca un mapa mientras está en la cama para ir poniendo nuevas
fronteras, remarca que es su método para coger el sueño, mientras otros cuentan ovejas.
A pesar de la diferencia que hay entre ambas versiones, su
visión también es agradable y simpática, en un momento determinado se sustituye
el vals por un baile “ye ye” de los 60, me hizo recordar a aquella versión de
La verbena de la Paloma de José Luis Sáenz de Heredia de 1963.
Siento no poder poner un enlace con la película completa y subtitulada, en determinadas bibliotecas de algunas ciudades pueden encontrar el DVD. A la venta y a precios elevados aun encontrarán alguna copia, si la hallan, no lo duden y guárdenla bien.
Aprovechando la proximidad de la noche de los Oscars, no
está de más recordar los 40 años del primer Oscar a una película española,
el 11 de abril de 1983 lo ganaba Volver a empezar, su director vestido con un
smoking blanco lo recogía y decía que desde niño soñaba con ese momento y que
los sueños, a veces, se convertían en realidad.
Aquel año había varios títulos que sonaban para que optara
al premio a la mejor película de habla no inglesa, estaba Demonios en el jardín
de Manuel Gutiérrez Aragón, La colmena de Mario Camus y con menos posibilidades Antonieta de
Carlos Saura. Según explica Garci “los partidarios de La colmena, para no
votar a Demonios en el jardín, votaron a Volver a empezar, y al revés. De
rebote, salimos nosotros.”
La película se había estrenado en Arango (Gijón) el 11 de
marzo de 1982, el estreno en Madrid fue en el Coliseum, sin embargo, pasó
bastante inadvertida. Una de las razones fue su coincidencia en cartel con En
el estanque dorado, película que retrataba también un romance otoñal.
He visto Volver a empezar en innumerables ocasiones, me encanta
y con el paso del tiempo creo que ya se puede considerar un clásico. Ya desde
el comienzo con esas imágenes otoñales y serenas de Gijón que contrastarán luego
con las de un San Francisco activo, que no hacen sino decirnos que la vida
sigue. La mirada profunda de Ferrandis viendo el mar, el cine Robledo, el
estadio del Molinón, qué gran actor era, en pocos minutos penetramos en su
interior.
Y ya no hablemos de escenas maestras como la de la charla entre él y
José Bódalo en la que le dice por qué ha regresado, según Garci este fue uno de los
momentos clave para que le dieran el Oscar. Pero hay muchas más, siempre que la
veo pienso si ella sabe de verdad lo del cáncer, la escena en el aeropuerto es
de una emotividad inmensa, a la altura de ese cine de LeoMcCarey que tanto
admira.
Pero más que analizar la película, vamos a viajar en el tiempo
y recoger lo que decía la prensa y cómo sentó el premio. Hubo de todo, incluso
más positivo que negativo en un primer momento, creo que la concesión de la estatuilla no sentó
demasiado bien a determinadas corrientes y desde ese momento el cine
de Garci fue bastante despreciado por una parte de la crítica, ello provocó cierto parón y que se
concentrase más en la serie para TVE Historias del otro lado. Una verdadera
lástima porque después de Volver a empezar y rodar la secuela de El crack, tanto Sesión continua (1984) y
Asignatura aprobada fueron otras dos notables películas y aprovecho para pedir
que se editen. Por suerte a mediados de los 90 volvió y nos ha seguido ofreciendo
buen cine.
En la prensa de aquel 1982 podíamos leer esto:
En "El País" del 14 de marzo de 1982 se recogía una crónica de José
Manuel Vaquero: Volver a empezar, película que
toma el título de una melodía de Cole Porter es la historia de la recuperación
del encanto de la fe en la vida y en el ser protagonizada por dos personas
mayores
En la presentación
los autores Garci y Ángel Llorente homenajean a la generación de los jóvenes de
los años 30, “El tema no está de moda, pero los españoles no podemos
permitirnos el lujo de ser pasotas y debemos hacer frente al futuro como
Antonio y Elena sintiéndonos jóvenes por dentro,la música de Cole
Porter refleja el espíritu vitalista de esa generación que invita a los
españoles de hoy a volver a empezar, después de tanto tiempo perdido”
En "El noticiero universal" del 19 de marzo de 1982, Jorge
de Cominges escribía: "José Luis Garci utiliza la música con sensibilidad
cinematográfica, se vale de las panorámicas con singular elegancia y cuaja los
diálogos de frases aptas para el lanzamiento publicitario y el recuerdo
inolvidable. Todo ello, claro está, dentro de la más pura tradición del cine
americano, esta solidez de su labor artesanal queda a veces empañada por
ciertos tics en él habituales como el afán por citar marcas y lugares conocidos
que proporcionen al espectador un cierto sentido de complicidad o una peligrosa
tendencia-conversación telefónica con el rey- hacia el chiste redundante."
Respecto a esta escena, Garci decía lo siguiente en "El Periódico" del 23 de marzo de 1982: "en cuanto a la voz del Rey, yo creo que hay que
tomar partido y decir que Juan Carlos es la persona idónea para que las cosas
funcionen en España y recordar que está allí desde el 23 de noviembre de 1975 y
la verdad es que tenemos que preguntarnos dónde estaríamos después del 23 F si
no llega a ser por el Rey".
Conviene recordar que la película fue rodada entre octubre y
noviembre de 1981, el año del fallido Golpe de Estado ocurrido el 23 de febrero.
En "La Vanguardia" del 21 de marzo de 1982, Ángeles Maso redactaba: "de limpia factura como le gusta a Garci, plano contra plano, encuadres
explícitos, panorámicas suaves y elocuentes. Comedia sentimental que desafía al
tiempo".
Ruiz de Villalobos en el "Diario de Barcelona" el 23 de
marzo de 1982: "la serena madurez fílmica y evidentemente humana, en la que está
entrando de forma progresiva Garci, queda reflejada en la serenidad que preside
Volver a empezar. La aridez del tema, su melodramatismo a priori podía hacer
pensar en algunos momentos de desmadre, nada de eso, todo el film está medido,
sabiamente dosificado en todo momento, la película tiene un ritmo interior
equilibrado y medido que va introduciendo al espectador en ese drama tan humano,
tan real, tan sencillo, tan cotidiano, tan de todos."
En el ABC del 31-3-82, Pedro Crespo la alababa
también: "historia desesperanzada con esperanza, Volver a empezar tiene como
base fundamental, junto a un eficiente ritmo narrativo y un paisaje asturiano
excelentemente fotografiado, a un cuarteto de actores que han sabido dar otras
tantas lecciones magistrales de su trabajo."
Pero entre medio de buenas críticas, se hallaba una muy
negativa y más por ser del gran José Luis Guarner en "El Periódico de
Cataluña" del 31 de marzo de 1982: "postales turísticas, música insoportablemente
acaramelada que incluye Begin the Beguine, el tema inmortal de Cole Porter y
largas, largas secuencias coloquiales, que se pretenden llenas de “feeling”,
jalonan su recorrido reluciente como un parquet, translúcido como una gelatina
que remata en un voluntarioso texto de
agradecimiento, la gran especialidad del director, a una generación suspendida ¿otra
alusión a Asignatura pendiente? por la guerra civil. El conjunto acredita
consolidarse como el primer artista en sollozo contenido en nuestro cine."
A pesar de excepciones notorias como esta última, la crítica
fue más bien buena, no así con el Oscar, el diario "El País" no ocultaba cierto disgusto en un entonces sorprendente editorial el 13 de abril de 1983
que mejor sería llevar a un curso de ética periodística por sus contradicciones:
Esta es la primera vez en cualquier caso que un
largometraje en castellano -de cualquier nacionalidad- recibe el premio de
Hollywood. Doble motivo de satisfacción para José Luis Garci y mayor causa de
meditaciones para la Academia que concede los premios, pues sin depreciar el
mérito de Volver a empezar, hay que decir que la filmografía en nuestra lengua
tiene obras muy superiores a la ahora galardonada, y guionistas y directores
más cuajados. En cualquier caso bienvenido sea el premio, que repara en la
persona de Garci las injusticias o carencias cometidas con los otros
realizadores y que sin duda tiene una proyección específica cara a los
castellanoparlantes de los Estados Unidos, y una justificación ideológica
acorde con los sentimientos moderados de la Academia.
Pero más duro en el mismo diario fue Ángel Fernández Santos
en un artículo titulado “Las paradojas de volver a empezar” el 23 de abril de
1983:
“La masiva repercusión,
casi con caracteres de acontecimiento cultural máximo en la radio, en la
televisión y en la prensa escrita españolas del Óscar obtenido por un filme,
que meses antes fuera acogido por esos mismos medios con tibieza y parquedad,
cuando no, con hostilidad, es un indicio desde mi punto de vista, un poco
ingenuo, un mea culpa entonado indirectamente por quien siente que ayer se
pilló los dedos y hoy quiere ocultar la mano como si así arreglara un entuerto
que en rigor no existe. Y he aquí la paradoja, se otorgan por decreto
hollywoodiense toneladas de incienso a una obra cinematográfica a la que antes
se sometió al ayuno del pan y la sal y, sin embargo, irremediablemente Volver a
empezar sigue siendo la misma película mediocre ahora que hace 6 meses.
Hollywood va a abrir las puertas del mundo al filme, pero no va a aumentar ni
un solo gramo en su calidad con tal fin. A mi juicio, este con Óscar o sin él, es una obra artificiosa, pequeña y superficial, que no va a ocupar ningún lugar
significativo en la historia del cine y la cultura españolas a las que nunca
fue destinada por sus creadores que se limitaron a pergeñar un producto
cinematográfico estereotipado de factura digna, solvente. vendible y nada más”
Lo cierto es que mientras se producían estos debates, la
carrera comercial en EEUU iba bien, en "La Vanguardia" del 9 de agosto de
1983 podíamos leer: “ha sido una de
las películas españolas que más dinero ha ganado en taquilla en los Estados Unidos,
aun careciendo de datos concretos, su permanencia en la cartelera ha sido muy
superior a cualquiera de las películas de Saura, el único director español que
goza de cierta audiencia nacida con el éxito de Cría cuervos, gran parte de
esta bonanza comercial se debe a la distribución y promoción de la Twenty Century
Fox que creyó en el film desde el primer momento, mucho antes de que ganara la
famosa estatuilla. En los últimos 4 años tan solo 5 películas españolas, además
de la mencionada Volver a empezar, han llegado a estrenarse comercialmente en
Los Ángeles y ninguna ha sido un éxito de taquilla: 3 Sauras, Mamá cumple 100
años, Dulces horas y Bodas de sangre, El nido de Jaime de Armiñán, puesto que
estuvo nominada para el Óscar y Ópera prima, de todas ellas tan solo Bodas de
sangre aguantó más de una semana en cárcel."
Es una pena que la concesión de un premio provoque muchas
veces sentimientos de esos que nada tienen que ver con la valoración objetiva
ante una obra. Creo, como decía al principio, que el cine de José Luis Garci
nunca ha sido valorado como merece y particularmente esta película. Animo a mis lectores más jóvenes que la descubran, a pesar de lo poco que se habla de ella. Creo que a más de uno, un visionado sin prejuicios les puede deparar una muy
agradable sorpresa. Tal efeméride merecería una reposición en pantalla grande.
Esta semana he ido a ver Los Fabelman de Spielberg, gran
acierto el del director al evocar su infancia con aquella primera vez que fue
al cine para ver El mayor espectáculo del mundo de Cecil B.DeMille, a aquel
niño le impactó la escena del tren y la quiso rodar con uno de juguete, de ahí salió su pasión por querer hacer cine.
Personalmente, le tengo mucho cariño a aquella película, la cual ya me viene de infancia, mi abuela y mi madre me contaban que la iban a ver a un cine de
reestreno en el barrio de Gracia de Barcelona que se llamaba Comedia (no confundir con el del Paseo de Gracia). Por la descripción que
recuerdo, era una sala muy modesta, pero aquello no era tenido
en cuenta, la magia del cine hacía olvidar sus pobres condiciones y el recuerdo de poder tener contacto con el séptimo arte es lo que perduraba. La ilusión con la que recordaban siempre el espacio quizá me hicieron aficionar a querer las buenas películas y el cariño por el recuerdo de mi barrio.
La nostalgia para nada es mala siempre que la sepamos dosificar, a pesar de que, como su etimología indica, hay dolor. El cine de Spielberg siempre la ha utilizado y con gran sensibilidad, en una reposición de ET, la sala era un valle de lágrimas. En Los Fabelman ha querido autobiografiarse y reivindicar ese cine que tanto le marcó.
Sus películas han sido siempre un gran antídoto contra la
decadencia que el cine ya presentaba en los 70 cuando la televisión le iba ganando batallas, aunque no la guerra.Ver Tiburón en una pantalla grande no era lo
mismo que en televisión, recuerdo cómo se reflejaba aquel azul en la sala donde
la vi, el impacto y el suspense que suponía... O luego con los Indiana Jones que evocaban una película de aventuras de cine de barrio que se llamaba El secreto de los
incas con un Charlton Heston vestido igual que aquel Harrison Ford, largas colas y ganas de que se estrenara, a los de mi generación les marcó, y a las anteriores también, era reivindicar ese cine que tanto nos entretenía y que no estaba reñido para nada con el de autor.
Precisamente, si hay un director de cine clásico con el que
más se le puede comparar es con Cecil B.De Mille y su manera de concebir el
séptimo arte como un auténtico espectáculo, acuérdense de la frase que siempre
soltaba: "La película ha de comenzar como un terremoto e ir a más” De Mille distraía y a la vez proporcionaba obras notables, aunque para los más puristas tal
vez no fuera un autor, sino un artesano, algo que también le pasa al director
de ET. Pueden leer el especial que le dediqué en este enlace: http://nosinlostitulos.blogspot.com/2021/01/cecil-bdemille-el-hombre-que-convirtio.html
Hace unos días el
director le agradeció a Tom Cruise el empeño de que la secuela de Top Gun no
fuera directamente a las plataformas, sino que se estrenara al cine: “Salvaste
el trasero de Hollywood. Y es posible que hayas salvado la distribución en
cine. En serio.(Top Gun) Maverick tal vez salvó a toda la industria del cine” https://youtube.com/shorts/Fsw7ycDsjjg?feature=share Y es que
Spielberg sabe muy bien por dónde van los tiros, mientras en las redes, cierto
cambio de tarifa en una plataforma provoca llantos, otros en cambio seguimos
yendo al cine con la esperanza de que este séptimo arte vuelva a resucitar, ya que si este muere, lo otro también, y
con Los Fabelman podremos opinar si nos gusta más o menos, pero hay algo que no
cabe duda cuando acaba la película y es decir: ¡Gracias Spielberg!
El pasado viernes fallecía Carlos Saura, la casualidad quiso que el mismo día coincidiera con la muerte de Hugh Hudson, el director de Carros de fuego. Del segundo apenas se habló, su filmografía fue como una gaseosa, tras su oscarizado film le llegó otro gran éxito Greystoke, la leyenda de Tarzán, el rey de los monos, sin embargo un año después fracasaba estrepitosamente con Revolución, filme sobre la Independencia de los EEUU que contaba con un reparto encabezado por Al Pacino, Donald Sutherland o Natassja Kinski, incluso provocó que su actor principal se retirase momentáneamente del cine hasta Melodía de seducción.
Hudson siguió, pero en un segundo plano, algunos documentales o películas anodinas como Nuevos rebeldes en 1989.
Más de uno estará pensando por qué me pongo a hablar de Hudson y no de Saura, pido calma ya que todo tiene una relación. Volvamos a la fecha donde lo había dejado, empezaban los 90 y al cabo de dos años los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, alguien pensó de nuevo en Hudson y lo contrató para que filmase la película oficial de las Olimpiadas teniendo en mente su oscarizada película, que a pesar de la decadencia de su filmografía, seguía bien viva en la memoria colectiva.
El director aceptó, pero al cabo de un tiempo renunció al no aceptar que le impusieran técnicos españoles que no eran de su confianza, él solo dirigiría con los suyos. Había que buscar otro nombre y el elegido fue Carlos Saura, nombre propuesto por el coproductor del filme Andrés Vicente Gómez tras una reunión del Comité Organizador Olímpico de Barcelona (COOB).
Para Saura fue una sorpresa, pidió el guion y dos días para pensárselo. El guion llevaba por título Marathon (Las llamas de la paz) y estaba escrito por Melvyn Bragg que contaba en su obra con Isadora, La pasión de vivir o Jesucristo Superstar. Estaba concebida como una mezcla de documento y de ficción, se pensó en Sean Connery y Antonio Banderas para el reparto, su presupuesto era de unos 900 millones de las añoradas pesetas.
El 14 de julio de 1992 y tras el sí de Saura, este se puso a trabajar en ella, la rueda de prensa para hablar del rodaje fue multitudinaria, la prensa llegó a comparar al director con una estrella hollywoodiense por su recibimiento y la expectación creada con esta película. Pero poco a poco se fue desinflando el proyecto inicial, el director dejó bien claro que el guion leído era “muy complejo y laborioso”, que no contaría con Sean Connery porque “la apariencia física de un actor tan conocido destruiría toda la continuidad narrativa. Vendría a ser un número de circo innecesario”. El director aragonés se mostraba enfadado ya que la "Asociación Catalana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales" criticó su elección, en una nota se podía leer que Saura era “un director de tipo intimista que había fracasado cuando había pretendido filmar temas más épicos”. Tal nota provocó la dimisión del director del "Instituto de Cine Catalán", Joan Antoni González.
La estructura del guion reescrito estaría formada por una serie de historias paralelas iniciadas por Filípedes, soldado griego que tras recorrer 42 kilómetros para anunciar la victoria de su ejército sobre los persas, murió. Reiteró que no necesariamente toda la película sería sobre deporte, quería también enfocar el esfuerzo de Barcelona para la organización de los Juegos. Descartó también que otros actores salieran por la misma razón que había rechazado a Connery y desveló que esta había sido su condición para aceptar dirigirla: "Se trata de una película sobre los Juegos y en la que se pretende destacar el esfuerzo y la vida muy solitaria de los corredores del maratón”. No obstante, la película podía variar porque se tenía que ceñir a solo 100 minutos y la cantidad de metraje tendría que ser forzosamente manipulado, incluso llegó a decir que se planteaba rodarla en blanco y negro porque criticó que las mejores imágenes las tendrían las televisiones, ya que estas ocuparían mejores lugares para filmar y que tendría que recurrir a lo que no se muestra como los momentos de descanso, la preparación física, etc.
La verdad es que Saura se encontró con una buena prueba, la de querer filmar una película de autor cuando se pretendía algo más comercial, incluso la productora se empeñaba que diera vuelta atrás y aceptara a Antonio Banderas, pero tal y como dijo Andrés Vicente Gómez: "Saura es muy aragonés y no cambiará de opinión". En cada rueda de prensa le preguntaban lo mismo, incluso en una le sugirieron filmar a algunas de las estrellas hollywoodienses que estaban en Barcelona viendo los juegos: "Prefiero filmar una entrevista con un atleta que con Jack Nicholson. No ruedo un filme de sociedad”
Saura se mostró sorprendido con "La fura dels Baus" que calificó de fantásticos y extraordinarios y que recrearían la batalla entre persas y griegos que supuso la revelación de Filípedes. Zanjó la polémica de las imágenes y el conflicto con las televisiones asegurando que estaba satisfecho con lo que estaba obteniendo. Insistía en querer reflejar su preocupación por el ser humano: “el deporte es una cosa muy bárbara, algo animal, porque la gloria está en función de décimas de segundo, el que llega antes es el que corre más. También por eso, creo que tiene mucho de infantil” También aprovechaba para reflexionar sobre el papel del cine: “parece que el cine tiene una simplicidad infantil, falta ansiedad para hacer una película, es una sensación que no puedo explicar, está moribundo contar las mismas historias, prefiero a alguien que cuente algo, aunque sea imperfecto, pero que de verdad lo sienta y exprese. Me molestan los guiones de hierro, las películas en las que ya sabes lo que va a pasar”.(…) “El mundo del cine como el de la literatura pide esfuerzo y dedicación, que marque la diferencia con la mediocridad y el aburrimiento que nos ofrece el mundo de la televisión, el cine ha de ser inteligente y sensible ante la superficialidad actual que nos ofrecen los concursos baratos y los culebrones malos, que sea la base de nuestra cultura moderna y también de nuestra existencia”
Llegó el mes de septiembre del 92 y el director anunció que el rodaje se alargaba hasta finales de año mientras presentaba su documental Sevillanas en Venecia: "hoy estamos en lo que se podría denominar una segunda fase, primero rodamos imágenes documentales de los juegos y esto lógicamente está acabado. Además de todo el material rodado, que será muy difícil de montar, tenemos a nuestra disposición las imágenes de la maratón que aparece en todos los anteriores filmes olímpicos. No me interesa tanto la figura de los ganadores como la de los otros atletas que participaron. Antes de la carrera, los expertos me diseñaron los favoritos y ninguno ganó, viajaremos a diversas ciudades del mundo para entrevistar y filmar a varios atletas".
Sin embargo, las fechas no fueron como dijo y Saura interrumpió el montaje en noviembre del 92, lo justificó porque tenía comprometido, antes de aceptar la dirección de Marathon, el rodaje de Dispara, coproducción hispano-franco-italiana, aseguraba tener ya más de la mitad del camino recorrido, lo que le faltaba era decidir por dónde iba a ir el largometraje porque “todavía estoy un poco abrumado ante la cantidad de material, sobre diez horas de montaje que es a lo que quiero reducir todo lo que tengo, haré una segunda reducción para obtener una hora y cuarenta minutos que será la duración aproximada del largometraje".
Puntualizó varios cambios efectuados hasta el momento, decidió incluir una voz en off que apoyase las diferentes partes de que constaba el filme, quedaba en una incógnita la participación de la Fura dels Baus que Saura daba como segura en agosto: “no lo tengo claro ahora, debo visualizar todo para comprender lo que quiero hacer, que es algo más que un documental, pretendo opinar sobre lo que he visto en Barcelona, el material es tan rico y abrumador que no sé aún cómo canalizaría mi colaboración con con La Fura, necesito reflexionar para completarlo todo. En cualquier caso, queda la intención primera de no llevar a cabo una historia épica ni grandilocuente, sino un filme formalmente extraño en el que se mezclarán, sin pudor, vídeos, fotografías e imágenes documentales para hablar de lo que duele y conmueve”
Andrés Vicente Gómez
Empezábamos el 93 y vino otro problema, Andrés Vicente Gómez anunciaba en marzo que paraba la película por falta de subvención. El productor había solicitado 85 millones y, al ser rechazados, paró en secreto la película, la carta que envió al ministro aseguraba que no había recibido dinero del COOB, tan solo facilitar el trabajo al director. Esta fue solo una de las múltiples aclaraciones que se tuvieron que hacer, varios miembros del comité de selección de subvenciones se opusieron a la concesión de la ayuda ya que no estaba muy clara la financiación en la que habían colaborado Iberoamérica Films, Ovídeo y Lola Films. Gómez dijo que llevaba gastados 400 millones y le faltarían unos 100 para poder acabarla.
El consejero delegado del COOB Josep Miquel Abad tildó de incomprensible que el Ministerio de Cultura no diera la subvención, el ministro Solé Tura achacó a los representantes catalanes en el Comité asesor de ayudas a la Cinematografía del ICAA el rechazo, estos en una nota dijeron que el proyecto de Marathón fue rechazado de entrada por el grupo de trabajo de guiones del comité por defectos de forma en el guión presentado, ya que no se ajustaba a lo rodado, y no por el grupo encargado de proyectos catalanes de acuerdo con los criterios de evaluación establecidos por el ICAA.
Finalmente el culebrón acabó con la subvención dada en junio y el ministro explicando que la no concesión fue por causas burocráticas, pues la petición formal no se ajustaba al reglamento.
La película finalmente se acabó y se anunció el estreno el 25 de julio de 1993 coincidiendo con el aniversario de los JJOO. Andrés Vicente Gómez aseguró que esta vez Marathon recibió la ayuda ministerial por sus protestas de hace unos meses y porque la productora había presentado como domicilio social de la cinta el de Madrid y no el de Barcelona porque en la anterior ocasión eran dos miembros catalanes de la Junta los que se oponían para que hubiera otras películas catalanes subvencionadas, puntualizó que a pesar de la subvención no recuperaría la inversión. Habría un preestreno en Lausana el 22 de junio que contaría con Juan Antonio Samaranch y Pasqual Maragall. La carrera comercial del filme no sería hasta después del verano.
Vino el prestreno y hubo opiniones más bien frías, unos alababan la belleza formal de las imágenes, pero se echó en falta la ausencia de muchos deportes y especialmente del espíritu ciudadano. Saura explicó dicha ausencia argumentando que la repercusión de Barcelona 92 estuvo machacada por las transmisiones televisivas y razonó su preferencia por el atletismo debido a que es un deporte que él practicó y que es en su opinión el que mejor reflejaba lo que eran los juegos.
Tal frialdad en las opiniones motivó que se solicitaran modificaciones para el estreno que tendría lugar el 25 de julio en el Palau Sant Jordi de Barcelona, se obligaba al director a que aligerara al menos en 10 minutos la parte que se dedicaba al atletismo e incluir por sugerencia del COOB el tema “Amigos para siempre”. El presidente de la Federación catalana de natación David Moner declaró que estaba claro que “Saura era de secano” visiblemente molesto al no incluir apenas imágenes de la piscina olímpica.
La reacción del director fue negativa al decirle que tenía que cambiar la película, aunque al día siguiente admitía la posibilidad de aligerarla.
La reacción del público en su estreno fue fría, Saura dijo no sentirse afectado por determinados comentarios, en el plano de la política, el presidente de la Generalitat Jordi Pujol, destacó que la cinta le había permitido revivir lo que pasó hacía un año y disfrutar todavía más de la ceremonia inaugural y que reflejaba los aspectos humanos de los deportistas, el alcalde de Barcelona Pasqual Maragall evaluó que la cinta era de gran profundidad sobre todo por el reflejo de la victoria y la derrota, pero encontró a faltar la ciudad, el ministro de Comercio y Turismo Javier Gómez Navarro destacó que la producción le había gustado más en esta versión que en la que había visto en Lausana: el recorte de escenas había beneficiado porque con la inclusión de otras se resaltaba la epopeya y la lírica del deporte", el portavoz del grupo popular Alberto Fernández Díaz reiteró que era una película excesivamente larga y que no recogía el calor humano de una ciudad que se volcó en el evento olímpico.
Los diarios reflejaban la decepción con el filme: Un documento sin ideas innovadoras titulaba Quim Casas en "El Periódico" que había defendido al director desde el principio, el "Avui" cargaba duramente, su crítico Joan F. Molina escribía que la impresión que daba era la de una competición de atletismo entre EEUU y el Estado español en una ciudad donde solo se habla en castellano, “Marathon inútil” escribía Àlex Gorina en la "Guía del Ocio", el crítico fue duro con el cineasta: “Hace años que no se sabe qué historia nos está contando, ni lo que le interesa y Marathon es el perfecto símbolo de su despiste integral"
Andrés Vicente Gómez defendió que tanto Pasqual Maragall como Joan Antoni Samaranch habían hablado bien de la película y calificó de paletos a los miembros de la Asociación de Productores Catalanes en el Festival de San Sebastián que criticaron la elección del director. Saura suavizó el enfado del productor y argumentó la ausencia de la ciudad: "Para mí, Marathon es un acto de amor a Barcelona y creo que Barcelona está presente en cada metro de la película. Es una ciudad que quiero y encontré en ella toda la colaboración. Ahora bien, un documental sobre la Barcelona que vivía los JJOO sería otra cinta" y advirtió sobre los peligros de "los chovinismos".
Pero la polémica siguió acompañando a la película, problemas en la distribución que no creía en su comercialidad impidieron su estreno en cines, TVE la emitió al cabo de unos meses, lo cual provocó que el Ministerio de Cultura amenazara con quitarle la subvención, hubo otro cruce de acusaciones en los que Andrés Vicente Gómez aseguraba que aun no la había recibido y la tele pública se defendía diciendo que había pagado 150 millones a la productora por emitirla y que en el contrato no especificaba nada de cuándo se tenía que emitir.
Con este post, he querido homenajear a Carlos Saura, ya que creo que refleja muy bien lo que un cineasta de autor ha de soportar. La película al cabo de 30 años está completamente olvidada, ni se cita su trabajo que podría gustar o no. Apenas he encontrado imágenes de ella en el Youtube. Se puede ver entera en: